Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Romeo v/s Romeo por Higary

[Reviews - 507]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! ¿Cómo están? Yo todavía en adaptación porque me cambiaron el horario del trabajo u.u Pero dejando de lado mis penas laborales (Kyuu: o.O), el día de hoy les traigo la continuación de este loco fic XD Me han comentado que he relegado un poco el sasunaru por el saigaa, pero créanme, es necesario para darle el cierre que quiero a nuestros obstinados protagonistas, kukuku. Ah, sí, ¿conocen la canción “Al fin te encontré” de Río Roma? Si no es así les recomiendo que la escuchen porque va a ser cantada en este capítulo *o* (Kyuu: Puso el link en el nombre de la canción. Fue otra de sus fumadas ideas, como la escena de “Ingrata” en Be my love ¬¬0). Muchas gracias por los reviews, apenas me estoy poniendo al corriente en contestarlos, así que téngame un poquito más de paciencia. Ahora sí pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Pared de honor: Marionette_Lu, goten trunks5, Quiimiie, KIRAdesu, KAISER, yuki_00, Lyra Raven k, Tsumi 13, sayu-san (Kyuu: Hasta que te apareces por aquí ¬¬) (déjala en paz, Kyuu-chan u.u), KONEKO-CHAN, yume hinamori, DanikZigma, I_beloved, Alice, uzumaky, Colett, Zanzamaru, mtzmamer, dioli_otaku@hotmail.com, Milli, Izumi_sakachita, marizu194, Samara, Sayumi_Uchiha y pau love (por partida doble. ¡Y no te preocupes si no puedes dejar un review por capítulo!).

 

Disclaimer: La trama está inspirada en la vieja película mexicana Como perros y gatos. Hacerla versión yaoi utilizando los personajes de Kishimoto y con más de una pareja protagonista fue idea de mi fumado cerebro.

CAPÍTULO 12: TE ENCONTRÉ

 

Nagato se hallaba en un bar acompañado de Minato y Fugaku. De vez en cuando los tres salían a beber para relajarse un poco de sus trabajos tan estresantes y ocupados.

-Debido a este plan tenemos que ser muy cuidadosos –dijo Fugaku-. Si alguno de los chicos nos ve juntos, estaríamos en problemas y Mikoto y Kushina se enfurecerían.

-Parece que Naruto y Sasuke no son los únicos que deben verse a escondidas –comentó el rubio

-Ahora que mencionan a esos dos –intervino Nagato dejando su bebida-…. he querido hablar de esto con ustedes. De Kushina-san no me extraña que planeara semejante táctica, además para bien o mal Mikoto-san siempre la apoya. ¿Pero creen que esto realmente sea lo correcto? Es como si orillaran a los chicos a terminar juntos.

-Si no creyera que entre ellos hay sentimientos de por medio, nunca trataría de forzarlos –contestó Minato-. Sin embargo he visto crecer a Naruto, jamás ha tenido pareja ni se había acercado tanto a otras personas que no fueran Sasuke o Gaara, hasta que llegó Sai. Con él y Gaara se tratan como hermanos, pero con Sasuke jamás ha existido ese lazo fraternal que mi hijo siente incluso por Itachi.

-A Sasuke le pasa algo similar –añadió el Uchiha-. Sin contar a su hermano mayor, creció junto a dos donceles, pero es a Naruto al que le da un trato distinto.

-Y tampoco ha tenido novia o novio –añadió su amigo, divertido

-En menor medida, pero ustedes también pueden ser tan aterradores como sus esposas –suspiró el pelirrojo-. Y para el colmo yo soy el cupido arrastrado a todo esto.

-No te preocupes, Nagato. Cuando los chicos ya estén juntos verás que todo valió la pena.

-Eso no me consuela mucho, Minato-san.

-Sólo imagina a un grupo de niños llamándote Nagato oji-chan mientras revolotean a tu alrededor.

El Uzumaki imaginó la escena y se quedó perdido en sus pensamientos, su primo político tenía razón. Él fue feliz viendo crecer a Naruto, vislumbrar la posibilidad de tener a más pequeños detrás de él sería magnífico.

