Me duele la cabeza, acabo de despertar, tengo abiertos los ojos, pero no veo nada, estoy vendado, intento mover inútilmente los brazos, también estoy amarrado, quiero gritar, pero un trapo en mi boca impide que emita sonido alguno… tengo miedo.
- Pero miren quien despertó, no es más que el “robanovios” Izumi – me dice una voz, una voz muy familiar.
Me quita la venda de los ojos y descubro que estoy colgando boca abajo y lo único que me detiene son las ataduras de mis brazos y piernas que cuelgan desde el techo, pero lo más horrible es que tengo ante mí a Tai, el ex novio de Matt, con la mayor sonrisa macabra que he visto en mi vida. Por más que intento exclamar palabras, el trapo simplemente no me deja.
- Es inútil, por más que intentes moverte o hablar, no podrás hacerlo, pobrecito de ti… ¡PERO ESO TE PASA POR ROBARME A MI NOVIO!- me da una bofetada.
No sé que duele más, si la situación en la que me encuentro o la bofetada que acabo de recibir con todo el odio del planeta.
- ¡LOS VI!, malditos, los vi besándose en el parque cómodamente, yo sabía que Matt me había dejado por ti, ¡LO SABÍA!, eres un maldito “robanovios”, ¿Qué no estabas muy agusto con el otro?, ¡nooo! Tenías que joderme a mí la vida, tenías que meterte con Matt, ¿o a donde ibas, he?, a revolcarte a su casa, ¿verdad?, ¿VERDAD?- me da una bofetada más.
Tai no solo no puede estar más equivocado, está loco, su cara es la de un maníaco, no para de hablar y balbucear, además de reírse para sí mismo, si antes tenía miedo, ahora estoy horrorizado, nose de que sea capaz este demente.
- Pero aquí te tengo y no te vas a ir, no vas a poder ir a acostarte con él, HAHAHAHAHAHA-
Al decir lo último sale de la habitación, jamás en mi vida había visto a Tai de esa manera, creo que a ninguna persona la había visto de esa manera, es horrible… oigo pasos, está regresando…
- No creas que no te haré pagar Izumi, te tengo una sorpresita – El sarcasmo en su voz me pone los pelos de punta.
En la habitación entra un tipo alto, de cuerpo no atlético, delgado pero de buena figura, desnudo y con la cabeza totalmente cubierta, creo que me voy dando cuenta de hacía donde va el asunto.
- Te dejo, haz lo que quieras – pronuncia Tai y sale de la habitación
El encapuchado se acerca a mí, me quita el trapo de la boca y me besa, no tengo ni la más mínima intención de corresponderle el beso, total si piensa golpearme por oponerme, nada superará la humillación que estoy seguro, estoy a punto de pasar.
Me quita la camisa y comienza a lamer mis pezones, es como si conociera mi debilidad, estoy enojado y adolorido de la cara pero eso no evita que me excite, en cierta forma el estar amarrado le da el toque fetichista perfecto.
Puesto que estoy colgando se sube a mí y comienza a recorrer mi espalda con su lengua, es deliciosamente excitante, me quita el pantalón y pasa su lengua por mi paquete aún en mi bóxer, la humedad que provoca la tela con su lengua hace que mi erección sea más pronunciada, por fin me lo baja y comienza a succionar delicadamente mi miembro, no puedo evitar gemir, el chico tiene habilidad para lo que hace, pone un dedo sobre mi culo y lo masajea con suavidad mientras no para de chupar, luego se para frente a mí, poniéndome su enorme erección en la cara, yo sin pensarlo comienzo a succionar desenfrenadamente, lo disfruta tanto como yo.
Se pone tras mío y tras una ligeras mordidas en mis nalgas con unos delicados movimientos empieza a lamer mi orificio anal, tal y como lo hizo con mi miembro el chico tiene una habilidad mágica para esas cosas, estoy casi gritando de placer, finalmente introduce su paquete en mi y comienza con movimientos suaves para paulatinamente ir subiendo la intensidad, me tiene a su merced y yo disfruto como loco, cada que mis nalgas topan con sus piernas, al sentir su miembro totalmente dentro mío, irradio de placer.
Para ser una violación ha sido sexo increíble, sus movimientos son tan finos que es como si fuera algo que él hubiera estado esperando hace tiempo, no como si quisiese hacerme daño, por ese lado creo que estoy seguro.
Concluimos con una corrida mutua en mi estomago, el me limpia, me besa, me vuelve a poner el trapo en la boca y se va.
Ha pasado una semana y las cosas son iguales, Tai solo va a mi habitación a llevarme comida, a gritarme o a golpearme, o a veces todas juntas, el encapuchado se aparece dos o tres veces por día para bridarme sexo de calidad, es enfermo pero hasta cierto punto creo que me estoy encariñando con él, no creo que sea malo.
- Ten, come rápido – me dice Tai al ponerme en la boca un pan del desayuno, cada que intento hablar con él me calla con una bofetada, no piensa entablar una conversación conmigo, pero aún así lo intento por lo menos una vez por día.
-¿Qué piensas hacer conmigo?- pregunto rápido y cierro los ojos esperando la bofetada, pero no llega. En su lugar solo tengo la mirada fija de Tai en mí.
-Qué curioso que lo preguntes, justo hoy lo decidí…. Te voy a matar… -