Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Romeo v/s Romeo por Higary

[Reviews - 507]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! ¿Cómo están? (Kyuu: Si primero pasaron a leer el final de Un año contigo, han de estar secándose las lágrimas ¬¬0). El día de hoy les traigo un nuevo capítulo de este loco fic, jeje. A partir de aquí el plan está en marcha, así que veremos más acercamientos entre nuestras parejitas *o* Muchas gracias por el apoyo que le han dado al fic, saben que escribo porque les gustan mis fumadas ideas, jaja, y también agradezco a quienes pasaron por mi blog para leer la quinta parte de Nuestra nueva vida (Kyuu: La boda más esperada por todos u.u) E igual que en las otras notas, una dedicatoria y felicitación especial para una lectora que aprecio mucho, me ha brindado un gran apoyo y estuvo celebrando su cumpleaños la semana pasada, ¡¡felicidades, sayu-san!! (Kyuu: Otra vez felicidades, sobrina. Te enviaremos al menos una grabación de las mañanitas en violín tocadas por el pintor).  Bueno, de momento no sé me ocurre nada más (Kyuu: Por fortuna), así que mejor pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Pared de honor: Zanzamaru, KIRAdesu, KAISER, Angelus_2305, lunakatsuki, yingyang, LEGNAL, marizu194, yume hinamori, hana-no-tenkai, HanaKuroi, Archi, Linsxa, Anónimo, Marionette Lu, kaia shirley, goten trunks5, yukki 00, KONEKO-CHAN, Yoru chibi sasunaru, Izumi_sakachita, Sunaru, MILU, drew yaoi, Tsumi 13, nechan, Sakuma_Shuichi Eiri e Itzel.

 

Disclaimer: La trama está inspirada en la vieja película mexicana Como perros y gatos. Hacerla versión yaoi utilizando los personajes de Kishimoto y con más de una pareja protagonista fue idea de mi fumado cerebro.

CAPÍTULO 6: TÁCTICAS DE INVESTIGACIÓN

 

Todos los mayores de la mansión Namikaze habían salido a trabajar. Naruto y Sai se encontraban en la sala sumidos en un incómodo silencio. Killer Bee pasó cerca de ellos mientas rapeaba una canción.

-Oye, Bee –llamó el rubio-, ¿tú sabes qué ocurrió entre mis padres y los señores Uchiha?

-Del pleito no tengo idea, pero lo que haya pasado es una pena, yeay –contestó rapeando

-Eso ni siquiera rima –dijo Naruto y suspiró-. Olvídalo, le pregunté a la persona incorrecta.

El moreno siguió su camino mientras bailaba. Naruto volvió a hundirse en sus pensamientos bajo la preocupada mirada de Sai.

-La situación realmente te angustia, ¿verdad?

-Sí. Ellos cuatro han sido los mejores amigos desde antes que yo naciera. No me gusta verlos peleados.

-Lo comprendo. Tengo poco tiempo aquí pero tus papás han sido muy buenos conmigo, ya hasta me adoptaron –sonrió ligeramente-. Por eso quiero ayudarte a solucionar esto.

-Sai… ¡te quiero! ¡Eres tan buen amigo! –lo abrazó con fuerza- Mmm… ¿qué deberíamos hacer primero?

-Reunir información –sugirió-. Y para ello tendrás que tragarte tu orgullo porque iremos a buscar a tu némesis.

-¿Es necesario ver al teme? –hizo un puchero y desvió la mirada

-Sí. No quiero que lo vayas a echar de menos por la prohibición de Minato-san.

-¡Yo no lo echo de menos!

-Ajá, y mi pasatiempo secreto es ser bailarín de streaptease. Anda, vístete y nos escapamos de Bee-san. Mientras antes hallemos una solución, mucho mejor.

 

En la mansión Uchiha, Itachi y Deidara seguían ahí ya que el rubio tenía cita con el doctor en un rato. El moreno leía el periódico con total calma ante la exasperación de su esposo, quien se lo arrebató para con él golpearlo en la cabeza.

-¡Deberías preocuparte más por esto! ¡Tus padres se han peleado con los Namikaze! Es como si el mundo se estuviese volviendo loco.

