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¿Enamorado? ¿De él o de ella? por Soku

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Notas del fanfic:

Hola, este es mi segundo fic, asi que aun no soy una experta

Espero que les guste ^w^

Notas del capitulo:

Este es el primer capitulo del fic, espero que sea de su agrado n.n

Esa fría noche de invierno mi mundo entero se rompió, todo parecía despedazarse, caerse a pedazos. Aquella perfecta vida de sonrisas y alegrías, simplemente se desvaneció.

 

Mis padres tuvieron un accidente, y mi hermana quedó en coma, no sabemos cuando despertara, o si lo hará. Mi madre esta muy afectada por todo esto, y se pasa todo el día en el hospital, aun tiene heridas, pero leves, hay días en los que ni siquiera llega a casa y papá, papá simplemente trata de escabullirse de esta situación ahogándose en el alcohol, el fue el que resultó con menos heridas, pero ese sentimiento de culpa que lo carcome, lo esta destruyendo. Día a día se repite lo mismo "Fue mi culpa", si, él estaba al volante ese día, cuando de pronto una chica drogada montada en un mercedes se les cruzó en el camino y colisionaron.

 

Por mi parte, me quedé solo, con mi madre prácticamente viviendo en el hospital, mi padre borracho sumido en la culpa y el alcohol, y mi hermana convertida en la bella durmiente, ya no tenia con quien contar, salvo mi novia, mi dulce y querida novia. Ella es hermosa, de ojos verdes y un cabello lacio, siempre con dos largas colas a los costados y suelto en la parte de atrás, de un marrón en un tono muy suave, piel blanca y una sonrisa deslumbrante. Siempre animándome, la verdad ella era mi sol en medio de esa terrible tormenta en la que se había convertido mi vida. En verdad la amaba, la amaba tanto que ahora estoy aquí, llorando como un condenado por que terminamos, bueno, seamos sinceros, en realidad ella termino conmigo dándome una excusa que jamás espere escuchar de sus inocentes labios "Tu vida se ha vuelto tan complicada, que ni sexo ya tienes conmigo". Si, ya se lo que están pensando, "es una zorra" ¿no?

 

 Pasaron exactamente 2 semanas en las que no había "acción" entre nosotros, la verdad no tengo cabeza para follar en estos momentos y por lo visto ella es de esas que salta del barco antes de que acabe de hundirse. En verdad no me esperaba eso de ella, creo que al final nunca la conocí en realidad y de seguro ni siquiera signifique algo para ella. Me dolió eso, y en si, no es por ella, sino por mi, ya que me había convencido a mi mismo de que aun la tenia a ella, "aun no lo he perdido todo" me repetía, pero ahora no tengo nada, apuesto a que si desaparezco ahora mismo, ni siquiera lo notarían. Están tan sumidos en su pequeño mundo. Y a que no adivinan en donde estoy y en que estado, aparte del depresivo claro.

 

Si, estoy al borde de un puente, y muy borracho, tengo tanto coraje, la verdad es increíble como en un momento lo tienes todo y al siguiente te quedas sin nada, así nada más, sin previo aviso. Y lo peor, mi "dulce" novia me confesó descaradamente que me había puesto los cachos, que se acostaba con otro mientras seguía conmigo, y al parecer empezaron a revolcarse tres días después del accidente o eso dijo ella.

 

Creo que en estos momentos me siento como una basura insignificante, no le sirvo a nadie, asi que mejor me largo.

 

Mejor dejo de aburrirlos con mi patética depresión, saltaré a la cuenta de tres.

 

Una

 

Dos

 

Y tres...

 

 

Vaya, en verdad se vuelve todo oscuro cuando mueres…

 

 

 

                                        ..::^w^::..

 

Desperté con una sonrisa en el rostro, *tal vez estoy en cielo*, susurré.

 

-Nop, pero casi- respondió un chico, al que nunca había visto, me le quede mirando como idiota.

 

Tenía el pelo negro, corto, sus ojos eran extrañamente rojizos, de tez blanca, estatura media y estaba abrigado.

