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Sucia mermelada. por Visaki69

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Notas del fanfic:

Yo sé que nadie lo leerá (?) ok no

Auqnue es algo exraño ecnotnrar de ellos... por eso me animé a subirlo *--*

Amo estas parejas~

Así que ojala y les guste ♥

Notas del capitulo:

Amenlo (?) 

 

Bueno no... Pero diganme que opinan :D

El rubio se asomó al estudio, revisando si de verdad era el último que quedaba y pedir que, si era posible, interrumpieran la electricidad de una vez.  Escuchó un sollozo, que por cierto, le asustó de sobremanera. Entró a la sala, hasta llegar a sus amplificadores  y ver una cabellera más rubia que negra.

-¿Haru-chan?-

-¿Uhmm?- Volteó a verlo; Mei le sonrió cuando el vocal se limpió unas traviesas lágrimas. En seguida se levantó, dándole un corto abrazo y avanzando a donde estaban aún sus pertenencias.

-¿Qué pasa?-

-Nada. Perdóname, pensé que ya no había nadie aquí-

                El bajista suspiró, sabía que no le iba a sacar nada pero si que podría hacer lo posible por animarlo.

-¿Quieres irte ya? Uh… ¿No quieres un helado? Yo quiero uno desde hace mucho- Se tocó la barriga.

-No, gracias. Nos vemos mañana- Comenzó a salir del lugar.

-¿! No quieres ir en mi auto!?-

-No. Voy a tomar el tren-

                Se rindió; sin dejar de estar confundido ¿Qué pasaba esta vez por la magnífica mente del vocal? Si que parecía grave. De pronto su celular sonó, contestó con una sonrisa y salió del estudio.

 

 

-Pero si no te has tardado nada, princesa- Junjun, le recibió.

-Si vuelves a decirme princesa, tirare tu estúpido iPhone por la ventana, querido-

                El pelinegro sonrió con antipatía; cerró la puerta de su apartamento para plantarle un beso a su bajista que, sonrojado, gimió muy bajito. Se dirigieron a la estancia donde, dulces, palomitas y una película de comedia ya esperaban a ambos. MeI recargó la cabeza en las piernas estiradas del otro. Pero no puso atención a la película, incluso cuando Junjun  tenía lágrimas causadas por la risa, el rubio estaba perdido.

-Jun-chan-

-¿Qué?- Mei le pegó en el pecho, por el poco caso que el otro le hacía.

-¿Pasó algo con Mizuki y Haru?- El pelinegro apagó el televisor.

-Hasta donde sé, no-

-Encontré a Haru llorando ¿Por qué no se fue junto a Mizuki?-

-¿Cómo lo puedo saber? Ni siquiera se por qué tu te quedaste en el estudio ¿Sabes que hace cuatro horas que terminamos? Es obvio que Mizuki también quiere descansar-

                El rubio lo miró con desagrado,  y después sonrió, para dedicarse a besar, necesitado, los labios  del pelinegro que tantas cosas incitaba en él.

------.------

-¿Haru?- Se asomó al apartamento, guardando la copia de la llave en el bolsillo.

                No habia nadie a la vista así qué fue hasta la habitación del vocal. Automáticamente, se tiró a la cama. Escuchó el grito sordo del pequeño, levantándose de inmediato, asustado. La cabeza bicolor de Haru se asomó, dejando ver al preocupado Mizuki qué seguía vivo; qué por lo hinchado de sus ojos, llevaba llorando un largo rato.

-Perdóname Haru... Lo siento- decía rápido y repetido. Un suspiro del vocal lo calló.

-Nee... Mizuki...¿De verdad soy tan invisible para ti?-

-¿Ehhh?- Sus ojos salieron  de órbita, mientras veía qué Haru Se metía a las cobijas otra vez. -¿Pero qué tienes? Hoy ni siquiera te he podido besar.

                Con gracia, sin saber que pasaba y tratando de animarlo, trató de hacerle cosquillas y sacarlo de las cobijas, solo logrando que  se enrollara más en estas, en posición fetal.

