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Amor De Oportunidad por Nessa Yaoi Uno

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Amor De Oportunidad

 

 

     La frontera entre Konoha y Suna, como a cien metros de la línea divisoria, donde termina el exuberante bosque y comienzan las ardientes arenas, dos ninjas esperan al mensajero que deberá entregarles un documento de suma importancia.

- ¿Por cuánto tiempo más tendremos que esperar? Esto es muy aburrido – se quejaba el ninja de ojos azules y ropa naranja.

- ¿Y qué quieres que yo haga? Al menos estamos en la parte fresca del asunto – contesto el moreno cola de caballo refiriéndose al lado boscoso.

- ¿Qué no podían mandarlo como de costumbre? Vaya que a la vieja chiflada le gusta molestar, y sobre todo a mí – refunfuñaba el rubio.

- También estoy aquí, ¿Recuerdas? ¿Acaso crees que eres el centro del universo? – mirándolo fijamente.

- No, pero si el centro de sus bromas y frustraciones – decía mientras se tumbaba sobre la hierba.

- Si te tranquilizas hare algo bueno para pasar el tiempo – acercándose al ojiazul – Pero debes prometerme que te quedaras quieto haga lo que haga – sentándose sobre sus muslos.

- Oye, espera… ¿Pues qué clase de juego es ese? – sorprendido ante la acción del Nara.

- ¿Qué, ya te acobardaste? Que mal – apoyando sus manos a los lados de los brazos del Uzumaki – Este es mi juego favorito y… hace tiempo que quería jugarlo contigo, Naruto – poniendo su mano en la entrepierna del otro.

- Hey, ¿D-Dónde estás tocando? Detente… - levantando un poco su torso del suelo y apoyándose en sus codos.

- Oh, vamos, ¿Vas a decirme que nunca te has tocado a ti mismo? Tienes quince por dios santo – dijo el moreno sin dejar de masajear sobre la tela.

- C-Claro que si… - con sus ojos muy abiertos – Pero esto es…  – poniendo su mano sobre la del moreno como intentando detenerlo.

- Solo imagina que es tu propia mano  – apartando la del rubio – Ya verás que te hare sentir muy bien, no te arrepentirás – desabrochando el pantalón del ojiazul.

     El Nara le bajo la prenda hasta las rodillas, luego se quito su propio chaleco y lo tiro a un lado, acaricio con la yema de sus dedos el palpitante y erecto miembro del rubio para después envolverlo con sus dedos, comenzó un movimiento lento arriba y abajo que hacía que el ojiazul se estremeciera de pies a cabeza.

     Shikamaru observaba, con mucha atención, todos y cada uno de los gestos,  en el rostro del rubio, producto del placer que estaba sintiendo, lo que hacía que su propio placer se incrementara al mirarlo morder sus rosados labios con tanta avidez, contemplando el panorama decidió…

- Toca el mío también, Naruto – atrayendo la mano del rubio hacia su entrepierna.

     En un principio las manos del ojiazul temblaban por el nerviosismo, el moreno apuro el asunto desabrochando y bajándose el pantalón el mismo, de nuevo atrajo la mano del Uzumaki para que agarrara su pene hinchado y totalmente dispuesto.

- Sabes lo que tienes que hacer, ¿O no? Vamos… - incitando al otro.

- No me creas tan mojigato, yo también hare que te sientas realmente bien – empujando al otro contra el suelo – Déjame mostrarte como – tomando el pene del moreno y metiéndoselo en la boca, los suspiros del Nara se hicieron altamente sonoros.

- Tienes una boca deliciosa… Naruto – sintiendo como su miembro era lamido y succionado tan eficientemente, cosa que de inmediato lo puso a pensar – Lo haces muy bien, ¿Dónde aprendiste,  o mejor dicho… con quien? Dime – sintiendo celos que no creía tener.

- Para serte sincero… lo he hecho muchas veces, pero no tengo que decirte con quien – metiendo la punta de su lengua en el orificio del pene del moreno.

- Aguarda – tomando la barbilla del ojiazul - ¿Quieres decir que con tu boca tú… que tan lejos has llegado? Cuéntame – sintiendo que su pecho ardía como una antorcha.

- Tampoco tengo que contestar eso, cállate y concéntrate en el ahora, baka  – mirando a los ojos negros.

- ¿Quieres decir que aun no has tenido sexo propiamente dicho?  – recostando de nuevo al rubio.

- ¿De qué te serviría saber eso? Solo disfruta el momento y listo – no queriendo escuchar preguntas de las que se sentía avergonzado de responder.

- Cierto “Pero lo averiguare de todas formas, pero en este momento…” – rozando su pene con el del ojiazul – Masturba ambos  con tus manos, así… delicioso ¿Puedo besarte? Mírame – pregunto juntando sus bocas sin esperar  permiso.

