Forbidden desire
por Artmagique
Primera parte
Esto, se convertía ya en un cuento que se repetía una y otra vez, un cuento que llegaba a su fin cuando la noche moría en presencia del fuerte y luminoso sol, pero que después volvía a empezar. Un círculo vicioso. Un mar de miel que los arrastraba cada vez que sus ojos se encontraban. Los únicos momentos que te quedaban y sentías en tus manos para abrazarte a ese delgado y pálido cuerpo, que comparado con el tuyo quedaba pequeño y frágil, provocaba en ti un deseo de protección y amor, un amor que sabías que iba más allá de todo, más allá de lo que las personas que te rodeaban podían entender, más allá de la simple amistad y la hermandad.
Aún podías recordar cómo años atrás tenían su propio lenguaje, desde pequeños supieron entenderse de manera única, siendo sólo ustedes dos en un mundo y universo tan inmenso. Siempre alejándose de todo y de todos para ir a explorar, jugar, imaginar que eran unos fuertes reyes en plena batalla luchando por la gloria. Siempre inventando una historia diferente que nunca los cansaba, hasta que, inevitablemente fueron creciendo y madurando. Aquella burbuja que los encerraba sólo a ustedes dos de aquel cruel y complejo mundo reventó un día. Pudiste ver, como si fuera en cámara lenta como tu hermano menor se alejaba de tí, tomaba su propio camino en el cual no estabas. Ya no podías escuchar su cristalina risa cerca de ti, que te contagiaba y endulzaba los oídos, aquella amplia y perfecta sonrisa se había ido de su pálido rostro. También había dejado crecer su negro cabello, aquellas hebras azabaches tal cual oscura noche de invierno, les había permitido rosar dulcemente sus delgados hombros, sentiste celos de ellas al pensar aquello, tú ya no eras dueño de él, ya no podías apegarte a aquella dulce y blanca piel. Su silueta era alta y delgada, aún siendo pequeño en tu presencia, siempre habías sido tú el fuerte y vigoroso Thor, contrastando con su ser, un chico delgado, callado y pálido, pero no por eso débil, ya que lo que tú tenías de fuerza, él lo tenía de inteligencia. En silencio siempre analizando y pensando minuciosamente con una inteligencia y rapidez que supera a cualquier ser vivo.
Ahora mismo, te encuentras sentado a la gran mesa con tus padres para la cena de esa tarde. Te comportas de forma habitual, calmada y risueña, como de costumbre cuando estás con ellos, tratando de ocultarles como un niño pequeño y travieso, la ansiedad que tienes por ver a tu hermano acercarse, aparecer por primera vez en el día ante tus orbes celestes. Escuchas vagas palabras y suaves risas que conforman la conversación de tus padres, pero no te importa en lo absoluto, estás tan sumido en tus pensamientos que aquello hace eco en tu cabeza, amortiguando cada sonido en tus oídos, tal cual sensación cuando te sumerges en la profundidad del agua y pierdes los sentidos.
Con la inocente esperanza de observarlo atravesar aquella gran y colosal puerta del elegante comedor, como un perro esperando a que su amo llegue a casa, lo ves y sientes que tu pecho se llena de felicidad. Él con aquella actitud que ahora lo caracterizaba, fría y distante, pensaría que es ridículo, pero no le darías importancia, ya que estas consciente y sabes mejor que nadie que aquella personalidad tan fría como el hielo era sólo un escudo y caparazón que usaba como protección para no sentirse expuesto, para mostrarse siempre duro, fuerte e implacable a cualquier ser, como un rey, un escudo tan duro como el más fuerte acero, pero que con el toque del dios del rayo, con tu toque, se podía romper en miles de pequeños pedazos.
Observas como erguido y con el rostro sereno y tranquilo se acerca a ti y a tus padres, dejando salir de sus finos y rosados labios un cortés saludo correspondiente a la hora que ya era y toma luego asiento.