-¿Ves? Yo no soy el único que piensa así –señaló el Uchiha, provocando que el ojiazul riera mientras asentía con la cabeza

 

Durante todos esos días la correspondencia entre Naruto y Sasuke continuó, incluso ya esperaban con ansias a Nagato para que les llevara la siguiente respuesta. Todos a su alrededor los notaban más alegre y por eso mismo Gaara decidió (en complicidad con Sai) que era hora de darles un empujón más fuerte a sus amigos.

-Es raro que tú vengas al hospital para invitarme a comer –decía Sasuke una vez en el restaurante-. Solo lo haces cuando quieres algo.

-Son paranoias tuyas –bebió su café-. ¿Acaso no puedo reunirme con un viejo amigo para platicar?

-Ni tú ni yo somos muy habladores, así que mejor suelta lo que de verdad quieras decir.

-Como siempre tienes poco tacto. Bien, escuché por ahí que has estado intercambiando cartas de amor con Naruto.

-Adivino que fue el italiano ése. Y no son cartas de amor.

-Da igual. El punto es que ya debes haberte dado cuenta de que no soportas estar lejos de él.

-Yo nunca he afirmado tal cosa.

-Olvida ese maldito orgullo de una vez, idiota. O debo recordarte que durante la primera semana luego de que Naruto se marchó a Italia tú…

-¡Cállate, ni siquiera te atrevas a pronunciarlo! –se talló la sien intentando tranquilizarse- Pensé que ese era tu as para chantajearme.

-Y lo seguirá siendo hasta el día que tú mismo se lo digas.

-Primero muerto, mapache.

-Si dejaras tu obstinación de lado, desde hace mucho que tendrías a un alegre rubio agarrado de tu mano.

-Hum… Hablas mucho, pero ¿qué hay de ti?

-Yo no me rindo. No soy como tú.

El Uchiha guardó silencio. Ahí tenía que darle razón y crédito al pelirrojo, pues hacía años que él tuvo el valor de declarársele a Itachi y recientemente a Sai. Gaara podría ser muy serio, pero era capaz de convertir sus sentimientos en palabras cuando fuese necesario.

-Eres bastante molesto, mapache.

-Lo dices porque sabes que tengo razón. Como sigas de esa manera alguien te tomará la delantera. Ahora que sus familias se han peleado no sería raro que Minato-san y Kushina-san quisieran que su hijo se relacionara con algún otro rico heredero.

-Eso es imposible porque dudo que este pleito perdure. He oído a kaa-san hablar de eso con otou-san –sonrió con presunción, pues su idea de reunir a Mikoto con la pelirroja al parecer resultó como él esperaba

-Vaya, así que de verdad te preocupaba el que le buscaran otro prospecto a tu amor secreto.

-¡Jamás dije eso, idiota!

-No necesitas hacerlo, sé leer entre líneas.

A Sasuke le tembló un ojo al ver la cínica sonrisa de su amigo de infancia y apretó los puños. Si Gaara no fuera doncel, en esos momentos ya le habría soltado un puñetazo. Parecía que todo el mundo estaba conspirando en su contra para acercarlo a Naruto. Y lo realmente escalofriante es que él también ya comenzaba a añorar la compañía del rubio más de lo que le gustaría sentir.

 

Mientras tanto en la mansión Namikaze, Naruto se encontraba con Bee practicando defensa personal bajo las miradas de Nagato y Sai. El pelirrojo también se percató del cambio de actitud de su sobrino, varias veces lo había atrapado sonriéndole a la nada, se distraía con más facilidad e incluso esperaba sus cartas lleno de ilusión. Sólo tenía una conclusión a todo eso: él ya estaba estúpidamente enamorado, pero todavía no se percataba de ello o se negaba a aceptarlo. Y al parecer no era el único.

-Oye, Sai –llamó-, últimamente no sueltas esa hoja para nada.

-¿Eh? –el pelinegro se sobresaltó y sus mejillas se sonrojaron un poco, sin embargo desvió la mirada con tristeza- Digamos que es… una especie de amuleto. Me trae buena suerte, pero también es un recordatorio.

-Ya veo.

Nagato no era ingenuo. De casualidad unos días atrás descubrió que el pintor se la pasaba contemplando un dibujo de Gaara. No hacía falta ser un genio para entender qué estaba ocurriendo ahí, el problema era que Sai se frenaba a sí mismo para no llevar la situación más allá.

