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Romeo v/s Romeo por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! ¿Cómo están? Yo todavía algo enferma de gripe y tos, X.x (Kyuu: Por eso te mandaron seis inyecciones y apenas llevas la mitad ¬¬0). Antes de que se me olvide, ¡muchas gracias por la bienvenida que le dieron a Ayuda demoniaca 2.0! XD (Kyuu: Otra saga fumada u.u). Pasando a esta historia, entramos a la segunda mitad y a partir de aquí los capítulos son más largos, además de que se intensifican las relaciones entre los personajes, kukuku. Disculpen de antemano los horrores ortográficos, pero no me ha dado tiempo ni me he sentido del todo bien y por eso no corregí el capítulo. Mi cerebro todavía está bajo los efectos de los medicamentos, así que no se me ocurre alguna otra cosa para añadir (Kyuu: ¬¬0). Mejor pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Pared de honor: Zanzamaru, GatoNego, Linsxa, Shikaku_Sama_1995, marizu194, KAISER, lunablanca, KONEKO-CHAN, Tsumi 13, gotentrunks5, Narulover, Lunnat, yuecatleen, yukki_00, sayu-san, sakuraelric2, Izumi_sakachita, LEGNAEL, Sunaru, Lyra Raven, yume hinamori, lunakatsuki, Lova-T, diolo_otaku@hotmail.com, linaru Uzumaki y KIRAdesu.

 

Disclaimer: La trama está inspirada en la vieja película mexicana Como perros y gatos. Hacerla versión yaoi utilizando los personajes de Kishimoto y con más de una pareja protagonista fue idea de mi fumado cerebro.

CAPÍTULO 7: LOS RECUERDOS QUE COMPARTIMOS

 

Deidara se encontraba en su oficina dentro de la Galería coordinando todo lo necesario para llevar a cabo la exposición de las obras pintadas por Sai. Ya era de noche, se había retrasado un poco debido a que horas atrás tuvo la visita de su esposo quien apenas lo saludó se marchó casi corriendo porque lo solicitaban urgentemente en su trabajo. El rubio se hallaba tan concentrado en sus labores que no oyó ningún ruido hasta que sintió un par de brazos apresándolo con fuerza.

-¡Aaahhh! ¡Itachi idiota, me asustaste! ¡Juro que te mataría si no fuera porque dejaría a mi bebé huérfano!

-Eso te pasa por estar tan distraído –sonrió, intentando tranquilizar a su pareja-. ¿Cómo están tú y nuestro pequeño?

-Hambrientos –suspiró-. Antes de los nueve meses seguro que ya podré rodar. Por cierto, ¿qué haces aquí? Creí que ibas a trabajar hasta tarde.

-La junta se canceló, así que decidí regresar por ti.

-Entonces vamos a cenar. Tengo antojo de comida coreana y es tu deber cumplir mis caprichos.

-Como digas, Dei.

 

Itachi aguardó a su esposo y así juntos salieron de la Galería. Deidara solía ser alguien bastante explosivo y orgulloso, pero el embarazo parecía haberlo puesto más dócil. Claro, eso no quitaba que de repente se volviera violento.

-Ah, sí, Deidara, adivina quién fue hoy a hablar con mis padres.

-¿Uh?, ¿quién?

-Namikaze Naruto.

-Pero creí que tus padres y los de él se habían peleado.

-Al parecer fue a investigar qué ocurrió. Sin éxito alguno, debo añadir.

-Ya veo… ¿Entonces por qué sonríes así, Itachi?

-Porque parece que los planes están saliendo como ellos deseaban. De cualquier forma creo que es mi turno de actuar como un buen amigo y un mejor hermano mayor.

-Sólo espero que esto no complique más las cosas –suspiró

 

Regresando al restaurante, Sai y Gaara escucharon los fallidos intentos tanto de Naruto como de Sasuke al tratar de averiguar algo sobre la supuesta pelea. Debido a que ambos parecían un poco deprimidos, Sai intentó levantarles el ánimo.

-Vamos, sólo fue un pequeño inconveniente, no es para rendirse.

-Hum… -bufó Sasuke

-Eso no me consuela mucho –dijo Naruto

El pintor miró de forma suplicante a Gaara quien no había querido involucrarse en todo eso, pero aquellos dos problemáticos eran sus amigos de la infancia, además la mirada tan penetrante y preocupada del pelinegro le estaba causando estragos. Mejor ignoraba esto último y se concentraba en la situación.

