Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La eternidad para encontrarte por Rukkiaa

[Reviews - 50]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Conveniencia

Nami y Luffy lo llevaron a casa.

Entraron y Sanji miró alrededor extrañado.

-La veo distinta.

-Un poco...ahora vivimos aquí Luffy y yo, pero ya no es necesario. Nos iremos...

-No, es buena idea que viváis conmigo.

-Hemos quitado algunos muebles. Pero el comedor está igual y tu habitación. Allí dejábamos al Sanjibot- dijo la pelinaranja mientras guiaba al rubio en el piso de arriba.

-¿Ha cambiado algo más o solo la casa?

-Bueno...-se animó a decir Luffy-Robin se ha marchado, porque tú estabas...pero volverá pronto, le llamaremos-el rubio seguía mirando a todas partes, como desorientado.

Oyeron una puerta en la planta inferior. Ace había llegado.

-¡Nami!¡Luffy!¿estáis aquí?

-¡Estamos aquí!-gritó la chica desde el dormitorio de Sanji y salió de la habitación, para hablar con el vampiro antes de que viera al cazador vivo.

-¡Debería mataros!-dijo Ace en cuanto vio a Nami bajar las escaleras-¡demonios por todas partes y ni rastro de vosotros!, ¡vine aquí, fui a la tienda y di unos rodeos!¿en qué estabais pensando?

-Ace...

-Debería arrancaros la cabeza y beber las gotas de sangre que caigan-la chica ya había llegado frente al otro, pero no parecía calmarse.

-Mira-dijo Nami a la vez que Sanji bajaba los escalones a su espalda.

-Si, ya he visto a ese maldito robot, lo habéis hecho muy...-se silenció al recordar que había visto los restos del androide en el suelo en mitad de la calle.

-Lo ha pasado muy mal, con lo de su...muerte, pero creo que ya está bien-dijo la pelinaranja. Sanji miraba a Ace en silencio también.

El moreno parecía hipnotizado. Incrédulo.

-Ace...¿tú estás bien?-preguntó la chica percatándose.

-Pero qué...-musitó absorto-¿qué le has hecho?

-Nada...

-¿Y las manos?-el rubio las escondió apenado.

-Ah, luego voy a curárselas.

-Luchando por salir de su ataúd...¿no es así?

-Si...-dijo Sanji en baja voz y sin mirar al otro a los ojos-es...lo que tuve que hacer.

-Igual que yo-le miró embobado unos instantes- ahm, vamos a curarte. Necesitamos un antiséptico y unas vendas-dijo a Nami mientras acompañaba al rubio al salón, hasta que el chico se sentó en el sofá y él enfrente suyo, en la mesita de centro.

Le cogió ambas manos y las contempló. Luego volvió a observar el rostro del rubio, con una inevitable sonrisa en la cara.

-¿Cuánto tiempo ha pasado?-preguntó Sanji, que parecía no sentir dolor alguno.

-Hicieron ciento cuarenta y siete días ayer. Ciento cuarenta y ocho con hoy-respondió sin titubeos-pero hoy ya no cuenta ¿verdad?¿cuánto ha sido para ti?¿dónde estabas?

-Más tiempo...

-Aquí está todo- Nami interrumpió la conversación y Ace se levantó, apartándose del rubio.

Luffy bajó al salón.

-Habéis sido vosotros-dijo el vampiro a los otros dos-¿qué habéis hecho?

-Un conjuro...hicimos un conjuro-respondió la chica algo nerviosa.

-Estoy bien-dijo Sanji, ya que los otros parecían hablar como si él no estuviera delante-estoy mejor. Lo recuerdo. Vosotros me trajisteis.

-¿Y cómo era aquello?-cuestionó interesado Luffy.

Sanji agachó la cabeza-no puedo...

-Tranquilo. No tienes que hablar de eso ahora-dijo el chico apurado-¿te traemos algo?, lo que quieras.¡Pizza!, pedimos una pizza.

-Creo que...lo que necesito es dormir-dijo Sanji y se fue a las escaleras.

-Sanji, alégrate, te hemos sacado. Lo has conseguido-dijo su animada amiga antes de que subiera al piso de arriba.

Luffy miró a Nami.

-Está bien. Es normal. Él siempre tenía mucho sueño-dijo ella.

Se dieron cuenta de que Ace seguía en la habitación. Estaba en un rincón, cerca de la ventana. Dándoles la espalda. Cuando Luffy le habló se secó una lágrima antes de darle cara.

-Espero que no empieces con tus obsesiones, ahora que vuelve a estar aquí.

Ace se acercó al chico. Le cogió de la camisa y lo estampó contra una estantería-no me lo dijisteis. Lo habéis traído y no me lo dijisteis.

-Pues ya lo sabes.

-He trabajado a vuestro lado todo este tiempo.

-No te lo dijimos, es verdad-dijo Nami culpable.

-Escucha-dijo Ace soltando al otro-yo ya lo entiendo. Tal vez vosotros no, pero yo si. Nami, tú sabías que existía la posibilidad de que volviera mal. Tan mal que tendrías que deshacerte de lo que hubiera vuelto y yo...no lo permitiría. Habría algo de Sanji que no permitiría. Y por eso me has dejado a un lado.

-Oye-dijo Luffy serio-no me engañes. No me digas que no te alegras. Mírame a los ojos y dime que cuando has visto a Sanji no ha sido el momento más feliz de toda tu existencia.