-Con tantos problemas amorosos a mi alrededor no me dan ganas de casarme –murmuró en voz baja

 

Un rato después el entrenamiento terminó con Naruto tirado en el suelo porque se distrajo y Bee le dio de lleno un golpe en la cara. El guardaespaldas se agachó hacia él y le picó la frente varias veces.

-No viste mi golpe por estar distraído. Si no tomas la práctica en serio la próxima vez te dejaré adolorido.

-Eso ya lo estoy porque continúas pegándome en la cabeza, idiota –comentó el chico

-¿Qué te sucede, mocoso?

-Nada, sólo tengo varias cosas en que pensar.

-Mejor no intentes cosas que te fundirán el cerebro, yeay.

-Creo que debería sentirme ofendido, pero ya da igual.

 

Bee se marchó junto con Nagato, dejando solos a los más jóvenes. Sai tomó asiento junto al ojiazul que seguía recostado en el suelo contemplando fijamente el cielo. Sabía que su amigo estaba pensando en muchas cosas desde que comenzó a intercambiar correspondencia con el menor de los Uchiha, y aunque se moría de curiosidad por saber qué tanto se escribían (conociéndolos seguro que al menos la mitad eran insultos), no preguntaba nada para respetar su espacio. Justo como Naruto hacía con él.

-Cariño, ¿crees que la situación entre tus padres y los señores Uchiha se arregle pronto? Ya no los noto tan tensos como antes.

-Es cierto. Ojalá que así sea, estoy harto de que me tengan encerrado e incomunicado.

-Pero también te ha sido muy útil en otros aspectos. Al menos ya aceptaste que extrañas a Sasuke-kun, necesitas verlo, saber cómo está, hablar con él…

-¡No es para tanto! –se exaltó con la cara roja- Además parece que te estás describiendo a ti y no a mí.

-Lo siento, pero Sasuke-kun no es mi tipo.

-¡Sabes de quién estoy hablando! –se frotó la siente-. A veces de verdad puedes ser exasperante, Sai.

-Gracias, me gusta esforzarme.

 

Varios días transcurrieron desde entonces. Como ya era costumbre, el pintor se reunió con Gaara para intercambiar opiniones sobre la situación de sus amigos, ambos también querían poner su granito de arena para finalmente unir a esos dos. Sin olvidar que se sentían muy bien cuando estaban juntos y podían hablar de muchas cosas (aunque era el pelinegro quien más hablaba).

-¿Qué es eso con lo que chantajeas a Sasuke-kun?

-Lo siento, pero es mi as bajo la manga. Si te lo dijera tendría que matarte –sonrió un poco al ver la cara del otro-. Cálmate, no es para tanto. Si ese idiota no se apura, puede que deba renunciar a esa carta y jugarla de una buena vez.

-Ahora tendré más curiosidad por saber, Gaara-kun. Eres cruel.

-No eres el primero que me lo dice.

-Jajaja, ¿en serio? Aunque conmigo has sido muy amable.

-Porque se trata de ti.

Ya que lo dijo sin pensarlo antes, el Sabaku se sonrojó de golpe, carraspeó y desvió la mirada con pena. Sai abrió los ojos de sobremanera y apretó los puños con fuerza. ¿Cómo rayos podía alguien resistirse a tan adorable joven? Naruto tenía razón, no tardaría en aparecer alguien más que también pudiera apreciar los encantos del pelirrojo y por lo mismo intentaría estar a su lado. Semejante panorama le parecía abominable.

-G-Gaara-kun, yo…

-Hey, rojito.

Las palabras de Sai quedaron interrumpidas por la inoportuna (según su opinión) aparición de Uchiha Itachi, quien le lanzó una mirada asesina antes de entablar una conversación con Gaara. Sai odiaba eso, parecía que cuando el primogénito Uchiha aparecía en escena, el pelirrojo se olvidaba de todo lo demás para dedicarle su entera atención.

-Entonces sí podrás ayudarme con el proyecto, ¿verdad, rojito?

-Todavía estoy en mi hora de comida, deja de molestar, idiota.

-Si tratas así a los demás, dejarás de ser lindo.

El pintor ya no estaba prestando atención a la conversación, pero en cuanto miró cómo uno de los brazos de Itachi rodeaba los hombros del de ojos aguamarina para atraerlo hacia sí, fue como si algo le explotara por dentro. Se levantó y golpeó fuertemente la mesa con ambas manos al tiempo que fulminaba con la mirada al pelilargo.

