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Ciencias Físicas por Musa Lockheart

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Notas del capitulo:

Bueeeeno bueno, yo siempre me tomo mi tiempo pero vuelvo a casa por navidad, como el turrón! Así que aquí estoy. Espero que os guste :)

 

-Sea lo que sea que estás pensando, deja de hacerlo… -la amenazo con un rotulador indeleble- ¡que me pones nervioso, pardiez!

 

-Pero es que Naruto… -me mira con los ojos como platos- sinceramente, no esperaba que mis bromas fueran a afectarte de esta manera.

 

-Erm… -me pongo como un tomate por enésima vez- yo solo he dicho que ha sido un momento raro. Nada mas –que esté tan seria en lugar de modo fangirl da aún más grima que de costumbre.


-Pero… no puede ser solo eso –se lleva las manos a ambos lados de la cara, voy viendo una ligera transformación de su mirada de sorpresa a una de absoluto placer femenino- en realidad, a ti siempre te ha gust-fggkdmothmhmmgh….!


Le tapo la boca antes de que vaya por ahí gritando con su voz estridente acusaciones de homosexualidad que incluyen a mi persona.

 

-¡No digas eso ni en broma! –la libero con miedo- Ino, esto es muy serio, ese cretino engreído, malhumorado y con alimentación baja en fibra es mi mejor amigo después de todo… -bajo la voz y le hablo casi en susurros- ¿sabes la que puedo liar si esto es…? –lo pienso y no soy capaz de decirlo, me suben los colores. Otra vez.

 

-Vale, vale –Ino refrena la fangirl que lleva dentro, pero puedo intuir cierto brillo sospechoso en su mirada- entiendo cómo te sientes, perdona –se levanta de la mesa y se sienta a mi lado, revolviéndome el pelo un poco en gesto maternal- ¿Y qué vas a hacer si es así?

 

-No es así. ¿Ves? Problema solucionado –pongo morros.

 

Ino rueda los ojos mirando hacia el techo y suspira hondo.

 

-En serio Narutín, los hombres sois TAN lentos a veces…

 

-¿Por qué lo dices? –la miro indignado. Eso de lento me suena a tonto y no me hace nada de gracia.

 

-Más tarde que temprano te darás cuenta tú solito –suspira.

 

-Ino… hablas como una madre –me pega una colleja.

 

-¡A callar! –pero sonríe. La verdad, cada vez que lo pienso… ¿por qué no podría ser Ino la chica que me gusta?

 

 

 

.o.O.o.O.o.O.o.

 

Las clases han terminado, Sasuke me va a interceptar a la salida y tendré que ir todo el día a pasarlo a su casa. Se que debería enfrentarme al problema y que estar escondido en el servicio no es la solución, pero no es tan fácil cuando mi orgullo masculino está siendo puesto en entredicho. Tengo que ser un hombre.


Está bien, me enfrentaré al problema y esta noche, como es viernes, quedaré con Ino y le diré que me presente a alguna amiga guapa. Todo esto me está pasando porque llevo mucho tiempo sin novia y estoy en edad de movimientos hormonales desenfrenados. Necesito echar un polvo. Y tener una novia. Y beber cerveza mientras masco tabaco.

Eso es, reafirmaré mi masculinidad.

 

-Muy bien Naurto… -me miro al espejo y me froto las palmas- eres un hombre y bien hombre –me coloco el paquete- esta va a dejar de ser virgen. Tetas. Sí. Un homosexual no se pajea viendo revistas porno. Eso es. –respiro hondo cuatro o cinco veces, me echo agua en la cara y salgo del baño de un portazo y…-auch!

 

¡Joder, quién es el cretino que se ha… parado… en… l-la… entrada…

 

-Dobe, ¿estabas intentando escaquearte? –miro hacia abajo por no levantar la vista. La persona que tengo delante lleva una sudadera negra con un abanico blanco y rojo pequeñito bordado en un costado. No tengo voz ni para decir “au”.

 

-…. –Sasuke se aparta a un lado, está claramente irritado, puedo sentir el aura hostil desde aquí.

 

-Naruto… me estoy enfadando. La próxima vez vas a hacer el trabajo tu solo.

 

-...No es eso- me sale decir, aunque no se muy bien por qué lo he hecho.

 

-¿No? –parece que la voz de Sasuke se relaja un poco. Permanecemos en silencio ambos durante casi un minuto hasta que por fin se pronuncia de nuevo- hn… vamos a mi casa. Ahora hablamos.

 

Uh-oh. Esa voz suena a “me vas a contar luego qué demonios te pasa”. ¿Se puede ser más cretino? Ahora el teme sabe que estoy preocupado por algo y voy a tener que inventarme una buena excusa para que se la trague. Eso no lo he contado, pero Sasuke Uchiha es un especialista en extraer información cuando le interesa.

