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Romeo v/s Romeo por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! ­­­Antes que nada una enorme disculpa por el retraso de una semana en esta actualización, pero de verdad he estado demasiado ocupada tanto laboral como personalmente u.u (Kyuu: Es lo malo de crecer, Higa-chan ¬¬ Ah, y el retraso en la hora se debe a que su internet estaba fallando en la mañana y por eso tuvo que esperar hasta regresar de su trabajo). Una vez dicho eso, ¡muchas gracias por todos los reviews! Estamos a un pasito de llegar a los 400 *o* (Kyuu: Y pues si no tiene tiempo de escribir el fic, menos de responder los comentarios u.u). El capítulo de hoy no lo tenía contemplado, pero después del anterior sentí que hacía falta uno más para llegar al punto que deseo, así que el fic tendrá en total 16 capítulos, jeje, y ahora sí espero ya no agregar ninguno porque es cansado X_X (Kyuu: Para quienes se preguntaba con qué chantajea Gaara al mocoso Uchiha, aquí está la respuesta). Sin más por el momento: ¡¡a leer!!

 

Pared de honor: yukki_00, NnAaRrUu, DanikZigma, Zanzamaru (Kyuu: Es culpa de su trabajo que le quita tiempo ¬¬), xinislovemeXD, Izumi_sakachita (a lo mejor esos dos ya estarían casados y con bebés, jeje), Quiimiie, goten trunks5, kazu-chan, Sunaru, Lyra Raven k, Samara, KAISER, Tsumi 13, yume hinamori, karolita, GatoNegro, Melody, kazukichanlove, KIRAdesu, Colett, Sayumi_Uchiha, cristall, himekochibi, nagiss, uzumaky, yingyang, I_beloved, lunablanca, lin mei, pau love, susi-kun, marizu194, Hikari XD, NekoFace, Lore ~~ y Archi.

 

Disclaimer: La trama está inspirada en la vieja película mexicana Como perros y gatos. Hacerla versión yaoi utilizando los personajes de Kishimoto y con más de una pareja protagonista fue idea de mi fumado cerebro.

CAPÍTULO 14: CUATRO AÑOS DE DISTANCIA

 

Los futuros consuegros Uchiha y Namikaze (o al menos esa era su meta) se encontraban cenando en un pequeño restaurante a las afueras de la ciudad, pues se suponía que ambas familias continuaban en disputa y no sería bueno para sus planes el que los descubrieran juntos.

-Todo parece ir mucho mejor de lo que esperábamos –comentó Kushina con emoción

-Es verdad –apoyó su amiga-. Por cierto, escuché de mis hijos que Sai-kun es pareja de Gaara-kun, ¿es verdad?

-Correcto. Nuestro hijo adoptivo tiene excelente gusto, jejeje.

-Aunque pienso que lo asustaste un poco con lo de empezar a organizar su boda –opinó Minato, sonriendo

-No lo conozco mucho, pero ese joven pintor parece ser buena persona –habló Fugaku-. Deidara habla muy bien de él.

-Lo es –confirmó la pelirroja-. Eso me recuerda, Miko-chan, Fuga-kun, ¿sabían que hace un par de noches Naruto escapó de casa para ayudar a unir a Sai-kun y Gaara-kun?

-¿Qué? –preguntó el Uchiha- Un doncel no debe salir a esas horas sin protección, es muy peligroso.

El hombre no quería ni pensar en lo que podría haberle ocurrido al pequeño Namikaze. Ese niño iba a ser su lindo y adorable yerno (y el papá de sus nietos ojiazules), jamás permitiría que algo o alguien lo dañaran.

-Ah, es que no iba solo –añadió Kushina-. No sé bien cómo estuvieron las cosas, pero él se reunió con sus hijos en algún lugar.

-Vaya –dijo Mikoto-… ¿Y qué piensas hacer ahora?