     El beso se torno frenético y alocado, los pensamientos del ojiazul volaron hasta perderse en lo más profundo de su mente, hacia esfuerzos por concentrarse en lo que hacía, pero el placer no lo dejaba hilvanar nada en su mente, su cuerpo había tomado el mando dejando incapaz a su cerebro para comandar todo el resto de su anatomía.

      Por otro lado, el Nara se había abandonado a lo que sentía en el momento, y el resto desde que había puesto sus ojos en el rubio de ojos azules y atrayente personalidad, a pesar de lo que muchos pensaran sobre él.

- Más rápido… Ah, Ah… eso es… si – jadeaba el Nara casi llegando al clímax.

- Shika… maru… - acelerando los movimientos de sus manos alrededor de ambos miembros.

- No… te detengas… Ah… - rodeando con uno de sus brazos el cuello del rubio para un beso mucho más profundo.

     Entre suspiros y ahogados jadeos a causa del contacto de sus bocas, ambos se derramaron murmurando el nombre del otro, el Nara se dejo caer exhausto por la excitación sobre el pecho del rubio, jamás una masturbación lo había hecho sentir tan pleno y satisfecho, y aunque quería más, decidió que aquello estaba bien por el momento.

- Shikamaru, ¿Podrías levantarte? Pesas – dijo el ojiazul después de recobrar el aliento.

- Que poco romántico eres – apoyando sus manos a ambos lados de la cabeza del rubio y mirándolo fijamente.

- ¿Romántico? Lo que acabamos de hacer fue solo entretenimiento… eso es todo – dijo apesadumbrado y echando al moreno a un lado.

- Eso no es… - murmuro el Nara apretando sus puños.

-  Al fin – se escucho una voz desde una rama sobre ellos.

- ¡Kankurou! Oh rayos… ¿Cuánto llevas parado ahí? – pregunto avergonzado el ojiazul subiéndose rápidamente sus pantalones.

- Lo suficiente, no quise interrumpir su… ya sabes – sonriendo de medio lado.

- No es lo que parece… - poniéndose rojo hasta las orejas y dándole la espalda al Sabaku.

- ¿Te refieres al clima… o a su sesión de diversión? Llámame loco sí quieres, pero me pareció que lo disfrutaste bastante – saltando de la rama donde estaba parado – Debiste ver tu rostro, jamás imagine que te vieras tan sexi a la hora de…

- ¡Sierra la boca! Llegas tarde - murmuro el rubio apretando sus dientes.

- No te enfades, no estoy burlándome de ti ni nada parecido,  también me gustan ese tipo de cosas – refiriéndose al sexo con hombres.

- ¿Qué hay con la encomienda? Debemos volver rápido a Konoha – dijo el Nara más serio que una tumba, no le gustaba para nada la conversación hasta el momento.

- Cierto, ya hemos perdido bastante el tiempo esperando – asevero el rubio sin mirar a ninguno de los otros dos.

- Aquí tienen – entregando el mensaje para la Hokage – Fue un gusto verte de nuevo, Naruto – dijo el Sabaku al pasar al lado del ojiazul – Ah, se me olvidaba… - agarrando por el cuello al Uzumaki – Esto es de parte de Gaara – plantando un beso en los labios del rubio – Que estén bien – dijo antes de saltar a una rama y perderse de vista, el moreno exhalaba frustración por todos sus poros.

- Andando – dijo el rubio emprendiendo el camino saltando de árbol en árbol, cualquiera diría que parecen monos en lugar de ninjas.

     Shikamaru trataba de seguirle el paso, a duras penas podía alcanzarlo, parecía como si el ojiazul tratara de perderse del lugar y de sí mismo,  el moreno luego de llamar su atención varias veces se decidió por algo más drástico, metió la mano en su bolsa y…

- ¡Oye! ¡¿Acaso estás loco?! Pudiste herirme, maldición – agachado en una rama luego de esquivar el kunai que el Nara le había lanzado.

- No estabas tan distraído como supuse, y ahora que tengo tu atención, ¿De que estas escapando? ¿Qué significo ese gesto del Sabaku? Tú… estoy comenzando a pensar que el misterioso sujeto y yo no somos los únicos con los que te has divertido…

     El puño del rubio se estrello sin previo aviso contra la cara del Nara, la furia inundaba los ojos azules mientras que su cuerpo temblaba ante las insinuaciones del moreno.

- De ahora en adelante no te me acerques  a menos  que sea necesario – advirtió con vos quebrada el rubio, y luego retomo la marcha sin siquiera esperar al Nara.

