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La eternidad para encontrarte por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

Definitivamente, con este fic escribo más que nunca jajaja mi capítulo más largo hasta la fecha en cualquiera de mis fics XD y anda que si se nota.

Amor

Sanji salió de caza a altas horas de la noche. La víctima, un robusto vampiro con aspecto de motero al que mató en los alrededores de una fábrica. Y antes de marcharse, en el suelo encontró una pequeña esfera que irradiaba una brillante luz ámbar.

A la mañana siguiente, era la inauguración de la Magic Ohara, la tienda esotérica de Robin. Todos evidentemente, debían ir para apoyarle. El rubio fue el primero en llegar, pero la única persona que había en el local, era su vigilante.  La morena llevaba una túnica violeta de maga, además de un sombrero picudo a juego.

En cuanto vio llegar a su cazavampiros, se quitó ambas prendas, quedando con su ropa normal. Decepcionada.

-La tienda ha quedado genial-dijo Sanji echando un vistazo alrededor-¿cuándo abres al público?

-Desde las nueve de ésta mañana. No pasa nada, éste sitio me da buenas vibraciones. La magia tiene un mercado pequeño, pero...en fin, ya veremos. Going Merry...monstruos, oferta y demanda, dentro de poco la cola llegará a la esquina.

-Si, ganarás mucho. Te harás rica-dijo el chico mirándose la mano.

-Te noto distraído....

-Es que mi abuelo sigue enfermo y no se sabe qué tiene.

-¿Está recibiendo atención médica?

-Si, tenemos un equipo de especialistas trabajando las veinticuatro horas del día, pero nada.

-Lo siento, aunque ya sabes que tiempo y paciencia son las dos cosas que...

La campanita que había sobre la puerta de la entrada resonó, y vieron llegar a Nami.

-Robin ¿y tu sombrero y tu capa?-dijo ella feliz.

-Aprovecharé que estás aquí y os comunico que tengo que enseñaros una cosa a las dos-del bolsillo interior de su chaqueta, el rubio sacó la esfera que había encontrado la noche anterior-me interesa vuestra opinión ¿qué es esto?

Nami se acercó y Robin se colocó sus gafas.

-Parece algo paranormal-dijo la mujer.

-¿Por qué lo dices?-cuestionó la pelinaranja.

-Porque brilla mucho.

-Lo encontré patrullando.

-Déjamela, investigaré y te avisaré si descubro algo-dijo Robin.

Ya por la noche, Sanji recibió una llamada telefónica de su vigilante.

-Sanji- la mujer debía hablar alto, porque al parecer, la tienda se había llenado de clientes-hemos descubierto más de lo que esperábamos acerca de la bola. Se llama Miedo de Dagon y tiene una antigüedad de muchos siglos.

-¿Para qué sirve?

-Es un artilugio protector. Utilizado para ahuyentar al mal primigenio.

-¿Y sabes qué aspecto toma ese mal?

-Desgraciadamente no. Ahí la información se vuelve vaga. Todo lo que hemos sido capaces de descubrir de momento, es que el Miedo de Dagon fue creada para repeler a lo innombrable.

-Voy a ir a la fábrica donde la encontré. Quien la dejara allí, tiene la respuesta.

-Sanji, ten cuidado. Lo innombrable son objetos dignos de gran adoración o de gran temor. O ambas cosas-añadió antes de que el rubio le colgara.

En cuanto puso un pie fuera, se sintió extraño, como si alguien le estuviera observando. Y detrás de un árbol frente a su casa, lo encontró y lo sacó de su escondite.

Ace.

Éste llevaba una colilla a medio fumar en los labios.

-Ace...

-Hola Sanji-dijo nervioso y tiró el cigarrillo.

El rubio suspiró-no te tomes esto a mal-dijo y le pegó al otro un puñetazo en la nariz-¿qué haces aquí?

-Pues...

-En cinco palabras o menos-sentenció.

-Dando un pequeño paseo capullo-dijo mientras iba enumerando cada palabra con los dedos.

-Por la noche y cerca de mi casa...nadie tiene tiempo para eso.

-Porque tu lo digas. Dejando las percepciones subjetivas a un lado, resulta que tu casa se encuentra entre unas...partes y otras partes de esta ciudad. Pasaría por aquí durante el día, pero no me apetece acabar convertido en llamas.

Por fin parecía convencido-muy bien, puedes irte, no te haré nada.

-Un momento-el vampiro le detuvo y el chico le miró con los brazos en jarras-¿es que no me vas a matar?, uhhh. Otra vez con tus típicas amenazas de cara a la galería. Eres tan original. Casualmente pasaba por aquí, ¿satisfecho?. Si, espero que lo estés-hizo como que se iba, pero volvió a encarar al otro-porque necesitas alguna satisfacción en la vida aparte de defender tu territorio-añadió señalando la casa del rubio-y...y nunca me has gustado nada...y tienes un pelo ridículo-se dio media vuelta y se fue.

Sanji, confuso, miró al suelo. Justo donde había encontrado al vampiro escondido, y vio que habían unas diez colillas fumadas. Como si el que las fumó, hubiera pasado allí un tiempo considerable.

Lo ignoró y fue a la fábrica. Anduvo por ella hasta que encontró a un hombre en bastante mal estado y sentado en una silla. Parecía un monje. Le desató las manos atadas en la espalda.

-Hola ¿es tuyo el Miedo de Dagon?, tranquilo, soy más fuerte de lo que parezco-ahora trataba de desatarle los pies, y a su espalda, una mujer, de largos cabellos rosados, tres piercings bajo el ojo derecho, voluminosos pechos, alta y delgada, se acercaba-tengo experiencia en estas situaciones y sobretodo, no soy estúpido-dijo al tiempo que se encaraba con la mujer y con fuerza la agarraba del cuello.

La mujer se soltó del agarre con facilidad y le dio un puñetazo en la cara tan fuerte, que lo lanzó contra una pared en la otra punta de la habitación. Incluso rompiéndola.

Sanji, estupefacto y adolorido se levantó del suelo-¿estás seguro de lo último?-preguntó la mujer, altiva.

