“I cann’t be mad with you.”
Ch.1.- I made him go mad with me? Part II
Darren Pov’s.
Pasamos viendo todos los autos, la señorita se los enseñaba a MI pelirrojo, y yo estaba que echaba chispas, de verdad que era la primera vez que me daban ganas de golpear a una chica, y vaya que yo no era de ese tipo de personas, por lo general era muy calmado, pero…
¡MALDITA SEA! ¡Quería que esa chica dejara de ver a Larten como comida y como si ella estuviera muerta de hambre! Aunque bueno, era algo normal viniendo de un chico rico y atractivo como el… ¡Pero aun así! Mire mi reloj, era algo tarde para que una agencia estuviera abierta, las 9:17 de la tarde, pero seguro y a ricachones si abrían.
-¿Hay alguno que le guste Sr. Crepsley? –pregunto mientras se le acercaba y sus pechos insinuantes se rozaban con los de mi esposo. Me toque mi propio pecho y llore internamente mientras en mi mente mordía mi ropa, pero lo único que podía hacer era aguantar y echar humos por las orejas.
-Si, bueno, la verdad es que me gustaría algo mas… mmn, menos grande, prefiero cuando no tienen nada de eso, ya sabe, cosas que no sirven mucho y que son de adorno, es que ese tipo de cositas no están echas para mi –dijo el mientras le miraba los pechos en una forma que no supe descifrar, pero al menos no parecía una forma coqueta o algo así… creo que le agarraría rencor a esa mujer. La mujer se vio ofendida, pero no supe nada.
-Bueno, si me permite, seguiremos viendo, por favor –dijo el mientras la señorita solo se iba echando humos y roja del rostro. Ladee mi cabeza confundido. No entendía nada, solo sabia que Larten hizo algo que hizo que la chica se fuera enojada.
El empezó a caminar entre los autos y yo solo le seguí calladito mientras me retorcía las manos, nervioso. No sabia como arreglar aquel percance con mi amado, no quería que estuviera enojado conmigo, y como había dicho antes, no supe si fue por mi gran bocota o su terquedad de querer comprarme un auto nuevo y yo querer negarme a ello.
Bien, trataría de por lo menos quitar este ambiente tan tenso que al menos yo sentía. Por qué el parecía como si nada, observando los diferentes modelos de autos, algunos mas bajos o grandes otro mas altos y pequeños, de diferentes colores cada uno, y con su respectivo nombre raro que no estaba dispuesto a memorizar.
Suspire y abrí la boca para empezar a hablar.
-La-larten, ah, bueno, emm… -¡Genial! ¡Simplemente genial! A buena hora se me ocurría tartamudear y ponerme nervioso.
-¡Ne-necesitamos hablar! –dije nervioso mientras me ponía ha agitar nervioso las manos y cerraba los ojos.
-Tsk… vale –dijo el, molesto. Creo que iba a ser más difícil de lo que pensé…
-Ven –dijo en tono de orden, a lo que solo obedecí. Él se subió a un auto azul marino en el asiento piloto y yo en el otro delantero.
-¿Te gusta este? –pregunto.
-Ah… Larten, no quiero que estés enojado, perdón por lo que hice –dije mientras veía el anillo de oro de compromiso que él me había dado, me lo quite y lo acaricie dulcemente.
-Bien, tal vez te guste la velocidad de esta belleza –dijo el. Me estaba ignorando, pero mira que manías tenia este.
-¡No me ignores! –dije enojado, pero el acelero el carro ¡¿Cómo demonios hizo eso?! ¡El no tenia la llave… ¿o si?!
-Gyaah! ¡El anillo! –grite mientras este se escapaba de mis manos, el siguió manejando hasta detenerse en un lugar que no supe donde quedaba. Mire hacia los asientos traseros, pero no había nada. Me pase a aquellos asientos, valiéndome si los ensuciaba.
Justo cuando lo encontré, estaba con trasero para arriba, y buscando debajo de los asientos, extendí mas mis manos hasta alcanzarlo, me lo puse y Salí de debajo, tope con el cuerpo de… ¿Larten? Lo mire y el me beso, a lo que correspondí torpemente y sorprendido.
-Es hora de tu castigo –dijo mientras volvía a besarme, me puso sobre los asientos y sin dejar de besarnos se puso sobre mí.
-Ah, ¿Dónde estamos? –pregunte mientras intentaba quitármelo, el solo se puso de terco como siempre, y mejor lo deje.
-En el estacionamiento de la agencia –dijo risueño.
-De-debemos dejar el auto donde estaba –dije avergonzado mientras sentía su mano vagar por mi entrepierna, la cual se estaba despertando. Me desabrocho el pantalón bajándolo de golpe, y apretó mi entrepierna rudamente, a lo que solté un grito y el me callo, dándome un profundo beso. El rio.
-No debes preocuparte por eso, ¿Qué no querías arreglar las cosas? –pregunto mientras apretaba mas mi entrepierna y solté un gemido. Me tape la boca rojo de vergüenza.
-Pareces un pequeño tomatito –dijo riendo. Yo negué con la cabeza enojado.
