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Esta noche por sugar-blood

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Notas del capitulo:

tarde en actualizar lo siento pero ya estoy aqui n,n

El primero en despertar fue Claude, intento levantarse pero unos brazos lo tenían rodeados. Entonces se acordó de ayer y todo lo sucedido. Sonrió de medio lado y con cuidado desato aquellos brazos de su cintura y las acomodo en la cama.

Se levanto y se dirigió al baño donde se mojo el rostro y lavo sus dientes, al voltear al espejo se pregunto; ¿Cómo había terminado con aquel tornado rubio?

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Estaba en la boda de su mejor amigo, compañero de trabajo y demás; se había acabado la boda civil y ahora estaban en la fiesta; odiaba las reuniones de ese tipo, solo estaba ahí porque sabía que era muy importante para Sebastian.

Sentado en el bar del lugar reservado para el festejo veía como las parejas bailaban música muy moderna, observaba a Sebastian y Ciel (ahora esposo de su amigo) bailando y sonriéndose el uno al otro como si fueran los únicos en la pista.

Muchas veces envidiaba a Sebastian, conseguía lo que quería cuando quería, no paso eso con Ciel, pero con el paso del tiempo y cambios por parte del ojirojo, lo logro y conquisto al menor.

Resoplo cansadamente. No es que le molestara estar solo, pero a veces deseaba a alguien a quien amar. Su madre murió cuando apenas tenía 8 años, su padre se la pasaba trabajando, su hermano estudiando y a él lo dejaban solo en su casa; quien en su sano juicio dejaba a un niño de 8 años solo en casa; por eso maduro rápido y se dedico a estudiar y a nada más; en la universidad Sebastian fue su compañero de cuarto y convivieron tanto y pasaron tantas cosas como la muerte de su papa y la madre del ojirojo, quedándose los dos huérfanos ; en esta ultima Sebastian no pudo asistir al funeral, estaban en a pocas semanas de graduarse y los exámenes estaban a la vuelta de la esquina, en ese momento Sebastian tenía que pensar en el futuro de su hermano menor llamado Alois, que Claude no conocía. Sebastian le había dicho que se fue a estudiar al extranjero después de la muerte de su madre.

Resoplo por segunda vez, ya había rechazado a la mayoría de todas y todos los que se le acercaban.

Observo que alguien se acercaba a donde estaba, era un chico rubio, con un traje formal negro pero sin corbata y abierta de los primeros 3 botones, la vestimenta le quedaba endemoniadamente bien, pegado a su cuerpo con curvas que cualquier mujer envidiaría.

Pensó que el muchacho pasaría de largo pero no, fue directamente hacia él, y se sorprendió un poco.

-¿me harías el gran honor de bailar conmigo?- dijo con una mano extendida aquel chico rubio de ojos azules, cosas que a él le faltaban.

Agarro la mano, no sabiendo la razón del porque. Tal vez fue la sonrisa del chico, radiante llena de vida y esperanza.

Se dirigieron a la pista y se acomodaron a lado de Grell Suctcliff, de recursos humanos, y William T. Spears, contador de la empresa y su primo; no era un secreto que estos dos llevaban una vida de pareja demasiado intensa; hubo una ocasión que los encontró en el baño teniendo relaciones, traumante; no los despidió pues aun que él se mostraba derecho ante la idea de que las relaciones personales no se tenían que mezclar con el trabajo, llego a pensar que tal vez si él tuviera pareja, el trabajo no sería un obstáculo para su relación, como paso con su padre.

Ahora estaba bailando con ese rubio que se acercaba peligrosamente a su entrepierna, y por dios, el era hombre y aun que digieran que era como un tempano de hielo, él era humano; el menor sonrió socarronamente al notar la reacción de su parte intima, el solo frunció el seño y salió de ahí, era suficiente, estaba avergonzado y caliente. ¡Maldito mocoso!

Estaba a punto de abrir su carro pero fue detenido por unas manos más suaves que la seda.

-hey, ¿adónde vas?-pregunto la voz aterciopelada del chiquillo- ¿no me digas que me tienes miedo?-sonrió.

Claude no levanto la mirada de sus llaves y la cerradura. ¿Qué diablos le pasaba a ese chico?, ¿acaso quería ser violado?

