Solo con decir ese nombre, Hannah, todos los transeúntes de volvieron hacia nosotros, mostrando el mismo miedo que mostraban el chico y su abuela. Que narices tenía ese chico y su madre para asustarlos así? Parecía que hablaran de un monstruo o algo peor...
-No se de que me estas hablando anciana pero necesito saber donde esta su casa.
Podía sentir las miradas de todos en mi nuca, como si mi presencia de repente fuera una molestia para aquella gente.
-Acompañame.
-Eh?
Antes de poder decir anda la anciana agarro mi brazo, llevándome entre el gentío, colándonos por la primera callejuela visible. Acaso estábamos huyendo? Por que tenía toda la pinta de que eso era exactamente lo que hacíamos...
-Anciana yo...
-No debes ir a ese lugar, bajo ninguna circunstancia.
-Como?! Sanji esta allí! Solo dime donde y yo...
-No lo entiendes verdad? Será mejor que hables con él.
-Hablar con quien?
-Con el único que sabe toda la verdad, con el que te enseñara la verdadera naturaleza de “el maldito”...
“Maldito, repudiado, odiado... Que demonios había echo ese chico y su familia?” Quisiera o no todas las alarmas se encendieron en mi cabeza.
-No quiero saber nada, entiendes? Solo quiero sacar al idiota de allí y largarnos de este lugar cuanto antes.
-Nos siguen...
Giré mi cabeza encontrándome con varios hombres que dirigían su vista hacia nosotros. Intentaban disimular pero claramente estaban pendientes de cada paso que ambos dábamos. No me quedaba otra, tendría que fiarme de esa mujer o jamás encontraría esa casa.
-Vamos.
En cuanto volvieron sus vistas un segundo entramos en un callejón desapareciendo delante de sus narices. Las calles cada vez eran más angostas y sucias...
-Donde demonios vamos?
Ni una sola respuesta, solo continuaba caminando por aquel maldito laberinto, alejándonos cada vez más del centro de la ciudad.
-Quizás llegó la hora de librarnos del mal....
-Eh?
-Solo mantente en silencio chico.
No era la primera vez que me llamaba ángel, aunque hasta ahora había echo oídos sordos y había olvidado el asunto. Pero esta vez había sonado diferente, tanto que por un segundo sentí que quien tenía delante no era el Noro-kun que conocía. Lo separé de mi un momento para preguntárselo de un vez.
-Por que me llamas así?
Se levantó y se giró, sonriéndome como jamás lo había hecho antes. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al ver su sonrisa, haciendo que me inquietara sin saber muy bien el motivo.
-Por que lo eres... Eres mi ángel.
-Noro?
Seguía mirándome, seguía sonriéndome... Pero por que su aura era tan pesada?
-Dime Sanji-kun?
Instintivamente retrocedí... Que demonios estaba haciendo? Solo era ese chico asustado y yo era un pirata, no? Entonces por que me sentía preso en aquel pequeño espacio? Era como si su solo presencia me quitara el aire...
-Voy a mostrártelo, de acuerdo?
Sus palabras eran dulces como su tono... Incluso sus movimientos eran lentos y pausados. Su mano se posó en mi mejilla, acariciándola lentamente..
-Alejate!!!
No pude evitarlo, reaccioné dándole un golpe, apartándole de mi.
-Yo... solo... lo siento.
Que estaba haciendo? Por que yo...
-Aun no lo sabes mi ángel?
Le miré buscando sus ojos pero estaban ocultos bajo su cabello.
-Saber? No se lo que ocurre Noro pero yo... AHHH!!!
Sentí su mano aferrarse a mi cuello con tanta fuerza que sentía que perdería la conciencia en cualquier momento.
-Te enseñare cuando te amo, mi lindo Sanji-kun...
Cuanto tiempo llevaba esperando en aquel cuchitril? Ni lo sabia siquiera, pero cada vez que trataba de salir de allí era lo mismo. Solo con echar un vistazo por la pequeña ventana podía ver a aquellos hombres buscándonos.