-Le dije a Naruto que por haber escapado así iba a darle un castigo más severo. Pero todavía no se me ocurre nada.

-Necesitamos darles a los chicos un empujón definitivo –opinó la morena y de pronto sonrió-. ¡Lo tengo!

-¿Se te ocurrió algo perfecto? –preguntó Minato

-Así es. Escuchen con atención…

 

Regresando a la mansión Namikaze, Naruto y Sasuke continuaban parados cerca del balcón (no podían estar ahí recargados porque se arriesgaban a que alguien los viera). Estaban sumidos en un extraño silencio, pero no era incómodo. Pareciera como si ambos lo necesitaran para reflexionar.

-Oye, teme, nunca te lo he preguntado. ¿Por qué escogiste medicina? Digo, podrías haber estudiado algo más relacionado al ámbito empresarial debido a los negocios de tu familia.

-Mira quién lo dice, próximo sensei de literatura. Pero quería hacer algo distinto y la verdad es que medicina me llamaba la atención porque recuerdo cuando de niños Minato-san nos llevaba al hospital.

-Ah, sí. Tou-chan tuvo que dejarlo para administrar la fortuna de la familia, pero a veces todavía otros médicos le piden consejos o sus antiguos pacientes lo llaman.

-Además con todas las veces que te lastimabas por ser inquieto e hiperactivo, creí que sería más fácil si me convertía en médico antes de que acabaras muerto por alguna estupidez.

-¡¿Qué insinúas, bastardo?!

Debido a la fuerza con que se giró para encararlo, Naruto tropezó cayendo encima de Sasuke. Como resultado ambos terminaron en el piso, rubio arriba y moreno sobándose la cabeza.

-Ten más cuidado, idiota.

Sasuke había cerrado los ojos debido al golpe, pero al volver a abrirlos se encontró con el rostro del rubio a unos centímetros. Durante unos minutos fue como si se ahogaran en los ojos del otro. Estaban tan cerca que sus respiraciones se entremezclaban.

-L-Lo lamento, teme.

-No, este… No hay problema…

Curiosamente no era la primera vez que terminaban en una situación así ni que se perdían de esa manera mientras se observaban fijamente. Pero sí era la primera vez que estaban tan conscientes del calor que desprendía el otro. De pronto escucharon unos maullidos provenientes del jardín y ese ruido los hizo despertar de su ensoñación, por lo que se apartaron rápidamente.

-T-Ten más cuidado, usuratonkachi. Desde que éramos niños siempre te golpeabas, tropezabas o te caías.

-C-Claro que no, sólo era un poco descuidado.

-¿Un poco? –sonrió con burla

-Muy gracioso, bastardo.

En ese momento Naruto reparó en algo dicho por el Uchiha anteriormente: que entró a estudiar medicina para mantener la integridad del rubio. Jamás había escuchado nada de eso.

-Oye, teme… realmente siempre hemos estado ahí uno cerca del otro, ¿verdad? En las buenas y en las malas.

-… Supongo –desvió la mirada-. Nos han criado así prácticamente desde que nacimos, por más que queramos evitarlo, estamos acostumbrados a estar juntos.

Volvieron a sumirse en ese extraño silencio. La situación entre ambos había cambiado, de eso no cabía la menor duda. Antes era tan fácil continuar discutiendo y molestándose, pero ahora se daban cuenta de que ahí tenían algo… peculiar (por no decir especial).

-… ¿Saliste con alguien mientras estuviste en Italia? –preguntó de pronto el moreno

-¿Eh? No –contestó tan rápido que carraspeó, avergonzado-. Digo, no es que no recibiera peticiones o tuviera pretendientes, pero ninguno me llamó la atención. Eran demasiado… superficiales, querían tratarme como a un lindo y delicado doncel –hizo una mueca de fastidio

-Se nota que no te conocen, eres todo menos delicado.

