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Toda la vida por carlac94

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Notas del capitulo:

Adoro esta pareja, son tan compatibles. Pero la inocencia de Shion luego impide el describir cosas sucias xDD

 

Nezumi giró a la derecha encontrándose con el albino durmiendo tranquilamente en el sofá. De repente sintió una punzada en el corazón.

Ya a esas alturas debía admitir que sentía algo por el albino, algo tan distinto a comparación de lo que pensaba de las otras pocas personas que conocía, un sentimiento tan extraño y enigmático que se presentó en él desde el momento de conocerlo tras esa ventana.

Al principio, debía confesar, su presencia le provocaba tanta inquietud que muchas veces se arrepintió de haberlo traído a Bloque Oeste, pero en el fondo lo que él no quería admitir era que esos sentimientos de inseguridad eran producto de las nuevas emociones hacia él. Y con el paso del tiempo y de la rutinaria convivencia comprendía que su barrera se rompería en cualquier momento y parecía que ya se estaba logrando. No podía ser distante, grosero o frío; y mucho menos tratar de demostrar su indiferencia ante aspectos de suma preocupación.

Y ahora que parecía comprender algunas cosas sentía que Shion se estaba alejando más.

Claro, después de todo el albino tenía planeado ir a No.6 antes de la llegada de primavera con el pretexto de advertirles de la epidemia de abejas. Según Shion ya tenía avances en el antídoto y claro que no lo dudaba, el chico era listo, pero lo que temía era que fuera y no pudiera regresar.

Después de todo no quería perderlo… lo quería demasiado para eso.

Lanzó un suspiro y arrojó el libro, que con tanto trabajo estaba leyendo por tener su mente en otra parte, y se puso de pie. En la oscuridad veía perfectamente al albino dormir; sus acompasados suspiros lo relajaron de sobremanera y su rostro tan tranquilo sólo intensifico sus ganas horribles de tomarlo entre sus manos.

Lamentable era que muy pronto lo perdería.

Aunque podía hacer algo para evitarlo. Si no funcionaba hablarlo, seguramente, entonces lo retendría a la fuerza, incluso si tuviera que amarrarlo a la cama para que no fuera a la ciudad.

Regresó al lecho y volvió a sentarse.

Muy pronto se quedó dormido.


Sonidos silenciosos lo despertaron, sabía el significado de ellos y no hizo nada más que pestañear disimuladamente para despabilarse. Escuchó el roce de la ropa con algo y seguido un golpeteo que reconoció como zapatos.

Sin perder tiempo se puso de pie en un solo movimiento.

-Ne-Nezumi -lo llamó sorprendido y decepcionado. Seguramente pensaba regresar a No.6 sin siquiera avisarle.

-¿Tan temprano te vas a trabajar? -preguntó fingiendo ignorancia.

-… Sí, bueno… Inukashi quiere que les corte el pelo a los perros, creí habértelo dicho.

-Sí, claro -se acercó peligrosamente -lo que me gusta de ti es que no sabes actuar.

-¿Eh?, ¿qué quieres…? -más se vio interrumpido por ser sujetado con fuerza de su brazo y ser lanzado a la cama. Su cabeza chocó cruelmente con el colchón pero eso pasó a segundo plano tras sentir a Nezumi sentado sobre él a horcajadas -¿Nezumi?

Pero el pelinegro no
respondió, demasiado perturbado ante la escena de frente.

-… Tú lo que quieres es irte a No.6, ¿verdad? -lo acusó seriamente. Shion tragó saliva y solo desvió la mirada, molestando más a su atacante -No mientas.

-No sé de qué estás hablando.

-Sí claro -Shion intentó alejarlo, pero él fue más rápido, lo tomó de las muñecas -ya te dije, eres pésimo mintiendo.

El albino de repente se tornó nervioso, estaba en una postura demasiado vulnerable, no sabía que haría Nezumi de él.

-¿Qué quieres? -inquirió asustado.