-Tranquilo, Deidara, te aseguro que no es para tanto.

-¿A qué te refieres?

-Conozco bien a kaa-san y tou-san.  Esto debe ser un nuevo plan para juntar a mi otouto con Naruto.

-Pero esto de fingir una pelea es algo… drástico.

-Su confabulación con Minato-san y, especialmente, Kushina-san, no tiene límites –sonrió-. Aunque este plan no lo esperaba, la verdad.

-¿Entonces no hacemos nada?

-Limitémonos a observar, intervenir a menos que sea sumamente necesario y rezar porque todo salga bien. Siempre he querido un otouto-chan como Naruto.

 

Sasuke había terminado de hacer su ronda y ahora se dirigía rumbo a su oficina, debía revisar algunos archivos antes de iniciar con las consultas. Apenas abrió la puerta se encontró con dos personas que ahí lo esperaban.

-¿Qué rayos hacen aquí?

-Buenos días a ti también, Sasuke-kun –saludó Sai, sonriendo

-Nada te cuesta ser más amable, teme.

-Pues cómo podría serlo si entran sin permiso a mi oficina.

-No entramos sin permiso –aclaró el rubio-. En la recepción pregunté por ti y en cuanto dije mi nombre nos dejaron pasar.

El moreno gruñó. Casi olvidaba que los Namikaze eran socios importantes del hospital, de hecho ahí trabajó Minato antes de retirarse para entrar de lleno en la administración de la fortuna de su familia. Obviamente nadie le pondría trabas a Naruto para ingresar a donde quisiera del lugar.

-Hum, ¿a qué vinieron? –preguntó tomando asiento

-Esta mañana otou-san nos dijo que se había peleado con tus padres, ¿lo sabías?

-Sí, a nosotros también nos lo informaron hoy sin darnos detalles.

-¡Eso es lo que me parece raro! Ellos cuatro han sido mejores amigos por años y de un día para otro resulta que se han enemistado y nos prohíben acercarnos a la otra familia.

Sasuke observó fijamente lo frustrado que parecía. A decir verdad se sintió un poco raro cuando su padre le dijo que no se acercara a los Namikaze; la imagen de Naruto fue la primera que cruzó por su mente. Dado la pésima relación que mantenían se suponía que debió alegrarse y hasta casi dar brincos de emoción porque ya no intentarían emparejarlo con el rubio, sin embargo parecía estar sintiendo el efecto contrario.

-Sasuke-kun, te lo vas a comer con los ojos.

El Uchiha salió de sus pensamientos al escuchar el comentario. Notó que el pelinegro le sonreía con algo de burla, así que sólo frunció el ceño y trató de ignorarlo.

-No digas idioteces, pintor.

-… -el ojiazul no tenía idea de qué hablaban, así que prefirió omitir eso-. Como sea, ¡tenemos que reconciliarlos! –agachó la cabeza- No me agrada verlos peleados.

-Hum… Podríamos empezar averiguando por qué rayos se han peleado y después vemos si hay una forma de reconciliarlos, dobe.

-Pero ellos no parecen desear hablar del tema así de fácil.

-Tú podrías hablar con los señores Uchiha, Naruto –sugirió el pintor-. Me di cuenta de que ellos te quieren mucho, dudo que a pesar de la pelea te corran a patadas o algo así si vas a verlos. Y Sasuke-kun podría hacer lo mismo con tus padres.

Los otros dos intercambiaron miradas. Sai tenía razón, quizá haciendo eso los adultos podrían darles una respuesta coherente, pero mejor que sus padres no se enteraran que irían a visitar a la familia del otro.

-No eres tan idiota como creí, italiano.

-¡Teme, no lo llames así!

-Descuida, cariño –le sonrió-, teniendo en cuenta su posición, es normal que Sasuke-kun me trate de esa manera.

-¿Eh?

-Sigue diciendo tonterías y juro que te rompo la cara.

-Calma, yo soy pacifista. Mejor sigan adelante con mi consejo para que sus familias hagan las paces y no tengan que verse a escondidas.

Tanto su amigo como el azabache lo miraron de forma asesina, sin embargo curiosamente ninguno de los dos dijo nada al respecto. De seguro muy en el fondo no deseaban dejar de verse aunque fuera para pelear. Claro que como eran tan orgullosos seguro primero se arrojaban por una ventana antes de admitirlo.