-Sai a veces me trataba así, pero sólo para molestarme. El único varón que realmente sabe de lo que soy capaz es…

Se calló de inmediato y abrió los ojos de sobremanera. Despacio giró la cabeza hasta enfocar con la mirada al Uchiha, quien parecía confundido.

-¿Por qué me ves así, dobe?

-… ¡Tienes que irte!

-¿Qué?

-Sí, ya es tarde y recuerda que no puedes estar mucho tiempo aquí o podrían descubrirte. Dame el control de las cámaras y vete.

-Pero…

No dejó que el azabache protestara, en cambio le quitó el pequeño control remoto, lo activó para luego empujar al chico de nuevo hacia el balcón.

-Apúrate antes de que Bee o algún otro empleado se den cuenta.

De mala gana Sasuke accedió. Había otras cosas de las que quería hablar con el rubio, pero tenía razón, no podía quedarse más tiempo. Si llegaban a descubrirlo, ocasionaría más problemas de los que Naruto ya tenía por la fuga de la noche pasada.

 

Una vez que el Uchiha bajó el balcón y lo perdió de vista, el rubio suspiró profundamente y se llevó una mano al pecho. Prácticamente tuvo que correrlo antes de decir algo que quizá le costara caro.

-Siempre me he considerado alguien fuerte e independiente a pesar de ser doncel… pero el único varón que de verdad me ha dejado demostrarlo… eres tú –se golpeó la frente con una mano-. Maldita sea, teme. ¿Qué rayos nos está pasando?

 

En otra parte de la ciudad, Sai se encontraba mirando tan fijamente el reloj de su celular que no prestó atención a cuando Gaara le colocó una taza de café enfrente. Estaban en la sala del departamento Sabaku.

-Oye, ¿qué sucede? –preguntó, sacándolo de sus pensamientos

-Ah, lo siento, Gaara-kun, sólo estaba pensando –suspiró-. Espero que Sasuke-kun haya salido sin problemas, aunque me pareció que su conversación iba para largo.

-Por lo que me has contado, deduzco que ellos dos están por caer ante el otro.

-Sí –sonrió-. De verdad que les ha tomado tiempo llegar hasta aquí.

-Y ha sido algo exasperante –bufó y sonrió con maldad-. Supongo que es necesario darles un empujón definitivo.

-¿A qué te refieres?

-Espera y lo verás.

 

Era de madrugada cuando Sasuke llegó a casa. Afortunadamente sus padres no estaban, pero para su mala suerte desde que empezó el embarazo resultaba común ver a su hermano en la cocina a esas horas de la madrugada para cumplir con algún extraño antojo de su esposo.

-Bienvenido, otouto –saludó como si nada mientras preparaba un emparedado-. ¿Acaso fuiste a visitar a tu princesa?

-No molestes, imbécil.

-Hablando en serio, ¿sí estuviste con Naruto?

-Hum…

-No pongas esa cara, Sasuke, sabes que me preocupo por ti. Y te lo pregunto porque luces… confundido y agobiado.

-… ¡Rayos! –bufó- Creo que voy a volverme loco, aniki.

 

Ambos fueron a la sala para charlar con calma. Itachi esperaba que su voluble pareja resistiera un rato más sin el emparedado por el que lo obligó a bajar.

-Ahora sí dime todo lo que está ocurriendo –pidió el pelilargo con tono fraternal

-Todo es culpa de ese usuratonkachi –apretó los puños-. Desde que regresó sólo me ha ocasionado problemas. Se supone que deberíamos seguir como antes, rivales que se odian a muerte, pero hay momentos en que las cosas se salen de control y se tornan… extrañas.

Itachi no pudo evitar sonreír ligeramente. Su hermano ya no era ningún niño, sin embargo parecía un adolescente confundido ante lo que sería su primer amor. Aunque eso no estaba lejos de ser realidad.