 

-¿Estás bien?-me preguntó tocándome la frente- La fiebre ya pasó, por suerte-dijo aliviado.

 

-¿Qué sucede?-pregunto confundido.

 

-Estas en mi casa, dime ¿que recuerdas?-

 

-Cuando conté hasta tres todo se volvió negro de golpe- conteste.

 

-Es normal, estabas ardiendo en fiebre, ¿como se te ocurre andar así de desabrigado con el frío que hace?-dijo en tono de reproche aquel chico.

 

Mi estomago rugió de repente, y el simplemente abandono la habitación. Volvió como en diez minutos.

 

-Por lo que veo, no has comido en varios días- dijo entrando con una bandeja llena de comida.

 

-...- no le respondí.

 

-Será mejor que te comas esto antes de que se enfríe- dejo la bandeja al lado de la mesita de noche.

 

Olía tan bien, era irresistible, así que la acerque a mí y empecé a probarla.

 

-Parece que al fin me quedó bien la sopa- dijo al ver que yo la devoraba.

 

-No esta mal-dije, pero la verdad estaba deliciosa.

 

Volvió a salir por aquella puerta, mientras que yo engullía mi segundo plato, un pollo con arroz, algo ligero diría yo, pero riquísimo. Bueno creo que de tanta hambre que tenia, todo me sabia bien.

 

Acabe de comer y decidí distraerme un poco observando la habitación. Era realmente espaciosa, bien arreglada, y la cama en donde estaba era realmente suave y cómoda. Pero lo que me llamo mas la atención fue ese colchón en el piso, bueno se supone que yo debería estar allí ¿no?, digo al parecer yo estoy en su cama. Pero por que, por que me ayuda.

 

Sin darme cuenta entre mis divagues acabe durmiéndome. Tuve una pesadilla, desde el accidente eso se repetía muy seguido, no se cuanto dormí, pero en cuanto abrí los ojos el se encontraba frente a mi.

 

-¿Otra pesadilla?- preguntó.

 

Yo solo me sequé las lágrimas.

 

-¿Hace cuánto que estoy aquí?- pregunté.

 

-Una semana- me respondió.

 

-¡¿TANTO?!- dije un poco alterado.

 

-…- él solo me miraba.

 

-Y por que me ayudas?-

 

-¿Bromeas?- preguntó- no voy a dejar tirada a una persona moribunda- dijo como si eso fuese más que obvio.

 

-Ni siquiera me conoces, puedo ser un criminal ¿sabes?, un ladrón, un asesino, un violador, ¡o los tres!- ¿por que rayos le digo todo esto?

 

-Imposible- respondió sereno- No tienes pinta de nada de eso-

 

Lo miré extrañado, y luego busqué mi celular palpé el bolsillo de mi pantalón y...no estaba, ni siquiera estaba el bolsillo, por primera vez desde que desperté reparé en mi ropa, y...no es la misma, ni siquiera es la mía.

 

Y el como leyéndome la mente me dijo.

 

-Lo siento, me tome la libertad de asearte- me miró como en busca de respuestas.

 

-P-pero, entonces...- no pude evitar sonrojarme hasta las orejas.

El no solo me había visto desnudo, sino que ¡había posado sus manos en todo mi cuerpo!

 

-Tranquilo, no te hice nada, no soy gay- mencionó de repente con una sonrisa al notar mi notorio sonrojo.

 

-Además, tengo novia- agregó.

 

-Yo tampoco soy gay- aclaré, apartando la mirada.

 

Hubo unos minutos de incomodo silencio.

 

-Bien, gracias por todo, pero ya me siento mejor, así que me voy- dije levantándome de la cama.

 

De pronto empecé a ver borroso, me sentía mareado y a cada paso que daba, esto empeoraba, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, parecía que mi cabeza iba a estallar y cuando me encontraba a unos centímetros de él, todo empezó a girar, yo solo cerré los ojos, abrazándome a mí mismo, esperando al frío suelo estamparse contra mí o yo contra él, pero este nunca llegó. En lugar de eso, unos cálidos brazos me rodearon, y me alzó como a las princesas en la tele, y yo que durante el tiempo que duró la "caída" mantenía los ojos cerrados, me digne a abrirlos. Sentía mis mejillas arder, ahora si que me había sonrojado, y en verdad agradecía la fiebre, de lo contrario no la habría podido disimular.

