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El Magnetismo de Andromeda por Luna Kaze no Kizu

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Notas del capitulo:

Hola, mas de uno debe de haber pensado que iba a dejar la historia inconclusa, que me habia pirado por no tener ideas. o que me habian asesinado o algo asi.

lo cierto es que estaba deprimida, aun lo estoy. pero en estos momentos es que estaba lo suficientemente animada para volver a pensar en el mundo y sentarme a escribir la conti...

me costo poner mis sentimientos a un lado para hacer algo que no estuviera sacado de un libro de Edgard Allan Poe...

sin mas. espero que disfruten y me disculpo sinceramente por la tardanza. tratare de que no se repita.

A la mañana siguiente cuando el amanecer se decreto en medio del Santuario, se dio la alarma de que uno de los caballeros había desaparecido, era nada mas ni nada menos que el caballero Andrómeda.

Athena supo inmediatamente que Hades siempre había estado dos pasos por delante de ella. Que había pensando demasiado tarde en como dar una respuesta al Inframundo, y ahora Shun había pagado las consecuencias de ello.

De sus descuidos.

Ikki caminaba de un lado a otro, estaba furioso y semejaba un león enjaulado. Y de hecho todos los caballeros allí reunidos estaban disgustados. Aphrodite estaba sentado a un lado, aun tenia algunos de los vendajes que Shun le había hecho… y había sido su insistencia asistir a esa reunión pese a que Athena le dijo que no estaba obligado a hacerlo.

_ ¡YA LE DARE YO LLEVARSE A MI HERMANO! ¡ESE MALDITO CABRON DE LOS 10.000 INFIERNOS POR MUY DIOS QUE SEA VOY A FREGAR EL PUTO INFRAMUNDO CON EL!

Nadie decía nada, Athena estaba sentada en su trono… con la mirada perdida.

Llevaban de esa manera al menos una media hora.

Fue cuando finalmente ella se levanto.

_ No tengo otra opción.- dijo. Eso saco a cada quien de sus elucubraciones, la miraban con atención esperando a que hablara.

_ Iré al Olimpo, debo hablar con mi padre. Shaka, Mu, ustedes me acompañaran, los demás tienen expresamente prohibido ir al Inframundo hasta que regrese.- dijo.

Shaka y Mu se adelantaron desde sus posiciones para acompañarla.

La mirada de Ikki llameaba y Athena intento no encontrarse con esos ojos que sin duda alguna lucían acusadores…

 

 

 

 

Lentamente, despertó, se encontraba en una habitación. Las paredes eran de piedra negra y se veían bastante lúgubres.

Estaba tendido en una cama sencilla aunque cómoda, se notaba que solamente importaba su función y no le habían puesto cuidado a su aspecto. No estaba atado. Sin embargo la sensación de que era un prisionero dondequiera que estuviese había anudado bien en lo profundo de su corazón.

Respiro hondo, intentando que su miedo se dispersara. No quería que saliera a la superficie porque no ganaría nada. Recorrió la habitación estudiándola con la mirada.

Le habían cambiado la ropa, tenía una fina túnica negra de seda. Muy suave. Y no tenía frio. Tampoco tenia calor… intento reagrupar sus ideas, todo lo que recordaba era estar durmiendo en la casa de Libra, compartiendo la habitación con Shiryu… esperen un momento… había vuelto a tener ese sueño tan desagradable que tenia todas las noches, pero esa noche había sido diferente.

¡Hades! Estaba en el Inframundo, ahora no le quedaba la menor duda de eso, debió pasar en el momento en que en su sueño tomo la mano del Dios del Inframundo… ¿Por qué lo había hecho?  Ahora que lo pensaba, había muchas razones… las imágenes que le había mostrado, el convencimiento de sus palabras… y… esos ojos. Lo que mas lo había impulsado a tomar su mano, fueron esos ojos.

Cargados de un sentimiento tan profundo de tristeza que no había podido resistirse, ni llevando una vida completa de sufrimientos podría tener tanta tristeza como la que reflejaban esos ojos. Seguramente cansados de tener que contemplar tanto sufrimiento…

Y luego extendió su mano, para tomar la suya, de esa manera fue que acabo en ese lugar… suspiro… a veces hacia las cosas sin pensarlas ni una vez. Solo esperaba que todos en el Santuario estuvieran bien y que no fueran a hacer una locura por su culpa. Solo le quedaba esperar… tarde o temprano Hades le diría cual había sido su motivo para llevarlo hasta el Inframundo. ¿O no?

 

 

 

 

 

_ No quiero interrupciones- la voz fuerte del señor del inframundo se hizo sentir en medio de la sala.

Nadie era tan idiota como para desobedecerlo. Pero en esta ocasión… pues… más de uno estaba considerando desobedecerle.

