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My Heart Draws a Dream por Tail End Charlies

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Notas del fanfic:

He intentado ceñirme a lo que pudo haber ocurrido en realidad, pero, obviamente, he tenido que inventar cosas, omitir otras y tergiversar otras tantas. No me juzguéis duramente por eso ^^U

En total son diez capítulos (¡bravo!) y actualizaré los domingos, para variar un poco y eso.

Notas del capitulo:

Todos los títulos de los capítulos son frases de alguna canción.

The Sky meets the Sea*

 

2001

 

Está hecho un manojo de nervios, las manos le tiemblan y nota un nudo en el estómago. Observa el enorme edificio que se erige ante él y el nudo se aprieta, y es que con solo quince años todo parece más grande e inalcanzable de lo que es. Hace su mejor esfuerzo para no girarse y volver a su casa, recordando que está ahí por su padre, y entra en el lugar; no quiere defraudar a su padre. Recorre los pasillos atestados de otros jóvenes, algunos de su edad, otros más mayores, otros más jóvenes, y se siente fuera de lugar. Traga saliva con dificultad y comienza a sentirse agobiado. Saluda a los que se cruza con una sonrisa vacilante y una leve inclinación de cabeza, pero no se fija en nadie, la gente pasa a su alrededor como si fueran simples manchas.

 

Finalmente llega a la que será su habitación durante quién sabe cuánto tiempo y se queda de pie observando la puerta cerrada, acongojado; le han dicho que compartirá habitación con otro chico del cual no sabe ni el nombre. ¿Tendrán la misma edad? ¿Cómo será? ¿Se llevarán bien? Una vez más se repite que no quiere defraudar a su padre y abre la puerta, el corazón golpeándole en el pecho con violencia, echa una mirada a la habitación y suspira aliviado al darse cuenta de que no hay nadie. Deja la maleta en el suelo y se sienta en una de las dos camas, mirando el cuarto un tanto desilusionado: dos camas, dos armarios y una ventana que da a un patio interior. Es bastante triste, pero en realidad no está seguro de lo que estaba esperando, ¿una suite de hotel?

 

De pronto la puerta de la habitación se abre y entra un chico, unos años mayor que él, el cual se lo queda mirando, dándole un repaso desde la cabeza a los pies y de nuevo hacia arriba. Sentado aún en la cama, se remueve incómodo ante tal escrutinio e intenta no mirarlo muy fijamente, y es que ese chico le da un poco de miedo, no parece muy simpático. Pero él es educado, así que se levanta y da unos pasos en su dirección para presentarse. El otro alza una ceja y lo observa con atención.

 

—¿Eres una chica? —le pregunta con genuina curiosidad. Se queda estático a medio camino, ¿qué clase de pregunta es esa? Vale que para su edad no está muy desarrollado, pero de ahí a confundirlo con alguien del sexo contrario… Eso hace que su nerviosismo vuelva con más fuerza.

 

—No, soy un chico —responde con un hilo de voz.

 

—¿Seguro? —Y es que no está muy convencido de que esa afirmación sea del todo cierta. Hace un gesto con la mano, restándole importancia. — Soy Kim Heechul, tu hyung. —Sonríe de forma extraña, como de lado, y no está seguro que sea un gesto de amabilidad. Le devuelve la sonrisa sin mucha confianza.

 

—Lee Donghae.

 

 

 

Con el paso de los días ha descubierto que Heechul, debajo de ese comportamiento que va gritando “me importa todo un pepino y medio”, es una persona amable y leal que se preocupa por él, y es que parece que el mayor lo ha acogido bajo su ala y lo cuida, procurando que duerma las horas necesarias, alejándolo de lo que él cree que son malas influencias y preguntándole si ha comido, lo cual Hae agradece, ya que con el ritmo de ensayos que lleva más de una vez ha olvidado llenarse el estómago.

 

Hoy es uno de esos días en los cuales ha llegado medio muerto a la habitación y se ha dejado caer en la cama como si fuera un peso muerto, deseando dormir dos días seguidos. Heechul lo ha mirado y ha sonreído de esa forma tan suya a la cual Donghae ya se ha acostumbrado.