 

Camino junto a él en silencio hasta su casa. Lo cierto es que Sasuke no es un tipo muy hablador. Es de esos que prefieren no decir nada a no ser que tengan algo importante que decir. A veces me pregunto cómo ha podido hacerse amigo de un tocapelotas y un bocazas como yo, porque claramente estoy todo el tiempo haciéndole perder la paciencia. Supongo que los polos opuestos se…

 

…¡NO!

 

Tetas. Tetas. Tetastetastetastetas. Eso. Sí. Mejor. Respira hondo Naruto.

 

-¿Qué has dicho? –la voz de Sasuke suena entre sorprendida y carente de paciencia.

 

-¿Yo?–joder, ¿he dicho algo en voz alta?

 

-Eh… bueno. No sé. Creo que prefiero no preguntar –Sasuke saca las llaves aún con cara de “what the fuck” y abre la puerta de su casa.

 

Entro sigilosamente detrás de él y dejo mis cosas en su cuarto. Me quedo allí de pie esperando a que venga de la cocina mientras le echo un ojo a su habitación. Desde luego, que un tipo de su edad tenga la casa tan limpia y ordenada seguro que no es sano. Me pregunto si a pesar de todo esconderá revistas porno en su cuarto…

 

Y así soy yo, antes de terminar de pensarlo ya estoy buscando bajo su cama. Nada debajo de la cama, bien, pero… claro, Naruto, pareces tonto. ¿Por qué iba Sasuke a esconder el porno si vive solo y nadie le registra los cajones? Una risita maligna cosecha propia suena por toda la habitación mientras empiezo a abrir los cajones de al lado de la mesita de noche.

 

-…tú.

 

Se me erizan todos los pelillos de la nuca. Sasuke sabe ser tan terrorífico cuando quiere. Cierro el primer cajón de la mesilla de noche lentamente y, girándome poco a poco con mi mejor cara de sospecha, le digo:

 

-Vaya vaya Sasukito… ¿escondes algo que no quieres que vea?

 

Veo cómo, proporcionalmente al frunce de su ceño, su tono de color corporal sube instantáneamente a rojo en cuestión de segundos. Ahá. Pues sí que guarda el porno en la mesilla de noche. Sasuke deja la bandeja encima de la mesa de su cuarto y tras darme una sonora colleja se sienta malhumorado.

 

-Deja de revolver las cosas de los demás –se cruza de brazos, con una clara mala leche cultivada por mí- ahora me vas a dar una explicación de por qué huyes de mi cuarto, me dejas colgado con un trabajo y te comportas como si fueras idiota. Más, quiero decir.

 

Eso ha sido una broma. Pero Sasuke no sonríe, está esperando una respuesta y la quiere ahora. Otra de las maravillosas cualidades Uchiha, una familia con una herencia genética muy completa como podréis apreciar.

 

-Eh, no hace falta pasarse –fingida indignación para darme tiempo a pensar una buena excusa- pues como te dije, estoy peleado con mi padre por algunas cosas… y…

 

-Naruto…

 

-Vale, vale… -no cuela, mierda. Piensa. Rápido. Hmm… - es que… verás, no se cómo… -me cruzo de brazos y miro hacia otro lado- …creo que me gusta una…. hm… -persona- chica –y es que no hay mentira más creíble que una media verdad.

 

Sasuke permanece en silencio, mirándome. Pasan algunos segundos.

 

-Ah- dice finalmente- ¿Y qué tiene eso que ver con que huyas de mi casa?

 

-Pues… que estoy como… disperso. Y no se… no estoy muy seguro de si quiero que… -carraspeo- A veces me siento raro cuando pienso en eso. Y me pongo nervioso. Y… –es muy raro estar contándole esto al teme. Especialmente porque nunca hemos hablado de cosas así. Y porque en realidad el centro del problema es él.

 

-Vale. Está bien –se da la vuelta hacia la mesa con una expresión extraña y no dice nada. ¿Ya está?¿Eso es todo lo que va a decirme el bastardo?- pero céntrate, porque este trabajo no es solo tu nota.

 

-Hn… lo siento –me levanto de donde estoy y cojo un par de folios y el libro que yo estaba revisando el día anterior para continuar por donde lo dejé. Me acomodo en la cama.

 

-¿Te vas a poner ahí? –pregunta Sasuke sin dirigirme la mirada siquiera.

 

-Sí. ¿Te importa?

 

-No. Pero luego déjala igual que estaba –y sin decir nada más y casi ni pestañear, sigue a lo suyo.

 

Y luego dice que yo estoy raro… le acabo de contar una moñada del tamaño de un castillo y ha pasado de mi cara. En fin. Supongo que Sasuke no está interesado en ese tipo de cosas y prefiere evadir la conversación.

