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¿Enamorado? ¿De él o de ella? por Soku

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Notas del capitulo:

Hola, aquí otro cap, espero que sigan el fic n.n

Esa noche dormí como hacía meses no conseguía hacerlo, al despertar abrí los ojos lentamente y para mi sorpresa me encontraba acurrucado en su pecho y él con sus brazos rodeándome.

Abrí los ojos como platos y mi cara debía estar hecha un tomate de tan roja, es que… ¡¿COMO RAYOS ACABAMOS ASÍ?! Es decir anoche, nosotros… ¡¿NO PUEDE SER?! ¿Y TODAS ESAS CURSILERÍAS? ¡NI QUE FUERAMOS NOVIOS!... ¿novios? Ya se, los medicamentos tienen la culpa, claro, ¡eso debe ser!

 

-¿Estás bien?- me preguntó de repente, tallándose los ojos.

 

-¿Eh?- dije mirándolo un poco sorprendido, ya que creí que aún estaba durmiendo.

 

-¿Qué si estás bien?- volvió a preguntar.

 

-Si… claro- no se por que pero por alguna razón me miraba entre curioso y preocupado.

 

-¿Seguro?, porque no lo pareces ¿sabes?- dijo mirándome atentamente, como inspeccionándome.

 

-¿Por qué lo dices?-

 

-Mmm… pues porque hace ya unos minutos que no paras de jalarte los cabellos y hacer esos gestos raros- me dijo sin apartar la mirada.

 

-¿Me viste?- pregunté con cautela. Oh no… de seguro me vio ¡Rayos!

 

-¿Qué sucede?- preguntó él- ¿Acaso hay algo que te moleste?- dijo, y todavía se atreve a preguntar algo así.

 

-¡POR SUPUESTO!- exclamé y él me miró más que confundido- ¡Violaste mi espacio personal!- grité.

 

-¡¿Yo?!- dijo apuntándose- Hasta donde sé, tú no te opusiste- dijo calmado.

 

-¡Claro!- dije ahora apuntándolo yo a él- Tú me sedaste con todos esos medicamentos.

 

El enarcó una ceja ante mi comentario pero no parecía molesto, sólo sorprendido ante mi repentino cambio de actitud, sin más se levantó y se dedicó a observarme, no se para qué.

 

Al cabo de unos minutos sonrió, volteó a mirar el reloj y se sorprendió y luego empezó a guardar cosas en su mochila.

 

-Lo siento- se disculpó- hoy no podré acompañarte a desayunar- dijo colocándose el calzado, una polera y una gorrita- pero vendré para el almuerzo, y esta vez si llegaré a tiempo, no como ayer- me despeinó y luego se fue.

 

Y yo me quedé con cara de ¿Qué diablos…? intenté decir algo pero él ya había cruzado la puerta.

 

Me quedé un rato más en la cama, observando el lugar donde él había estado, preguntándome qué rayos quería, es que en verdad ese sujeto me desconcierta y no se que es lo que tiene en la cabeza.

 

Me levanté y me dirigí a la cocina, tenía hambre. En ese lugar sobre la mesa encontré una notita que decía:

 

 

 

“El refri está lleno, toma lo que necesites y no te olvides, no salgas afuera y descansa.

                        Ahh… y me podrías preparar algo para comer?

                                                                                                          Gracias ^w^

 

 

 

 

-“Ese maldito”- pensé a la vez que arrugaba ese papel y lo tiraba al suelo.

 

Pero qué se creía, ¿que era su sirvienta acaso? No señor, de ninguna manera y que se prepare el mismo su almuerzo.

 

Luego de lanzar maldiciones varias acabé desayunando prácticamente descuartizando al pan, al terminar fui a ducharme y me vestí con algo simple, una remera de mangas largas con franjas rojas horizontales y un pantalón negro que encontré en el ropero y me lancé de nuevo a la cama.

 

Me quedé pensando en el hecho de que ni siquiera se en que lugar me encuentro, tal vez deba echar un visto allá afuera.

 

Me dirigí hacia la puerta y traté de abrirla una vez, luego otra vez y otra y ya empezaba a desesperarme. ¡No puede ser, ese sujeto me encerró aquí! Traté de abrirlo de todas las formas que creí posibles, jalándola, empujándola, tratando de echarla, ¡hasta incluso con un trozo de alambre!, pero como lo supuse en las películas se ve mucho más fácil de lo que es.

Cansado de pelearme con la puerta decidí arrojarme de nuevo a la cama.