- Eso dolió, rayos – masajeando su mejilla y lamiendo el hilo de sangre que salía por la comisura de su boca – Eso me gano por hablar sin pensar – reanudando el regreso.

     Esta vez el moreno no trato de dar alcance al Uzumaki, sabía que para él, y para cualquiera, era imposible seguir el ritmo del zorro cuando estaba en ese estado, el enfado podía llevarlo a duplicar su rapidez y acciones, sin mencionar la tozudez con que se empeñaba en solucionar todas las cosas, pero así era él,  y aunque imprevisible y sorpresivo, Shikamaru sabía que siempre hacia lo que le parecía correcto y lo amaba por eso.

- “Si lo he hecho, ¿Y qué? Solo yo decido que hacer con mi cuerpo y con quien… ese idiota, porque nos divertimos un poco se cree con derecho hacer suposiciones sobre mí forma de desahogarme” – pensaba el rubio mientras seguía con su escapada entre los árboles.

     Después de un par de horas de camino el Nara cruzo la puerta principal de Konoha y dirigió una mirada interrogadora a los guardias, uno de ellos asintió confirmando lo que el moreno quería saber, indudablemente se trataba de la llegada del impulsivo rubio ojiazul, luego de eso fue directo a la torre de la Hokage, después de anunciarse entro al despacho y se encontró con el rostro refunfuñado del Uzumaki que lo observaba sentado en el borde de una de las ventanas.

- “Vaya, no pensé que vendría hasta aquí, imagine que no querría verme por el resto del día, pero siendo como es… probablemente no quiera dejar pasar la oportunidad de golpearme de nuevo” – analizaba mientras entregaba el mensaje a la Hokage.

- Buen trabajo, ¿Todo bien? – dijo la rubia.

- Entre las quejas de Naruto por lo aburrido de la misión y mi versión en cuanto a entretenimiento se refiere… no estuvo tan mal – echándole una mirada al rubio – Aunque al final terminara con dolor de cabeza – no estando muy seguro a cuál de ellas se refería.

- ¿Ya me puedo ir? Tengo algo que hacer – con voz tajante dejando su lugar en la ventana – Por cierto… ¿Cuándo regresa Kakashi-sensei?

- Que bueno que preguntas, él también quería saber dónde estabas, al parecer tenia urgencia de verte – hablando distraídamente mientras movía papeles de aquí para allá sobre el escritorio.

- Genial – mostrando una picara sonrisa al pasar al lado del moreno.

- “Aguarda un momento, ¿No me digas que…? Imposible… ni tanto, ya que ese tonto podría, en verdad, enloquecer a cualquiera” – pensaba mientras el rubio cerraba la puerta del despacho con un sonoro ruido.

- “Ahí te deje algo para que sigas pensando, Shikamaru, no tenía que decir lo que dijo… de todas formas debo reconocer que pasamos un buen rato, pero no sentí esa explosión que hace que mi cuerpo pida por más… solo él puede producir ese milagro en mi, al parecer estoy atrapado y sin esperanzas de conseguir lo que realmente quiero”    - meditaba el ojiazul camino al Ichiraku.

     Pasaba del mediodía cuando se sentó ante el mostrador del establecimiento, sus tripas chillaban por comida y su mente por tranquilidad, lo segundo opaco lo primero aunque se esforzara por no pensar, el dueño lo miraba atentamente mientras el vapor del tazón de rámen frente al rubio bañaba su rostro.

- Se te enfriara – dijo el anciano.

- ¿Eh? Cierto – tomando los palillos y revolviendo con desgano el contenido del tazón.

- ¿Sucede algo? Te ves distraído.

- No pasa nada – comenzando a comer.

- Misión difícil, ¿Tal vez? Eso nunca te ha detenido antes – dándole ánimos.

- Termine por hoy, solo me resta descansar…  aunque raramente lo hago, soy demasiado inquieto – dándole una sonrisa al anciano.

- Así me gusta, verte con ánimos nos hace fuertes también, Naruto – devolviendo el gesto.

- Delicioso como siempre, gracias – dejando el importe sobre el mostrador.

- ¿Solo comerás uno?

- Volveré para la hora de la cena – despidiéndose.

- Aquí estas – dijo sorpresivamente el peligris poniendo su mano sobre el hombro del rubio.

- Kakashi-sensei, ¿Qué tal la misión?

- Solo rutina, pero hubiera deseado que estuvieras ahí, contigo cerca las cosas se ponen más interesantes – con una sonrisa y revolviendo el cabello rubio.

- ¿En serio? Pensé que no te gustaba mi manera de hacer las cosas, ya que siempre se están quejando de que soy imprudente – mirando de reojo al peligris.

