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¡Princesa por accidente! por Lacrima Eterna

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Notas del capitulo:

Bueno, esta vez me tardé un poco más en actualizar, lo siento mucho pero tuve que viajar a la capital y dormir allí, y hoy recién pude aparecer por casa. 

A petición de algunos lectores, haré los capis un poco más largos para que puedan disfrutar más tiempo de la lectura, aunque ahora tal vez actualice cada tres días o sólo los días viernes y sábado :/ es cosa de tiempo, y poco tengo durante la semana u.u

Ahora sin más palabrería, aquí les dejo el siguiente capítulo, espero que lo disfruten y que sea de su agrado.

¡A leer!

Despertó con un suave golpe en su puerta y con la voz de su madre llamándole. Con algo de esfuerzo, se levantó de la cama y le abrió la puerta a Frigga, quien con una tierna sonrisa saludó a su “hija” y entró al cuarto. Entre sus manos llevaba unas prendas dobladas, seguramente ropa nueva para Loki.

– ¿Dormiste bien, hijo mío? –le preguntó de forma sutil, notando las ojeras malvas bajo los ojos hinchados de Loki– Te noto cansado, ¿te sientes bien?

–Dormí bien, gracias por preguntar –respondió éste, fingiendo una sonrisa– Sólo me duele un poco la cabeza, nunca había llorado tanto.

–Ya veo… –su madre parecía pensativa, y por unos instantes un incómodo silencio reinó en la habitación.

Loki se dio cuenta de que desde que era un niño que su madre no iba a su cuarto a visitarlo, y de hecho, se dio cuenta de que hacía mucho tiempo que ella y Odín se habían alejado de él. Suspiró con algo de tristeza, no sabía en qué momento se había alejado tanto de sus padres, y ellos de él.

–Por cierto –habló Frigga después de unos minutos, enseñándole las prendas que cargaba– Te traje esto, son los mejores vestidos que pude conseguir con la prisa. Pensaba que podrías usarlos hasta que recuperaras tu cuerpo –habló casi con cierta timidez que el muchacho notó de inmediato, pero aún así continuó sonriendo con calma y amabilidad.

–Gracias madre –le dijo, tomando los vestidos y observándolos, sintiéndose avergonzado por tener que usar eso. Eran tres vestidos hermosos y muy elegantes, el primero de color rosa, el segundo blanco y el tercero de un tono rosa pastel. Torció ligeramente el gesto; esos colores no eran para nada de su preferencia pero su madre los había traído para él– Están bonitos…

A Frigga le brillaron los ojos cuando escuchó las palabras de su hijo, y con emoción en la voz y en el rostro, se ofreció a vestirlo y peinarlo. Ella siempre había querido tener una hija, y ahora que tenía la oportunidad, no la dejaría pasar y trataría de aprovechar al máximo el cuerpo femenino de su hijo para vestirlo y peinarlo, hasta que el hechizo se pasara.

Loki, como no quería herir a su madre, le permitió hacer con él lo que quisiera sin rechistar. Dejó que le vistiera y le peinara, e incluso se dejó maquillar a pesar de que en el fondo quería tirarse por un puente. Se sentía ridículo y extraño, pero cuando se miró al espejo una vez su madre hubo terminado, se dio cuenta de que había cambiado en mucho.

Ahora la joven al otro lado del espejo parecía una verdadera princesa, la más hermosa que hubiera visto nunca y se le hacía muy extraño pensar que se trataba de su reflejo. Lo único que encontraba que le sentaba mal, era el color del vestido, rosa.

–Te ves hermoso, hijo –comentó la mujer, admirando su trabajo. Loki seguía absorto mirándose, aunque su expresión no era del todo transparente como él pensaba. Frigga notó que algo le molestaba, y como buena madre, adivinó de inmediato lo que era– Si quieres, puedo conseguirte un vestido verde y negro, como te gusta…

Loki se giró a ver a su madre con rostro sorprendido, pero luego su expresión se suavizó y se acercó a ella, notando que a pesar de ser ahora una chica, seguía siendo más alto que su madre.

–Descuida madre, no tienes que hacer eso. Muchas gracias, en serio –le dijo y besó su mejilla, para luego abrazar a la emocionada mujer. Loki no la abrazaba así desde que tenía nueve años– Mira, ya sé. Le cambiaré el color con mi magia y no tendrás que conseguirme otro.