 

Me deposito suavemente en la cama y me arropó.

 

-Creo que aun no estas bien- dijo- dime ¿desde cuando te volvió la fiebre?-

 

-Poco...después de que te fuiste-respondí

 

-Lo siento, no debí haberte dejado- se disculpó.

 

Cargó en una cuchara unas gotas de un remedio el cual no alcance a leer su nombre y lo acercó a mi cara.

 

-Para la fiebre- dijo al ver que yo no lo tomaba.

 

Me senté con un poco de dificultad y lo tomé, me pasó un vaso con agua y lo bebí un poco.

 

Pegó su frente a la mía y yo cerré los ojos para evitar mirarlo como embobado.

 

-Eso debería bajarte la fiebre-dijo apartándose un poco- abre la boca-pidió.

 

Yo estaba desconcertado por aquello pero le obedecí tras meditarlo unos segundos.

 

- Saca la lengua y di Ahh-

 

-Tienes gripe- diagnosticó- ¿te duele mucho la garganta?- preguntó.

 

-…- yo asentí-

 

-Ya veo-

 

-¿Que no eres muy joven como para ser doctor?- pregunté yo.

 

 

- Mi tío es el doctor, pero a veces me toca hacer de su asistente y se aprende mucho ¿sabes?- dijo pasándome una pastilla para que me la tome- además, el vino a verte-

 

Me tomé la pastilla y luego me volví a tumbar en la cama, de repente me entró mucho sueño.

 

-¿Que me diste?- pregunté apenas.

 

-Es para que duermas tranquilo- susurró mientras me volvía a tapar con la frazada.

 

. . . . . .

 

 

Desperté, creo que ya era tarde, pero dormí tan bien anoche.

 

Mire el colchón de al lado y como supuse se encontraba arreglado y el ya no se encontraba allí.

Me levante, hacía mucho frío así que fui con frazada y todo, enrollándome en ella, la verdad parecía una oruga así.

 

-Buenos días- me dijo con una gran sonrisa en el rostro.

 

Yo mas bien diría que se estaba aguantando la risa, pues segundos después rompió a carcajadas. Creo que en verdad me veía ridículo, puesto que la colcha era verde limón.

 

-Pareces una oruga- me dijo secándose las lágrimas que tenía de tanto reír.

 

-...- Le dediqué una mirada asesina y luego tomé asiento, sin decir una sola palabra.

 

-No sabia que estabas en proceso de convertirte en una mariposa- dijo aun burlándose.

 

Tenia ganas de arrojar aquella frazada, pero tenía mucho frío, así que me aguante las ganas.

 

-¿Sabes?, empiezo a pensar que solo me trajiste aquí para no aburrirte- le dije un tanto molesto.

 

-Podría ser- dijo mientras me servía el desayuno.

 

-Por cierto...-dije lentamente- ni siquiera se tu nombre- revolviendo ahora mi taza de chocolate caliente.

 

-Lex…-me respondió tranquilo- ¿y tú?-

 

-¿Yo?- dije apuntándome con el dedo, por alguna razón mi nombre no me venía a la mente.

 

-¿Quién sino?- me dijo un tanto confundido por mi actitud.

 

-Aunque no me creas...no lo recuerdo- dije con la cabeza gacha.

 

-Jah...-suspiro-debe ser por el golpe que te diste cuando te desmayaste, pero tranquilo, lo recordaras-de lo mas relajado mencionó.

 

-¡QUEMA!-exclamé por lo caliente que estaba.

 

-Ten cuidado-dijo para luego agarrar su mochila.

 

Yo solo observé.

 

-Por cierto, siéntete libre de hacer lo que quieras aquí, solo hay tres condiciones- dijo haciendo el 3 con su mano.

 

-¿Condiciones?- repetí como si fuera un retrasado.