-me parece que tu “amiguito” necesita atención-rompió el silencio el rubio y soltó una risita pegajosa.

Claude voltio rápidamente, tomo la muñeca y la cintura del rubio y lo acerco a él, sus entrepiernas se rosaron, soltó un gruñido y Alois un gemido.

-si tanto te importa, atiéndelo- le dijo con una voz ansiosa.

Tomo la mano del rubio y la posiciono en el bulto de su pantalón, provocando un suspiro del rubio.

-mmmm bien- dijo el rubio mientras tocaba la erección-no creo que quieras hacer una escenita aquí-dijo sobando cuidadosamente ese enorme paquete.

Claude no supo cómo, pero llegaron rápidamente a un motel cercano, cargo al chico rubio que reía en su hombro, hiso los tramites rápidamente y subió a la habitación.

Bajo al ojiazul y empezó a morderle el labio, y su acompañante ¡dios mío! Le correspondía tan, pero tan bien; estaba tan sumido en aquella boca que no se dio cuenta cuando el menor le quito la corbata y el cinturón y lo amarro a la cama (que despistado XD).

Gruño cuando su delirio se separo de él, y es cuando se dio cuenta de su posición.

-¿a que se supone que juegas?-pregunto.

El rubio se quito el chaleco, fue desabotonándose la camisa blanca lenta y sensualmente y por último se paro para bajarse el pantalón y su ropa interior junta, dejando ver a Claude al más hermoso ángel; desnudo, sonrojado y con los labios hinchados; hermosos, ese chico era maravilloso. Sus ojos destellaron ante la figura que tenia parada arriba de él.

El sensual ojiazul se agacho a su altura y lo beso ardientemente mientras desabrochaba su camisa y dejaba su pecho descubierto, fue descendiendo; lamia, mordía todo a su paso hasta llegar a su pantalones; en ese momento odiaba a los benditos pantalones y su creador; bajo el sierre con la boca y bajo un poco el pantalón y su ropa intima y saco con extrema devoción el pene del mayor, lo vio con un brillo lascivo, casi malvado; estaba palpitando un poco pero él sabía que podía crecer un poco más, así que, sentándose cerca agarro las dos erecciones y la fricciono una con la otra; al primer toque Claude se derritió por completo y removió su muñecas para liberarse, pero en verdad le gustaba mas así; era un poco masoquista, pero que se le podía hacer.

Mientras el chiquillo los masturbaba, suspiraban y gemían como locos, era el mejor polvo de su vida ¡y con un hombre menor que él! Ni con la mismísima Hanna, su novia la súper modelo, lo hacía tan bien; se inclino un poco al notar que el rubio había metido su miembro a su boquita deliciosa. La mejor felación que le habían hecho.

¿Cuánta experiencia tenia este niño? En cierta forma le molestaba, y gruño un poco.

-¿pasa algo?- le pregunto el ojiazul.

-no, nada- le dijo entrecortadamente.

El rubio sonrió majestuosamente y siguió haciendo su trabajo ¡valla trabajo! Con su lengua recorría desde la punta hasta sus testículos, como minino curioso. Moría cuando recorría la extensión de aquella vena que resaltaba desde la base hasta la punta de su pene.

Entonces, no supo cómo, se deshizo de su agarre y voltio al muchacho para que el pudiera quedar arriba. El rubio soltó un quejido demasiado erótico.

Ataco su sus labios de nuevo empezando una guerra que sabia el ganaría. Después ataco el cuello pálido del niño, mordió y lamio con hambre voraz, como si fuera un platillo exquisito.

Con cada rose, con cada caricia, el muchacho desconocido gemía como si le pagaran por ello. Lo estaba volviendo loco. Descendió hasta las tetillas rosadas de su pequeño compañero de noche, lamio en círculos alrededor de esos botones rosados y después succiono, se paso rápidamente hasta los muslos del niño rubio y realizo el mismo trabajo que en el pecho, cada vez se acercaba a la entre pierna, pero, para disgusto del menor, no fue directo al miembro palpitante, si no que se paso a la entrada.

Dirigió su lengua al anillo carnoso y lamio alrededor del ano, le dio un beso que hiso que el menor gimiera prolongadamente. Se levanto y se dirigió a la cara del ángel de cabellos rubios y lo miro a los ojos.

