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Enamorándome de ti... por Ssun

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Notas del capitulo:

¡Hola! Una disculpa, me he atrasado con este capítulo pero, bueno, quería que quedara impactante y creo que lo conseguí. Me siento mal con Wolfram, pero así deben ser las cosas. Ya pronto comenzaran los roces entre nuestros protagonistas, esperemos que Yuuri no sea tan tímido y le bese pronto LOL


Pero eso no pasará, Wolfram dará el primer paso ¡Por algo será el SEME que siempre soñé! XD


En fin, dejo de entretenerlos, espero sea de su agrado, saludos (:

Capítulo 2:

La carga de su majestad

 

Incómodo, justo así se sentía: Incómodo.

 

Yuuri se encontraba ahora caminando por los pasillos del castillo Pacto de Sangre. Luego de que el actual Rey le lanzara una mirada envenenada a su amigo las cosas pasaron demasiado rápido. La sacerdotisa Ulrike se disculpó un par de veces con el rubio, debido a que no fue capaz de adivinar la visita del Maou.  Luego de ello Murata sugirió que salieran del Templo, ya que cierta persona podría arruinar su explicación. El rey, visiblemente enojado con el de lentes se limitó a asentir. De ese modo terminaron así, Shouri, Murata y Wolfram se encerraron el la oficina de este último mientras Yuuri lograba colarse del comedor, donde lo habían dejado, para pasear por los pasillos.

 

Sin darse cuenta terminó frente a la oficina del rey, confundido, prefirió continuar andando por los pasillos. Las horas pasaron demasiado rápido para su gusto luego de que llegó a la que, sin saber, era la habitación de su majestad.

—Es demasiado familiar—murmuró para sí mientras sus dedos acariciaban el pomo de la puerta— ¿Por qué?

Miró unos minutos más aquella puerta, no debía entrar, pero quería hacerlo. Sin pensárselo más abrió, sorprendiéndose por lo amplio que era aquella habitación. Cerró la puerta tan pronto pasó.

— ¡Wa! ¡Increíble!—exclamó algo maravillado al ver el lugar.

“No ha cambiado nada… Todo sigue en su lugar” pensó

Yuuri caminó de un lado a otro, observando atentamente cada pequeño detalle. Se sentía inexplicablemente feliz por estar ahí.  Escuchó unos pasos acercándose a la habitación, se puso bastante nervioso. Miró a todos lados buscando dónde esconderse, hasta que vio el gran armario. Corrió tan rápido como pudo y se metió dentro del lado derecho, la puerta se abrió finalmente, y los pasos se hicieron más sonoros. Yuuri tragó duro.

— ¿En dónde se metió?—escuchó decir, reconoció la voz al instante— Ah—suspiró rendido— Aunque pasen los años, sigue siendo un enclenque…

Yuuri abrió los ojos como platos. El rey caminó al armario, el moreno entró en pánico. Miró a su alrededor, encontrándose con ropa que le parecía más a un uniforme de instituto. Wolfram abrió el lado contrario del armario. De reojo Yuuri fue capaz de ver como buscaba algo al fondo de este.

—Ha pasado tanto tiempo desde ese día—murmuró Wolfram con cierta tristeza— Y… al final regresó…

“¿Se refiere a Murata?” pensaba confundido Yuuri, “No, ¿se refiere a mi?”

—Lo mejor será olvidarlo

Yuuri escuchó como algo era roto en pedazos, Wolfram volvió a abrir el armario y el moreno fue capaz de sentir el olor a quemado. Miró a su lado, y ahogo un grito cuando vio que el rubio rey había colocado una prenda en llamas dentro.

—¡¡Ah!!—gritó mientras salía apresurado, cayendo de golpe contra el suelo

— ¡Yuuri!—gritó sorprendido el rubio, sin notar que le había llamado por su nombre — ¿Qué demonios hacías ahí?