- Mmh… en ocasiones, pero eso no te hace que seas menos tú mismo, ¿Comprendes? Además ya todos conocemos tus razones para ciertas cosas, por eso sabemos que esperar de ti – observándolo cariñosamente.

- Pues… - con la mirada iluminada y una nerviosa sonrisa.

- ¿Crees que miento? Eso es, así te ves mejor, ¿Nunca te he mencionado que tienes una sonrisa muy sexi?

 - ¿Pero qué cosas dices Kakashi-sensei? Yo no… - con sus mejillas enrojecidas por la singular pregunta del Hatake.

- Es en serio, hasta me casaría contigo si tú…

- Kakashi-sensei – dijo una voz tras ellos - ¿Tan pronto de vuelta? – ambos miraron a los ojos negros que había estado observándolos desde mucho rato antes.

- Si, tenía prisa por regresar, hay cosas que no quiero descuidar por nada del mundo – guiñándole un ojo al rubio mientras pasaba su brazo por los hombros de éste.

- Ya veo, supongo que tiene que ser algo bastante entretenido como para correr de regreso – las palabras del moreno tenían un trasfondo bastante intrincado.

- ¿Qué sucede Shikamaru? Te ves frustrado, ¿Algo mal con tu última misión?

- Por el contrario, fue bastante gratificante, ¿No es así, Naruto? Deberías contarle – Kakashi observo con mirada interrogante al ojiazul.

- Exagera, no hubo nada fuera de lo común – queriendo morderle la lengua al moreno luego de retorcerle el cuello.

- A pesar de que fue algo sencillo, la pasamos muy bien… al menos yo, ¿Tú qué dices? – pregunto al ojiazul Nara sin quitarle la mirada.

- Ya dejemos eso, y si no les importa tengo que… - tratando de zafarse de la incómoda situación.

- Ven, quiero que me acompañes – dijo el peligris guiando al rubio.

- Te veré después, Naruto – dijo el moreno con total convicción en sus palabras al verlos marchar.

     El rubio y su sensei caminaron, como quien toma un paseo, sin rumbo por la aldea hasta llegar al bosque, de repente el peligris lo tomo del brazo y lo atrajo atrás de unos matorrales ocultos a los ojos de cualquiera, lo arrimo a un árbol y pego su cuerpo con el del rubio, comenzando a frotarse lentamente hasta que su miembro se endureció.

- Ahh… te he extrañado tanto, Naruto – besando el cuello del menor.

      El ojiazul se dejaba llevar por lo que sentía y no por lo que pensaba, la mano del peligris desabrocho los pantalones del rubio y los desechó junto con la ropa interior mientras que su otra mano se colaba debajo de la camiseta y pellizcaba los erectos pezones del agitado ojiazul.

- Saca el mío – dijo al oído del menor mientras mordisqueaba su oreja.

      El Uzumaki siguió la orden sin ninguna protesta, no obstante no era la primera vez que estaba en esa situación con el peligris, acaricio con ambas manos el endurecido miembro del Hatake, luego cambiaron posiciones con respecto a cómo estaban,  el peligris contra el árbol y el ojiazul de rodillas ante él, Naruto pasaba su lengua a lo largo de la ardiente carne mientras masajeaba el pequeño orificio con uno de sus pulgares, Kakashi gemía el nombre del menor al tiempo que acariciaba su cabello y mejillas.

      El ninja copia comenzó un vaivén sacando y metiendo su pene en la boca del rubio que golosamente lo recibía con todo gusto, así permanecieron por unos minutos hasta que el mayor lo detuvo, lo ayudo a levantarse y lo coloco de frente al árbol.

- Dios… hacer esto contigo se siente demasiado bien, eres tan provocativo y sensual – colocando su pene entre las nalgas del menor y cerrándolas con sus manos lo más que pudo comenzó a moverse como si lo estuviera envistiendo - ¿P-Por qué no me permites penetrarte, Naruto? El solo poder hacer esto me deja muy frustrado, deseo ir hasta el fondo de ti – Abrazándolo por la espalda mientras seguía con sus movimientos.

- Ya te lo dije antes, si no estás conforme con esto, podemos dejarlo y ya – dijo el rubio mientras masturbaba su propio pene – Tengo mis razones para ello – cerrando los ojos ante el placer de los besos que Kakashi le daba en su cuello.

-  Ni lo menciones, mi placer depende de ello, eres la única persona con la que siento tanto con tan poco, mi cuerpo te necesita, lo acepto… seguiremos como hasta ahora, son tus reglas…  así como mi deleite – abrazando fuertemente al rubio y acelerando sus movimientos al momento de venirse.