Ace lo miró a los ojos y se marchó rumbo a la puerta-esto es lo malo de la magia-dijo antes de salir-que siempre tiene consecuencias. Siempre.

Nami se quedó pensativa y miró a Luffy- si todo ha salido bien...¿no debería estar más contento Sanji de que lo hayamos traído?-cuestionó preocupada.

Sanji se dio una ducha caliente, se puso un pijama e intentó dormir. Pero no le era posible. No se sentía a gusto. No se sentía igual.

A la mañana siguiente, habló con sus amigos. Éstos desayunaban en el comedor.

-Chicos...ahm- dijo en el umbral de la puerta llamando su atención-quiero deciros algo. No sé si lo vais a entender. Me habéis traído, yo estaba...en el infierno, y...no quiero pensar mucho en lo que era aquello, fue como si el mundo me abandonara allí. Y de repente, hicisteis lo que hicisteis.

-Fue por Nami, ella sabía como hacerlo.

-Está bien, te lo agradezco. Me habéis devuelto al mundo. Gracias. Ahora vuelvo a mi mundo. No sabéis lo que es para mi. Debí agradecéroslo antes.

-De nada-dijo emocionada la pelinaranja, y ambos amigos se levantaron a abrazarle.

-Bienvenido a casa Sanji-dijo el moreno cerca de su oído.

Al caer la noche, mientras Nami y Luffy estaban en la tienda de magia, él se marchó a patrullar por el cementerio.

Ace estaba en su cripta, cuando recibió su visita. El sitio había cambiado también. Había varios muebles más que la última vez que lo había visto.

-¿Sanji?-el vampiro se sorprendió ante tan inesperado encuentro-deberías tener más cuidado. Un villano podría atacarte con un cuchillo por la espalda.

El rubio le miró, pero no dijo nada.

-Nami se está haciendo muy fuerte ¿verdad?, te trajo de vuelta. La muerte ya no es lo que era-rió-puedes sentarte-el chico obedeció, en un pequeño sillón-los muebles son tuyos. Me los dejaron cuando 'se apoderaron' de tu casa. Deberías ver mi planta de abajo, qué elegancia- Sanji solo le miraba y Ace se puso serio-te habría protegido...aunque yo muriera..., pero debes saber que te salvé. No cuando importaba, pero luego. Todas las noches después de aquello, lo vivo otra vez y hago algo distinto. Más rápido y más alerta. Cientos de veces y de formas distintas. Todas las noches te salvo-el rubio se miraba las manos- Sanji, ¿estás bien?

-Estoy aquí. Y estoy bien-a pesar de que sonreía, la voz se le quebraba.

Ace se le acercó- Sanji, si hay algo...si hay algo que yo pueda hacer por ti, sabes que no tienes más que pedírmelo.

-No puedes-dijo cabizbajo.

-Bueno, hace mucho que no me doy una vuelta por el infierno, pero sí sé lo que es el tormento.

-Me sentía feliz. Donde quiera que...estuviese-el vampiro le miraba con cierta sorpresa-me sentía feliz. Y en paz. Y todos mis seres queridos se encontraban en paz. Lo sabía. El tiempo no significaba nada. Nada tenía forma, pero sabía que estaba yo. Y sentía ternura. Y sentía amor. Y me sentía eterno, completo. Y...yo no entiendo de ideologías y...dimensiones, pero de todas formas, creo que estuve en el cielo-el otro le observaba con la boca abierta-y ahora no lo estoy. Me arrancaron de allí y por mano de mis amigos. Todo lo que hay aquí es duro, brillante y violento. Todo lo que siento, todo lo que toco, ésto es el infierno. Pasar de un día a otro y luego...y luego el siguiente pensando lo que he perdido-aturdido por la confesión, Sanji se levantó y se dirigió a la puerta-ellos no deben saberlo-advirtió-nunca-y se marchó.

A la noche siguiente, mientras estaban en la tienda de magia. Robin se presentó.

Se quedó absorta mirando al rubio al otro lado del mostrador. Incrédula de que lo que estuviera viendo fuera real. Dejó su equipaje en el suelo y se acercó al chico, que hizo lo mismo.

-Dios mío Sanji...-le abrazó-estás vivo. Estás aquí y sigues siendo increíblemente fuerte-la mujer lloraba y por fin se separaron-me lo dijo Nami y me parecía imposible creerlo.

-Cuesta un poco acostumbrarse a mi. Ni siquiera yo me he acostumbrado a mi.

-Eres un...un...

-Un milagro.

-Si-la morena le acarició la mejilla con dulzura. Analizando su rostro con detenimiento. Y siendo consciente de que había cambiado su aspecto. Ahora se le veía el ojo izquierdo, pero el derecho lo mantenía oculto tras el cabello. Y se estaba dejando perilla-a mi siempre me lo has parecido.

-¿Cómo te ha ido?¿dónde estabas?

La mujer se apartó levemente y se rascó la cabeza-estaba en Inglaterra...llegué allí, me reuní con el consejo de vigilantes...por lo demás no hay nada que contar. Tengo un piso, vi a algunos viejos amigos...casi hice uno nuevo, cosa que parece imposible para una mujer tan adicta a los libros como yo. No puedo engañarte Sanji, dejar Going Merry fue muy duro y volver es...

-Supongo que la palabra es inconveniente.

-No. Desconcertante. ¿Y tú como estás?-le acarició el hombro al chico-te veo cansado.