—Lo lamento majestad, fue un accidente—se disculpaba el moreno de manera atropellada, Wolfram lo miraba con cierto recelo, Yuuri tampoco notó que el otro le había llamado por su nombre con total confianza.

—Levántate—ordenó y Yuuri se apresuró a hacerlo “Idiota, con que era su habitación… Demonios, ¿cómo rayos llegué aquí? ¡Va a matarme!” se regañaba mentalmente el moreno. —Tu hermano te ha estado buscando, y ya ha pasado la hora de la cena, ve con él

 

Yuuri hizo una reverencia y salió apresuradamente de ahí. Wolfram suspiró luego de que la puerta se cerró. El armario continuaba en llamas a sus espaldas. Regresó pesadamente a este y buscó entre los cajones con cuidado para luego sacar una pequeña caja de estos.

 

El rubio se dirigió a la cama mientras que abría la pequeña caja. Se sentó al borde de la matrimonial y una media sonrisa se le escapó al ver el contenido del objeto.

—Yuuri, ¿tú aun la recuerdas?—se preguntó con cierta tristeza al ver una imagen donde se encontraban él, Yuuri y una hermosa niña de cabellos castaños.

 

Yuuri se había quedado pegado a la puerta, por lo que apenas logró escuchar la voz del rubio a través de esta. Bajó la cabeza, se sintió repentinamente triste. Caminó al comedor sintiéndose aun confundido con sus sentimientos. Le era tan familiar todo…

 

Justo antes de llegar al comedor se encontró con un gran cuadro que adornaba el pasillo. Reconoció al instante al Rey Wolfram, sin embargo una persona le acompañaba. Una bella chica castaña estaba a su lado, lo abrazaba con tanto cariño que Yuuri solo pudo pensar que era su novia, incluso podría ser su esposa. “Es tan hermosa como su madre” Yuuri miró a su alrededor alarmado, ¿qué había sido eso?

— ¿Está todo bien?—preguntó una voz que a Yuuri se le hizo casi tan conocida como la de Wolfram, se giró a esa persona mientras respondía:

—Sí, sí… Todo…

Se quedó en silencio al ver a esa persona. Un hombre de aproximadamente 38 años se encontraba frente a él. Cabellos castaños contrastaban con su piel medio bronceada. Ojos castaños le miraban atentamente.

—Has regresado rápido, Conrat

Yuuri miró hacia atrás, encontrándose con un peli-naranja de ojos azules.

—Solo hice lo que Wolfram pidió, Yozak—explicó mientras le sonreía con galantería “Así que al final si era su tipo”

El moreno escuchó unos pasos nuevamente, por lo que miró a otro lado, tratando de relajarse. La cabeza comenzaba a dolerle.

—Te agradecería mucho que no usaras mi nombre mientras haces eso, hermano—comentó Wolfram uniéndose a la conversación. Conrat sonrió a modo de disculpa— Creí haberte pedido que fueras con tu hermano mayor—agregó mirando al moreno, quien soltó una risa nerviosa

—Ah sí, bueno, yo… —miró a los otros dos buscando ayuda, Yozak contuvo una risa mientras que Conrat solo le sonreía para tranquilizarlo, su mirada llegó a la pintura nuevamente— Yo solo quería ver este cuadro—explicó, y no era mentira

Nadie dijo nada.

— ¿Era su novia?—preguntó Yuuri mirando a Wolfram, este bajó la mirada por un momento, Yuuri notó al instante que no debió preguntar eso, el ambiente se volvió pesado de un momento a otro.

—No, ella era mi hija—fue la respuesta que obtuvo de Wolfram.

 

Un fuerte dolor se abrió paso en su pecho. Trató de sonreír, pero solo una mueca salió de sus labios. Tanto Yozak como Conrat parecían algo confusos con su reacción, Wolfram, por su parte, se mantuvo un tanto ido al decir aquello.

— ¿E-era?—logró repetir entre su asombro

—Nuestra princesa falleció hace 40 años, joven—explicó tranquilamente Yozak, Conrat le dedico una mirada, pidiéndole que tuviese más tacto sin embargo el peli-naranja le ignoro, Greta von Bielefeld había muerto, ¿qué podía hacer él con ello?