Y tras decir aquello, se separó de su madre y de su mano derecha salió un brillo verdoso, y al posar su dedo índice sobre el vestido, éste cambió de color a uno verde pastel con toques negros y verde oscuro. Su madre sonrió e hizo que volviera a mirarse al espejo.

–Te ves perfecto, eres la doncella más bella de Asgard.

–Gracias… creo –murmuró bajo lo último, suspirando antes de sonreír al espejo y viendo cómo este le devolvía la falsa sonrisa.

–Vamos a desayunar pronto, quiero que tu padre y tu hermano te vean y me den sus opiniones. Tal vez yo misma te haga un vestido esta tarde, ¿te parece bien?

Loki no era capaz de negarle nada a su madre en esos momentos; se sentía incapaz de romper aquel brillo emocionado y lleno de esperanzas de aquellos ojos.

–Sí, me parece excelente. Te quiero madre –le dijo y la mujer se fue, con una sonrisa de oreja a oreja y un brillo de inconmensurable felicidad en sus ojos.

Loki sonrió con algo de cansancio, aunque por su pensamiento asomó un oscuro y algo retorcido pensamiento: pareciera que  su madre sólo se interesaba y se preocupaba por él ahora que era una chica, mientras que antes con suerte le preguntaba cómo estaba. ¿Es que antes no le quería como ahora? El chico con cuerpo de chica no pudo evitar bajar la mirada entristecido por este pensamiento, pero pronto se dio cuenta de que eran tonterías, sacudió la cabeza, y salió de su habitación en dirección al comedor.

*”*”*

Thor había despertado tarde después de una muy mala noche. Al igual que su hermano, casi no había dormido pensando en lo que había hecho y en cómo se sentiría Loki en esos momentos, podría decirse, que la culpa no le había permitido descansar como debería.

Al ver lo tarde que era otra vez, se levantó casi corriendo y se lavó, se vistió lo más rápido que pudo y peinándose con los dedos, corriendo también se fue al comedor, en donde ya estaba reunida su familia. En la carrera se preguntaba cómo estaría su hermano y si se le habría pasado el enojo, pero conociendo a Loki, seguramente aún estaba muy enfadado con él incluso como para hablarle.

Pero cuando entró en el comedor, el rubio se quedó de piedra. No era lo que esperaba en lo absoluto, y casi no podía creer que aquella delicada y hermosa doncella fuera su hermano. Más bien, Loki parecía una diosa de la belleza, una criatura sacada de sus más morbosas fantasías. Aquellos ojos delineados de negro le brindaban a su mirada una profundidad misteriosa, y sus labios pintados con un suave tono rojo coqueto parecían incitar a que los besaran. El vestido negro y verde se ajustaba perfectamente al cuerpo del pelinegro y acentuaba su cintura y sus caderas, y el ligero escote, no muy pronunciado, brindaban un grado de coquetería demasiado tentador a su persona.

–B-Buenos d-días… –saludó apenas, sin poder quitar la vista de su hermano, quien apenas estaba sentándose a la mesa, a la derecha de su madre. Éste le dirigió una fría mirada y le saludó con un escueto “buenos días”, más por cortesía que por el gusto de saludarle.

Odín, quien había estado hablando con Frigga, miró a su hijo mayor y le regañó por estar tan desordenado.

El desayuno transcurrió en pleno silencio, como era costumbre. Loki no quitaba la vista de su plato, sintiéndose avergonzado aún por estar usando vestido y maquillaje, sobre todo frente a su padre, aunque ahora fuera una chica. Su madre le había halagado por varios minutos al igual que su padre cuando entró al comedor, pero eso no quitaba que se sintiera mal.

Después de comer, Loki de inmediato se marchó a la biblioteca, procurando que nadie le viera salvo los guardias, que estaban al tanto de lo sucedido y tenían órdenes de guardar silencio. Al verlo marchar, Thor decidió seguirle para pedirle perdón otra vez y hablar con él, puesto que tenía la esperanza de que ahora su hermano estuviera más calmado.

Cuando le vio entrar a la biblioteca se detuvo dubitativo, temiendo desatar de nuevo la ira del pelinegro, pero su deseo de ser perdonado era mayor y, armándose de valor para enfrentarse a su hermano, entró a la biblioteca tras él.