 

—¿Has cenado? —Su respuesta ha sido un gruñido lastimero, provocando una risita de burla del mayor. — ¿Así cómo vas a crecer? Tienes quince años, o eso dices tú, y parece que te has quedado estancado en los diez.

 

Donghae ni se molesta en indignarse, está demasiado cansado como para hacer algo que no sea respirar para seguir vivo. Entonces Heechul se acerca a él y lo coge de un brazo, tirando de la extremidad para que se levante.

 

—Heechul hyung, estoy cansado, no tengo hambre —dice, fatigado, intentando agarrarse a la cama.

 

—¿Quieres que llame a tu padre y le diga que no te cuidas?

 

No ha terminado la frase que Hae ya está en pie, dispuesto a comerse la cafetería entera si es necesario. Entran juntos en el comedor y entonces el menor observa que, en el fondo de la estancia, hay un chico haciendo unos pasos de baile mientras otro chico lo observa y le corrige algún paso. Donghae se lo queda mirando, embelesado, y es que ese chico se mueve de forma increíble. Medio hipnotizado, sigue el movimiento de sus piernas, de sus brazos, su cuerpo siguiendo una melodía invisible, contoneándose con elegancia. Entonces se promete a sí mismo que algún día bailará tan bien como él. Sí, ese desconocido acaba de convertirse en su modelo a seguir.

 

—Hyung, ¿sabes quién es? —inquiere sin quitarle los ojos de encima. El mayor sigue la mirada de su “protegido” y se encoge de hombros.

 

—Claro que sí, es Chita, la mejor amiga de Tarzán.

 

Donghae chasquea la lengua; Heechul tiene la mala costumbre de apodar a todo con el que se cruza, muchas veces utilizando nombres ofensivos. Prefiere no saber por qué ha llamado “Chita” al muchacho. Y como su hyung nunca ha conocido el significado de “vergüenza”, lo arrastra hacia dónde están esos dos chicos, los cuales los miran sorprendidos.

 

—Me llamo Kim Heechul —dice con impaciencia. Luego lo señala — y este es Pinocho.

 

Hae reprime un insulto; tampoco sabe por qué le ha dado por llamarle así casi desde el primer día, y se sonroja porque lo ha presentado de esa forma tan inoportuna.

 

—Xiah Junsu —se presenta uno de ellos. Ese es el muchacho que observaba al otro, piensa Hae, pero no es él el que le interesa.

 

—Lee Hyukjae. —Sonríe y observa con curiosidad a Donghae. — Espero que no te llames Pinocho —comenta con sorna. Su corazón se salta un latido y su sonrojo aumenta; le ha hablado a él, a alguien que tropieza con sus propios pies. Se siente empequeñecer.

 

—No, me llamo Lee Donghae —susurra, acobardado, como si estuviera delante de un famoso. Ese chico lo ha impresionado en demasía. Y entonces Heechul rompe la magia.

 

—Vamos, enano desnutrido, tienes que alimentarte.

 

Y Donghae quiere morirse al oír las risas de su nuevo ídolo y el amigo de este.

 

 

 

Ya lleva un mes como trainee de la SM y cada día es más duro que el anterior, pero sabe que al final todo ese sufrimiento habrá merecido la pena. Ha visto a Hyukjae un par de veces de forma lejana y eso es algo que le apena; quiere que le enseñe a bailar tan bien como lo hace él, y es que tiene la impresión de que todos los demás no le llegan ni a la suela del zapato.

 

Durante ese mes ha hecho alguna amistad, pero con el que más se relaciona es con Heechul, al cual ha cogido mucho cariño. Pero a pesar de eso echa mucho de menos a su familia, su casa, su entorno en general. Esa noche una vez más se acuerda de ellos y eso le impide dormir, así que se dedica a escuchar la respiración tranquila y acompasada de su hyung, que duerme a pierna suelta. Suspira con melancolía y se levanta para acercarse a la cama de Heechul, zarandeándolo con suavidad hasta que el mayor gruñe y abre un poco los ojos.

 

—¿Hyung, puedo dormir contigo? —Hee despierta del todo y frunce el ceño.