-¡Quítale las manos de encima!

Los otros dos se sorprendieron por su reacción. En medio de la ira Sai pareció reaccionar cuando sintió todas las miradas presentes sobre él. Cruzó sus ojos con los del impactado Gaara y, dándose cuenta de lo que acababa de hacer, sin decir nada más apretó los labios y los puños para abandonar el lugar de inmediato sin dar tiempo a ser detenido.

-Increíble. Tu querido pintor sí que es bastante posesivo.

Gaara salió del trance al oír la voz de Itachi (quien sonreía con satisfacción) y parpadeó, sonrojándose. Era la primera vez que veía al pintor ponerse de aquella manera, eso lo hacía pensar en la posibilidad de volver a declararle sus sentimientos. Quizá esta vez la respuesta sería distinta, y de no ser así, se plantearía seriamente olvidarse de él.

 

Sai regresó a la mansión hecho una fiera, incluso los sirvientes (con quienes se llevaba bien) se escabulleron de él y el aura asesina que emitía. La única persona suficientemente valiente y loca decidida a confrontarlo en esa situación, por supuesto era Naruto, quien sin siquiera pedir permiso entró a su habitación.

-Sai.

-¡¿Qué demonios quieres?!

Por respuesta el pelinegro recibió un fuerte puñetazo en el estómago que le sacó el aire. Se agarró el abdomen y cayó sobre la cama intentando recuperar oxígeno. Una vez lo logró, parpadeó confundido y soltó un hondo suspiro.

-Disculpa por gritarte de esa manera, cariño.

-Ah, ya te calmaste. Y yo que estaba listo para darte otro golpe.

-No, gracias. Uno más y creo que me romperás una costilla.

-Exageras demasiado –tomó asiento a su lado-. ¿Y?, ¿qué ocurrió para que regresaras de esa manera? Por lo general llegas todo sonriente después de ver a Gaara.

-Todo iba bien hasta que ese sujeto apareció –golpeó la cama con frustración-. ¡Maldita sea! Me revienta el hígado que sea tan empalagoso con él. Gaara-kun debería ponerle un límite, pero siempre lo deja acercársele demasiado.

Naruto no entendía del todo lo que su amigo estaba diciendo, lo que sí le quedaba claro es que él estaba a punto de sufrir un ataque por ver al Sabaku con alguien más. Resultaba evidente que se estaba muriendo de celos.

-¿Y por qué no se lo has dicho a Gaara?

-Porque no tengo el derecho ya que no puedo ser lo que él quiere y lo sabes.

-No, no lo sé –contestó de manera seria-. Tú eres el único que ha asumido eso, Sai. Pero déjame hacerte una pregunta, ¿crees que Rei-chan estaría contenta con el hecho de que sigues aferrado al pasado y por eso te niegas a enamorarte otra vez?

 

Al día siguiente Sai se comportaba igual que siempre, lo que Naruto no sabía si tomar como algo bueno o malo. Eso sí, quedó muy claro que el pintor evitaba por todos los medios mencionar si quiera el nombre de cierto pelirrojo. Esto molestaba a Naruto, él quería hacer algo por sus amigos (no olvidaba que Gaara estaba enamorado de Sai), pero necesitaba un plan para conseguirlo.

-Rayos, no sé qué hacer –se desordenó el cabello y de pronto una gran idea le cruzó la mente. Suerte que era fin de semana-. ¡Lo tengo!

 

Corrió hacia la sala donde se encontraban sus padres mirando televisión. Se plantó delante de ellos y puso la más conmovedora expresión que tenía en su repertorio.

-Tou-chan, kaa-chan, ya llevo bastantes días aquí encerrado. Necesito un poco de aire fresco al menos un rato, ¿sí? Prometo que no tardaré mucho, sólo iré a estirar las piernas Por favor…

Sus padres intercambiaron miradas. Naruto era su adoración, pero no por eso lo criaron como un niño consentido, sino que le enseñaron que las cosas debían ganarse con esfuerzo diario. En realidad era raro cuando suplicaba por algo (que no fuera ramen) con tanto ahínco.

-Mmm… Creo que tienes razón, hijo –comentó Minato-. Ya estás más pálido porque sólo te da un poco de sol en el jardín.

