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La historia no contada por lizergchan

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Notas del capitulo:

 

 

Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, sino a su autora J. K. Rowling, este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Parejas: SiriusxOC, Harryx¿? (por el momento)

Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene YAOI, semi AU, Lemon, fantasía, gore, tortura y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

 

La historia no contada

 

 

 

Capítulo 11.- Fiesta de Navidad parte I

 

 

 

Sirius dio un largo suspiro; se encontraba en los jardines de la embajada de Tollan en Londres, estaba completamente aburrido, Tonalli había salido horas atrás y las personas raramente se le acercaban más que para asegurarse de que estuviese cómodo o si necesitaba algo.

 

—Le traje algo para que se refrescara —dijo una pequeña chaneque de cabello colorido. Una charola con una jarra de barro y un vaso flotaban al lado izquierdo de la criatura.

—Gracias pero no tengo sed. —Lo que Sirius realmente quería era salir y poder despejarse un poco, ver Londres, descubrir todo lo que había cambiado en el tiempo que estuvo en Azkaban. —Retírate por favor —la chaneque asintió y desapareció en cuestión de segundos pero dejó la charola con su contenido aún flotando junto a Sirius.

—Vaya, no esperaba ver a tal belleza en este lugar —el animago se sobresaltó al escuchar aquella voz con acento extranjero.

—Esta parte del jardín está prohibido —el extraño sonrió.

—¡Oh!, mil disculpas —dijo sin perder su pose seductora. —No era mi intención molestarle.

 

Sirius frunció el ceño, el extranjero era un hombre rubio, sus ojos eran de un poco común color violeta, su acento, e incluso sus movimientos le delataban como un Casanova.

 

—Soy Jean Pierre de Beaumont, es un placer —hizo una pequeña reverencia, tomó la mano de Sirius pretendiendo besarla, pero el animago se apartó bruscamente completamente ofendido al ser tratado como una mujer.

—Veo que ya conoció a mi esposo —Jean Pierre se sobresaltó. Tonalli estaba a sus espaldas y su tono de voz estaba tan… cargada de sed de sangre que lo intimidaba.

 

Beaumont recuperó la compostura y sonrió. Para él, Tonalli era simplemente un rey de un país bárbaro tan insignificante como su contraparte muggle (México), en lo que se refería a cultura y modales, pero Jean Pierre no era tonto, conocía bastante bien lo peligroso que era ese rey salvaje y lo que le hacía a los que se metían con su familia o con su pueblo; además, el primer ministro de Francia lo mandaría a la Bastilla si no lograba su cometido.

 

—¡Oh!, mil disculpas majesté, no pretendía ofenderlo, ni a su mari.

 

Tonalli entrecerró los ojos, evidentemente no le creía, pero en esos momentos tenía ya suficientes problemas con el ministerio ingles como para agregarle conflictos internacionales con Francia; no es que le importara, pero no quería preocupar a Sirius no era bueno para su salud.

 

—Bien —habló Tonalli después de unos segundos de silencio. —Jean Pierre de Beaumont, le presento a mi esposo. Sirius Black. Sirius, te presento al ministro  de asuntos exteriores de Francia.

—Un gusto —dijo Sirius más por educación que por otra cosa.

 

Jean Pierre le sonrió; había escuchado la historia del animago, el traidor, el asesino, la puta de un rey de tierras exóticas; vio su fotografía en cientos de periódicos ingleses e incluso de su país, pero ninguna de ellas le hacía justicia a belleza salvaje.

 

—El ministro Beaumont vino a tratar algunos asuntos relacionados con un tratado entre su país y el nuestro —explicó Tonalli. —¿Gustas acompañarnos? —Sirius negó con la cabeza, no es que fuera la primera vez que su esposo lo invitaba a participar en asuntos diplomáticos; antes del nacimiento de Iktan solía acompañarlo a todas esas reuniones aburridas, pero Jean Pierre le incomodaba a tal punto de querer golpearlo y no podía darse el lujo de causar un incidente internacional. —Bien, nos veremos en unas horas. Iremos a dar un paseo por Londres y veremos lo de la cena de Navidad. —Sirius aceptó la propuesta, ansioso por poder ver a su hijo y a Harry, pero también lleno de temor; ¿lo aceptarían o sería rechazado? Eso lo mantenía despierto la mayor parte de sus noches.

 

Sirius se despidió de Tonalli y de su invitado, ignorando las miradas seductoras que Jean Pierre le dedicaba y regresó a su habitación y asearse. Últimamente había adoptado la costumbre de los habitantes de Tollan de tomar más de tres o cuatro baños al día, incluso más si la ocasión lo ameritaba.

 

En el camino se topó con Xareni, la princesa lo miró por unos segundos antes de seguir su camino; Sirius no comprendía el comportamiento de esa mujer, en un momento lo ayudaba e incluso consolaba y al segundo siguiente lo estaba mirando con odio o rencor y has asco.

 

—Mujeres —pensó Sirius dando un largo suspiro.

 

 

 

Harry se encontraba en el gran comedor tomando su desayuno, era el último día antes de las vacaciones; Pansy hablaba sobre sus planes para Navidad, mientras que Zanibi fingía escucharla. Al poco tiempo, llegaron las lechuzas para entregar la correspondencia; Iktan recibió una carta del águila de Tonalli, Harry frunció el ceño; su padre no solía envíala a repartir mensajes, a menos que fuese un asunto extremadamente serio. Se sobresaltó cuando el ave dejó el caer una carta frente a él, miró a su hermano esperando que sus gestos pudieran decirle algo pero Iktan estaba susurrando algo al oído de Ameyatzin; frunció el ceño Iktan sabía lo mucho que le gustaba y aun así estaba flirteando con ella.

 

—¿Qué dice la carta? —preguntó Pansy sacando a Harry de sus pensamientos. Leyó la misiva antes de responder.

—Padre quiere que pasemos Noche Buena con él.

—Pensé que ustedes no celebraban estas fiestas —Y no lo hacían. La mayoría de los países mágicos que aún conservaban el culto a los dioses antiguos repudiaban todo lo que tuviese relación con el Dios de los extranjeros que vinieron del mar.

 

Harry había pasado toda su infancia escuchando los cínicos que eran los extranjeros al celebrar a un Dios que predicaba paz y amor pero que era cruel y sanguinario con aquellos que no lo veneraban, entonces, ¿Por qué su padre planeaba participar en esas festividades?

 

—Tal vez tenga que ver con lo que padre me contó —dijo Tleyotl que, como siempre se metía en conversaciones ajenas. Harry entrecerró los ojos, odiaba a su primo pero no pudo evitar preguntar.

—¿Qué te contó tu padre?

—Al parecer Tlatoani se casará con un miembro de una familia inglesa sangre pura.

 

Harry no lo podía creer, ¿su padre se casaría?, ¡era ridículo! Tonalli siempre rechazaba a todos los que le ofrecían matrimonio; príncipes, nobles, guerreros, extranjeros… incluso la reina del Mayad se contaba entre ellos y todo por una persona que había abandonado a Tonalli muchos años atrás.

 

—Qué tontería, padre no se casará —dijo Harry tratando de convencerse, pero la semilla de la duda ya había sido plantada en su corazón.

 

Continuará…

 
Notas finales:

 

 

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