Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La eternidad para encontrarte por Rukkiaa

[Reviews - 50]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Siento haber tardado tanto con la actualización, pero este fic lo llevo más lento porque lleva más planificación XD

Sueño

Meses pasaron y nadie sabía nada de Sanji. Obviamente sabían que había salvado al mundo, pero no lo habían vuelto a ver desde el incidente con Acathla. Ni Zeff, al que carcomía la culpabilidad por las últimas palabras que le había dirigido. Ace campaba a sus anchas por la ciudad y Nami y Luffy mataban vampiros como buenamente podían, aunque muchos se les escapaban.

El rubio había estado subsistiendo como le era posible. Encontró un empleo como camarero en una cafetería algo cutre. Vivía de alquiler en un apartamento minúsculo. Y no pasaba un solo día en el que no pensara en Zoro.

Empezó el nuevo curso en el instituto Thousand Sunny. Y un par de días después, Sanji decidió que ya era hora de volver a casa. Cuando Zeff le abrió la puerta no hubo discusiones, ni enfrentamientos. Simplemente se abrazaron.

Decidió dar un paseo nocturno. Volver a caminar por los rincones de la ciudad que hacía tiempo que no veía y tal vez ir al Baratie para encontrarse con sus amigos, si es que estaban ahí. Mientras andaba, se encontró con alguien sospechoso, del que solo veía la espalda, pero que no le daba buena espina. Anduvo detrás de él, pero sin querer pisó una lata vacía que había en el suelo, llamando así la atención del sujeto.

Resultó ser Luffy, armado con una estaca, y varías cruces colgadas del cuello. Sanji le quitó la estaca sin dificultad.

El moreno le miró estupefacto durante unos instantes.

-¿No te han advertido nunca que no juegues con estacas?-reprendió en broma el rubio-es muy divertido, pero podrías sacarle un ojo a alguien.

-No deberías acercarte a mi por detrás-aún estaba algo aturdido-dios San...-sonrió, pero después se sobresaltó, dado que un vampiro apareció de la nada.

Nami llegó a socorrer a su amigo. Y cuando Sanji mató al vampiro, por fin el trío pudo abrazarse.

Tanto Luffy como la pelinaranja obligaron al cazavampiros a ir a ver a Robin. Aunque el rubio no estaba muy convencido.

Los tres estaban parados frente a la puerta.

-Oye, tal vez sea muy tarde, deberíamos volver mañana-dijo Sanji-¿estará enfadada?.

-¿Enfadada?-cuestionó Luffy- ¿solo porque te marcharas abandonando tu puesto, a tus amigos y a tu abuelo y haya pasado las noches preocupada por ti?. Deberíamos quedarnos fuera-sugirió a su amiga.

El rubio llamó al timbre.

Cuando se abrió la puerta, Robin le miraba como si estuviera viendo una alucinación.

-Fíjate, tu vigilado ha regresado-rompió el hielo el chico moreno-justo cuando estabas pensando cambiar de trabajo y hacerte panadera o...secretaria.

-Gracias Luffy- dijo la mujer y sonrió-bienvenido Sanji.

Los chicos entraron y se sentaron en el sofá, con el rubio en medio. Y Robin sentada frente a ellos.

-He llegado hace unas horas-explicaba el cazador-pero he ido a ver a mi abuelo antes.

-Si, claro ¿cómo lo has encontrado?-preguntó la vigilante.

-Bueno, todavía recordaba su dirección.

-Si, ya, quiero decir ¿cómo va todo entre los dos?-no pudo esperar la respuesta, porque la tetera la reclamaba en la cocina.

-¿Dónde has estado?¿te fuiste a Bermudas?-preguntó Luffy.

-¿Y qué iba a hacer yo en Bermudas?

-Creo que la contestación a eso es obvia...ver mudas-rió de su propio chiste.

Robin, feliz, les escuchaba desde la cocina. Todo había vuelto a la normalidad. Volvió a la sala con una bandeja con té y galletas.

-¿Has estado viviendo en una caja de cartón o qué?-siguió el moreno mientras cogía una galleta.

-Es una...larga historia.

-Pues sáltate la parte conmovedora sobre ayudar a los ancianos a salvar la granja y ve directo al grano.

-Tal vez Sanji necesite algo de tiempo para adaptarse antes de ser interrogado sobre sus actividades-dijo Robin.

-Eso mismo.

-Es justo-dijo Luffy- nosotros nos ocuparemos de la caza mientras tú te adaptas. Ya somos unos profesionales.

-Ya lo he visto, parecíais auténticos agentes...-ironizó el rubio.

-Pero hemos mejorado, hemos cazado nueve de diez-dijo Nami orgullosa.

-Han sido seis-aclaró Luffy.

-Seis de diez-corrigió la chica.

-Es igual, aún tenemos algún muerto vivo por ahí.