-lubrícalos- le dijo con calma mientras le enseñaba tres dedos y se los acercaba a la pequeña boca rosada.

Con sus pequeñas manos sedosas tomo la mano del mayor, se acerco los dedos y los metió a su boca como si fuera una paleta; se quedo embriagado con la vista del ojiazul, con los ojos cerrados y gimiendo cada vez que sacaba los dedos. Cuando pensó que era suficiente, dirigió los dedos al ano del chiquillo, realizo círculos alrededor, y metía la punta haciendo que se dilatara la entrada con la excitación. Después de saber que el niño ya no gemía tan fuerte metió los dedos salvajemente, ganándose un jadeo intenso, lleno de deseo.

Removió el lugar para encontrar el lugar donde más placer sentía su pequeño amante, al encontrarlo lo aplasto con fuerza, y observo que el pene del menor dio un saltito y tiro un poco de pre semen.

Se posiciono entre las piernas del menor y acomodo su pene en la entrada. Voltio a ver la cara del rubio, no supo por qué, el no era para nada sentimental, tal vez era la pinta de niño pequeño lo que lo hacía sentirse de esa forma; cuando tuvo contacto con los ojos azules de su amante, se quedo consternado, definitivamente no podía dejar ir tan fácil a ese chico. No le importaría pagarle para que fuera su amante, ¿Quién en su sano juicio dejaría ir a Claude Fausto dueño de una gran compañía de modelaje prestigiosa?

Se sonrió a sí mismo, mientras metía con cuidado la cabeza de su pene a la cavidad deliciosa del rubio. Cuando al fin hubo metido todo su miembro empezó a embestirlo, con cada estocada el rubio gemía y eso nunca se lo había escuchado a alguien. Subió las piernas cremosas del ojiazul a sus hombros para entrar más profundo. Movió su pene en movimientos circulares mientras daba las embestidas, cuando por fin encontró la próstata del chico subía y bajaba la velocidad, quería volver loco a aquel niño.

-ah, por favor…mas… ¡Mas rápido!- escucho que decía entre gemidos el menor.

-como usted ordene, alteza- dijo susurrando mientras se acercaba a la cara del rubio y rozaba sus labios.

Empezó a embestirlo más rápido mientras sus lenguas se enrollaban en sus bocas y fuera de ellas, y de nuevo ataco el cuello del niño, mordiendo más fuerte. Soltó un muslo del menor para atender el miembro del chico, aun que pareciera que no ocupaba, pues se podía apreciar que estaba casi por llegar al clímax, empezó a subir y bajar su mano a un ritmo salvaje y acelerado; puso su cara de lado para escuchar los gemido, santos gemidos, que se escuchaban de la boca de aquel muchacho.

Dio dos estocadas mas y se vino dentro del niño, se le hiso totalmente extraño, ya que el siempre terminaba afuera, o usaba condón, pero con ese chico lo había hecho como si fuera alguien que conociera desde hace años. El chiquillo se vino casi al mismo tiempo, manchando sus torsos con aquella sustancia.

Se quedo un momento dentro, la verdad no quería salir de ahí, se sentía tan bien. Su respiración se calmo después de dos minutos y ahora estaba viendo al chico que sonreía entre jadeos, el pecho blanco como el marfil con unas cuantas manchas rojas (que serian moradas en un par de horas) bajaba y subía.

-¿no piensas salir?- pregunto con una risilla.

No le contesto, no tenia porque. Así que se quedo callado y salió después de unos minutos cuando vio que el chico se quedo dormido. Valla fastidio. Se tiro a un lado se iría después de descansar dos horas y así se entrego a los brazos de Morfeo.

Después de tres horas despertó. Se levanto lentamente y se paró de la cama, voltio a ver la terraza. Ahí se encontraba la luna, tan majestuosa y plateada, alumbrado el cuerpo de aquel hombre pelinegro, espera ¿hombre? ¿Qué hacía todavía en el hotel? Si que era raro esa persona. Se supone que los hombres como él se iban inmediatamente y lo dejaban ahí como una ramera. Y no es que lo fuera, EL elegía a su presa, nunca dejaba que lo atraparan a él. Y así desnudo se dirigió a la terraza y salió, recargándose en el barandal.

