Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ciencias Físicas por Musa Lockheart

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aquí vengo después de mucho tiempo sin escribir, con una historia cortita de estos dos personajillos. Esta historia está ya casi terminada, pero como es bastante larga para un solo capítulo la voy a dividir en dos o tres. Así mantengo la intriga un poquitín <3... hehe 8 )

Espero que os guste y la disfrutéis. 

Saluditos!

Notas del capitulo:

Primer capítulo de esta historia de tres capitulillos. Dependiendo de cómo os portéis cuelgo antes o después el siguiente, que ya está escrito <3 

Cuando tu mejor amigo es una de las personas más sosas y cascarrabias del planeta y tú eres un tocapelotas de nacimiento, la convivencia se convierte en una dura prueba del día a día.

A pesar de ello, Sasuke y yo somos los mejores amigos desde hace tantos años que casi no lo recuerdo.

Resulta un poco moñas dicho así ¿verdad?

A veces ser amigo de Sasuke es difícil… y doloroso. En todos los sentidos interpretables de tales calificativos. A veces es difícil que tu mejor amigo sea el tío más buenorro de toda la universidad, porque claro, eso te deja a ti a la altura del betún.

Cuando intentas interesarte por alguien, esa persona te sigue el juego y al final te pide el número de teléfono… de tu amigo… resulta un poco decepcionante. Así se rompen grandes amistades, os lo digo yo, así que os podéis hacer una idea de hasta donde llega nuestra relación.

A veces ser amigo de Sasuke es doloroso. Sobre todo cuando eres un pelín bocazas, como el menda. Recibes una cantidad de collejas al día por las cosas más insospechadas. Es decir, ¿quién iba a suponer que Sasuke se molestaría porque su mejor amigo decidiera preguntarle si le gusta comer almohadas? Son las típicas cosas que se preguntan los amigos, sobre todo cuando empiezan a correr rumores sobre su ingreso en un monasterio.

Las malas pulgas de los Uchiha… os digo yo que no son algo a tomar a la ligera.

-¡Oi, Dobe! –un gruñido molesto y demandante surge detrás de mi espalda- Devuélveme ahora mismo mis apuntes de termo.

¿Veis a qué me refiero?

-Que sí, que sí… pero deja de asustar así a la gente –digo tendiéndole la carpeta con sus preciados papelajos- deberías tomar más fibra, Sasuk-.. ¡auch!

 Y me da un carpetazo mientras echa a andar con esa cara de “cállate o recibes más”. Mi día a día está repleto de violencia gracias a la maldición del mal humor Uchiha. Conocí al padre de Sasuke antes de aquel trágico accidente y doy fe de que se gastan el mismo carácter.

-Bueno, Teme, ¿qué vamos a hacer con el trabajo de mecánica?

-¿Me ha parecido escuhar vamos? –me responde  en un tono sarcástico. No os dejéis engañar, en el fondo no puede vivir sin mí.

-Claro, es un trabajo de grupo, Uchiha.

-¿Quién dice que estés en mi grupo?

-Sasukeee… venga –vale, estoy rogando, lo reconozco.

Es que el muy bastardo es un cerebrito y yo soy un pringado que se metió en la carrera con él pensando que sería un crack y le patearía el trasero con las notas… y apruebo con un cinco raspado, con mucho trabajito y mucho estrujarme las neuronas.

Sasuke se limita a respirar hondo y gruñir por lo bajo. Eso, según mi experiencia, significa que he ganado. En realidad siempre hace lo mismo. Se hace el duro, pero en el fondo es bastante mono cuando quiere, el chaval.

-Me voy a clase de métodos II. Ya hablaremos –dice con su habitual tono monocorde y sin alterar ni un músculo de la cara.

-Cuidado, no vaya a derretírsete el cerebro –le respondo mientras le hago un gesto de despedida.