-Ahh… Ni siquiera sé que mosca te picó ahora- Guardó silencio un rato, pensando que hacer- En realidad, hace un rato que compré algo para ti. Kanna me ayudo a escogerlo ¿Lo quieres ver, Chibi?-

              Haru se tiñó de un rojo carmín de puro coraje; la  combinación de “Regalo”, “Kanna” y “Chibi” en un solo comentario, fue la peor elección de Mizuki. Molesto, pero aun tratando de controlarse, le susurró al mayor que se sentía un poco mal; que callara o bien fuera a casa a descansar.

                Más triste no se pudo poner cuando escuchó la puerta cerrarse. Su mente maquino miles de ideas malignas que últimamente no le dejaban en paz: Kanna seguramente estaría esperando feliz a Mizuki que, sin detenerse, lo besaría, lo amaría a espalda suya.

Se sentía patético imaginando eso… pero sus delicadas emociones, no le ayudaban demasiado;  se planteaba por demás, haber cansado ya al guitarrista por su única e ideal manera de ser y hacer. Se sentía triste y confundido; estúpido.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

-¡Haru!- Le habló el alto guitarrista, mostrándole la leche de chocolate que le acababa de comprar.

                La tomó entre sus manos, como un tesoro, queriendo que cada pequeño detalle, se convirtiera en el cariño que en los últimos dos o tres meses, Mizuki le había dejado de mostrar tan constantemente… y todo por Kanna, pensaba el afligido vocal. Pero el simple hecho de que su pareja le llevara de lo mismo que tomaría, hizo feliz a Haru. Al menos,  hasta  que Kanna entró a la sala.

-¿Todavía no vuelven?- Dijo, todavía algo tímido al sentir que interrumpía a la pareja.

-Nope- Contestó Mizuki- Conociéndolos… probablemente estén jugando en algún lado. Debieron cancelar el ensayo…-

                De pronto hubo un silencio. Kanna recorrió delicadamente, con la mirada, a ambos.

-¡Ahhhh! ¿Consiguieron leche de chocolate? Yo quiero- Dijo, emocionado el baterista; Mizuki le sonrió.

-¿Quieres?- Le extendió la cajita- Yo, como sea, pensaba en guardarla en casa.

                El baterista la tomó agradecido y feliz, abriendo el empaque del popote con desespero. Finalmente, al darle un sorbo, volteó a ver  Haru que no apartaba los labios de la pajilla, absorbiendo con lentitud.  Entonces se le acercó, sonriendo; Haru hizo lo mismo, y fue cuando entonces la voz de Mizuki les indicó posar, juntarse con todo y sus cajitas de leche para una foto que para él era “la cosa más linda que había visto”. Haru  se sentía bien con Kanna, era una buena sensación de amistad pero qué a raíz del alejamiento de Mizuki, siempre le hacía caer en la confusión, celos y enojo. Después de un rato, el baterista se fue, dejándoles solos.

Pero  para el siempre sensitivo vocal, el hecho de que Mizuki le diera al baterista la leche que iban a tomar juntos, le había herido. Se sentía harto de no poder disfrutar a su pareja como era debido, incluso, se había plantado ya mucho la idea de “el final”.

 

-Mizu... A este paso ...¿Pronto vamos a terminar, verdad?-

Mizuki, sorprendido, lo vio un largo rato sin expresión. Sinceramente, no encontró más respuesta qué plantarle a Haru el  beso más atento y cálido qué en su vida pudo recibir. Se detuvo  cuando sintió el labio inferior del vocal temblar;  signo de su deseo de llorar.

-¿Por qué siempre estás llorando?- Le pregunto de forma amable- Siempre me haces sentir qué hago las cosas mal Haru.

                Tomó su barbilla con mucho cuidado, dándole ligeros besos en la pequeña y roja nariz. Haru retuvo las lágrimas, dejando salir contra su voluntad, las palabras. Con la cabeza gacha al principio, mantuvo su mano en el pecho del más alto, alejándolo.

