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Hasta mi final por Chris Yagami

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Capítulo 8.- Calma

Su sonrisa es lo mejor que puedo ver ahora, estar cerca de él es lo mejor de mi día y aunque es por cortos momentos que me parecen solo segundos, trato de estar a su lado todos los días. Cuando el necesita de un amigo soy feliz de serlo para él. Aunque al principio me tenia en al concepto, poco a poco se convenció de que lo único que quiero es sacarlo adelante, ayudar a su hermano a apoyarlo y sacarlo del hoyo donde su esposo lo metió y gracias a sus esfuerzos poco a poco lo está logrando.

Han pasado dos meses desde que lo dejó, al principio eso me sorprendió bastante, no pensé que alguna vez pudiera hacerlo pero tampoco voy a negar que me satisfizo enormemente, ahora está lejos de ese hombre que apagó su brillo lentamente y aunque aun están casados ahora se ve mejor al no sentirse intimidado por ese bruto. Sus ojos ya vuelven a tener brillo, es una leve chispa pero no están opacos como semanas atrás. Su sonrisa es tan hermosa como recordaba y su risa, ese es el mejor regalo de todos, cuando ríe de esa manera tan inocente, infantil y transparente siento que mi expresión debe ser la de un bobo, pero no puedo evitarlo.

Casi todos los días me encuentro con él, al principio eran encuentros propiciados por su propio hermano para los mismos propósitos por los que me trajo de vuelta, pero poco a poco comenzamos a buscarnos, mutuamente fuera de ello para pasear, cenar o ir al cine. En ocasiones Seiya nos acompaña, esas veces en las que su embarazo se lo permite, e Ikki prefiere dejarnos solos tanto como le es posible, no comprende que yo no voy a intentar nada con Shun, por mas que así lo quiera yo también, pero ahora el necesita de un amigo y no de una pareja.

Hoy me he quedado dormido y se suponía que me encontraría con él a las siete de la tarde para ir al cine, hoy estrenaban la secuela de una animación que a Shun y Seiya agrada y quería llevarlo. Cuando me doy cuenta de la hora salgó casi corriendo de mi departamento para poder alcanzar la función. Shun ahora vive en el departamento de Ikki, en mala hora se le ocurrió adquirir uno más pequeño pero ahora piensan comprar uno más grande, pues Ikki tampoco piensa permitir que Shun regrese a casa de Hyoga jamás.

Cuando llegó a mi destino es Ikki quien me abre la puerta y sonríe para recibirme y hacerme pasar. En la sala casi pierdo el aliento, Shun esta recostado en un sofá, cubierto por una manta ligera. Se ve tan sereno en esos momentos, me apetece tanto acariciar su mejilla y besarlo en esos instantes pero no puedo acercarme tanto, no si quiero seguir a su lado.

-Se quedó dormido esperando- Ikki desaparecía rumbo a la cocina y yo me incliné junto a Shun para despertarlo.

-Shun, despierta, no llegaremos a la función- removí con suavidad su hombro para hacerlo recuperar la conciencia lo que consigo poco después.

-Shaka, me quedé dormido, lo siento- se incorpora estirándose para desperezarse- ¿Es muy tarde? ¿Nos perdimos la película?

-Aun no, si salimos ya llegamos por Seiya y aun tendremos tiempo de comprar palomitas- veo en su rostro que está por disculparse por algo, de seguro Seiya le canceló a último momento como muchas otras veces.

-Seiya no irá- lo suponía- pero… invité a Milo y a Afrodita, si no te importa.

-Bien, ¿Nos verán en algún lugar o los esperamos allá?

-Nos verá en la entrada- dice con una gran sonrisa al ver que no me molestó que invitara a sus dos amigos, el primero del orfanato y el segundo quien lo había ayudad el día en el que dejó a Hyoga. Desde que lo había dejado en casa de Ikki al encontrarlo en un grave estado emocional en medio de la calle lo había procurado mucho. Es un bello hombre rubio, de un humor de cuidado, pero una gran persona a juzgar por lo que ha hecho por Shun.

Milo me parece una buena persona, se preocupa por el bienestar de nuestro joven amigo tanto como todos, no lo he tratado demasiado salvo las veces que nos acompaña, pero es un buen sujeto, aunque últimamente se le ve algo decaído.

