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No hay dos sin tres por Paz

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No hay dos sin tres

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

By Paz

Capítulo II: Cambios

 

Llevábamos más tres meses de relativa calma, todos se alegraban aunque no comprendían porque de rivales pasamos a ser los mejores compañeros, con el fin de nuestra enemistad empezó una increíble mejora en la calidad del juego, nadie se preguntó cual era el origen del cambio y nosotros todavía no estábamos preparados para anunciar nuestra relación, ni siquiera Yohei mi mejor amigo, casi un hermano lo sabía, me asustaba pensar que no me comprendería y no quería perder su amistad.

No más peleas ni palabras hostiles entre nosotros, solo miradas y medias sonrisas cómplices, roces imperceptibles ante los demás, necesitábamos sentirnos y era delicioso escuchar su respiración detrás de mí cuando me marcaba, o la proximidad de su pecho junto a mi espalda consiguiendo que perdiera la concentración, ver la diversión en su mirada conseguía dejarme sin aliento.

Cuando me arrebataba la pelota se alejaba con una expresión que solo yo conseguía identificar, ¿cómo era posible que nadie se diera cuenta? A veces pensaba como reaccionarían todos si allí mismo dejamos caer la noticia. Creo que aparte de dejarles sin habla, sería todo un bombazo.

Ví a Yohei en las gradas, le saludé en cuanto el gorila nos dejo un instante de reposo, apenas un par de minutos porque que acercó a hablar con el profesor Anzai.

Tenía bastante abandonado a mi  “Gundam” ya que aprovechaba el mayor tiempo posible para pasarlo con Kaede. Además de nuestras prácticas en común, el atardecer nos sorprendía aún jugando un uno a uno en una cancha cerca de la casa de Kaede. Cuando así era, me quedaba a dormir con él. Otras veces era él quien pasaba la noche en mi apartamento. Desde el día que supimos que nos amábamos pasamos las noches juntos, sentirnos unidos era nuestra meta.

Mi mayor anhelo era encontrar esa persona especial con la que compartir mi soledad, me siento feliz de despertar todas las mañanas en sus brazos y saber que nuestras peleas y disputas, eran el resultado de nuestro necesidad de llamar la atención del otro, un modo doloroso de hacerlo, es cierto, nos compensamos mutuamente por todos los meses que perdimos peleando. Ahora nos tenemos el uno al otro y mi mayor deseo es conseguir que Kaede sea feliz a mi lado. Solo el tiempo me dirá si lo he logrado.

Por su felicidad soy capaz de hacer cualquier sacrificio, hasta de renunciar a él si su amor perteneciera a otro. Cuando se lo digo, el me estrecha en sus brazos, besándome apasionado y me susurra al oído que me pertenece, que soy su dueño, que sin mi no puede vivir, que soy la llama que alumbra su vida, sus palabras me hacen feliz porque se que si tuviera que renunciar a él, me moriría y comprendo que estamos atados por unas cadenas tan fuertes que nada conseguirá separarnos, unas cadenas invisibles para los demás, las cadenas del amor.

*****************************

Siempre he sido una persona muy desordenada, recuerdo que mi madre tenía una lucha continua conmigo para conseguir que no dejara tirada mis cosas. Nunca gano esa batalla.

Ahora mi “Gundam” ya no se presenta en casa a horas intempestivas como solía hacerlo. Tal vez porque siempre tengo excusas para no ir a Danny’s después del entrenamiento. Supongo que se darán cuenta que algo me pasa, sin embargo, ninguno me hace preguntas, lo cual agradezco porque no sabría como decirles el motivo de mi alejamiento.

Yohei que me conoce bien, es quien me echa una mano poniendo un poco de orden en mi apartamento, reconozco que soy un desastre. Se quedo muy sorprendido cuando vino una tarde y lo encontró todo correctamente en su lugar, nada de camisetas sucias por el suelo, ni revistas o cintas fuera de sus cajones, nada de comida en el dormitorio y menos aún el salón convertido en un vestidor, toda mi ropa lavada y correctamente guardada en sus respectivos estantes o cajones.