 

—¿Qué soy, tu oso de peluche? —inquiere a su vez con sequedad. Hae baja la mirada, apenado; sólo quiere un poco de cariño. Heechul bufa y se hace a un lado, dejándole espacio. — Pero sin mariconadas, ¿eh?

 

Hae ríe por lo bajo y se acuesta a su lado, abrazándolo por la cintura, acomodándose. El mayor no puede evitar sonreír; maldito crío adorable.

 

—Gracias, hyung. —Hee le da unas palmaditas en la cabeza e intenta dormirse de nuevo.

 

Al día siguiente, al despertar, Heechul ya no está en la cama. Hae lo busca con la mirada y lo ve observándose en el espejo de cuerpo entero que hay en una de las puertas de su armario, vigilando que la ropa esté perfecta, así como su pelo. Donghae ni pregunta, sabe que el mayor ha quedado con una chica, lo cual está prohibido, pero Chul se pasa las prohibiciones por el arco del triunfo. Termina de analizarse y se gira para que Hae le dé su veredicto.

 

—Estás muy guapo —halaga con sinceridad. Heechul le guiña un ojo y se dirige hacia la puerta.

 

—Con un poco de suerte no vendré hasta la tarde. —Y se va.

 

Hae se sonroja hasta la raíz del pelo, sabe lo que quiere decir con esa frase. No es que sea un mojigato o un inocentón, pero Heechul más de una vez le ha explicado lo que hace en la intimidad junto a una chica y… bueno, su hyung es demasiado fogoso.

 

Camina por los pasillos en dirección a la cafetería para desayunar. Va a paso lento y un tanto desganado, y es que cuando no está el mayor, Hae se aburre mucho. Su mente recrea un paso que le está costando un poco hasta que nota unos toques en su hombro, se gira y ve a Hyukjae sonriéndole. El corazón se le para.

 

—¡Hola! —saluda, contento —. Donghae, ¿verdad?

 

Ya no es que se le haya parado, es que Donghae acaba de sufrir un ataque al corazón. ¡Su ídolo se acuerda de su nombre! Ya puede morirse, que lo hará feliz. A falta de palabras, las cuales ha olvidado cómo dejarlas salir de su boca, asiente con la cabeza. Hyukjae ensancha su sonrisa.

 

—¿Se te ha comido la lengua el gato?

 

Ahora hace un gesto de negación, lo que provoca que Hyuk ría, abochornando a Hae, que no sabe dónde meterse. Le pasa un brazo por los hombros y lo guía hacia la cafetería, el menor dejándose llevar, medio ido. Allí se les une Junsu y Hae disimula una mueca de desagrado; le molesta el que esos dos estén tan unidos. Se sientan en una de las mesas y comienzan a comer, Junsu y Hyuk hablando de cualquier cosa. Donghae se siente desplazado, y es que no tiene nada en común con ellos, de hecho, es la primera vez que pasa tanto tiempo a su lado. Apenado, va mirando de reojo a Hyuk, y sin saber por qué empieza a hablarles de Heechul, como para demostrarles que él también tiene en quién apoyarse. Termina su monólogo sobre el mayor y ambos lo miran.

 

—¿Te gusta tu hyung? —pregunta Junsu con un tono burlón que enerva a Donghae. Oye las risitas no tan disimuladas de Hyuk y se enfada.

 

—Tengo ensayo —dice con frialdad.

 

Se levanta de la silla y se marcha, airado, pensando que todos los ídolos tienen algo malo; en menos de un segundo se ha sentido ridículo. Hyukjae ya no le parece tan increíble.

 

 

 

Heechul no ha llegado por la tarde, sino entrada ya la noche, y lo primero que ve es a Donghae tirado en la cama observando el techo como si fuera algo fascinante, con una cara de perro apaleado que hace que se preocupe.

 

—¿Todo bien, Pinocho? —pregunta con naturalidad, intentando aligerar el ambiente.

 

—Sí, hyung, no te preocupes.

 

El mayor no cree que esté todo bien, pero tampoco quiere obligarlo a que le cuente sus penas.

 

—¿Has cenado?

 

—Sí, hyung.