En la tienda de magia, Robin y Nami estaban cansadísimas, sentadas en un par de sillas. Cuando la última clienta se marchó.

-Por favor, que alguien arranque esa dichosa campanita de la puerta-dijo la mujer agotada.

-¿Hay que moverse para eso?-preguntó Nami en las mismas condiciones-porque no me noto los pies.

-Se han acabado las bolas de cristal, se han puesto de moda- Luffy estaba en el mostrador, alrededor de la caja registradora. Parecía que estuviera contando el dinero-haremos un pedido y subiremos el diez por ciento. Mejor un quince.

-Luffy...¿te interesa un trabajo a media jornada?-cuestionó la vigilante.

-Claro.

-Bien, hablaremos de la tienda mañana.

-De acuerdo...jefa.

La pelea seguía, y Sanji llevaba las de perder. Aquella mujer era endemoniadamente fuerte. Las paredes estaban ya llenas de grietas de tantas veces que lo había lanzado contra ellas.

Ella le agarró por el cuello-me he dado cuenta de que tienes superpoderes. Eso me gusta, ¿sabes volar?-añadió y volvió a lanzarlo por los aires.

Estaba claro que no podía con ella. Cogió al monje y se lanzó con el por una ventana.

-¡Eh deja a mi querido monje!¡tiene mi llave!-fue lo último que oyó decir a la mujer, que acto seguido, quedó sepultada por el edificio.

El monje apenas y podía caminar, a pesar de que Sanji cargaba con él cuanto le era posible. Así que no pudieron llegar muy lejos. Cerca de una valla, se dejó caer.

El hombre miró a Sanji por primera vez en toda la noche y sus ojos adquirieron un brillo especial-mi viaje ha concluido...-dijo con voz rasgada. Sangraba por varias heridas y su ropa estaba hecha jirones.

-Ni pensarlo, tienes que seguir andando- Sanji intentó alzarlo, pero el otro se lo impidió.

-La llave...tienes que tener cuidado, no puedes dejar que se apodere de ti. Si lo descubre...

-Vale, la llave, encontraremos esa dichosa llave, pero tenemos que salir de aquí.

-Muchos más morirán. Debes estar a salvo.

-¿Qué?

-Tú eres la llave.

-¿La llave de qué?

-De un pórtico...mis hermanos y yo te convertimos en la llave, está en tu interior, es energía mística. Para que estuviera a salvo. Pero la abominación nos encontró-dijo refiriéndose a la mujer que habían dejado en la fábrica-eres fuerte, nadie puede hacerte daño, salvo ella. No dejes que sepa lo que eres o irá a por ti...-fue lo último que dijo antes de morir.

Evidentemente, se lo contó a Robin en el salón de su casa.

-No sé qué decir-dijo la mujer que llevaba puesto un camisón y una bata de seda.

-Yo tampoco.

-¿Se lo dirás a los otros?

-No, cuanta menos gente lo sepa, mejor.

-Pero si eres una llave ¿qué se supone que abres?

-No lo sé. Él dijo un pórtico.

-¿Un pórtico a dónde?

-No lo sé. Pero sé que esa chiflada peligrosa me quiere. Obviamente no sabía que esa llave era yo...no quiero imaginar lo que podría hacer si lo descubre.

-Tenemos que averiguar quién es esa mujer. Si viene a por ti...

-Vendrá. Pero para ella yo debo ser solo el cazavampiros.

Sanji volvió a su casa. En la planta de arriba había luz, y se encontró a su abuelo en el dormitorio, preparando una pequeña maleta.

-¿Adonde vas?-preguntó en el umbral de la puerta.

-Confiaba en poder superarlo, pero...el no es nada que he soportado últimamente, puede que si sea algo.

-¿Y qué es?

-Voy a pasar la noche en el hospital, en observación. Me harán un escáner- Sanji puso cara de pánico y su abuelo intentó calmarlo-solo será una noche y me han dicho que aunque encuentren algo no estará muy avanzado si no lo han visto antes. No va a pasarme nada.

-Estoy seguro-dijo el rubio reuniendo fuerzas de donde podía, para no echarse a llorar como un bebé frente a su abuelo.

Bajó a la cocina y salió por la puerta trasera. Sentándose en el porche con ambas piernas encogidas y abrazadas. Empezó a llorar, procurando no hacer demasiado ruido.

De entre los arbustos, apareció Ace.

-¿A qué vienes ahora?-preguntó el rubio alzando el rostro, puesto que le había escuchado llegar.

-¿Qué pasa?-dijo al percatarse de las lágrimas en la mejilla del otro.

-No quiero hablar de ello.

-¿Puedo yo hacer algo?-silencio. Por lo que se sentó a su lado guardando una prudente distancia y le dio un par de suaves palmaditas en la espalda a modo de consuelo.

Y se quedaron allí. Sin decir una palabra más.

Tocaba pasar el día entero en el hospital. En la sala de espera, hasta que terminaran de examinar a su abuelo. Luffy había ido en busca de donuts y café para desayunar, y de paso, fue a casa de Sanji a buscar un par de prendas de ropa por si al rubio le tocaba pasar la noche junto a Zeff. Pero al llegar a su casa, la puerta estaba entreabierta.

Entró. En el suelo había una mullida manta verde, al pie de las escaleras. Escuchó un ruido en el piso de arriba y subió silencioso.

En el dormitorio de Sanji vio al intruso. Ace. Al que pilló oliendo una camisa del cazavampiros y ni se percató de su presencia.

-¿Qué haces tú aquí?-preguntó sacando al otro de su ensimismamiento.

Ace se giró y trataba de esconder la camisa tras su espalda-¿quién?¿yo?, estaba...¿y tú qué haces aquí?

-Buscar ropa del chico que te matará si se entera de que has estado en su habitación.

-¿Ah si?, pues...yo también.

-¿Buscabas ropa de Sanji?

-No.

-Estabas oliendo su camisa.