– ¡Loki! –le llamó apenas entró sorprendiendo a su hermano, quien estaba sobre una escalerilla buscando algún libro demasiado alto para su tamaño.

El pelinegro se tambaleó un poco y se aferró con fuerza a las escaleras, sin fiarse de su equilibrio sobre aquellos tacones tan incómodos. Al verlo, Thor se acercó casi corriendo a sujetarle por la cintura, disculpándose de forma boba mientras sus ojos se quedaban en la cintura de su hermano.

–Lo siento… no quise asustarte –se disculpó, haciendo un esfuerzo por mirar a Loki a la cara.

–Idiota… –gruñó el pelinegro en voz baja, apartando a Thor con un manotazo para después bajarse de la escalerilla y sacudirse el polvo del vestido– Agradece que estoy ocupado, o te daría una paliza por imbécil.

Tras decir eso, Loki le dio la espalda a su hermano y se alejó hacia otra estantería, llevando consigo la escalerilla. Había decidido ignorar en lo posible al rubio y concentrarse en buscar algún otro libro de hechizos que le ayudara a salir de aquel problema. Lo malo era que… no encontraba nada, ni siquiera una copia del libro perdido.

Thor por su parte, había bajado la mirada con tristeza, sintiéndose mal por las palabras de su hermano, más bien por sus insultos y la frialdad con la que le hablaba.

–Loki… –susurró su nombre, siguiéndole– De verdad lo lamento. Créeme que si pudiera hacer algo por ayudarte, lo haría… Hermano…

Pero el menor seguía ignorándole y buscando entre las estanterías, totalmente indiferente a lo que el rubio decía o hacía. Entonces Thor, ya molesto por la actitud infantil de Loki, le jaló del brazo y le hizo mirarle.

– ¡Loki, escúchame! –le pidió.

– ¡Suéltame! –gruñó el menor, dándole una bofetada a Thor. Estaba muy enfadado, y empezaba a perder el control de sus emociones otra vez, a dejarse llevar por todo el odio que le empezaba a inundar el alma– ¡Si no fuera por ti yo no estaría así! ¡Siempre has sido una molestia! ¡Siempre! ¡Ahora aléjate de mí y vete con tus amiguitos, mantente lo más lejos que puedas de mi vista si no quieres que te mate con mis propias manos! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Entiéndelo bien!

Thor quedó shockeado por las palabras de su hermano, jamás había esperado que le dijera nada como eso. Veía en aquellos ojos verdes un odio inmenso que teñía de negro su mirada; Loki no parecía él mismo.

–Hermano…

Tras susurrar aquella palabra, los ojos de Thor se llenaron de lágrimas que no fluyeron, sino que supieron ser contenidas. El dios del trueno bajó su mirada, derrotado, sintiéndose herido y vacío, y sólo cuando la primera lágrima recorrió su mejilla, Loki se dio cuenta de lo que había hecho.

¿De verdad había dicho todo eso? Miró a su hermano y al verle tan derrotado, fue Loki quien se sintió mal. No entendía qué le pasaba, por qué se sentía así, tan lleno de odio y de resentimiento. Se mordió el labio inferior, confundido, sin entender qué estaba pasando por su cabeza al momento de decir todo aquello.

–Lo siento… –murmuró bajo el pelinegro antes de salir corriendo hacia los jardines, dejando a Thor un poco aturdido por su disculpa.

Corrió por los jardines hasta llegar al borde del río. Se sentó sobre el pasto y cerró los ojos, llevándose ambas manos a la cabeza con gesto de desesperación. No comprendía qué le pasaba, se sentía muy mal por haber dicho eso a su hermano mayor pero en aquel momento, había sentido una satisfacción tan grande y perturbadora… Terminó por mirarse las manos con el ceño fruncido. En sus palmas, se notaban las marcas de sus propias uñas; no se había dado cuenta de que había cerrado ambos puños con tanta fuerza.

Luego, como por un rayo de pensamiento, se le ocurrió mirar su reflejo en el agua. Se acercó al borde del río y al verse, ahogó un grito. Sus ojos estaban negros, totalmente negros, y parecían dejar escapar un brillo amenazador que lo hizo estremecer. Poco a poco, sus ojos volvieron a la normalidad, y cuando el color verde fue visible otra vez, Loki se puso de pie decidido a volver al palacio y hablar con su padre sobre eso.