-Creo que estás equivocado, otouto. Es cierto que tú y Naruto discuten demasiado, pero jamás he considerado que se odien, al contrario, se comportan así porque es la forma que tienen de conocerse y comunicarse. Dices que las cosas entre tú y él deberían seguir igual que antes, pero quizá lo que les hizo darse cuenta de que hay algo especial es precisamente el tiempo que estuvieron separados. Han crecido juntos desde bebés y estaban tan acostumbrados a ello que cuatro años de distancia les hicieron ver la realidad.

-¿De qué realidad hablas? –preguntó con recelo

-Que les agrada estar juntos, insultarse, reír, pelear, intimidar a otros, exasperar al rojito o simplemente estar ahí haciéndose compañía.

-Yo nunca he afirmado nada de eso.

-Hay cosas que no necesitan decirse porque son evidentes –sonrió cariñosamente-. ¿Sabes por qué siempre he dicho que quiero a Naruto de cuñado? No sólo es por molestarte, o porque él es un niño alegre y tierno, sino porque he observado cuánto te importa en realidad.

-…

-Ya lo perdiste una vez durante cuatro años, no dejes que eso vuelva a repetirse.

 

Itachi se puso de pie y dejó a su hermano meditando en la sala, seguro tenía muchas cosas para pensar. En las escaleras se encontró con el escultor sonriéndole.

-¿No soportaste el hambre? –le extendió el plato con el emparedado- Siento la demora, Dei.

-Muy gracioso, pero no soy tan glotón –amplió su sonrisa-. Eres tan noble y atento, Itachi.

-Claro, por eso me amas.

-En realidad te escogí porque tienes dinero y no eres feo.

-Ahora tú eres el gracioso –lo jaló del brazo para subir a su recámara

-¿Seguro que deberíamos dejar solo a Sasuke?

-Sí, necesita tiempo para reflexionar. Espero que por fin deje de lado su orgullo y decida actuar.

-Yo igual –acarició su vientre-. Sería genial si mi bebé tuviera un primo de edad cercana a la suya, jejeje.

 

Al día siguiente Naruto se hallaba sentado en el comedor mirando hacia la nada. Bee pasó por ahí y observó cómo el plato de ramen frente al chico continuaba intacto.

-Para no comer ese ramen y no estar muriendo, significa que debes estar sufriendo.

-¿Es necesario que rimes? –suspiró

-Hey, chaval, anímate un poco, ahí sin moverte pareces un tronco.

-Gracias por la observación –volvió a suspirar y revolvió su ramen con los palillos-. Oye, Bee, ¿tú qué opinas del teme? Dime la verdad.

-Podrá ser muy serio y arisco, pero en el fondo es un buen chico. He ahuyentado a muchos que se te acercan por tu dinero, en cambio el aprecio de Sasuke hacia ti siempre ha sido sincero.

-¿Aprecio?, ¿realmente crees que él me aprecia?

-Y eso por decir lo mínimo. Igual que tú en el fondo es un niño tímido.

Le desordenó el cabello y luego se marchó, tarareando una canción como siempre. El rubio suspiró y se llevó una mano a la frente. Esos comentarios no lo estaban ayudando para nada.

-Cariño, ya vine –escuchó la voz de Sai desde la sala-. Y te traigo una visita.

 

Naruto corrió a la otra habitación y encontró a Gaara ocupando uno de los sillones. Era la primera vez que volvía a verlo desde que él y el pintor se convirtieron en pareja oficialmente, así que se lanzó a abrazarlo con fuerza.

-¡Gaara! ¡Me da mucho gusto verte tan feliz!

-Gracias, Naruto… pero me lastimas.

-Jejeje, lo siento, no quiero dejar a Sai viudo antes de tiempo.

Tal comentario provocó que sus dos amigos se sonrojaran un poco, haciendo a Naruto reír con ganas. Gaara carraspeó un poco para calmarse y observó fijamente al rubio.

-Vine porque debemos hablar, Naruto.