-Ordenemos algo y cenemos. ¿Qué? –preguntó al sentir que los otros tres lo veían- Con el estómago lleno quizá piensen mejor.

-Creo que es buena idea –contestó el rubio-. Además sí hace hambre.

-Eso es porque eres un glotón, usuratonkachi.

-Por supuesto que no, idiota.

-Mejor dejen las peleas para después y cenemos –sugirió Sai

 

Luego de un rato en que el mesero terminó de llevar sus platillos, los chicos se disponían a cenar cuando a su mesa llegó un hombre de cabello castaño y ojos claros, parecía ser el gerente del lugar.

-¿Algo más que deseen, caballeros? –les preguntó

-No, muchas gracias –respondió el rubio

El gerente le sonrió educadamente e iba a retirarse, pero de pronto volvió a mirarlo fijamente y su cara se llenó de pánico al tiempo que lo señalaba.

-¡Namikaze Naruto! –se alejó corriendo para esconderse detrás de una columna que estaba ahí- ¡Por favor, dime que tu guardaespaldas de las rastas no vino conmigo!

-Eh… ¿Se refiere a Bee? No, por el momento está en otra parte trabajando.

-Gracias al cielo –suspiró aliviado, pero volvió a observarlo con miedo-. ¡Por favor, pidan lo que quieran! ¡La cuenta corre por la casa! –dicho eso se alejó huyendo a toda velocidad

-Eso fue extraño –comentó Sai-. ¿Qué le hiciste, cariño?

-¡No le hice nada! –se defendió- Ni siquiera me pareció conocido.

-Hum… Su cara me resulta algo familiar –opinó Gaara, pensativo

-… El tipo de la guitarra –declaró Sasuke y miró al rubio y el pelirrojo-. ¿No lo recuerdan? El incidente en el parque cuando éramos niños.

-¿Guitarra? –repitió el Sabaku- Ah, ya sé quién es –bufó molesto-. Me dan ganas de ir a buscarlo y darle unos buenos puñetazos.

-Yo no sé de qué hablan –el Namikaze parecía confundido

-Tienes pésima memoria, dobe irritante.

-Cálate, teme amargado.

-¿De verdad no lo recuerdas? –preguntó Gaara y sonrió con malicia- Nadie lo culparía por tenerles miedo a ti y a Bee-san.

 

Todo sucedió cuando Sasuke, Gaara y Naruto tenían ocho años. Los tres se encontraban jugando en el parque ya que sus padres tenían junta de negocios y los hermanos de Gaara, así como el hermano de Sasuke, seguían en la escuela. Era por esto que Killer Bee, quien contaba con dieciséis años, se encargaba de cuidarlos y protegerlos. En ese momento se había alejado un poco ya que fue a comprarles unos helados por insistencia de su pequeño rubio.

 

Los niños estaban entretenidos con una pelota cuando de pronto un chico de unos quince años, cabello castaño y ojos claros (el dueño del restaurante cuando joven) se les acercó, mirando con especial atención al de ojos azules. Gaara, quien era muy tímido, se escudó junto a éste (que parecía confundido), mientras que el Uchiha se colocó en alerta.

-¿Qué quieres? –preguntó Sasuke, frunciendo el ceño

-Calma, niño, sólo tenía curiosidad –sonrió con malicia-. Así que éste es el tesoro de los Namikaze. Vaya, tienes una carita de niña. Es una pena que el futuro de esa familia tan importante se encuentre únicamente en las manos de un doncel.

Naruto entornó la mirada con enojo y apretó la mano del pequeño Gaara, quien lo tenía agarrado. Las palabras de ese chico lo estaban enfureciendo, pero trataba de contenerse antes de decir algo.

-Bueno, niño, no tienes de qué preocuparte –continuó el adolescente, sin borrar su sonrisa-. Con tu aspecto seguro un día te conseguirás un marido inteligente para que se encargue de los negocios de tu familia. Ah, lo tengo. Si quieres, ese podría ser yo, jajaja.

-¡D-Déjanos en paz! –dijo Gaara, ya que si bien ese sujeto lo asustaba un poco, sus palabras estaban ofendiendo a su amigo y a él también

Sasuke ya estaba bastante furioso. Además, como el único varón presente, su deber era proteger a los otros dos niños. Especialmente de los que trataban de molestarlos como ese hombre.

