Desde el último incidente había tratado de pasar lo más desapercibido posible y había estado poniendo más atención a su alrededor para evitar situaciones conflictivas.
Después de ese día Ren y Baekho parecían haber olvidado lo que habían hecho o quizá lo ignoraban porque por el momento habían encontrado alguien más "perdedor" que él para pasar a llevar. De cualquier forma, no quería saber la razón. Aún así su estómago aún estaba resentido, pese a que habían pasado dos días.
JR era un tema que le complicaba aún, pero si JR no era lo suficientemente hombre para acercarse a hablar del problema, dudaba que las cosas pudieran tener una solución en un corto plazo.
Con sus padres no había hablado sobre cómo se sentía. Era extraño no compartirles sus dichas o tristezas, pero en los últimos días sentía que si iba y le contaba algún suceso bueno aquello no saldría totalmente honesto y sus padres detectarían que algo más le sucedía. No podía ir y fingir que la vida le sonreía porque definitivamente no era así.
Mirando la hora comprobó que aún quedaba un largo día por soportar. Sus ojos estaban apesadumbrados por falta de sueño; su cabeza dolía terriblemente por el estrés sufrido en los días anteriores, y su estómago se quejaba por falta de comida. Lo último era su culpa, porque cada vez que su madre le ofrecía algo de comer asentía y luego lo escondía para botarlo.
Al finalizar el primer periodo de tres clases, inmediatamente corrió para inscribirse en el curso de lectura veloz. Sabía internamente que se estaba recargando de cosas, pero no podía evitar sentir una responsabilidad enorme con el mismo, el colegio y su familia. Era simplemente así.
En el camino se topó abruptamente con JR, que parecía haber salido del baño porque tenía todo su pelo y rostro mojados. Ambos se detuvieron e inclinaron su cabeza en una especie de disculpa.
—Creo que deberíamos hablar—dijo Aron, viendo que el otro pestañaba varias veces como no esperando que el otro le fuera a decir algo.
—De acuerdo—fue su corta respuesta.
En silencio se dirigieron a un lugar apartado del colegio y Aron se apoyó en la pared a la espera que el otro comenzara a decir algo. Era obvio del tema que tenían que hablar, por lo que Aron esperó pacientemente la explicación.
—Me odias.
Aron rodó los ojos y negó imperceptiblemente con la cabeza. Viendo el rostro de culpabilidad de su amigo le hacía no querer estar allí. De pronto llegaba esa especie de lamentación por siquiera haber mencionado la palabra conversación. No creía estar listo para escuchar lo que fuera que el otro tenía para decirle.
—Sé que me has visto, no hay punto en negarlo—se encogió de hombros.
—¿Tengo que felicitarte o algo?
Ya habían pasado por eso una vez, y no creía que podía soportarlo nuevamente. Había sufrido tanto porque había perdido a la persona buena que había dentro de JR que no quería imaginar que en poco tiempo se volvería irreconocible.
En el pasado esto había sido nuevo y creyó en poder cambiarlo porque JR jamás se había comportado así, pero ahora, con más conocimiento, sentía que era como tratar con un ex adicto que tenía recaídas, y no creía que podría con ello.
—No es como si yo vaya a golpearte a ti—continuó hablando y Aron se había puesto una musiquita en la cabeza porque ya sabía lo que continuaba.
Aron volvió a escucharlo cuando el otro hizo un chasquido.
—Jamás te golpearía a ti, lo sabes.
"Pero te has alejado para estar con esos matones", quería decir pero no quería sonar sentimental o arrastrado.
Permanecieron bastante tiempo en silencio y Aron a cada minuto iba comprobando que era una pérdida de tiempo estar ahí con JR usando tiempo que podría haber empleado en cerrar los ojos un rato para relajarse. Pero ahí estaba, tratando de comportarse como una persona madura que quería comprender al otro...a su amigo.
Se levantó cuando comprendió que su compañero no tenía nada que decirle. Puede ser que la verdad es que nunca haya tenido nada que decirle y él había abierto unas puertas que no estaban allí para que él entrara. Era como descubrir que todos estaban invitados a la fiesta menos tú.
Ya había sufrido humillaciones lo días anteriores y no pensaba que podía soportar una más.
JR ni siquiera se dio el trabajo de detenerlo para decirle algo, lo que le terminaba de dejar claro que no tenía nada que hacer allí.
Casi cuando iba terminando el receso y cuando casi iba a llegar a la sala, oyó que alguien lo llamó. Se volteó y vio a Minhyun. Sus ojos se abrieron con sorpresa al verlo allí sentado en las escaleras que daban hacia el piso de arriba.
—Se finalmente a lo que te referías el otro día cuando me dijiste que era de "ese tipo"—habló suavemente y su cara no expresaba ni alegría ni la vibra de siempre, más bien estaba serio.
—Uh...de acuerdo—respondió un tanto tomado por sorpresa.
En ese mismo instante tocaron el timbre y Aron comprobó la hora. Viendo que algunos estudiantes ya entraban a la sala y un grupo de chicas se reunía alrededor de Minhyun, decidió que era mejor solo entrar y quizá en alguna otra oportunidad hablarían de lo que Minhyun quisiera hablar.
El resto del día su mente estuvo en todos lados menos en lo que tenía que enfocarse: la clase. Era dificil concentrarse con tantas cosas en la mente y con ese cansancio que sabía que en algún minuto le iba a pasar la cuenta si no se cuidaba.
A la hora de la salida vio en una pequeña libreta que llevaba consigo si había alguna cosa pendiente que hacer ese día en el colegio. Viendo que todo estaba cubierto y que al menos podría ir a su casa le hizo dar un respiro.
