Loki siempre disfrutó de hacer bromas a su hermano mayor Thor, desde que eran bastante pequeños. Por esta razón, no siempre se llevaban muy bien, puesto que como todo hermano, había veces en que ambos acababan peleándose. Pero también había veces en que jugaban y reían juntos, y felizmente estas ocasiones eran las más frecuentes, lo cual era un gusto para sus padres. Ambos niños solían ocasionar bastantes preocupaciones a Frigga y Odín con sus travesuras y juegos, pero como todo niño, pronto hubieron crecidos y el tiempo de los juegos infantiles y las bromas concluyó.
O al menos, en apariencia.
Thor pasaba la mayor parte de las tardes entrenando junto a sus amigos, luchando con espadas de madera para en un futuro poder ser un gran guerrero y un gran rey. Loki en cambio, pasaba las tardes leyendo y estudiando, entrenando su magia para poder volverse poderoso y culto, un rey sabio para Asgard. Generalmente, estudiaba en la biblioteca y no se le veía durante horas, puesto que era un muchacho muy tranquilo y aplicado que no bajaba el libro que leía hasta que se lo hubiera terminado. Pero también, había ocasiones en que salía a los jardines y se deslizaba en silencio hasta los campos de entrenamiento, se subía en la rama de un árbol y observaba desde lejos a su hermano mayor entrenar. Eran estos momentos los que Loki solía utilizar para jugarle bromas a su hermano.
Por su parte Thor apenas se percataba de la presencia de su hermano menor, concentrado como estaba en la batalla y en vencer a su oponente. Era por esto que las bromas de Loki siempre lo pillaban desprevenido, y no eran sino las fuertes carcajadas del menor las que delataban su presencia, y entonces Thor lo perseguía gritando que le daría su merecido… Y Loki sí que tenía que correr, porque las venganzas de su hermano solían consistir en ataques ininterrumpidos de cosquillas, el punto débil del chico pelinegro. Pero por suerte para él, estos ataques eran muy poco frecuentes. Thor era un chico muy fuerte, pero Loki era astuto y bastante ágil y escurridizo, capaz de ocultarse bastante bien y de pasar por lugares pequeños y estrechos, puesto que su tamaño era menor al de su hermano.
Y así eran normalmente las tardes en Asgard. Y por supuesto, aquella no sería la excepción.
Loki había estado en la biblioteca estudiando un nuevo hechizo, el cual consistía en hacer varias copias suyas que duraban no más de cinco minutos, una distracción cuando le atacaran o cuando tuviera que escapar. Pasadas un par de horas, cerró el enorme volumen y suspiró pesado, un poco cansado y aburrido. Ya se había aprendido de memoria el hechizo y sólo le faltaba ponerlo en práctica, pero esto lo haría más tarde y en un lugar menos encerrado.
Luego de pensar unos momentos, decidió salir al jardín y tomar un poco de sol y aire fresco. Guardó el libro en su estantería correspondiente y salió de la biblioteca, atravesando silencioso y a paso rápido los amplios pasillos del castillo hasta llegar afuera. Caminó un poco por los jardines y se tumbó finalmente en el pasto, con los ojos cerrados y las manos tras la nuca, para descansar un poco. Su pálida piel pareció agradecer la luz del sol, y pronto sus mejillas se tiñeron de un suave carmín dándole a su rostro un aspecto hermoso y juvenil. Los cabellos largos de Loki, peinados hacia atrás pulcramente, brillaban con intensidad con aspecto sedoso y saludable.
Al cabo de varios minutos, hasta su oído llegó el casi imperceptible sonido de una batalla, leve gritos y exclamaciones. Supuso que su hermano acababa de empezar con su entrenamiento, y que aquellos ruidos eran suyos y de sus molestos amigos. Suspiró una vez más con algo de tedio, pero pronto sus ojos se iluminaron con un brillo travieso. Estaba aburrido, y lo mejor para pasar el rato en esos momentos era jugarle una nueva broma a su hermano.
Una leve sonrisa se dibujó en su pálido rostro y se levantó, caminando despacio hacia el campo de entrenamiento, pensando en qué cosa hacer esta vez. Cuando por fin pudo ver a Thor a lo lejos luchando con Sif, ya tenía una buena broma en mente. Se detuvo y apoyó su espalda en el tronco de un árbol, su árbol prácticamente, en el cual siempre pasaba las horas muertas mirando a Thor luchar, y esperó el momento adecuado. Los otros aún no le habían visto, aunque Loki no se estaba ocultando para nada.
Mientras tanto Thor luchaba con todas sus ganas contra Sif, quien manejaba la lanza bastante bien y parecía bastante escurridiza. Loki miraba con diversión cómo su hermano mayor parecía estar en problemas por culpa de una simple doncella, y decidió que era momento de actuar, a ver si podía conservar de cierta forma sutil la reputación de su hermano mayor. En voz baja, casi en un susurro, pronunció un hechizo básico mientras extendía sus manos, de las cuales salían leves destellos verdes, hacia los dos guerreros.