-¿Sobre qué? –preguntó a la defensiva

Conocía al Sabaku de toda la vida, por eso le daba un mal presentimiento cuando lo veía poner esa expresión. A su parecer no auguraba nada bueno.

-Sobre lo que ocurrió hace poco más de cuatro años.

-¿Los dejo a solas? –preguntó Sai

-No es necesario, al contrario. Quizá sea mejor que te quedes.

Sai tomó asiento en otro sofá para fungir únicamente como espectador e intervenir en la conversación en caso de que fuera necesario.

-Gaara, me da miedo cuando hablas así. Regáñame de una vez y termina con mi sufrimiento.

-Eres demasiado dramático, Naruto –negó con la cabeza-. Como sea, quiero que me escuches con atención. Esto ocurrió justo después de que te marcharas a Italia.

 

Apenas era lunes y Gaara sentía un poco raro el ambiente. El sábado su amigo de la infancia, Namikaze Naruto, se había marchado para cursar la universidad en el extranjero. El semestre empezaba antes allá que en Japón, por eso el pelirrojo tenía tiempo libre y se aburría. Decidió visitar a su otro amigo de infancia para librarse del aburrimiento. Aunque al llegar a la mansión Uchiha lo último que esperó fue encontrar al serio Sasuke sentado bajo un árbol del jardín con la mirada perdida. Ni siquiera se percató de su llegada.

-Sasuke –llamó

Pero el moreno no le hizo caso y en cambio lo escuchó suspirar. Eso desconcertó de sobremanera al pelirrojo, pues nunca lo había visto con esa expresión tan abatida y melancólica.

-Oye, ¿qué te pasa?

El azabache respingó y giró para encontrarse con las aguamarinas del otro. Arrugó el ceño y agitó la cabeza como si estuviera ahuyentando algo.

-Deberías avisar primero, Gaara.

-Te llamé, pero me ignoraste con esa cara de perro apaleado.

-No digas tonterías, estoy igual que siempre.

Gaara no añadió nada más porque sabía la poca paciencia que tenía su amigo. Sin embargo aquello no pensaba dejarlo pasar tan fácilmente. Había algo diferente en el Uchiha menor y fue entonces que lo recordó. ¿Qué cosa era distinta en el mundo del ojinegro? La presencia de cierto rubio de ojos azules.

-Vaya, idiota, apenas tiene un día que se fue y no creí que ya extrañarías tanto a Naruto.

-… ¡¿De qué rayos estás hablando, imbécil?! ¡Yo no extraño a ese usuratonkachi!

 

Por supuesto aquello no convenció a Gaara. Los días siguientes continuó observando a su amigo y, a pesar de todo lo que él decía, el Sabaku estaba seguro de que había algo fuera de lo común. No en vano crecieron juntos.

-Haré que confieses o me cambio de nombre.

 

Gracias a Itachi se enteró de que, cuando creía que nadie lo estaba mirando, Sasuke volvía a adoptar un gesto ausente y hasta deprimido, pero en cuanto se daba cuenta de que había alguien presente, se comportaba como el mismo bastardo arrogante de siempre.

 

El viernes por la noche Gaara lo convenció de ir a un bar. Hacía unos meses que el pelirrojo le tenía aversión al alcohol, pero quizá eso podría doblegar la muralla del menor de los Uchiha.

-¿Por qué estamos aquí? –preguntó él de mala gana- Es el bar de Kisame, el amigo de Itachi.

-Lo sé perfectamente. Yo invito, tú sólo relájate.

-… ¿Qué estás tramando, mapache? –lo miró con recelo

-Eres bastante desconfiado. ¿Acaso no somos amigos de la infancia?

 

Por supuesto que unas botellas de sake y vino después, el Sabaku había conseguido su objetivo. Al parecer Sasuke estaba algo susceptible porque una vez comenzó a beber, no se detuvo hasta acabar totalmente ebrio. Gaara no consideraba bueno llevarlo en ese estado a casa, seguro que los señores Uchiha se molestarían, así que mejor llamó a Itachi para avisarle que el menor se quedaría en su departamento esa noche.