     El ninja copia permaneció pegado al cuerpo tembloroso del menor hasta que sus respiraciones se normalizaron, beso dulcemente el cuello de su alumno favorito mientras estrechaba sus hombros con sus manos, quedo pensativo por un momento mientras su corazón se agitaba lleno de dudas, dudas que comenzaban a revolotear en su cerebro al recordar la intervención del Nara y sus ambiguas palabras.

- ¿Qué pasa contigo? Te note distraído y ausente… no como otras veces – opino el peligris mientras limpiaba sus fluidos corporales en la espalda del ojiazul.

- ¿De qué hablas? No sé a qué te refieres – acomodando su ropa luego de la limpieza.

- Por supuesto que lo sabes, no estabas concentrado en lo más mínimo – sujetando la barbilla del menor para verlo directo a los ojos.

- Imaginaciones tuyas, soy el mismo de siempre – retirando la mano del ninja copia.

- Espera – viendo que se marchaba - ¿Acaso quieres volverme loco con esa actitud tuya? – deteniéndolo por un brazo.

- Conseguiste lo que querías, ¿No es así? Entonces está bien… nada más importa – con su cabeza gacha.

- No es suficiente, ya no puedo aguantar las ganas de tenerte por completo, el deseo me está carcomiendo las entrañas… quiero más.

- Mi reglas…

- ¡Al diablo con tus reglas! – volteándolo para verse cara a cara.

- Nunca nadie se ha quejado antes por eso – viendo al peligris directamente.

- ¿Qué… qué dijiste? Naruto… – soltando al ojiazul, la sorpresa se dibujaba en el rostro del ninja copia - ¿Te ha tocado alguien  además de mi? ¡Responde! – grito el peligris sintiendo que la sangre se le subía a la cabeza.

- ¡No es tu problema! – escapando del lugar antes de decir algo de lo que podría arrepentirse luego.

- ¡Regresa aquí, Naruto! Debes explicarme…  mi pecho duele – recostando su espalda en el árbol.

- “¿Qué es esto? ¿Se pusieron de acuerdo para fastidiarme? maldición – recordando los reclamos del Nara - ¿Acaso no soy yo el que decide? Hasta ahora todo estaba bien, ¿Por qué todo ahora  se ha vuelto tan difícil? Creí que podría separar mis sentimientos del puro contacto físico, pero con ellos dos… siento miedo de involucrarme más de la cuenta, porque al final siempre soy yo el que termina perdiendo” – mientras corría alocadamente por el bosque.

-  ¡Hey! ¿Cuál es la prisa? Se diría que escapas de algo – dijo el moreno encontrándose de frente con el Uzumaki, y no por casualidad puesto que lo andaba buscando.

- Nada que te incumba – sacudiendo un poco su ropa.

- Tienes razón, además… ¿Quién soy yo para meterme donde no me llaman? No quiero pecar de arrogante diciéndote lo que debes hacer o no – observando muy bien al rubio, que por la forma desaliñada de su cabello y el modo desajustado de su ropa le dio a pensar al Nara que el ojiazul había tenido un encuentro digamos… muy personal.

- Que bueno que lo entiendas – pasando al lado del moreno de regreso a la aldea.

- Pero también yo puedo perder mi racionalidad de vez en cuando, ¿Sabes? Como también puedo ser tan terco como tú cuando algo me interesa – apretando un poco su mano en el hombro del ojiazul.

- ¿Y qué con eso? Suéltame… o te obligare a que lo hagas – retirando de un manotazo la mano que aprisionaba su hombro, luego de eso salió corriendo.

- ¡No podrás escapar de mi por siempre! Maldición… - maldijo tragándose su frustración - ¿Algo que añadir, Kakashi-sensei? – dándose la vuelta para confrontar a su rival.

- Con que era eso, así que eras tú la persona que ha hecho entrar en conflicto la mente de Naruto – acercándose al Nara.

- Y tú el que ha robado su ingenuidad… aparte de otras cosas – confrontando al peligris.

- No he llegado a tanto, y es simplemente porque él no me lo ha permitido… aun – apesadumbrado por la situación reinante – ¿Qué es lo que buscas realmente de él?  ¿Pasar un buen rato tal vez?

- Estoy siendo muy serio en esto, lo que quiero de él va más allá de solo pasar un buen momento – abriéndose ante el ninja copia.

- Al parecer ambos deseamos lo mismo en cuanto a Naruto se refiere.

- Pues parece que tenemos un problema, ya que no pienso desistir de tenerlo para mí – hablando con toda la convicción de la que era capaz.

- Pienso lo mismo, no podría estar sin él aunque quisiera, y déjame decirte que hare lo que sea para que eso no ocurra – poniendo también sus cartas sobre la mesa.

- Dejaremos que él decida entonces.

- ¿Y que si no puede? ¿Qué tal si nos elije a ambos? ¿Serias capaz de compartirlo?