-Más te vale que te disculpes con el dobe y luego te largues –ordenó, colocándose delante del rubio y el pelirrojo

-No te metas en lo que no te importa, mocoso.

Riendo con burla empujó al morenito con fuerza. Gaara se agachó rápido para ayudarlo, mientras Naruto perdió la paciencia y decidió encarar al sujeto que los estaba molestando.

-¡Tú eres un idiota! –gritó, señalándolo- ¡Ni loco me casaría con alguien tan odioso! –y luego lo pateó con todas sus fuerzas

El chico se sobó la pierna y con enfado intentó sujetar a su atacante, sin embargo Sasuke fue más rápido y jaló al ojiazul para colocarlo de nuevo tras de él, justo donde se encontraba Gaara.

-Malditos mocosos…

Antes de que él pudiera decir algo más, los niños vieron a Killer Bee acercándose trayendo consigo los helados y una guitarra en la espalda mientras tarareaba una canción. De inmediato los ojos de Naruto se humedecieron y comenzó a llorar con fuerza, sorprendiendo a los demás. Y por supuesto que eso colocó más que alerta a su guardaespaldas.

-Bee –sollozó-… ése chico me dijo cosas feas… ¡Pégale con tu guitarra!

De inmediato el moreno le arrojó los helados a la cabeza, se le lanzó encima y, sujetando la guitarra que traía en la espalda, le pegó con ella utilizando tanta fuerza que la rompió en dos partes.

-Si molestas a Naruto, te metes conmigo, yeay.

El chico se levantó con dificultad y se alejó lo más rápido que pudo mientras cojeaba y se sujetaba la espalda.

-¡Eso ganas por meterte con unos niños! –le gritó el rubio

Bee recogió los trozos de la guitarra y luego se inclinó hasta quedar a la altura de sus tres pequeños protegidos, quienes lo observaban con atención.

-Por eso deben alejarse de los extraños. Dicho eso deberíamos ir por otros helados.

-¡Sí! –exclamó Naruto sin rastros del llanto anterior- ¡Yo quiero de chocolate! ¡Andando, Gaara-chan, teme!

Los otros dos niños intercambiaron miradas.

-Bee-san da miedo… -comentó el pelirrojo

-Yo creo que es más peligroso ese dobe chantajista.

 

El Sabaku terminó de contar el relato, provocando que Naruto se sonrojara un poco al recordar el incidente. A decir verdad había olvidado aquella anécdota, pero debía darle razón a su amigo de la infancia: no podía culpar a aquél pobre hombre por tenerles miedo a él y a sus guardaespaldas.

-Eh… jejeje –rió avergonzado-, bueno, eso fue hace mucho tiempo. Además él se lo merecía.

-Cariño –llamó Sai-, no sé qué me sorprende más: saber que eres un estupendo actor y que junto con Bee-san traumaron a un pobre hombre, o el hecho de que cuando niño Gaara-kun era tan tímido y asustadizo.

-Jajaja, eso sí, era demasiado lindo –dijo su amigo

-A pesar de ello se volvió tan fiero y agresivo –comentó el Uchiha

-Eso fue culpa de ustedes dos y sus estúpidas peleas –contestó el aludido-. Y también las burlas y comentarios de Itachi.

Apenas nombró al primogénito Uchiha, el pintor arrugó el ceño. Parecía que no podía haber una conversación en la que el Sabaku no mencionara, aunque fuera una vez, a su ex novio.

 

La comida transcurrió sin más contratiempos entre algunas conversaciones esporádicas de Sai y el pelirrojo mientras intentaban hacer caso omiso de las discusiones entre los otros dos quienes se recriminaban el que no pudieran lograr averiguar nada. Después de eso Naruto y su moreno amigo regresaron a la mansión Namikaze entrando sigilosamente, sin embargo Kushina ya los esperaba en la sala, cruzada de brazos.

-¿Dónde andaban? Salieron sin avisar a nadie, chicos. Bee no se encuentra en la ciudad en estos momentos, así que debes ser más cuidadoso y responsable, Naruto.

-L-Lo lamento, kaa-chan. Es que… de pronto nos surgió una emergencia y tuvimos que salir casi corriendo, jejeje –le dio un codazo al pintor

-Ah, cierto, Kushina-san. Todo fue tan rápido y esporádico que ni siquiera se nos ocurrió avisarle a alguien que saldríamos.