-Mierda... Piensas decírmelo de una vez? No tengo tiempo para...
-Ya ha llegado.
De detrás de unas cortinas salió un hombre, quizá de la misma edad que la anciana o un poco más joven... “Que coño me importa eso?”
-Donde esta esa casa.
-Deberías escuchar lo que tienen que decir antes de exigir las cosas, no crees?
Ese hombre... Que mas me daban sus absurdas historias? Además con cada nueva cosa que sabia parecía que las cosas se ponían peores para el rubio.
-Solo quiero sacar a mi amigo de allí, ni se de que va todo esto ni me interesa.
-Desagradecido...
-Como?!
-Ella ha arriesgado mucho por traerte aquí, acaso no te das cuenta?
Cuando la busque con la mirada la anciana había desaparecido de la sala y ni siquiera me había dado cuenta.
-Esta bien, escuchare. Pero no tengo tiempo que perder, entendido?
Solo asintió mientras se dirigía a una de las ventanas, mirando el exterior como perdido en sus pensamientos.
-Este era un pueblo tranquilo, sus gentes vivían en paz y armonía... hasta que ese monstruo llegó.
Quise preguntar pero enseguida continuo con su relato. “Lo mejor sera escuchar lo que dice. Cuanto antes acabemos con esto, antes sacare a es idiota del lío en el que se metió...”
-Hannah apenas era una chiquilla, ingenua y alocada como cualquiera de su edad... y cayó en sus redes sin siquiera saberlo. En realidad todos caímos presas de su embrujo, creímos sus viles mentiras... Y cuando por fin supimos la verdad era demasiado tarde.
-Tarde para que? De que me esta hablando?
-Maltrato el cuerpo y el alma de la pobre Hannah... Ese maldito... Ese demonio encarnado!!!
Realmente estaba escuchando bien? En serio tenía que creerme todas esas patrañas y locas fantasías? Ese hombre no esta en sus cabales podía verlo en sus ojos.
-No contento con eso dejo una ultima maldición para el pueblo, un ultimo pecado...
-Norou...
-No lo nombres!! No digas ese nombre en esta casa!!! No la maldigas también con tu sucia boca pirata!!!
-Sucia boca? Te crees con derecho a decir eso de mi?
El hombre se quedó estático, mirándome como si no lograra comprender a lo que me refería.
-Ese chico.. solo es un crío joder!! Que mas dará que hiciera su padre? Acaso eso le hace a él un demonio como cuentas?
-Su destino esta en su sangre... Es la misma que ese maldito...
De nuevo perdió su vista en la ventana, ignorándome por completo.
-Estúpidos pueblerinos.... Solo son supersticiones idiotas!!!
Esto era demasiado, ya vería como librarme de esos malditos pero me iba de ese lugar y en ese mismo instante. O eso pensé hasta que oí gritos provenientes del exterior... Me habían encontrado? Tampoco podía huir eternamente, no? Aunque aquellos gritos... Parecían alegres?
-Dios nos ha escuchado, por fin...
“Solo sigue adelante Zoro, no le prestes atención. Si paras volverá a contarte sus estúpidas his....”
-Gracias... Perdoname por lo que te dije, por favor.
-Y ese cambio? Además... Gracias por que?
-Nos ha salvado, ha salvado el alma de mi hija... Mi linda Hannah...
-Pero que...
Hannah su hija? Entonces...ese chico entonces era su nieto? Este maldito pueblo estaba lleno de enfermos! Como podía creer semejantes cosas y repudiar a su propia sangre?
-Tu amigo... Será recordado...
Al volver mi vista vi sus ojos llorosos y una sonrisa.
-Recordado?
No pude decir nada más solo corrí a la ventana que miraba segundos antes ese hombre, quedando paralizado en el instante en que lo vi.
-Por fin tuvo su castigo...
En el otro lado de la ciudad una columna de humo teñía el cielo de negro, tan oscuro que el sol desaparecía poco a poco cubierto por la enorme nube.
-Arde en el infierno... demonio.