 

En una cafetería a las afueras de la ciudad se reunieron los matrimonios Namikaze y Uchiha. Comentaban acerca de las conversaciones que habían tenido con sus respectivos hijos antes de salir de sus casas.

-Seguramente ahorita estarán preocupados sobre qué hacer –decía Kushina con emoción

-Itachi es muy listo, dudo que intervenga en esto –dijo Mikoto-. Así que quienes tendrán que trabajar juntos serán Sasuke y Naruto-chan.

-Todo parece ir de acuerdo al plan –añadió Minato-. Claro que esto es sólo el inicio.

Fugaku se limitó a asentir mientras bebía su café. En ese momento un hombre pelirrojo se paró junto a su mesa.

-Claro, todo ese numerito de esta mañana me parecía demasiado sospechoso.

-¡Nagato! –saludó Kushina y sonrió- Ya imaginaba que a ti tampoco podríamos engañarte.

-Quiero que me expliquen qué están tramando, Kushina-san.

-Es sencillo, Nagato –intervino Fugaku-: todo esto es para unir a esos dos obstinados.

El pelirrojo abrió los ojos con sorpresa, no porque se les ocurriera un plan semejante, ¡sino porque el serio Fugaku accedió a participar! De Minato no le extrañaba, al final siempre terminaba siguiéndole la corriente a su esposa, pero el Uchiha era otro cantar.

-¿Qué? –preguntó éste adivinando sus pensamientos- También quiero nietos con ojos azules.

-… Entiendo eso, pero creo que esto es demasiado exagerado.

-A acciones desesperadas, medidas desesperadas –sonrió el rubio

-¡Nagato! –la pelirroja lo sujetó de las manos- ¡Tienes que ayudarnos a que todo salga bien! Necesitamos que alguien vigile a los niños y ya que ambos confían en ti…

-Olvídalo, Kushina-san. No quiero involucrarme en sus planes.

-¡Anda, Naga-chan! ¡Hazlo por tu prima favorita!

-¡Eres mi única prima!

-Pues con más razón para ayudarnos. Por favor…

Lo observó con ojos llorosos. El pelirrojo quería mucho a Kushina y por ello sentía debilidad ante esa mirada. Para bien o mal ella lo sabía y la utilizaba como método de chantaje.

-… ¡Rayos! De acuerdo, lo haré –accedió con pesar

-¡Lo sabía! Por eso eres mi primo favorito, Naga-chan.

-Soy tu único primo –le recordó de nuevo, suspirando

-¡Muy bien! –sonrió Mikoto-. Ellos no pueden darse cuenta de la verdad, Nagato-kun. Sutilmente ve sembrándoles la semilla del amor por el otro. Yo creo que ya hay atracción entre ellos.

-Pienso lo mismo –apoyó Minato con una sonrisa-. De otra forma no pelearían tanto para llamarse mutuamente la atención.

Nagato suspiró fastidiado y resignado. Él jamás había estado de acuerdo con obligar a Naruto para que se casara, pero debía admitir que al menos una vez él también ya había analizado la relación entre su sobrino y el menor de los Uchiha. Si ahí de verdad había una semilla del amor enterrada bajo tantos insultos, pues los apoyaría. Conocía a Sasuke y sabía que ese chico defendería con uñas y dientes todo lo que le fuera importante. Y si su sobrino lo era, entonces sería un excelente partido para él.

 

Al día siguiente, Naruto se encontraba frente a la oficina de Uchiha Fugaku. Sasuke le había informado que sus padres estarían ahí todo el día por unos asuntos de la empresa. Se presentó ante la secretaria quien apenas escuchó su nombre lo dejó pasar como si nada. Esto desconcertó al rubio, dado que sus familias estaban peleadas. Tal vez Fugaku no quería armar un escándalo mayor y por eso no había notificado a sus empleados sobre la disputa.

-Bueno, aquí voy.

Con movimientos sigilosos ingresó a la oficina y caminó hacia unos sillones donde el matrimonio Uchiha revisaba unas carpetas al parecer sin darse cuenta de su presencia. El rubio tomó aire y se armó de valor para hablar.