Sin esperar mas y después de despedirnos de Ikki salimos rumbo al cine. En el auto Shun está muy callado, mira por la ventana lo que me extraña, siempre me platica como le va en su nuevo empleo en la floristería de Afrodita. A pesar de su actitud no le cuestiono nada, quizá ha pasado por otro momento recordando su vida con Hyoga y deseando volver pues aunque no quiera decirlo sé que aun lo ama y mucho. Soy consiente de que así será por mucho tiempo y que difícilmente podré significar algo más que un amigo para él.

-Shaka…- llamó de pronto sin mirarme- ¿Te gusta mi hermano?- de nuevo esa pregunta, no se cuantas veces la ha hecho o insinuado.

-Sabes que solo somos amigos, mi mejor amigo de hecho.

-¿Pero te gusta?

-No, no me gusta- sonrío de lado mirando su perfil, él juguetea con sus manos nervioso sonriendo tímidamente con sus mejillas sonrosadas. Se ve precioso.

-Hoy soñé… algo extraño.

-¿Quieres contarlo?- asiente con la cabeza, pero no me dijo nada por cerca de un minuto, hasta que sonrió para mirarme a los ojos.

-Soñé contigo y mi bebé- me sonrojé en el acto, lo sentí en el ardor de mis mejillas. Intenté que no me mirara pero estoy conduciendo, no puedo desviar el rostro.

-¿De que trataba el sueño?- pregunto después de un carraspeo. No quiero mirarlo, mi corazón late desenfrenado pero no quiero mirarlo.

-Luka caminaba a tu lado- murmuró bajando la mirada- los dos se alejaban de mi y yo no podía hacer nada para evitarlo, pero no me sentía solo y no me daban la espalda, solo se alejaban. Era como si… el dolor desapareciera cuanto más lejos estaban. Era como si tú alejaras ese dolor.

No supe que decirle, solo miré por el rabillo del ojo como se abrazaba a si mismo con una sonrisa y negaba con la cabeza desviando el rostro, como si estuviera apenado por lo que acababa de decir. Me gustaría ser esa persona de su sueño, ser quien pueda alejar el dolor que su hijo le provoca para traerle la dicha, quedarme con él para siempre y permitirme la felicidad que me he negado desde hace años por pensar en él y saber que no puede amarme.

Al llegar al cine Milo nos espera en la entrada con una radiante sonrisa junto a Afrodita. Me parece que se siente atraído por aquel, harían una pareja muy atractiva, pero Milo no parece mirar a su acompañante. Los saludo con un apretón de mano y Shun con un abrazo a ambos, poco a poco vuelve a ser el joven efusivo de antes, pero su sonrisa aun no es lo que era antes. Juntos compramos las entradas y palomitas, casi todas son devoradas por Shun y Afrodita en los anuncios antes de la función. Pero también yo me he divertido con la película, me reí como no lo hacia hace mucho pero Shun lo hizo aun mas, soltó varias carcajadas, se mordía las uñas, se encogía de la angustia y ansia, se sorprendió varias veces brincando en su asiento y lloró también un par de veces. Parece un niño pequeño y Milo no se quedó atrás. Afrodita y yo nos reíamos mas de sus reacciones que de la película en si.

Al finalizar caminamos para tener una tranquila cena en un local cercano escuchando como Milo hablaba de las mil maneras de cocinar una hamburguesa para que quedara mejor que la que estaba comiendo en esos momentos.

-¿Tienen idea de las consecuencias cardiovasculares y renales que estas porquerías causan?- dioses, y se la sigue comiendo- ¿Sabían que hay rumores de que es carne de rata y desperdicios? ¿Sabías que cada cinco minutos una hamburguesa es tirada a la basura porque su período de putrefacción es inmediato?- una mordida mas. Es un tipo divertido, demasiado ocurrente pero sentí ascos de lo que comía al escucharlo decir que la carne que utilizaban era de rata. No pudo ser más impertinente.

-Cielos, Milo- reclamó Shun al ver mi cara de repulsión apartando la hamburguesa, suerte que él consumía una malteada- no teníamos que saber eso justo ahora.