- ¿Por qué dices eso?

- Solo estoy calculando todos los posibles escenarios, es lo que tú sueles hacer, ¿O no? Tu respuesta…

- Creo que podría… bajo ciertas condiciones, por supuesto.

- ¿Cómo cuales? ¿Repartirnos los días de semana, por ejemplo?

- Oye, no es una cosa, es Naruto de lo que estamos hablando.

- Vaya que si lo sé, ha sido mío por largo, largo tiempo – dijo orgullosamente el ninja copia.

- O sea que desde que se hiso tu alumno, tú… - observándolo con mirada reprobadora.

- Por supuesto que no, ¿Crees que soy un pervertido? Aunque reconozco que no fue por falta de ganas…  aun era tan solo un niño – contestando en su defensa.

- ¿Cuándo, cómo fue que…? – interesado en saber.

- En el momento que regreso de su entrenamiento con Jiraiya-sama, ese mismo día lo invite a pasar un rato conmigo para celebrar su regreso, me excedí un poco con la bebida y entonces… - recordando lo sucedido.

- ¿Abusaste de él? – apretando sus puños.

- No es abuso cuando la otra parte colabora con gusto, créeme que fue una gran y agradable sorpresa para mí, nunca pensé que Naruto pudiera ser tan desinhibido y sensual a la hora de… - suspirando con sus ojos cerrados al evocar en su mente las imágenes vividas.

- No necesito saber los detalles – dijo molesto el Nara metiendo sus manos en los bolsillos.

- ¿Celoso? Yo debería estarlo ya que fui el primero, podría decirse con toda propiedad que eres tú el intruso que se ha metido en nuestra relación -  dijo con calma, pero a la vez con una amenaza oculta en sus palabras.

- ¿Él te lo dijo?

- ¿Decirme qué? – agudizando su mirada.

- Al parecer no eres tú el único que puede sacar lo mejor de él – con una media sonrisa en el rostro – Debo decir que lo has entrenado muy bien, en tan solo un instante puede llevarte al cielo sin que te importe caer en el infierno luego – mirando directamente al peligris.

- Gracias, pero es en mi cielo donde únicamente Naruto estará… dalo por hecho – haciendo visible la amenaza.

- Lo único que es un hecho, es que ambos queremos a Naruto para nosotros solos, no perdamos el tiempo discutiendo sobre algo que aun no tenemos, concéntrate en cómo conseguirlo, y yo hare lo mismo – dando media vuelta y marchándose.

- Pero yo tengo medio camino andado más que tú, Shikamaru – murmuro el peligris para sí mismo a espaldas del Nara – Y en cuanto a ti mocoso… ¡Deja que te ponga las manos encima…! – refiriéndose al ojiazul.

     La conversación había sido infructuosa pero bastante informativa para ambos, los celos del ninja copia habían rebasado su límite de tolerancia, aunque lo menciono en su charla con el moreno, no estaba dispuesto a compartir al dueño de su alma y deseos con nadie, no permitiría bajo ninguna circunstancia, aunque el rubio así lo quisiera, que fuera tocado por ningún otro hombre que no fuera el mismo.

     Con todo eso en su cabeza, el peligris se dedico a buscar al ojiazul por toda la aldea, ese asunto era algo que debía aclarar de inmediato para no darle tiempo al Nara a reaccionar, no obstante conocía al Uzumaki mejor que nadie, y decidió que al encontrarlo se aseguraría de hacerlo enteramente suyo de una vez por todas.

     El sol comenzó a ocultarse mostrando sus rojos colores en el horizonte, tiempo para una cena en el Ichiraku y luego a casa, eso es lo que normalmente el ojiazul hacia antes de retirarse a descansar, pero los acontecimientos del día lo habían descolocado alterando su rutina diaria, camino por largo rato hasta llegar a los tres troncos frente al monumento de los ninjas caídos en batalla, se sentó sobre la losa fría y dejo vagar sus pensamientos.

- Otro día, otro problema, ¿Qué es lo que pasa conmigo? Rayos, no debí meterme con Shikamaru – tumbándose de espaldas y poniendo sus brazos bajo su cabeza – Kakashi-sensei… ese bastardo tiene la culpa de todo, por largo tiempo he tratado de sacarlo de mis pensamientos sin lograr nada, la razón de no entregarme completamente a él, es el miedo de no poder vivir sin su atención y caricias, él solo me utiliza para desahogar su tención del trabajo… ¡Jah! se diría que soy igual que un baño de aguas termales, y a pesar de todo eso, yo… - deteniendo su conversación consigo mismo y mirando las estrellas.

- Vaya que me ha dado trabajo encontrarte – dijo el peligris saltando de detrás del monumento y sentándose sobre los muslos del rubio.