-Nah, yo estoy bien. Bueno, ya sabes, me cuesta dormir por aquello de haberme despertado en un ataúd. Quizá el problema sea despertarme, aunque solo durante un segundo. Duermo bien. Estupendamente-dijo poco creíble-excepto por las pesadillas...

-Tu siempre te defiendes increíblemente bien en circunstancias extremas. Estoy orgullosa de ti.

-Bueno, en realidad no era yo. Nami me hizo revivir, yo no hice nada.

-No, me refiero a...

-Sé a qué te refieres. Aquello fue una pequeña comedia post mortem. Bueno, será mejor que me prepare para la caza.

-Si, siempre hay trabajo ¿verdad?

Sanji salió a cazar y Robin habló con Nami.

-¿No es increíble que haya vuelto?-preguntó la chica ilusionada.

-Dime qué conjuro hiciste.

-Oh, bueno, al principio estaba asustada, no tuve más remedio que taparme los ojos. Todo mi cuerpo echaba chispas y apareció un grupo de demonios, pero pude mantener el control y luego, ahí estaba-añadió orgullosa- Sanji.

-Eres una estúpida-dijo Robin cuando la otra terminó su relato.

La cara de la pelinaranja cambió-¿qué?, Robin...

-¿Te das cuenta de lo que has hecho?¿de las fuerzas que has desatado con tu conjuro?

-Yo...creía que te iba a dejar impresionada.

-Descuida, me has impresionado profundamente. De todos los que estamos aquí, tu eras la que más confiaba para respetar las fuerzas de la naturaleza.

-¿Eso es que no confías en mi?

-Piensa en lo que le has hecho a Sanji.

-Le he resucitado.

-Con un riesgo increíble.

-¿Riesgo?¿de qué?¿no estaba ya muerto?

-De matarnos a todos y desatar el infierno en la tierra. ¿Quieres que siga?

-No. Robin , hice lo que tenía que hacer. Hice lo que nadie más podía hacer.

-Si, hay otros en este mundo que pueden hacerlo. Más vale que no los conozcas.

-No, no quiero conocerlos, pero son gente mala, yo no soy mala. He logrado que Sanji vuelva a este mundo, y lo menos que podrías hacer es darme la enhorabuena.

-El hecho de que Sanji haya vuelto hace que me sienta...indescriptiblemente bien, pero no te felicitaría por tirarte por un precipicio y sobrevivir por casualidad.

-Eso no es lo que hice.

-¡Tuviste suerte!

-No fue suerte- Nami seguía en sus trece-estuve genial. Tú que sabes, tú no estabas allí.

-Si hubiera estado te habría detenido. La magia que has desafiado es más feroz y primitiva de lo que tú puedas llegar a comprender, y tienes suerte de estar viva. Eres una vulgar aficionada-concluyó airada y dispuesta a irse.

-Tienes razón-dijo la chica deteniendo su avance-vamos Robin, no quiero discutir, no discutamos ¿vale?, pensaré en lo que me has dicho y tu intenta disfrutar de que Sanji ha vuelto.

-Aún no sabemos donde estuvo-dijo la morena-ni que le ocurrió. Y no estoy muy segura de que no le hayan quedado secuelas.

Volvió a casa después de patrullar. Robin dormía en el sofá y Nami y Luffy no estaban, por lo que supuso que dormían en sus habitaciones. Así que volvió fuera y se sentó en el porche. Hasta que una colilla encendida calló a su lado. La cogió y la llevó a sus labios.

-Hola Ace- dijo sabiendo perfectamente de quien era el tabaco aunque el vampiro no se había mostrado ante él.

-Tu vigilante ha vuelto-dijo saliendo de entre los arbustos.

-Todos me quieren. Me quieren tanto que lo hacen más difícil.

-No entiendo muy bien lo que quieres decir.

-No sé, tengo la impresión de estar todo el tiempo intentando sentirme bien para que no se preocupen. Es agotador. Y resulta que...

-Que eso hace que se preocupen más- Ace se puso a su lado-¿te los quito de en medio?, sería un gran esfuerzo, pero tal vez podría reducir la manada- Sanji rió-sabía que sonreirías.

-¿Por qué apareces siempre cuando me siento mal?

-Porque es cuando estás solo, supongo. Últimamente no me siento muy sociable.

-Yo tampoco.

-Pues entonces estupendo. Por cierto...-rebuscó en su abrigo de cuero y sacó algo de uno de los bolsillos-ten. Esto es tuyo. Igual que el de Zoro-dijo y le entregó el anillo de plata que tiempo atrás el peliverde le había regalado por su cumpleaños.

-El anillo de Claddagh -lo contempló unos instantes y se lo puso en el anular de la mano derecha, pero con el corazón hacia fuera.

Por problemas económicos tras la muerte de su abuelo, todos los gastos médicos y el mal estado de su vivienda, Sanji debe encontrar un trabajo y lo logra como camarero en el antiguo restaurante en el que trabajaba Zeff. Nami se matricula en la universidad y Luffy trabaja a jornada completa en la tienda como nuevo copropietario, ya que los estudios nunca han sido lo suyo.

Una noche, Sanji salió de caza, como siempre. Todo estaba en perfecta calma, hasta que sintió que alguien a su espalda se le acercaba y sacó la estaca. Pero era Ace.

-Solo quería acompañarte-dijo con las manos en alto y el rubio bajó el arma.

-Está bien. Pero solo me ayudarás si hay más de uno. No me apetece que me quites el trabajo.