-¿Ace?

-Ese vampiro sobrepasa nuestras cualidades-dijo apenada Nami- sabemos que vive en un mausoleo del cementerio, pero...

-Tendré que dejarle las cosas claras. Si quiere estar en mi ciudad, deberá acatar ciertas normas. Y yo tendré que volver a mi vida normal, las clases y demás-suspiró.

Llegó la hora de volver a casa. Luffy y Nami se marcharon, pero Robin debía darle algo al rubio. Algo que llevaba tiempo queriendo entregarle.

-¿Y esto?-preguntó Sanji mientras cogía un sobre que le entregaba su vigilante.

-Una carta...de Zoro-el ojo azul le miró con sorpresa y algo de temor-me la dio para ti, si las cosas salían...bueno, como salieron.

No la abrió. No la abrió hasta que no llegó a su casa, cerró con pestillo la puerta de su dormitorio y temblando se sentó en un borde de la cama.

El corazón amenazaba con salírsele del pecho de un momento a otro. Sus dedos apretaban tanto la carta, que había arrugado el sobre.

Lo abrió con lentitud y desdobló el papel que contenía.

     Mi amado Sanji:

 Sé que soy un cobarde por contarte esto a través de una carta, pero para ser francos, no me atrevía a hacerlo cara a cara. Ciertamente, no sabía cómo te lo ibas a tomar, ni quería que cometieras alguna locura que pudiera apartarte de mi lado.

En primer lugar, te pido disculpas. Por mi comportamiento, por las cosas que te he dicho, te he hecho, y quizás después de escribir esto, te haga. Me he visto obligado por las circunstancias. La Orden ha venido y me han mandado matarte, algo que yo jamás osaría hacer voluntariamente. Por eso mi comportamiento, para que me odiaras, y si estás leyendo esto, para que me mataras sin remordimientos.

Te amo Sanji, más de lo que jamás nadie amó a otra persona.

Y aquí va mi explicación...

Antes de que me conocieras Sanji, yo ya te conocía. Lo creas o no. Hace más de cuatrocientos años, tu ya eras el amor de mi vida. Nos amábamos, pero tu eras un humano corriente y La Orden, acabó contigo.

Por siglos vagué añorándote, hasta que la fortuna me sonrió y volví a encontrarte. Tú solo eras un niño. Un adolescente rebelde, que asustado, mataba a sus primeros vampiros en el cementerio. Te seguí a Going Merry cuando te mudaste por meterte en tantos líos, y te seguía allá donde ibas, hasta que me descubriste y me golpeaste en aquel callejón.

La cruz de plata que te regalé, es tuya. Siempre ha sido tuya. Yo solo te la devolví con varios siglos de retraso.

Aún con todo Sanji, no creas ni por un segundo, que mi amor por ti son los restos de un amor antaño vivido. Yo morí contigo el día que te asesinaron delante de mis ojos, y volví a la vida cuando te reencontré. Y has hecho que cada día te ame más y más, algo que nunca pensé posible.

Mi deseo siempre ha sido y será que seas feliz Sanji, aún si yo no estoy en tu vida. Eres fuerte, obstinado y muy luchador. Confío en que llegarás lejos. Pero se precavido. No te alejes de tus amigos ni de tu abuelo, porque ellos te dan la fuerza que necesitas para enfrentarte a los peligros que te deparará este mundo.

Estoy eternamente agradecido por haberte conocido. Porque te hayas cruzado en mi camino y por haberte amado tanto.

Yo solo puedo pensar en ti, mi amor inmortal...siempre tuyo, siempre mío, siempre nuestro.

                                                                                 Zoro

El rubio releyó la carta un par de veces más con los ojos inundados en lágrimas y se quedó dormido.

A la mañana siguiente, al menos el ojo visible, lo tenía hinchado. Dio un mordisco a una tostada untada de mantequilla, más bien por compromiso a su abuelo y se marchó. Era sábado y solo tenía una cosa que hacer aprovechando que era de día.

No fue difícil encontrar el mausoleo que ocupaba Ace. Empujó la pesada puerta y entró. El aire interior era muy frío y húmedo. Un par de antorchas en la pared iluminaban el sitio y había una lápida de piedra en medio de la pequeña sala con la tapa desencajada. También un pequeño sofá color burdeos, en bastante mal estado cerca de un rincón y algunas botellas de licor tiradas en el suelo. En definitiva, Ace era un vampiro de lo más atípico.

-Veo que has vuelto...-la voz del moreno resonó con eco, dado el escaso mobiliario. Por fin se dejó ver, saliendo de dentro de la lápida, que parecía llevar a una planta baja.

-Si, se te acabó la tontería.

-¿De qué hablas?-se encendió un cigarrillo y se lo llevó a los labios.

-De que si vuelves a matar a cualquier humano, te mataré...y sin miramientos.

