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Amantes por Tail End Charlies

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Notas del fanfic:

Creo que me han quedado un poco OoC, pero es que no acabo de pillarles el punto.

Amantes

 

Nota como las manos del mayor recorren su cuerpo lentamente, con languidez; Miyavi sabe que, después de hacer el amor, le encanta que haga eso, con ternura, mimándolo, y por eso siempre lo complace, sobre todo después de los últimos acontecimientos. Kai suspira con pereza y cierra los ojos, intentando que la sensación de esas manos sobre su piel se le quede grabada en la mente. Intenta no pensar, dejar el dolor a un lado y rememorar los últimos minutos, esos minutos tan placenteros al lado de la persona a la que ama. Ishihara dirige sus labios al cuello de Kai y los va paseando por él en una leve caricia que estremece al menor.

 

—No empieces si no vas a terminar — murmura Uke aún con los ojos cerrados. Miyavi se queda quieto y luego se aparta. Tiene razón, no podrá continuar, ha quedado con Melody. El tiempo pasa demasiado rápido cuando está con él.

 

Se levanta de la cama y Kai observa cómo se va vistiendo, añorando su calor y sus besos. Quiere decirle que se quede un rato más, pero se muerde la lengua; ahora ya no es una prioridad en la vida de Miyavi. Este nota la mirada del menor clavada en su espalda y hace un esfuerzo tremendo para no volver de nuevo a su lado, que en realidad es lo que quiere hacer, no ir con su esposa de compras.

 

—¿Nos vemos mañana? — pregunta Kai con un tono de esperanza en su voz. Miyavi termina de colocarse la camiseta y lo mira.

 

—No puedo, comida con los suegros — susurra, apenado.

 

Yutaka no hace ni dice nada. A eso se ha visto reducido, a ser el amante de Takamasa Ishihara, a verlo cuando su esposa no lo requiere y tiene un par de horas libres. Recuerda cuando Miyavi era sólo suyo y no era el tercero en discordia, teniendo la impresión de que estaba destrozando un matrimonio. Un matrimonio en el que el amor es unilateral, ya que el mayor le ha dicho más de una vez que no siente nada por ella. Pero ya no sabe si creer eso. En realidad ya no sabe nada.

 

Miyavi se acerca a él y se agacha al lado de la cama. Le acaricia el pelo y lo mira con ternura, pero Kai gira la cabeza y observa por la ventana de su cuarto.

 

—Kai…

 

—Vas a llegar tarde. — Lo corta con sequedad.

 

Oye como el mayor suspira con pesadez. Lo siento, no quería hablarte así. Quédate un poco más, sólo unos minutos. Miyavi lo besa en la frente y se pone de pie, esperando a que Kai lo mire o diga algo, pero este lo ignora. Uke está cansado de todo, nota el corazón pesado, ¿merece la pena pasar por todo esto? Ishihara se siente mal; sabe que Kai está sufriendo, pero no sabe qué hacer para aliviarlo. Viendo que no va a decir nada comienza a andar hacia la puerta, pero el menor coge su mano y lo detiene. Finalmente Uke lo mira a los ojos. Quiere decirle muchas cosas a Miyavi, pero las palabras no salen. Tampoco hace falta, Miya ha aprendido a leer la mirada de Kai.

 

—Quiero ver tu hoyuelo — pide Ishihara. Kai sonríe, al principio un poco desganado, pero luego la sonrisa de Miyavi lo contagia y el gesto se vuelve real.

 

—Merece la pena — dice el menor, intentando convencerse a sí mismo.

 

—¿El qué?

 

Aún cogidos de la mano, Kai se sienta en la cama y tira de Miyavi, que termina medio acostado en el lecho. El menor se coloca encima de su cuerpo y lo besa con hambre, enredando los dedos en su pelo de colores. Miyavi recorre el pecho de Uke con las manos, delinea sus costillas y deja las manos en su espalda mientras el menor lame y muerde su cuello. Le gustaría ir bajando, pero Ishihara está vestido, así que vuelve a besarlo en la boca. Sin dejar de besarse Miyavi cambia de posición y termina encima de Kai, el cual enreda las piernas en su cintura, la habitación llenándose de nuevo de jadeos y gemidos ahogados.

 

El móvil del mayor comienza a sonar y ambos se tensan. Cortan el beso y se miran; los dos saben quién está llamando: Melody. Kai le dice con la mirada que no lo coja, que sigan; los ojos de Miyavi piden perdón. Uke baja las piernas y libera al mayor, el cual titubea. Kai se lo pone más fácil cuando se tapa con la sábana, se gira en la cama, quedando de lado, y le da la espalda. A Kai no le gusta llorar e intenta evitar hacerlo siempre que puede, pero últimamente Miyavi no se lo está poniendo fácil. Esta es una de esas veces en las que tiene que reprimirse, porque si va a llorar, no quiere hacerlo delante de él.