Como podéis suponer, me lleva un año de ventaja en la mayoría de las asignaturas. Pero bueno, yo me lo tomo con filosofía. Aparte de que Sasuke es un cerebrito con patas, es el tipo más disciplinado que conozco…su padre Fugaku le metió un palo por el culo cuando nació y creo que todavía no se lo ha sacado. El día que Sasuke suspenda una asignatura, le haré una fiesta para celebrarlo.

Me dirijo hacia mi clase de óptica como buen repetidor, mientras pienso en  numerosas formas de rascarle nota a mi último examen premiado con un bonito cuatro con siete, cuando me cruzo con la sonrisa maquinadora de mi amiga Ino.

-Ey, Naruto… -se me acerca sigilosamente y baja la voz- ¿has conseguido los apuntes de termodinámica de Sasukín?

-Operación fallida… -me encojo de hombros- me ha pillado y me ha fustigado con ellos. Habrá que buscar un plan B.

Ino es una de mis mejores amigas aquí en la universidad. Somos los dos igual de negados para aprobar, pero seguimos intentándolo. En su caso, ella se metió en Física para estar con su novio, pero el tipo en cuestión la dejó por una especie de superdotada gafapasta de un curso superior.

-Bueno… siempre puedes consolarme con su número de teléfono –me dice mientras me guiña el ojo. Lo intenta todos los días, pero siempre le respondo lo mismo.

-Ino… es más fácil que se alineen los planetas y un meteorito amenace la tierra, créeme. Te estoy ahorrando el intento –le doy una palmada en la espalda.

-Eh, pero al menos puedo intentarlo. Digo yo, que algo tiene que decir lo que le cuelga entre las piernas en todo esto, le podría preguntar directamente… -dice con gesto travieso.

-¿Podrías dejar de hablar del pito de mi mejor amigo? Sé que es un tema muy debatido, pero te aseguro que me interesa más qué voy a hacer con el mío –porque sí, hace tiempo que necesita atenciones y tener un mejor amigo mortalmente guapo no ayuda a que las reciba.

-Venga ya… mírale bien, Narutín. Hasta a ti te tiene que poner cachondo un tío así.

-Ino… deja de blasfemar, hazme el favor –que corran rumores sobre su homosexualidad no debería afectar a mi hombría de cara al sexo femenino. Bastante tengo ya.

-Vaaamos… ¿no sabes que corren rumores sobre vosotros dos? –la veo, veo esa mirada femenina y retorcida que tiene ganas de jugar conmigo y picarme para que le pregunte.

Y lo consigue, mierda.

-Rumores... ¿rumores de qué? –le digo con tono incrédulo.

-Pues… ya sabes… como siempre estáis tan juntitos… -me mira divertida mientras se muerde el labio.

-Ino…

-Bah… dicen que estáis liados –dice mientras se sienta encima de una de las mesas del aula y se echa hacia atrás sobre sus brazos, con total normalidad. Como si en vez de mi vida sexual estuviéramos discutiendo sobre el apareamiento del ornitorrinco turcochipriota.

-¿El bastardo estreñido y yo?¿EN SERIO? –es lo más absurdo que he escuchado desde que me dijeron que las galletas con pepinillos eran una exquisitez.

-¿Por qué te parece tan raro? Tantos años juntos, ninguno de los dos tiene novia…

-El que Sasuke no tenga novia, solo él o alguien allá arriba lo sabrá –digo apuntando al techo- pero el que no la tenga yo se basa en el simple y trágico hecho de que las comparaciones son odiosas –pongo cara de fastidio.

-¿Eres tonto o qué? Hay muchas chicas a las que les gustas –dice eso tan pancha, sabiéndose bien mi historial de fracasos con el sexo opuesto- ahora que lo pienso… ¿y eso de que nunca das el número de Sasuke a ninguna chica que te lo pide? –canturrea con voz melosa.

-Porque si su número llega a manos de una loca y Sasuke se entera de que ha sido mi culpa, puedo dar por perdidas mis escasas oportunidades de ser padre –le digo mientras la empujo hacia un lado de la mesa para sentarme yo – de verdad… te juntas con gente muy desequilibrada.