 

¿Por qué me había encerrado? Ash… al no encontrar una respuesta me tapé el rostro con la almohada. Ahora que lo pienso el puede ser un secuestrador o un asesino en serie o tal vez quiere que sea su esclavo, pero… Jah…-suspiré- solo tal vez -abrazándome a la almohada-, aunque no tiene pinta de nada de eso… fruncí el ceño ante ese pensamiento, ¿desde cuándo comencé a confiar tan fácilmente en las personas? además aún no me creo aquel cuento de que me ayudó solo porque si.

 

Tras dar varias vueltas en la cama pensando en que no sabía nada de él y que él al menos sabe unas cuantas cosas sobre mí, decidí revisar un poco sus cosas, sabía que no era correcto pero… la curiosidad me ganó. Y así descubrí que se llama Alexander, encontré unos cuantos cuadernos, la mayoría eran del colegio, tenía todo bien ordenado y sus cuadernos completos o eso me pareció. Tenía una hermosa caligrafía, y algunos de sus cuadernos eran de dibujo y se le daban bien. También pude observar algunas fotos, aunque todas eran de hace poco tiempo, no había ninguna de cuando él era chico.

 

Y así pasé prácticamente toda la mañana, entre sus cuadernos, fotos y también algunas cartas de chicas que se le confesaban, bueno, no me extraña que sea popular, después de todo él es… bueno ya saben, es lindo. Y no piensen mal ¡eh!.

 

Ya faltaba poco para la hora del almuerzo así que decidí revisar el refri y tal y como dijo Lex, se encontraba lleno, me pase unos segundos en frente y luego decidí que hacer.

 

Al cabo de unos minutos me encontraba en la cocina con todos los utensilios para cocinar, estaba más rojo que el tomate que tenía en manos en parte avergonzado y en parte por rabia a mí mismo, pues había dicho que no cocinaría para él, pero… bueno después de todo… ehm…. como decirlo… luego de ver algunas de sus cosas no me pareció tan mala persona.

 

Intenté preparar huevos fritos con ensalada y un poco de carne pero… ehm…jeje no me salieron muy bien.

 

                                           

 

                                      …:::***:::…

 

 

-Alis…- no terminó de decirlo pues ya me encontró parado enfrente de él.

 

-Hola…- dije sonriendo para disimular mi nerviosismo.

 

-¿Te encuentras bien?- preguntó, dirigiéndose a la habitación, deshaciéndose de su mochila y ropa que llevaba de más.

 

Yo solo asentí, el se lavó las manos y luego fuimos a comer.

 

-Y… ¿preparaste algo?- preguntó un poco dudoso.

 

-Sip- dije, y él parecía sorprendido.

 

-¿Y que es?- preguntó, pues pareciera que él en verdad no creía que yo lo haría, cosa que me llevó a pensar que me dijo que cocinara sólo para molestarme y yo más tonto, le tomé enserio.

 

El se sentó y yo muy apenado saque una bandeja con un mantelito encima, él me miró como extrañado y yo quería desaparecer.

 

Quitó la tela que lo cubría, encontrándose con lo que supuestamente era nuestro almuerzo.

 

-¿Sándwiches?- me preguntó enarcando las cejas.

 

-Mmm… ¡No me mires así!- dije con la cara roja- Está bien, lo admito ¡No se cocinar otra cosa! - dije dándole la espalda y cruzándome de brazos.

 

- Me alegro de que no hayas quemado la casa- dijo luego de salir de la impresión ante mi respuesta- Pero… ¿por qué al menos no calentaste los sándwiches?- ¡Rayos!, ¿y tenía que hacer esa maldita pregunta?

 

-Es q-que… v-veras…- empecé a jugar con mis dedos, no sabía a dónde mirar.

 

-¿Qué pasó?- dijo un poco alarmado.

 

En eso reparó en la cocina y se dio cuenta de que estaba sucia y manchada, después me clavó su mirada y yo…

 

-Date vuelta- dijo en un tono estremecedor, así que yo me giré.

 

-Je-je-je…- Tragué con dificultad, de seguro ya lo notó.

 

-¿Y…?- dijo impaciente.

 

-Es q-que- se enojara, estoy seguro- b-bueno… yo no…- dije desviando la vista muy nervioso y apenado, no sabía que decirle, di un suspiro tratando en vano de tranquilizarme y luego continué- veras… es que- y en eso el me interrumpió.

 

-Llevas diciendo “es que”, “veras”, y no dices nada- dijo un tanto desesperado.

