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...:::Sweet Gift:::... por aLeXXsHaWoL

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Notas del fanfic:

ANNYONG!!!!

Antes que nada este es un regalo para mi amiga Andy-mon

Saengil chukha hamnida, saengil chukha hamnida!!!!! Ya eres un año mas vieja Andyyy espero que te guste tu regalo, que no es perfecto pero hago lo que puedo y espero que lo disfrutes... *¬* y mas te vale que comentes, muajajaja

Como yo se que no hay manera de hacer mas feliz a mi amiga que haciendo feliz a nuestro rano favorito... Ahi va un 2min solo para ella... Y para todas las que lo lean claro....^^ 

Todos los días transcurren igual. 24 horas, 1440 minutos, 86 400 segundos… pero existen momentos que pueden convertir un día cualquiera en un día especial. En mi caso, tuvieron que transcurrir 6 935 de esos insignificantes días para vivir ese pequeño momento que cambió mi existencia, porque necesitaste solo un instante para que lo poco que significaba algo en mi vida se fuera al demonio y pasaras a formar todo mi mundo.
 
Porque desde el momento en que te ví, no existió nada más.


*************


¡Pobre Minho!

Si supiera lo que sus amigos han planeado para su regalo de cumpleaños. Talvez lo pensaría dos veces antes de asistir tan puntual a la cita que estos le hicieron.

Pero, ¿Cómo no sospechar desde el momento en que llegó? Era tan elegante, tan grande, pero sobre todo tan costoso, y justamente por eso debía parecer más sospechoso.

¿Por qué citarlo en un hotel?

Tan pronto llegó, pensó en dirigirse al restaurant del hotel, talvez era ahí donde sus amigos lo esperaban con una cena digna de la realeza tan solo para hacerlo cambiar de  opinión con respecto a sus cumpleaños.
 
Desde hacía mucho, Minho no tenía un cumpleaños que fuera digno de llamarse así. Su madre se esmeraba tanto en preparar un pastel hecho por ella, una cena para celebrar el día en que su hijo llegó a iluminar su vida. Se esforzaba tanto cada año, a pesar de saber cual sería el resultado a tanto esfuerzo.
 
Porque para su padre esos días eran una ridiculez, un día que no valía más que cualquier otro.
 
¿Por qué celebrar el tener un perdedor como hijo?
Minho era el mejor del equipo de basket ball desde la primaria. No era el mejor en clases, pero el tercer lugar de la escuela no estaba tan mal. Aun así, nunca pudo cubrir las expectativas de su padre. Por el simple hecho de que nunca pudo ser su hermano.
 
Su hyung era el mejor. Estaban tan orgullosos de él. Sobre todo su padre.
 
Siempre fue un gran atleta, el mejor de su curso, Presidente de la Sociedad Escolar, cada actividad de la escuela debía ser dirigida por él a petición de sus profesores. Cada día era un constante recordatorio de que Minho  nunca seria como Min Seuk.
 
Era el mejor alumno, el mejor compañero, el mejor amigo, el mejor hijo, pero lo único que a Minho le importaba era que, a pesar de todo y de todos, siempre fue el mejor hermano.
 
Porque no importaba que, el siempre estuvo ahí para apoyarlo, siempre tuvo la paciencia que a su padre le faltó. Porque más que su hermano, Minho habría deseado que él fuera su padre en vez de aquel hombre sin nada en el corazón.
 
Porque a su hermano si le importaban sus cumpleaños.
Como Min Seuk se lo dijo una vez, el amaba esos días fríos de diciembre. Esos días que le recordaban la llegada de su pequeño hermano, el único que no esperaba que él fuera perfecto, tan solo que fuera él. Porque a Minho no le importaba más el último trofeo ganado que todas las lesiones, el cansancio y todo el esfuerzo para ganarlo.

Sus cumpleaños eran felices, porque su hermano y su madre estaban ahí.

Eran felices. Hasta su cumpleaños numero ocho.
¿Tan rápido habían pasado once años? Cada que pensaba en ello le dolía el corazón, porque su único apoyo ya no estaba con él.
 