La noche anterior, los que estaban presentes en ese gran salón… había visto como justo en medio de la sala comenzaba a materializarse un chico de piel pálida y cabellos verdes, una criatura realmente hermosa. Todos en la sala de solo verlo al menos una vez habían quedado prendados de cierta manera…

Sin embargo no tuvieron mucho tiempo de admirarlo. Porque Hades encargo a uno de sus jueces, a Radamanthys, que llevara al chico a una de las habitaciones disponibles. Ordeno firmemente que nadie se le acercara. Los guardias que custodiaban ese pasillo solo habían tenido una visión fugaz del peliverde, pero aun así ese conflicto en sus mentes les estaba distrayendo de sus deberes.

 

 

 

Había alguien a quien la llegada del nuevo huésped no le hacia ninguna gracia, y no era otro sino el primer juez, Radamanthys de Wyvern.

Algo en la cosmo energía de ese chico le había alertado de que era una inminente amenaza. Normalmente nunca se equivocaba con sus presentimientos. Y era su deber como el primero de los tres jueces velar por la seguridad del Inframundo.

Y también por la de su señor Hades.

El revuelo causado por la llegada de ese niño era… la primera señal de que no podían mantenerlo en ese lugar.

Solo esperaba que su señor se diera cuenta de ello y se deshiciera de ese chiquillo. No se tomaría atribuciones que no le correspondían, porque no quería enfrentar la furia de Hades. Al menos no de momento.

 

 

 

Athena regresaba del Olimpo con una expresión inescrutable, todos sus caballeros estaban allí esperándola. Ninguno se había movido un ápice de su posición e Ikki… bueno le estaba haciendo honor a su titulo de “Fénix”. Se veía temible, más de lo que se había visto temprano.

_ ¿Qué tal fue?- el primero en romper el silencio fue Seiya.

_ Zeus no quiere intervenir en los asuntos de su hermano, dice que como Shun no estaba casado o siquiera comprometido con alguien más, no veía porque tenía que intervenir en esto. No quiero tener que tomar medidas drásticas, seguiré acudiendo al Olimpo hasta que obtenga una respuesta…

_ ¡¿Y MIENTRAS DEJAS A MI HERMANO EN ESA MIERDA DE SITIO?!- Ikki no la dejo terminar, realmente furioso.

_ ¡Suficiente fénix! ¡No permitiré que sigas faltándole el respeto a Athena!- Aioros miraba desafiantemente a Ikki, mas que dispuesto a pelear con el. Aunque se veía que estaba algo débil.

_ ¡Basta! Tienes razón en sentirte de esa manera Ikki no voy a intentar excusarme contigo. Hades burlo de alguna manera mi barrera y consiguió llevarse a Shun al Inframundo, tengo muy clara mi responsabilidad en esto por haber subestimado a Hades. Sin embargo necesito que entiendas que no puedo arriesgar a todo el Santuario y menos a la humanidad. Quiero solucionar esto tanto como tu.

Aunque renuente… Ikki no dijo nada mas, sus ojos llameantes eran suficiente expresión de su furia.

_ Continuare asistiendo al Olimpo esperando una respuesta, en el peor de los casos… Empezare la Guerra Santa. Además estoy segura de que Hades no permanecerá inactivo demasiado tiempo. Primero quiero ver quien estaría dispuesto a ayudarme. Con los dioses nunca se sabe.- eso lo dijo para luego lanzar un suspiro.

Nadie estaba satisfecho con eso, los ánimos en el Santuario estaban alterados…

Pero sin embargo nadie se atrevería a desobedecer a su diosa… al menos no todavía.

_ ¡APENAS PUEDA VOY A APLASTAR A TODOS ESOS DESGRACIADOS!- decía Ikki.

_ Creo que lo mejor que podemos hacer es entrenar mientras esperamos a que se decida que hacer- dijo Hyoga, que si bien actuaba mas calmado… estaba tan furioso como Ikki.

_ ¿No sentiste nada, Shiryu?- pregunto Seiya a su amigo de cabello negro… al menos por enésima vez.

_ No Seiya, fue como si se hubiera desvanecido en el aire- escucho de nuevo la respuesta.

Shiryu se había armado de paciencia para repetir eso a todos los que lo habían interrogado, ya había perdido la cuenta, su maestro Dohko en compañía de ese caballero rubio, Shion. Después Aphrodite y Milo… en fin todos los que habían estado presentes en el templo.

 

 

 

_ ¿Estas bien?- Shura se había sentado en un asiento cercano al del rubio cuando había notado su mirada perdida.

_ No.- fue la respuesta del rubio.