-De acuerdo. Hablando de trabajo ¿qué tal en el restaurante?

-Bien, aunque odio empezar desde tan abajo. Soy buen cocinero. Y creo que mi próximo ascenso será a friega platos.

Ace rió-eso quiero verlo yo.

-Si te vuelves a reír, no vivirás para verlo.

-Vivir...¿ya les has contado a tus amigos que te sacaron del cielo y no del infierno?

-¡¿Qué?!-Nami, Luffy y Robin aparecieron por detrás de un mausoleo.

Sanji miró a Ace con cara de 'estás muerto'.

-¿Qué hacéis aquí?-cuestionó omitiendo lo que acababa de pasar.

-Íbamos a acompañarte...para que no patrullaras solo...-dijo Luffy con tristeza. Nami sollozaba culpable y Robin, seria, no parecía sorprendida. La pelinaranja salió corriendo. La oyeron llorar con fuerza mientras se alejaba y su amigo moreno la siguió.

-Ups- dijo Ace.

-Robin yo...

-Tranquilo Sanji. Entiendo porque no lo contaste. Ya reprendí a Nami por lo que hizo, aunque no esperaba que tu hubieras estado en el cielo...

-¡No sé si era el cielo!, a ver, se estaba muy a gustito. Era feliz, todo era maravilloso. No había preocupaciones. Calma. Esto es más el infierno, así que en comparación...supongo que aquello era el paraíso. Además todo era muy blanco. Pero no sé...yo...

-No hace falta que me des explicaciones. Aunque yo me alegre de que estés aquí con nosotros, sigo pensando que no debieron sacarte-la mujer se emocionó y decidió marcharse por donde se habían ido los otros, después de darle los cafés que llevaba en las manos al rubio.

-¿Estás contento?-preguntó rojo de ira Sanji al vampiro.

-Para que yo esté contento, ya sabes lo que tendría que pasar entre nosotros.

-Nunca te besaré Ace, nunca te tocaré, nunca, nunca-en ese momento, tiró los cafés al suelo, se lanzó sobre el vampiro y le empujó al suelo, cayendo sobre él. Pero evitando una estaca que se clavó en un árbol cercano.

Apareció un demonio con cara de escualo.

-Tranquilos chicos-dijo a sus secuaces-no hay porque llegar a las manos. ¿Verdad señor Ace?

Sanji y el vampiro se levantaron del suelo.

-¿Conoces a éste tío?-preguntó el rubio de brazos cruzados.

-Si, es Arlong ¿qué quieres?

-¿Quién?¿yo?, hay muchas cosas que quiero señor Ace. Una mansión en Hollywood, una piscina de tamaño generoso y cómo no, los cuarenta siameses que me debes.

-Tranquilo, tendrás tus gatitos.

-¿Gatitos?-el rubio intervino-¿éste tipo con pinta de mafioso marino te está pidiendo gatitos?

-Apuestas, tú no lo entenderías.

-Me fío de ti señor Ace- dijo Arlong.

-¿Por qué gatitos?¿por qué no usáis dinero cómo todo el mundo?

-Oh, es gracioso-dijo el demonio-me gusta los chicos graciosos.

-Necesito un poco más de tiempo-le pidió el vampiro.

-Tiempo...tiempo...Eso es lo que convierte a los gatitos en gatos. Mira, no quiero que nadie salga herido. Muchachos-los secuaces de Arlong eran dos vampiros que se lanzaron contra Ace. Pero, obviamente, entre él y Sanji acabaron con ellos-muy bonito, el cazavampiros. ¿No has pensado nunca en trabajar como autónomo cobrando deudas, por ejemplo?

-No, gracias.

Aprovechando la conversación, Ace se había escabullido.

-Ha sido todo un placer-dijo Arlong marchándose-buscaré al señor Ace y tendré una charla con el.

En la tienda, Nami tomaba un té caliente. Robin y Luffy estaban sentados a su lado, en un par de sillas.

-¿Creéis que iba andando sobre las nubes tocando el arpa?-preguntó Luffy.

-No es ninguna estupidez imaginarse qué sentía Sanji, pero pudo estar en cualquiera de los millones de dimensiones celestiales, solo sabemos que era un buen sitio y estaba feliz-dijo Robin, sin dejar de limpiar los cristales de sus gafas con el borde de su blusa.

-Lo sacamos de ahí-dijo Nami con mala cara-la fastidiamos.

-De eso nada, no lo sabíamos-se defendió el chico.

-No quisimos saberlo. Fuimos muy egoístas. Yo fui muy egoísta.

-Tal vez si, pero me siento raro al pensar que mi amigo no está muerto. Es demasiado confuso. Así que he decidido simplificarlo todo. Mi gustar Sanji, Sanji estar vivo, así que yo contento.

-Tenéis que dejar de obsesionaros con lo que hicisteis y empezar a ayudar a Sanji-dijo la morena.

-Hay que pasar más tiempo con el-apuntó Luffy- salir por ahí, cenar juntos...un club de libros, no sé, cuentos...o vídeos.

-Puedo arreglarlo-dijo Nami como si le hubiera llegado la inspiración-conozco un conjuro.

-No-dijo Robin- no más conjuros.

-¿Entonces qué?, esto no se puede arreglar con un club de vídeos. Sé que metí la pata y quiero arreglarlo.

-Tu sabes que la magia es muy peligrosa, muy poderosa. Podrías hacerle daño a alguien o a ti misma-la morena estaba enfadada. Y Luffy solo era un mero espectador.

