Mi nombre es roronoa zoro, tengo 21 años, soy estudiante universitario de la facultad de artes en la universidad Aoyama Gakuin , diseño gráfico para ser más específicos, estoy en mi tercer semestre. Aunque bueno no estoy aquí para contarles sobre lo que hago o no, estoy aquí para contarles como mi vida cambió radicalmente en un solo dia, al conocer a cierto hombre
Las clases ya habían finalizado. El día era un poco gris, pareciera que fuera a llover, debía apurarme porque si no, lo más probable era que si llovía no conseguiría transporte que me llevara a casa y tal y como lo predije apenas Salí de la universidad cayo una lluvia torrencial y de repeso no me paraba ningún taxi, el día no podía ser peor para mi, tendría que caminar de regreso a casa, un punto a mi favor era que la estación del metro quedaba a unas cuantas cuadras de la universidad, igualmente ya no tenía nada que perder ya estaba empapado.
Maldición no estaba acostumbrado a ir en metro no se porque pensaba que estaba cerca, tarde un poco más de una hora en llegar, en cuanto llegue a las afueras de la estación, una imagen me conmovió por completo, al inicio pensé que estaba alucinando y veía a una clase de ángel, bajo la lluvia, estaba más mojado que yo pues el agua caía en su cuerpo sin poder mojarlo más de lo que ya estaba, sus ojos azules miraban el pavimento sin mostrar ninguna clase de sentimiento en ellos, solo una profunda tristeza, cabello rubio y su piel blanca como la nieve hicieron que me quedara como un idiota parado mirando como el agua recorría sobre el dándome una vista maravillosa; pareciera que no se inmutara por su condición, pues parecía que tenía unos pensamientos profundos que lo apartaban de la realidad, nunca había visto a alguien tan hermoso en mi vida, pero la tristeza que irradiaba hacía que sintiera la necesidad de ir junto a el y preguntarle que podía hacer para que quitara esa expresión y hacerle sonreír, tome el valor de hacerlo pero al estar cerca de el, se balanceo un poco haciendo que casi callera al suelo pues fui más rápido y logre tomarlo en mis brazos antes de que pudiera caer por completo, entre a la estación con el en mis brazos, y lo puse con cuidado a una pared quedando sentado zarandeándolo un poco
- Oe estas bien
No obtuve respuesta, empecé a preocuparme, así que me acerque a su pecho para comprobar que seguía con vida, tome su mano para medir su pulso, me logre tranquilizar un poco, pues estaba inconsciente, era de esperarse pues no sabía desde cuanto tiempo había estado bajo la lluvia, ahora la pregunta que me debatía la mente, que diablos iba hacer con el, llevarlo a un hospital no era una opción pues no había documentación alguna de el, además que tardaría horas en llegar a uno, si transportaba en el metro sin contar en todos los procedimientos que tenía que hacer para que le atendieran, además no era algo tan grave, soy honesto no confiaba en los hospitales, más rápido llegaría a mi apartamento, opte por la segunda opción.
En cuanto entre al metro la gente me miraba curiosamente, era obvio después de todo lo llevaba cargado como si de una princesa se tratase, no lo podía evitar se veía tan frágil y más en esas condiciones que pensé que cualquier movimiento en falso lo heriría, di caso omiso a esas miradas, no me interesaba en lo que pudiera pensar la gente, después de media hora pude llegar por fin a mi apartamento, con el en mis brazos, lo primero que hice fue llevarlo a mi habitación tumbándolo suavemente en la cama, lo mejor era retirarle la ropa mojada, fui a buscar algo de ropa para el, saque un buzo blanco para darle calor y unos pantalones de pijama, en cuanto le vi estaba sonrojado con sus ojos cerrados, yo no puede evitarlo también me sonroje al saber que me tocaba desvestirlo, me acerque y le retire su camiseta blanca, tome una toalla del baño y le seque su hermoso torso, contemplaba como este subía y bajaba rápidamente, toque su frente tenía fiebre alta mi preocupación subía cada vez más al pensar de que si se tratara de algo grave, le quite sus pantalones y sus bóxer para poder vestirlo, quedando completamente desnudo en mi cama, joder tenía un cuerpo tan magistral, unas piernas sorpresivamente largas, me sentía un pervertido al no poder evitar mirar en donde se perdían estas, detalle mejor vi que sangraba cerca de su entraba y además había algo blanco que salía de esta era semen sin dudarlo, me preocupe aún más ahora las cosas si eran graves parecía que le hubieran violado, quien era el maldito que se había atrevido a profanar su cuerpo y tratarlo de esa manera, quien en la faz de la tierra era tan desalmado como para hacerle algo como eso a ese precioso ángel, sentí rabia quería saber quién se había atrevido para ir acabarlo con mis propias manos, fui a la cocina por un botiquín aun con los humos en mi cabeza saque unas gasas y empecé a limpiarlo retirando toda esa suciedad de su cuerpo, trataba de ser lo más delicado posible pero aun así hacía gestos de dolor aun estando inconsciente, cuanto finalice lo vestí por completo con mi ropa, fui de nuevo a la cocina para calentar un poco de agua, en cuando esta estuvo lista la vertí en un recipiente, fui de nuevo a mi dormitorio, el recipiente lo puse en la mesa de noche, saque unas sábanas del armario y le arrope, después tome unos paños del botequín y los remoje, los puse sobre su frente, tal vez esto ayudaría a que le mermara un poco la fiebre, estuve repitiendo la misma acción cada vez que un paño se calentaba con su calor tomando el otro y poniéndoselo de nuevo dejando el anterior remojando, en cuanto mermo su fiebre lo suficiente decidí que lo mejor era dejarlo descansar, al igual que haría yo, aun no saceaba la lluvia, tal vez mañana despertaría y podría saber por lo menos su nombre.