-Hum…

La pelirroja los observaba con una mezcla de sospecha y suspicacia, afortunadamente llegó Nagato a la mansión, de modo que los chicos decidieron usarlo como vía de escape.

-¡Oji-san, bienvenido a casa! –saludó el rubio más efusivo de lo normal

-… Gracias –contestó con extrañeza

-Luce cansado, Nagato-san –intervino Sai-, ¿quiere que le traiga un vaso con agua?, ¿tal vez un té?

-… No, no es necesario.

-Cofcof, queremos platicar contigo, oji-san –lo jaló su sobrino-. Anda, vamos. Jejeje, discúlpenos, kaa-chan.

-Hum…

Los tres hombres se retiraron sin convencer del todo a la pelirroja, quien seguía de brazos cruzados.

 

Ellos se dirigían rumbo a la habitación de Naruto cuando el celular de Sai comenzó a sonar. El chico revisó la pantalla y volteó a verlos.

-Es Deidara-san. Lo siento, debo contestar.

-Claro, ve.

El pelinegro se desvió para tomar la llamada, dejando solos a tío y sobrino. Una vez la puerta del cuarto fue cerrada, el mayor lo miró de manera seria.

-No creas que no me di cuenta de que me usaste como pretexto para huir de Kushina-san. ¿A dónde fueron realmente?

-Bien, pero no se lo digas a nadie –suspiró-: fui a ver a Fugaku oji-san y Mikoto ba-san. Quería saber algo sobre la pelea, pero no me dijeron nada. Luego Sai y yo nos reunimos con Gaara y el teme ya que él también fue a hablar con tou-chan y kaa-chan, pero tampoco consiguió nada.

-Ya veo.

Nagato suspiró. Al parecer ese descabellado plan estaba cumpliendo con lo de acercar más al rubio y al azabache, pero si los dejaban solos nunca avanzarían de sus peleas, así que el pelirrojo iba a darles un empujoncito. No quería tener detrás de él a su prima insistiéndole para que ayudara a conseguir una boda.

-Bien, creo que diste en el punto clave, Naruto.

-¿De qué hablas? –preguntó, confundido

-Yo también estuve haciendo mis investigaciones y creo que el origen de la pelea se debe al compromiso fallido entre tú y Sasuke. Claro, sus padres se conocen desde hace años y deben haber cosas que nunca se han dicho, pero parece que todo se descontroló. No te lo estoy asegurando, son sólo sospechas mías, sin embargo quiero que seas consciente de ello.

-… Nagato, ¿me podrías dejar solo? Necesito pensar.

-Te provocarás un dolor de cabeza, Naruto.

-¡¿Qué insinúas?!

-Nada, nada –sonrió y le revolvió el pelo-. Te dejo, iré a comer.

El Uzumaki salió sintiéndose culpable, ya que se dio cuenta de que sus palabras deprimieron al de ojos azules. No quería que ese plan lastimara a su sobrino, aunque conociéndolo, seguro le duraba sólo un rato. Y después sacaría a relucir los genes heredados por su madre y haría alguna tontería para intentar arreglar las cosas.

 

Mientras tanto con Sai, él estaba hablando aún con Deidara quien le daba indicaciones sobre los planes de la exhibición.

-Ah, por cierto, Sai-kun, no quiero que te preocupes por lo de la pelea entre los Uchiha y los Namikaze. Nuestros planes siguen en pie.

-Gracias, Deidara-san. Eh…

-¿Qué pasa?

-No, nada. Te veo mañana en la galería para afinar detalles.

Sai colgó la llamada y se alborotó el cabello con frustración. Casi se tuvo que morder la lengua para evitar preguntarle sobre un tema que, aunque tratara de negarlo, le estaba incomodando. Mejor esperaría a verlo en persona para preguntárselo y sacarse las dudas de una vez por todas.

 

Naruto pasó toda la noche meditando las palabras de su tío. Se sentía un poco culpable de que una de las razones por las que sus padres se pelearon con sus mejores amigos fuera su negativa a comprometerse con el segundo Uchiha. ¿Pero qué esperaban?, ¿qué se lanzara a sus brazos proclamando que era el hombre de sus sueños? Ni loco haría eso por muy guapo que fuera el médico.

-Un momento, ¿qué acabas de pensar, Naruto? –se jaló el cabello- ¡Aahh! ¡Mi cerebro está comenzando a descomponerse!