—Yo… Lo l-lamento, majestad…

Y sin muy bien porqué solo atinó a alejarse de ellos rápidamente. Wolfram lo observó de reojo, mientras que Conrat sitió un nudo en la garganta al ver a esa persona tan alterada. Le resultaba familiar aquel chico. Yozak notó la preocupación de su pareja, por lo cual se acercó hasta poner una mano en su hombro.

—Su majestad, si nos disculpa…

Wolfram solo asintió sin tomarles demasiada atención. Conrat y Yozak se retiraron mientras que el rubio se quedaba observando el cuadro del pasillo.

 

Sin poder evitarlo, muchas imágenes llegaron a su mente. Empezando por aquella tarde, en que su decisión cambió el rumbo de el resto de su vida.

 

 

—Wolf, te quiero…—susurró bastante bajo Yuuri, con el corazón estrujado y la mente hecha un lío. ¿En verdad era aquello lo correcto? No había marcha atrás, pues el moreno desapareció por aquel portal que, luego de que este lo atravesara, desapareció sin dejar rastro.

Wolf dio un paso al frente de manera automática, Conrat tuvo la intención de detenerlo pero el mismo rubio quedó inmóvil. Sintió que su corazón era estrujado sin piedad. Cayó de rodillas sin poder evitarlo, y con los puños golpeó el suelo.

— ¡YUURI!—gritó a todo pulmón, a su alrededor todos parecían demasiado shockeados como para hacer algo al respecto. Los dos hermanos mayores del rubio no sabían qué hacer, por lo que, a como pudieron, trataron de consolar al rubio, quien continuaba dándole golpes al suelo. — ¡Maldita sea!—gritó de pronto, asombrándolos a todos— ¡Yuuri!

A pesar de que todos se sentían mal por lo que acababa de ocurrir, no había duda alguna de que, uno de los más afectados, era el actual príncipe de Bielefeld.

 

Greta saltó de los brazos de Cheri para luego correr directo a su padre, quien la recibió entre los propios para luego tratar de consolarla, sin notar que ninguno encontraba consuelo.

—Wolfram—lo llamó Conrat, en un intento de calmarlo, el rubio le ignoraba

—Wolfram, vámonos—habló esta vez Gwendal

— ¡No!—gruñó sin soltar a Greta, y esta tampoco le soltaba.

Una gran tristeza se apoderó de Shin Makoku aquella tarde. Nadie fue capaz de hacer que el príncipe cambiara de opinión, por lo que, al anochecer, solo pocos estaban ahí. Algunos guardias se encargaban de vigilar los alrededores, mientras que Wolfram se encontraba sentado frente al templo aun con su hija en brazos.

 

Muchos meses pasaron, y, aunque Wolfram regresó al castillo, todas las tardes regresaba al Templo a esperar el regreso de Yuuri. Nada parecía cambiar, hasta que una tarde, el deseo de Wolfram cambió.

 

En ese momento se encontraba en la sala especial del templo, Ulrike había decidido darle aquel sitio para esperar a su majestad. Ella confiaba en que el Maou regresaría algún día. Wolfram, como cada tarde, esperaba frente al gran estanque el regreso de Yuuri, pero algo extraño sucedió.

 

Nunca se cuestionó cómo, pero frente a sus ojos, que observaban atentos la superficie del estanque, fue capaz de observar como Yuuri miraba el lago del parque con una tristeza infinita. Con un poco más de atención el rubio notó que el moreno estaba completamente mojado.

“¿Él en verdad…?” pensó

—Él en verdad está tratando de volver, no lo dudes—escuchó decir

Wolfram, miró entonces, asombrado a quien estaba frente a él. Una furia creció en su interior, pero no fue capaz de decir nada al verlo. Sentía que debía desquitarse con alguien, pero de igual modo conocía la verdad; Shinou solo trataba del salvar su nación.