Estaba tan absorto en sus pensamientos que no notó a la señorita detrás del libro de reservaciones preguntándole si él tenía una. Pero, ¿En que momento llegó al restaurant?

-¿Señor?...

-¿Si? Lo siento, no la escuche…

-¿Tiene una reservación?

-No lo se…- la mujer lo miró con algo de impaciencia antes de preguntar.

-¿Su nombre?

-Choi Minho… - dijo mientras miraba sobre el hombro de la mujer para tratar de encontrar a sus amigos en unas de las mesas del interior.

-Lo siento, su nombre no está en la lista.

-Entonces talvez este a nombre de mi amigo, su nombre es Kim Jonghyun.

-¿Jonghyun?- preguntó la mujer en cuanto Minho terminara su oración.

-¡¡Si!! ¿Su nombre si está?

-No, pero tengo algo para usted a nombre de esa persona.- y al momento le entregó un pequeño sobre- Que pase buena noche, si me disculpa…

Minho se alejó de la fila de comensales  que ya se veían algo desesperados por cenar. Se detuvo un momento antes de abrir el sobre, del que sacó una pequeña tarjeta con una nota escrita en ella. ¿Cómo no reconocer esa horrible ortografía? Solo Jonghyun podía escribir con tal letra.
 
"¡¡Feliz Cumpleaños!! Si es una cena, pero no en el restaurant. Preséntate en la recepción. No te arrepentirás...
 
P. D. ¡No nos odies, por favor!"

Eso  último fue raro. La letra era de su hyung, Onew. ¿Así que él también estaba metido en esto?

¿Qué clase de ideas tenían en la cabeza esos idiotas? Pero bueno, entre más pronto terminara esto, más rápido volvería a casa.

Se dirigió a la recepción, ahora seguro de que iba al lugar correcto. Cuando llegó se presentó al empleado de recepción.

-Buenas noches, soy Choi Minho, tengo una reservación- el hombre lo miró con algo de duda antes de buscar en el ordenador, pero de pronto su expresión cambió completamente.

-Señor Choi, lo esperábamos desde hace tiempo. Aquí tiene la llave de su suite. Que pase una excelente noche. Cuando llegue su acompañante yo le avisaré.

-Claro, gracias- dijo Minho y al momento tomó la tarjeta que abriría su habitación. Estos chicos se habían excedido, mira que reservar una suite solo para una estúpida cena y todavía tener que esperarlos, con el hambre que tenía.
Cuando llegó al elevador, el hombre encargado le preguntó a que habitación se dirigía.
No lo sabía. Olvidó preguntar en l recepción. Estuvo a punto de salir a preguntar cuando el hombre a su lado, ya algo impaciente, estiró su mano hacía él.

-¿Me permite?- Minho miró lo que el hombre le pedía, era la tarjeta, la llave de su habitación. Entonces notó que en ella había un número.

-1328…- fue lo único que dijo y de  inmediato el hombre se puso en marcha.

-Último piso.

Eso ya era demasiado.
Sabía que los chicos lo apreciaban. Pero gastar tanto dinero en una cena, en el hotel más caro de Seúl, ¿Solo por su cumpleaños? A menos que, fuera una broma de sus amigos. Pero no, un hotel de tanto prestigio no se prestaría para algo así y de cualquier manera para ser una broma, aún así les habría costado muy caro.

El elevador se detuvo en el piso 45, de solo imaginarlo ya estaba sintiendo vértigo. Cuando el hombre abrió la puerta del elevador, salió de este y se dirigió al final del pasillo, que era bastante largo.
Cuando llegó a la puerta con el número 1328, sacó la tarjeta de su bolsillo, esperando que la llave no sirviera y así darse cuenta de que todo fue una broma, pero cuando pasó la llave por el lector y vio como la puerta se abría, se dio cuenta de que todo era muy en serio.

Entró en la habitación, ahora más asustado que sorprendido. ¿Cómo era posible que sus amigos hicieran algo así?