-¡Naruto! –oyó la voz de su madre- ¡Deja dormir a los demás!

-Kushina, ahora tú también estás gritando –se escuchó la voz de Minato

-¡Lo siento! –se disculpó el menor y suspiró cubriéndose la cara con su almohada- Comienzo a darme miedo yo solo.

 

Un nuevo día llegó y Sai se encontraba en la galería con Deidara. Faltaban menos de dos semanas para la exposición, de modo que estaban trabajando a marchas forzadas para tener todo organizado y listo. El rubio realmente era un gran apoyo, así que se sentía algo culpable por la pregunta que iba hacerle.

-Mmm… Deidara-san, espero no incomodarte, pero hay algo que me tiene con dudas.

-Dime, ¿de qué se trata?

-Bueno, hace poco me enteré de que Gaara-kun e Itachi-san fueron novios, así que me preguntaba si realmente no te molesta o incomoda la forma en que ellos dos se llevan. Parecen realmente cercanos.

-Pues a decir verdad al inicio sí me molestaba un poco… De acuerdo, más que un poco –sonrió, divertido-, pero después me resigné a que eso era algo que no podría cambiar y terminé por acostumbrarme. Además yo también le tengo mucho cariño a Gaara, ya que se mira serio pero es un niño muy tierno en el fondo.

El pelinegro asintió, pero se quedó callado. Las palabras del escultor lo calmaron un poco, sin embargo había algo que no terminaba por convencerle. No entendía por qué.

 

Eran pasadas de las tres de la tarde cuando Naruto se armó de valor y decidió llamar a Sasuke. Le había costado mucho trabajo tragarse su orgullo y pedirle a Gaara el número telefónico del Uchiha; no dudaba en que su amigo pelirrojo aprovecharía eso para burlarse de él y, si era necesario, chantajearlo con ello.

-Ahora que lo pienso realmente le debo varios favores a Gaara –negó con la cabeza-. Bueno, no es momento de pensar en eso.

 

Sasuke se encontraba en su recámara leyendo un libro. Era raro que tuviera un día de descanso, así que estaba aprovechando la oportunidad para intentar relajarse de todos sus problemas, preocupaciones y estrés. Su celular comenzó a sonar y se desconcertó al no reconocer el número, pero decidió contestar.

-¿Quién habla?

-… Soy yo, teme.

-¿Dobe irritante?, ¿cómo conseguiste mi número?

-Eso no importa, necesito hablar contigo urgentemente. Estás solo en tu casa, ¿verdad? Y no trates de mentirme.

-Vaya, estás muy bien informado. Parece que me espiaras.

-No tienes tanta suerte. Bien, estaré en tu casa en media hora. Más te vale abrirme la puerta cuando llegue.

-Lo intentaré, pero no te aseguro nada.

-¡Idiota! Como sea, voy para allá.

Una vez le colgaron, el Uchiha quedó más desconcertado. No tenía idea de por qué el rubio insistía tanto con que debían reunirse. Bueno, pronto sabría las respuestas a todas esas incógnitas.

 

Naruto no tardó mucho en llegar a la mansión Uchiha. Por fortuna Sasuke les dio la tarde libre a los sirvientes, así sus padres no se enterarían de la improvisada visita de su “enemigo”. De cualquier forma por seguridad subieron a la habitación del moreno para hablar sin ser descubiertos.

-¿Qué es eso tan importante que debías decirme?

-Sí, este… Ayer estuve hablando con Nagato oji-san y me insinuó que al parecer una importante razón de la pelea entre nuestros padres… se debe a que rechazamos el compromiso.

-Eso es ridículo, dobe.

-Pensándolo detenidamente no lo es –se oía desanimado-. Kaa-san y Mikoto oba-san estaban muy emocionadas con ello, pero nos negamos de inmediato. Quizá tou-chan y Fugaku oji-san pensaban igual que ellas.

-¿Y?

-¿No lo entiendes? ¡Si es así, todo esto es nuestra culpa!

-¿Entonces qué planeas que hagamos?, ¿acceder a sus deseos y casarnos a ver si así se arreglan las cosas?

-No tienes tanta suerte, idiota.

-Pues lo mismo digo, usuratonkachi. Debe haber otra forma de lograr que hagan las paces sin necesidad de soportarnos mutuamente.

-Claro, no pienso sacrificar mi vida atándome a ti.