 

Pasan las horas y yo estoy centrado en todo menos en el libro. Pero no quiero decirle nada a Sasuke, no sea que decida venir a ayudarme y vuelva a darme un ataque de pánico. No tendría más excusas para explicárselo.

 

Suena mi móvil, pero está encima de la mesa y no llego, así que paso de él.

 

-Dobe –Sasuke lo coge y estira el brazo para dármelo, pero su cara está más seria de lo que ya es habitual en él- es Ino –¿y ahora a este qué le pasa con esa cara de agrio?¿sigue enfadado conmigo por lo del trabajo?

 

-¿Qué pasa, rubia de bote?

 

[Hola Narutín! ¿Qué tal, estudiando anatomía? Jijiji]

 

-Muy graciosa, muy graciosa… -cuando la vea le pienso dar un par de collejas.

 

[¿Qué, sales esta noche?]

 

-Es que, tenemos que terminar el trabajo y no se yo… -con la mala leche que tiene hoy el señorito Uchiha igual si le digo de salir me corta en pedacitos muy pequeños.

 

[Oh, bueno… dile a Sasukito que se venga, y si no te lo meriendas tú me lo meriendo yo.]

 

-Hhmm… ¿a Sasuke? –al escuchar su nombre, se gira y me mira- no se yo si le va a gustar el plan –es un tipo muy raro y no le gusta demasiado eso de salir.

 

[Pásale el teléfono!]

 

-¿Qué!? –casi asustado de lo que la peliteñida le pueda soltar, miro desconfiado hacia Sasuke que me mira cada vez con más cara de curiosidad. Dentro de lo expresivo que puede ser el teme, claro está.

 

[Oh, venga, no le voy a comer, ¡tú pásamelo!]

 

Dudoso, me separo el móvil de la oreja y se lo doy a un extrañado Sasuke. Contemplo como su rostro se mantiene inquebrantable mientras Ino le dice lo que quiera que sea lo que le está diciendo.

 

-El término “salir” y todo lo que implica no me atraen especialmente.

 

Otros minutos de silencio. El teme frunce el ceño y me mira a mí. Luego mira hacia otro punto de la habitación y suelta un bufido. Las arrugas entre sus cejas crecen proporcionalmente a los minutos de conversación, pero continúa sin replicarle una palabra. Es extraño, parece que Ino está tocándole la moral a base de bien y es raro que aún no me haya pasado el teléfono por aburrimiento. Sería la reacción típica Uchiha esperada. Pero no.

 

-Como sea. A las doce. Hn. Hn –sasuke, aún con cara de fastidio, me pasa el teléfono sin decir una palabra y se vuelve a sentar en el escritorio.

 

-¿Ino? –llamadme cotilla, pero tengo una curiosidad enorme por saber qué demonios le ha dicho este temible espécimen de mujer para convencer a Sasuke de que salga esta noche.

 

[Naruto, quedamos a las 12 en el Cadillac, ¡no lleguéis tarde! Oh y…ponte “eso” que compramos, que hoy tienes que estar guapo, ¡hasta luego!--…piiii piiii piiii]

 

-Pero que dem-… ¿me ha colgado?¡me ha colgado! –esta noche pienso interrogarla. ¿Qué es eso de que me ponga guapo?¿Acaso piensa presentarme a alguna chica? No estaría de más, la verdad.

 

El bastardo se dedica a encogerse de hombros mientras cierra sus libros y empieza a recoger sus cosas. Desde luego, este tío no es humano. Jamás en mi vida desde que le conozco he visto a Sasuke dejar fuera de lugar algo después de usarlo. ¿Qué hay de un poco de sano y juvenil desorden?

 

-Deberías de ir a casa a cambiarte –dice sin más.

 

-Hoy voy a ver uno de los dos fenómenos más extraños que pueden ocurrir en este mundo, teme –es como si se hubieran alineado los planetas, hubiera un eclipse y un meteorito amenazara la tierra. Todo a la vez- el otro sería que mostrases interés en un ser vivo del otro sexo y entonces el mundo habría llegado a su fin

 

Sasuke bufa ante mi comentario y se queda quiero para abandonar el cajón que estaba abriendo.

 

-Todavía puedo arrepentirme –dice mirándome con su mejor cara de rancio. Pero son muchos años de conocernos, Sasuke-bastardo. No se exactamente por qué motivo retorcido y extraño, pero esta noche quieres ir.

 

Un pequeño cosquilleo me empieza a subir por el estómago cuando una idea ligera surca mi mente. Pero la mato en seguida. Es totalmente improbable. Y yo me he decidido a volver a encaminar mi vida por la senda de la heterosexualidad, así que pensar cosas raras no es la manera.

 

Cojo mis cosas que están repartidas por su cuarto y me encamino hacia la puerta.

