En un olvidado y solitario bar se encuentra un sujeto de largos cabellos negros, tez blanca cremada y vestimenta negra tocando notas al azar en el piano oxidado que se encontraba en el fondo de aquel miserable lugar, rodeado de nada más que soledad, una pareja de ebrios y una mujer que se hundía en su propia desgracia. “Un memorable final para uno de los más grandes” pensó y sonrió mientras posaba su mirada hacia lo alto de la barra.
Lanzó un último suspiro al aire separándose de aquel horrible pero delicado piano, mientras el encargado del bar sale a recobrar el viejo anuncio que se encontraba afuera, el azabache se dirigió a la salida con nada más que su chaqueta, unas gafas negras y un morral, recordando en lo que aquel viejo anuncio estaba escrito con su puño y letra…
“ESTA SEMANA EN CONCIERTO: Katsuya Jounoichi”
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Su hermano caminaba de un lado al otro, exasperado y molesto. Sus manos se movían frenéticamente y su mirada se endurecía cada vez más, algo malo debía estar pasando, como siempre la incompetencia de sus empleados era de admirarse. Decidiendo dejar de lado a su hermano, un adolescente de cabellos negros y ojos azules encendía la televisión, “lo mismo de siempre” pensaba mientras su dedo hundía los botones buscando el canal perfecto.
Su dedo se detuvo al escuchar como su hermano estrellaba el teléfono en el escritorio y maldecía al mundo entero por su incompetencia “mejor dicho, por no haber nacido como él”. Su mirada se incrustó en la también azul de su hermano dándole a entender que mañana sería un nuevo día, su hermano suspiro y se sentó a su lado recargó su cabellera castaña en el sofá y se relajó.
- Y ahora que sucedió?
- Los brasileros no aceptaran el trato
- Porque?
- Porque no cumple con sus interés y expectativas bla bla…
- Mmm
De repente algo que provino de la caja de sonidos enfrente de ellos, llamo su atención. El sonido de un boletín de última hora que irrumpió en el silencio anterior se presentó en la pantalla del televisor
“Acaban de comunicarnos una trágica noticia para el mundo del espectáculo, hoy en horas de la mañana el cuerpo sin vida del músico y cantante norteamericano fue encontrado sin signos vitales bajo extrañas circunstancias…”
Sus oídos no podían dar crédito a lo que escuchaban; sus corazones se aceleraban y su pulso cardiaco se disparaba. Las manos de ambos sudaban y sus ojos se abrían cada vez más mientras el presentador continuaba con el relato de la fatídica noticia
“Antes de su descenso, la banda planeaba sacar al mercado su quinto álbum y con ello comenzar la gira de conciertos que tenían estipulado iba a comenzar en agosto de este año. El cantante nació el… ”
No pudo seguir escuchando más, apagó el dichoso aparato y se dedicó a recuperar la poca cordura que tenía. Sentía que su cabeza estallaría si no lo hacía, sin embargo aquella horrible sensación no se iba y su hermano estaba igual o peor que él, su mirada sin vida se encontraba dirigida hacia la nada, sus manos temblaban cual gelatina y el resto de su cuerpo inmóvil frente a él.
- cachorro… alcanzó a susurrar antes de sumirse en sus pensamientos.
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Un castaño y un rubio se encontraban en el estudio de la mansión discutiendo acaloradamente.
- Te lo advierto Wheeler…
- Tu a mí no me adviertes nada!!
- Esto truncaría todo!!!
- Como te atreves a decir semejante estupidez!!! Kaiba por dios es tu…!!!
- No te atrevas a decirlo!!!!
- Como quieras, con todo esto no solucionaremos nada y no llegaremos a ningún punto
- Que propones?
- Tus propuestas siempre son en que yo termine cediendo y esta vez no pasara. Y como sé que tú tampoco lo harás…
- Al grano Wheeler!!
- Si tú no lo quieres yo sí!!! Y si eso significa salir de aquí, pues que así sea!!!
El rubio tomó su chaqueta dispuesto a dirigirse a la salida, sin embargo la mano de un furioso castaño lo tomo por sorpresa
- Escúchame bien perro… si te atreves a salir de aquí, será para que no vuelvas nunca más.
- …
- Si te atreves a salir por esa puerta, olvidaras que alguna vez conociste a los Kaiba.
- Nunca cambiarás… -apretó su puño y se soltó con fuerza del agarre- entonces que así sea, Joey Wheeler dejo de existir.