-No...bueno si, si. Es verdad. Es un hábito normal depredador. Conocer el olor del enemigo para abrir el apetito. Si-hizo un ovillo la camisa y volvió a llevársela a la nariz-que olor, el almizcle del cazador es amargo y perjudicial-añadió fingiendo rabia y sin apartarla de sus fosas nasales. Hasta que Luffy se la arrancó de las manos.

-Fuera-dijo a la vez que lo cogía de la solapa del abrigo y lo arrastraba fuera de la habitación. Pero Ace aprovechó y cogió una camisa celeste que reposaba sobre una mesita junto a la puerta.

-Estás dañando el cuero-se quejaba el vampiro mientras bajaban las escaleras-oye, al cazador no le importará que haya estado aquí-dijo ya en el recibidor.

-Ya ¿qué importancia tiene el olfateo de ropa entre enemigos?

-No somos enemigos. Hemos trabajado juntos.

-Es que sois amigos íntimos ¿verdad?-Luffy se cruzó de brazos ante semejante estupidez.

-Si.

-Muy bueno-fingió reír-cuéntame otro.

-A ver qué te parece éste. Ha recurrido a los conjuros de su amiguita para rehuir a los vampiros de su casa ¿sabes por qué no ha borrado nunca mi nombre de la lista de invitados?

-Porque eres inofensivo. Le tienes miedo y mientras él ande por aquí, no harás daño ni a una mosca.

-Oh si, claro. Supongo que será por eso. Al menos yo tengo una actitud ¿pero tú qué tienes?¿una mirada penetrante?. Entérate mocoso, Sanji tiene un tipo y tu no encajas en el. Le gustamos los peligrosos, los duros. No significa que no le gustes, pero lo siento, no eres lo bastante sombrío.

-¿Le gustamos?¿acabas de decir le gustamos?-abrió la puerta enfadado y le empujó a plena luz del día, con la efímera protección de techo del porche-entérate tú, no permitiré que otro chupasangre se acerque a Sanji. No sabes nada de él, nada. Yo sé lo que necesita.

-¡Déjame entrar cabrón, me estoy quemando!

Luffy le lanzó la manta. Cerrando después con un portazo.

Encuentran una sombra en el cerebro de Zeff y van a operarle esa misma tarde para saber lo que es. Mientras, Nami y Robin siguen intentando averiguar quien es la mujer que atacó al rubio, pero es complicado porque no saben qué o quién es.

Su abuelo resulta que tiene un tumor cerebral. Y eso a Sanji le hace polvo.  Ni duda cabe, que no se separaría de él, y los que debían salir de caza serían sus amigos. Por la noche, aprovechando que su abuelo duerme, Sanji va a su casa a asearse. Pero al entrar, pilla a Ace saliendo de su sótano.

-Ace.

-Si...oye, ¿has oído un ruido?

-¿Qué estás haciendo tú en mi casa?

-Bueno...no tengo escapatoria.-admitió-tu sótano está lleno de basura, y yo necesito basura para mi cripta.

-¿Me estabas robando?

-Pues si, no puedo ponerme a trabajar en una heladería-dijo mientras se guardaba algo en el bolsillo con disimulo.

-Eh ¿son fotografías mías?

-¿El qué?

-Lo que te acabas de guardar en el bolsillo.

-Es mi tabaco-dijo sacando una cajetilla casi vacía y enseñándosela al rubio.

-Fuera de mi casa-decidió pasar del invitado no deseado y subir a su dormitorio.

-Tsk como si yo quisiera estar aquí. Solo vengo porque es la única en la que puedo entrar.

-Me da igual Ace, haz lo que quieras-dijo desganado.

-¿Cómo está Zeff?-preguntó al pie de las escaleras deteniendo los pasos del otro.

-Se muere y yo no puedo evitarlo.

Llega el momento. A su abuelo le operan para extirparle el tumor por fin. Y afortunadamente, y tras lo que parecían interminables horas, todo sale bien. Zeff debe quedarse en recuperación en el hospital, pero Sanji va a casa a dormir.

En mitad de la noche, cierto vampiro se cuela en su habitación por la ventana.

-Cada vez que apareces así, pones en peligro tus partes ¿lo sabías?-Sanji se enfadó por la intromisión. El único vampiro que tenía derecho a colarse por su ventana y despertarlo era Zoro.

-He venido por una buena razón-apenas podía ver la cara del vampiro en las sombras de la noche-y como siempre con el fin de ayudarte ¿estás desnudo?-la voz se le quebró al hacer la pregunta.

El rubio estaba en ropa interior, pero solo se le veía el torso desnudo puesto que lo demás estaba tapado con la manta.

-Vete.

-No, enserio, no pregunto si estás desnudo, sino...

-Desaparece o te convierto en eunuco-su enfado aumentaba por momentos.

-Quiero enseñarte una cosa.

-¿Qué?

-Algo que tienes que ver y erradicar. Date prisa si quieres llegar a tiempo- Sanji finalmente aceptaba su propuesta y le hizo un gesto con la mirada para que se diera la vuelta-por favor...-rió-como si me importara-se giró, pero estaba claro que se moría por volverse y ver al otro.

El rubio se vistió y salió con el vampiro. Resulta que lo que Ace quería mostrarle era un nido de vampiros al que la gente iba a dejarse morder por simple placer. Obviamente, acabó con todos los vampiros y expulsó a los humanos que a sus ojos, estaban enfermos por dejarse hacer algo así.

Por la mañana, fue el vampiro moreno el que recibió visita. Luffy.

-Ya sé lo que hiciste anoche, bravo-dijo el chico aplaudiendo nada más entrar por la puerta-no creas que no sé lo que te pasa. Llevarle a un sitio donde matar a los tuyos...¿estás de nuestra parte ahora?. Aléjate de él.

Ace estaba sentado en su sillón, con una botella de vino en la mano y le miraba serio.

Se empezó a reír- pobrecito. Estás acojonado ¿eh?. Te aterra que me pueda poner tu chico...bueno, el chico de Zoro.

-¿Eso es verdad?¿te pone?-la cosa se había puesto tensa. Luffy se acercó al vampiro y se cruzó de brazos.