-Oye, idiota, al menos intenta caminar –se quejaba casi llevándolo sobre la espalda-. No eres precisamente ligero.

-Mm… Te quejas demasiado, usuratonkachi.

Gaara se detuvo. ¿Usuratonkachi? Al único que llamaba así era al ausente Naruto. Al parecer sí había llevado a Sasuke al límite que quería y necesitaba.

 

Haciendo acopio de todas sus fuerzas lo cargó para llegar rápidamente a su departamento y, una vez dentro, arrojó al moreno al sofá sin ningún tacto. Mejor se daba prisa, no fuera a ser que recuperara la lucidez.

-Oye, Sasuke, despierta –lo movió

-¿Eh?, ¿qué quieres? –preguntó ebrio y somnoliento

-Hace un rato me llamaste usuratonkachi.

-No lo hice.

-Claro que sí. Utilizaste tu apodo reservado para Naruto.

-Tsk, no menciones a ese dobe irritante.

La mueca que puso era una señal para Gaara. Era su momento de atacar.

-¿Por qué pareces molesto y decepcionado al hablar de él?

-… ¡Porque lo estoy! ¡¿Cómo se le ocurre llegar y decirnos “Me voy a Italia por cuatro años” y marcharse a la semana siguiente?! –se desordenó el cabello, exasperado- Se supone que nos conocemos de toda la vida.

-¿Estás enojado porque no nos consultó su decisión?

-Nada le costaba al menos decirnos que esa era una de sus opciones. Además es un imbécil despistado, ¿cómo se les ocurre a Minato-san y Kushina-san dejarlo ir solo? Es tan capaz de estar rodeado por una horda de acosadores y ni siquiera darse cuenta.

Gaara abrió los ojos de sobremanera. Podía apostar su apellido a que esos eran celos. El Uchiha estaba preocupado y enfadado ante la posibilidad de que Naruto llegara a enamorarse de alguien en el extranjero.

-Ya veo. Realmente extrañas a Naruto.

-… Bien, ¿quieres saberlo? ¡Sí, lo admito! –gritó furioso ¡Extraño a ese usuratonkachi! ¡Estoy molesto porque no nos dijo sus planes y sólo se largó! ¡Quiero verlo y darle un puñetazo!

El pelirrojo sonrió conciliadoramente y, contrario a su personalidad seria y reservada, le acarició la cabeza con gentileza. Al parecer eso lo tranquilizó un poco.

-Bien, es suficiente por hoy. Puedes dormir aquí, te traeré una manta.

En lo que fue y volvió, el moreno de verdad se quedó profundamente dormido. Gaara suspiró y sonrió de medio lado al tiempo que lo cubría. Su plan había salido mejor de lo que esperaba.

 

Al día siguiente Gaara llevó al adolorido Sasuke (porque durmió en un sillón) a su casa. El moreno estaba de mal humor desde que despertó, así que el pelirrojo decidió ignorarlo hasta que fuera él quien decidiera romper el silencio.

-Oye, mapache –llamó Sasuke en la entrada de la mansión-, ¿fue tu idea hacerme terminar todo ebrio ayer?

-Puede que sí –sonrió con malicia-. Y te conozco, traes esa cara de perro a punto de morder porque recuerdas algunos detalles de lo que me dijiste.

-Yo no…

Gaara lo interrumpió haciendo una fantástica imitación de su amigo mientras recitaba fragmentos de la conversación de la noche anterior: que estaba molesto con Naruto por marcharse así, que lo extrañaba y que se preocupaba porque conociera a alguien de quien pudiera enamorarse en Italia. A cada palabra suya el rostro del moreno se tornaba de un color distinto hasta quedar en un notorio sonrojo.

-¡Ya cállate! ¡Más te vale jamás decirle eso al dobe!