_ Supongo que a cualquiera le molestaría, que se llevaran a su discípulo.-comento Shura- No se como se siente porque aun no encuentro a alguien con las cualidades necesarias para heredar la armadura de Capricornio.

_ Te puedo asegurar que no hay nadie más apto para la armadura de Virgo que Shun.- dijo Shaka.

Shura frunció un poco el entrecejo.

_ ¿Cuáles son esas cualidades que son tan difíciles de encontrar?- pregunto. Realmente le interesaba saber.

_ En primer lugar esa compasión y la nobleza que emana. No en todos lados encuentras a un caballero como Shun que odie las peleas y la violencia. Mis ataques no están relacionados con la violencia, ataco los sentidos y la cosmo energía. Y la mayoría de los caballeros se enfocan es en la resistencia y la fortaleza físicas. Y sus técnicas aunque incluyen cosmo energía también dependen mucho de su fortaleza física.- explicaba Shaka a un Shura que le prestaba toda su atención.

 

Un poco mas alejados, algunos se preparaban para marchar de regreso a sus templos…

Aphrodite se incorporaba de la silla en la cual estaba sentado y emprendía el camino escaleras abajo… cuando estaba llegando a su templo le sorprendió ver a Deathmask apoyado contra una de las columnas con la mirada perdida y contemplando las flores… el caballero no se daba cuenta de su presencia, perdido en sus pensamientos.

Solo se percato de que ya no estaba solo cuando Aphrodite estaba a tres pasos de el, puesto que Deathmask estaba apoyado en una de las columnas que franqueaban la entrada al templo de Piscis.

De inmediato compuso esa sonrisa tan arrogante que Aphrodite presentía era una manera de enmascarar lo que estuviera pasando por su mente.

_ ¿Qué? No me digas que eres demasiado sensible para el humo del cigarrillo y de hecho quieres que lo apague.- dijo en su tono pedante y burlón.

_ No- dijo Aphrodite con firmeza y sin darle importancia al intento del otro por molestarlo.- De hecho me estaba preguntando si quizás te sobraba alguno.

Al de Piscis le costo contener la sonrisa burlona de sus labios al darse cuenta de que había sacado de balance a Deathmask. Si tan solo pudiera verse la cara… esa era una pequeña victoria privada, después de todo no cualquiera podía jactarse de algo como eso.

_ ¿Tu fumas?- era un tono de completa incredulidad, sin embargo el caballero le lanzo la caja de cigarrillos y un encendedor.

_ No es algo que me guste difundir.- dijo mientras encendía el cigarrillo para darle una honda calada.

_ Bien guardado te lo tenias- comento el de Cáncer. Para expulsar el humo en otra dirección.

Aphrodite se encogió de hombros.

_ Hay muchas cosas que nadie sabe sobre mi…- se limito a contestar el de Piscis para expulsar el humo, en ese momento no estaba pensando en que estaba manteniendo una conversación civilizada con el caballero de Cáncer, ese mismo con el que se llevaba tan mal por considerarlo un imbécil arrogante.

Deathmask no dijo nada, le dio una calada a su cigarrillo para seguir contemplando las rosas… porque Aphrodite se había dado cuenta de que estaba contemplándolas.

_ ¿Te gustan las rosas?- la pregunta consiguió sobresaltar al caballero, obviamente había estado perdido en sus pensamientos y no le había estado prestando atención.

_ Ummm- emitió un pequeño sonido para demostrar que ahora si lo escuchaba.

_ Te estaba preguntando si te gustan las rosas- dice Aphrodite para concentrarse nuevamente en su cigarro.

_ No diría que me gustan. Pero tampoco me desagradan, solo en dos lugares puedes encontrar el rojo verdadero…

_ La sangre y las rosas- interrumpió Aphrodite.

Para ganarse una mirada algo sorprendida del de Cáncer…

_ ¿Me equivoco?- pregunto Aphrodite distraídamente.

Deathmask negó con la cabeza. Y dio otra calada al cigarrillo.

 

 

Llevaban al menos unos 15 minutos sentados cuando…

_ Mataría por un trago- el comentario del de Cáncer fue casual, lo dijo mas para si mismo que para Aphrodite.

 

 

 

 

 

 

Estaba entrando al templo de Acuario, había tenido que dejar solo a Camus para asistir a aquella reunión. Y al entrar en la habitación y cerciorarse de que se encontraba bien… se calmo un poco.

Había estado ansioso antes de llegar. Fue uno de los primeros en retirarse de la reunión. También extrañaba a Shun pero no había nada que pudiera hacer para solucionar de inmediato aquella situación. Athena había prohibido a cualquiera descender al Inframundo y es que de solo ver a Ikki no le entraba duda de que descubriría como hacerlo y sin duda los demás caballeros de bronce le seguirían…

Aunque se había dado cuenta de algo…

Los últimos días, en todo el Santuario… había una especie de energía que estaba presente hasta en el mas recóndito de los rincones. No era en lo absoluto desagradable, de hecho era cálida y dulce. En presencia de Shun sin embargo, se hacia algo pesada.