 

-T-traté de cocinar algo y pues… fue todo un desastre- dije riendo nerviosamente y rascándome la nuca- Los huevos se quemaron y tenían trozos de cáscara, no sabía si ponerle sal antes o después y algunos de ellos acabaron en el piso. Luego el arroz, bueno…- dije mirando al techo- no se que pasó con el arroz, pero quedó echo pasta y tenía sabor a plástico, y también olvidé la sal- volví a mirarlo unos segundos y luego fijé mi vista al suelo- y la carne salió seca y dura, parecía trapo y me confundí y en vez de sal le puse azúcar impalpable - mencioné bastante apenado- intenté preparar una ensalada y… acabé con varios cortes, además… no sabía que parte de la lechuga tenía que cortar y el tomate, pues… se resbalaba mucho y acabó varias veces en el suelo, y al tratar de agarrarlo un par de veces resbalé- alcé la vista- y al final opté por los sándwiches- dije finalmente.

 

El solo suspiró y se me quedó mirando, lo cual me pareció extraño, creí que me haría trizas.

 

-¿Te encuentras bien?- preguntó preocupado.

 

-Eh… ahm… si- respondí, la verdad no sabía por que me había esforzado tanto, si ni siquiera en mi casa y ni para mi novia había intentado cocinar y peor aún, ni idea tenía de por que le contaba todo lo que ocurrió en mi fallido intento.

 

-¿Es la primera vez que cocinas algo?- me preguntó y yo solo asentí- jah…- lo oí suspirar resignado- ¿quieres pizza?- preguntó mientras se engullía varios sándwiches a la vez.

 

-¿Pizza?- pregunté.

 

-Aja- dijo acabando de tragar los que tenía en su boca- éstos sandwichitos, te quedaron genial- con una sonrisa mencionó, logrando hacer que yo también sonriera- pero no nos quitaran el hambre- dijo acabándose la mayoría de ellos.

 

-Entonces… ¿no estás molesto?- pregunté y él solo negó- ¿Por qué?- quería saber por que no se molestaba con todo el desastre que había hecho.

 

Lo pensó un momento y luego abrió su boca, iba a decir algo pero la volvió a cerrar, al parecer sabía que si lo decía sería yo el que acabaría enojándose con él o eso me pareció.

 

Pidió la pizza por teléfono y me llevó a la habitación, me senté en la cama y él me dijo que lo esperara, se dirigió al baño y volvió con una cajita con una pequeña cruz roja en el centro, “debe ser su botiquín o algo así”, pensé.

 

-Bien- dijo abriendo la caja y sacando algunas cosas- ahora muéstrame las manos-

 

Y así lo hice, aunque apenado de mostrarle los cortes que me hice por torpe. Al mirarlas se sorprendió y luego noté una clara mirada de arrepentimiento en sus ojos.

 

-¡Auch!- exclamé en cuanto el alcohol hizo contacto con esas zonas expuestas- ¡Pica!- volví a quejarme- ¡Quema!- dije apartando mis manos.

 

-Ya… no seas llorón- dijo y alzó la mirada para verme, notó que tenía unas pequeñas lágrimas que clamaban por saltar de mis ojos.

 

-Lo siento- dije y desvié la mirada al encontrarme con esos ojos penetrantes.

 

El empezó a vendarme y cuando acabó cerró la cajita, la llevó a su sitio y volvió junto a mí dando las últimas terminaciones al vendaje.

 

-Ahora si, ya está- dijo, pero seguía acariciando mi mano, lo cual se sentía raro- Lo siento, fue por mi culpa- siguió- yo no pensé que…-

 

-No importa- lo interrumpí, mas no separé mi mano- después de todo, dejé hecho un desastre la cocina- dije y ahí si aparté mi mano de las suyas.

 

En eso sonó el timbre y él fue a abrir, yo me quedé sentado, recordando que tenía preguntas que hacerle.

 

En cuanto volvió con pizza en manos, yo ya estaba decidido a llenarlo de preguntas cuando de pronto el exquisito aroma de aquel manjar llegó a mí, provocando un rugido por parte de mi estómago.

 

-¿La comemos mientras vemos la tele?- dijo mostrándome la pizza con una sonrisa y yo no pude negarme.

 

Nos tiramos en la cama y él prendió el televisor, empezamos a comerla y estaba realmente deliciosa, estaba calentita, con el queso al punto, la salsa justa, aceitunas sin semillas bien distribuidas en toda la pizza y no se pasaron con el orégano. La película era muy interesante, por lo que el tiempo se pasó volando y rápidamente llego la tarde.