-Mikoto ba-san, Fugaki ji-san.

Ambos adultos voltearon, poniendo nervioso al joven. Mikoto observó de reojo a su esposo quien se puso de pie, encarando a Naruto.

-No deberías estar aquí –le dijo-. ¿Acaso no te has enterado de…?

-Pero Fugaku ji-san –interrumpió-, no puedo creer que ustedes y mis padres realmente se hayan peleado. Han sido grandes amigos desde que tengo memoria.

-Las cosas cambian, Naruto-kun –dijo Mikoto seriamente

-¡Me niego a creerlo! ¿Qué pudo haber pasado para que…?

-Naruto –llamó el hombre-, será mejor que te vayas de aquí, no tenemos nada de qué hablar. Ah, sí –se puso tan serio que daba miedo-, ni se te ocurra acercarte a mis hijos. No querrás que se arme una guerra entre nuestras familias, ¿verdad?

-Pero ni siquiera me han dejado exponer mis dudas y…

-Estoy hablando muy en serio sobre lo de declarar una guerra.

-Yo… lo siento.

Apretando los puños con impotencia, el ojiazul dio media vuelta y salió de ahí a toda velocidad. Esta vez se retiraría pronto, pero no pensaba darse por vencido tan fácilmente. Una vez la puerta se cerró y la pareja quedó a solas de nuevo, Mikoto suspiró con alivio.

-Creí que sería más difícil convencerlo. Querido, ¿estás bien?

Fugaku tenía la cabeza recargada en la pared. Casi podía sentirse el aura depresiva que lo rodeaba por haberse comportado así con Naruto. Después de todo él había visto crecer al chico desde que estaba en el vientre de su madre, lo quería muchísimo. Mikoto sonrió porque estaba segura de los pensamientos que atormentaban a su esposo.

-No te preocupes –le tocó un hombro-. Si logramos que se case con Sasuke, todo habrá valido la pena.

-Eso espero…

 

En otra parte de la ciudad, Sasuke había llegado a un restaurante donde sabía que estaba comiendo el matrimonio Namikaze. Mentiría si negara que estuviera nervioso, sabía bien que aquél era un terreno peligroso. Kushina podía ser una mujer dulce y encantadora, pero también se transformaba en un demonio si la hacían enojar.

-Maldición, no debí acceder a los planes del estúpido pintor y del dobe irritante. Aunque es demasiado tarde y un Uchiha no se retracta de su palabra.

Se encaminó a la mesa donde veía a los adultos comer tranquilamente. Mantuvo su rostro sereno y les plantó cara. Al mal tiempo darle prisa.

-Disculpen la interrupción, Minato-san, Kushina-san.

Ambos lo observaron fijamente. La pelirroja suspiró y siguió degustando sus alimentos con total calma.

-¿Qué haces aquí, Sasuke-kun? –preguntó la mujer- Si tus padres se enteraran…

-No sabrán nada –interrumpió él-. Es sólo que no podía quedarme tranquilo sin entender cómo y por qué se han peleado ellos y ustedes. Lo veo muy difícil.

-Todas las personas llegan a tener diferencias –contestó Minato-, tan sencillo como eso. Simplemente nos dimos cuenta de que la sociedad no funcionaba.

-Así que decidimos cortar de raíz con toda relación personal, con las laborales y de negocios es más complicado porque hay mucho dinero y trabajadores de por medio.

-¡Pero no nos dicen ninguna razón concreta! –comenzó a impacientarse- Mis padres sólo llegaron en la mañana y nos prohibieron todo contacto con ustedes y el usuratonkachi.

-Qué bueno que lo mencionas –dijo Kushina-. Nosotros también ya le dijimos a Naruto que no puede volver a acercarse a ti. Eres un hombre inteligente, Sasuke-kun, de modo que confiaré en que no lo buscarás.

-De todos modos ustedes siempre se llevaron mal, ¿no? –intervino Minato- Esto debe ser benéfico para ambos.