-Mmm… ¿y qué recibiré a cambio de tu silencio?

-… ¿Me estás chantajeando? –preguntó con un tic en el ojo

-Puede que sí –volvió a decir con maldad-. Bien, de acuerdo, no le diré nada mientras cumplas con lo que te pida. Descuida, Sasuke, no te cobraré hoy. Seguro en el futuro podré usar este as a mi favor.

-Eres un desgraciado, mapache.

-Tenías que sacar todo esto de tu pecho, Sasuke, te estaba consumiendo. Los últimos días has traído una cara de hombre rechazado por su primer amor que no puedes con ella.

-¡No molestes!

Sasuke apretó los puños, pero ya no dijo nada más y se limitó a bufar. Maldita la hora en que Itachi aceptó salir con Gaara. A pesar de ya haber terminado, su hermano había sido una mala influencia para el Sabaku.

 

Regresando al tiempo actual, Naruto estaba impactado tras escuchar el relato. Poco a poco su cara se puso completamente roja y escondió el rostro entre sus manos.

-¡Tienes que estar bromeando! ¿El teme de verdad dijo todas esas cosas?

-Así es –contestó su amigo-. La primera semana en que ya no estabas él lucía triste y desanimado. Después de ese día de borrachera trató de volver a comportarse como de costumbre, pero siempre hacía muecas cuando alguien pronunciaba tu nombre. La verdad es que no había vuelto a ver enteramente al viejo Sasuke hasta que regresaste.

-No puede ser…

-Eso me recuerda a ti, cariño –intervino Sai quien había guardado silencio todo el rato-. Cuando estábamos en Italia hubo ocasiones en que tú también lucías melancólico. Yo creía que era añoranza por tu familia y país, pero ahora que recuerdo en esas ocasiones siempre mirabas tu collar.

-¿El que Sasuke te regaló cuando niños? –preguntó el pelirrojo

-… Necesito ir a recostarme, los veo luego –dijo para luego marcharse a las escaleras y subir a su habitación

-Creo que lo dejaste en shock –comentó el pintor

-Esa era la intención.

-Ahora ya no tendrás nada con qué chantajear a Sasuke-kun.

-Siempre puedo encontrar nuevas maneras, pero si esos dos dejan su obstinación de lado habrá valido la pena –sonrió levemente-. Son mis amigos de infancia, deseo que sean felices.

Sai también sonrió. Fue a sentarse a su lado para rodearlo con sus brazos y le besó la frente. Ese pelirrojo era una de las personas más tiernas que conocía, a pesar de su carácter reservado. Además comprendía su sentir: él también espera que aquél par aceptara sus sentimientos así como obligaron al propio pintor a hacer lo mismo. Y la mejor prueba de que valía la pena correr el riesgo la tenía justo entre sus brazos.

 

Nagato llegó a una pequeña y acogedora cafetería donde ya lo esperaban los dos matrimonios que le causaban dolor de cabeza. Ya se estaba acostumbrando a ese tipo de reuniones “clandestinas”, lo cual desde su punto de vista era algo escalofriante.

-Te tardaste, Naga-chan –reclamó su prima

-Lo lamento, Kushina-san, pero tenía trabajo pendiente.

-Menos mal que llegaste –intervino Minato-. Queremos tu opinión para la nueva fase del plan.

-… ¿Ahora qué tienen en mente? –preguntó con desconfianza

-Fue idea de Mikoto –aclaró el Uchiha

-Ya que Kushina-chan le dijo a Naruto-chan que le daría un castigo más severo, se me ocurrió que podríamos hacerles creer a los chicos que ella y Minato han decidido enviarlo de nuevo al extranjero.

-¿Al extranjero?

-Sí –sonrió la morena-. Durante esos cuatro años que estuvo en Italia, Sasuke de verdad extrañó a Naruto-chan, por accidente un día lo escuché decírselo a Gaara-kun. Así que pensé que eso les daría el empujón faltante.