-¿Entonces sí puedo? ¡Muchas gracias!

-No es nada, querido –intervino Kushina, sonriendo-. Además Bee ya necesitaba ir a comprar víveres.

-¿Eh?

-Sí, puedes acompañarlo a ir de compras como cuando eras niño –aclaró-. Estoy segura de que se divertirán juntos.

A Naruto casi le da un tic en el ojo, pero se contuvo. Bueno, eso era mejor que nada y conociendo a sus padres sería muy difícil que accedieran a algo más. Tendría que improvisar.

-Ah, qué bien. Iré a prepararme entonces.

-Yo le informaré a Bee que lo acompañarás –dijo su padre

 

Naruto volvió a correr hacia su habitación mientras se quemaba el cerebro. Su intención era buscar a Sasuke para coordinar un plan de acción que ayudara a Sai y Gaara, pero seguro su guardaespaldas no le quitaría el ojo de encima. Debía hallar la forma de que el médico lo viera en el supermercado, pero no tenía idea de cómo avisarle en tan poco tiempo (su tío no estaba y además  tardaría en llevarle una carta). De pronto, mientras se jalaba el cabello, cayó en cuenta de algo: debió haber una forma en que Sasuke y Sai se comunicaron para lograr que el Uchiha se colara a su habitación.

-¡Sai!

 

El pintor se encontraba en su recámara pintando un cuadro cuando la puerta se abrió tan de golpe que hasta lo hizo brincar del susto.

-¿Qué sucede, cariño? Parece que irás a cometer un homicidio.

-Oye, tú estuviste en contacto con Sasuke para ponerse de acuerdo sobre cómo y cuándo podría entrar a mi habitación. Eso significa que tienes su número de celular o su correo electrónico, ¿verdad?

-Así es. Tardaste mucho en percatarte de eso, jejeje.

-¡¿Entonces por qué insististe tanto en que le escribiera las cartas?! Tú podrías haberte encargado de pasarle mis recados.

-Estoy seguro que había cosas que no querrías yo le dijera en tu nombre. Los enamorados tienen sus propios secretos.

-¡Cállate! –se calmó un poco- Como sea, necesito que me prestes tu celular antes de que tou-chan, kaa-chan o alguien más se dé cuenta. Es de vida o muerte.

 

Un rato después Naruto y Killer Bee se encontraban en el supermercado. El rubio le pidió llevar el carrito mientras el mayor se encargaba de buscar los artículos de su lista de mandado. Su guardaespaldas era una muy poco común ama de casa.

-Oye, Bee, estaré en el pasillo del ramen, ¿de acuerdo? Miré en la televisión que hay un nuevo sabor y quiero verlo con mis propios ojos.

-De acuerdo, ahí te busco. Si intentas escapar te llevarás algo más que un susto.

-Sí, como digas.

 

Con todo y carrito Naruto llegó a un pasillo repleto de ramen de muchas marcas y sabores. En otras circunstancias se sentiría en el paraíso, pero ahora tenía cosas más importantes de las cuales ocuparse. Se acercó a la orilla del pasillo, tomó un paquete de fideos instantáneos y simuló estar revisándolo.

-Hey, teme, ¿estás ahí??

-Llevo diez  minutos esperándote, esúpido dobe.

Del otro lado del pasillo se encontraban los cereales, así que Sasuke, usando gorra y gafas oscuras, también aparentaba como si estuviera analizando productos.

-Con esa apariencia luces como si estuvieras a punto de robar la tienda. Pareces un criminal.

-Es tu culpa por llamarme tan de repente. ¿Qué rayos era tan urgente que me citaste aquí?

-Se trata de Sai y Gaara. Yo sé muy bien que Sai está enamorado de él, pero sigue empeñado en que no lo merece y muchas cosas de esas. Tienes que convencer a Gaara de volver a declarársele, estoy seguro que esta vez el resultado será distinto.

-Pues aunque tú estés convencido, yo no lo estoy. Ése italiano ya lo lastimó una vez y nada garantiza que no lo hará de nuevo.

-No seas así, teme amargado –le sujetó una mano y la apretó con fuerza al tiempo que lo observaba fijamente-. Si hay impedimentos para estar con la persona a la que amas, ¿no te gustaría que alguien te ayudara a vencerlos?