Nezumi permaneció en silencio. ¿Qué quería? Ni él sabía lo que quería. Al principio quería que se alejara de él tras notar cómo traspasaba su barrera que con tanto afán había construido con el pasar de los años pero después sólo quería mantenerlo a su lado y protegerlo…

Pero ahora, en ese preciso momento… sólo quería que no se alejara de su lado.

-No te vayas -dijo en un susurro. Shion abrió los ojos desmesuradamente -solo, no te vayas.

-¿Qué…?

Nezumi alzó el rostro. Ya no podía soportarlo.

Unió sus labios en un cálido beso donde transmitía su extrema necesidad de retenerlo a su lado. Después de todo ya era hora de admitir que lo quería demasiado para dejarlo morir y no hacer nada. Daría su vida con tal de que él estuviera bien.

El albino permaneció inmóvil, no correspondió pero tampoco rechazó el contacto.

Poco a poco el beso tierno e inexperto se fue convirtiendo en algo más acelerado. Nezumi lo soltó de las muñecas y Shion, ahora contagiado por la sensación placentera, pasó sus dedos blancos por el cuello del otro.

Cuando se quedaron sin aire se separaron y se miraron detenidamente, ambos nublados por el placer.

-No te vayas -pidió nuevamente el pelinegro y el otro pareció vacilar un momento pero finalmente sonrió y volvió a besarlo.

-De acuerdo.

Ahora sí, Nezumi podía decir que estaba muy satisfecho con la respuesta. Se acercó y unió sus labios, ahora en un beso mucho más apasionado. Molesto por la resistencia, empezó a lamer delicadamente el labio inferior del albino y éste, en un intento de jalar aire a sus pulmones, abrió la boca, permitiéndole la entrada a la lengua de Nezumi. Inició con una exploración en esa cavidad húmeda y adictiva y seguido se unió a la otra contraparte en un baile improvisado. Se separó tras sentir un espasmo por parte del oji rubí y un gemido que lo excitó más. Mientras su compañero recuperaba el aire, se dedicó a dejar pequeñas marcas en el cuello blanco y decorado con una cicatriz en forma de serpiente.

Shion gimió audiblemente, dando a entender la cantidad de nervios en esa zona tan expuesta. Desesperado por sentir más de esa placentera sensación, Nezumi empezó a desabrocharle la camisa y éste sólo tembló.

-Ne-Nezumi -jadeó -¿qué…?

El otro lo silencio con otro beso. ¡Cielos! Jamás creyó que alguien como Shion podía incitarlo a realizar tales actos. Aún más ansioso que antes le quitó en movimientos bruscos la camisa. Shion trató de pararse para dejar al contrincante en la misma situación pero las constantes caricias en su pecho lo frenaron.

Un gemido no pudo ser acallado tras notar la lengua del pelinegro atrapar uno de sus pezones y su nerviosismo y pena aumentaron al sentir como los dedos delgados del otro se acercaban hacia sus pantalones.

-Nezumi… basta…

-¿Qué dice, Majestad? -se burló -¿no lo estoy haciendo bien?

Shion quiso protestarle, pero en vez de salir el reclamo fue un gemido demasiado fuerte. Nezumi estaba acariciando su miembro por sobre la ropa.

Intentó detenerlo, pero su cuerpo parecía no responderle, sin embargo sólo logró alargar su brazo hacia la ropa del oji plata. Con movimientos incontrolados y temblorosos logró desabrochar los botones, Nezumi quiso agradecerle, pero estaba más entretenido besándolo en el cuello.

Luego de una lucha fugaz ambos quedaron expuestos al otro. El sonrojo entre el placer y la pena se expandió por todo su rostro y más tras notar la excitación de ambos.

Nezumi fue el primero en atacar, besando nuevamente su cuello. Shion sólo pudo silenciar un poco los constantes ruidos de su boca.