-¡Miko-chan es una genio! –la abrazó su amiga

-Mmm… Es una buena idea –admitió Nagato, pensativo-. Podríamos decirles que enviarán a Naruto a trabajar en las oficinas de Nueva York, así si las cosas llegaran a salirse de control, de verdad lo podemos enviar allá al menos unos días. Nada malo le podría pasar bajo el cuidado de Yahiko y Konan.

Los dos mencionados eran los mejores amigos de Nagato y estaban casados. También trabajaban para los Namikaze y, dado sus habilidades, Minato les encomendó hacerse cargo de la sede de Norteamérica. Y por si fuera poco, ellos dos adoraban a su rubio sobrino.

-Estoy totalmente de acuerdo –apoyó Fugaku-. No podemos enviar a Naruto a cualquier parte sin asegurarnos de que no correrá peligro.

-Siendo así parece que ya todos estamos de acuerdo –sonrió Kushina con alegría-. Entonces daremos inicio a la que, espero, sea la última etapa del plan, jajajaja. ¡Hay que celebrar!

 

Por la tarde Sai se encontraba en su habitación leyendo cuando escuchó unos golpecitos en la puerta.

-Adelante, está abierto.

Naruto, con expresión seria, ingresó a la habitación y se paró delante de él. Viéndolo de cerca parecía nervioso.

-¿Qué sucede, cariño?

-Oye, Sai… necesito que convenzas al teme de venir otra vez… Por favor, es que… es importante.

El pintor quería reír ante la expresión de su amigo, era tan adorable verlo así de tímido y avergonzado cuando por lo general era un torbellino de energía.

-Por supuesto, sabes que haría cualquier cosa por ti.

-Muchas gracias –dicho eso se marchó

Una vez solo, Sai soltó la carcajada y negó con la cabeza. Ese par tenía mucho en común. Hacía un rato que Sasuke le había llamado (doblegando su orgullo) precisamente para que lo ayudara a infiltrarse de nuevo. Quería que fuera sorpresa para Naruto y por eso decidió no decirle nada. Mejor que esos dos se arreglaran de una vez.

 

Entrada la noche Sai apagó las cámaras de seguridad y verificó que Sasuke pudiera brincar la pared sano y salvo. Por fortuna ni el matrimonio Namikaze ni Nagato estaban en casa. El Uchiha escaló el balcón rápidamente, necesitaba estar frente al culpable de que casi se arrancara el cabello. Claro que no estaba preparado para el escalofrío que sintió al encontrarse con esos ojos azules mirándolo tan intensamente.

-Tenemos que hablar, teme.

-Sí, lo sé.

 

Es realmente difícil dejar ir las cosas, a las personas y todo aquello que conlleva un cambio. Por naturaleza el ser humano teme perder las costumbres y rutinas que se ha establecido. Pero a veces es necesario abrir los ojos y mirar hacia adelante para darnos cuenta de que tenemos un panorama totalmente distinto a nuestro alcance. A veces para mal, cierto, en cambio otras para bien, pero si ni siquiera lo intentamos, jamás sabremos cuál es el resultado que podríamos alcanzar. Y todo indicaba que Sasuke y Naruto estaban listos para derribar esa muralla que les impedía avanzar.

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

¿Me quieren matar por dejarlo ahí? Pues espero que sí XD (Kyuu: Estás loca ¬¬). Jejejeje, pero no podría ser de otra manera, estamos en la recta final del fic, sólo faltan dos capítulos más. Como siempre esperaré sus comentarios con saludos, pedradas, golpes, jitomatazos, felicitaciones, cebollazos, flores, amenazas, bombas y demás. Si las cosas no se salen de control de nuevo (Kyuu: Esperamos que no u.u) la próxima semana les traigo la continuación de Ayuda demoniaca 2.0  y en dos semanas regresamos con esta loca historia. Se me cuidan mucho y nos leemos luego. Bye byeeee!!


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