-Bueno...si. Ese no es tu problema. Aunque yo no estuviera en la película, no podrías retenerlo. No eres su novio.

-Cierra la boca.

-Ese chico necesita que su hombre sea un monstruo y esa no es tu naturaleza. Por muy perverso que intentes volverte-añadió y dio un sorbo a la botella.

-¿Crees que tienes posibilidades con él?

-No, pero tengo derecho a intentarlo. Por si acaso. Zoro ya no está...y dudo que vuelva a reclamar lo que era suyo.

-No te dejará tocarle. Sanji te detesta-el vampiro le lanzó la botella para que bebiera y el chico se sentó en la lápida de piedra y bebió.

-Algunas veces te envidio tanto que me asfixio-dijo Ace mirándole-y otras pienso que mi posición es mejor. Estar cerca de él y no poseerlo...estar solo incluso cuando lo abrazas...sentirlo cerca de ti...su olor...No, tu posición es mejor.

-Si...yo soy el afortunado, al que nunca verá como a él- Luffy volvió a beber-nunca nos verá como a él-añadió y lanzó la botella a su legítimo dueño.

Las cosas parecían volver a la calma en cuanto a su familia, puesto que a su abuelo le dieron el alta y volvió a casa. Así que Sanji se unió a sus amigos en la búsqueda de información sobre la mujer misteriosa. Habían convertido la tienda de magia en su centro de investigación. Tenían libros por todas partes y echaban una mano a Robin cuando los clientes eran más de la cuenta.

Tras innumerables libros y más información irrelevante de la que podían asimilar. Decidió volver a casa. Pero en lugar de encontrarse con su abuelo, se encontró a la pelirrosa.

-¿Un día duro pequeño?-la mujer estaba en el salón de su casa, tranquila.

El rubio se asustó, porque no la esperaba.

-Así que...aquí es donde el cazador come-dijo paseándose por la sala-duerme y ve la televisión. Adorable estampa-dijo cogiendo una foto del chico con su abuelo-no la soporto-volvió a ponerla en su sitio y se sentó en el sofá-personalmente, necesito más espacio, pero para ti es estupendo. Es pintoresco y...-el rubio iba a golpearla con el atizador de la chimenea, pero la mujer se percató- Sanji...si quisiera pelear lo sabrías, porque estarías muerto. Así que se buen niño-rió y le quitó el objeto de las manos sin resistencia.

-¿Qué es lo que quieres?

-La llave-dijo como si fuera lo más obvio del mundo-¿para qué crees que he venido?, tú sabes donde está. Estoy segura.

-Me alegro por ti.

-Si sigues con vida es por esa razón. En el mundo de los vampiros eres un pequeño rey, pero para mi, eres un insecto. Tendrías que arrodillarte y adorarme. Pero no, te parece maravilloso tener la fuerza de un cazador, ser más fuerte que los humanos. Yo podría quitarte la vida con la facilidad con la que me corto una uña, pero necesito la llave. Mataré a tu abuelo, y a tus amigos, y te obligaré a presenciarlo-sentenció con frialdad-dame la llave. Si no la tienes, sabes dónde está-se levantó y se puso frente a el-esta es la única vez que voy a pedírtelo. La próxima vez, alguien a quien amas morirá horriblemente. No puedes vencerme. No puedes frenarme-añadió y se fue.

-¿Quién es esa?-preguntó su abuelo, apareciendo por una puerta contigua.

-Haz el equipaje-dijo Sanji sin titubeos.

Ace estaba en su cripta durmiendo sobre la fría lápida de piedra, cuando sobresaltado se despertó. Sanji estaba de pie, cerca. Real. El vampiro se levantó de un brinco.

-Oh, es el cazador-dijo con fingida sorpresa-me había preocupado-entonces vio que no estaba solo. Zeff permanecía inmóvil junto a la puerta-¿a qué se debe la visita familiar?

-Necesito tu ayuda-el rubio se acercó a el y habló en voz baja.

-Genial y yo tu dinerito.

-Hablo enserio. Tienes que cuidar de él-se refería a su abuelo.

-Bueno, me parece una gran responsabilidad así de golpe y porrazo. ¿Qué pasa cazador?¿no estás al cien por cien?

-Dame una respuesta ahora. Si o no. Eres la única persona que puede protegerlo.

-De acuerdo-no tenía que pensarlo demasiado-señor, adelante-le dijo a Zeff- hay sangre fresca en la nevera.

-¿Quieres decir sangre de verdad?-el hombre estaba impresionado, pero no parecía tener miedo-me parece algo asqueroso.

-Volveré pronto. No salgas de aquí-dijo el rubio a su abuelo y volvió a donde estaba el moreno-voy a hacerte una advertencia...

-Ya, ya. Si le ocurre algo te clavaré una estaca en el corazón-dijo intentando imitar la voz del otro- lánzame otra amenaza de vez en cuando. Esa ya está gastada.

Sanji se fue y se produjo un silencio incómodo, que Zeff rompió.

-Me encanta...como ha decorado este sitio.

-No rompa nada, y no haga mucho ruido. Van a emitir Pasiones-volvió a su sofá y encendió la tele.

-¿Pasiones?, me enganché en el hospital-el anciano parecía emocionado y se acercó al vampiro-¿cree que Tina ha muerto realmente?

-No, no. Seguro que es una broma. No puede morir, es un encanto de chica.

Y ambos se quedaron viendo la televisión como si nada.

Volvió a la tienda. Siguieron leyendo un libro tras otro. Hasta que, en uno de sendas páginas, Sanji dio con la misteriosa mujer. Jewelry Bonney. No se trataba de un demonio cualquiera. Se trataba de una diosa.

Con todo el lío, eran conscientes de que se acercaba el cumpleaños del cazavampiros, y sus amigos quieren hacerle una fiesta. Pero el rubio no está de acuerdo.

Sigue dándole vueltas al asunto de la diosa asesina.

-Lo que necesitas es una fiesta por tu cumpleaños- Nami no se daba por vencida-con regalos, sombreros extravagantes y velas de esas que no se apagan. Espera...a mi esas velas me daban miedo...¡No se cumplen dieciocho años todos los días!