Pronto el chillido agudo de Sif y una exclamación de miedo por parte de Thor se hicieron escuchar. De la nada, mientras luchaban, las espadas de Sif y de Thor se deshicieron convirtiéndose en cientos de pequeñas arañas negras, las cuales corrían desesperadas por las manos y brazos de los dos jóvenes. Había sido perfecto, y Loki no pudo evitar partirse de la risa mientras Sif corría y chillaba histérica con Fandral y Volstagg detrás de ella, y Thor se sacudía tratando de quitarse los pequeños insectos. Pareciera que bailaban una danza estúpida y sin sentido.
– ¡Jajaja! ¡Jajaja!
– ¡LOKI! –exclamó Thor furioso, una vez logró quitarse los pequeños insectos y buscando a su hermano con la mirada. Lo vio tirado en el suelo, riendo a carcajada limpia– ¡Éstas me las pagarás! ¡Ya verás!
El pelinegro, al verse descubierto, hizo un esfuerzo sobre humano para dejar de reír y con enorme agilidad, se puso de pie y salió corriendo, con un rubio furioso a punto de atraparle. Atravesaron de esta forma los jardines del palacio, Loki llevándole una enorme ventaja a su hermano. Acabó por ocultarse detrás de un árbol, agradeciendo que su cuerpo fuera tan delgado, y contuvo la respiración esperando a que Thor apareciera.
Fue entonces que tuvo una nueva idea, podría practicar su último hechizo aprendido ahora. Se concentró en recordar el hechizo y una vez lo tuvo en mente, creó una copia perfecta suya.
–Corre, pero deja que te encuentre –susurró Loki a su clon, el cual empezó a correr mientras Thor se acercaba, causando un enorme alboroto con sus gritos.
Cuando Thor vio a Loki, o mejor dicho, a su copia, apretó el paso intentando atraparlo. El pelinegro se detuvo entonces al llegar al borde del río, momento que Thor aprovechó para lanzarse sobre él y tirarlo al agua. Lo que el pobre rubio no previó, fue que su hermano desapareciera y quien terminara en el río empapado fuera él.
– ¡Loki! ¡Éstas me las pagarás! ¡Lo juro! –exclamó, saliendo del agua mientras Loki salía de su escondite riendo a carcajadas. Ver a su hermano totalmente mojado y chorreando agua era una imagen demasiado graciosa.
– ¡Ay, hermano! ¡Hace tanto que no me hacías reír así! –dijo entre carcajadas el pelinegro, mientras el rubio se ponía de pie y se observaba la ropa.
Sin darse cuenta y creyendo que con el chapuzón Thor se quedaría tranquilo, Loki bajó la guardia, momento que su hermano aprovechó para lanzarse finalmente sobre él y atacarlo con cosquillas.
– ¿Crees que fue muy gracioso? ¡Pues ahora reirás más! –exclamó Thor, sin soltar a Loki y provocando que el muchacho no parara de reír.
– ¡Thor…! ¡Jajaja! ¡Suéltame…! ¡No! ¡Jajaja! –Loki trataba de soltarse del agarre de su hermano al tiempo que se retorcía de la risa– ¡Ya! ¡Me duele! ¡Jajaja! –se quejó, sintiendo que casi ni respiraba por la risa, la misma que le hacía doler el abdomen y el vientre.
Pasados algunos minutos, por fin Thor soltó a su hermano, quien quedó sobre la hierba totalmente agotado, mojado por haber tenido al rubio empapado sobre él. Ambos quedaron recostados uno al lado del otro, mirando el cielo como cuando eran niños, intentando recuperar todo el aire perdido entre la persecución y el ataque de cosquillas.
–Te juro que un día me las vas a pagar, hermano –comentó Thor, mirándole.
– ¿Acaso no te las pago siempre? ¿O es que las cosquillas ya no te bastan? –preguntó Loki con tono sarcástico, buscando picar a su hermano a pesar de las consecuencias.
–Pues tus bromas no son simples cosquillas. Ya será mi turno, ya verás.
– ¿Tú haciéndome una broma a mí? Eso quisiera verlo –comentó el pelinegro volviendo a reír, aunque un poco más quedo.
En ese momento ambos se sonrieron con complicidad y volvieron a mirar al cielo, soltando un suspiro al mismo tiempo y dejando escapar una última risa mientras Thor entrelazaba sus dedos con los de su hermano.
Y así se pasó otra tranquila tarde en Asgard, aunque esta vez el mayor de los príncipes tenía su mente en cómo hacer una buena broma para vengarse de su hermanito.