-No eres el dueño de la ciudad-dijo Ace. Sanji, se acercó a el, le dio un puñetazo en la cara y la colilla cayó al suelo.

-Avisado quedas.

Nami, por su parte, estaba en casa de Robin.

Ambas estaban en el salón, sentadas en el sofá.

-Así que ya Sanji lo sabe todo...

-Supongo que si, anoche le dí la carta.

-Debe haber sido muy duro para él. Después de lo que pasó...saber que no era malo a pesar de todo.

-Creo que lo mejor será no decirle que nosotras lo sabíamos todo. Podría molestarse y mucho.

-Pero Zoro nos pidió que no le dijéramos nada-se excusó Nami.

-Ya...

-Quizás algún hechizo le ayude a superar...

-¿Todavía sigues jugando con eso?-Robin parecía molesta de repente.

-No juego. Hay algunas cosas que consigo hacer. Puedo levitar lápices con la mente, encender la tele...

-Y provocaste un apagón en toda tu calle.

-Eso fue un accidente-la chica más joven se avergonzó.

-Olvídate de la magia Nami.

-No puedo...-se sonrojó-anoche...solo quería que Sanji se sintiera bien, que estuviera a gusto de nuevo y olvidara el porque se marchó de aquí. Hice un pequeño conjuro de voluntad. Solo quería ayudar.

-La magia no siempre es buena aliada Nami. Debes dejar que Sanji lo supere por si mismo.

-Bueno, da igual. No ha dado resultado.

-¿Has visto a Sanji?

-No, pero lo supongo, porque las demás cosas que deseé no se cumplían-dijo afectada.

-Nami, algún día puede que seas una gran bruja, créeme, pero veo que te lo estás tomando muy a la ligera y es peligroso.

-Tu no ves nada-ahora la molesta era la pelinaranja- lo hice por un amigo-añadió y se marchó.

E inexplicablemente, Robin empezó a ver con dificultad.

Luffy abrió la puerta de su casa con lentitud. Llevaba un pijama rojo que le quedaba tres tallas más grande.

-Nami...-dijo en cuanto vio quién había llamado a su puerta. Bostezó y se rascó la cabeza.

-¿Has visto a Sanji?, acabo de estar en su casa pero Zeff me dijo que salió temprano.

-No. Estará con Robin.

-No, vengo de su casa.

-Entonces no sé...tal vez haya ido a ver a Ace para dejarle las cosas claras.

-Odio a ese vampiro-la chica seguía molesta con la morena, y empezaba a pagarlo con todo el mundo- Sanji volvió ayer y lo primero que hace es ir a ver a ese psicópata. Debería estar con nosotros que somos sus amigos.

-Creía que el celoso era yo- Luffy rió.

-No estoy celosa, por mi como si Sanji y Ace se casan-añadió y entró en la casa de su amigo.

En el mausoleo, entonces sucedió algo.

Sanji iba a salir por la puerta, cuando la mano de Ace en su muñeca le detuvo. Al girarse a mirarle, éste había hincado una rodilla en el suelo.

-Sanji ¿quieres casarte conmigo?

-No sé que decir...es tan repentino-dijo un sonrojado rubio.

-Di que si y hazme el hombre más feliz del mundo.

El más joven parecía al borde del llanto-oh Ace, pues claro que si-añadió, se lanzó a sus brazos y se besaron.

Luffy se había vestido más decente y él y su mejor amiga salieron a dar una vuelta.

-¿Vamos al cementerio?, puede que pillemos a Sanji por allí-dijo el moreno.

-¿Y si no está?, Ace nos matará a ambos.

-No lo creo, ya el cazavampiros ha vuelto a la ciudad y además, mira-dijo y señaló al radiante sol que les iluminaba.

El cementerio a plena luz del día no imponía tanto como en la oscuridad de la noche.

Se acercaron a la cripta del vampiro, no se atreverían a entrar, pero pegaron las orejas en la puerta. Y como en la lejanía, les llegaban las reconocibles voces del rubio y el vampiro.

-Hay tanto que decidir-dijo Sanji- la ceremonia, los invitados, el banquete...

-Bueno que quede claro que no nos casaremos por la iglesia-oyeron decir al otro.

Ambos amigos se miraron asustados y abrieron la puerta.

El panorama era de lo más inesperado.

Ace, sentado en el sofá y Sanji, sentado sobre él, le daba cortos besos en el cuello.

-Pues una ceremonia civil en el parque-siguió el rubio y juguetón le mordió el lóbulo de la oreja al otro-bajo los árboles.

-Voy a comerme esos labios-dijo Ace, que iba a besar al otro.

-¡Por favor no!-el gritó de Luffy resonó más fuerte por el eco.

Nami estaba violácea, como si fuera a vomitar.

-¿Qué hacéis?-siguió el moreno.