-Claro, me junto contigo –dice dándome un codazo amistoso- entonces… ¿no te gusta Sasuke ni un poquito?

Entorno los ojos clamando paciencia. Espera. ¿Eso no es lo que suelen hacer los demás cuando hablo yo? Supongo que por eso Ino y yo nos llevamos así de bien. Le pongo un brazo por encima de los hombros.

-Oye, Ino, ¿tu crees que soy un tipo guapo? –le digo poniéndole “ojitos”.

-Hhmm… no estás mal del todo, Uzumaki. Es solo que no te vendes bien.

-Ya… pues dime cómo se hace eso, porque soy hombre y desconozco vuestros refinados gustos –le digo dejándome caer sobre su hombro. Resulta bastante absurdo que una chica tan guapa y con la que me llevo así de bien, no me atraiga en absoluto.

-¿En serio? Tú y yo vamos a ir de compras, definitivamente –el tono de esa frase ha sonado demasiado femenino y peligroso para mi gusto.

En fin… esta tarde, tampoco tengo nada mejor que hacer.

 

 

.o.O.o.O.o.O.o.

 



Me miro en el espejo con expresión dudosa. Estoy acostumbrado a vestirme sin ninguna clase de presunción de “lucir” mi persona. Nunca he pensado que hubiera gran cosa que enseñar, de todas formas. Acostumbraba a ir con pantalones al azar del mercadillo, algún que otro chándal, lo típico para lo que no hay que pararse a pensar tres horas antes de vestirse y salir andando.

Ino me ha hecho comprar un par de pantalones tejanos que, según dice, harán que Sasuke revele su lado homosexual si es que lo tiene, broma que empieza a dejar de tener gracia. Y luego, unas cuantas camisetas que asegura que no son nada gays aunque yo opine lo contrario.

“Lo que tu usas no son camisetas, son camisones de dormir”. Eso me dijo. Pero es que no comprende que los tíos no acostumbramos a ponernos ropa ajustada, entre otras cosas porque no tenemos escote que marcar. Y estoy totalmente a favor de la plataforma en contra de tíos que enseñan más escote que sus novias.

Al final, después de mucho discutir, entre los dos estuvimos de acuerdo en tres o cuatro camisetas de talla intermedia, lo suficiente para seguir sintiéndome hombre al llevarlas. Y una camisa de cuadros roja. Mi economía no permitía más “consejos” por el momento.

Me pongo los tejanos más claros, una camiseta negra básica de manga corta y la camisa remangada tal como ella me dijo.

Me echo un poco de agua de peinado en la enmarañada mata de pelo, peinándolo como siempre, aunque he de reconocer que a pesar de haberme quejado insistentemente sobre este punto de mi nuevo look… ahora que me miro en el espejo, casi podría decir que me siento un poco más atractivo que ayer. Igual mi virginidad aún tiene ocasión de emanciparse algún día.

Respiro hondo, cojo mis cosas y vuelvo a mirarme una vez más en el espejo antes de salir del piso.

El día de hoy va a ser extraño cuanto menos.

Llego al campus con paso firme, tratando de mirar de reojo a ver si capto alguna expresión del tipo “de qué va disfrazado ese”, pero solamente veo miradas ocasionales y de total normalidad. Bueno, Ino, ninguna mujer ha caído a mis pies de momento, pero al menos no parece que esté haciendo el ridículo del todo. Eso está bien.

Entro en clase de mecánica y me siento donde habitualmente  me suelo colocar con Sasuke. La verdad es que la maldita Ino ha conseguido que le de vueltas a la cabeza a eso de que el bastardo y yo damos la impresión de ser la pareja perfecta. Es que lo mire por donde lo mire, no hay por donde cogerlo.

Miro hacia arriba cuando me da la impresión de sentir como una alteración en la fuerza cerca de mi persona, para encontrar un Sasuke que me mira, ahí de pie, con una expresión extrañísima en la cara. Me quedo mirándole, a ver qué mosca le ha picado, pero me mira de forma ilegible hasta que levanta una ceja y se decide a comunicarse con el mundo.