El rubio se dirigió a la puerta observó por última vez al que fue el amor de su vida por tantos años y con lágrimas en los ojos azotó la puerta para no volver jamás. Desde ese día el castaño se sumió en una espiral sin salida…
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Incontenibles lágrimas salían desmedidamente de sus ojos, sus icebergs se derretían ante el dolor de saber que había perdido al único ser que amó, ama y amará por el resto de su vida. Recuerdos alegres y dolorosos venían a su mente como una tormenta de enero.
Ya eran más de las diez de la mañana y el castaño no daba signos de vida. Su mente y corazón lo trasladaban a aquellos momentos felices antes de que la oscuridad se apoderara de su vida por completo, la tristeza y la zozobra se aferraban de nuevo a su corazón y lágrimas de dolor se hacían presentes en sus recuerdos.
- Hermano…
- …
- Hermano por favor… ábreme
- …
- Amo Mokuba, tiene una llamada.
- Ahora no Roland, di que llamaremos más tarde o algo.
- Pero amo, es la señorita Wheeler… -de la nada la puerta del cuarto de Seto Kaiba se abre intempestivamente.
- Pásamela a mí.
- Pero hermano…
- Roland, el teléfono. –la bandeja con el teléfono inalámbrico se extiende hacia su amo, el cual lo toma y se dispone a atender- Diga.
- Kaiba??
- Si Serenity soy yo. Que deseas?
- Vi… viste…
- Si vi las noticias.
- Kaiba, no sé qué pasó entre mi hermano y tú, pero quisiera que al menos te despidieras de él…
- Yo…
- Sé que mi hermanito te… amo… y tú también lo haces. –los sollozos y el dolor con el que salían aquellas palabras calaban hasta lo más profundo de su alma- muchas veces faltaste a sus cumpleaños y días importantes… solo te pido esta vez que vengas y le digas… adiós…
- Serenity… -su respiración empezaba a ser errática, el dolor en su pecho era insoportable y las lágrimas que faltaban por llorar empezaban a caer una vez más- está bien. Allí estaré.
- Bien, acá te esperamos.
- Y ellos irán?
- Por supuesto…
- Bien.
Todo esto parecía ser una cruel pesadilla, pero aun así no despertaba. Antes de tomar su portátil sus ojos se fijaron en aquella foto, la única que no desecho o de la cual no pudo simplemente dejar atrás. Joey estaba radiante ese día, pantalones cortos de capri, una camisa azul y verde y una encantadora sonrisa y él a su lado, firme y estoico dejándose abrazar y mimar…
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- Joey por el amor a lo que sea… bájate de ahí!!!!
- Pero Yugi… ya casi llego –dijo con esfuerzo.
- Joey por favor… Tristán Yugi hagan algo!!!
- Tea, Yugi le está gritando…
- No me refiero a eso idiota!!
- Pero que demo… Wheeler bájate de ahí!!!! -gritó un azabache de ojos esmeralda- y luego dicen que el mono es Tristán…
- Oye!!! Escuche eso…
Era una escena épica, a más de dos metros de altura agarrado de varias ramas, Joey Wheeler intentaba tomar en sus brazos a un pequeño gatito que llevaba maullando desde horas atrás y parecía en verdad asustado. Y haciendo muestra de su excelente condición física y gran elasticidad, el intrépido rubio logró alcanzar al pequeño gatito que se aferró fuertemente al brazo de su salvador.
- No sabía que los perros rescataban gatos en desgracia…
- Cállate Kaiba y quién demonios te llamó?
- A ti que te importa perro, yo hago lo que quiero y cuando quiero…
- Deja de meterte donde no te llaman… metiche!! –por estar tan involucrado en la “amena” discusión, Joey perdió el equilibrio.
- Por dios Joey!!!!! –gritaron sus amigos al unisono.
- Tran… tranquilos… estamos bien –decía un agitado rubio colgando de cabeza en una de las ramas del árbol.
- Perro idiota!!! Por poco y te matas!!!
- … -silencio sepulcral, nadie en sus cinco sentidos podía creer que Seto Kaiba estuviera gritando de preocupación y menos a Joey Wheeler.
- Ka… -de la impresión y como pudo, Joey logró descender a tierra sin rasguño alguno- Kaiba… te sientes bien??
- Por supuesto que no –furioso y con el ceño fruncido caminó hasta el rubio lo tomo bruscamente de la solapa del uniforme y lo acerco lo más que pudo a su ser
- Kaiba no!! –Seto tenía su puño enfrente de la cara de Joey pero por un impulso lo abrazó lo más fuerte que pudo y lo besó- no puede ser…
Nadie creía que eso sucedería, Seto Kaiba besando apasionadamente al perro Wheeler tras una de sus travesuras enfrente de TODA la escuela… muchos tuvieron chisme para rato.