-Te estás ganando un buen golpe.

Naruto sonrió con burla y volteó la mirada alrededor. Hacía muchos años que no pisaba esa habitación; cuando niños era común que estuvieran ahí discutiendo mientras el tímido Gaara intentaba controlarlos e Itachi se reía cuando supuestamente los cuidaba. De pronto sus ojos se detuvieron en un pequeño adorno que estaba colgado junto a un espejo. Le costaba creer que se trataba del mismo objeto que recordaba.

-¿Qué pasa, dobe irritante? –preguntó Sasuke, arqueando una ceja

Fijó la mirada en la dirección que Naruto observaba y sus ojos se abrieron de sobremanera al darse cuenta de qué era lo que tanto le había llamado la atención. Se levantó de la cama en la que estaba sentado y se apresuró para dirigirse hacia la cadena que colgaba junto a su espejo, sin embargo Naruto fue más rápido y la alcanzó primero, sosteniéndola entre sus manos para analizarla.

-Pero si esto es…

 

Ocurrió cuando los chicos tenían siete años. Ese día sus padres habían decidido llevarlos al festival de un templo cercano. El lugar estaba repleto de gente, así que por quedarse mirando los premios de un puesto, Naruto se separó del grupo.

-¿Eh?, ¿a dónde fueron? –se encogió de hombros y se subió las mangas del yukata que vestía- Bueno, ya los buscaré luego.

 

Sasuke caminaba entre la gente mirando en todas direcciones. En cuanto se dio cuenta que el rubio desapareció, decidió ir a buscarlo. El Namikaze era tan torpe que seguro se había perdido. Además no era seguro que un pequeño doncel anduviera solo. Claro que de Naruto podía esperarse cualquier cosa, era un dobe sin remedio.

-Aquí estás, usuratonkachi.

Naruto seguía lanzando dardos en el puesto del tiro al blanco. Llevaba varios intentos sin éxito alguno, pero no quería rendirse.

-Minato-san y Kushina-san van a preocuparse por ti, vamos.

-¡Espera, teme! ¡Tengo que ganar eso! –le señaló una cadena de la que pendía un dije en forma de espiral

-Tu puntería es pésima, dobe. No lo conseguirás.

-¿Ah, sí? Pues quiero verte intentando, señor perfecto.

El moreno sonrió de medio lado y pagó un turno por el que le entregaron tres dardos. Para sorpresa de los presentes, todos dieron en el blanco y ganó el premio.

-Así es como se hace, torpe.

Naruto tenía la boca abierta por la impresión, luego gruñó y le volteó la cara. Se sentía derrotado. Por eso se sorprendió cuando ante sus ojos apareció la cadena con el dije que le había gustado.

-Apúrate y tómalo, dobe irritante.

-¿Eh?, ¿me lo regalas?

-Tú eres quien quería esta cosa, no yo. Así que no me hagas repetirlo.

El rubio lo sujetó y sonrió ante la enfurruñada y avergonzada cara de Sasuke mientras le extendía el collar. Naruto contempló el dije con alegría y luego se le ocurrió una gran idea. Buscó entre sus bolsillos y sacó otra cadena de la que pendía un dije en forma de abanico blanco y rojo.

-Entonces yo te regalo esto, Sasuke.

-¿Uh?, ¿de dónde lo sacaste?

-Me lo dieron en otro puesto donde tenía que inflar un globo con una pistola de agua. Ahora sí estaremos a mano.

-No necesito que me regales nada, usuratonkachi.

-Rayos, deja de ser tan necio y sólo acéptalo. O le diré a Itachi nii-chan que tú tiraste jugo sobre su cuaderno de historia.

-¡Pero si eso fue culpa tuya y de Gaara por empujarme!

-Como sea, agarra tu regalo y cállate.

-Se supone que los donceles deben ser lindos y educados, pero contigo no aplica esa regla para nada.

-¡¿Qué insinúas, tonto?!

El Uchiha sonrió con burla y sin más discusiones tomó el collar que le ofrecía. Examinándolo de cerca el abanico era bastante curioso, no estaría tan mal usar algo así de vez en cuando. Total, Naruto no tenía que enterarse si utilizaba su regalo o no.

 

Regresando de nuevo al tiempo actual, Naruto seguía contemplando ese viejo abanico de metal que le dio tantos años atrás. No podía creer que Sasuke todavía lo conservara, jamás se lo esperó.