-…¿Te ha abducido un ovni?

-¿Qué forma de saludar es esa? –le digo frunciendo el ceño. Entonces caigo en la cuenta de que hoy llevo el “cambio de look” de Ino y me rasco la cabeza, sin saber muy bien qué aportar.

Sasuke simplemente se encoje de hombros y se sienta, dejando su bandolera encima de la mesa.

-Ayer fui de compras con Ino –le digo, aunque él haya pasado de mi cara como el enorme cretino borde que es.

-Ahora todo tiene sentido –reconoce, sin prestarme realmente mucha atención mientras cruza los brazos y se echa sobre su bandolera con los ojos cerrados.

-Me dijo que parecíamos maricas, ¿te lo puedes creer? Bueno, de ti tiene algo de sentido… pero que yo recuerde aún no he renunciado a las mujeres –digo mientras me echo hacia atrás con los brazos detrás de la cabeza.

Sasuke abre los ojos de golpe y se queda mirándome con una cara perdida entre la indignación, la incredulidad y el tan conocido mal humor Uchiha.

-¿Qué? –se limita a decir, simplemente.

-Las mujeres piensan que eres el amor de mi vida. ¡Así no voy a follar nunca, Sasuke! Ya tengo bastante con que seas rematadamente más guapo que yo, para que encima piensen que soy inalcanzable.

Sasuke adopta una mueca bastante seca y gira su cabeza hacia el otro lado.

-No culpes a los demás de tus torpezas, Usuratonkachi.

-Disculpa, señorito “estoy más bueno que el queso pero soy asexual”, que tu no tengas interés en meterla en caliente no significa que no debas apoyar a tu amigo en su empeño.

-Buena suerte –dice sin variar ni un poco su postura.

Llega el profesor y Sasuke se incorpora, pasando de no prestarme atención mientras descansa a no prestarme atención mientras damos clase de mecánica cuántica.

Si es que… ten mejores amigos para esto.

Me quedo mirándole desde donde estoy, con cierta curiosidad. La verdad es que Sasuke, a pesar de tener una cara tan… ¿bonita? Casi me da repelús usar esa palabra. En fn, el caso es que a pesar de todo tiene unas facciones muy masculinas. Me da igual lo que diga Ino, no hay manera alguna en la que un tipo hetero pudiera sentirse atraído por alguien como Sasuke.

 

 

o.O.o.O.o.O.o.

 

 

-Pero bueeeno… ¿qué es eso que ven mis ojos? Un pedazo de rubio que se acerca –Ino se echa una mano a la frente teatralmente mientras la miro de forma asesina.

-Ja, ja, ja… te recuerdo que lo de los trapitos nuevos fue idea tuya, rubia de bote –la amenazo con un boli mientras me acerco.

-¿Por qué te pones a la defensiva? No es una broma, Narutín. Estás para hacerte un favor y darte las gracias –me dice con ese tonillo meloso tan propio de Ino que no sabes si te gusta o te toca las narices –si no me crees, mira la cara de esa chica que te está mirando –señala con el dedo en dirección a una chica que acaba de entrar al aula, cuando miro, ella gira la cabeza hacia otro sitio.

-¿Ya estás teniendo alucinaciones, Ino? –le pico con el dedo- dijiste que Sasuke sacaría su lado homo y sin embargo me ha preguntado si me habían abducido los alienígenas. ¿Has visto que romántica pareja hacemos? –le miro de forma escéptica.

Ino se interesa por el cariz que está tomando la conversación, porque abre más los ojos y se inclina más hacia mi persona.

-¿Y qué más te ha dicho Sasukito hoy? –ese tonillo de perversión en la pregunta empieza a resultar preocupante.

-Me ha ignorado completamente, el muy bastardo –le pongo la mano en toda la frente- ¡deja de pensar lo que quiera que esté maquinando tu perversa mente!

-Oh… ¿entonces esperabas que no te ignorase y estás decepcionado? –otra vez el tonito de mala de Disney que va ganándole al bueno. Ruedo los ojos pidiendo paciencia.