 

-La primera- dijo levantando el dedo índice-No salgas de casa, pues el frío de allá afuera te hará mal- yo asentí- La segunda- ahora levantando 2 dedos- Descansa- me miró un rato- Y la tercera- enumerando con sus dedos- No incendies la casa- dijo esto último desordenando mi cabello.

 

-No soy un niño chiquito- dije con un puchero.

 

-Claaaro- dijo en tono sarcástico, lo cual me molesto en sobremanera- Volveré a la hora de la comida, y tomate tus medicamentos, la lista y el horario están por el refri- y se fue.

 

-Lex-susurré y suspiré.

 

Al acabar el desayuno y tomar las pastillas correspondientes, volví a la habitación y me tumbe, no tenia ganas de nada y miré la mesita de noche y me encontré con mi cedula, según eso me llamaba Alisson, bien… y tengo 16 años... Un momento ALISSON!!!, imposible, ese es un nombre de mujer, no puede ser, debe haber un error. Le estuve dando vueltas al asunto hasta que me quedé dormido, esas pastillas si que hacían efecto.

 

Dormí casi toda la mañana y efectivamente recordé mi desastrosa vida y mi afeminado nombre. La verdad es que a mis padres le encantaba ese nombre y como a mi hermana le habían puesto ya el otro que les encantaba, me lo pusieron a mí, puesto que a mi madre le informaron que ya no podría volver a tener hijos, y no les importó mucho el hecho de que fuera hombre, o eso me dijeron.

 

-A comer dormilón!- escuché y de pronto sentí que me arrojaban algo-Ponte esto, que hace frío- señalando la ropa me dijo.

 

Me la puse y antes de ir al comedor dimos un recorrido rápido a la casa. Estaba muy bien amoblada y era bastante cómoda a mi parecer.

 

-¿Ya recordaste?- preguntó.

 

-Sip- dije restándole importancia.

 

-¿Y?-dijo el.

 

-¿Y qué?- dije indiferente.

 

-A-LI-SSON-dijo el muy desgraciado.

 

Mis mejillas rápidamente tomaron un color carmesí intenso.

 

-¿No me digas que te dio fiebre de nuevo?- me preguntó con un claro tono de burla.

Solo lo ignoré y me dediqué a comer con el ceño fruncido.

 

Pasaron varios minutos en los que lo ignoré completamente.

 

-Ya, discúlpame- dijo al verse afectado por la indiferencia con la que lo trataba.

 

-Esta bien-dije, pues quería preguntarle algo que hace tiempo me picaba- dime, ¿tu donde duermes?-

 

-En el colchón que se encuentra al lado de la cama donde duermes-dijo de lo más tranquilo.

 

-Entonces yo duermo en tu cama...-dije.

 

-sip- dice, yo ya lo supuse.

 

-¿Y no te molesta?

 

-Nop- dijo enseguida.

 

-¿Seguro?... porque si quieres puedo dormir en la sala o en el colchón-

 

-Si-

 

-Pero…-

 

-Fui YO quien te trajo, es MI casa, y hago lo que se me antoje- la verdad me sorprendió aquella respuesta suya- jah...-suspiró- Aunque...creo mi cuerpecito no esta echo para colchones como ese- se quejó, creo.

.

-Por mi no te preocupes, que he dormido en lugares peores- le mencioné.

 

-La verdad- hizo una breve pausa, se le veía pensativo- creo que sería mejor dormir contigo- dice como si eso fuera de lo más normal.

 

-Perdón, ¿QUE?- exclamé, por dios, ¿dormir con un hombre?.

 

-Dormir juntos- me repitió-

 

-Si quieres te cedo la cama y yo duermo en el…- fui interrumpido por el.

 

-Dormirás conmigo y punto- dijo firme y llevando su plato de la mesa.

 

-P-pero- repliqué, pero no sirvió de nada.

 

El se acercó y me jaló del brazo, prácticamente arrastrándome y dejando atrás mi plato a medio acabar.