Comenzó a explorar por todos los rincones de la suite, sorprendiéndose de cada cosa que encontraba ahí.  

El centro de entretenimiento era inmenso, con una pantalla más grande que la pared de su habitación. Había un bar, con más botellas de las que había visto tomar a su padre en los últimos once años.

Estaba tan concentrado en admirar todo, que se sorprendió al escuchar sonar el teléfono. Pero no era el de la sala ni ninguna habitación de las que ya había visto. Solo quedaba una habitación por revisar.

Cuando entró, lo demás le pareció pequeño en comparación. La alcoba era aún mas impresionante que todo lo demás. La cama se veía de lo más  esponjosamente cómoda. Por un momento tuvo l tentación de acostarse a dormir, con lo cansado que estaba. Pero al parecer, el del teléfono estaba algo impaciente, porque no lo dejó seguir admirando. Tomó el teléfono y cuando contestó reconoció la voz del hombre de la recepción.

-Señor Choi, su compañía acaba de llegar, ¿Desea que la haga pasar?- ¡Que pregunta!

-Si, por favor- lo dijo en un tono de total fastidio. Como deseaba que este día terminara pronto.

El hombre colgó y solo entonces cayó en cuenta de que no preguntó por la cena. O, ¿Será que los chicos ya se habían encargado de eso también? Bueno, ahora que llegaran tendrían mucho que explicar.

Puso el teléfono en su lugar y se tiró en la enorme cama para esperar a que llegaran. Estaba realmente cansado.

Hacía apenas 3 horas salió de la práctica de basket ball más larga y cansada del curso. Estaban en las finales, pero aún faltaba el último partido, ese que decidiría si todo su esfuerzo había valido la pena. Y en vez de estar en casa, descansando para el gran partido, que sería dentro de una semana, estaba aquí en esta enorme cama, de esta aún más enorme habitación, esperando a sus amigos solo para una estúpida cena por su estúpido cumpleaños.

Cerró los ojos por un momento, y estuvo a punto de dormirse, de no ser porque alguien tocaba el timbre de la habitación. Se levantó con tan pocas ganas pero se animó al llegar a la puerta con un montón de reclamos para sus amigos en la punta de la lengua. Abrió y estuvo a punto de comenzar a gritarles todo eso que quería decirles a los dos idiotas más grandes que haya conocido, pero no lo hizo, no porque no quisiera, es que quien estaba esperando en la puerta no eran sus amigos.

Se sintió tan incomodo cuando esa persona comenzó a mirarlo de pies a cabeza, como calificando lo que veía. No es que Minho estuviera mal vestido, o que no fuera atractivo, de hecho era muy popular en la escuela. Solo lo incomodaba que las chicas lo miraran más como a un objeto que como a una persona.

Se había dado la oportunidad con una que otra chica que lo invitaba a salir, pero nunca pasaba de esa primera cita. Solo por el simple hecho de que ellas buscaban algo que el no deseaba darles. Creían que solo por ser chicas lindas ya estaban calificadas para acostarse con él.

Lástima.
Al final quedaban tan decepcionadas por no conseguir lo que querían que entre ellas comenzaron el rumor de que, talvez su capitán del equipo de basket ball, el gran Choi Minho, era gay.
Esta chica en la puerta lo miraba de una manera similar, aunque se sentía diferente, incomodo pero soportable. No era como si le fuera a saltar encima, como las otras chicas lo hacían sentir.

Estuvo ahí parada un rato, hasta que Minho reaccionó y se quitó de la puerta para dejarla entrar.

Era pequeña, aunque no mucho, delgada y bastante linda, sobre todo sus labios. Llevaba un gorro tejido, para cubrirse del frío, bufanda, guantes y un abrigo hasta las rodillas que solo dejaba ver sus piernas delgadas en un pantalón negro y unas botas.

Cuando entró, se acercó al perchero en la entrada, se quitó su abrigo y el gorro, dejando al descubierto su corto cabello rojo, peinado hacía un lado. Terminó de quitarse la bufanda y los guantes y con ellos en la mano se dirigió a la sala, se sentó en el sofá y dejó lo que llevaba en la mano en una pequeña mesita al centro de la habitación.