Sus ojos se encontraron durante un par de minutos, perdiéndose el uno en el otro. Las palabras de Naruto estaban causando estragos en ambos, tanto que ni siquiera se percataron de que sus manos seguían unidas.

-Usuratonkachi, yo…

-Naruto, ¿ya tienes lo que querías? Piensa bien en cuál ramen te comerías.

Al escuchar a Bee acercándose, se soltaron de golpe sin poder controlar el sonrojo en sus mejillas. El rubio volvió a haber como si revisara los paquetes mientras que el moreno se acomodaba la gorra y los lentes para evitar ser descubierto.

-Ahh, Bee –sonrió, nervioso-. Sí, ya lo tengo.

-Entonces es hora de venir conmigo. Volvamos a casa porque aún tienes castigo.

-No necesitas recordármelo –trataba de controlar los agitados latidos de su corazón-. De acuerdo, vamos.

Una vez el guardaespaldas se adelantó unos pasos, Naruto giró la cabeza para volver a cruzar su mirada esperanzada (la misma que usó en sus padres) con la de Sasuke quien rodó los ojos y asintió de mala gana. Eso significaba que el Uchiha había accedido a colaborar con el plan y se encargaría de Gaara. Con lo decidido que era su amigo pelirrojo sólo habría que esperar indicaciones suyas.

 

Fue a través de una carta que Sasuke le informó la decisión de Gaara. Naruto debía hacer que Sai acudiera a cierto lugar el viernes por la noche, lo cual resultaría un poco complicado debido a que disfrazaron el evento como una especie de reunión para celebrar el cierre de un contrato muy importante para la empresa del pelirrojo. Hasta ahí todo iría bien, pero en cuanto el pintor se enteró que Itachi también estaría presente, se negó rotundamente a ir.

-Pero Deidara y el teme también van a estar ahí. Creí que Deidara te agradaba.

-Y lo hace, sin embargo no pienso asistir. Ya me disculparé luego con Gaara-kun.

Sai estaba convencido de que no lograría controlarse si miraba al Uchiha mayor cerca del pelirrojo, sobre todo estando el rubio escultor presente. Además todavía no tenía el valor para encontrase con Gaara luego de lo ocurrido la última vez que se vieron.

-Muy bien, Sai, tú lo has querido –dijo Naruto, sonriendo macabramente-. Lo intenté por las buenas y te negaste, así que ahora será por las malas, kukuku.

-C-Cariño, ¿por qué pones esa cara tan aterradora?

 

Sólo necesitó una hora para amarrar a Sai, quitarle el control remoto de las cámaras de seguridad, hacer que Sasuke volviera a entrar a su habitación, entre los dos arrastrar al pintor fuera de la mansión y subirlo en la parte trasera del automóvil del Uchiha.

-¡Esto podría catalogarse como secuestro! –alegaba Sai

-Deja de quejarte, es por tu propio bien –dijo Naruto

-Presta atención, estúpido italiano –habló el azabache sin dejar de conducir-. Gaara no bebe alcohol y detesta cantar en público porque cuando fue su cumpleaños dieciocho lo llevamos a un bar con karaoke para celebrar. Ahí su hermano Kankurou tuvo la magnífica idea de obligarlo a beber hasta que Gaara terminó tan ebrio que se subió al escenario y comenzó a cantar a todo pulmón.

-Sin olvidar que casi termina desnudo de no ser porque entre tú e Itachi lograron detenerlo y bajarlo de ahí –añadió el rubio-. Mientras yo tuve que ir entre la gente recuperando la ropa que se quitó y arrojó.

A pesar de la situación, a Sai le pareció una anécdota curiosa. Sí le molestaba un poco el hecho de imaginar al Sabaku desnudo frente a un grupo de desconocidos, pero eso no cambiaba el hecho de que incluso ebrio era un chico adorable.

-¿Por qué me están contando esto? –les preguntó

-Sencillo –contestó el azabache mirándolo por el retrovisor-: para que comprendas la magnitud de lo que va a hacer por ti

 

Llegaron hasta el lugar y todavía arrastrando al pelinegro, ingresaron. Ahí fueron recibidos por Kisame, el amigo de Itachi, quien los llevó hasta una mesa ocupada por el susodicho y Deidara. Apenas sus ojos chocaron con los del primogénito Uchiha, la expresión de Sai se tornó furiosa.