-Yo no creo que éste sea el mejor momento para romper una piñata. Tengo a Ace al cuidado de mi abuelo y esa Jewelry anda por quién sabe donde. Necesitamos concentrarnos si queremos frenarla.

-Nos estamos enfrentando a un dios-dijo Luffy-un dios más poderoso que tu.

-Bueno, ya sabéis lo que dicen, cuanto más grandes son...

-Antes acaban contigo-el moreno interrumpió a su mejor amiga.

-Tienes razón, yo le he lanzado todas mis armas y no ha servido de nada.

-Entonces tendremos que encontrar armas más pesadas-sugirió Nami.

-Eso puede suponer cierta dificultad-por fin Robin participaba en la conversación-según lo que pone en este libro, Jewelry y dos de sus compañeros dioses del infierno, desarrollaron una de las dimensiones demoníacas más desagradables.

-¿Hay más de una?-preguntó Luffy.

-Hay miles de dimensiones demoníacas, todas diferentes-dijo la vigilante-todas presionando las fronteras de nuestra realidad para intentar entrar.

-Supongo que Jewelry encontró una-dijo Sanji- la cuestión es ¿por qué?

-Procede de una dimensión de inefable tormento-dijo Robin que sostenía el libro en sus manos-ella, junto con otras dos deidades demoníacas reinaban esa dimensión, pero el poder de la bestia aumentó más de lo que los otros dos pudieron imaginar, así como su codicia por el dolor y la fricción. Entiéndase Jewelry. Y cuando vieron en qué se convirtió, temblaron. Temieron que se quedase con su dimensión para ella sola, así que atacaron primero. Una gran batalla tuvo lugar, y al final ellos vencieron. Ella fue expulsada, y descendió a este plano inferior de existencia.  Al parecer, además, su cuerpo está conectado con el de otro ser humano mortal, pero se desconoce su apariencia física.

-Muy bien, ya sabemos de donde viene Jewelry- puntualizó el rubio-¿pero qué sabemos de ella?, sabemos que es poderosa, pero no ha producido haces de luz ni explosiones de fuego. ¿Un dios es capaz de hacer todo eso?

-Normalmente si, pero el tener forma humana debe limitar enormemente sus poderes en nuestro universo. Lo único que debe preocuparnos ahora mismo es que es inmortal, invulnerable y demente-dijo la mujer morena.

-¿Una loca diosa del infierno?-dijo Luffy- caramba, esto va de mal en peor.

-Lo que sí he deducido, es que el vivir en este mundo está afectando también seriamente su estado mental-continuó Robin- solo ha sido capaz de mantener su mente intacta extrayendo energía de nosotros, bueno, del cerebro humano. Por eso absorbe los cerebros de la gente. Algo la desequilibra y eso la ayuda.

-Puaj...chupadora de cerebros-dijo el chico.

-Ella absorbe las energías que convierten la mente humana en una unidad cohesionada. Una vez drenada lo único que deja detrás es...

-Gente loca-interrumpió Sanji.

-Y a eso se debe que haya habido un aumento sensible de personas mentalmente inestables aquí, en Going Merry- la mujer se estaba sirviendo un café.

-Hay que encontrar la forma de frenarla- Sanji se levantó de la silla donde estaba sentado y empezó a andar por la tienda.

-Puedo ensayar algunos conjuros tácticos-dijo Nami.

-Eso es una estrategia a largo plazo-dijo Luffy- pero ¿qué me decís de la llave que está buscando?

-Si- Nami lo secundó-¿no deberíamos encontrarla antes de que lo haga ella?

-No creo que eso deba preocuparnos ahora mismo-dijo el rubio nervioso de repente.

-Pero sea lo que sea lo que Jewelry planea abrir con la llave, estoy segura de que no estará lleno de flores y caramelos-siguió la pelinaranja.

-¿Y por dónde empezamos?-los dos amigos seguían con el tema, y Robin lanzó una mirada a Sanji-¿quién la ha visto por última vez?

-Nosotros-dijo entonces el cazador- Robin y yo sabemos dónde está.

-¿Cómo?-Luffy se había molestado claramente.

-¿Lo sabéis y no nos lo habéis dicho?-Nami parecía dolida.

-Había motivos-dijo Robin.

-Si Jewelry se hubiera enterado de que sabíais dónde estaba...yo no quería haceros correr ese riesgo.

-¿En oposición a los riesgos que corremos habitualmente?-ironizó el moreno.

-Deberíais haber dicho algo-la chica estaba triste.

-Bueno, es que...-el rubio asintió-si. Ya es hora...-miró a su vigilante, como esperando una aprobación silenciosa-van a arriesgar sus vidas, merecen saberlo-miró a sus amigos-soy yo.

Noche de cumpleaños. En casa del cazavampiros le hicieron una pequeña fiesta. Solo sus amigos, su abuelo y Ace. Había muchísimos regalos, cosa que al rubio entusiasmó. Cuando la celebración se terminó, todos se marcharon, salvo el vampiro y obviamente Zeff, que se fue a dormir.

-Ten-dijo Ace al rubio que terminaba de recoger algunos platos plásticos con restos de pastel. Le estaba extendiendo una caja de bombones, con un llamativo lazo rojo adornándola.

-¿Están envenenados?, que sutil.

-No lo están-eso le molestó-los compré para ti. Por tu cumpleaños...es lo que se hace normalmente ¿no?

-Gracias-dijo cogiendo la caja para que el otro se callara.

-Vale, y ya que estoy trabajando como guardaespaldas de tu abuelo...creo que me merezco saber, qué o quién te tiene tan preocupado.

-Una diosa a la que me es imposible detener.

-¿Una diosa?¿en esta dimensión?-la cara le cambió.

-Busca una llave...no sabemos para que.

-¿Una llave?

-Soy yo...-no sabía por qué confiaba en aquel vampiro. Tal vez, porque como le había dicho antes, protegía a su abuelo cuando él no estaba a su lado. Y en cierto modo, formaba parte de su equipo.