 

-Nos vemos a las doce, ¡no tardes, teme! –le amenazo antes de salir corriendo, sabiendo lo que viene ahora.

 

-Eso debería decirlo yo, usuratonkachi –la voz de Sasuke se alza ligeramente para que le oiga. De alguna forma, sé que está sonriendo “un poquito” aunque ya vaya de camino hacia la puerta de la calle y no le vea. Pero como muchos otros, son pequeños pensamientos que ni llegan a formarse antes de que los haya descartado. 

 

 

.o.O.o.O.o.


De camino al Cadillac, me voy mirando en todos los escaparates, espejos y superficies que reflejan mi persona. Me he puesto la ropa que me recomendó Ino para este tipo de ocasiones, pero estoy por volverme a casa y cambiarme. Me animo pensando que es porque hoy probablemente conozca a la mujer de mi vida.

 

¿Planeas seguir engañándote, mocoso?

 

Espera… ¿eso ha sido mi subconsciente?

 

Si quieres verlo así…

 

Pero qué coño… ¿no habíamos quedado hoy en que iba a reconducir los lavados de cerebro de Ino con una tía buena?

 

Solo la mitad de ti que es anormal. Me aburres.

 

Esto es absurdo. Me niego a discutir conmigo mismo.

 

Agito un poco la cabeza como para alejarme de esta extraña clase de conversación con mi subconsciente. No tengo ya suficiente con ser hiperactivo, un desastre en el terreno sentimental y tener una crisis de orientación sexual, como para encima desarrollar esquizofrenia. Estaríamos buenos.

 

Veo la esquina donde brilla el letrero de “Cadillac” y trato de ignorar el creciente nerviosismo que me pega un pellizco en el estómago. Inconscientemente aminoro el paso, buscando con la mirada a ver si veo alguna cara conocida.

 

En concreto una.

 

Vuelvo a obviar el pensamiento. Me voy a convertir en un experto en ocultarme cosas a mí mismo a este ritmo. Reconozco una cabeza negra y me quedo parado en el sitio antes de decidir seguir avanzando. Ahí, al lado de la puerta y apoyado casualmente sobre la pared, está Sasuke. Lleva una chaqueta de cuero negra muy sencilla y una camiseta gris oscura con el cuello grande, haciendo como una especie de pliegues hacia delante. No se a quién demonios se le ocurrió inventar una camiseta con la capucha hacia delante, pero lo cierto es que a él le queda de put-…Ogg. Ya estamos otra vez.

 

Una parte de mi quiere salir corriendo.

 

Y es que me siento ridículo con esta ropa, me siento aún más ridículo con mis excusas estúpidas sobre mis motivos para arreglarme hoy y me siento estúpido porque desearía poder tener el mismo impacto que él produce en la gente sin ni siquiera mover un dedo. Trago saliva y vuelvo a decirme a mí mismo mentiras sobre a qué he venido hoy. Y así, saco el valor y las fuerzas suficientes como para seguir siendo el mejor amigo del Teme, un poco payaso y bocazas, heterosexual y virgen pasados los veinte, y que la aceptación de todas estas cosas en conjunto deje de crearme esa sensación desagradable en mitad del pecho al saber que si me permito pensar lo que en realidad quiero pensar, no voy a durar ni media jugada antes de que me saquen del campo.

 

-¿También tus amigos acostumbran a ser tan impuntuales como tú, dobe?

 

Cruzado de brazos, Sasuke me miraba con fingida indignación.

 

-Mis amigos suelen ser más impuntuales que yo. Yo no soy impuntual, simplemente… me hago el interesante.

 

Sasuke levanta una ceja como diciendo “ya” y sigue a lo suyo. Simplemente se limita a estar callado mientras mantiene su habitual cara de “nomedespeinanielviento”.

 

-------

Llevaban esperando mucho, mucho tiempo, pero eso no es algo que a Sasuke le pareciera inusual. Después de todo, estaban esperando a una chica. Ellas son así. Problemáticas, se preocupan mayormente por tonterías, sobre reaccionan a las cosas y tienen la imperiosa necesidad de pasar horas arreglándose.

 

A Sasuke no le gusta salir. No le gustan los sitios donde hay mucha gente, ni música rompe tímpanos, ni beber alcohol como si fuera una esponja. No le gustan los borrachos. Ni le gusta tener que quitarse de encima a tropecientas pesadas que intentan meterse en sus pantalones. A Sasuke no le gusta que le toquen desconocidos, ni siquiera en una conversación casual, ni siquiera por accidente.

 

 

Hay muy pocas cosas que a Sasuke le gusten. Y muy en contra de su voluntad, precisamente una de ellas era el motivo de que aquel día estuviera allí.

 

Aunque estaba convencido de que esa pesada mujer se equivocaba.