- Kakashi-sensei… espera, ¿Qué estas…? – sintiendo que sus manos eran atadas a su espalda con su propio protector.

- ¡¿Qué fue lo que le mostraste a Shikamaru?! ¡Dime!  - subiendo la chaqueta del rubio dejando su pecho al descubierto.

- ¿Estás loco? ¡Suéltame! No hagas eso… no, detente – siendo que sus pezones eran mordidos ferozmente.

- Estoy loco, si, pero es tu culpa… te lo advertí, te dije que no iba a tolerarlo más, y esa fue la gota que derramo el vaso, no esperes que esta vez sea igual a las otras, Naruto, esta vez iré con todo, ¿Comprendes? – bajando los pantalones del rubio y engullendo su pene con desesperación.

- ¡No quiero! ¿Qué vas hacerme? Para… - apretando sus ojos con fuerza.

- Vamos, eres un chico listo, sabes perfectamente a que me refiero – metiendo dos de sus dedos en el latente orificio – Tu cuerpo es más honesto que tus palabras – Aprietas mis dedos como no queriendo dejarlos salir – metiendo un tercer dedo.

- ¡Mentira! Ya deja eso… duele – retorciéndose.

- ¿Dejarlo? No, este es tu castigo por permitir que otro te tocara, a estas alturas deberías saber que eres solo mío, ¿Hasta cuándo vas a seguir negándote a mi? Pero esto se acaba aquí y ahora, ¿Entiendes? – poniendo su pene ya erecto en la entrada del rubio.

- No… eso no, no lo hagas… – suplicaba el ojiazul al ver las intenciones del sensei - ¡Ahhhh! – al ser penetrado brusca y profundamente - ¡No! ¡Sácalo, sácalo! – con lagrimas corriendo por su rostro.

- ¿Por qué, por qué tenias que…? Tú no entiendes… - levantando las piernas del rubio por los tobillos y comenzando a embestirlo duramente, en cada arremetida el ninja copia volcaba toda su rabia y celos al pensar en su tesoro siendo tocado por el Nara.

- “¿Por qué? ¿Por qué Kakashi-sensei tiene esa cara de tristeza? ¿Qué está mal? Soy yo el que está recibiendo el castigo y se diría que él sufre más que yo, no entiendo, quisiera saber…” – observando el rostro desolado del peligris y mordiéndose los labios por el dolor que poco a poco se transformaba en placer, aunque se reusaba a mostrárselo al mayor.

- Mmm… tan deliciosamente apretado y caliente,  tienes un cuerpo muy lujurioso – ahora entrando y saliendo despacio pero en movimientos profundos e incitadores - ¿No vas a decir nada? Déjame escuchar tu voz – el rubio volteo su cabeza a un lado - ¿No quieres? Que mal, hare que grites mi nombre bien alto – sacando su miembro del cálido agujero – Veamos cuanto tiempo puedes resistir.

     Dicho esto, giro el cuerpo del ojiazul, aun con las manos atadas,  boca abajo, separando bien las nalgas se introdujo de nuevo hasta tocar fondo, permaneció sin moverse por un rato mientras acariciaba con sus dedos las blancas páginas donde el separador, o sea su pene, esperaba ser movido a fin de continuar con la muy excitante historia en curso, el peligris se aseguraba de marcar con sus besos la espalda expuesta mientras la cara del rubio descansaba en la losa sobre la humedad de sus lagrimas y el sudor, los gemidos de placer del ojiazul comenzaron a escucharse débilmente.

- Esto no tenía que ser así… es tu culpa, tú me obligaste a llegar hasta este punto -  agarrándose con ambas manos a la estrecha cintura – Creí que estabas bien con nuestro arreglo, entonces… entonces por qué tú… ¡Maldición! Di algo, por favor, lo que sea… - acelerando sus movimientos para al fin derramarse en el interior del rubio.

     Sin obtener respuesta, y sin salir de la acogedora madriguera, el peligris levanto el tembloroso cuerpo del ojiazul y lo pego a su pecho, el menor sentía en su espalda el ritmo acelerado del corazón de su sensei, haciendo que el suyo propio latiera al unisonó.

- Entiende, Naruto, tenía que hacer esto o terminaría volviéndome loco – decía al oído del ojiazul – Todos estos años conformándome con solo masturbarnos ya no era suficiente – mordisqueándole la oreja mientras hablaba – Sentir hervir mi sangre cuando alguien se te acerca no es nada agradable ni placentero, por eso necesitaba desesperadamente marcarte como mío de una vez por todas, ¿No lo ves? Acabo de venirme y aun estoy duro como roca, haberte tenido al fin hace que desee tomarte una y otra vez y para siempre – metiendo sus manos bajo la ropa y pellizcando los abultados pezones.