 

Heechul no sabe qué hacer, prefiere a Donghae cuando se le engancha y lo sigue a todos lados, por lo menos entonces sabe cómo manejarlo, pero ahora… Llaman a la puerta y da un respingo; Hae ni parece haberse enterado. Abre y ve a Chita (y es que no recuerda su nombre) parado en el umbral, también con cara de haber visto morir a su cachorro.

 

—Hola, hyung, ¿puedo hablar con Donghae? —murmura.

 

El mayor observa a Pinocho, el cual sigue sin reaccionar. Se encoge de hombros y se hace a un lado, dejando pasar a Hyuk, que se acerca con lentitud a la cama de Donghae. Luego observa a Heechul, pidiéndole con la mirada que los deje solos, pero el mayor sonríe despreocupado y se sienta en su lecho; no va a dejar a su pequeño solo, y es que está seguro que ese tipo es la fuente de las preocupaciones del menor.

 

—¿Te has enfadado por lo de esta mañana? —pregunta Hyukjae.

 

—No. —Espera que diga algo más, pero con ese monosílabo termina todo. Hyuk se rasca la nuca sin saber cómo seguir.

 

—Junsu sólo bromeaba, no te lo tomes a mal.

 

—Vale.

 

Heechul se muerde la lengua para no preguntar por qué un desconocido se ha metido con Donghae sin su permiso y qué narices le ha dicho para dejarlo medio lelo. Donghae no ha cambiado su expresión, pero piensa que Junsu es idiota y que no le gustan sus bromas. No le gusta Junsu, no le gusta que se lleve tan bien con Hyukjae. Oye como este suspira para luego sentarse a su lado.

 

—Donghae, creo que eres una buena persona y me gustaría conocerte más.

 

Y por fin se hace el milagro cuando Hae reacciona, mirando a Hyuk con sorpresa e incredulidad. Un destello de comprensión brilla en los ojos de Hee, que asiente con la cabeza; qué fácil de leer es su pequeño.

 

—¿En serio? —pregunta aún sumido en el estupor que le ha causado esa frase. Hyukjae sonríe. Donghae titubea y se sonroja. — ¿Me ensañarás a bailar? Eres muy bueno.

 

—Oh, por favor, pareces una chica enamorada —comenta Heechul con hastío.

 

La cara de Hae adquiere un violento color rojo, incluso Hyuk se ruboriza un poquito. Donghae se sienta en la cama y le lanza su almohada al mayor, que la esquiva sin problemas.

 

—¡Hyung, eres idiota!

 

—¡Y tú un golfo hormonado!

 

Entonces oyen a Hyukjae riendo con ganas y ambos lo miran, recordando que no están solos, y Donghae está seguro que ha nacido para quedar en ridículo delante de él; desde que lo conoce que nada ha ido con normalidad estando a su lado. Cuando termina de reír, Hyuk se levanta y mira a Hae.

 

—Mañana, después del desayuno, nos saltaremos las clases e iremos a dar un paseo.

 

Y se va sin esperar una respuesta, dejando a Donghae estático en la cama, mirando la puerta cerrada pero sin verla, incrédulo porque Hyukjae ha quedado con él, que se va a saltar las clases por él. Finalmente sonríe y parece que las penas han desaparecido; ya está más contento. Heechul asiste a sus cambios de humor mordiéndose la lengua para no empezar a reír y recibir otro intento de agresión con una almohada. Sí, cada vez lo ve más claro.

 

 

 

Está tan nervioso que ha olvidado ir a desayunar. Divertido, Heechul lo observa desechar prendas de ropa porque cree que no le quedan bien. Entonces el mayor piensa que parece una chica en su primera cita y que sólo le falta ponerse a dar saltitos histéricos.

 

—Hae, ¿te gusta ese chico? — El mencionado sigue intentando decidirse entre dos camisetas y no levanta la vista.

 

—No, sólo lo admiro; ¿has vito qué bien baila? Es increíble. ¿La negra o la roja? — Y le muestra ambas. Heechul señala la roja y no cree nada de lo que el menor le ha dicho.