 

-Lo sientooooo~ -hablando del diablo.

 

-¡Ino! Llevamos esperando casi una hora, ¿lo sabes? –dice el dobe señalando su móvil, como para enfatizar.

 

-Perdón, perdón –Ino se inclina con las manos juntas delante de la cara en gesto de disculpa, mientras una especie de… criatura, asoma detrás de ella, con aspecto desvalido. Ino se vuelve hacia ella- ¡Ah! Esta es mi amiga Hinata, hoy se une a nosotros.

 

-E-encantada de conoceros –la chica hace un tímido gesto de saludo.

 

-Hola, Hinata, yo soy Naruto –el dobe parece mirarla con interés mientras se anuncia y le sonríe muy a su estilo.

 

Más que acostumbrado a estas situaciones, Sasuke se limita a ser cortes.

 

-Uchiha Sasuke –dice simplemente. Naruto le envía una mirada de reproche, pero le ignora.

 

-M-mucho gusto.

 

Terminadas las presentaciones de rigor, entran en el dichoso pub. La música, sorprendentemente, no es demasiado odiable. Sasuke puede soportarla. Pero lo que no resulta especialmente fácil de llevar, es el hecho de que Naruto no haya parado de hablar con la tal Hinata desde que llegó, con un más que sobrado entusiasmo. Es decir, no es que él no sea así con todo el mundo.

 

Pero Sasuke conoce a Naruto. Ha visto sus incansables intentos sobre su enamoramiento de adolescente por Sakura Haruno durante años. Sasuke sabe lo que pasa. Y una segunda vez parece demasiado como para lidiar con ello. Más motivos aún para saltarse la regla de no beber alcohol, tachada ahora mismo justo debajo de la de no salir de fiesta. Porque es molesto. Porque él ha venido aquí, está haciendo el imbécil para nada, se siente como si fuera completamente invisible, además de tener que presenciar algo que le provoca esa desagradable sensación entre las costillas.

 

Y aunque normalmente detesta el hecho de no tener control sobre sus actos, hoy está dispuesto a beberse todo lo que le pongan por delante. Y siendo así, le hace un gesto con la mano a una de las camareras y se instala al lado de la barra.

 

Unas cinco copas y unas veinte pesadas buscando rollo después, alguien le agarra del hombro. Sasuke está demasiado borracho como para resistirse.

 

-Sasuke… ¿estás bien? –Ino le mira preocupada. Él le dirige una mirada seca antes de volver a su copa.

 

La chica se muerde el labio, mirándole como si no supiera qué hacer. Ella misma ha estado flirteando con algún que otro tipo que ha encontrado por ahí, entonces, si todo el mundo parece tener ya alguien a quien explorarle la garganta con la lengua, ¿por qué demonios no le dejan a él en paz?

 

-Sasuke… deberías dejarlo ya –Ino intenta quitarle la copa, pero la mirada de advertencia de Sasuke la detiene.

 

-Métete en tus asuntos –bastante le ha ayudado ya. Dándole esperanzas de algo a lo que él se había hecho a la idea hace tiempo de que nunca iba a pasar. “Ven esta noche” dijo. “Tienes posibilidades, pero tienes que estar en la linea de batalla, Sasuke” dijo. Malditas mujeres.

 

-Sasuke, a Naruto, tú le-

 

Sasuke no la deja terminar.

 

-Naruto está en pleno ritual de apareamiento con esa tal Hinata. Y está bien así. No es asunto mío –Sasuke se termina su copa y trata de ponerse en pie. Se va a su maldita casa, en la cual estaría ahora tranquilamente leyendo un buen libro en lugar de fantasear con tonterías. Dejó atrás los quince años hace unos cuantos.

 

Con menos estabilidad de la deseada, consigue coger su chaqueta y ponérsela, dirigiéndose a la puerta e ignorando completamente a Ino.

 

 

.o.O.o.O.o.

 

 

-Y entonces, mientras corría por los pasillos del instituto con una Sakura muy enfadada persiguiéndome, Sasuke estaba en mi camino. Así que en lugar de cambiar mi ruta, simplemente le empujé conmigo dentro del armario escobero para escondernos… deberías haber visto su cara –siento el punto del alcohol que te suelta la lengua mas de la cuenta, utilizando a Hinata para desahogarme un poco. Ella no me conoce, si le hablo sin parar de Sasuke no me tocará la moral como otra persona que nos conozca. Y necesito desahogarme, porque todo este lío me está carcomiendo por dentro.

 

Hinata me sonríe tímidamente y asiente, mientras escucha. Pobre chica.

 

Si tuvieras lo que tienes que tener para ir hacia el Uchiha y meterle la lengua hasta la campanilla, mocoso, la chica no tendría que sufrir tus desvaríos.

