Título: ¡Gracias!
Género: Romántico.
Pareja: Sasuke x Naruto.
Capítulo único.
La tarde estaba cayendo sobre la ciudad y en el horizonte el majestuoso sol se ocultaba con lentitud, dejando a su paso en el cielo cálidos colores anaranjados y rojizos. La tranquilidad que se sentía en este parque era única, nada más nosotros dos y la dulce compañía de los árboles que mecían con gran delicadeza sus hojas por el fresco aire que en aquellos momentos soplaba.
-Te amo- te escuche decir con tu seca voz, sin ese tono romántico o empalagoso que suelen usar las personas. Dirigí mi mirada a la tuya dejando de observar el paisaje que estaba delante de mí, para ver esa pequeña sonrisa que se curvaba en tus labios la cual yo correspondí con una más amplia, para luego separar mis labios y dejar escapar de mis labios una simple palabra salida desde lo más profundo de mis sentimientos.
Gracias.
Fue lo que te dije sin más, tú me miraste con intensidad a los ojos y con la ceja levemente alzada, preguntándome en silencio el por qué. Yo solo ensanche más mi sonrisa, acercándome a tu rostro para darte un suave beso a los labios y volver mi azul mirada a tus ojos oscuros e intensos, revelándote los sentimientos albergados en mí. En silencio, sin necesidad de palabras.
¿De qué te doy gracias? Pensé, y la respuesta llego a mí de forma fugaz, automática, comenzándote a explicar con cada gesto que mi rostro hace, con el brillo de mis ojos, con las pequeñas sonrisas en mis labios o con los pequeños apretones que hago a tu mano nívea que sujeta a la mía en un confortable agarre.
Te doy gracias por soportar mis extraños humores que van desde la hiperactividad a enojos y berrinches inexplicables, te doy gracias por cuidarme, por entenderme, por aceptarme como soy, por hacerme reír con tan solo una palabra o un gesto tuyo.
Te doy gracias por regañarme, molestarme, burlarte de mí cuando me equivoco haciéndome enojar, por criticarme en cada cosa que hago.
Gracias por ser un prepotente, ególatra, sarcástico, malhumorado, por ser tan maldito y burlón. Gracias por ser tan diferente a mí, porque así he podido ver la vida desde diferentes ángulos.
Gracias por hacer de estos casi tres años de relación algo no solo hermoso, sino también divertido, lleno de momentos inusuales, inesperados. Porque nuestra relación no es una de ensueño o perfecta, no es una la cual alguno de los dos siempre deseo ni pensó, tampoco está llena de palabras románticas. Solamente improvisamos cada día, esperando a ver lo que sucederá.
Gracias por mostrarme el lado amargo y dulce del amor. Gracias por las peleas, por las risas, los enojos y las lágrimas. Gracias por seguir a mi lado a pesar de todo y brindándome la confianza en momentos difíciles de que todo saldrá bien.
Te doy gracias y al mismo tiempo te culpo por otorgarme las inevitables ilusiones, sueños, deseos y anhelos de una vida siempre a tu lado, aunque esto, quizá solo quizá, no pudiese llegar a ser real.
Gracias por tus pláticas variadas, por tus escasas pero gratificantes palabras amorosas. También por aquellos agradables o incómodos silencios. Gracias por las diferentes tipos de miradas que me envías, gracias por hacerme suspirar con tan solo una acción o palabra tuya.
Gracias por tus sonrisas, por tus abrazos, tus caricias y por tus besos.
Te doy gracias por no ser solo mi novio, sino también mi amigo, mi rival, mi cómplice, mi amante y mi consejero cuando lo necesito, igual por ser parte de mis sueños y mis pasiones ocultas. Gracias por tu enojo, tu seriedad, tu sarcasmo… Tu pasión.
¡Gracias por hacerme perder la cabeza a niveles insospechables! Por hacer que mi corazón acelere su latir de forma frenética, por los nervios que aun me provocas cuando te me acercas sintiendo en mí estomago revolotear mariposas o mejor dicho pájaros. Gracias por los inevitables sonrojos que sufro cuando me miras, cuando me besas, cuando me hablas… Cuando, a veces, simplemente no haces nada.
Gracias por tu desenfrenada pasión cuando me amas en la complicidad de tu cuarto o el mío y cuando después de eso, a pesar de ese inevitable dolor en mi trasero, me siento perfecto, especial y amado.
Gracias por cumplir mis caprichos, comprándome alguna cosa que me gusto, en su mayoría comida y cosas con sabor dulce. También por complacerme, viendo películas o programas que sé perfectamente que no te gustan.
También gracias por los momentos bochornosos que me has hecho pasar, deseando en esos momentos estampar tu estúpido y burlesco rostro en el concreto.
Gracias, muchas gracias por presentarme ante tu familia y amigos, oponiéndote ante sus reclamos, haciéndome entender lo espacial que soy para ti.
Te agradezco por sostener mi mano en situaciones difíciles, recorriendo conmigo los complicados caminos en los que a veces me encuentro, no dejándome caer y animándome a cada paso que doy.
Gracias por la confianza que me tienes y por la confianza que yo tengo en ti. Gracias por intentar entender mis extravagantes gustos y al mismo tiempo aceptarlos.
De nuevo te agradezco por pensar, actuar y ser diferente a mí porque así nuestra relación cada día es una aventura diferente, por así decirlo.
Gracias por sumergirme en una locura en la que cada minuto mis pensamientos, por una u otra razón, están dirigidos a ti y también provocándome que tu rostro, tu voz, todo tu, lo vea en cualquier parte, en cualquier cosa.
Te agradezco por ser tú la última imagen que aparece en mi mente antes de caer dormido en los placidos brazos de Morfeo.
Te agradezco por enamorarme a tu manera e inspirarme a decirte estas cosas con la mirada, que sin lógica ni coherencia, expresa apenas un pequeño porcentaje de lo mucho que te amo.
Te quiero agradecer tantas cosas pero a su vez no tengo la capacidad de procesar todo aquello que dicta mi corazón, escapándose de mí las palabras. O quizá haya algunas cosas que simplemente no tienen palabras para explicarse y nunca las tendrán.
Y por eso, por las palabras que no alcanzo o que no existen, te quiero dar un último gracias.
Te doy gracias por saber todo lo que pensé, todo lo que siento, con tan solo mirarme a los ojos e interpretar cada una de mis expresiones.
¿Cómo lo sé? Porque así como tú me conoces, así como yo soy transparente para ti, tú lo eres para mí.
Y lo puedo confirmar por este cálido beso que me das, donde nuestros labios se mueven de forma acompasada. Como dije, las palabras no son necesarias.
Separamos lentamente nuestros labios, para sonreírnos con amor y luego sumergirnos en un abrazo, donde mi rostro descansa en tu pecho y el tuyo en mis alborotados cabellos rubios.
-También gracias a ti, Naruto- te escucho decir después de unos segundos, irrumpiendo el silencio del ambiente. Yo solo sonrío y me abrazo más a ti.
-Te amo- por fin hablo, confesándote en un susurro aquellas palabras que sonaron ahogadas al estar mi rostro en tu pecho. De ahí ninguno de los dice nada, solo nos dejamos sumergir en la paz del ambiente que se siente en aquel parque y un último pensamiento pasa por mi mente.
Gracias por ser tú, Sasuke.
-Fin-