-Me rindo contigo, en serio.

La clase comienza y me dedico durante toda ella a dejarme bombardear por papelitos de Ino diciendo barbaridades homosexuales que me incluyen. Al final con tanta tontería acabaré viéndole la gracia al asunto y todo.

 

 

.o.O.o.O.o.O.o.

 

 

-Ya estoy en casa –digo mientras suelto la bandolera de clase en el perchero de la puerta.

-Hey, ¿qué tal mi hijo universitario favorito? –una cabecilla rubia y despeinada se asoma por la puerta de la cocina.

-Soy el único hijo que tienes –me encojo de hombros y él se ríe- ¿Qué hay de comer? –me asomo por la cocina yo a cotillear aquello que huele de manera dudosa.

-Es un experimento culinario de tu padre… oye –se queda mirándome de arriba abajo y me pone la mano en la frente- ¿Tienes fiebre?

-¿Qué?... –niega con la cabeza mientras retira la mano.

-No tienes fiebre… entonces… -se le ilumina la bombilla de instinto paternal encima de la cabeza- ¡Tienes novia! –me apunta con la espumadera como si fuera un presentador en un programa de preguntas y respuestas.

-¿¡Que!?.. ¡No! –me apresuro a desmentir mientras muevo repetidamente los brazos en gesto de negación- Nonononono, ¡no es nada de eso!

-Naruto, pareces sacado de un videoclip de la chica tetona cuyos posters tienes empapelando tu cuarto… ¿me vas a decir que eso es normal? –me vuelve a amenazar con la espumadera.

-Ino me ha acompañado a comprar ropa, no es para tanto –digo mientras cojo un puñado de patatas fritas y desfilo hacia la puerta.

-Ajá! Una chica tenía que estar detrás de esto.

-Ino es mi amiga, a-mi-ga –me voy retirando hacia mi cuarto mientras esquivo un trapo de cocina que me lanza mi padre.

-¡Ya veremos dentro de un mes! –escucho la voz mientras avanzo por el pasillo. Este padre mío… se equivoca de todas todas. No lo he hecho por una chica…

…lo he hecho por una única dama, mi virginidad.

 

 

.o.O.o.O.o.O.o.

 

 

-Llegas tarde –la cara de Sasuke es tan inexpresiva que ni siquiera tengo claro que esté de mal humor.

-Veeenga, Sasuke, no seas cascarrabias –entro y le sigo hacia su cuarto, dejando mis cosas encima de la mesa de estudio y tirándome en plancha en la cama.

-Eh, tu, no dejo que los perros y los burros se suban a mi cama –me dice en un tono serio, aunque yo ya sé que es una broma. A veces las hace, aunque no lo parezca.

-Lo se, es una suerte que no haya ninguno en esta habitación –me pongo boca arriba y le miro –que pereza da ponerse a hacer un trabajo ahora… ¿verdad?

Sasuke me dedica una mirada tajante.

-Lo cual no significa en absoluto que no nos vayamos a poner a hacerlo, claro… -no vaya a ser que ahora se arrepienta de haber decidido ponerse en mi grupo y la liemos.

Pasa de mi y va preparando papelajos y algún que otro libro encima de su escritorio.

-Teniendo internet ¿para qué quieres tanto libro? –le pregunto mientras me acerco y me siento en la silla que me ha colocado, pero con el respaldo hacia delante.

-Me gustan más –me pasa un par de ellos y me los pone en mi lado de la mesa- tu te encargas de estos dos apartados de momento, dobe. Deja de vaguear y ponte a ello.

Hago un sonidillo remolón, pero me siento como una persona y me pongo a trabajar yo también.

A la media hora tengo la cabeza como si tuviera el cerebro inundado de mantequilla. No me entero de absolutamente nada de lo que pone en ese maldito libro. Miro a Sasuke.