Esa energía se había desvanecido con la desaparición de Shun, lo mismo que aquella atracción que el chico despertaba. Se había sentido como un maldito desalmado por esa atracción que sentía hacia el peli verde. Y más cuando estaba en presencia de Camus, se sentía indigno…

Ahora no le quedaba ninguna duda que lo que provocaba esa atracción era la energía del peli verde.

Se sentía aliviado, aunque para percatarse de ello, Shun debió abandonar el Santuario.

No sabia si alguien mas se había dado cuenta de aquello, porque estaba seguro que no era el único en ser afectado por esa energía que emanaba el peli verde.

 

Solo podía rogar porque se encontrara bien en donde sea que estuviera en esos momentos.

 

 

 

 

Llevaban al menos dos horas, sentados lado a lado en los escalones que daban entrada al templo de Piscis. Contemplando el extenso jardín de rosas del peli celeste…

Mientras bebían. Para el de Cáncer había sido toda una sorpresa descubrir los hábitos del de Piscis. Como por ejemplo que fumara y bebiera.

Y si que sabia beber. Y preparar buenos tragos.

Ya después de saber esto estaba seguro que no bajaría a la taberna del pueblo, el peli celeste bateaba el piso con el cantinero de aquel sitio.

_ ¿Dónde aprendiste a preparar tragos de esa manera?- no pudo evitar preguntar.

Aphrodite solo se encogió de hombros mientras le daba un sorbo a su propia bebida y contemplaba el cielo de manera algo distante.

_ Realmente eres una caja de sorpresas, no creía que pudieras aguantar siquiera dos copas de vino- dijo el de Cáncer.

Aphrodite lo miro mordazmente pero luego se encogió de hombros, después de todo ese caballero era dado a los comentarios ofensivos y en ese momento no tenia ganas de discutir por banalidades. Tenían que centrar todas sus energías en encontrar a Shun. En ayudar a Athena en lo que pudieran para poder salvar al peli verde.

 

 

 

El primer juez del inframundo caminaba rápidamente. Pandora finalmente había accedido a hablar con el. Tenia que actuar rápidamente pues pensaba que el tiempo estaba en contra.

Toda aquella carrera contra reloj había comenzado en el momento en que ese chico de cabellos verdes había llegado al Inframundo. Ya de por si detestaba a los seres vivientes, todos ellos solo eran un montón de potenciales pecadores que desde que abrían sus ojos al mundo estaban destinados a ensuciarlo y acercarlo a la perdición.

Pero ese chiquillo en particular no era cualquier humano. Y eso simplemente no podía negarlo.

_ Al fin apareces, supuse que te habías retractado y me preparaba para marcharme a dormir- Pandora estaba sentada ante su harpa. Lo estudio con la mirada conforme se iba acercando.

_ Esta en juego el futuro del Inframundo y solo te preocupa marcharte a dormir.- dijo molesto.

_ Deberías tenerle mas confianza al señor Hades- es la respuesta de la pelinegra.

Radamanthys la miro con desafío, por supuesto que le tenía confianza a su señor Hades… a quien no le tenía confianza era a ese chiquillo ateniense.

_ Bien deberías saberlo Radamanthys, que el señor Hades esconde su cuerpo en los Elíseos. Y ese chico es justamente eso- dijo Pandora- Yo misma lo encontré cuando apenas abría sus ojos a este mundo.

El la miro con ojos desafiantes, definitivamente esa mujer no podría comprenderlo aunque lo tuviera en las narices, Radamanthys mismo tampoco comprendía en que radicaba su temor… pero si sabia que estaba bien fundado, nada mas recordar a ese chico lo sabia.

Los seres del Inframundo odiaban y temían a la luz, no guardaban otro deseo en sus corazones sino el erradicarla de la tierra. Y ese chico era la representación de todo aquello que era odiado y temido en el Inframundo, los seres que toda la vida habían permanecido en la oscuridad… eso sumado a que el chico parecía irradiar esa energía tan misteriosa que hacia que los presentes se sintieran atraídos a el.

 

 

 

 

En la soledad de sus aposentos oscuros, Hades caminaba, la completa oscuridad siempre había sido su hogar, desde que su hermano le había engañado hacia tantos años. Podía sentir a cada alma en el Inframundo, desde la mas maligna hasta la mas insignificante, también a sus espectros.

La razón por la que había aprendido a amar la oscuridad, era que cuando emergía a los Elíseos, podía apreciar aun más la luz en su plena belleza. Para el, era una representación de su ideal, el inframundo era el mundo tal como se encontraba ahora, y los campos elíseos, eran el futuro.

