Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Romeo v/s Romeo por Higary

[Reviews - 507]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Feliz Navidad atrasada!! ¿Les dieron muchos regalos? A mí no XD (Kyuu: Pero eso ya es costumbre ¬¬) El día de hoy, antes de terminar este fructífero 2012, les traigo la continuación de esta loca historia… que se tornará aún más loca, jejeje. Las partes en cursiva serán recuerdos, por fin leerán la historia de Sai, que por cierto me di cuenta de que casi siempre le pongo un pasado triste y/o trágico o.o (Kyuu: Tardaste mucho en percatarte de ese detalle u.u). Bueno, no tengo mucho más que decir, ah no, sí tenía algo: ¡ya vi el OVA especial de Junjou Romantica! Amé las partes de Egoist y Terrorist *o* Cofcof, ahora sí les dejo para que pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Pared de honor: Zanzamaru, xinislovemeXD, goten trunks5, Linsxa, KIRAdesu, lunakatsuki, KAISER, Sunaru, yukki_00, Tsumi 13, KONEKO-CHAN, DanikZigma, yume hinamori, Quiimiie, GatoNegro, pau love, linaru Uzumaki, susi_kun, sakuraelric2, Izumi_sakachita, marizu194, Itzel, nagiss (por partida doble), LEGNAEL, cintyachan, doncel naruto, liza y Sayumi_Uchiha (¡te debo la respuesta del review!).

 

Disclaimer: La trama está inspirada en la vieja película mexicana Como perros y gatos. Hacerla versión yaoi utilizando los personajes de Kishimoto y con más de una pareja protagonista fue idea de mi fumado cerebro.

CAPÍTULO 8: UN AMOR QUE NO FUE

 

Sai, de diecisiete años y vestido con uniforme de preparatoria, se encontraba dibujando en su cuaderno bajo la sombra de un árbol. Estaba tan concentrado en lo que hacía que se sobresaltó cuando alguien le cubrió los ojos por detrás.

-¡Adivina quién soy!

-¡Aaahh!

El pelinegro cerró de golpe el cuaderno y volteó, alterado, pero de inmediato su semblante se relajó al ver a una hermosa joven de largo cabello castaño y ojos dorados. Aparentaba unos diecinueve o veinte años y le sonreía con alegría.

-Eres tú, Rei. Me asustaste.

-Jajaja, esa era la intención, cariño. Por cierto, ¿qué dibujabas con tanto entusiasmo?

-¿Ah? –se sonrojó levemente- N-No, nada importante.

-Me estás mintiendo. Anda, no seas así.

Ambos forcejearon por el cuaderno, ella riendo y él con cara de pánico. Siguieron así durante varios minutos hasta que llegó con ellos un joven de cabello claro que aparentaba la misma edad de la chica. El recién llegado suspiró y negó con la cabeza ante semejante espectáculo.

-Rei, déjalo en paz.

-¡Shin-chan!

La chica soltó el cuaderno y corrió hacia el joven al tiempo que se le colgaba del brazo. Por un momento el semblante de Sai se volvió serio, pero de inmediato compuso una sonrisa. Falsa, pero ninguno de los otros dos se dio cuenta.

-Hola, nii-san.

-Oye, Sai, vamos a ir al cine, ¿quieres acompañarnos? –preguntó él con alegría

-No, gracias, tengo tarea para mañana.

-Deberías darte un descanso, te esfuerzas demasiado.

-Eso lo hace un buen chico –intervino Rei-. Bueno, prometo que te traeremos algo rico de comer, cariño.

-Gracias. Cuídense, Rei, nii-san.

-Nos vemos más tarde, Sai.

La pareja se marchó platicando animadamente. Sai los observó alejarse hasta que los perdió de vista. Suspiró y volvió a abrir el cuaderno en su dibujo pendiente: ahí estaba plasmado el sonriente rostro de Rei. El pelinegro se sentía algo culpable, sin embargo no podía detener sus sentimientos.

-Lo lamento mucho, nii-san.

 

Sai abrió los ojos de golpe. Se había quedado dormido sobre su cuaderno de bocetos. Con su exhibición a menos de una semana todos estaban trabajando arduamente para el éxito del evento. La tarde anterior había tenido una reunión con Gaara y Deidara para revisar la logística, y como el rubio tuvo que marcharse temprano, contó con varias horas para charlar a solas con el pelirrojo. Precisamente era la convivencia con el Sabaku lo que le estaba desenterrando esos recuerdos tan profundos.