Una de esas tardes se presentó en casa, nunca sabía cuando iba a aparecer, cuando pasó a la sala noté en su mirada que se quedo sorprendido por el orden y claro quiso saber como sucedió tal milagro.

Me sonroje como un idiota y comencé a farfullar incoherencias, algo así como.

-¡Yo… mmmmrrskse… yo… mmmmmrrskkse….bue... buen... no... sssolooo…

Sin darle tiempo a reaccionar le lleve fuera del apartamento y le cerré la puerta en las narices. ¿Cómo explicárselo? Antes tenía que hablar de mi relación con Kaede. Respire aliviado porque conseguí quitármelo de encima.

¿Cómo cambie? Kaede se ha convertido en el motor que rige mi vida, cuando entró a formar parte de ella, descubrí que es metódico por naturaleza, casi rayando la exageración, así que hemos hecho un trato, cambiar los dos, yo procuraba cambiar mis malas costumbres ahora soy un poco más ordenado y él intentaba que su casa parezca más un hogar, que ventaja sacamos de nuestros nuevos hábitos, muchos besos y noches especiales, si él ve que he recogido alguna cosa que tuviera olvidada varios días me recompensa con besos y si yo noto que la revista que deje descolocada en su casa sigue así, pues lo mismo. De ese modo mi casa es más habitable y la de Kaede también, lo que no quiere decir que no siga dejando las cosas fuera de su lugar habitual, ahora tengo dos casas para ser desordenado y Kaede es feliz porque ahora su hogar es eso, un lugar acogedor, donde pasamos gratos momentos.

Yohei tiene el don de la oportunidad, o más bien de presentarse en mi apartamento en el momento más inoportuno. No me importa que se presente sin avisar, es como el hermano que no tuve y sabe que es bienvenido, excepto esa tarde que Kaede estaba conmigo cuando llegó, estábamos tumbados en mi cama, viendo la televisión cuando empezamos a besarnos y claro de ahí pasamos a otras actividades más placenteras cuando alcanzamos a escuchar como golpeaban a la puerta insistentemente, tuve que dejar al pobre Kaede en un estado calamitoso, me puse rápidamente una remera y un pantalón y tras darle un rápido beso para conformarle le pedí que no saliera bajo ninguna circunstancia que luego le resarciría plenamente. Kaede comprensivamente sonrió asintiendo.

No recuerdo que buscaba Yohei, porque yo temía que se le ocurriese meterse en mi dormitorio y claro pillaría a Kaede acostado en mi cama y escasamente vestido, por no decir que estaba tal como le trajo su madre al mundo. Me sentía pillado en falta y no era capaz de seguir la conversación de mi amigo, solo era capaz de mirar de soslayo hacia donde Kaede me esperaba pensando en lo inoportuno que podía llegar a ser Yohei y que mi Kitsune se iba a enfriar.

Respire aliviado cuando decidió marcharse, en ese instante no supe que llegó a pensar de mi extraña actitud, algún tiempo después llego a contarme que creyó que tenía una chica escondida en mi dormitorio, yo me reí, reconociendo que era un manojo de nervios los escasos quince minutos que estuvo en mi casa. Añadió que rechazo esa idea porque yo era demasiado ingenuo, esa idea no me gusto nada, ellos se rieron de mi y durante un par de horas me mantuve enfuruñado y les costo bastante contentarme. También me contó que vió la banda de Rukawa y que se quedo a espiarme y que fue así como descubrió nuestra relación. Yo no pude evitar sonrojarme porque Kaede necesitaba ir a su casa a buscar algunas cosas, nos costaba separarnos y mantuvimos junto a la puerta abierta, a la vista de cualquiera que pasará una despedida de ardientes besos que hubiera sido la envidia de cualquier pareja y eso que íbamos a estar separados solo un par de horas.

No concebíamos la idea de estar separados tanto tiempo. Además era tan tierno conmigo que no podía dejarle marchar.

 

Continúa…

 

Notas finales:

Pido disculpas por no actualizar el martes, me despiste por completo..., del mismo modo que el lunes me paso con la actualización de "Solos tú y yo... y los demás", motivo por el cual esta semana habrá dos actualizaciones de ese fic.


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