-Yo también me alegro de verte, Sai-kun –le dijo para picarlo

-Chicos, ¿no creen que esto es algo drástico? –preguntó Deidara señalando la cuerda con que lo tenían sujeto

-Fue necesario –se excusó Naruto-. Oye, teme, ya suéltalo.

-Lo haré cuando me asegure de que no escapará.

Sai ya no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, al parecer todos estaban involucrados en su rapto. Además no veía a Gaara por ninguna parte.

-¿Qué…?

-Guarda silencio, mocoso –interrumpió Itachi-. Sólo observa.

 

El pequeño telón del escenario se abrió y sobre él se encontraba Gaara sosteniendo un micrófono. Aunque por fuera lucía tan serio como siempre, por dentro sus nervios lo estaban haciendo trizas, sin embargo no iba a retractarse. Le hizo un gesto a Kisame quien asintió comprensivo y encendió la máquina de karaoke, dejando que la música invadiera el lugar.

 

Dicen que no… que en la vida no se busca el amor

Dicen también… que es mejor que llegue solo. Cierto es

Porque yo te busqué antes y fracasé

Confundido hasta me… enamoré

Sólo me lastimé, del amor desconfié y dudé

Y hasta un juego… lo pensé…

 

Todos pudieron ver el sorprendido rostro del pintor ante lo que Gaara estaba haciendo. Por eso decidieron cooperar de alguna manera; sabían que el pelirrojo usaría la canción como último intento de hacerle llegar sus sentimientos al otro.

 

Pero al fin te encontré, o me encontraste tú

O quizá fue el amor que al final se apiadó

Pero al fin te encontré, te vi y no dudé

Sé que me he equivocado y fue en vano jurar amor en el pasado…

Porque sólo a ti he amado…

 

El cerebro de Sai intentaba procesar lo que estaba ocurriendo. En esa letra Gaara le estaba diciendo que su amor por él era incluso más fuerte que el amor que alguna vez sintió por su ex novio. ¿Sería verdad?, ¿podría un chico pobre y humilde despertar tales sentimientos en alguien de su posición a pesar de ya haberlo rechazado en una ocasión?

 

Gracias por ser… mi alegría, mi poesía, mi placer

No importa el ayer…tu presente y tu futuro quiero ser

Porque yo te busqué antes y fracasé

Confundido hasta me… enamoré

Sólo me lastimé, del amor desconfié y dudé

Y hasta un juego… lo pensé…

 

Esas palabras resonaron hondamente en su cerebro por dos razones. La primera se debía a que Gaara le estaba diciendo que sin importar el pasado deseaba comenzar una nueva vida juntos. Y la segunda era respecto a lo que una vez sintió por Rei. La quiso muchísimo, seguía haciéndolo, pero en ese momento ya no estaba tan seguro de continuar considerándola su gran amor, en cambio recordó las palabras de Naruto sobre si ella estaría contenta por seguir aferrándose a su recuerdo. La respuesta era no. De poder hacerlo, Rei lo habría golpeado hace mucho.

 

Pero al fin te encontré, o me encontraste tú

O quizá fue el amor que al final se apiadó

Pero al fin te encontré, te vi y no dudé

Sé que me he equivocado y fue en vano jurar amor en el pasado…

Y es que al fin te encontré…

Porque al fin te encontré…

 

Gaara estaba poniendo todo su corazón en esa canción, no se le ocurrió otra forma de transmitirle sus sentimientos. Decírselo cara a cara ya lo había intentado y no funcionó, por eso quería causarle mayor impacto y decidió tragarse su orgullo y romper el juramento de no volver a sostener un micrófono en público. Todo por ese pintor que no le quitaba los ojos de encima.

 

Pero al fin te encontré, o me encontraste tú

O quizá fue el amor que al final se apiadó

Pero al fin te encontré, te vi y no dudé

Sé que me he equivocado y fue en vano jurar amor en el pasado…

Porque sólo a ti he amado…

 

La canción terminó y el bar se sumió en un profundo silencio; incluso el resto de los clientes intuyeron que debían aguardar por algo importante. Deidara casi se comía las uñas por la ansiedad, Naruto igual, mientras Sasuke e Itachi esperaban a que Sai dijera algo. Desde arriba del escenario Gaara también se hallaba impaciente porque el pintor hiciera al menos un movimiento, sin embargo el aludido seguía ahí sentado (ya lo habían desamarrado) sin hacer nada.