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Intrépido y audaz, así era él. Que extraño se le hacía pronunciar esas palabras que le hacían eco en su cabeza y corazón “era”… aun no podía creer que así fuera. Pero el féretro enfrente corroboraba que así era y que no era otra, esa, más que la verdad.
Su mundo se terminó de derrumbar, ver ese frío cajón cerrado con la foto de su amado arriba era suficiente. No le importaba quienes eran los presentes, no le importaba el grupo de retrasados de Yugi, Taylor, Gardner y Deblin, no le importaban los vagos que se hacían llamar banda y adornaban el talento de su cachorro y no le importaban los llantos ahogados de Serenity y su madre cuando aquellas palabras pronunciadas por el cura significaron el adiós definitivo.
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Tres años han pasado desde que aquel incidente ocurrió y la ahora pareja se encontraban en el vestíbulo de la mansión “jugando” a las escondidas.
- Wheeler ven acá!!
- No!!
- Tienes que ir!!!
- No, me niego!!
- Joey por favor…
- Seto me voy a aburrir… igual tú!!
- Cachorro se nos hace tarde por favor, sal de ahí o donde quiera que estés ya!!
- No… no… y No!
- Cachorro…
De la nada, Seto es sujetado por dos manos blancas que lo jalan hasta el interior de un amplio closet. Unos labios empiezan a recorrer su cuello y unas manos empiezan el recorrido por su fuerte y amplio pecho.
El castaño se dio vuelta, tomo con fuerza el rostro del rubio y lo beso fuerte y apasionadamente. Sus labios saboreaban absolutamente todo, su lengua tomaba y probaba todo aquello que le era posible alcanzar mientras acallaba los gemidos que empezaban a surgir de la boca de su contraparte.
Sus manos se empezaban a deslizar por las curvas del cuerpo de Joey, sintiendo su piel y tocando con delicadeza aquella escultura. La ropa caía a sus pies mientras los amantes se entregaban a la pasión.
Los labios de Joey recorrían pausadamente y con delicada presteza la piel del castaño. Sus manos acompañaban a su boca y apartaban todo rastro de ropa que pudiese estorbarle, con devoción y deseo desnudaba a su amante, camisa, pantalones, medias y zapatos desaparecieron cuando sus rodillas llegaron al frio suelo.
Ambos en igualdad de condiciones, empezaron movimientos suaves y delicados con sus pelvis, mientras sus bocas se besaban con hambre, deseo y lujuria. Sus cuerpos se acercaban cada vez más buscando contacto y calor. Joey mecía sus caderas y rozaba sus nalgas con el miembro del castaño en un movimiento lento y sensual, una sensualidad que encendía más la lujuria de su amante que deseaba un movimiento más rápido.
Joey detuvo su danza se alejó de Seto quien gruñó tratando de acercarse de nuevo, sin embargo ese no era el plan y el rubio lo adentró al pasadizo que se encontraba dentro del armario y como por arte de magia, un cuarto apareció. Sin reparos el rubio empujo furiosamente al castaño hacia la cama, sus ojos miel podían apreciar los fuertes y sudorosos pectorales de su ahora esposo, sus fuertes brazos y perfectas piernas que se abrían para él.
Una última mirada a aquel escultural cuerpo y empezó su caminata hacia él. Quería que lo deseara, quería que lo tomara hasta el cansancio y que no lo soltara por el resto de la noche. Lentamente y meneando sensualmente sus caderas se acercaba paso a paso hacia su moreno, el cual impaciente y con su miembro bastante endurecido se acercó a él tomándolo bruscamente por la cadera y besándolo con pasión descontrolada.
Sus manos apretaban sus glúteos a medida que el beso se intensificaba, las caderas del rubio se movían incitándolo a entrar. Pero al no obtener lo que quería se separó del beso y volvió a tumbar al castaño en la cama, se subió en el empalándose en el grueso pene de su esposo emitiendo un gemido sonoro.
El vaivén no se hizo esperar y Joey con maestría se movía de arriba abajo, adelante y atrás al compás de los gemidos guturales de su esposo, que por orgullo no permitiría ser el dominado. Como pudo se levantó bruscamente se aferró al cuerpo del rubio, lo penetró duramente sentándolo sobre si, su pelvis embestía con fuerza mientras el mordía y lamía con ahínco las tetillas, la clavícula, costillas, brazos, todo.
Los gemidos pasaron a ser gritos de placer, Seto se movía con tal maestría que Joey perdía los estribos, debido a las corrientes de placer que por su cuerpo habían, el rubio que hasta ahora se sujetaba de los anchos hombros de su semental no pudo más y se soltó del agarre, su espalda ahora tocaba los fuertes muslos de su amante que sin perder oportunidad empezó a lamer con lujuria el sudoroso abdomen que le ofrecían.