-Conozco un conjuro que hará que olvide que estuvo en el cielo.

-¡Dios, pero qué te pasa!

-Voy a coger el teléfono-mintió Luffy asustado-no lo habréis oído porque hay que tener oídos de murciélago-y se fue.

Robin hizo prometer a Nami que no emplearía la magia, y comenzó a preparar sus cosas para volver a Inglaterra. Dado que a su modo de ver, ya no tenía nada más que enseñarle a Sanji, y éste, a su juicio ya no la necesitaba. El rubio, claro está, no se tomó muy bien ésta noticia.

Pero la pelinaranja no cumplió su promesa. A la mañana siguiente, cuando estaba sola en casa, fue a la chimenea y realizó un conjuro con la ayuda de una zarza del olvido y un cristal, que al volverse negro, haría el efecto deseado. Tabula rasa.

Fue a la tienda y allí ya estaban los demás, para despedirse de la vigilante. Ace llegó también, disfrazado, parecía Sherlock Holmes.

-Tenéis que darme asilo-dijo. Su cuerpo soltaba humo, por haber venido de la calle en pleno día.

-Y tanto-dijo Luffy aguantándose la risa.

-No te pases. Es un disfraz. Hay cierto tipo que no me apetece ver-se sentó en el mostrador de un brinco-tú le conoces-dijo al rubio- dentudo y con aliento de foca.

-Arlong, si. Pero estamos ocupados si no te importa.

Nami miró en su bolsillo. El cristal que llevaba dentro ya se había puesto negro. Pero en la chimenea, más zarzas de las previstas empezaron a arder. Algo iba a salir mal.

-Una vez recuperados del humor satírico de Ace y su carnaval particular-dijo Robin- iré al grano. Me vuelvo a Inglaterra y pienso quedarme para siempre.

-No aguanto más...-dijo el rubio dispuesto a salir de la tienda-necesito...

-¡Sanji!, escucha-dijo Nami- sé que esto debe ser horrible para ti y lo...lo siento. Siento mucho lo que te he...

-Lo sientes. Todo el mundo lo siente. Sé que solo queréis ayudar, pero es demasiado y ya no aguanto más-el ojo visible estaba a punto de derramar alguna lágrima-si supierais...supierais cómo es...como es...es como morir-añadió y cayó desmayado al suelo.

Robin, que estaba sentada en una silla, cayó desmayada al suelo también. Nami y Luffy, de pie, cayeron igual, juntos y Ace lo mismo, pero sobre el mostrador en el que estaba sentado. Las zarzas habían ardido por completo.

Ya era de noche cuando Sanji despertó extrañado y encendió la luz.

Nami despertó junto a Luffy y ambos se asustaron al verse.

-Hola-dijo el moreno.

-¿Hola?

Los tres se miraban unos a otros. Ace despertó al caerse del mostrador y sobresaltándolos.

-¿Quienes sois?-preguntó la pelinaranja.

-A ver ¿quienes sois vosotros?-Luffy se levantó del suelo en estado de alerta.

-¿No me conoces?-Nami parecía confundida.

-Ni idea.

-Pero si estábamos durmiendo juntos.

-¿Qué hacía yo en el suelo?-siguió preguntando-¿y por qué me miráis todos?¿es un experimento mental?¿me van a pagar por esto?

-No eres el único-dijo Robin haciendo que se callara-¿alguien se acuerda de algo?

-No-dijo Ace.

-A lo mejor nos hemos emborrachado y...nos hemos quedado en blanco-dijo la vigilante divertida.

-No veo bebida-dijo Luffy- no siento ningún chichón y no veo la cámara oculta-miró alrededor-vale, no estoy nervioso, no estoy nervioso ¡no me miréis como si estuviera nervioso!

-Tranquilo chico-dijo Sanji acercándose a el-nadie está herido ¿no?, y nadie tiene pinta de psicópata, así que, estamos a salvo. Aquí...donde quiera que estemos.

-Mirad las estanterías-dijo Nami- tarros raros con cosas raras, libros raros con tapas raras. Magia para principiantes-leyó en la tapa de un libro-oh, es una tienda de magia. Una auténtica tienda de magia.

-Puede que sea eso, que haya pasado algo mágico-dijo Sanji calmado.

-¿Magia?-la morena rió-la magia es un montón de palabrería. Me temo que no sabemos nada. Excepto que soy inglesa-dijo mirando el billete de avión que tenía en la mano- y una mujer...con gafas-se las quitó-eso reduce la búsqueda. Recuperaremos la memoria y todo irá sobre ruedas.

-Oh, mira la Mary Poppins- dijo Ace- ¿quién se creerá que es ésta estirada con esa pinta de profesora?...los ingleses sois todos unos...demonios...llevo traje con pajarita y chaleco. Dios, soy inglés.

-Bienvenido al club-dijo Robin.

-¿Crees que tú y yo...?¿no somos parientes verdad?

-No sé...tu me inspiras cierta sensación de familiaridad y decepción. ¿Hermana mayor?

-Tsk, madre-dijo Ace- oh, dios, como debo odiarte.

-¡¿Qué he hecho yo?!-preguntó escandalizada.

-Siempre hay algo.

-¡Carnets!-dijo Nami de pronto. Y todos se rebuscaron en los bolsillos.

-Soy Yo, Luffy D. Monkey. Que guapo estoy-dijo enseñando el carnet a todos-oye, existo.