 

Me lanzó a la cama y se posicionó encima mío, mi cara debía estar tomate, el me había agarrado de las manos y éstas estaban a los lados, a la altura de mi cabeza. Me observó un largo rato y yo cerré los ojos con fuerza y cuerpo se tensó completo. Tenía miedo, y no sabía por qué.

 

-¿Por que cierras los ojos?, no voy a violarte- dijo luego un largo e incómodo silencio.

 

Lo miré a los ojos un poco desconcertado, ¿que diablos pretendía?.

 

Observé sus ojos rojizos, tan profundos, sin darme cuenta me perdí en ellos y poco a poco mi cuerpo se relajó.

 

-Mejor así- dijo, para luego dejarse caer lentamente sobre mí.

 

-¿Que pretendes?- musité, realmente no entendía su actitud.

 

-Hace tiempo...que no duermo con nadie- mencionó bastante melancólico.

 

A pesar de que esa frase tenía doble sentido, comprendí lo que quería decirme.

 

-Desde que mi hermana se fue- soltó como un minuto después.

 

-¿Por eso me trajiste?, para que haga las veces de…- otra vez interrumpiéndome.

 

-Shh...- me calló y cerró los ojos lentamente.

 

Me soltó las muñecas, se acostó a mi lado y me rodeó con sus brazos, yo quedé de espaldas a él, y posó su mentón en mi hombro.

 

-Por favor, quédate así…- musitó casi inaudible, eso más bien había sonado a una súplica, así que hice lo que me pidió.

 

Después de todo, ese abrazo era tan cálido, como cuando de niños dormía con mi hermana y la abrazaba.

 

Me apegué aun más a él, disfrutando de aquella cálida y reconfortante sensación que me brindaba.

 

-Deberías quitarte las lentillas para dormir- susurró de repente.

 

¿Como diablos sabe que uso lentes de contacto?

 

-No quiero- dije muy bajo.

 

-¿Por que no?- preguntó volteándome- ¿son lentillas de graduación? -volvió a preguntar- ¿O son de color?-

 

-De color…- le dije, mirándolo de frente.

 

-¿Y...por qué escondes tus ojos?-

 

-No quiero que nadie los vea- le respondí.

 

-¿Pero por qué?- insistió de nuevo, pero esta vez  en un tono dulce, acariciando mi mejilla.

 

-Todos siempre me miran raro- dije lentamente, sin apartar la vista.

 

-Muéstramelos- pidió- yo no te miraré raro por eso, te lo prometo-

 

-Esta bien- acepté finalmente, luego de varios segundos de quedarme observándolo.

 

 

Me las quité lentamente, empezando por la izquierda, él me miró extrañado, ya que era del mismo color que la lentilla. Me saqué el derecho con aún más lentitud que la anterior, cerrando aquel ojo mientras ponía ambas lentillas sobre la mesita de noche.

 

Lo miré de frente, aun con el ojo derecho cerrado y un tanto dubitativo.

 

-Hazlo…- dijo mientras me acariciaba la mejilla.

 

Yo asentí y lo abrí despacio, y en cuanto el lo vio pude identificar una clara mueca de sorpresa.

 

-S-son de diferentes… colores…- dijo sin apartar la vista, pero alternándola entre ambos ojos- el izquierdo es… azul y el de la derecha es… verde…-

 

-Soy un fenómeno ¿cierto?- dije desviando la mirada.

 

-Para nada, eres muy lindo tal y como eres- dijo haciendo que vuelva a mirarlo- ¿y te digo una cosa…?- preguntó.

 

-Hmm…- yo asentí.

 

-Me encantan tus ojos…- dijo abrazándome- tu cabello blanco y tu piel tan blanca…-

 

Mis ojos se llenaron de lágrimas que no se hicieron esperar y saltaron suicidas por mi rostro, y no pude sino abrazarme más a él.

 

Todos siempre me miraban raro cuando veían el color de mis ojos, por esa razón desde los 10 años empecé a usar lentes de contacto, pero esta noche, a este chico no le molestaba ese detalle y eso por extraño que suene, me hacía sentir bien.

 

Notas finales:

Si les gustó dejen reviews, si no les gustó tambien dejen reviews, asi me entero de en que debo mejorar


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