-¿Tú?...eso...suena peligroso-sintió terror de pronto.

Sanji se sentó en el sillón. Dejó caer la bolsa de basura que tenía en las manos y suspiró cansado-no puedo evitar pensar...en que si no descubro como acabar con esa...cosa...ella me va a matar.

-Eres un héroe. Lo descubrirás. Los héroes siempre salvan el día.

Otro día más.

Un tren llega a la ciudad, y el revisor, preocupado porque nadie se baja, entra. Y descubre que todos los pasajeros están muertos y con heridas punzantes en el cuello.

Zeff leía la noticia en el periódico de la mañana, cuando su nieto entró ofuscado en la cocina.

-Abuelo ¿dónde está mi camisa celeste?¿la que le falta el botón de abajo?, no la habrás tirado, sabes que es mi favorita.

-Sanji, estará en tu armario, si no lo tuvieras todo manga por hombro no...

-No está, lo he sacado todo y nada...¿dónde está?

-Creo que te debería preocupar más esto-dijo su abuelo pasándole el periódico.

-Vampiros...

Después de las clases y de entrenar, Sanji fue con Luffy a investigar la escena del crimen. El tren.

Mientras el rubio analizaba con cuidado cada detalle de los vagones, Luffy, sin soltar una linterna que sostenía, empezó a hablarle.

-Oye San, ¿qué te parece Ace?

-Es odioso ¿por?-el chico seguía a lo suyo y respondió sin pensarlo si quiera.

-Es que hay algo que deberías saber...Ace está loco por ti.

Sanji dejó de hacer lo que estaba haciendo y le miró esperando una carcajada. Que no llegaba.

-¿De qué estás hablando?

-Ace está enamorado de ti.

-No bromees con eso Luffy.

-Ojalá bromease. Él me lo confirmó.

-¡No bromees con eso Luffy!- repitió cada vez mas enfadado.

-Es cierto, fíjate en como se comporta últimamente...

-¿Es enserio?

-Me temo que si.

-Pe...pero...-se puso pálido y tuvo que sentarse en uno de los asientos del vagón.

-¿Cabría la posibilidad de que él a ti...?

-¡No!¡claro que no!¿crees que soy idiota?...a ver...sé que tiene una extraña fijación conmigo...aunque suponía que era porque me odiaba a muerte-miró alrededor-aquí no hay nada, vámonos.

Cuando el rubio volvió a casa, escuchó la voz de su abuelo procedente de la cocina y parecía estar hablando animadamente con alguien.

Al llegar, vio a su abuelo de pie, preparando algo en los fogones, y a Ace sentado sobre la encimera escuchando lo que Zeff le estaba contando.

-Oh, Sanji-dijo su abuelo al verlo aparecer-estoy haciendo la cena.

Ace le miró, serio.

-¿Y Ace ha decidido quedarse un rato?-después de lo que le había contado su amigo, le disgustaba más aún la presencia del vampiro.

-Me he puesto a hablar del restaurante y...lo entretuve.

-Te buscaba, tengo que hablarte-dijo Ace y bajó al suelo.

-¿Sobre qué?-el rubio estaba a la defensiva.

El moreno anduvo hasta el salón y el otro le siguió-tengo cierta información que quizá te interese.

-Lo siento, no tengo pasta. ¿Por qué no sableas a Robin?, sablea...a Robin.

-Tengo una pista sobre quién mató a esa gente del tren.

-Sigue.

-Tampoco es nada seguro. Hay dos vampiros en un almacén del centro. Venga ¿a qué esperas?, coge un abrigo y las estacas.

Fueron en el coche del vampiro. Y estacionaron cerca del almacén, esperando a que los supuestos culpables de la masacre aparecieran.

Ace iba en el asiento del conductor y Sanji en el del copiloto.

Durante un rato nadie decía nada, aunque el ojo azul no perdía detalle de los gestos y las miradas del otro.

Ace entonces hizo un movimiento hacia el-¡eh!-gritó, pero el vampiro solo sacó una petaca plateada de la guantera y bebió un trago. Luego se la ofreció al más joven- ugh.

-No es sangre, es bourbon.

-¿Ugh?

-Tu mismo-cerró la botella y la devolvió a su sitio. Entonces se puso a tararear una canción-¿te gustan Los Ramones?

-Oye, si no haces esto por dinero ¿por qué lo...?

-Shhh- los vampiros que esperaban llegaron y entraron en el almacén. Por lo que se bajaron del coche.

Entraron tras ellos. Éstos, en cuanto vieron a Sanji se largaron asustados.

-Uf, que penoso-dijo Ace- me avergüenzo de mi raza. Bueno ¿qué?¿los perseguimos?, no habrán ido lejos.

El rubio sin embargo, pasó de los vampiros. Se fijó más bien en el lugar donde estaban. El sitio tenía muebles, incluso una cocina de gas.

-Estos vampiros llevan aquí un tiempo-dijo Sanji con seguridad-han anidado.

-¿Qué significa eso?¿qué son novios?

-No. Quiero decir que no han tenido nada que ver con lo del tren.

-¿Y eso por qué?

-Porque quién lo hizo llegó a la ciudad anoche. Parece que me has hecho perder el tiempo- Sanji estaba dispuesto a irse. Ace corrió y le abrió la puerta para que pasara-¿qué haces?

Ace miró la puerta como si lo hubiera hecho sin pensar-eh...pues...no me he dado cuenta.

-¿Qué pasa aquí?

-Oh, venga, no empieces a pensar cosas raras-empujó la puerta y se cerró de nuevo.

-¿Qué...pasa...aquí?-puntualizó-vienes a buscarme, me haces seguir una pista falsa, el bourbon. ¿Es ésto una cita?

-Una...¿una cita?-empezó a reírse nervioso-por favor...¿te has vuelto completamente loco?, o sea ¿te gustaría que lo fuera?-preguntó serio.

Sanji puso cara de asco-oh dios mio...oh no, era cierto... ¿Has perdido el juicio?

-Esas cosas pasan. Dos personas, en el lugar de trabajo, surgen sentimientos.