-Yo soy Nami...vaya nombre.

-Yo no llevo carnet-dijo Sanji.

-Yo me llamo Nico Robin.

-Nico...-dijo el vampiro y se echó a reír.

-Todavía estas en edad de darte unos azotes hijo. En fin ¿cómo te llamas?

El vampiro rebuscó en sus bolsillos. No encontró nada, pero en el forro interior de la chaqueta descubrió una etiqueta-hecho con esmero para Randy. ¿Randy?-miró furioso a Robin- sabía que había alguna razón para odiarte.

-Randy es...un nombre de familia, sin duda-la mujer rió.

Luffy fue al mostrador y rebuscó entre los papeles-aquí dice que Robin y Luffy, o sea yo, somos propietarios de la tienda.

-¿Es mía?-dijo la mujer feliz-¿la tienda de magia?, es muy progresista por mi parte.

-¿Y tú no tienes nombre?-preguntó Nami a Sanji.

-Claro que si, solo que no lo sé.

-¿Te pongo yo un nombre?

-Gracias, pero puedo ponérmelo yo solo. Me llamaré...Satou.

-Ugh.

-¿Le has hecho ugh a mi nombre?

-No...yo...solo...es que es muy rollo.

-Me gusta, me siento como un Satou. Tenemos que descubrir que pasa-dijo dirigiéndose al resto-necesitamos ayuda.

-Veo que Satou se cree que es el jefe-dijo Ace.

-No tenemos ni idea de qué nos pasa-siguió-lo mejor es llamar a un hospital.

-Si, vamos a salir-secundó Robin.

Abrieron la puerta, pero varios vampiros les estaban esperando al otro lado. Por lo que asustados cerraron de nuevo y se agacharon en un rincón.

-¡Qué horror!¿habéis visto eso?-dijo Sanji.

-¡Vampiros!-dijo Ace.

-A lo mejor es Halloween- dijo Robin.

-Aunque lo sea, esos tíos no son unos niños y no van disfrazados-dijo Luffy- Randy tiene razón. Creo que son vampiros y desde luego no buscan chuches.

-¡Cazador!-los vampiros no dejaban de gritarle y de golpear el escaparate.

-Las puertas, hay que mirar si hay más puertas y cerrarlas y poner objetos grandes delante-dijo Nami y fue a realizar la tarea con su amigo moreno.

-Los monstruos existen ¿sabíamos eso?-seguía el rubio.

-Como propietaria de una tienda de magia, propongo luchar. Podemos usar cosas de la tienda. Trucos mágicos...o como se llamen.

-¡Dadnos a Ace!-dijo uno de los vampiros de fuera.

-¿De qué están hablando?-preguntó la morena, aunque todos pusieron cara de no entender ni pizca.

Ace fue a por estacas y las repartió a los otros dos.

-Querrán esto.

-¡Cazador, sal a jugar!-seguían.

-Cazador, es justo lo que han dicho antes-dijo Robin- oh, van a usar las estacas para...

-¿Cazar a alguien?-preguntó Sanji horrorizado-a un hombre ¿quienes se creen que son?

-Chupasangres- dijo Ace -matan chupando sangre. Ten cuidado Satou.

Nami y Luffy regresaron.

-Hay una trampilla en el sótano-dijo el moreno-parece que da a las alcantarillas.

Todos fueron de camino, pero un par de vampiros atravesaron el escaparate y entraron. Empezaron a gritar y a correr en todas direcciones.

Luffy se arrodilló y suplicó-no sé quien soy, pero paciencia, padre nuestro que estás en los...

El vampiro que creía que iba a por el, fue a por Ace. Lo cogió por los hombros y lo empujó contra un estante.

-Nos debes algo-dijo el vampiro al de las pecas.

-Vale, coge tus estacas-dijo tirándolas al suelo.

-No seas estúpido. Tienes los gatitos del jefe.

-¿Gatitos?

Sanji fue a por el vampiro-eh, no toques a Randy- dijo y le clavó una estaca en el corazón. Convirtiéndole en polvo y dejando a los demás alucinados, inclusive a el mismo.

-¿Qué has hecho?-preguntó Nami.

-No lo sé...pero mola.

-Al jefe no le va a gustar esto-dijo un vampiro antes de huir-volveré y no estaré solo.

Ace cerró la puerta y Sanji miró al resto-ya sé porque Satou es el jefe, soy como un superhéroe o algo-estaba super contento. Luffy se desmayó-a ver, tengo un plan- Nami reanimaba a su amigo-quieren a Randy y yo parezco fuerte...super fuerte. Bueno, id por las alcantarillas al hospital y Randy y yo le daremos una paliza a esos monstruos.

-¿Ese es el plan?-preguntó Ace, nada conforme.

-Si.

-Vale.

-Yo no me voy de la tienda-dijo Robin- puedo probar algunos conjuros o algo.

-Está bien, ponte con ello. Nos vamos ¿listo Randy?

-Si Satou.

-Hijo...ven aquí- Robin estaba seria y le abrazó.

Sanji y Ace salieron corriendo por la puerta. Los vampiros de Arlong y él mismo les siguieron. Pero un vampiro agarró a Ace y éste sacó sus colmillos y le golpeó.

-Eh, yo también soy un superhéroe- dijo Ace orgulloso. Sanji se giró a mirarlo y vio que él también era un vampiro. Salió corriendo asustado-¡Satou!¿a dónde vas?-le siguió.

A Nami y a Luffy, también un vampiro les persiguió por las alcantarillas.