Se fijo que no lo hicieron con condón, extraño. Sonrió extasiado. Era hora de terminar con esto. Agarro un papelito y una pluma que estaban en el buro de noche y empezó a redactar, se cambio y salió del cuarto sin antes, claro, darle una mirada y un beso en los labios a aquel extraño hombre.

Hace tres horas que se fue el rubio y Claude despertó, exaltado, no supo la razón. Voltio distraídamente hacia un costado de la cama y vio una notita la olio involuntariamente (¿Qué diablos le estaba pasando?), la levanto y la empezó a leer:

Gracia ;)

Que le pasaba a ese chico, nadie, pero nadie, lo dejaba primero en un hotel. Valla descaro. Se levanto y se percato que estaba saliendo el sol. Hoy tenía que ir a trabajar, tenía mucho que hacer, Sebastian se fue de luna de miel y tenía su trabajo junto con el suyo.

Se levanto, se cambio y se fue a su departamento. Todo el camino estuvo pensando en el muchachito de cabellos rubios, piel de porcelana y ojos de zafiro.

Se dirigió rápidamente a la empresa, ya desayunaría después. Fue al cubículo de Sebastian para pasar por sus pendientes se sorprendió, había un alboroto, dos trabajadores pasaron a su lado y comentaron algo como: valla, es como un ángel, ¿crees que debería pedirle que saliera conmigo? Mientras el otro respondía: ¡qué te pasa, te meterías con el hermano menor de Sebastian el demonio negro….! Y cuando paso a un lado de el pararon la charla; más adelante se encontró a una muchacha que decía al aire: si yo tuviera ese cuerpo ¡Tal vez podría conseguirme un novio como Grell-san!

¿Así que el hermano de Sebastian estaba aquí? ¿Por qué no le había dicho eso? Se dirigió con pasos rápidos pero elegantes hacia el despacho de su mejor amigo donde la puerta estaba abierta y se detuvo en seco en la entrada. ¡Esas piernas las reconocería donde sea!

¡Se había acostado con Alois, el hermano menor de Sebastian, DE SU MEJOR AMIGO!

Trastabillo un poco por la impresión, haciendo que golpeara un mueble y unas cosas cayeron. El rubio voltio y fijo su mirada en el pelinegro, y sonrió como si nada.

-oh disculpa, solo vine por el auto de mi hermano, Sebastian. Me dijo que las llaves estaban por su lugar de trabajo pero no lo encuentro. ¡Ay que descuidado soy! Soy Alois Michells- mientras hacia una reverencia.

- Claude Fausto- dijo sin más-te ayudare a buscarlas.

De un momento a otro se comportaban como completos extraños, pero al estar buscando las benditas llaves sus manos se rozaron y terminaron teniendo sexo en el despacho de Sebastian.

Después de eso vinieron desayunos, paseos, cenas y demás. Claude rompió con Hanna y en un mes ya eran novios oficiales, al llegar Sebastian, les explico el por qué no le había dicho a Claude que Alois vendría a su boda, la respuesta fue obvia: no quería que nadie se acercara a su hermanito. Pero como vio que era inevitable se resigno y acepto a su jefe como cuñado.

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Al salir del baño miro hacia la cama y pudo ver al rubio a un durmiendo; la cortinas blancas de la terraza de ondeaban al compas des viento, parece que el día estaba soleado, él sabía que Alois querría ir a la playa, típico en el.

Resoplo resignado y de dirigió a la puerta para ir empezando el desayuno. No tenían sirvienta porque a Alois no le pareció que otros le sirvieran a él si tenía un novio que lo amaba tanto que le haría el desayuno. Parecía más su mayordomo que su novio. En la noche no lo dejaría dormir.

Se detuvo un momento pues escucho que Alois empezó a balbucear dormido, se acerco mas y escucho con cuidado.

-Claude… ti amo*- dijo sonriendo entre sueños

Claude sonrió socarronamente.

-yo también te amo Alois- le dijo para darle un suave beso en los labios y salir de la habitación.

 

 

 

Notas

*ti amo: te amo en italiano, para que no piensen que es error mio rwr, Alois estudio en el extranjero en Italia y por eso habla asi.

 

Notas finales:

eso es todo chicos n,n espero que les haya gustado me esforse mucho en el Lemon


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