Ahora que tenia a su carga asegurada en una habitación de su palacio… tendría que estar concentrándose en lo que era verdaderamente importante… ¿o no?

Pero su mente inquieta rehusaba trabajar en sus deberes, los últimos días había estado encomendando las tareas de importancia a sus jueces. Se rehusaba a trabajar hasta que consiguiera reagrupar sus pensamientos. También mantenía una vigilancia atenta al Santuario, al parecer Athena aun tenia la esperanza de conseguir que Zeus interviniera en el asunto. Hades sabia mejor que nadie de primera mano, que Zeus no intervendría. Al menos no de momento.

 

 

Finalmente, cansado de vagar de un lado a otro en sus aposentos, con la mente tan dispersa.

El dios del Inframundo decidió matar el problema por el comienzo. Se encamino en silencio por los oscuros pasillos de su morada, hacia la habitación donde descansaba el motivo de su confusión.

 

El chico dormía en la sencilla cama de la habitación, su expresión crispada indicaba que no estaba teniendo sueños del todo felices.

¿Por qué lo había secuestrado?

Había estado convencido de que el peli verde era su cuerpo destinado para esa época, pero ahora ya no estaba tan convencido.

A medida que aumentaba la interacción con el chico, disminuían sus deseos de apoderarse de su cuerpo.

De hecho, no sabía que clase de sensación era la que provocaba el peli verde. Una especie de cosmo energía se extendía a su alrededor e inundaba la atmosfera…

Se sentía prácticamente incapaz de hacerle algún daño, eso incluía robar su cuerpo.

No admitiría jamás que en esos momentos no sabia de que manera proceder, era algo impropio de el, como Dios, como señor del Inframundo.

Lo único que sabia con certeza, era que no dejaría que nadie le pusiera una mano encima a ese chico.

 

 

Los ánimos en el Santuario continuaban alterados, Athena no había faltado a su palabra, y día tras día acudía al Olimpo a razonar con Zeus, pero este seguía sin dar su brazo a torcer.

Ikki no había dejado de entrenar ni uno solo de esos días con la esperanza de poder bajar a buscar a su hermano, lo único que lo retenía era la barrera que Athena había creado en el Santuario.

Como no deseaba bajas innecesarias, había resuelto que era esa la mejor manera de mantener a los caballeros en los terrenos del Santuario.

Shaka y Mu habían sido encargados de investigar las posibles entradas al Inframundo desde la Tierra.

Pero aun así… la paciencia del Fénix se estaba agotando, y es que como hermano mayor, su mente no tenía el menor reparo en mostrarle el peor escenario de lo que podría estar enfrentando su hermano…

Y eso solo servía para aumentar su furia y energías. Las cuales empleaba en el estricto entrenamiento al que se había sometido.

_ Si te deshaces las manos no serás de demasiada ayuda- comento Seiya que en esos momentos pasaba por allí.

_ Metete en tus asuntos- espeto el Fénix, soltando un puñetazo aun mas fuerte que el anterior y haciendo ceder la roca que estaba ante el.

 

 

Lentamente, al parecer con algo de esfuerzo, iba abriendo los ojos, no sabía si era un sueño o que era lo que estaba ocurriendo, porque según el último pensamiento racional que recordaba, se encontraba muerto. Entonces. ¿Cómo es que podía abrir los ojos?

 

Sin embargo allí estaba, en la cama que reconoció como la suya, en su Templo.

La puerta de su habitación se abrió, para darle paso a Milo.

Solo pudo verlo por unos momentos porque el hombre cerro la distancia que había entre ambos en cuestión de segundos.  Abrazándolo con fuerza.

Aturdido, tardo el devolver el abrazo.

_ No sabes cuanto he esperado a que despertaras, Camus- dijo, con la voz cargada de alegría… contra su cuello.

_ Pero… ¿Cómo…?- necesitaba saber, y solo el podía decírselo.

_ Tengo muchas cosas que contarte, pero primero quiero que me prometas que te lo tomaras con calma- dijo Milo. Apartándose del abrazo y organizando sus ideas para contarle a Camus todo lo que se había perdido en su inconsciencia.

 

 

 

Aphrodite leía un libro despreocupadamente, sus obligaciones del día ya habían sido atendidas… se encargaría de su jardín de rosas otro día… no se sentía con el suficiente animo.

Cuidar las plantas no era solamente un pasatiempo para el, creía firmemente que sus rosas además del agua, el abono y la luz del sol, se alimentaban de sus emociones. Y en esos momentos no es que tuviera las emociones más idóneas para eso.

Suspiro… ¿Qué demonios era lo que le estaba pasando?