-¿Y no piensas que lo estás haciendo? Mizuki…  No quiero saber nada más ¿De verdad te interesa tanto Kanna?- La expresión del mayor fue totalmente desencajada –No me importaría si estuvieras con él… por que me cae bien. Pero yo…-

                La carcajada del guitarrista no dejó terminar al vocal que, más que indignado, tomó sus cosas, dispuesto a salir de la sala y claramente, dar por terminada su relación. Con la mano en la perilla, fue llevado hasta contra la pared más cercana por Mizuki.

Haru tuvo la intención de ponerle un puñetazo a media cara, pero ambos manos, fueron detenidas en el aire por una mano de Mizuki, sin llegar a lastimarlo. Entonces, el guitarrista se le acercó; el bicolor, con tanta confusión, se puso a temblar. Suspiró cuando el mayor le besó de una forma tan necesitada, que ganas le daban de arrancarse las ropas en el estudio.

   Cuando el mayor se separó, el vocalista aún con los ojos cerrados buscó  sus labios con necedad. Al no dar con ellos, bajó el sonrojado rostro, haciendo un pucherito.

Mizuki lo acorralo aún más, rozando con sus piernas la pelvis del vocalista.

-En primera; no estoy interesado en nadie más qué... Tú- Le dijo, retador.

-Ah…AH ¿SÍ?- Gritó Haru, nervioso hasta las puntas. Volvió a hacerse pequeño, igual que su cortada voz – ¿Y por qué  los últimos meses, él es más importante que yo?

                Mizuki le comenzó a dar besitos en la cara, haciéndola hervir… todavía más. Mientras trataba de hablar, iba bajando más, llegando al cuello del menor donde lamió con toda sensualidad.

-Haru es un egoísta… Jun y Mei están perdidos en su propia relación; casi que no pueden hacer nada más…- Le iba diciendo mientras le prendía, ahora con una mano jugueteando en el resorte de los shorts del vocal-   Si nadie está con Kanna, nunca se acostumbrará a Dog.-

       Se separó, dejando intranquilo al pequeño. Poco a poco, con una excitación que de repente se había disparado, retomó su ánimo. Sabiendo que Mizuki lo había hecho por el bien de la banda, se relajó un poco. Quería ser atendido; pero Mizuki se alejó cada vez más.

-Y si no lo sabías…- Haru seguía pegado a la pared, esperando por Mizuki, pero éste, fue por su bolso. Regresó con el vocal, solo para darle un último beso – Kanna está comprometido.

 

                Dicho eso, salió del estudio, con una linda sonrisa.

-…¿¡QUÉ!?- Gritó Haru, desconcertado.

                Se sentía todavía más estúpido. Olvidándose de eso, comenzó a sentir todavía más el cosquilleo entre sus piernas, pasando, de forma tímida y superficial, sus pequeñas manos por ese “bulto”.  Fue a por su celular, llamando al guitarrista.

-¡EH, tú!- Le gritó una vez Mizuki contestó, enterrando su puño izquierdo en la cadera- ¡Ahora ven y dame una buena sesión de sexo, desgraciado!

                Justo en ese momento, Kanna entró al estudio, escuchando. Escupió el sorbo de su leche de chocolate mientras, tras un chirrido infantil, Haru tiró el celular, cubriéndose la cara  roja con los brazos. Medio segundo después, Mizuki entró, aguantando la carcajada de su vida.

-Kanna-chan- Lo tomó del hombro, girándolo- ¿Te parece si vamos por un helado?

                Kanna asintió, avergonzado todavía un poco más que el vocal, el cual, se quedó solo en la sala con una enorme molestia entre las piernas.

-Estúpido- Se reprimió a si mismo, con un golpe en la cabeza – Era hacerlo sentir en casa, no en una casa de putas.

 

Notas finales:

¿Merece al menos un review? ;_______;

Sean piadosas (?)


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