-¡No!¡no!¡nada de sentimientos!¡no surge nada!

-No lo puedes negar, entre nosotros hay algo- Ace parecía muy seguro de si mismo.

-¡Desprecio!¡asco!

-Deseo. Atracción.

-Por favor Ace, eres un vampiro.

-Zoro también era un vampiro.

-Zoro era bueno.

-Y yo puedo serlo. He cambiado Sanji.

-Eso no es cambiar. Solo te estás conteniendo, eres como un asesino en serie entre rejas.

-Pues las mujeres se casan con ellos. No, yo no soy así. No sé que me pasa. Pero no puedo dejar de pensar en ti. Y si eso implica tener que decir adiós a todo esto del mal pues...

-¡No tienes ni idea de lo que estás diciendo!-Sanji estaba enfadado-¡no sabes lo que es el amor!

-¡Por supuesto que si!. No pego ojo por las noches.

-¡Tú duermes de día!

-¡Si, pero...!, ya sabes lo que quiero decir. Lo que siento es real, yo te a...

-¡No!, no lo digas-amenazó el rubio-me marcho.

-Oh, vamos, tenemos que hablar.

-¡No tenemos que hacer nada!¿vale?, ¡entre tú y yo no hay nada!¿entendido?-y se fue.

-Sanji...

Ace volvió deprimido a su cripta. Pero alguien estaba allí, esperándole.

-¿Quién está ahí?-preguntó sintiendo la presencia.

-Un bonito recuerdo, querido Ace- de entre las sombras, salió Boa Hancock, con una rosa roja en las manos y luciendo uno de sus despampanantes vestidos-mira quién ha venido para arreglarlo todo.

-¿A qué has venido?-no parecía muy contento por verla.

-Llegó a nuestros oídos que el cazavampiros te estaba fastidiando. A los demás les daba igual, así que yo vine a ayudarte a acabar con él. Sabes que tú me caes muy bien. O también si lo prefieres puedes venir con nosotros, sabes que puedes formar parte de nuestra familia cuando quieras, siempre eres bien recibido.

-Ya sé lo que me espera allí Boa, y no va conmigo. Además, lo tengo todo muy bien montado aquí en Going Merry. El mocoso no me molesta, yo sigo con mi vida.

-Malo, shhh- dijo la mujer que parecía tener el extraño don de descifrar los pensamientos-no te inventes historias. Ya sé porque no vienes. Pobre Ace...-se llevó ambas manos a las sienes-no cazas, no hieres, no matas...tienes miedo del cazavampiros.

-Si, ya lo sabes-la mujer iba a tocarle, pero el se alejó antes de que lo hiciera-el pobre Ace se ha convertido en un cuento para asustar a los bebés-añadió y dio una patada a lo primero que se le puso por delante.

-Yo solo creo en lo que me dice el corazón-ella parecía hablar en susurros- y sabes muy bien lo que me está pidiendo en este momento-cogió la mano del moreno y la puso en su pecho-eres un asesino, nacido para matar, devorar y desangrar.

Sanji llegó a su casa y allí estaban su abuelo y Nami.

Fueron al salón y los puso al corriente de lo que había pasado.

-¿Pero te lo dijo?-preguntó Nami al escuchar el relato-¿te dijo 'te quiero'?

-Bueno...no le dejé que fuera tan lejos. Pero por ahí iban los tiros.

-Cielo ¿sabes si de alguna manera, sin intención alguna, le has hecho creer algo que no es?-preguntó Zeff que estaba sentado sobre la pequeña mesita de centro.

-Le suelo pegar bastante, para Ace eso es una declaración.

-Sanji, estoy muy preocupada.

-Y yo-secundó el anciano-podría ser muy peligroso.

-No lo creo. Además, seguro que se le pasa muy pronto-dijo el rubio en calma-no es más que otra rareza, enseguida se enamorará de otra persona...demonio...o mota de polvo.

-No lo sé, estas cosas pueden ser bastante retorcidas-dijo Nami.

-¿Y Ace?, porque es...

-Bastante retorcido-concluyó el rubio.

-Si.

-Se lo dejaste claro ¿no?, que no tenía nada que hacer-la pelinaranja seguía-no le diste esperanzas ¿verdad?

-Claro...eso creo. No sé, es que estaba alucinando.

-Bueno, pues vas a tener que hablar con él.

-¿Qué?,¡no!¡no!¡no!¡no!....tengo que evitarle.

-No hasta que no se lo hayas dejado claro. Si piensa que tiene alguna posibilidad contigo, no sabemos lo que puede hacer-dijo la chica.

Mientras hablaban del tema, el vampiro estaba en el Baratie con Boa. El local estaba lleno, igual que pasaba siempre que algún grupo tocaba. La morena iba de guía y subieron a la plataforma del piso superior. Donde un par de personas bailaban más apartadas de la multitud.

En la casa, Zeff buscó un abrigo para su nieto y se lo tendió-ya sé que es duro cielo, pero creo que has tomado la decisión correcta. Es mejor cortar ésto de raíz antes de que...

-¿Me estalle en la cara?

-Exacto.

-Sanji si quieres puedo ir contigo-dijo Nami- para darte apoyo moral.

-Gracias, pero creo que tengo que hacer esto solo. Además, quizá esté equivocado, a lo mejor se le ha pasado ya y resulta que lo que quiere es verme muerto.

-Ojalá-su amiga cruzó los dedos de ambas manos.

-Aunque ¿sabes qué?, hay una cosa que si puedes hacer por mi.

Boa rompió el cuello a una chica y se la pasó a Ace, que la cogió antes de que el cadáver cayera al suelo. Y ella fue a por un chico que acabó en las mismas circunstancias.

Ace miraba a Boa beber del cuello del muchacho y decidió imitarla con la comida que tenía entre las manos.

Sanji llegó a la vacía cripta del vampiro moreno. Solo estaba iluminada por las acostumbradas antorchas y algunas velas gruesas. Parecía que no había nadie y bajó por la lápida vacía del centro al piso de abajo. Todo estaba en perfecta tranquilidad. Recorrió un poco el sitio y vio algo que llamó su atención. Algo tapado con una tela.