Minho no podía dejar de mirarla, como caminaba con tanta naturalidad, como si el lugar le fuera familiar.

Pero aún así, el era un desconocido. No entendía tanta confianza de su parte, porque al menos el si estaba algo desconcertado.

¿Por qué esta linda chica había llegado a su habitación y entrado sin ser invitada? Pero sobre todo, ¿Por qué él la había dejado entrar? Si los chicos llegaban y la veían ahí, pensarían lo peor, sin duda.

La chica lo miró, era hermosa. Minho prefería las chicas con cabello largo, pero a ella realmente le quedaba bien su cabello corto, con un mechón largo peinado hacía un lado. Pero lo que más le gustaba era el color, porque realmente se veía sexy con ese tono rojo.

Así estaba, perdido admirando lo que tenía enfrente que se sorprendió al escuchar su voz.

-¿Por qué no te sientas?- dijo mientras daba unas palmaditas al lugar a un lado de donde ella estaba sentada.

Minho se movió después de lo que pareció una eternidad, para tomar el lugar que le indicaba.

-¿Quieres que platiquemos?- Minho no contestó, solo se limitó a mover la cabeza de arriba abajo, a lo que su compañía tomó como un sí- ¿Cómo te llamas?

-Minho, Choi Minho…-ella estuvo a punto de preguntar algo más, cuando Minho la interrumpió de improvisto- Y tú… ¿Cúal es tu nombre?

-Mi nombre no importa, hoy el único que importa eres tú, para eso estoy aquí.

-A mi si me importa. Ya te dije mi nombre, ahora quiero saber el tu…

Pero antes de que terminara de hacer su petición sintió como su boca era cllada por los labios más dulces que haya probado jamás. Era hermosa y besaba tan bien. Se sentía prisionero de esos deliciosos labios. Podía saborear esa lengua recorriendo cada rincón de su boca, como su cuerpo fue sucumbiendo hasta quedar recostado sobre el sofá, con ese ligero peso sobre su abdomen, mientras ella seguía besándolo con urgencia. Deseaba que ese momento no terminara, pero fue ella quien al necesitar oxigeno, terminó con ese beso tan repentinamente como lo comenzó.

Aún con su respiración acelerada por lo que acababa de pasar, Minho no olvidó lo que le estaba pidiendo antes de que lo interrumpiera.

-Entonces, ¿Cuál es tu nombre?

-¡Eres tan terco!- lo dijo con un tono de fastidio tan falso que hizo a Minho reír- Esta bien…- se separó un poco de Minho sobre el que seguía aún sentada-… soy Taemin.

-Eres realmente hermosa, Tae… ¿Min?- ¡Espera! Talvez escucho mal, ¿No era ese un nombre de chico?

-¿En que nos quedamos?- estaba por besar a Minho de nuevo cuando este lo separó repentinamente de él.

-Eres, ¿Un chico?

-Claro hyung, ¿Qué creías que era? ¿Un alien?

-Pero, tú… Yo… Acabas de… ¡Besarme!- acababa de ser besado por un chico y había sido el mejor beso que hay recibido en su vida. Pero, ¿Cómo podía un niño ser tan endemoniadamente lindo?

-Ya te lo dije, para eso estoy aquí, ahora sigamos con lo que estábamos, ¿Quiéres?- y acto seguido, volvió a besarlo. ¿Cómo podía dejar que lo siguiera besando a pesar de saber que era un chico? ¡Un hombre, como él!

-Espera… ¡Ahh!...- sintió un escalofrió recorrerle la espalda al sentir una fría mano colarse por su camisa, acariciando su abdomen. Cada segundo que pasaba perdía más la cabeza por lo que este niño le hacía sentir.

-Quiero ver más, hyung~…- ese tono tan inocente y a la vez tan seductor, este niño realmente sabía cómo volverlo loco.

