-Principe Lelouch, Deje que nosotros nos hagamos cargo del gobierno-Esas palabras habían perturbado al joven príncipe, esas palabras de control.
-Lord Kewell eso es… ¡De alta traición a mi persona!-Lelouch llegó al punto de ponerse semi de pie, mortificado, pero su expresión cambió en cuestión de segundos, bufo-Ahora comprendo por qué mataron a Clovis, teniendo tales… cosas detrás de sí… -Sin decir más, el joven príncipe abandonó el recinto.
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Suzaku P.O.V
-¡Rápido! Ustedes dos, holgazanes, ¿Qué esperan que sus deberes se hagan por sí solos? – eso fue lo primero que vi al abrir los ojos, al joven sirviente Britanniano de los Rulos-Suzaku, hoy te toca pulir a mano todos los pasillos del palacio, mientras tanto, Hiroshi, esta vez te toca el jardín, no lo arruines- agregó el sirviente, sin más que decirnos, salió de la habitación
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Tener que pulir los pisos a mano de todo el palacio era extremadamente cansado, recelaba un poco al mirar a alguna habitación y ver a alguien con una pulidora, mientras yo lo tenía que hacer con la cabeza gacha y mirando al suelo, esperando quizá ver a alguien más ahí además de mi…
En cuestión de segundos, mis pensamientos fueron interrumpidos, no solo porque, acabe con la cabeza en el bote, sino también porque apenas me di cuenta porque estaba ahí, la puerta del salón me había llevado a tal situación, aquella puerta, me había empujado, sin querer e de suponer, una figura, de no más de 180 cm había salido de la habitación, con un semblante duro, no tardó mucho en darse cuenta de lo que había hecho.
-¿Estás bien?-Este me preguntó mientras se agachaba, sus ojos violáceos miraron directamente a los míos, de inmediato me di cuenta de que mis mejillas se estaban ruborizando, me levante, tontamente
-Sí, perdone su alteza- le respondí, mientras le hacia una clara reverencia, por un momento vi como el príncipe me seguía mirando de la misma manera… ¿No habrá notado mi acento distinto al suyo? ¿No habrá notado la diferencia de pieles? Mi status japonés… Su rostro no se alteró en ningún momento
-No importa-miró hacia otro lado, y se dirigió a otro sirviente que pasaba por ahí-¡hey! Tú por favor, limpia esto de aquí- el príncipe se volvió hacia mí. –Acompáñame, será mejor que te limpies, después de todo yo te e dejado todo sucio-
-no es necesario, su alteza, por favor disculpe mi estupid…
-Es una orden- me interrumpió, y fue avanzando por los pasillos, solo dio una mirada de reojo para notar que, efectivamente, le había obedecido.
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Unos momentos después nos encontrábamos en la habitación del príncipe, si bien, sabía que era su habitación pero esta era la primera vez que entraba, para un eleven como yo, esta clase de lugares se nos eran prohibidas, inclusive para limpiarlas, el joven príncipe entró en el cuarto de baño, y me dio una señal para que entrara tras de él, extendió su mano con una toalla en ella, e de suponer que esperaba que me quitara la cera de encima, claro está, que para estas alturas ya se había secado, supongo que mi cara al tomarla me delató, por lo que pocos segundos después sentí sus finas manos sobre mis hombros, haciendo que me acercara al espejo, desde ahí podía ver su, un poco más baja, figura, una de sus manos soltó mi hombro para abrir la llave, con la misma, agarró con delicadeza la toalla la humedeció y comenzó a limpiar mi rostro.
Es extraño… el pensar en que alguien como yo, reciba esto de él. Extraño… pero me gusta.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por su penetrante mirada, únicamente nos estábamos mirando.
-¿No vas a tomar la toalla?-
-Si, Perdone su alteza, le e molestado un rato-Le contesté mientras hacia una larga reverencia.
-Dime, ¿Cuál es tu nombre?
-Ku-Kururugi Suzaku- Le respondí volviéndolo a mirar
-Kururugi, perdona mi atrevimiento, pero, ¿Por qué tienes unos ojos tan hermosos? Puedo ver que eres japoneses, ese color tuyo y esos ojos rasgados te delatan –El príncipe me dijo eso mientras tomaba mi rostro con ambas manos, inclusive, pude notar que me estaba sonriendo.
-No lo se, su alteza, yo… no conocí a mi madre así que sinceramente no se como haya sido, pero supongo que de ella es el color de mis ojos- Respondí un poco confundido con aquella pregunta, no me la esperaba después de todo.
-no, no es nada, perdona mi pregunta, apropósito, mi nombre es Lelouch, no es necesaria tanta formalidad conmigo-
-Príncipe Lelouch- pronuncié por lo bajo.
-Bien, creo que ya estas seco, puedes retirarte, Kururugi
-Si, su… Principe Lelouch- respondí dando media vuelta y abandonando la habitación, pude notar un calor extraño en mis mejillas, Kururugi… esa pronunciación.