Los ánimos en el Santuario estaban alterados por la desaparición de Shun, eso era cierto… pero en estos días en lo último que había pensado era eso.

Su cabeza era un torbellino, ni el mismo se comprendía y no estaba acostumbrado a eso. Nunca le había ocurrido y tenía que venir a ocurrir en medio de una situación tan atenuante como la que estaban viviendo en ese momento. Y tampoco ayudaba a componer sus pensamientos la constante presencia del caballero de la casa de Cáncer, al parecer Deathmask se había tomado las atribuciones de venir a su templo cada vez que le apetecía un trago… (Al menos tenia la delicadeza de traer la botella)

La conducta pedante y maleducada del caballero no había cambiado, pero ahora que pasaba mas tiempo con el (quisiera o no) se daba cuenta de    que esa era su manera de ser, no había manera de que la cambiara. Solo le quedaba armarse de paciencia y resignación.

Cuando escucho pasos, cerró su libro y se levanto de la silla…

 

 

 

 

No sabia porque, pero ese día mas que cualquier otro estaba alerta, cualquier movimiento o reflejo que captara lo hacia tensarse en su posición, sentando en la cama con la espalda contra la pared, tenia un mal presentimiento… sin su armadura y sin su preciada cadena de Andrómeda se sentía indefenso en cierta manera, y no solo le habían quitado su armadura, también su cosmo energía estaba siendo bloqueada. Llevaba días encerrado en esa habitación. Su única manera de medir el tiempo era cuando le traían las comidas, tres veces al día se abría una especie de rendija por la cual entraba una bandeja, era comida digna de ser servida en un palacio, contrario a lo que se pudiera pensar al ver la cama y las paredes grises que conforme mas tiempo pasaba, el peli verde se sentía asfixiado por ellas, le era difícil no desesperarse en ese lugar tan frio, no dejaba de pensar en todos en el Santuario. En especial en su hermano, seguramente Ikki debía parecer todo un demente. ¿Qué estarían haciendo sus amigos? Seguramente estarían buscándolo como locos.

Finalmente solo había conseguido preocupar a los demás. ¿Para que había sido llevado al Inframundo? No dejaba de pensar en el porque… pero no estaba demasiado cerca de descubrir la razón.

Fue cuando escucho pasos en el pasillo, hacia rato que le habían llevado la ultima comida del día. No esperaba que nadie mas deambulara por el pasillo, los únicos sonidos que escuchaba eran los pasos de la persona que le traía la comida 3 veces al día.

Por eso, escuchar pasos cuando ya había pasado al menos una hora desde que le habían llevado la ultima comida, lo hizo tensarse, se levanto de la cama,  aunque no tuviera cosmo energía iba a luchar con todo lo que tenia.

La puerta se abrió, tan lentamente que le estaba crispando los nervios, el crujido era molesto… pero se mantuvo con la mirada firme, la puerta se termino de abrir con un último chirrido…

 

 

 

 

Se despertó en medio de la noche, tan repentinamente que podría pensarse que alguien intento atacarlo, pero lo cierto era que se había despertado de una pesadilla, una en la que atacaban a su hermano y el no podía hacer nada al respecto, alimentada seguramente por ese mal presentimiento. Le lanzo un puñetazo a la pared, malditos dioses, esos desgraciados se pensaban que tenían el derecho de hacer lo que les diera la gana con la Tierra… y ahora uno de esos cabrones se había llevado a su hermano. Y Athena no es como si estuviera haciendo demasiado para salvarlo, debió declarar la guerra santa desde el principio.

Así le habría ahorrado algo de sufrimiento a su hermano, porque estaba seguro que no debía estar pasándolo nada bien en el Inframundo.

 

 

 

 

Se despertó de súbito en medio de la noche, supo que algo no estaba bien incluso antes de escuchar esa voz llamándole… no estaba seguro si la había escuchado en su mente o si la había escuchado en el mundo material. Tomando lo primero que encontró para ponerse abrió la puerta de la habitación y emprendió la carrera sin importarle alarmar a los guardias del pasillo.

Solo le importaba asegurarse…

Los guardias de los pasillos que lo observaban correr le seguían inmediatamente, aunque no les prestaba demasiada atención, cuando llego al pasillo que le interesaba, si noto que estaba desierto, cuando expresamente había ordenado que estuviese bien custodiado.

Y la puerta de la habitación estaba entreabierta.

Se acerco a la cama…

Temblorosa, su mano se extendió para alcanzarle, la forma inmóvil se extendió para alcanzarle, la forma inmóvil y aovillada en la cama le representaba un desafío a su valor, por razones que no alcanzaba a comprender del todo, cuando levanto la manta, aquellos ojos antaño brillantes parecían las ventanas de una casa abandonada. No tenia heridas visibles pero no estaría tranquilo hasta que tuviera la certeza de que todo estaba bien, no paro ni un segundo a pensar en lo que hacia.