Dio un recorrido con su lengua en todo el vientre del otro, hasta llegar a la parte baja, con un solo objetivo. Como consecuencia de tomar el miembro entre sus manos, el albino gritó de una forma extraña. Inició movimientos suaves, de arriba hacia abajo y terminando con un giro cautivador. Con el paso del tiempo fue aumentando el ritmo y a los pocos segundos su mano se manchó de algo blanco y espeso.

Miró al albino y sonrió guasón, éste apenas y podía nivelar su respiración.

-Eso fue rápido -observó divertido. Shion frunció la entreceja y lo miró.

-Cállate.

-Calma -volvió a sonreír. Se acercó y lo besó tiernamente -eres muy lindo cuando te enojas.

El albino solo ladeó la cabeza, demasiado avergonzado para siquiera verlo a la cara. Unos dedos en sus labios lo hicieron girarse nuevamente.

-Lámelos -ordenó con dulzura. Shion quería preguntar la razón de eso pero mejor silenció, lo averiguaría después; así que con todo su esfuerzo, lamió los tres dígitos ofrecidos de una forma tan inocente que prendió más al pelinegro.

Finalmente y luego de estar bien lubricados, Nezumi los sacó. Ahora sí la curiosidad carcomía por dentro al albino.

-¿Qué vas a hacer con esos? -pregunta inocente para alguien con mente tan pueril.

-Ya lo verás… escucha, esto puede ser incómodo y muy doloroso, así que trataré de hacerlo lo más gentil posible, ¿de acuerdo?

Shion afirmó lentamente, se notaba el miedo en su mirada.

-Relájate -indicó tras verlo tan tenso. Introdujo un primer dedo y Shion jadeó asustado -calma, es necesario.

Recordó que las acciones eran mejor que palabras, así que besó suavemente sus labios. El albino pareció relajarse y entonces metió otro dedo, dilatando el orificio, ampliándolo y estimulándolo. Un tercer dedo, a esa altura Shion ya lo estaba disfrutando.

Lástima que no tenían un lubricador como tal, lo malo de vivir en ese lugar tan anticuado, sin embargo todo se arregló con el uso de sus dedos. Tomó su miembro y lo acomodó y en una estocada y para no hacerlo más doloroso, lo introdujo todo.

Shion gritó y se aferró a las sábanas, sin poder evitar que una lágrima se le escapara. Por su parte Nezumi repartió besos por doquier y en un reflejo por calmar a su pareja tomó su miembro y lo masajeó suavemente.

El albino no quiso hablar o exigir una explicación. Nunca imaginó que los hombres tenían relaciones de esa forma, quizá si lo hubiese adivinado antes se hubiera rajado… aunque parecía que todo había valido la pena. Harto de no recibir placer surgió un vaivén con sus caderas que desconcertó al pelinegro. El instinto era instinto y vaya que ayudaba en tales casos.

Las embestidas empezaron lentas para ir aumentando con el paso de tiempo, ambos necesitaban más placer y con urgencia. Por sentido común, Shion enrolló sus piernas por la espalda y se abrazó a su pareja, haciendo que las embestidas fueran más dificultosas para el pelinegro pero más placenteras, pero esto no duró mucho, al poco tiempo volvieron a la postura inicial.

Ahora el oji plata aumentó el ritmo y al mismo tiempo masturbó con fuerza a su pareja, logrando que éste, tras un gemido demasiado alto, se corriera en su mano y él liberó su semilla en el interior del albino.

Cayeron en la cama rendidos. Estaban demasiado cansados para siquiera moverse o algo. Tan sólo tuvieron la energía suficiente para acomodarse. Shion se acostó en el pecho de la rata y cerró los ojos y éste último lo recibió en un cálido abrazo.

Nezumi miró al albino por última vez, antes de caer dormido. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro perfecto.

Ya no temía perderlo porque en definitiva, cada que lo viera sentado en ese sofá, sabía que no lo extrañaría.

Porque presentia estaría a su lado toda la vida.

Notas finales:

No tiene mucho sentido, pero lo advertí xD

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