El Uchiha se quedó callado. Lo que el rubio decía era cierto, muchas veces renegó por tener que reunirse con Naruto, sin embargo el hecho de que les prohibieran tajantemente volver a verse le causaba una extraña sensación. Recordaba todas las peleas que habían tenido y el pensar en que ese tipo de escenas no volverían a suceder (y no por decisión propia), definitivamente era algo que no terminaba por gustarle.

-Siento haber interrumpido su comida –dijo el ojinegro tratando de disimular su tono de voz-. Con permiso.

Minato y Kushina lo observaron irse a paso firme y elegante. Una vez lo vio a una distancia suficientemente lejana, la pelirroja soltó una carcajada.

-Hicimos enojar al pequeño Uchiha –decía feliz-. Se nota que no le está haciendo nada de gracia el que tenga prohibido encontrarse con nuestro Naruto.

-Y conociendo a esos dos, dudo que nos obedezcan –sonrió también-. Al principio no me convencía mucho este plan, Kushina, pero todo parece ir bien.

-Jejeje, sólo había que atacar el orgullo de esos niños obstinados. Ahora sólo queda esperar que Nagato se les acerque para tratar de “aconsejarlos” en que no se rindan y trabajen juntos. Ya casi puedo oír las campanas de boda.

 

Por la tarde Sai se encontraba en la galería. Había tenido una reunión con Deidara para ver lo de la exhibición, y como faltaba un rato para que se encontrara con Naruto y Sasuke y averiguar si obtuvieron información sobre la pelea de sus padres, decidió matar el tiempo observando las obras que ahí ya estaban. En eso alcanzó a divisar una cabellera pelirroja que reconoció al instante.

-¿Gaara-kun? –se le acercó para saludarlo- Hola. Qué coincidencia encontrarnos aquí.

-… Hola –carraspeó, pues no esperaba topárselo-. Mmm… Ni tanto, esta galería pertenece a mi familia.

-¿Eh? Vaya, ¡eso es increíble! Ah, ¿tienes planes para después? Quedé de reunirme con Naruto y Sasuke-kun en un restaurante para arreglar unos asuntos. Deberías venir, entre los dos será más fácil impedir que ellos se maten.

-Creo que no hay problema. Ah, este… Deidara me comentó que tendrás una exposición aquí en unas semanas, así que me pidió ayuda con los arreglos del evento.

-Ahh, ¡muchas gracias! –le sonrió- Aunque no deseo causarte molestias.

-Para nada –se sonrojó un poco-. Digo… e-es parte de mi trabajo.

Sai amplió su sonrisa, divertido. Aquél chico podría lucir muy serio, pero tratándolo de cerca era bastante tímido, detalle que lo hacía lucir lindo. Apenas iba a regañarse por esos pensamientos cuando oyó unos pasos detenerse a sus espaldas.

-Hey, rojito, también estás aquí.

El pintor sabía bien de quién se trataba. Giró la cabeza para encontrarse con Uchiha Itachi quien lucía su sonrisa confiada de siempre.

-Eres tú, idiota.

-Buenas tardes, Itachi-san –saludó con educación el moreno

-Hola, Sai-kun. Estoy esperando impaciente ver tus obras. Ah, sí, chicos, ¿de casualidad saben dónde está mi esposo?

-En su oficina –contestó el Sabaku-, tenía papeleo que terminar.

-Muy bien, iré a verlo. Cuídense y nos vemos luego, Sai-kun, rojito –le revolvió el cabello a éste último y luego se fue

-¡Maldita sea! ¡Deja de llamarme así! –con aire enfurruñado trató de volver a acomodar su cabellera- Ese idiota… A veces me pregunto cómo es que Deidara lo aguanta.

-Pues porque lo ama, ¿no? –opinó Sai- Seguro que Itachi-san tiene algo que lo hace único para Deidara-san y viceversa.

-Mmm… Es un buen tipo, no lo niego –comenzó a caminar-. A veces se comporta como un tipo exasperante, pero es alguien en quien se puede confiar plenamente, sobre todo tratándose de trabajo.

El moreno no pudo evitar percatarse del tono con que el Sabaku hablaba de Itachi. A pesar de cómo se llevaban podía notarse el cariño y admiración que sentía por él. No estaba muy convencido, pero decidió sacar un tema que le incomodaba un poco.

-… Escuché que Itachi-san y tú fueron novios.