-No digas nada ni te hagas ideas equivocadas, usuratonkachi,

El moreno tenía las mejillas ligeramente coloreadas de carmín y la misma expresión molesta y avergonzada que cuando fueron a ese festival.

-… Oye, teme, mira.

Rebuscó bajo su camisa y sacó la cadena que llevaba alrededor del cuello, la cual tenía el dije de una espiral. La misma de sus recuerdos de infancia, así que ahora fue turno de Sasuke para sorprenderse.

-¡N-No lo malinterpretes! –se apresuró a decir- Me gusta mucho el diseño de este dije, por eso lo uso.

-¿Después de tantos años? –bufó- Dudo que en Italia no hubiera mejores accesorios y mucho más finos.

-B-Bueno… ¡Yo puedo usar lo que quiera! ¡Además tú también conservas el tuyo!

Ambos se miraron sin poder evitar el sonrojo en sus mejillas. El ambiente se sentía tenso y extraño, había desaparecido el aire competitivo que siempre los rodeaba. Y la sensación que lo había remplazado resultaba demasiado escalofriante para el gusto de ambos.

 

La noche cayó y Sasuke se encontraba recostado en su cama. Después de la visita del Namikaze su cerebro era un mar de confusión e ideas que estaba intentando reprimir. En una mano sostenía el abanico que le regalaron de niño, lo apretó y chasqueó la lengua. Realmente no sabría explicar por qué había conservado ese collar durante tantos años, jamás le cruzó la idea de tirarlo, al contrario, lo había cuidado lo mejor posible.

-Maldición –recargó la cabeza en la pared-. ¿Qué demonios me estás haciendo, dobe irritante? Por tu culpa estoy pensando en tonterías descabelladas.

 

Por su parte, Naruto se encontraba en una situación similar. Contemplaba la espiral que llevaba usando desde el día que se la obsequiaron. Ni él mismo entendía por qué, pero le tenía mucho apego a ese dije, por eso siempre lo usaba.

-Quizá sea porque son contadas las ocasiones en que él ha sido amable conmigo. Aunque ahora que lo pienso… siempre que me separaba de los demás, él iba a buscarme.

Acarició la espiral y una diminuta sonrisa le adornó el rostro. Después reaccionó y su expresión se llenó de pánico.

-¡Aahh! ¡Debo estar volviéndome loco! –gritó, jalándose el cabello

-¡¿Otra vez, Naruto?! ¡Deja de gritar a media noche! –se oyó la voz de Kushina

-Ambos son igual de escandalosos –comentó la serena voz de Minato

-¡Lo lamento, kaa-chan! ¡Pero necesito desahogarme!

-Cariño, ¿necesitas hablar? –preguntó la voz de Sai- Porque a este paso despertarás a todo el vecindario.

-¡Maldición, ya dejen dormir! –ordenó Nagato desde su habitación- ¡Mañana alegan todo lo que quieran, ahora cállense!

El rubio suspiró y decidió tratar de serenarse antes de que su usualmente apacible tío los sacara a patadas de la casa para que lo dejaran seguir durmiendo. Naruto también trataría de ir a las tierras de Morfeo, tal vez una buena noche de sueño regresaría sus pensamientos a la normalidad.

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

Jajajaja, me encantó escribir la parte de la guitarra. Se me ocurrió después de ver una imagen en uno de los grupos sasunaru en Facebook (Kyuu: No recuerda cuál ¬¬), sólo que en la imagen quien tiene la guitarra es Sasuke y Naruto está señalando a Hinata mientras le dice al teme que esa es la acosa y que por eso le pegue con su guitarra XD (Kyuu: Higa-chan la subirá a su facebook para que la vean u.u). Y debido al otro recuerdo, nuestros protagonistas comenzarán a pensar más intensamente en el otro, kukuku. ¿Avances para el siguiente capítulo? (Kyuu: El pintor contará su pasado y habrá quienes quieran golpearlo. Al menos Higa-chan quiso hacerlo u.u) (Sai: X.x). Como siempre esperaré sus comentarios con saludos, pedradas, golpes, cebollazos, flores, jitomatazos, felicitaciones, amenazas, bombas, golpes y demás. La próxima semana les traigo el segundo capi de Ayuda demoniaca 2.0 y en dos semanas regresamos con este loco fic, jeje. Se me cuidan mucho y bye byeee!!


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