Just a kiss…
1
-Por favor… yo sé que tú puedes.
-No lo haré.
-Vamos… ¡por favor! ¡Es solo un beso…!
-¡Tienes doce años, yo tengo dieciocho!
El problema no era que no pudiera hacerlo, era que simplemente… no debía. Ya saben, eran chicos… él era un niño… claro, eso el “niño” no quería entenderlo. El niño se llamaba Ben y con sus escasos doce años quería saber que se sentía besar a alguien. Jared con sus dieciocho años recién cumplidos… no podía. Según él, no podía corromper al menor. A pesar de que él niño tenía una mente muy acelerada.
Los niños de ahora ¿Qué se puede hacer?
Ben tenía doce y era rubio, de ojos cafés achocolatados y piel blanca. Sus pestañas largas y tupidas lo hacían ver angelical. Quizás por eso Jared pensaba en si decirle que no o mandarle al demonio de la mejor forma y no lastimarlo tanto.
Jared ya era mayor de edad y era castaño. De ojos verdes y con el cabello hasta un poco más arriba de los hombros. Le gustaba llevarlo así ¿y qué? Que aquellos idiotas de su instituto dijeran que parecía una mujer no le interesaba.
El tamaño de Jared superaba por lo menos por dos cabezas al de Ben, a este no le interesaba. La raíz del problema era que Ben había visto y había oído “demasiado” sobre el cómo las personas demostraban su amor. No solo su amor, sino también el cómo algunos adolescentes demostraban que ya eran “grandes”.
Tenía curiosidad. La curiosidad que todos sentimos alguna vez, lo que muchas personas, por no decir todas, sienten. Especialmente los niños.
Ben no tenía idea de que a lo que ellos se referían era… de sexo, hablaban de sexo, no solo besos. No había amor, solo deseo. Pero claro, él no lo sabía. La razón por la que le había dicho e insistía que fuera Jared el que le besara era que… muchas chicas creían y decían que Jared estaba buenísimo, Ben no sabía a qué se referían pero si muchas personas lo decían era por algo ¿Cierto?
Algo bueno, esperaba.
Jared era el vecino de Ben, ahora estaban en el parque… el mayor intentaba convencer al chico de que se quitara esa idea de la cabeza, llevaba días pidiéndole lo mismo. Con lo que no contaba era que el niño era de armas tomar y estaba decidido a conseguirlo.
Por una parte, no entendía porque tanta insistencia. Estaban en el parque que quedaba a la vuelta de la casa de ambos, el parquecito donde muchas parejitas se escondían para darse un momento a solas… donde muchas parejas terminaban… también donde muchos iban a pasear.
El niño estaba apoyado en uno de los asientos y Jared estaba sentado. Estaba con el ceño fruncido, estaba cansado de aquel mocoso, decidió darle un hasta aquí.
-Dejare de insistirte si lo haces, es simple…
Aquel niño lo observaba con los ojitos brillantes, el pelo cayéndole en la cara y… ¿Por qué rayos le parecía atractiva la idea de besarle? No, no. No tenía a nadie a quien responderle, ni alguien que le reclamara pero su sentido común le decía que no. ¡Por dios si era un niño!
-Jared… dime que sí. Prometo que nadie lo sabrá.
Y con esa frase, Jared rechino los dientes y tomo el rostro del pequeño en sus manos. No supo el momento exacto pero los ojos abiertos a más no poder del niño le decían que lo había sorprendido. Ahora el besar los suaves y hasta hacía segundos jamás tocados labios del niño, era lo que Jared diría o llamaba… una sensación confusa.
No era algo malo, sino algo que era realmente agradable. Quizás demasiado.
El niño había cerrado los ojos, como un impulso Jared también cerró los ojos y presiono sus labios contra los otros. Suspiro, las manitas de Ben estaban apoyadas en el pecho del mayor y los inexpertos labios de Ben se encontraban por primera vez con otros. No sabía que mucho tiempo después le dirían que estaba mal, los chicos entre chicos no debían hacer nada.
Los chicos tenían que estar con chicas. Eso era lo que tenía que ser, le dirían.
Pero eso no significaba que tendría que ser así ¿verdad?
Ben movió tímidamente sus labios y Jared mordió su labio, haciendo brotar un gemido… el primer gemido. Fue inconsciente e irrefrenable. “Le gusta” pensó Jared sorprendiéndose a sí mismo “a mí también me gusta”.
Luego de unos minutos, Jared sonrió y alejo al chico que necesitaba aire.
-Eres genial.
Se miraron unos segundos en completo silencio, no lo notaron pero ambos tenían los ojos brillantes. Los labios de ambos estaban húmedos, el niño se tocaba los labios como si no creyera aun lo que había pasado.
-Y eso que no fue con lengua. –murmuro.
-¿Qué dijiste?
-Nada.
Para Jared, iba a ser difícil de olvidar: había sido el primer beso de aquel niño y encima, aquel niño había sido el primer chico al que besaba. ¿Qué niñez la de ahora, Eh?
-¿Cómo lo hice? –quiso saber el más pequeño.
-Bien, no lo hiciste tan mal. –le respondió el mayor sonriéndole ampliamente y alzando la mano para acariciar la mejilla de Ben.
Ninguno de los dos se explicaba la razón del latir acelerado de sus corazones, el solo mirarse y quedarse como tontos observándose era totalmente nuevo. Jared ya había estado con un par de chicas pero con ninguna había sentido lo que ahora sentía… había sido solo un beso y era algo incomparable.
Las mejillas sonrosadas del niño podrían indicarle un par de cosas: la primera, estaba cansado. La segunda, estaba avergonzado. Y la verdad era que estaba avergonzado y cansado.
¡Si así se sentía besar, ya quería volver a hacerlo!
-Jared... –llamo. – ¿a quienes más has besado?
-No lo sé.
-¿Han sido tantas personas? –pregunto mitad riendo y mitad serio. Ver aquel infantil rostro con aquella expresión le hizo reír.
-Que va, solo que no lo recuerdo.
-Podrías… no sé…
-¿Qué cosa?
-Podrías hacerlo de nuevo. –pidió con la vista en el piso y sin tener el valor de mirarlo a la cara.
El mayor no respondió y se inclinó hacia adelante, tomando entre los suyos aquellos labios que si bien serían tomados muchas veces pero esos que le estaba dando en ese momento… serían inolvidables.
La caricia del chico era lenta y con ternura, no estaba con alguien experto y tan solo tenía doce. Tenía que demostrarle lo bueno que era para que lo recuerde para siempre. Entonces Jared sonrió dentro del beso y pensó lo confuso que aquel niñato lo hacía ponerse.