-No te enojes –le susurre.
-¿Enojarme? –pregunto susurrando y confundido.
-Quiero decir… ¡No te rías y deja de tocarme que me pones nervioso! –le susurre mientras el reía feliz de la vida.
-Me encanta ponerte nervioso, te ves tan hermoso y bello de esa forma, que me dan ganas de hacerte cosas pervertidas –susurro a mi oído el cual lamio y mordisqueo sensualmente.
-No hagas eso Larten, yo… ahh –no evite salir aquel gemido, me gustaba lo que me hacia. Bese su cuello mientras le desabrochaba aquella camiseta de botones. Toque su bien formado pecho y lleno de cicatrices por diferentes cosas del turismo en el mundo. A él le gustaba andar turisteando en los bosques y eso, aunque siempre regresaba hecho un desastre, pero terriblemente mas sexy, y me asesinaba de placer con solo verme.
-Parece que ya estas mas cooperativo cariño –dijo a mi oído mientras tocaba mi hombría por sobre la ropa interior. Se quito su camisa y me ayudo a quitarme la mía. Quedamos con los torsos desnudos, y aunque estaba muriendo de vergüenza por mi debilucho cuerpo al lado del suyo el cual era del dios de las guerras, aun así lo abrace y le di pequeños besitos en el cuello.
-Mnn, no me tientes Darren –susurro meloso.
-Yo, l-lo quiero –susurre completamente avergonzado. Él no se movió, y un silencio sepulcral inundo dentro del auto.
-¿Qué dijiste? No te escuche –susurro a mi oído, mientras metía su lengua a este y trate de no ponerme a gritar como histérico por eso, pues el sabia que me daba algo de cosa que el hiciera eso, pero a él le encantaba verme en ese estado entre miedo, curiosidad y enojo. Sentía como si fuera de esas serpientes viscosas que eran aliens pervertidos del espacio, por eso no me gustaba mucho que lo hiciera, pero para ser sincero, me excitaba también.
-Y-yo quiero que… ya sabes –dije avergonzado. Escondi mi cara en su cuello.
El siguió metiendo su lengua en mi oído y sentía aquel musculo salir y entrar de el, recordándome penetraciones en otra parte.
-Sigo sin escucharte, dilo mas claro –dio el sonriendo.
-¡Te quiero dentro de mi ¿Vale?! –le grite rojo mientras lo tomaba del rostro y le daba un beso, el cual correspondió con gusto. Nos separamos y el me sonrió pícaramente.
-Te había entendido desde la primera vez –dijo mientras se relamía los labios.
-¿Entonces por qué me hiciste repetirlo de nuevo hasta gritarlo? –lre pregunte mientras unas lagrimas de cocodrilo querían salirse. El sonrió, mientras me daba un tierno beso en los labios, no fue como los otros, era un beso puro en el que trato de demostrarme sin lujuria alguna, lo que el sentía hacia mi.
-Te dije que te castigaría ¿no? –pregunto.
Larten Pov’s.
Me miro con esos ojos tan profundos y hermosos que tiene. Como amaba a mi esposo, y la verdad es que se merecia lo que le hacia… ¡Mentira! El no se lo merecía, pero aun asi.
Mi plan era llevarlo a los celos extremos, y hacer que pelease conmigo y reconciliarnos con una dosis de amor puro y caliente (N/A: Osea, en otras palabras, SEXO, o como dice y prefiere Larten, “hacer el amor” xD!!) como los dos disfrutamos tanto. Pero creo que su reacción no fue esa, y al parecer desde el principio el solito se hecho la culpa por que yo me “enoje”.
-Bien, creo que ya estas duro, y húmedo –dije mientras tocaba el miembro viril del pelinegro debajo de mi.
El solo se recostó de nuevo en el asiento del automóvil, y yo baje mi rostro a aquel apetitoso y palpitante pedazo de carne que proclamaba a gritos mi ayuda.
Lo metí en mi boca y el solo quiso cerrar las piernas, pero no le deje, con una mano me quite la presión de una de ellas, y con la otra, le empecé a pellizcar sus rosados y erectos botoncitos.
Parecía estar sintiéndose bien, pues gemía sin control, y era raro ver que no tratara de taparse la boca para que estos no se escucharan, pero me gustaba que no lo hiciera.
Seguí con aquel vaivén, y el pelinegro me jalo de los cabellos y me retiro de lo que hacia, a lo que solo le mire y el acerco su rostro sonrojado a mi cara. Estaba como ido, completamente ensimismado en sus placeres. Pasó su lengua por mis labios y después se puso boca abajo, y puso su mejilla contra el asiento del auto, y sus rodillas en el mismo, mientras mostraba seductoramente su entrada y me miraba con aquella pervertida y anheladora mirada que seduciría y calentaría hasta el más grande de los cubos de hielos.
Se echo baba en los dedos y empezó a auto penetrarse con dos dedos lentamente mientras cerraba los ojos y hacia gestos de total perdición para mi. Sentía como mi pene empezaba a endurecerse por la excitación, por lo que me quite el pantalón y baje mi ropa interior.