–Hey, no la había visto antes por aquí –una voz conocida hizo que Loki se girara bruscamente, sorprendido. Últimamente estaba tan distraído o concentrado dentro de sí mismo, que era demasiado sencillo sorprenderle– Buenos días, mi lady.

Se trataba de Fandral, el rubio amigo de Thor. El pelinegro se mordió el labio inferior, había estado a punto de madrear al rubio rompecorazones pero se contuvo a tiempo, no quería revelar su identidad y quedar en vergüenza frente a los amigos de Thor.

–Buenos días –saludó toscamente, pensando en alguna forma de salir de esa.

– ¿Qué hace tan bella dama en estos lugares? ¿Se encuentra perdida, acaso? Si lo desea puedo llevarla de vuelta al palacio –se ofreció Fandral caballerosamente, dedicándole su sonrisa más coqueta a aquella doncella tan hermosa a su parecer. Loki tuvo ganas de vomitar.

–Estoy bien, simplemente daba un paseo, es todo. No necesito de su ayuda, muchas gracias –tras decir esto pasó junto a Fandral caminando con paso majestuoso y elegante, como siempre, buscando alejarse y volver a su cuarto para no salir de allí en su vida.

–Pero mi lady, permítame al menos acompañarla, no es bueno dejar sola a una señorita –insistió el chico, caminando junto a Loki. El hechicero estaba a punto de darle un puñetazo para que se dejara de imbecilidades, pero supo contenerse y continuó caminando con la cabeza bien en alto– Mi nombre es Fandral, ¿y el suyo?

Loki se detuvo, abriendo los ojos. ¿Qué se supone que debía decir? Miró a Fandral, quien le sonreía seductoramente, sin saber qué responder. Justo cuando iba a abrir la boca para inventar una de las mejores historias de su vida, un grito le interrumpió.

– ¡Fandral! –Era la voz de Thor. Ambos chicos se giraron para ver al rubio mayor aparecer por la izquierda, corriendo, para detenerse junto a Loki– ¿Qué haces aquí? –la voz de Thor era ruda, más que de costumbre, cosa que a Loki le pareció muy extraña. ¿Estaba enfadado? Claro que sí, de seguro que estaba molesto por las horribles cosas que le dijo en la biblioteca. Ahora fue Loki quien bajó la mirada, avergonzado y entristecido por su actitud anterior.

–Sólo hablaba con la doncella, me pareció que estaba perdida y la ayudaba a regresar al palacio –explicó Fandral con tranquilidad, mirando entonces a Loki y sonriéndole, se notaba que estaba interesado en aquella jovencita misteriosa– No me pareció bien que una dama tan hermosa estuviera sola, es todo.

Al notar las intenciones de su amigo, Thor se enfureció aún más y tomó la mano de Loki con fuerza, dando a entender así a Fandral que debía alejarse de él, o mejor dicho, ella.

–Pues yo le llevaré de vuelta, gracias –dijo con el ceño fruncido, gesto que Fandral supo interpretar muy bien como un “aléjate de ella, es mía”.

–Descuida, aunque pudiste habérmelo mencionado antes… –comentó el rubio, haciendo que el dios del trueno se sonrojara y Loki los mirara a ambos sin entender nada– ¿Es tu novia? ¿Cómo se llama?

Tanto Loki como Thor se miraron con los ojos bien abiertos. El pelinegro se soltó bruscamente de la mano de su hermano mayor, sintiendo sus mejillas sonrojadas de sólo pensar en eso, ¡qué cosas se le ocurrían a Fandral! ¡Y qué desubicado era al preguntarlo así, tan tranquilo!

–No es mi novia, ¡cómo crees! –dijo Thor torciendo el gesto, como si sólo pensarlo le molestara– ¿Cómo se llama? ¿No te dijo? ¡Pero si es Lo…!

– ¡Lorreine! –Interrumpió Loki casi a voz en grito, sorprendiendo a ambos jóvenes con su exclamación.

Notas finales:

Bueno, espero que les haya gustado este capítulo, un poco más larguito para ustedes. Como saben cualquier comentario es recibido, así como críticas, tomatazos, zapatazos, escudazos, un Loki amordazado, un Capitán América o un Iron Man también son bien recibidos ;D 

¡Nos leemos en el próximo capítulo!

Lacrima Eterna~


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