-Gracias por arruinarme el apetito- digo con sarcasmo recostándome en la silla.

-Eres muy impresionable- se ríe de mi dando varios golpes a mi hombro.

Pasados los minutos seguimos el paseo a las tiendas comerciales revisando los aparadores, Afrodita y Shun corrían de tienda en tienda con una gran sonrisa. Shun se deja llevar por la fresca alegría de ese bello hombre. Todo está a punto de cerrar, pero aun así caminamos mirando todo hasta que Milo se detiene frente a una tienda donde se venden artículos para bebés. Shun hace lo mismo acercándose a su amigo y yo los espero junto a Afrodita a la distancia. Hablan unos minutos hasta que juntos se acercan a nosotros de nuevo, pero el ánimo de Milo ha decaído. Suspira cuando nos dice que ha decidido regresar a casa y no insistimos, algo debió ser mal.

Los tres caminamos juntos un poco mas hasta que veo a Shun bostezar, es entonces que decido llevarlo de regreso y ninguno de los dos pone objeción a eso. Después de despedirnos de él nos dirigimos de regreso al departamento, el está muy callado de nuevo, últimamente lo está. Al entrar no vemos a su hermano por ningún lado.

-Es extraño, no suele estar fuera tan tarde- dice Shun saliendo de la cocina, es poco más de media noche-me quedaré aquí a esperarlo, miraré una película o algo.

-Me quedo contigo- sonrío quitándome la chaqueta para sentarme en el sofá. Shun asiente y se recuesta en el otro sofá tomando el control remoto.

No tarda mucho en quedarse dormido, ha dejado la televisión en un documental de la vida salvaje. Mientras duerme observo su rostro tranquilo, aun pálido y demacrado, eso no ha podido desaparecer aun. Sé que de noche aun llora, su hermano me cuenta esas cosas pero no se qué hacer, no quiero intentar nada todavía. Shun no me necesita como una pareja, sino como un amigo en el cual puede apoyarse, no quiero aprovecharme de su vulnerabilidad.

Me gustaría acariciar sus mejillas, pero no me lo permito, siento que estoy tomándome libertades que no debería tener. Con un suspiro apartó mis ojos de sus labios rosados para mirar la hora en mi celular, es muy tarde e Ikki aun no regresa. Al ver la pantalla me sorprendo al ver más de cincuenta llamadas perdidas y más de treinta mensajes de texto, había olvidado quitar el modo silencioso al salir del cine. La mayoría son de Ikki, pero también los hay de Shiryu y Milo. Miro uno a uno los mensajes y me desespero.

-¡Shun!-llamo llegando a su lado y el abre sus ojos de inmediato.

-¿Sucede algo?- se incorpora somnoliento mirando la estancia.

-Seiya está en el hospital- informo caminando a ambas chaquetas y buscando las llaves de mi auto- entró en labor hace unas horas, todos están allá.

-¡Llévame, por favor!- suplica parándose de golpe y corriendo a la puerta.

Llegamos al lugar poco tiempo después. Fuera de la sala de espera los vemos a todos, incluso Afrodita está ahí. Shun se acerca a Shiryu y le abraza para darle consuelo. No tiene buen aspecto, se ve cansado, con los ojos húmedos y el cabello revuelto.

-¿Algo va mal?- pregunta Shun preocupado por verlo así.

-No, todo está bien, creo-  está demasiado alterado para decir que todo está bien.

-Seiya entró en labor de parto, es común que le doliera, Shiryu, no los asustes así- Ikki sonrió a Shun, cuyos ojos comenzaban a empañarse.

-¿Seguro, hermano?

-Claro, es común que se sienta preocupado, es padre primerizo.

-¡Si el amor de tu vida estuviera adentro no te burlaras de mi!- se alteró Shiryu llevando sus manos a la cabeza. Shun solo sonríe y se acerca a su amigo para abrazarlo con fuerza, con esa radiante sonrisa aunque sus ojos se humedecen.

-Estará bien, Shiryu- anima recostándose contra su pecho- Seiya y los bebés estarán bien- el tono de su voz y la expresión sombría de su rostro me hacen tener un escalofrío terrible, no sé que pase por su cabeza ahora, pero sus ojos se han apagado y es como si mirara un muerto ahora mismo.

