Te esperaré.
Cuando supo que Loki no era su hermano se sintió terriblemente decepcionado, pero a la vez feliz. Quizá, de toda esa destrucción y confusión podría sacar algo bueno. Había una pequeña posibilidad de que Loki y él pudieran estar juntos, sólo una pequeña posibilidad.
Aceptar que amaba a su hermano de una forma bastante poco fraternal le había costado horas de meditación que acaban siempre en arranques de ira, los cuales finalizaban con la depresión y la culpa de saber que no podría amar a Loki de esa manera por el simple hecho de que era su hermano.
Pero ahora sabía que Loki no era su hermano, que de alguna manera el sentimiento que tenía por él no era malo ni estaba vetado, que podía amarlo como a un hombre; aunque no sabía si podía esperar que ese sentimiento fuera correspondido.
Thor volvió una vez más al abismo por el que había caído Loki y se detuvo a contemplar la inmensidad por unos minutos esperando que Loki saliera por ahí, esperando oír un grito de auxilio para precipitarse en su ayuda… Simplemente esperando.
—Thor —le había llamado su padre pocos días después de incidente al darse cuenta de que su hijo iba todos los días al abismo —, lo más probable es que tras la caída Loki haya muerto.
—No está muerto. —contradijo Thor con seguridad antes de darse vuelta y encaminarse al abismo para esperar a su ‘hermano’ pequeño.
El rubio dios se sentó en el borde del abismo y pegó sus rodillas a su pecho mientras contemplaba el lúgubre escenario que le mostraba la inmensidad de esa caída.
Cerró los ojos e intentó no recrear el momento de la caída de Loki pero le fue imposible no hacerlo. Su mente era masoquista y lo atormentaba todo el tiempo con ese momento. Le seguía mostrando la cara de tristeza de su hermano cuando se soltó, el rictus de dolor que tenía, sus ojos sin vida, sus labios entreabiertos pidiendo un mudo perdón y su mano estirada que le decía “No me dejes caer”.
Un nudo se formó en la garganta de Thor. ¿Por qué no habían podido empezar de nuevo? Por qué no decir simplemente: Borrón y cuenta nueva. ¿Por qué le había tenido que dejar? ¿Por qué se había soltado?
Las lágrimas con las que tanto había luchado le traicionaron de un momento a otro y escurrieron por sus mejillas llevándole un salado sabor a los labios. Realmente necesitaba a Loki en su vida. Las cosas no eran lo mismo sin él. Él mismo, Thor, el legítimo hijo de Odín y próximo rey de Asgard no era ni una sobra de lo que había sido sin su hermano.
Le necesitaba, le quería, le extrañaba, pero más que nada le amaba, por eso le esperaría el tiempo que fuera necesario. Le esperaría día tras día, sentado en el mismo lugar, a la misma hora, en la misma posición.
—Aunque tome el resto de mi vida, te esperaré.