- ¿Y qué dices de mí? ¿Acaso nunca te importo la forma en que me sentía? Ni siquiera preguntaste si quería o no hacer esto, y yo… solo de deje llevar – rompiendo el silencio.

- Desde la primera vez no te resististe, así que pensé que estabas de acuerdo en hacerlo – sin dejar de acariciar el pecho del menor.

- Nunca… nunca tuve nada que pudiera considerar verdaderamente mío, por eso tomaba cualquier forma de amor que se me presentara, ya fuera fraternal, maternal…  e incluso sexual para no sentirme tan solo, pero creo que equivoque los sentimientos que eso conlleva – expresando todo lo que había guardado en su corazón.

- Naruto…

- Me convertí en tu compañero sexual esperando que tal vez me amarías algún día, lo que hice con Shikamaru fue la comprobación de mis propios sentimientos hacia ti, y aunque no haya amor de por medio de tu parte, yo quisiera… seguir siendo tu objeto de desahogo, eso quiero, Kakashi-sensei – inclinando su cabeza hacia atrás y descansándole en el hombro del peligris.

- Eres un tonto adorable, ¿Sabias? ¿Acaso crees que tendría sexo con un chico solo por diversión? Déjame decirte que te eche el ojo mucho antes convertirme en tu maestro, jovencito – comenzando a moverse despacio dentro del rubio.

- Ah, pervertido – llevando hacia su miembro una de las manos del peligris.

- Soy una buena persona, pero no muy paciente cuando de ti se trata, y cuando te miro puedo llegar a convertirme en alguien más retorcido que una escalera de caracol, ¿Cómo te sientes allá dentro? ¿Puedo continuar? Estas apretándome de una forma bastante lujuriosa, ¿Sabes? Eres el amante ideal, no permitiré que me dejes nunca, sería capaz de matarte si lo haces, y aun así te seguiría donde fueras, te amo Naruto – sintiendo de nuevo el placer agitándose en su cuerpo.

- ¿P-Puedo creerte? – cerrando sus ojos ante la delicia de las arremetidas del ninja copia y a la vez la masturbación en su pene.

- Créelo, lo diré las veces que hagan faltas, mi zorro dorado – empleando más ímpetu en sus embestidas, a lo que el ojiazul tuvo que apoyar sus manos sobre los nombres de la loza conmemorativa para no caer hacia delante.

- Más… más fuerte, quiero que dejes muy profundo tu huella en mi, para que de ahora en más me quede muy presente a quien pertenezco, y de quien soy dueño… Kakashi – pidió con voz temblorosa pero firme.

- No quiero lastimarte, pero si así lo quieres… - agarrando firmemente las contorneadas caderas para profundizar sus embestidas, lo que a su vez le parecía deliciosamente erótico y difícil de negar.

     Entre diferentes formas de practicar sexo, gemidos, palabras amorosas, promesas de futuro mutuo, y la total convicción de pertenecía de uno hacia el otro, terminaron exhaustos y abrazados sobre la, ahora, no tan fría loza, con sus corazones calientes y sus cuerpos pidiendo por más decidieron descansar para reunir fuerzas para, tal vez, un segundo raund.

- Oye, tienes que aclararle las cosas a Shikamaru, ¿De acuerdo? – abrazando fuerte por la espalda al ojiazul.

- ¿Debería? Tal vez  dejarlo en espera por si te aburres de mi… no sería tan mala idea – con una sonrisa picara tras sus palabras mordaces.

- ¿Qué? ¿Quieres una paliza? – subiéndose sobre el ojiazul.

- Un beso estaría bien – poniendo sus brazos alrededor del cuello del mayor.

- Te advierto que si te beso… ya no podre detenerme, ¿Estás dispuesto? – mordisqueando los labios del rubio.

- Para ti… siempre.

     Una cosa llevo a la otra, y de nuevo estaban enzarzados en un toma y dame sumamente amoroso y dulce, algo que distaba de la vez anterior, todos los problemas y situaciones que habían pasado en su vida merecían la pena si al final había obtenido lo que más había deseado, alguien amado con quien pasar sus días y ardientes noche, todo lo demás carecía de importancia.

 

 

Fin.

Notas finales:

¿Como estan todos? ¿Me extrañaron? mucho tiempo sin subir nada, lo se, pero he estado ocupada y los días han pasado sin darme cuenta... en fin, aqui les dejo un fic sencillo pero muy emotivo y sin muchas complicaciones, se sale un poco de lo que es mi estilo, pero hay que variar de vez en cuando, espero lo disfruten igualmente, nos veremos en otra ocación.

besosss para todos y cuidense mucho.

                                                                  Nessa Yaoi.


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