Tomó sus cosas, esperó que todos sus compañeros se retiraran y decidió finalmente salir. Cuando caminó unos pasos, oyó la voz de Minhyun llamando su nombre. Primero no vio a nadie, pero al segundo llamado siguió el sonido viendo que el chico alto estaba tras unas enormes cajas apiladas fuera de la pieza de los artículos de limpieza.
—¿Puedo preguntar qué haces allí?—inquirió Aron entre serio y pensando si reírse o no. El chico se veía ridículo allí tratando de camuflarse entre las cajas.
—Trataba de esconderme—respondió, saliendo finalmente de allí.
—Ummm, de acuerdo. Lo más probable es que en un tiempo más requieras un guardaespalda.
—No soy como ellos—dijo de la nada, viendo a Aron con preocupación a la vez que se le acercaba. Para el gusto de Aron se había acercado demasiado, pero cuando vio que el otro se agachaba leventemente y tocaba su estómago como si estuviera embarazado, abrió los ojos como platos y su primer instinto fue alejarse.
—¿Qué haces?
—Comprobando si estabas bien—contestó de lo más normal sin percatarse de la sorpresa e incomodidad del otro. Pronto se alejó de Aron y éste lo agradeció mentalmente.
—Estoy bien—contestó.
—No soy como esos chicos—repitió.
—Lo imaginé, pero...si fueras como ellos no creo que habría problema—contestó viendo que el otro fruncía su entrecejo.—Si fueras así y te acercaras a mí sería un problema.
—Me disculpo por ellos.
—Eso es lo que hacen los amigos—respondió en ese instante recordando que él ya no tenía un amigo que sacara la cara por él. Dolía.
Aron pensó que el otro quería decir algo pero se mantuvo en silencio.
—¿Qué haces aquí?—preguntó Aron mirándolo con curiosidad.
—¿Quieres que...salgamos de aquí?
—¿Perdón?
—¿Quieres ir a caminar?
Su mente gritó "no" pero de sus labios se escapó un bajito "sí".
En silencio caminaron fuera de la escuela. El sol estaba escondiéndose lentamente y Aron sabía que más tarde lamentaría no haberse ido a casa, pero le daba infinita curiosidad saber lo que quería el otro de él. Le daba la sensación que el otro buscaba algo y que él era la única persona que podía ayudarlo, sonara estúpido o no.
—¿Te ha pasado eso antes?—preguntó Minhyun de pronto.
Aron entendía a lo que se refería y rápidamente negó con la cabeza.
—Entonces—dudó.—¿Por qué pasó eso?
—¿Crees que personas como ellos necesitan razones?
—Si es así,¿por qué no peleaste de vuelta?
—Tal vez no soy tan fuerte—reconoció en voz alta. Se sentía muy bien decirlo y dejarlo ir. ¿Que Minhyun no podía ver lo débil que era? Ren y Baekho ciertamente lo habían visto.
—¿Qué relación tienes con ellos?
—Es una larga historia—le puso énfasis a la palabra "larga".
Minhyun asintió y pareció no querer cuestionar más.
El tiempo que caminó junto al otro chico se sintió bien, como una especie de relajo que necesitaba. Tan solo estaba caminando al lado del otro y percibía cosas buenas que le daban paz.
—Luces terriblemente cansado—observó Minhyun después de varios minutos.—Has bostezado al menos seis veces en este rato. Si quieres puedo acompañarte a tu casa—ofreció.
Aron quería reír, pero no tenía fuerzas ni para eso. Solo asintió y con la calma de un comienzo hicieron camino a su casa.
Al llegar a su casa casi el sol se había escondido por completo. No, después de todo no lamentaba haber pasado un largo rato hablando y caminando con éste particular chico de sonrisa eterna.
—Espero que nos encontremos mañana—habló Minhyun.—Me gustaría que la conversación fuera algo más larga que esto.
Aron quería preguntar porqué, pero al ver al otro sonriendo tan genuinamente, declinó aquella opción. Recordó al mismo tiempo ese presentimiento que tenía con el chico y todo le pareció hacer sentido Si Minhyun quería continuar hablando en otra oportunidad claro que no había problema alguno. Además, si quería ser honesto, él también quería seguir charlando.
Asintió levemente, y cuando se giró para ingresar a su casa, el otro le tomó el antebrazo ligeramente.
—No soy como esos chicos, es la razón por la que quiero que sigamos conversando.
Al escuchar esas sinceras palabras su única reacción fue sonreír y asentir. No creía que podía decir nada sin que sonara emocional. En estos días le habían pasado tantas malas cosas que no había visto la posibilidad de que las cosas mejoraran pronto, entonces este pequeño respiro hacía que gran peso de su espalda disminuyera. No podía describir bien lo que estaba experimentando con aquellas palabras honestas, esa mirada y esa sonrisa, pero era algo definitivamente positivo.
Cuando entró a su casa y tiró el bolso sobre el sofá su madre lo miró con reprobación, pero cuando vio la enorme sonrisa que acompañaba el rostro de su hijo solo negó con la cabeza y le ofreció algo para comer.
Más tarde, en la noche, su mente volvió a los sucesos del día. Las cosas habían iniciado de una terrible manera, pero con la aparición de Minhyun las cosas habían cambiado drásticamente. Era como si las cosas hubieran estado diseñadas para que así sucedieran.
Lo último que recordó antes de dormir fue la mirada sincera que le dio el otro.
Después de todo, Minhyun no era una persona mala.