El clímax llegaba y ambos amantes se perdían cada vez más en sus instintos más salvajes, con fuerza Seto tomó una última posición, arrojó a Joey fuertemente a la cama tomo sus manos y las posesionó arriba de la cabeza de su amante, levanto las caderas de Joey y embistió sin compasión el ano de su cachorro. Las manos del castaño se aferraban fuertemente a las estrechas caderas de su amante mientras los movimientos de su pelvis cada vez eran más frenéticos, más fuertes y más salvajes hasta que el orgasmo se manifestó.
- Eres un maldito animal –decía un rubio bastante agitado.
- No te quejes perro, tu empezaste… -susurró un satisfecho castaño.
- Y que bien que acabaste…
- Hpm.
Esa había sido una de las noches más salvajes que habían tenido, pero gracias a su lívido, Seto Kaiba tuvo que disculparse con sus posibles socios por el “percance” sufrido.
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El sacerdote empezó a recitar una oración mientras sacudía el agua bendita encima del féretro. Rodeó una vez más el sitio, se posó al frente de la lápida y del cajón donde descansaba el rubio, elevó su mano derecha y empezó el ritual de la bendición.
Después de aquello, sus restos se deslizaban hacia la cámara crematoria. Las lágrimas y gritos desconsolados de familia y amigos no se hicieron esperar. Serenity se abrazaba al frio cajón donde se encontraba su querido hermano, su madre lloraba sin consuelo; Yugi caía estrepitosamente al piso con amargas lágrimas en sus ojos mientras sus otros amigos apenas podían resistir la escena.
Ya no tendría su cuerpo ni su calor, ya no vería su radiante y hermosa sonrisa y no escucharía su hermosa y melodiosa voz cantándole o gritándole para que se apresurara. Su vida se fue y con él, el humano que él solía ser. Aunque después de la pelea de aquella tarde en la que no lo volvió a ver, él siempre llamaba y preguntaba por su salud y bienestar, aunque ya no lo veía en casa, gracias a su fama lograba verlo sonreír y cantar canciones escritas para él.
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- Por Dios Seto, cómo pudiste…!!!
- Joey, créeme yo
- Me engañaste
- No!! Joey por lo que más quieras, déjame explicarte!!
- Seto yo…
- Por favor
- Escucho…
- Poco después de que te fuiste de gira, me la encontré en ese coctel al que tuve que ir. Sus incesantes insinuaciones ya me tenían enfermo, pero por la Corporación tuve que quedarme, sin embargo después de un Martini de dudosa procedencia no recuerdo nada mas de esa noche, solo que me levanté en un cuarto de hotel al lado de esa bruja.
- …
- Te juro que es…
- Te creo.
- Cachorro…
- Pero debemos hacer algo con el pequeñín.
- No quiero nada de ella
- Pero Seto… no lo puedes abandonar ahora que ella está muerta, ahora le quedas tú.
- No!!
- Seto…
- No Joey, tú y yo estamos bien los dos. No quiero nada de esa ramera…
- Pero se trata de…
- Ya basta Wheeler!!! Él se irá al orfelinato, nosotros seguiremos nuestras vidas. No mencionaremos más el tema, y punto final.
- Seto…
Desde el día en que aquella carta con aquel pequeño aparecieron en la puerta de la mansión Kaiba, los problemas entre la pareja se agravaron. Debido a la apretada agenda del empresario y las continuas giras por el mundo del cantante, la relación se iba enfriando poco a poco.
Seto se enfrascaba cada vez más en su trabajo, Joey trataba de sacarlo de su mundo y hacer espacio para su familia, lo intentaba lo mejor que podía pero no pudo con la frialdad de su amante. Aquello fue la tapa de lo que su lado cruel y despiadado le había mostrado. Dios sabe que lo intento pero no fue suficiente, aquel no era Seto Kaiba y el ya no era Joey Wheeler, el amor y la necesidad ya no existían, ya no había nada.
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Ambos se encontraban sentados en el sofá frente al televisor al que apenas podían siquiera mirar, aquellos días fueron un tormento, verlo una vez para no volver a tenerlo jamás.