Al otro día
El chico al parecer despertó fuertemente, haciendo que yo despertara también, al caer en cuenta de mi presencia parecía asustado pues su cuerpo temblaba
- Porque estoy aquí quien eres tu?
- Me llamo roronoa zoro, estas aquí porque decidí traerte después de que te desmayaras a las afueras de la estación del metro, no te preocupes no seria capaz de hacerte daño y menos algo tan despreciable como lo que hicieron contigo
- Com.mo lo sabes
- Fui yo quien atendió tus heridas
Se quedó en silencio, parecía dolido que yo me enterara de eso, supongo que era difícil para el después de todo era un tema un poco delicado, no llegaba a imaginarme como se podía estar sintiendo en esos momentos, decidí prepararle algo, como para que por lo menos pudiera recuperar fuerzas le deje solo y fui a la cocina, el problema era que no sabía cocinar mucho, lo único que tenía era comida instantánea en el gabinete e embutidos en la nevera, lo único sano que podía brindarle era una sopa de ramen instantáneo, en los pocos minutos que estuvo listo lo serví apropiadamente, llegue de nuevo a la habitación donde estaba sentado en la cama y con su vista fija en algún punto de la pared
- Toma esto te ayudara a recuperar fuerzas creo
Me miro sorprendido y tomo el plato
- Gracias … porque haces esto por mi.. no me conoces
- Es cierto pero no estoy tan mal como para dejar a alguien tirado en la calle en medio de la lluvia
De nuevo se quedó en silencio, era un momento incómodo para el, empezó a comer en silencio sin siquiera dignarse a mirarme, yo aunque quería hablar con el supe que no era el momento, pero el rompió el silencio al terminar de comer
- Te doy lastima.. por eso me ayudaste
- Claro que no, tu no tienes la culpa de que te hubieran hecho eso.. además cuando te lleve con migo no tenía ni idea hasta que empecé a atender tus heridas
Al escucharme empezó a temblar, joder porque solía decir las palabras sin pensar, le había hecho recordar algo que supongo no quería pensar más en ello, además era un bruto a la hora que venía a recordar lo que me había dicho un amigo mío que estudia psicología en estos casos el trauma puede ser tan fuerte que sienten temor de que alguien le tocaran y de repeso le decía que le había tocado, así que le mentí
- No te preocupes solo me centre en curar tus heridas, no tuve pensamientos extraños ni nada por el estilo…. Puedo saber por lo menos tu nombre?
- San..ji
- Esta bien sanji mucho gusto, tu ropa ya seco siéntete libre de tomar una ducha si quieres, yo saldré a comprarte alguna aspirina o algo que te calme un poco el dolor para que no te sientas incómodo con mi presencia y estés seguro que no pienso hacerte daño.. mas bien todo lo contrario
- Arigato y gomen
- No hay problema ya vuelvo esta bien?
- Him
Sali de mi apartamento para comprarle algo que le calmara el dolor, además para que se sintiera libre de ducharse sin preocupaciones, aunque en ningún momento por mi cabeza paso algo similar como hacerle daño o tocarlo pues tenía un enorme daño emocional lo sabía y no era apropiado darle inseguridad, el marcado quedaba cerca así que llegue en unos quince minutos, hoy no había asistido a la universidad debido a las circunstancias en las que me encontraba. ahora que daba cuenta que sanji tal vez era un poco menor que yo, en todo caso llegue al mercado, compre una bebida enegizante y unas aspirinas, que sentía lastima por el, para nada todo lo contrario, despertaba en mi un instinto de protección, desde el momento que lo vi me inspiro ternura, es que era toda una belleza, su corazón estaba destrozado y yo sentía que debía de ser yo quien recogiera esos pedazos uno por uno y pegarlos delicadamente, llegue al apartamento con lo que había mercado, en cuanto me dirigí al dormitorio, las bolsas se cayeron de mis manos al notar que el dormitorio se encontraba totalmente vacío y arreglado, fui desesperadamente a buscarlo por el apartamento pero no le encontraba por ninguna parte, me preocupe, al saber que por un momento estuvo cerca de mi y ahora simplemente se había alejado sin siquiera con tener una oportunidad de conocerlo y reparar el daño que le habían hecho, regrese de nuevo a la habitación y note un papel sobre la mesa de noche:
- Gracias por todo zoro
Tome el papel arrojándolo fuertemente, no sabia el porque de mi comportamiento era absurdo pero era inevitable sentirme de esa manera, desde el primer momento que le vi me cautivo de tal forma que aun sabiendo lo que le sucedía quería cuidar de el y hacerle ver que era protegido, solo me quedaba resignarme que mas podía hacer mi ángel había volado de nuevo a la que fuera que fuera su vida, donde yo no pertenecería pues no sabia quien era y no sabia nada de el, no creo volverlo a ver, pero aun asi soy feliz con el momento que comparti junto a el momento que durara para siempre recordando su belleza parecida a la de un angel