 

Y ahí de nuevo la voz. Y más habladora que nunca. Quizás beber alcohol no ha sido una buena idea después de todo.

 

-N-naruto-kun…  creo que Ino quiere decirte algo- Hinata señala hacia mi espalda con la mirada, y me vuelvo solo para recibir una colleja bien dolorosa.

 

-¡EY! –me sobo la nuca- ¿se puede saber qué pasa contigo?

 

-Eso mismo quiero saber yo… -Ino me mira de una forma inexplicable- tu estúpido amigo está bebiéndose hasta el agua de los jarrones mientras tu estás aquí dándole la brasa a la pobre Hinata, que es sola y únicamente un instrumento para no reconocer lo que está pasando aquí –me apunta con el dedo de forma amenazadora- así que, o te encuentras las pelotas y vas ahora mismo a buscarle, o te las busco yo ¡tú decides!

 

Trago saliva, mientras Hinata y yo la miramos completamente acojonados. Intento procesar la información que me ha dado.

 

-Espera… ¿Qué Sasuke está bebiendo?¿En serio?¿Por qué iba a Sasuke a beber? No le gusta beber –el alcohol a veces me hace lento de entendederas.

 

-Naruto… ¿por qué demonios crees que Sasuke ha decidido salir hoy?¿para disfrutar de su juventud y trabajarse alguna incauta? ¡Ha venido aquí por ti, subnormal!

 

-…¿Por mí? –intento procesar la información, despacio, pero sin pausa- ¿Por qué? –no se muy bien por qué, pero me tiemblan ligeramente las piernas.

 

Ino deja escapar un intenso bufido.

 

-Tú solo ve a buscarle antes de que se vaya solo a casa en el estado en el que está. No puede ni andar derecho hacia la puerta.

 

No hace falta que me diga más. Con ese punto de alcohol suficiente para salir corriendo sin pensar en las consecuencias, me lanzo hacia la muchedumbre. La verdad es que tan solo estaba centrado en mí mismo y en mi miedo. No pensé en por qué Sasuke había venido hoy… ¿Tendrá Ino razón?

 

Consigo avistarle entre la muchedumbre, casi al lado de la puerta. Sale por ella. Espero que el muy desgraciado no desaparezca de la vista hasta que pueda alcanzarle.

 

-¡Sasuke! –salgo por fin del pub, después de empujones e insultos varios, y miro en todas direcciones- Joder, donde habrá… -ah, por fin le veo. Es esa figura apoyada de espaldas contra la pared y que no destila demasiada estabilidad.

 

Me acerco a él y me dejo caer a su lado en silencio. Se que se ha percatado de que estoy ahí, pero no dice nada.

 

-¿Qué se siente al coger tu primera borrachera?

 

-¿Qué te hace pensar que es la primera?

 

-¿No lo es? –le miro curioso.

 

No hay respuesta por su parte. Sasuke visualiza un escalón cerca de donde está y se deja caer en él. Me acerco y me agacho delante de él en cuclillas, apoyando las manos en sus rodillas.

 

-Ey, teme ¿estás bien? –le miro con preocupación. No parece que se encuentre al borde de la muerte, pero bueno, Sasuke nunca cambia esa cara de póker ya se esté hundiendo el mundo, así que es difícil saber.

 

-Sobrevivo –es su única respuesta.

 

Intentar tener una conversación con el bastardo es como ir arrancándole capas a tiras a una cebolla. No importa cuanto tires, parece no tener final. Es la consecuencia de a saber cuantas generaciones de Uchihas con problemas de comunicación crónicos. El plan inicial era salir a buscarle y hablar con él. Pero no facilita mucho las cosas que el muy bastardo responda con monosílabos.

 

-Ni siquiera borracho puede uno arrancarte más de dos palabras, Uchiha –le digo dándole con el dedo en la frente.

 

-Tampoco tengo mucho que decir –mantiene la mirada perdida en algún punto de la calle.

 

-Eso no es lo que me ha dicho la peliteñida de Ino –pruebo a lanzar una piedra, a ver si la recoge.

 

Bingo. De repente parece interesado por el tema y levanta la cabeza rápidamente, mirándome con una expresión que no se descifrar. ¿Sorpresa, quizás? Pero es bueno. Rápidamente recupera la compostura.

 

-¿Qué te ha dicho? –aunque esta vez, me mantiene la mirada.

 

-Me ha dicho que estabas bebiendo mucho. Tú no bebes nunca, Sasuke -me pienso bien lo que voy a decir, pata tantearle-  ¿pasa algo? Sabes que puedes contarme lo que sea.

 

Sasuke mira hacia otra parte y suelta una mezcla entre bufido y risa. Pongo cara de no entender nada y simplemente hace un gesto con la mano para hacerme ver que no tiene importancia.