Por fin pareció que la pareja había reparado en su presencia-¡chicos!-dijo Sanji contento- Ace y yo vamos a casarnos, estábamos hablando de los preparativos, porque queremos que sea cuanto antes.

-¿Casaros?¿cómo?¿qué?¿cómo?-Luffy dio varios pasos hacia atrás, como intentando escapar de aquella pesadilla.

-¡Sanji!¿te has vuelto loco?, es Ace- Nami seguía asqueada.

-¡Nami!-chilló Luffy entonces-¡esto es culpa tuya!, dijiste que por ti como si se casaban ¿qué has hecho?.

Ella cayó en la cuenta-mi hechizo de la voluntad...pero no funcionaba.

-¿Hechizo?¿de qué estáis hablando?, yo no estoy bajo ningún hechizo-dijo Sanji molesto.

-No, claro, te casas con Ace porque estáis hechos el uno para el otro-dijo Luffy con sarcasmo.

-Tachado de la lista de invitados-dijo el vampiro.

-Maldita sea...Robin tenía razón. Tengo que ir a verla y que me ayude a encontrar el contrahechizo.

Fueron a la casa de la vigilante, pero ésta fue incapaz de abrirles la puerta. Estaba completamente ciega.

Nami rebuscó entre los libros, y por fin encontró lo que debía recitar para que todo volviera a la normalidad.

En el sillón de la cripta, Sanji y Ace seguían con sus arrumacos y besos. Hasta que por fin, las aguas volvieron a su cauce.

El rubio y el moreno se estaban besando, cuando de sopetón se detuvieron.

Sanji dio tal respingo que cayó al suelo, dándose un buen golpe en el trasero. Ace lo miraba con los ojos desencajados.

-Ugh- el rubio se llevó las manos a la boca tratando de limpiársela y salió corriendo del lugar.

-Puaj- dijo Ace, que pasaba la lengua por la manga de su abrigo-maldito cazavampiros.

Nami se pasó una semana haciéndoles galletas con trocitos de chocolate a Robin y a Sanji por la culpabilidad que le invadía. Robin, que ese curso no sería bibliotecaria, decidió alquilar un local y montar una tienda de artículos de magia. Una noche, cuando el rubio llegó a casa, se encontró a su abuelo en el suelo de la cocina. Tras hacerle varias pruebas en el hospital, pudo volver a casa pero debía mantenerlo entre algodones. Y Ace se había tenido que pasar a la dieta animal, alimentándose de sangre de las carnicerías y se escapaba al vertedero en busca de cosas con las que decorar su 'vivienda'. Pero por lo general, todo era normal en Going Merry, al menos todo lo normal que se podía.

Era tal el desprecio que Ace sentía por Sanji, que se había agenciado incluso un maniquí de hombre y lo había hecho parecerse al rubio, solo para desahogarse dándole palizas. Sanji se pasaba de vez en cuando por su cripta para controlarle y porque no, también para darle algún que otro golpe que le  mantuviera a raya.

Aunque lo que Ace creía que era odio...

Sanji fue a verlo como de costumbre. Dio dos fuertes golpes en la puerta y entró sin la menor dificultad. Ace ya le estaba esperando sentado en el sofá, y se levantó a recibirle-has tardado ¿has estado en la peluquería?-le dijo mofándose.

-Solo vengo a comprobar que tu vida sigue siendo una miseria-dijo y sacó una estaca que llevaba escondida en la parte trasera del pantalón. Con lentitud y la estaca en alto, se acercó al moreno-eres un asesino, tendría que matarte y librarme de ti.

-Pues venga- Ace le miraba con furia en los ojos-hazlo de una vez-el rubio parecía consternado de pronto.

-¿Qué?

-Acaba con mi tormento. El verte todos los días, en todas partes, a cada sitio que voy. Elimíname de una vez del mundo en que tú estás-sentenció, se quitó la camisa y la tiró al suelo. Dejando su pálido torso al descubierto- mátame.

Sanji se lanzó, pero detuvo la estaca a escasos centímetros del pecho del otro. Ace, sin pensarlo, cogió al más joven de los hombros, lo atrajo más hacia si, y le besó con fuerza.

Tras unos segundos, el rubio se apartó y se llevó una mano a los labios. Sorprendido por lo que acababa de ocurrir. Ace también parecía confuso.

Pero Sanji volvió ha acercarse a él, lentamente. Situó las manos en la nuca del vampiro y lo besó de nuevo, con pasión.

-Ace...te deseo-dijo el rubio al tiempo que el otro besaba salvajemente su cuello.

-Sanji te quiero...

Ace abrió los ojos sobresaltado. Estaba en su cama. Todo había sido un sueño.

-Que horror-dijo para si mismo-por favor...no.

Continuará....

Notas finales:

Gracias por los comentarios!!

Hasta el próximo


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).