 

Luego de ordenar un poco me preguntó si seguía tomando mis medicamentos y… pues yo los había olvidado.

 

-Humm…- dijo poniendo sus manos en su cintura, negando con la cabeza- así no te curarás nunca- en tono de reproche.

 

-Oye… dije luego de tomar los remedios- ¿por qué…- no sabía si preguntarle o no.

 

En eso sonó su celular, y al parecer lo dejó de mal humor, pues soltaba maldiciones por lo bajo. Pero eso no evitaría que le pregunte, puesto que de seguro me entraría sueño de nuevo por los medicamentos.

 

Se quedó mirándome, un poco triste, no sabía por qué pero así lo sentí.

 

-¿Por qué…?- dijo incitándome a seguir con lo de hace rato, luego de un largo silencio en el que ambos solo nos dedicamos a mirarnos e uno al otro.

 

-¿Por qué cerraste la puerta con llave?- le pregunté.

 

-Con que intentaste salir a pesar de que te dije que no lo hicieras- me miró como una madre mira a su hijo cuando la desobedece.

 

-No soy tu prisionero ¿sabes?- dije un poco molesto por su comentario- además ni siquiera sé donde estoy- seguí- y no tengo la certeza de saber si eres un criminal o no-acabé por decir.

 

-¿No crees que si fuera un criminal ya te hubiera hecho daño?- con una sonrisa maliciosa mencionó.

 

-Tal vez eres un secuestrador y por eso me necesitas vivo- dije serio.

 

-Secuestrarte… mmm… claro…- dijo- ¿y como para qué querría yo secuestrarte?- siguió luego de un rato- además no se nada de ti y a juzgar por la pinta en la que te encontré no creo que pueda sacar dinero secuestrándote- ahora si me molesté.

 

-¿Qué quieres decir con eso?- pregunté, no me gustaba nada el rumbo que iba tomando esta conversación.

 

-Jah…- suspiró cansado- yo también podría sospechar de ti- continuó- o también podría simplemente echarte de mi casa, después de todo no te conozco- en verdad la tensión se sentía en la atmósfera- estas viviendo de gratis aquí y no me facilitas nada, es más al contrario al final yo…- lo que decía en verdad me lastimaba.

 

-Y si eso es lo que piensas, en primer lugar ¿por que me trajiste aquí?- le pregunté interrumpiéndolo, es que en verdad, si era una molestia para él ¿por que me había recogido esa noche?

 

-Pues te salvé, al menos deberías agradecerme- dijo en un tono bastante molesto.

 

-¿Ah si?- dije- ¿y se puede saber quién te pidió tu ayuda?-

 

-Pues hasta donde pude ver estabas por saltar el puente cuando te desmayaste- mencionó en tono desafiante- pensabas suicidarte ¿cierto?-

 

-Y si te diste cuenta de que intentaba suicidarme ¿por qué no me dejaste morir allí?-

 

-Porque eres solo un cobarde, todos tenemos problemas pero lo afrontamos, pero tú solo querías escapar y ni eso te salió bien- eso me cayó como un baldazo de agua fría que me hizo volver a la realidad y darme cuenta en dónde estaba parado.

 

- Tú… como bien lo has dicho, no sabes nada sobre mí, así que no opines- dije dedicándole una fría mirada.

 

-Pues lo mismo va para ti- me dijo

 

Apreté las sábanas en mis manos, al igual que los dientes, tensando la mandíbula. Otra vez había pasado lo mismo, fue estúpido de mi parte pensar que había cambiado algo en mi vida, al final sigue siendo la misma porquería de siempre. Y tal vez él es solo un niño rico que buscaba un juguete nuevo para pasar el rato y obvio, se cansó y ahora es hora de botarlo ¿no?

 

Todo esto me había dado dolor de cabeza, tomé mis documentos dispuesto a irme, me acerqué a la puerta, la abrí y un viento congelante me heló hasta los huesos, en verdad hacía frío y para colmo ya se hacía de noche y yo no me había puesto nada abrigado.

 

Miré por última vez el interior de la casa y me prometí una vez más no volver a confiar en nadie y aunque me dije eso no pude evitar quedarme en la esquina de la cuadra en donde se encontraba su casa, tal vez esperando vanamente que el saliera y me volviera a invitar a entrar a su cálido hogar.

Notas finales:

No me odien n.nU

 

Nos leemos (^w^)/


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