 

-No pasa nada, dobe. Suponía que intentar salir un día no me haría cambiar de opinión sobre este tipo de actividad. He salido y no me ha gustado.

 

-Y has encontrado la solución perfecta bebiendo todo ese vodka –empiezo a estar un poco cabreado. Está claro que Sasuke no tiene nada que decirme y mucho menos ha venido aquí por mi.

 

Sasuke intenta levantarse.

 

-Me voy a casa. No deberías hacer esperar a… como se llame –Sasuke se libera de las manos en mis rodillas y se pone en pie.

 

-No me está esperando, idiota. Te acompaño a tu casa, así no llegarías ni a la vuelta de la esquina tu solo.  

 

-No necesito niñera –pero cuando se pone en pie, sus piernas le delatan. Frunce el ceño, claramente frustrado por no poder controlar su cuerpo correctamente.

 

-Anda, vamos –digo mientras le paso un brazo por detrás y el suyo por mis hombros.

 

-No me fa—ffs--s… -se para- no me siento capaz de decir esa maldita palabra.

 

No puedo más que estallar en carcajadas. Sasuke al principio parece molesto ante mi creciente ataque de hilaridad, pero acto seguido deja escapar una casi imperceptible risilla también. Los problemas y preguntas que rondan mi cabeza parecen alejarse mientras acompaño a mi mejor amigo a casa.

 

Maldita Ino. Siempre dando dolores de cabeza.

 

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Un dolor de cabeza punzante atraviesa las ya quemadas neuronas de Sasuke Uchiha cuando abre los ojos. Demasiada luz. Demasiado todo. Trata de incorporarse pero se siente un poco… inestable. Así que vuelve a recostarse en la cama.

 

Al girar la cabeza, se le coge un pellizco en el estómago. Una figura conocida yace al lado suya en la cama, tumbado de lado y con expresión tranquila. No puede evitarlo. Le martillea el corazón dentro del pecho como si fuera una colegiala enamorada. Frunce el ceño y mira al techo, reprochándose a sí mismo su idiotez. Lleva enamorado de Naruto ya… casi cinco años.

 

Lo había llevado bien, escondido incluso para sí mismo, restándole importancia durante los últimos cuatro años, nueve meses y dos semanas, hasta que Ino apareció un día para tocarle las narices y volver a revolverlo todo.

 


Flash Back---||||

 

 

-Bueno, Sasuke-kun, ha llegado el momento de que tengamos una conversación.

 

Sasuke se limitó a ignorar su presencia mientras bebía su zumo de tomate, como hacía siempre con la mayoría de seres vivos que le rodeaban.

 

-Exactamente, ¿Cuándo piensas decirle a Naruto lo que sientes?

 

Un “ppffffffttt---¡!!” y una casi muerte por asfixia después, Sasuke se quedó mirándola con los ojos como platos. Él, que siempre había pensado que Ino era idiota. Y tenía que volverse avispada de repente.

 

-Y no me insultes diciéndome “de qué estás hablando”, que nos conocemos –la rubia cogió una silla y se sentó en frente de él- Sasuke… los dos queremos a Naruto, pero sabemos que es medio tonto. Si esperas que se de cuenta él solito, eso no va a pasar. Así que, o le dices algo, o acabará echándose una novia insoportable con generosa delantera y cuando eso pase, probablemente te arrepientas de no haber actuado.

 

-Naruto no tiene los mismos… intereses que yo –se limitó a decir, tajante, molesto e irritado con la conversación.

 

-A lo mejor sí los tiene y nunca se ha planteado la idea de verte como algo… más. Naruto es MUY lento.

 

-Ino… no le voy a decir nada.

 

Ella hinchó los mofletes y frunció el entrecejo.

 

-Tengo un plan.

 

Sasuke la miró con miedo.

 

-Tu déjamelo a mí. Seguro que funciona. –Ino se levantó de la silla y antes de que Sasuke pudiera decir “ni se te ocurra” ya había salido de la clase.

 

Se quedó allí sentado, con el brazo estirado y mirando hacia la puerta. Después suspiró hondo y se presionó las sienes. Le empezaba a doler la cabeza.

                                      

 

End Flash Back ----|||||

 

 

Se había dejado liar. Y había vuelto a la etapa del primer año: los sudores, el corazón acelerado, los nervios en el estómago, las fantasías imposibles. Cuando Naruto se había ido el otro día de su casa con aquella cara, cuando los había visto cuchichear por las esquinas, había tenido un pinchazo de esperanza y otro de miedo.

 

El otro día, habían puesto “You belong with me” de Taylor Swift en la radio y no había cambiado de emisora. Y la había tarareado durante todo el día. A Taylor Swift. Los Uchihas jamás escuchaban Taylor Swift. ¿En qué se estaba convirtiendo?