-R-rapido… aannn… Lartemmnn… aaahnnn… –gemía mientras seguía penetrándose con sus dedos. Veía como los sacaba y metía rápidamente aquellos dos dedos, mientras me daba cuenta que también empezaba con la otra mano a masturbarse en aquella posición, mientras me veía y se lamia y relamía los labios otra vez.
Endemoniada y completamente sexy, definitivamente él era mi perdición.
Acerque mi rostro y mientras el aun sacaba y metía sus dedos rápidamente, lamí alrededor de su entrada, haciendo que empezara a mover sus caderas. Recorrí sus piernas con mi lengua y después con mis manos, recogiendo el sudor de mi amante, el cual no sabia a nada menos que a agua corriente, mezclado con un poco del olor del pelinegro, su hermoso y fragante aroma embriagador y seductor, al igual que de inocente y noble.
-¡Larten! ¡Ya ponlo dentro! –gimió haciendo pucheros, a lo que sonreí y acaricie su entrada con mi miembro erecto. El hizo que su trasero se acercara mas a mi, lo que me daba algo de gracia, parecía impaciente, y eso que el pedía “descanso” esta misma mañana.
Me pegue a su sudada espalda, y metí un dedo mientras soplaba a su oreja.
-¡Ah! ¿Pero que… mnn... Crees que haces mnn? –pregunto mientras me veía con otro de sus pucheros.
-Shh –le chite mientras daba un pequeño beso en su hombro. Saque mi dedo y empecé a meter mi excitado miembro, a lo que se aferro a la puerta del auto con fuerzas. Cuando estuve adentro, fue como la primera vez, apretado y muy placentero. Lo embestí a una velocidad que me pareció bien si tener que lastimarlo demasiado y que supuse que se acostumbraría mas rápido, y vaya que tuve razón, a los cinco segundos lo tuve debajo gimiendo mi nombre siempre que rozaba aquella zona de su interior que le parecía tan placentera a mi esposo, ¿Y por qué no? A mi también.
Lo seguí embistiendo cada vez mas, mientras nuestros cuerpos se volvían de fuego y uno solo, se fundían y nuestros corazones iban a todo galope. Estábamos prácticamente bañados en sudor, y nuestros cuerpos ardían juntos, mientras nos dábamos cada muestra de amor y ternura, ya fuera con besos o miradas cómplices del placer.
El seguía masturbándose y yo le estaba la espalda y pinchaba sus pezones con cariño. No supe cuando se vino, pero sentí como sus paredes me aprisionaban mas y me vine dentro de él. Salí dentro de él y mi semen salió de su entrada. Se toco su entrada y agarro algo del mismo y lo lamio.
-Sabe extraño –dijo sonrojado. Yo solo me reí mientras rascaba nervioso y completamente feliz, mi cicatriz en la mejilla.
-Bien, hay que dormirnos, esta decidido, compraremos este auto –dije mientras me sentaba y me ponía los pantalones. Él se sonrojo y le ayude a limpiarse, mi camisa ya no serviría.
-Te dije que no lo necesitaba –dijo mientras se acercaba desnudo a mi y se sentaba entre mis piernas, le abrace y le di otro beso en la mejilla seguido de una caricia en la otra mejilla con la mano.
-No dejare que nadie mas compre lo que hicimos en este automóvil, sera un pequeño recuerdo –dije mientras le sonreía. El se puso rojo de nuevo y asintió mientras volteba y me daba un pequeño beso.
Él se durmió primero y yo no supe nada hasta el día siguiente.
-¿Y bien Sr. Crepsley? ¿Ya se ha decidido por uno? –pregunto la muchacha que se me había insinuado el día anterior.
-El que esta afuera –dije mientras apuntaba al que me refería.
-Ya veo, le daremos uno de esos mañana en la mañana –dijo sonriendo.
-No. Quiero que sea ese exactamente –dije sonriendo.
-Pero Sr… -rezongo la chica, sin dejar de ser amable.
-Tenga, ¿Es suficiente? –pregunte mientras le daba un manojo de billetes de dólares de cien, mientras ella se quedaba muda y miraba tal cantidad de dinero como si no pudiera creérselo. Me miro y asintió en silencio, a lo que sonreí.
Cuando fuimos a casa, en el auto nuevo, y un guardaespaldas con el viejo siguiéndonos, decidí contarle a Darren.
-Oh cariño –le hable. El me miro curioso.
-¿Qué pasa? –pregunto mientras después volvía a mirar hacia la ventana nervioso y veía como mi inocente hombre de pelos negros se había puesto rojo.
-Nunca estuve enojado, no puedo estar enojado contigo, estaba actuando y vaya que lo hago bien, no crees? –dije simplemente.
-¡¿QUEEEE?! –grito el pelinegro a lo que yo solo reí mientras seguía conduciendo, y mi Darren empezaba a gritar incoherencias sobre el asesinato que según él estaba planeando. Pero para mí que era la receta de cocina de alguna cosa.
Que hermoso era Darren, simplemente lo amo con todo el corazón, y es por eso justamente, que no puedo estar enojado con el.
~.Fin.~