En ningún segundo te ha dirigido aún la mirada, puedes observar cada gesto y movimiento delicado de él, su reflejo está gravado en tus celestes orbes, su delgada y pálida silueta siendo analizada por ti como lo más preciado que hayas podido contemplar, como si fuera la primera vez que lo ves, pero tu respiración se detiene en una fracción de segundo, en el momento en que sube su mirada a ti, una mirada que para cualquier persona, está llena de frialdad y seriedad, pero que tú eres especialista en descifrar, es algo totalmente distinto, puedes leer tantos sentimientos y emociones que pocos podrían entender.
Tu madre de repente lleva su cálida y acogedora mano a tu brazo y te sobresaltas levemente en tu lugar, escuchas como comienza a hablarte y giras el rostro para tratar de prestarle la debida atención, pero tus ojos no responden y aún siguen en tu hermano, piensas que quizá es un tipo de hechizo que te ha puesto encima, algún encantamiento para tenerte tan a merced de él, pero eres consciente que debes controlarte, por lo que dejas de observarlo a duras penas y tratas de llevarle el hilo a la conversación de la cual eres participante, ya ahora también con tu padre.
¿Desde cuándo tiene tanto poder sobre ti?..... Desde siempre, desde el momento en que sus miradas se cruzaron por primera vez, pero sólo tiempo después te diste cuenta y fuiste consciente de ello.
Ya la cena había terminado y te encontrabas en tu gran habitación, esperando el momento que más estuviste ansiando durante el día.
Después de dar unas vagas vueltas dentro de aquellas cuatro paredes te sientas en la cama y empiezas a jugar con tus manos. Quieres que llegue, lo ansias, lo deseas más que nada ya que por tratar asuntos, deberes importantes durante los últimos dos días no habías podido estar disponible, tampoco tu hermano era de estar visible todo el tiempo, tú mejor que nadie sabías que le gustaba estar solo, disfrutar de su tiempo, leyendo libros la mayoría de las veces, por lo que se te hacía aún más difícil verlo.
Levantas la mirada al sentir un leve revuelco en tu estómago, un pensamiento se te ha cruzado por la mente, un pensamiento que vienes evitando, algo te angustia, ¿se habrá cansado ya?, ¿se habrá cansado de ti ya?, frunces el ceño y los labios, tratando de respirar hondo y que ese pensamiento no te invada por completo, pero ya es tarde. Conoces muy bien a tu hermano, sabes su personalidad, tienes miedo de que ya esté harto de tu actitud, de tus bromas, de ti al ser tan empalagoso. Mueves tu cabeza, negando tal cosa, él también te conoce desde toda la vida con tu forma de ser, no podría ser posible.
Te levantas de la cama y te acercas a la pared que se encuentra frente a ti y pegas tu frente en ella, ¿por qué se demora tanto?
Y cómo si él te leyese la mente, hueles su perfume, dándote cuenta que ya está en tu habitación, pero al voltearte no logras verlo, al contrario, sientes una invisible, suave y delicada caricia pasar por tus labios que logra cortarte la respiración por unos segundos, escuchas su suave y coqueta risa haciendo eco en el lugar. Te desesperas. Necesitas verlo, tocarlo, sentirlo, marcarlo y recordarle que es sólo tuyo.
- Loki..
Sueltas su nombre casi inconsciente de ello mirando a varios puntos de la habitación. Otra caricia roza traviesamente tu brazo derecho.
Quieres tenerlo y de forma rápida, sintiendo su presencia detrás de ti, te volteas, eres más rápido que él por lo que lo atrapas bruscamente casi tropezando en el acto y entre tus brazos lo empotras contra la pared, sus rostros quedan a tan poca distancia que sientes sus respiraciones mezclarse y le escuchas soltar un jadeo.
Sus ojos tienen un brillo especial, sabes qué significa, sabes qué vendrá después, su traviesa sonrisa te lo dice y estás ansioso. Ansioso por que este dulce cuento que se repite una y otra vez comience una vez más.