Levanto al peli verde y emprendió el camino a donde se encontraba la única persona que podría ayudarlo en ese momento. Solo pensaba en ayudarle de alguna manera…

La puerta se abrió incluso antes de que la alcanzara… la imperturbable Hécate se asomo como si hubiera estado esperándolo, lo mas probable era que lo hubiese predicho desde hace tiempo se hizo a un lado para dejarle pasar. Y cerró la puerta para dejarles a solas…

Cuando se dio la vuelta, Hades ya había depositado al peli verde en una silla cercana.

_ No tiene ninguna herida física- dijo, solo con verlo- Su mente se ha cerrado como un mecanismo de defensa, seguramente intentaron atacarlo

Hades miro a la hechicera con rabia.

_ ¿Puedes determinar quien lo ha atacado?- le pregunto.

_ Es imposible a estas alturas, el cosmos se ha dispersado- dijo ella.

_ ¿Le han hecho daño?- pregunto el dios del Inframundo, sin percatarse al parecer de que su mano se había cerrado en un puño… hecho que hizo sonreír casi imperceptiblemente a la hechicera.

_ Nada que los cuidados no puedan remediar- dijo ella muy segura de sus capacidades.

_ Muy bien. Estará a tu cuidado. De ahora en adelante responderás ante mí si le es ocasionado algún daño- dijo.

_ Si mi señor Hades- respondió ella inclinándose levemente ante el, y con una imborrable sonrisa en el rostro.

 

 

 

 

¿Cuánto tiempo llevaban bebiendo?

No lo sabía.

Po alguna razón cuando estaba en su compañía se sentía sosegado. Era el tipo de compañía que podía tolerar porque ninguno de los dos era muy conversador y cada uno tenía la libertad de perderse en sus pensamientos sin tener que hablar de tonterías para llenar el silencio.

No se lo hubiera imaginado antes, porque Deathmask siempre se la pasaba buscándoles pelea a los demás caballeros con sus comentarios faltos de educación.

Habían llegado a comprenderse uno al otro al menos lo suficiente para coexistir de una manera tan cercana sin irse a los golpes…

Era un acuerdo silencioso, el caballero de Cáncer siempre se aparecía los viernes en la noche… con una o dos botellas. Y el resto era historia.

Desde la desaparición de Shun y ese primer encuentro, así eran las cosas.

Aphrodite pensaba si es que hubiera sucedido de esa misma manera si Shun hubiera permanecido en el Santuario, ahora que el peli verde no se encontraba esa atracción tan fuerte que había sentido por el en su momento había bajado en intensidad y no era ni la quinta parte de lo que había sido, cosa que lo confundía bastante, porque nunca antes alguien le había despertado semejante atracción.

No había dejado de pensar en ello en los últimos días.

Era algo que le producía cierta inquietud y le hacia preguntarse si de verdad se conocía a si mismo tan bien como esperaba… después de todo… aquello había estado fuera de toda lógica…

Desde que se había encontrado entrenando por la armadura de Piscis hasta ahora, había tenido bien en claro que no era una un caballero ordinario… por mas hermoso que fuera debía mantener a raya a las personas porque podrían morir ante un simple contacto con su sangre… incluso con su piel.

Pero cuando había visto a Shun simplemente fue consciente de que necesitaba estar a su lado… no contaba nada mas.

_ Oye… ¿Estas escuchando lo que te dije?- la voz de Deathmask lo saco de su ensimismamiento.

_ No estaba escuchando, disculpa- dijo, sintiéndose inmediatamente apenado por no escuchar lo que sea que el caballero le estuviese diciendo.

_ Te estaba diciendo que a menos que tengas una reserva escondida ya no podremos seguir bebiendo el día de hoy- repitió Deathmask sin mucho entusiasmo.

_ Creo que tengo unas botellas guardadas en la casa- comento Aphrodite levantándose con cuidado de no perder el equilibrio… se sorprendió de lo mucho que habían bebido.

_ Genial, no tengo muchas ganas de regresar a casa- fue la respuesta del caballero mientras se levantaban también y se auto- invitaba a entrar en la casa de Piscis… Aphrodite apenas y lo miro, para seguir buscando las botellas.

 

 

 

Se encontraba sentado leyendo un libro, aunque mucho seria decir que le estaba poniendo atención, se había mantenido apartado de los deberes de importancia porque su mente aun seguía dispersa.

Fue cuando ante el se materializo un visitante imprevisto…

Su hermano, Zeus.

_ ¿No te cansas de leer? Cada vez que bajo es lo mismo.- dice el rey de los dioses, sentándose ante su hermano.