— ¿Qué está haciendo aquí?—cuestionó con cierto odio en sus palabras, aquello no pasó desapercibido por el Rey Original.

Shinou se mostraba tan serio como pocas veces, pero sus ojos denotaban tristeza.

—Sé que estás enojado, Wolfram, pero te estás portando bastante egoísta—declaró sin sentirse mal por lo dicho, el rubio menor le dedicó una mirada enojada— ¿Has notado ya el daño que le haces a los demás?... ¿A tus hermanos?... ¿A tu hija?

Wolfram, quien había desviado la mirada se tensó enseguida.

—No me sorprende que no lo veas—continuó Shinou con tranquilidad— Sigues siendo el mismo niño egoísta de siempre…

— ¡Cállate! ¡Tu has sido el causante de todo esto en primer lugar!—acusó lleno de furia Wolfram

—Probablemente tienes razón, pero no he sido yo el que causó el dolor de tu familia, ni el de Yuuri…

Esa fue la gota que derramó el vaso. Wolfram estaba a punto de soltar todos los insultos que en su vida había aprendido, pero la inconfundible voz de Yuuri le frenó.

—No puedo seguir así—le escuchó decir, Wolfram volvió a concentrarse exclusivamente en el estanque— No podré volver jamás, ¿no es así?

—No lo harás jamás—aceptó Shinou en voz baja

—Esto… yo…— Yuuri observaba el lago con los ojos aguados, ambos rubios adivinaron que el chico soltaría a llorar en cualquier momento— No puedo olvidarlos, no quiero vivir sin ustedes…

“¿Olvidarnos?” repitió mentalmente Wolfram “Olvidar lo que pasó…” una descabellada idea se formó en su mente en tiempo récord.

—No es tan mala idea—aceptó el mayor mientras observaba a Yuuri— Estarías haciéndole un gran favor… a él y a todos…—agregó

Wolfram miró al mayor con cierto recelo, no podía ser verdad.

—No lo harás gratis—afirmó sin temor a equivocarse, Shinou lo miró con cierto orgullo, haciendo que el menor soltara una maldición mentalmente

—No es que no quiera o no pueda hacerlo, pero si quieres hacer algo así debes pagar un precio, ¿lo sabes no? No puedo simplemente darte la vía fácil.

—No esperaba que lo hicieras—aceptó Wolfram más relajado, sin darse cuenta ya había aceptado aquello— Dime lo que harás…

Shinou pareció sorprenderse, y en verdad lo estaba. ¿En verdad Wolfram haría algo así? Había planeado orillarlo a… pero nunca creyó que lo haría por voluntad.

—No soy capaz de controlar la mente de aquellas personas que son parte de otro mundo, alterar los solos recuerdos de Yuuri será bastante complicado, así que te advierto que quizás algunos más podrán recordar…

Wolfram no vio la necesidad de preguntar, la respuesta era sencilla: Los Shibuya, Murata y el Maou de la tierra quedarían intactos.

—Por los demás no tendrás que preocuparte. Las sacerdotisas son algo difíciles, con que les expliques la situación a Ulrike será suficiente para que no vuelvan a mencionarlo…

— ¿Qué pasará con nuestra nación? ¿Con mis hermanos y Greta? Nadie recordará nada, ¿verdad? ¿Cómo se supone que llenarás el vacío que dejará todo este tiempo?—cuestionó mientras comenzaba a andar de un lado a otro

—Eso es muy fácil—contestó Shinou mientras lo observaba caminar— Los recuerdos de todos sus viajes continuaran, pero solo tú serás el protagonista—contestó sencillo— Ella no desaparecerá, Wolfram—aseguró

Wolfram miró por última vez a Yuuri, quien continuaba observando el lago.

—Lo haré—aceptó al fin

 

“A partir de mañana, cuando el sol se muestre, tú, Lord Wolfram von Bielefeld serás conocido como el Maou 27…. El Rey Legítimo de Shin Makoku.”

 


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