Ya nadie dijo nada, ninguno lo hizo. Esperamos paciente por todavía un par de horas hasta que el médico salió con una expresión cansada, pero con una gran sonrisa que de inmediato nos relajó a todos. Shiryu fue el primero en llegar a su lado para preguntar sobre su esposo, seguido de todos nosotros.

-La cesaría ha ido bien-  contesta después de que Shiryu le asaltara con miles de preguntas- dentro de unos minutos sus hijos serán llevados a los cuneros, ambos están sanos, no hay problemas de tamaño y peso.

-Si ya decía yo que estaba demasiado gordo- se burló Ikki golpeando el hombro de Shiryu que le dio un codazo riéndose también de su comentario.

-Podrá verlo en unos minutos, debe ser trasladado a una habitación, pero está fuera de peligro. Felicidades.

-Gracias, doctor- sonríe Shiryu abrazando al hombre.

Está sumergido en la euforia total. Después de irse, todos nos acercamos para abrazarlo, felices por la buena nueva. Mientras Shiryu y los demás siguen bromeando por el rabillo del ojo me doy cuenta de que Shun se aleja de nuevo con esa expresión sombría. Lo sigo sin que nadie nos mirara y llegamos al oscuro jardín. Arriba la luna brillaba majestuosa, yo me acerque Shun con cuidado, tal vez quería estar solo pero no sé si sea una buena idea.

-Soy una alimaña- mumura haciéndome saber que se ha dado cuenta de mi presencia.

-No digas eso- sonrió para sentarme a su lado en una banca, después de verlo hacer lo propio.

-Yo… pensé en algo muy cruel… hace unos momentos.

-¿Qué pensaste?- él se sujeta las manos con fuerza soltando un suspiro.

-Le dije a Shiryu que Seiya estaría bien, pero por un segundo, por breves instantes pensé en que tal vez era mejor que… muriera- no esperaba eso, fruncí el entrecejo esperando a que terminara de hablar-era mejor que alguien compartiera mi dolor, que alguien más se llevara la atención que me dan y que… me doliera ahora la muerte de mi amigo y no todo lo demás.

-Shun- murmuró acercándolo a mi pecho para que se recostara cuando comienza a llorar.

-Por segundos desee la muerte de mi mejor amigo, Shaka- acaricié su espalda sin decir nada hasta que se tranquilizó un poco, apartándose de mi abrazo- no se lo digas, yo no quiero que nada malo le pase, es solo que…

-No le diré nada- sonreí arrancándole una de las suyas.

-Gracias- se seca las mejillas con las mangas de su chaqueta. Al terminar me mira con sus ojos grandes e inocentes, hay un brillo especial en ellos ahora- ¿Todavía te gusto?- dejé de respirar por leves segundos con la cara hirviendo.

-¿Quién te dijo eso?

-Entonces era cierto- suspira con una leve sonrisa apartando su mirada.

-¿Fue Ikki?

-Si- ¡Desgraciado, voy a matarlo!

-Shun, no creas que yo…

-También me gustas- me interrumpe en un murmullo. Me quedé callado mirándolo atentamente- lo siento- se disculpa inmediatamente después

-Eso no es cierto- digo apesadumbrado, levantándome de la banca- no te gusto, solo es… agradecimiento.

No me dice nada en unos minutos, finalmente se levanta de la banca y pasa a toda velocidad a mi lado.

-No puedes saber lo que siento- dice antes de irse.

Es cierto, no puedo saber lo que siente, pero puedo ver sus ojos, veo como le sigue doliendo lo que ha pasado con Hyoga. Si ya no lo amara no se vería esa pena en sus ojos y mientras aun sienta aquello por su esposo no puede amarme a mi.

Notas finales:

lamento hacerlos esperar, pero aqui me tiene de nuevo con actualizacion, aun no se para donde va esto, pero ya pude terminar este capítulo

¿Que pueden decirle a Shaka? ¿Es justo que se quede solo?

Muchas gracias a tod@s por su eterna espera y por la infinta paciencia xDD

Saludos.


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