Cuando Ace alcanzó a Sanji, éste le tiró al suelo y le inmovilizó poniéndose sobre el.

-Maldita sea, ¿pero qué haces?

-No sabes quien eres...-dijo Sanji.

-Claro, ninguno lo sabemos y nos persiguen unos vampiros...

-¡Eres un vampiro!

-¿Yo un vampiro?

-Tócate los dientes-obedeció-yo mato vampiros.

-Y yo muerdo a humanos. ¿Por qué no tengo ganas de morderte?¿y por qué lucho contra otros vampiros?. Debo ser un vampiro moderno. De los buenos- Sanji seguía sentado sobre su cintura y el moreno se apoyaba en los codos para elevarse-y busco la redención. Ayudo a los indefensos.

-Dios mío, menuda cutrez.

-Soy un héroe, es decir, tener un papel tan feo en la vida y poder superarlo. Buscar causas mejores y más nobles es una inspiración.

El rubio se levantó y Ace le imitó.

-¿Y nosotros?-siguió con su monólogo y señaló al chico-enemigos naturales. Luchamos juntos contra las fuerzas del mal. Confianza. Yo no te muerdo y tu no me clavas la estaca.

-Depende de cuanto sigas rajando.

Sus perseguidores llegaron. Nami y Luffy seguían huyendo por las alcantarillas y el cristal se le cayó del bolsillo a la pelinaranja.

Sanji y Ace se enzarzan en una pelea.

Luffy pisa el cristal por accidente y lo rompe. Con lo que todos recuperan la memoria.

El cazavampiros y el vampiro acaban con todos los enemigos.

-Eres todo un caso señor Ace- dijo Arlong- luchas contra los tuyos, eres amigo del cazador y oh, menudo traje. Pareces un gángster italiano. Bueno, respecto a nuestra pequeña deuda...no necesito los gatitos.

Ace le cogió de la solapa del abrigo, asustando al demonio-te pagaré. No soy un tramposo.

-Si, claro. Eres de fiar, ya lo sé-añadió nervioso y se marchó.

Sanji parecía aturdido de haber recuperado la memoria.

-¿Estás bien?

No le respondió. Simplemente se fue.

Esa misma noche, Robin se marchó tal y como había dicho que haría. Sanji fue al Baratie solo y se sentó junto a la barra. Estaba deprimido. Su vigilante era alguien muy importante en su vida, y ahora ya no la volvería a ver. Como a Zeff. Como a Zoro.

Ace se acercó a el. Sanji le miró, se levantó del taburete en el que estaba sentado, le rodeó el cuello con los brazos y le besó.

La noche siguiente, Sanji salió de caza, pero se topó con un par de atracadores humanos robando a una pareja. Cuando ya los tenía bajo control llegó Ace y ambos tipos acabaron huyendo.

-¿Pero qué diablos haces?-el rubio se molestó por haber perdido a los criminales.

-Creía que eran demonios.

-¿Ah si?, pues menuda vista tienes aguilucho.

-Recuérdame que no te ayude.

-¿Más a menudo?

-Deberías dejar que muerda a los bandidos.

-No, siguen siendo humanos. Tendrás que desahogarte luchando contra demonios.

Ace sonrió pícaramente- hay otras formas de desahogarse.

-Eso se merece un tajante hasta luego-dijo el rubio dispuesto a irse y dándole la espalda al otro.

-Saaaaanjiiiii- canturreó.

-Ace, es tarde ¿podemos acabar esto otro día?

-Quieres pasar directamente a los besos ¿eh?-el moreno se le acercó.

-No pienso besarte Ace, una vez, pero nunca más.

-Eres un calienta braguetas ¿sabes cazador?. Me pones el motor a cien, dejas que la tensión fermente un par de días y ¡bam!, te conviertes en el rey de hielo.

-¿Necesitas más metáforas para esa teoría?-cuestionó mientras se iba.

-¡Es solo cuestión de tiempo que te des cuenta de que yo soy lo único que tienes guapo!¡no tienes a nadie más!

Cuando volvió a casa, en las noticias, descubre que han congelado al vigilante del museo de la ciudad y va al lugar del crimen a investigar. Todo está lleno de periodistas y curiosos, por lo que no puede acercarse.

Al alejarse un poco, se topó otra vez con Ace.

-Qué bien-ironizó.

-Vaya, vaya, vaya, mira quien ha decidido venir.

-¿Qué haces aquí Ace?

-Verás, había un hombre congelado ahí dentro. Un poco de compasión. Oye, ya que estamos aquí, podríamos investigar ¿sabes?, en equipo.

-Ya, pero eso nunca acaba bien ¿no?

-La otra noche si.

-Pareces muy obsesionado por un par de besos Ace- dijo e intentó alejarse.

-Y tu pareces muy ansioso por olvidarlos.

Sanji dejó de andar y le miró-mira, lo siento. ¿Vale?, lo siento si has creído que era algo más.

-¿Pero?

-Pero cuando te besé, sabes que estaba pensando en Robin ¿no?

-Siempre he tenido dudas con vosotros dos.

-¿Qué?, ugh, que asco Ace, podría ser mi madre...se fue, yo estaba deprimido, me sentía vulnerable y me equivoqué al besarte. Pero eso era todo, tienes que olvidarlo.

-¿Ha funcionado?

-¿El qué?

-¿Te has autoconvencido?-el vampiro parecía muy seguro de si mismo.