 

Largos minutos después sale del cuarto y ve a Hyukjae apoyado en la pared de enfrente, esperándolo, y se emociona cuando se da cuenta de que Junsu no los acompañará. Ambos se sonríen y salen del edificio. Llevan varias horas andando, hablando y conociéndose, así que deciden sentarse para comer un helado. A Hae no le gusta lo dulce, pero cuando Hyuk le ha preguntado no ha podido decirle que no, así que pone cara de estar comiéndose un manjar de los dioses, aunque en realidad tiene ganas de vomitar.

 

Delante de ellos ven una agencia de viajes donde se promociona Francia, una Torre Eiffel de cartón acaparando medio aparador. Hyuk suspira de forma soñadora.

 

—¿Te imaginas que un día damos un concierto en ese país?

 

—Mi padre no se lo creería. —Y sonríe al pensar en la cara de orgullo que pondría su progenitor.

 

Se quedan en silencio, pensando en el futuro y lo que esperan de él, Hyuk saboreando su helado, Hae dejando que el suyo se vaya derritiendo.

 

—¿No te gusta? —le pregunta el mayor cuando se da cuenta de que apenas sí ha probado su helado. Hae sonríe de forma vacilante.

 

—No, si está muy bueno.

 

Y le da un lametón entusiasta a la bola de chocolate medio desecha. Nota como su estómago se revela y gira la cabeza con rapidez, echando la primera papilla. Oye a Hyuk gritar un “¡Qué asco!” para luego preguntarle si está bien. Y Donghae lo confirma: ha nacido para hacer el ridículo delante de Hyukjae.

 

 

 

Pero a pesar de esos momentos para olvidar, la amistad de Hyuk y Hae va tomando forma y se afianza según pasa el tiempo, su admiración por el mayor creciendo a la par, claro que lo disimula porque no quiere que Hyuk piense que está loco. La única nota discordante es Junsu, el cual, al ser el mejor amigo de Hyukjae, pasa mucho tiempo con él, y eso es algo que molesta muchísimo a Donghae, que quiere ser su nuevo mejor amigo y mandar al otro a Siberia de una patada.

 

—Pinocho está celoso —canturrea Heechul cuando, por enésima vez, Donghae despotrica contra Junsu. El menor lo mira furioso y cruza los brazos en el pecho, airado, mientras se sienta en la cama.

 

—No estoy celoso, solo que ese crío es molesto. Siempre que estoy con Hyuk aparece él.

 

—Crío, dice, como si tú fueras mucho mayor. —Hae infla los mofletes y Heechul ríe. — Entonces, te gusta Chita, ¿no?

 

—¡Que no lo llames así! ¡Y no me gusta! Me gusta otra persona —dice en voz muy baja. Chul alza las cejas.

 

—¿En serio? ¿Quién?

 

—Jessica —murmura con rapidez. Heechul frunce el ceño, intentando relacionar el nombre con una cara, hasta que se le enciende la bombilla.

 

—¡¿Jung Soo Yeon?! ¡La americana! Oh, Dios, Hae, casi que te prefiero con Chita, por lo menos él coordina. Además, sólo tiene doce años, especie de asalta cunas.

 

Donghae enrojece hasta las orejas, pero no sabe si de rabia o por eso de que prefiere a Hyuk como su pareja. Y sí, sólo tiene doce años, pero solamente ha dicho que le gusta, no que mañana vaya casarse con ella. Es bonita, seguro que en unos años lo es más. Se duerme pensando en Jessica y su futura hermosura, pero termina soñando con Hyuk, aunque al día siguiente no lo recuerda.

 

 

 

Despierta de madrugada con muchas ganas de ir al baño, pero se hace el loco e intenta dormirse de nuevo, porque en las habitaciones no hay lavabos y no le apetece ir a los que hay al final del pasillo. Unos minutos después no puede seguir ignorando la llamada de la naturaleza y sale del cuarto sin hacer ruido para no despertar a Heechul. Recorre el silencioso pasillo, por el día tan ruidoso y lleno de gente, y entra en los baños. Se dirige a los urinarios individuales y entonces oye unos ruidos que hacen que se detenga y agudice el oído. Parece que vienen de unos cubículos; gemidos, roces y frases entrecortadas. No reconoce las voces, pero sí que se percata que todos esos sonidos son proferidos por dos chicos. Se queda de pie donde está, incrédulo. Dos chicos están teniendo sexo en un baño. Dos chicos. Olvida sus ganas de orinar y vuelve a su habitación dándole vueltas a ese hecho.