Con sus delgadas manos volvió a empujarlo hasta quedar de nuevo recostado en el sofá, poco a poco volvió a estar sobre el, pero esta vez ya no lo besaba, ahora estaba desabrochando los botones de su camisa, con una mirada tan seductora que Minho se sentía nada al lado de este muchacho. Cuando terminó, pudo ver como Taemin se quedaba admirando su bien formado abdomen, acariciando cada centímetro de ese cuerpo firme y apetecible. Se acercó al rostro de Minho y este pudo sentir su dulce aliento sobre su boca.

-Espero no decepcionarte, huyng. Trátame bien, se amable, por favor- eso lo excitó aún más. Taemin comenzó a depositar besos por todo su cuerpo, comenzando por su cuello, su pecho, su abdomen, hasta llegar a una zona realmente peligrosa. Pero cuando Taemin quiso desabrocharle el pantalón, Minho lo detuvo incorporándose en el sofá y tomándolo por las muñecas.

-¿Qué quieres de mi? ¿Por qué estás aquí?

-¿Es que después de esto tengo que explicártelo con peras y manzanas? Te quiero a ti, hyung. Tu no necesitas hacer nada si no quieres, solo déjamelo todo a mí. No te arrepentirás, te lo prometo.

Y en menos de un segundo estaba de nuevo sobre el sofá, con las manos de Taemin de nuevo sobre su pantalón, intentando liberar aquella presión que sentía en su entrepierna. ¿Cómo es que este niño había logrado excitarlo de esta manera?

¡Pero que demonios! Si las cosas tenían que pasar así, al menos le gustaría ser el quien tuviera el control. Además, era injusto que solo el se divirtiera.

Deseaba continuar, pero sobre todo, deseaba escuchar esa dulce voz diciendo su nombre, hacerlo perderse de placer. ¡Que más daba que fuera un chico! Lo deseaba. Realmente deseaba a ese niño como nunca había deseado a nadie.

-Espera, esto está mal… - el pequeño lo miró desconcertado, casi asustado por la reacción de su hyung.

-Lo siento, hyung. ¿No te gusto?

-No, así no- entonces Minho lo tomó de la cintura y lo recostó sobre el sofá, se colocó sobre él y comenzó a besarlo con urgencia. Los labios de este niño estaban volviéndose adictivos para el. Depositó un beso en su mejilla, antes de besar su cuello.

-¡Ahh~… hyung!- el pequeño cruzó sus brazos sobre su rostro, ocultando toda expresión de la vista de Minho. ¿Realmente estaba pasando? ¿De verdad era él quien hacia gemir de tal manera a este chico?

Quería mirar su rostro, saber que en verdad esto estaba pasando. Con delicadeza tomó al pequeño de las manos y le retiró los brazos del rostro. Era tan hermoso, con sus mejillas sonrojadas por la excitación, sus labios rojos inchados de tantos besos, pero sus ojos, esos ojos que antes eran seductores ahora mostraban un lado totalmente diferente. Se veía totalmente vulnerable, esperando que hiciera lo que quisiera con el. Había en ella tal desconcierto que a Minho le pareció aún más bello al mostrarle ese lado que tanto le gustaba.

-¿Así si está bien, hyung? ¿Así te gusta más?

Era demasiado.
¿Cuántos años podía tener este niño? ¿Quince? ¿Diesciseis? ¿Cómo podía ser tan sexy? ¿Enloquecerlo de tal manera?
 
Se levantó del sofá y lo miró por un momento.
Era tan hermoso. Como deseaba que este día nunca terminara.

Taemin lo miraba con una inocencia contrastante con tanta sensualidad. Estaba realmente impaciente por lo que estaba a punto de hacer.

-No, aún no estoy satisfecho…- entonces lo tomó en sus brazos.

Sorprendido por la acción, Taemin se abrazó de su cuello, mientras con una mano jugaba con el cabello de su hyung.

Minho se dirigió a la habitación, con ternura depositó a Taemin en la cama y se quitó la camisa que momentos antes el pequeño le ayudó a desabotonar. Taemin se acercó a él y depositó un beso en su pecho, antes de volver a recostarse sobre la amplia cama.