-Tú… -gruñó el pelirrojo

Con la vergüenza y furia a flor de piel, el Sabaku apretó el micrófono y usando todas sus fuerzas se lo arrojó a la razón de ese numerito, dándole de lleno en la cabeza.

-¡Eres un idiota! –le gritó bajando del escenario a toda velocidad

El pelinegro se sujetaba la frente, adolorido, e intentó buscar a Gaara, pero no lo miró. Se puso de pie con dificultad porque el golpe lo había mareado, sin embargo antes de hacer algo más se detuvo. No sabía qué era lo correcto.

-¡Deja de actuar como un cobarde, estúpido mocoso! –dijo Itachi pateándolo y señaló la puerta- ¡Tú estás perdidamente enamorado y él acaba de hacer algo que detesta con tal de volver a declararte sus sentimientos! ¡Así que más te vale ir y alcanzarlo, o de lo contrario prepárate para ser asesinado aquí mismo!

-Apúrate, Sai –lo empujó Naruto-. Gaara camina muy rápido. Esta vez tienes que ser tú quien lo persiga.

Sai terminó de reaccionar y miró a los cuatro ocupantes de la mesa. Su mirada se tornó decidida y asintió para luego irse corriendo rápidamente.

-Ya era hora –bufó Sasuke-. Ése italiano es demasiado exasperante.

-Pero en el fondo es buena persona –dijo Naruto y sonrió, feliz por sus amigos-. Te aseguro que él es el indicado para Gaara y viceversa.

-Tanta tensión me provocó apetito –habló Deidara-. ¡Kisame, trae algo rico de cenar! ¡Mi hijo y yo morimos de hambre!

-¡Yo quiero ramen! –pidió el otro rubio con alegría

-Par de glotones –comentó Sasuke

-Qué niño más difícil –suspiró Itachi dejándose caer sobre su silla, tomó su copa pero antes de beberla miró al Namikaze-. Por cierto, Naruto, me sorprende que tus padres te dejaran salir, creí que estabas castigado.

-Eh… Es que ni siquiera saben que no estoy en casa, jejeje.

 

Mientras tanto en la calle, Gaara había llegado hasta su automóvil, pero apenas iba a tocar la puerta cuando sintió que tiraban de él y segundos después estaba fuertemente apresado por los brazos de Sai.

-Perdóname por haber tardado tanto, Gaara-kun.

-Suéltame –dijo con frialdad

-Tienes derecho a estar molesto, pero necesito que ahora seas tú quien me escuche –cruzó sus miradas-. Gaara-kun, yo soy un pobre pintor y tú un rico heredero. A pesar de oír mi pasado llegaste a quererme de verdad… Yo también, Gaara-kun. No me importa con quién estuviste ni lo que yo sentía antes, a final de cuentas no puedo negar que te amo y que me hierve la sangre el pensar que estarás con alguien más –lo abrazó-. Te suplico que me permitas estar a tu lado. Tú eres la persona a quien no soportaría perder.

Los ojos de Gaara se llenaron de lágrimas, pero las contuvo. Correspondió al abrazo y sonrió.

-Si tardabas un segundo más, en este momento te estarías dando por muerto.

Sai le acarició la mejilla con ternura y unió sus labios en un intenso beso, justo como anhelaba en sus más profundos y secretos deseos. Había tomado una decisión y eligió a Gaara por encima del pasado y la vida que dejó en Italia. A partir de ahora juraba que no volvería a lastimarlo y se dedicaría a tratar de hacerlo inmensamente feliz.

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

¡Y estos dos por fin están juntos! Como dije arriba, sólo faltan nuestros tercos protagonistas, jeje. Me divertí poniendo a Gaara en el karaoke, y esta vez sobrio XD (Kyuu: Porque en Be my love, él le hace coro a Naruto y ambos estás completamente borrachos ¬¬0). Espero que les haya entretenido, yo por mi parte espero sus comentarios con saludos, felicitaciones, pedradas, cebollazos, flores, bombas, jitomatazos, amenazas, golpes y demás. La próxima semana espero estar de vuelta con Ayuda demoniaca 2.0 y en dos semanas regresar con la continuación de esta historia. Se me cuidan mucho y nos leemos luego. Bye byeee!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).