Se le ve tan concentrado y metido en lo suyo. Cuando pone esa cara en clase la mayoría de las tías se quedan mirándole y la cantidad de bragas húmedas por metro cuadrado aumenta considerablemente. No se las puede culpar, supongo. Desde  luego, con esa gracia natural que tiene, si Sasuke fuera una chica se iba a enterar de lo que es bueno.

Lanzo un bufido ante esta idea y vuelvo a releer la página otra vez. Ino me está causando serias lesiones cerebrales con sus tonterías.

-¿Qué pasa, Dobe? –Sasuke se desconcentra de lo suyo para mirarme.

-Pasa que soy un negado y no me entero de nada –digo de mal humor.

Sasuke respira hondo, coge su silla, se arrima hacia mí y se inclina en la mesa para estudiar con detenimiento lo que estoy haciendo y qué estoy leyendo. El hecho de que esté tan cerca dado lo que estaba pensando hace un momento resulta ligeramente incómodo, pero al respirar hondo me llega ese olor a recién duchado, champú y un algo más que no me había parado a oler nunca. Tengo que reprimir un apremiante impulso de hundir la nariz en su cuello y respirar profundamente.

Soy consciente de que la pierna de Sasuke está pegada a la mía por debajo de la mesa, y este hecho me pone nervioso porque empiezo a pensar en cosas extrañas. Voy a matar a Ino. Todo esto es culpa suya, por meterme ideas raras en la cabeza y hacerme imaginar cosas que no están pasando. Como que ahora Sasuke podría levantar la cabeza y quedárseme mirando fijamente, más cerca de lo considerado políticamente correcto.

Espera, joder, que lo está haciendo de verdad.

-Dobe, ¿estás a lo que estás? –me llama la atención de forma severa, pero su cara es totalmente inexpresiva. Simplemente me clava esos ojos negros y fijos que tiene y siento como se me erizan los pelillos de la nuca.

-Eh… -no me sale ninguna palabra articulable en este momento.

-Céntrate –me señala el libro- te he subrayado con lápiz lo importante para el trabajo, mira, en este apartado…

Me está explicando con todo el ahínco del mundo, como otras veces, lo que no entiendo para ayudarme a meterlo en este cabezón lento que tengo, pero es que ahora mismo no consigo comprender absolutamente nada de nada. Simplemente voy dirigiendo la vista de su cara al libro, del libro a su boca, de su boca al libro, del libro a su clavícula… y así sucesivamente.

No se qué cojones llevará su champú, pero estoy mirando a Sasuke Uchiha y me siento como si fuera la primera vez que le veo en toda mi vida.

¿Se puede saber quién cojones ha convertido a mi mejor amigo de repente en un costillar recubierto con salsa barbacoa? Siento como una tensión que me agarrota los brazos y las piernas.

-Joder, Naruto, así no hay quien te explique nada –me mira ahora un poco mosqueado- ¿se puede saber a qué andas ahí dentro? –dice mientras me da con el boli en la frente.

Dios mío, le quiero comer los morros. Esto es grave. Tengo que huir, salir corriendo de aquí ahora mismo.

Me intento echar hacia atrás en la silla pero me caigo de espaldas con ella.

-¿Dobe?¿Se puede saber qué haces? –ahora su ceño fruncido pasa a uno perdido entre el desconcierto y la preocupación.

Me levanto lo más rápido posible, recojo mi bandolera de un tirón y le miro.

-Yo… acabo de recordar que hoy tengo que estar en casa antes y…

-Pero… ¿te estás intentando escaquear del trabajo, Usuratonkachi?

-Solo hoy… ¡lo siento!–y dicho esto, me doy la vuelta y echo a correr como todo un atleta de competición hacia la puerta de su casa.

Jamás en mi vida he corrido más rápido.

 

 

.o.O.o.O.o.O.o.

 

 

-Naruto, hijo… ¿no comes? –mi padre me mira más que preocupado, escéptico.

-Estoy comiendo –despacio, mareando la comida, pero estoy comiendo, pardiez.

-Venga, Naruto. Ahora en serio… -me mira con una sonrisilla- ¿no me vas a contar quién es la chica que te gusta…?¿eeehhh?