Minho no soportaba más, pero realmente quería que el pequeño disfrutara tanto como lo hacía él.

-¿Estas listo?

-Siempre, hyung- con algo de destreza, sacada de quien sabe donde, el mayor despojó a Taemin de su playera, dejando al descubierto su torso delgado, su vientre plano, tan blanco como la nieve. Era tan bello, que le ganaba la impaciencia por ver más.

Comenzó a besar su cuello, escuchando como la respiración del menor se aceleraba con cada caricia.

Bajó por todo su cuerpo sin dejar un solo rincón sin una marca de que él estuvo ahí, de que ahora él era completamente suyo. Cuando llegó al limite del ajustado pantalón, notó como se formaba un bulto esperando ser liberado de su prisión.

-¡Hyung, no te detengas, por favor…!- tales ruegos lo excitaban hasta la locura. No deseaba hacerlo esperar más. Desabrochó el pantalón con urgencia y como pudo lo retiró de las piernas de Taemin hasta dejarlo completamente desnudo y a su merced.

Era realmente hermoso. Esa piel perfectamente blanca, sus piernas delgadas y esa zona entre ellas rogando firme por que le dieran un poco de atención.

Tomó ese miembro entre sus manos y comenzó a acariciarlo,  observando como el pequeño se estremecía ante el tacto de sus manos y comenzó a acariciarlo. Entonces se acercó y con su lengua comenzó a acariciar el aún erecto miembro de Taemin. Este comenzó a mover sus caderas intensificando las caricias que su hyung le daba. Minho aumentó el ritmo hasta sentir como un espasmo recorría el cuerpodel menor hasta liberar un delicioso líquido en el interior de su boca, que no dudó en beberse completamente.

Minho lo miró, tan pequeño y hermoso. Aún exhausto y con la respiración acelerada. Taemin lo abrazó y le susurró al oído.

-Creo que ahora es tu turno…- se levantó y con su peso sobre Minho lo recostó en el lugar donde estuvo el.

Sus pequeñas manos aún temblaban, pero ahora era el turno de su hyung.

Comenzó a desabrocharle el pantalón, pero Minho se sintió tan impaciente que terminó quitándoselos él mismo. Esto hizo reír a Taemin, hasta que notó el enorme miembro de Minho cuando este ya estaba completamente desnudo frente a él. Se acercó y lo besó para después susurrar junto a su oído.

-Eres realmente guapo, hyung. Será difícil, no vengo preparado. Pero se que valdra la pena.

Entonces comenzó a acariciar el miembro de Minho, mientras se preparaba psicológicamente para lo que estaba por venir. Las caricias non duraron mucho, ya que solo unos momentos después, estaba sobre el mayor buscando con la punta de ese enorme miembro, su entrada.

Minho no sabía si detenerlo o dejarlo que continuara, era demasiado lo que sentía que realmente no sabía cómo reaccionar. Pero al ver esa casi imperceptible mueca de dolor en el hermoso rostro de Taemin, quiso detenerlo. Pero este no lo dejó.

-Espera, hyung. Ya pasará, solo espera un poco.

-Pero… ¡Ahh…! –pudo sentir como la punta de su miembro se abría paso por la estrecha entrada de Taemin, tan caliente. Se sentía tan bien, pero para el pequeño no parecía ser igual. Su rostro aún marcado por el dolor le hizo ver que realmente estaba sufriendo -Taemin… Ahh… Detente, te lastimaras…

-Tranquilo, ya casi… ¡¡Ahh!!

Ahogó un grito mordiéndose el labio, mientras sentía como su cuerpo se contraía de dolor. Eel pequeño se aferró al cuello de Minho, mientras su cuerpo aún temblaba. Con su rostro empapado por el sudor de tanto esfuerzo, miró a Minho a los ojos y lo que vió lo desconcertó.