“y estas son las imágenes de la sentida despedida que le hicieron sus fans a la entrada del cementerio y su residencia en Washington D.C, mientras su familia y amigos le daban el ultimo adiós al músico... Joey nos dejó sus historias y canciones las cuales nos ayudarán a entender su vida. Como homenaje, los dejamos con su más reciente canción…”
La habitación vacía se llenó del sonido del piano que provenía del televisor, su mirada se dirigió a la pantalla y ahí estaba él, mirando como si lo estuviera observando a él y cantando como si le estuviese cantando a él… como siempre lo hacía, pero esos versos eran diferentes a los que él siempre le componía
Cannot cry it loud enough (no puedo gritar lo suficientemente fuerte)
I'm giving up this ghost (que me estoy rindiendo a este fantasma)
How can I still justify (como puedo seguir justificandome)
When you deny my voice (cuando tu negaste mi voz)
In this nothing I am not allowed (en esta nada en la que no soy bienvenido)
I just follow alone (continuare solo)
Words as weapons without a sound (con palabras iguales ha armas sin sonido)
Echoes dying unborn (mataron el eco que aún no había nacido)
Until my last breath (hasta mi último aliento)
You'll never know (tu nunca sabrás)
Until you feel the silence (hasta que sientas el silencio)
When I am gone (cuando me haya ido)
Now is vanishing (que ahora se desvanece)
Everything (todo)
What we might have been (lo que pudo haber sido)
Only now you praise (ahora solo tus oraciones)
Call my name that you won't see again (que llaman mi nombre no me volveran a ver)
Who can change this memory (quien puede cambier este recuerdo)
Inside it needs to burn (que en mi interior necesita arder)
Worship by the enemy (adorado por mi enemigo)
The guilty take their turns (los culpables ahora toman su turno)
Watching as it's disappearing (observando como desaparecen)
Shadows all that remain (las sombras de lo que queda)
Wishes slowly crossing over (los deseos Cruzan lentamente)
In this parade of pain (dentro de este desfile de dolor)
Until my last breath (hasta mi ultimo aliento)
You'll never know (tu nunca sabras)
Until you feel the silence (hasta que sientas el silencio)
When I am gone (cuando me haya ido)
Now is vanishing (ahora se desvanece)
Everything (todo)
What we might have been (lo que pudo haber sido)
Only now you praise (ahora solo tus oraciones)
Call my name that you won't see again (que llaman mi nombre no me volveran a ver)
Las últimas palabras y sentimientos dirigidos a él, eran palabras que cortaban las venas de su alma. Su amado cachorro se despedía de él con frases que describían su dolor, tristeza y desesperación, aquella vida vacía y sin él, llena de persecuciones, acusaciones sobre su fracaso más grande y el sonado divorcio que terminaron por destruir su vida. Recordándole lo que fue y pudo haber sido el futuro a su lado y el de su “bastardo” hijo, pero que su obstinación y ego impidieron que sucediera.
Los conciertos, revistas, discos vendidos, premios internacionales y demás no eran importantes, solo lo eran él y Mokuba, su familia y sus amigos.
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En aquel bar, un par de ojos observaban atentos la pantalla del televisor mientras esa misma noticia que había dado la vuelta al mundo era presentada en aquel pequeño lugar. Detenidamente observaba las imágenes del funeral, acompañado de aquella canción que sería lanzada semanas después si “él” no hubiera muerto.
Unos pequeños balbuceos lo sacaron de su concentración para centrarse en la hermosa criatura que ahora tenía en su regazo. Un pequeñín con ojos verde aceituna y cabellos castaños como el chocolate, balbuceaba y jugaba con los cabellos negros y lacios de su padre.
- Aquí tienes tu paga Jouno.
- Gracias Jake
- En el sobre va todo y las propinas de siempre.
- Bien y hasta pronto.
- Cuídense y hasta siempre!!
Sus pies lo llevaron a aquel cementerio que previamente vio en la televisión. “siempre quise que me enterraran aquí” se decía mentalmente mientras buscaba su objetivo. Ahí estaba, junto al árbol más grande la inscripción “Aquí yace aquel amado por todos… Joey Kaiba Wheeler”. Aseguró fuerte su carga y se arrodilló para dejar un ramo de azucenas.
- Adiós Joey y gracias por todo. Ahora yo continuaré la vida que nunca anhelaste ni quisiste pero que siempre mereciste…
Llevo los dedos de su mano derecha a sus labios, y de ella deposito el beso en aquella tumba.
- Hasta nunca.
Se levantó despacio del césped, acomodo su maleta miró por última vez al cielo enviando un último suspiro y reanudo su caminata. Recordando y olvidando todo lo que había vivido, llorado, reído y sufrido; en sus brazos aquel bebé le escuchaba y sonreía dándole a entender que aquella decisión era la mejor.
- Es extraño llevar flores a tu propia tumba, no lo crees?
FIN????