-Ah, sí, hace algunos años –bufó

-Me sorprende que se lleven tan bien a pesar de eso.

-Quizá porque desde el inicio esa relación estaba destinada al fracaso.

-¿Por qué?

-Sencillo –desvió los ojos hacia una ventana-: porque el idiota siempre ha amado a Deidara.

Sai se le quedó mirando fijamente, tratando de analizar lo escuchado. Seguramente aunque ellos dos eran novios, Gaara notó que Itachi sentí algo por el rubio y decidió dejarlo libre para que fuera feliz. Eso explicaría por qué a pesar de todo el pelinegro y el pelirrojo se llevaban de aquella manera tan peculiar. Tal vez Gaara aún sentía algo por su ex novio, no sería extraño.

-Ver a la persona que amas enamorada de alguien más… no es nada sencillo, ¿verdad?

El Sabaku se percató de la expresión tan vacía con la que Sai dijo aquello. Parecía como si estuviese cargando un enorme dolor a cuestas y no pudiera deshacerse de él.

-¿Lo dices por mí o por ti? –interrogó

-… Ni idea –sonrió falsamente-. Démonos prisa, Gaara-kun. Se está haciendo tarde y no quiero imaginarme de qué humor estarán nuestras dos fierecillas.

Ahora fue el pintor quien adelantó el paso, dejando al pelirrojo con la sensación de que había algo de lo que no quería hablarle. No tenía idea de qué tan grave sería, pero trataría de averiguarlo. Porque no le gustó para nada el tono de voz con que el pintor dijo esas palabras.

 

-¿Ahora qué hiciste?

Deidara miraba con sospecha la sonrisa cínica que traía su esposo. Lo conocía muy bien y sabía que esa expresión la ponía sólo cuando tramaba algo.

-Nada, sólo veo que las piezas están empezando a moverse –amplió su sonrisa-. Y no lo digo sólo por Gaara, sino también por mi otouto.

-Sí, creo que tienes razón. Parece que serán dos las parejas que están en puerta. Ojalá todo salga bien.

-Para eso tendremos que velar por los niños sin que ellos se den cuenta.

 

Durante el camino al restaurante, Sai y Gaara platicaron de varios temas más amenos (aunque era el pelinegro quien en su mayoría hablaba). Con esa charla se dieron cuenta de que tenían ideas y opiniones similares en muchos aspectos. Sai no quiso ahondar más en eso y llevó al pelirrojo hasta la mesa reservada por el Namikaze.

-¿Pasó algo malo? –preguntó Gaara arqueando una ceja

Sus dos amigos tenían las cabezas apoyadas sobre la mesa, parecían molestos, deprimidos y desesperados. O algo parecido.

-Nada… –contestaron al mismo tiempo

Sai sonrió levemente y negó con la cabeza. Ayudarlos a encontrar una solución a sus problemas familiares lo ayudaría a distraerse de los pensamientos que comenzaban a rondarlo acerca de unos ojos color aguamarina.

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

Jajaja, el teme le tiene miedo a Kushina (Kyuu: ¿Y quién no? ¬¬0). Tal vez este capítulo quedó un poco lento, pero era necesario para la trama. ¿Adelantos del que sigue? Se verán algunos recuerdos de infancia *o* (Kyuu: Uno de ellos particularmente les dará risa u.u) Y gracias a esto habrá un importante avance sasunarutesco, jejeje. Como siempre saben que esperaré sus comentarios con saludos, golpes, pedradas, felicitaciones, cebollazos, amenazas, flores, jitomatazos, golpes, bombas y demás. También ya subí el gran final de Un año contigo, por si gustan pasar a leerlo (Kyuu: Si primero vieron este fic, prepárense para ir a llorar ¬¬). La próxima semana les traeré mi nuevo fic Ayuda demoniaca 2.0, segunda parte de Ayuda demoniaca (Kyuu: Los primeros 3 capítulos son algo así como la precuela para mostrar cómo se conocieron Sasuke y Naruto y los demás son de una misión ubicada después del primer fic de esta saga u.u). En dos semanas volveremos de nuevo con la continuación de esta loca historia, así que mientras tanto se me cuidan mucho, queridos lectores. Bye byeee!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).