-Por favor, déjalo-se dio media vuelta y anduvo, con el otro detrás.

-Un hombre puede cambiar.

-No eres un hombre- Sanji volvió a encararle de nuevo-eres una cosa, una cosa malvada y asquerosa-iba a andar, pero el vampiro le agarró por el hombro.

-Deja de huir de mi.

-No me toques-dijo y le arreó un fuerte puñetazo en la cara, que el moreno devolvió más fuerte aún, tirando al chico al suelo. Sanji se iba a levantar al instante, pero de pronto sintió una punzada en la cabeza y vio unas imágenes confusas en su mente.

-No creí haberte pegado tan fuerte...-Ace se agachó a su altura.

El rubio respiraba agitado y se había llevado una mano a la sien.

-Un demonio...-musitó-un demonio...le ha hecho eso al guardia...sé donde está...tengo que ir a matarlo...

-¿Qué?

-Algo me está pasando-el cazavampiros temblaba y Ace le ayudó a levantarse-lo he visto. Sé donde se encuentra el demonio. He visto la dirección, y su próxima víctima. Hay que impedirlo.

-¿Cómo que lo has visto?, no te entiendo...

-En mi cabeza.

Fueron a donde Sanji le guió y efectivamente, allí estaba el demonio. Lo mató sin mucha dificultad. Ace estaba asombrado con el hecho de que lo hubiera sabido así sin más.

-Oye Sanji- el vampiro le acompañaba a casa a pesar de que no era en absoluto necesario. Iban por una callejuela estrecha-ya que has matado al demonio de la semana, deberíamos continuar la charla.

-Estoy harto. No me apetece. Lo dejamos para mañana ¿vale?, ven a la hora del desayuno-dijo sabiendo que el vampiro no podía aparecerse durante el día.

-Quiero hablarlo ahora.

-Déjame en paz Ace- el vampiro se puso delante de él, impidiéndole el paso-quítate de en medio.

-¿O qué?-retó.

Sanji hizo un gesto de 'tú te lo has buscado' y le asestó un puñetazo que le volteó la cara. Ace se lo devolvió. Y el rubio le arreó varios más. Se pelearon a golpes, cada vez más fuertes. Y acabaron dentro de un edificio abandonado y algo ruinoso.

La pelea iba subiendo de intensidad e iban rompiendo las paredes a su paso. Ace acabó destrozando las escaleras de madera y Sanji lo lanzó contra una chimenea de piedra que acabó de la misma manera.

Ace rió-pobre niño perdido-se colgó de la lámpara del techo y ésta parecía ceder por su peso-no encaja en ninguna parte-le asestó una patada y lo lanzó al suelo-no tiene a quien amar.

-¿Yo?¿perdido?¿y tú qué idiota?, pobre Ace, no puede ser humano, no puede ser vampiro. ¿Dónde diablos encajas tú?

Más golpes.

-Tu misión es matar al cazador, pero solo puedes seguirme mientras se te cae la baba.

-¡Estoy enamorado de ti!

-Estás enamorado del dolor. Reconócelo, te gusto porque disfrutas recibiendo palizas ¿entonces quién está peor?

-Hola, soy un vampiro. Se supone que yo vivo en las tinieblas-cogió al rubio de los hombros y le lanzó contra una pared. Se acercó y lo agarró de la solapa de la chaqueta-¿cual es tú escusa?

Sanji le empujó contra otra pared. Empezaban a caer escombros del techo.

-No quería hacerte daño guapo-dijo Ace.

-Que más quisieras que poder hacerme daño-ambos se sujetaban mutuamente de la ropa.

-¿Tienes miedo de arriesgarte?-Sanji lo empujó contra otra pared resquebrajada-¿crees qué...?-el rubio le silenció besándole con fuerza. Enroscó los brazos en su cuello. El vampiro lo sujetó por la cadera y lo empujó contra una columna mientras todo a su alrededor se iba cayendo a pedazos.

No dejaban de besarse apasionadamente. Ace no cerraba los ojos, quería cerciorarse de que aquello pasaba de verdad. Sintió la mano del rubio bajarle la cremallera del pantalón a tientas. Él ya estaba bastante excitado, por lo que no le disgustó la acción, pero sí le sorprendió. No se quedó atrás, hizo lo mismo con el pantalón del otro, que entonces dejó de besarle para mirarle a los ojos.

Sanji estaba sonrojado y respiraba agitado por la falta de oxígeno. Ace le bajó levemente los pantalones, dejando al descubierto los glúteos del otro, y su miembro igual de animado que el suyo. Y lo volteó para que le diera la espalda. El rubio apoyó los brazos en la columna, y sobre estos dejó caer su frente. Sudaba. Estaban peleando e iban a tener sexo.

Sintió la punta del miembro de Ace en su entrada y cerró los ojos. El vampiro soltó un quejido ronco al empezar a penetrarle y Sanji gimió sonoramente. Los escombros caían por doquier a su alrededor, pero ya ambos parecían ajenos a eso. Cuando ya Ace estuvo completamente en su interior empezó a embestirlo con fuerza. No era de extrañar, puesto que lo había estado deseando desde hacía tiempo.

El rubio no cesaba de gemir de placer. A pesar de todo, lo estaba disfrutando. Y el moreno comenzó a besarle el cuello con desesperación.

En eso estaban, cuando el suelo se derrumbó bajo sus pies, y cayeron al piso de abajo. Pero siguieron con lo que estaban haciendo.

Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).