_ ¿Cuál es el motivo de tu visita?- dijo Hades, directo al punto- Siempre que vienes tienes algún motivo en especifico.

_ Me hieres- dijo Zeus con falsa actitud dolida- No puedo bajar a visitar a mi hermano sin que este piense que es porque quiero algo de el.

Hades prefirió no prestarle atención y mirarlo atentamente.

Zeus suspiro, pero se incorporo en su asiento.

_ He venido porque Atenea ha amenazado con iniciar la guerra santa a menos que le sea devuelto su caballero- dijo Zeus.

Maldita chiquilla- pensó Hades malhumorado.

_ No me malinterpretes no tengo ningún interés en meterme en donde no me corresponde, no temo a la guerra santa porque no perjudica mis intereses y quien mas perjudicada saldría de todo esto es ella. Además después de todo este tiempo no me interpondría cuando parece que finalmente estas buscando algo de compañía.

Hades frunció el entrecejo.

_ ¿Qué quieres decir?- dijo.

_ Se que no le has secuestrado con intensión de robar su cuerpo, eso lo habrías hecho en el mismo momento en que el chico acepto bajar contigo al inframundo. No representaba gran amenaza así que no lo secuestraste para quitarlo del camino… y la única opción que queda es pensar que lo has secuestrado porque tienes otro interés en el- al decirlo guiño un ojo.

Hades solamente lo contemplaba sin cambiar la expresión.

_ ¿Puedo conocerle? Ha de ser muy bien parecido para que hayas decidido secuestrarlo de esa manera, después de todo Perséfone es muy hermosa- dijo Zeus…

Algo en el brillo de los ojos de su hermano, incomodo al señor del Inframundo.

_ Justo ahora debe estar durmiendo. Y tengo cosas que hacer. Bien puedes venir otro día…

Zeus se rio con ganas.

_ Oh vamos que no es como si fuera a acostarme con el, no tienes que ponerte celoso. Estoy muy feliz con como se están desarrollando las cosas. A estas alturas no me hubiera importado si secuestrabas a una ninfa.

Hades le dedico una mirada gélida.

_ Ya, ya me voy- repuso Zeus desapareciendo.

El señor del Inframundo contemplo el sitio donde antaño había estado su hermano… y suspiro.

Definitivamente no podría entenderle jamás. Y no es como si deseara hacerlo tampoco. Aunque al menos ya estaba tranquilo de saber que Zeus no se entrometería en sus asuntos, al menos de momento. Aunque con el nunca se sabia y mejor comenzaba a idear un plan…

 

Haciéndose invisible recorrió la distancia que lo separaba de la habitación del peli verde. Sabia que Hécate había aplicado un poderoso hechizo que mantendría a ralla a cualquiera de sus espectros, pero no sucedía lo mismo con el, por lo que pudo adentrarse en la habitación…

Al escuchar el piano sintió curiosidad… le había dejado acceso a la biblioteca y a la sala de música para que se distrajera, no era seguro dejarlo libremente por el Inframundo, a parte de su temor porque escapara… aun no sabia quien lo había atacado y no era lo mas prudente dejarle salir así como así. Cuando llego a la sala de música, en efecto era Shun quien tocaba. Hécate se encontraba sentada en una butaca cercana, disfrutando de la música… y cuando esta se detuvo…

_ ¿Quién te enseño a tocar así?

_ Tuve clases de piano cuando era niño- explico.

_ ¿Algún otro instrumento que manejes?- pregunto ella.

_ El arpa, aunque aun no la domino del todo bien.- admitió.

_ Tendrás mucho tiempo para practicar entonces- comento ella despreocupadamente.

Hades se percato de que el comentario no le había caído muy en gracia al peli verde, y detesto ver esa expresión de tristeza en su rostro…

Las siguientes palabras le fueron costosas al peli verde.

_ ¿Sabes cuando hablara conmigo…? me refiero a Hades

Hécate dejo de mirar por la ventana para dedicarle su atención al peli verde.

_ Si no lo ha hecho ya es por una muy buena razón, después de todo no es nada fácil ser el señor del inframundo, solo tienes que tener paciencia.- dijo ella.

Shun asintió, aunque Hades supo que no le creyó demasiado a las palabras de Hécate.

Notas finales:

Me despido... a partir de aqui las cosas comienzan a tomar otro color, ya todos estan empezado a poner sus cartas sobre la mesa... Atena ha amenazado con empezar la guerra. Shun comienza a dudar de los motivos de Hades para llevarle al Inframundo... ¿que pasara en el siguiente capitulo?

quien sabe... xd.

siempre he dicho que es mejor dejarselo a la voluble imaginacion.

matta ne

atte: Cyss


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