 

Oye como el mayor se disculpa con su esposa diciéndole que llegará tarde y qué mejor que vaya tirando, que ya se encontrarán allí. Uke no se ilusiona, no sabe por qué Miyavi va a tardar, siendo que aún va con un poco de tiempo, pero lo que sí sabe es que tarde o temprano Ishihara lo dejará solo. Finalmente cuelga y Kai se prepara para oír una despedida, pero, en cambio, nota como el colchón se hunde a su lado; mira por encima de su hombro y ve que el mayor se ha acostado a su lado, observando el techo. Kai observa de nuevo por la ventana.

 

—¿No te vas? — pregunta sonando indiferente, aunque por dentro se muere de la curiosidad. Miyavi suspira con pesadez.

 

—Tendríamos que hablar. — Y eso ha sonado tan dramático y peliculero que a Uke se le encoge el corazón.

 

—Si vas a dejarme hazlo ya, no hace falta que montes un drama ni pongas excusas baratas, que ya tenemos una edad. — Y lo ha dicho con tal firmeza y seriedad, que ahora es el corazón de Miyavi el que encoge. Se gira, pero lo único que puede ver de Kai es su espalda.

 

—¿Eso es lo que quieres? — inquiere, dolido. El menor está a punto de reír por lo estúpido de la pregunta. Claro que no quiere eso, pero la situación actual no deja muchas más opciones.

 

—No, no quiero, pero estoy cansado de ser “el otro”. Ya no soy una prioridad para ti — susurra, entristecido.

 

Miyavi alarga el brazo y le acaricia la nuca, notando como Kai se estremece. No puede decir nada ante eso, entre su esposa y las niñas ha descuidado a Yutaka, lo que nunca pensó que fuera a ocurrir. El menor nota la mano de Ishihara y cierra los ojos; durante un segundo se olvida de todo y se relaja, incluso se permite sonreír con languidez.

 

—Kai, no me dejes — suplica en un murmullo. Y Miyavi lo dice de corazón, porque lo ama y quiere estar a su lado. Uke deja de sonreír y nota como se forma un nudo en su garganta.

 

—Pero es que me duele compartirte, no tenerte sólo para mí, ¿es que no te das cuenta? — susurra intentando que el nudo no se deshaga.

 

—¿Crees que a mí me agrada estar así?

 

—No haberte casado.

 

Nada más terminar la frase Kai ya se está arrepintiendo. Miyavi se tapa la cara con la almohada para no ponerse a gritar de frustración. En su momento discutieron sobre el tema, se gritaron y se echaron en cara muchas cosas, reproches de actitudes del pasado que volvieron a salir, pero al final, como un pacto no hablado, el tema de la boda de Miyavi no salió a relucir de nuevo. Hasta ahora.

 

Kai mueve un brazo hacia atrás y busca la mano del mayor, con la cual entrelaza los dedos, y da un leve apretón a modo de disculpa. Miyavi se quita la almohada de la cara, deshace la unión de sus manos y se acerca a Kai, le besa un hombro y le pasa un brazo por la cintura. Uke se echa un poco hacia atrás y pega su espalda al pecho de Ishihara. Así es como debería ser siempre, piensan ambos.

 

—Entonces… — Miyavi titubea, las palabras atorándose en su garganta. — ¿Aquí termina todo? — Kai se encoge contra el cuerpo del mayor y este aprieta su brazo entorno a Uke.

 

—Supongo.

 

No dicen nada más. Las horas transcurren sin compasión, la tarde da paso al anochecer. En algún momento Miyavi ha colado el brazo por debajo de las sábanas, ha vuelto a envolver con él la cintura de Kai y ha comenzado a acariciarle el estómago con parsimonia. Durante esas horas el móvil de Ishihara ha sonado en repetidas veces, ninguno ha hecho el amago de moverse para que el mayor pudiera ir a cogerlo y, finalmente, la persona que ha estado llamando (Melody, lo más probable) ha desistido.

 

—Tengo que irme — susurra Miyavi.

 

—Ajá.

 

Ninguno de los dos hace movimiento alguno; ambos saben que cuando Miyavi salga de esa habitación ya no volverán a tener esa intimidad de la que disfrutan ahora, así que le están quitando tiempo al tiempo. Pero es algo inevitable que Ishihara suspire con pesadez, bese la nuca de Kai y se levante de la cama. Uke se arropa mejor con la sábana y cierra los ojos con fuerza cuando oye cómo el mayor abre la puerta de la habitación. Miyavi lo mira y duda sobre qué decirle. Es decir, durante muchos años se han amado y han vivido muchas cosas juntos, pero ahora todo ha terminado. ¿Cómo debe despedirse? Si el mundo fuera justo no tendría que estar pensando en eso.

 

—Nos vemos, Kai. — Se seguirán viendo porque también es amigo del resto de la banda, pero en el contexto en el que están, eso deja una puerta abierta. Un “adiós” suena demasiado definitivo. Uke sonríe, conoce demasiado bien al mayor.

 

—Nos vemos, Miyavi.


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