 

Se ha saltado las clases y está en la habitación de Hyuk, ambos sentados en la cama viendo una película en el ordenador portátil del mayor. En esos momentos no le preocupa lo que diría su padre si se enterara de que ha hecho novillos, y es que lleva todo el día pensando en lo que oyó en los lavabos la noche anterior. Sigue atónito al pensar que hay gays en el lugar, y no es algo que le moleste o lo incomode, pero el saberlo ha hecho que le surjan un montón de dudas. Se pregunta cómo sería besar a un chico, aunque tampoco ha besado a una chica como para poder comparar. ¿Él podría enamorarse de un chico? Mira a Hyukjae de reojo y no está muy seguro. ¿Te puedes enamorar de tu mejor amigo? No importa, a él le gusta Jessica y en cuanto ella crezca un poco le pedirá salir.

 

La película termina, pero Donghae apenas sí ha visto cinco minutos seguidos de la misma. Hyuk apaga el portátil y lo deja a los pies de la cama.

 

—Hyukkie, ¿qué opinas de los homosexuales? —pregunta Donghae sin venir a cuento. El mayor lo mira sorprendido, sin saber a qué viene eso siendo que la película era de humor y no había ninguna referencia a la homosexualidad. Finalmente se encoge de hombros.

 

—Nunca he pensado sobre ello. —Se muerde el labio inferior, dudoso. — ¿Por qué, tú lo eres? —Hae da un respingo.

 

—No, no, sólo era curiosidad.

 

Se quedan en silencio, incómodos. Donghae juguetea con los dedos de sus manos, mirando de forma furtiva a Hyuk, que también parece metido en su mundo.

 

—¿Has besado alguna vez a un chico? — inquiere Hae bajando la voz.

 

—No, ¿y tú?

 

—No.

 

De nuevo los envuelve un silencio pesado.

 

—¿Quieres probar? —susurra Hyuk, temeroso.

 

Donghae abre los ojos sobremanera por la impresión. Luego duda; si alguna vez va a besar a un chico sólo por probar, mejor hacerlo con alguien con quien tiene confianza, ¿no? Asiente con la cabeza, no muy convencido, y ambos se sientan de manera que quedan cara a cara. Sonríen con nerviosismo y evitan mirarse. Se van acercando lentamente y a medio camino cierran los ojos, notando como el corazón les palpita con furia y como se forma un nudo en sus estómagos. Y después de lo que parece mucho tiempo, sus labios se juntan. Se quedan unos segundos así, sin moverse, pero eso no parece un beso de verdad, así que Hae comienza a masajear los suyos con los de Hyuk. En realidad no sabe qué debe hacer o qué está haciendo, porque ese es su primer beso, así que más que nada lo hace por instinto.

 

De forma inconsciente, Hyuk coloca una de sus manos en la mejilla de Hae y este ahoga un suspiro. Abre los ojos con rapidez, asombrado, cuando nota la lengua de Hyukkie paseándose por sus labios, pero se siente bien, así que los cierra de nuevo y, sin pensar, abre la boca para dejar pasar ese músculo rosadito que busca el suyo con impaciencia; se acarician, se rozan, se saborean. Uno de los dos, sino ambos, jadea dentro del beso, pero apenas si lo han oído como algo lejano. La mano que está posada en su mejilla baja hasta su cuello, terminando en su nuca, Hyuk acercándolo más. Hae coloca las suyas en el pecho del mayor, notando como el corazón del mayor late apresurado, al igual que el suyo. No quieren separarse, pero notan como les falta el aire, así que cortan la unión, sonrojados y jadeantes, nerviosos, quizá, incluso, con ganas de seguir. A Donghae le ha gustado mucho, pero no se lo dirá a Hyukjae; sólo estaban probando.

 

 

Notas finales:

* Battlecry. Shing02/Nujabes http://www.youtube.com/watch?v=OobUV9q0aDA

Nos vemos el próximo domingo con amor, dulzura y mucha cursilería made in Tail-End.


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