 

Sintió a Naruto desperezarse a su lado de la cama y sintió un escalofrío recorrerle los brazos y la nuca. Cerró los ojos para hacerse el dormido.

 

Escuchó un bostezo y más movimiento de sábanas a su lado. Luego silencio. La respiración de Naruto. Sintió un peso en la cama cada vez más cerca de él. Se congeló en el sitio. Unos dedos le rozaron la cara y le apartaron el pelo hacia un lado. Después nada. Un suspiro más pesado, y luego el peso desapareció del colchón. Escuchó la puerta del dormitorio abrirse y cerrarse.

 

De repente se dio cuenta de que había estado conteniendo la respiración. Tenía el corazón que se le iba a salir por la boca. Y es que las dos ideas le aterrorizaban: que Naruto no llegara a corresponderle jamás y ahora, que sí lo hiciera.

 

 

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Me lavo la cara con agua fría en el pijísimo baño de Sasuke y me miro al espejo. Lo cierto es que lo surrealista de la situación empieza a hacerme sentir muy raro. Anoche Sasuke estaba tan borracho que, fue dejarlo en la cama y a los cinco minutos estaba en los brazos de morfeo. A mí me costó un poco más dormirme, pensando en la forma tan cobarde en la que me estaba comportando. Había usado a Hinata para escapar de lo que estaba sintiendo, pero es que no era fácil, joder. Hacía unas semanas, si alguien me hubiera dicho que iba a tener esta visión de mi mejor amigo me habría reído en su cara.

 

Y aquí estoy, suspirando como una adolescente delante de un espejo. Recuerdo la cara dormida de Sasuke, cómo le he movido el pelo de la frente y el pensamiento que me ha cruzado la mente. He tenido ganas de…

 

Comerle la boca, sí, mocoso. Por fin vamos progresando.

 

Esto no puede estar pasando, mi locura se incrementa. Además, el comportamiento del bastardo me confunde todavía más.

 

Me seco la cara y salgo del baño. Tengo que pensar en esto tranquilamen----¡!!

 

-¡¡UAH! –casi me da un ataque al corazón cuando me choco con Sasuke en el pasillo. Este se queda mirándome de una forma extraña y yo siento que el corazón me empieza a martillear muy rápido.

 

-¿Quieres… desayunar? –dice con su tono monocorde de siempre, desviando la mirada hacia el salón.

 

-Vale.

 

¿Qué pasa aquí?¿Dónde están el odio ciego, el sarcasmo, los insultos amistosos y la rutina que siempre hemos tenido? Ha sido sustituida por una sensación tensa y extraña que impregna el aire alrededor nuestra.

 

Sigo a Sasuke y me siento en la mesa del comedor mientras él se encarga de hacer unas tostadas y un vaso de leche. Nos sentamos a desayunar en silencio. Miro la mesa mientras le doy bocados pequeños a mi trozo de pan con mantequilla y trato de disimular que estoy nervioso. Anoche… igual Ino tenía razón. Miro a Sasuke y desvía la mirada, nervioso.

 

Vaya dos idiotas.

 

-¡Cállate! –suelto revolviéndome el pelo con fuerza.

 

-No he dicho nada.

 

Empiezo a sentir calor en la cara y se que me he puesto como un tomate. Ahora voy y quedo como un loco delante de Sasuke. Pero él tampoco se salva demasiado. Me estaba mirando y podría decir que está nervioso. El mismo Sasuke Uchiha que yo conozco.

 

Eso es… bueno, imposible. En teoría.

 

-Creo que… mejor me voy yendo para mi casa. Tengo que hacer unas cosas…

 

-Hn.

 

Sasuke simplemente hace un sonido gutural de asentimiento y sigue comiendo en silencio mientras mira hacia cualquier punto de la habitación. Normalmente me hubiera echado la bronca para que me quedase a hacer el trabajo con él. Sin embargo, creo que también se siente incómodo.

 

Le incomoda lo que le cuelga entre las piernas.

 

Sacudo la cabeza mientras lucho por no volver a sonrojarme violentamente y busco mis pertenencias que dejé esparcidas la noche anterior por la sala de estar.

 

Mientras me pongo la chaqueta y cojo mis llaves de encima de la mesa donde las dejé, siento su mirada sobre mí y un escalofrío me recorre la espalda.

 

¿Será posible que sea verdad lo que Ino dijo anoche?

 

Me giro y le dedico una sonrisa nerviosa en gesto de adiós. Él hace un gesto de abrir la boca para decir algo, pero la cierra y hace un amago de sonrisa en lo máximo que puede dar de sí un Uchiha.

 

Y aún con las mariposas haciendo picados en mi estómago, salgo por la puerta.

 

 

Notas finales:

Y eso es todo por hoy, muchachuel@s :) nos vemos en el capítulo 3, que será el último! 


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