Estaba preocupado. Pudo verlo en sus ojos, cuando con sus fuertes brazos lo acercó más a su cuerpo, susurrando algo mientras acariciaba su cabello. Tomó su rostro entre esas fuertes manos y acarició sus mejillas, para borrar el rastro de unas lágrimas que lograron escapar de sus ojos. Separó un mechón de cabello de su rostro y besó su frente.

Podía sentir su cuerpo palpitar aún por la intromisión tan brusca, pero el dolor poco a poco fue disminuyendo, hasta solo quedar el deseo de sentir ese cuerpo fuerte, esos brazos sobre su cintura, sus grandes manos recorrer su cuerpo, sentirse suyo, al menos hoy.

-¿Por qué hiciste eso? Te dije que pararas…

-Y yo te dije que estaría bien, ahora por favor, solo hazme tuyo, hyung, te lo ruego.

Minho lo recostó en la cama, lo besó en los labios mientras comenzaba con pequeños movimientos para no lastimarlo de nuevo.

Podía sentir una deliciosa presión masajear su miembro con cada embestida. ¿Cómo es que este niño era tan bueno?

-Hyung… ¡Ahh!... Más rápido, por favor…- bastaron solo esas palabras para que Minho diera rienda suelta a todo ese deseo acumulado.

Taemin se estremecía bajo su cuerpo y el verlo disfrutando tanto lo excitó aún más.

Ver sus pequeñas manos buscando a que aferrarse lo volvía loco.

-Abrázame, Taemin…- el pelirrojo lo obedeció aferrándose a su cuello. Minho disfrutaba de sentir su respiración sobre su hombro, sus pequeñas manos acariciando su espalda.

-Hyung, y-ya no puedo aguantar…

-Dí mi nombre, Taemin…

-¿Eh?... Por favor, Minho-hyung… ¡¡Ahhhh!!

Minho sintió un tibio liquido correr por su vientre.

-Taemin…- undió su rostro en el cuello del pequeño, sintió una oleada de calor por su cuerpo antes de terminar en el interior de su amante.

De un modo u otro, Minho lo sabía. En palabras de su hyung, Jonghyun, el sexo, estaba bien… pero lo que acababa de experimentar iba más allá de esa burda descripción.

Porque al menos ahora entendía que la espera había valido la pena, al tener a este hermoso niño en sus brazos. Disfrutar de su presencia, esperando que al amanecer no se desvanezca como solo un sueño.

Así se quedaron un rato, tratando de asimilar lo que acababa de ocurrir entre ellos.

Minho estaba realmente cansado, pero no podía desperdiciar ningún segundo con este hermoso niño durmiendo. Luchó por mantenerse despierto, pero el cansancio terminó por salir victorioso.

No notó cuando el sueño comenzó a vencer sus parpados cansados.

Minho observaba aquel hermoso rostro, mientras el pequeño se perdía en sus sueños. Solo entonces pensó que también debía dormir. Mañana sería otro día, y había muchas cosas que tanto este niño, como sus amigos debían responder.

Solo fue conciente cuando despertó. Ya era de mañana, los rayos del sol se colaban por la pequeña abertura entre las cortinas. Pero lo más raro es que estaba en esa enorme cama, completamente solo.

Se levantó buscando su ropa, comenzó a vestirse con una extraña sensación de impaciencia y al terminar fue a otra habitación a buscar a quien la noche anterior durmió en sus brazos.

Fue a la sala, estaba sola. El comedor, el cuarto de entretenimiento, el bar, excepto por él, la suite estaba completamente sola.

Volvió a la habitación, estaba tan confundido. Realmente no estaba, se fue sin decirle nada.

Salió tan repentinamente como entró y ni siquiera sabía nada de él. Solo que su nombre era… ¿Taemin? ¿Pero sería ese realmente su nombre?

Iba a llamar a la recepción para preguntar si de casualidad lo vieron salir. Pero junto al teléfono encontró una tarjeta, justo al lado de la que sus amigos habían dejado en el restaurant.

“¡Feliz cumpleaños, hyung! Estuvo increíble. No te preocupes por la cuenta, ya está cubierta. Tienes muy buenos amigos.

Taemin.”
 


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