La apartó y lo que encontró le dejó petrificado unos instantes. Un maniquí, parecido a el, con ropas suyas puestas, incluida su camisa celeste. Montones de fotos en una especie de mural y dibujos de su cara. Parecía un pedestal siniestro en su honor.

Salió de allí, pero cuando volvió a poner un pie en la primera planta, ya no estaba solo.

-¿Ves algo que te interese?-preguntó Ace que aún tenía un rastro de sangre en la comisura de sus labios.

-Ace...-se puso nervioso-¿qué te ha pasado?

El vampiro andaba hacia el, obligándole a andar de espaldas.

-Yo-se oyó una voz de pronto. Pero cuando fue a ver quién era, recibió una descarga eléctrica con un arma. Lo que lo dejó aturdido y de rodillas en el suelo.

-Recuerdas a Boa ¿verdad cazador?-dijo Ace- ha vuelto. Me echaba de menos.

-Mi chico ha vuelto a alimentarse-dijo la mujer orgullosa-y yo sé lo que quiere comer-añadió. Dio otra descarga al rubio que ésta vez quedó inconsciente. Después habló con el vampiro-¿lo atamos y jugamos un rato con él?

-Nada de juegos.

-Oh, me encanta cuando te pones serio y vas directo al grano-le pasó el arma al otro. Pero éste le dio una descarga a ella, que calló al suelo.

-Ya está bien de tanto juego...

Sanji abrió los ojos. Sentía luz dándole en el rostro.

-Estás despierto- Ace estaba delante de él. Pero los brazos del rubio estaban encadenados. Estaba de pie. Intentó revolverse, pero era inútil-creía que te ibas a pasar la noche durmiendo.

-Boa...-Ace se apartó un poco y dejó que viera a la vampiresa encadenada en una columna.

-No está bien que cambies las reglas a mitad del juego-dijo la mujer apenada-me has quitado la silla antes de que parase la música.

-Lo siento, mi casa, mis reglas.

-Voy a estar muy enfadada contigo cuando esté libre otra vez.

-¿Qué ocurre?-preguntó Sanji.

-Es sencillo. Te voy a demostrar algo-dijo y se acercó más a el-te quiero.

El rubio cerró los ojos-dios mio...

-Eh, no, mírame- Ace le levantó la barbilla, obligándole a sostenerle la mirada-yo te quiero- Sanji, molesto, consiguió librarse del agarre de su mano-solamente pienso en ti. Sueño contigo. Te llevo dentro, en el corazón. Me estoy ahogando en ti Kuroashi, me ahogo.

Las risas de la mujer a su espalda le interrumpieron.

-Es muy gracioso. Lo sabía antes que tú-dijo convencida-sabía que amabas al cazador, algo en mi interior me decía que lo querías.

Ace decidió ignorarla y siguió con el rubio-no puedes negar que entre tu y yo hay algo. Sé que sientes algo por mi.

-Y se llama repulsión-dijo como si las palabras le quemaran en la boca-no sé lo que sentirás, pero no es amor. No puedes amar si no tienes alma.

-Si que podemos-dijo Boa-podemos amar igual que vosotros.

-No me crees-el vampiro no apartaba los ojos del joven-crees que no va enserio. ¿Quieres una prueba?. Que tal esto-fue a una cómoda, cogió una estaca y se la clavó a Boa en el corazón. Haciéndola polvo y haciendo que las pesadas cadenas cayeran al suelo con estrépito.

Sanji estaba estupefacto. Pero tras el impacto inicial, volvió a hablar con el otro.

-Eso no demuestra nada. A mi no me importa que la hayas matado.

-Si que importa...ahora soy un enemigo de los míos. Ahora soy escoria. Por ti desde este momento solo soy...un paria-se volvió a acercar al rubio-dame una esperanza...algo...aunque sea mínima. Dime que quizá...algún día...tendré una oportunidad.

-Ace...-dijo en tono meloso-la única oportunidad que has tenido conmigo fue cuando estaba inconsciente.

El vampiro enfureció. Lanzó la estaca lejos y empezó a destrozar cosas-¡¿qué es lo que tengo que hacer?!¡¿por qué me torturas?!

-¿A qué quieres que te conteste primero?

-Yo ya no sé como acertar ¿sabes?-se había calmado un poco-no sé ni por qué me molesto. Lo que siento por ti...es un error. Lo sé. No soy un idiota-dijo y le quitó las cadenas-¿crees que me gusta todo ésto?, estoy desapareciendo y dentro de mi solo hay espacio para ti. Quiero irme, pero no puedo.

Sanji al verse libre, propinó un fuerte puñetazo al vampiro, haciéndole caer sobre las cosas que tenía de él. Y se fue. Pero Ace le siguió, abordándole en la calle.

-Sanji...vamos, espera. No puedes irte así, sin más.

-¿El puñetazo en la cara no te ha dejado las cosas claras?-el rubio seguía andando.

-Nos hemos peleado, pero no es la primera vez. Eso no cambia nada...

-¡Eso lo cambia todo Ace!-ahora si le encaró-no quiero verte más. Quiero que te marches de la ciudad, quiero que te largues de este planeta, no te acerques a mi, ni a mis amigos, ni a mi familia nunca más. ¿Entendido?-volvió a retomar la marcha, con el otro pisándole los talones.

-No, no es tan fácil. Tenemos algo Sanji, no es bonito pero ahí está-ya habían llegado al porche trasero de la casa del cazavampiros- y no hay nada que ninguno de los dos pueda hacer, te guste o no estoy en tu vida, no puedes dejarme fuera...-Sanji entró en su casa y Ace iba a hacer lo mismo, pero no pudo por una barrera invisible que se lo impedía. Miró al rubio confuso y dolido. Éste no dijo una palabra. Solo le cerró la puerta en las narices.

Continuará...

Notas finales:

Pues ahí lo dejo por ahora ^^ espero que os haya gustado o por lo menos entretenido. Gracias por leer

Besos!!


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