Entorno los ojos. A ver, se supone que el tocapelotas soy yo, ¿por qué últimamente todo el mundo se empeña en picarme constantemente?

-No me gusta ninguna chica, papá –corto un buen trozo de san Jacobo y me lo meto en la boca.

-Hhhmm… ya, claro –sigue comiendo con una “sonrisita de padre”. Se está aguantando las ganas de seguir dando el coñazo con el tema y lo puedo notar en sus gestos- oh, venga, se lo puedes contar a tu padre –vuelve a la carga.

-Papá… -le amenazo ligeramente para que corte la conversación. Ni yo mismo estoy preparado para asimilar lo que ha pasado hoy en todo su homosexual contexto, mucho menos para contárselo a mi padre.

Termino mi plato y me voy a mi cuarto. Cierro la puerta y me meto en la cama con el mp4 a escuchar música. A ver si así me relajo un poco y dejo de darle vueltas a la cabeza.

Es que joder, he llegado a casa como un manojo de nervios y con la picha hecha un lío. Esta tarde me hubiera merendado a mi mejor amigo si me llego a descuidar. Al bastardo, borde, estirado de Sasuke.

Todo esto es por las tonterías de Ino.

-Lo que necesito es una novia y se me quitarán las tonterías… -me dejo pensar en voz alta mientras cierro los ojos. Igual con un poco de música consigo dejar de pensar en tonterías y quedarme dormido.

 

 

.o.O.o.O.o.O.o.

 

 

Llego por la mañana a clase. Ino está tan tranquila leyéndose una revista cuando me acerco para sentarme junto a ella.

-Oh… el contraste de tu persona de ayer a hoy es abismal… ¿y esas ojeras? –me dice apoyándose en la mesa con la cara entre las manos- ¿te han atacado los fantasmas esta noche?

La miro con cierto rastro de rencor y me desparramo encima de la mesa.

-¿Ha pasado algo? –su tono parece ponerse un poco más alerta.

-Quiero follar –digo al momento, con tono dramático.

-Algo que no supiera ya, me refiero –dice Ino con una risilla, revolviéndome el pelo de la nuca de forma cariñosa.

-Hmmm… -hago un sonidillo ininteligible mientras me acurruco algo mejor en la mesa, con la cara oculta al mundo.

-Uy… creo que te buscan –dice Ino, soltando un silbidito.

-Na-ru-to…. –un aura de absoluto odio Uchiha envuelve toda el aula. De repente me agarran unos nervios al estómago que no paran de pegar saltos dentro de éste y me voy levantando lentamente de la mesa. No se si estoy preparado para encararme con Sasuke-bastardo y con su mala leche mañanera ahora mismo.

-Erm… Sasuke, buenos días –le miro con mi mejor cara de circunstancias.

-Ayer te largaste de mi casa sin dar explicaciones –se cruza de brazos, levantando levemente una ceja. Eso significa que quiere una explicación, y que la quiere ya.

-Es que… me acordé de que mi padre me había encargado hacer una cosa y… me iba a matar si no lo hacía… –pongo carilla de cordero degollado a ver si cuela. No le puedo decir: es que si me hubiera quedado, a lo mejor te hubiera comido los morros.

-Si aprecias tu vida lo suficiente, más te vale esperarme hoy antes de irte. Te quedas en mi casa hasta que terminemos, usuratonkachi –y tras dedicarme una mirada lo suficientemente amenazadora como para convencerme, se da media vuelta y se larga.

-Debería mirarse ese mal genio suyo, en serio –me froto los brazos intentando alejar el frío de su aura mientras le observo marcharse.

-Naruto… -miro a Ino, que me observa con los ojos muy abiertos y las palmas de las manos a ambos lados de la cara- ¡cuéntame qué acaba de pasar!!!!

En serio…

A veces la odio tanto.

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado. Si es así, ¡dejad aunque sea un saludito! 

Besillos~

Musa Lockheart


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).