-Me estás complicando las cosas, Gaara-kun –suspiró alicaído

 

Por la mañana Sai y Nagato desayunaban juntos pues Minato y Kushina habían salido temprano y Naruto todavía no bajaba al comedor.

-Bee, ¿podrías ir por mi sobrino? –preguntó el pelirrojo

-Si el rubio no quiere dejar la cama, lo sacaré a patadas, yeay –dijo y subió corriendo las escaleras

-… Como sea –suspiró y miró al pelinegro-. Oye, Sai, ¿ocurrió algo?

-¿Eh?, ¿por qué lo pregunta, Nagato-san?

-Tienes unas notorias ojeras, además pareces distraído y pensativo –bebió su café y alzó la vista-. Igual que el desaliñado chico que ahí viene.

Sai también giró la cabeza para encontrarse con un soñoliento Naruto quien venía sobándose la cabeza. Al parecer su guardaespaldas cumplió con lo de sacarlo a patadas de la cama. Cuando llegó más cerca de ellos, el pintor comprendió las palabras del Uzumaki: Naruto también lucía como si hubiese pasado muy mala noche.

-Buenos días –saludó él bostezando y se dejó caer sobre una silla

-Buenos días, cariño. Se nota que dormiste bien.

-Muy gracioso –lo miró fijamente-. Te ves peor que yo, Sai.

-No, ambos son un desastre –intervino el mayor-. Imagino que es por distintos motivos, ¿cierto?

-Prefiero ya no darle vueltas a ese asunto, oji-san, por lo mismo llevo varios días sin dormir suficiente. Sólo quiero ver un rico tazón de ramen.

 

Sai los acompañó sólo unos minutos más ya que recibió una llamada de Deidara y se tuvo que marchar a toda velocidad. Tío y sobrino se quedaron a solas comiendo en un profundo silencio. Bueno, en realidad Naruto era el que devoraba los alimentos bajo la evaluadora mirada del pelirrojo.

-Sé sincero conmigo, Naruto, ¿qué te está atormentando?

-Hum…

Dejó su tazón vacío sobre la mesa y jugueteó con los palillos. Se estaba debatiendo si hablar con él o no. Ni siquiera a Sai le había querido platicar sobre ello, pero tal vez el que su tío lo escuchara podría ayudarlo a desahogarse.

-Promete que no se lo dirás a mis padres, ¿de acuerdo? –lo vio asentir- Bien, hace unos días fui a la casa del teme para hablar con él y planear alguna forma de hacer que nuestras familias se reconciliaran. Estábamos discutiendo como siempre cuando vi que en su habitación tenía un collar con el dije de un abanico.

-¿Y?

-¿Cómo que “y”? –se sonrojó levemente y puso cara de aflicción- ¡Ese collar se lo di yo cuando éramos niños y él todavía lo conserva! –se cubrió el rostro con las manos- Jamás imaginé que guardaría esa cosa durante tanto tiempo.

-Realmente te conmocionó descubrirlo.

-¡Claro que sí porque yo…! Yo… Ese collar se lo regalé durante un festival porque en un puesto él ganó otro collar que yo quería –rebuscó bajo su camiseta y le mostró el dije en forma de espiral

-¿También lo has conservado todos estos años? –preguntó el pelirrojo, sorprendido

-Porque me gusta mucho… siempre lo he considerado como algo especial. No porque el teme me lo regalara –añadió de inmediato, sonrojándose más-, no fue por eso que lo guardé. Es que… bueno…

-Naruto, dime algo, ¿te gusta Sasuke?

-¡Claro que no! ¡Él y yo no hacemos otra cosa más que discutir!

-Puede ser, pero por todo lo que me estás contando pareciera ser que él como mínimo te atrae.

-Mira, no niego que el bastardo es guapo, pero hasta ahí –hizo un puchero-. Le conozco demasiado bien como para ser seducido sólo por su físico.

-Quizá precisamente porque lo conoces demasiado es que no te puedes quitar la imagen de “némesis” que tienes de él.

-Hum… -se quedó pensativo

-A todo esto, ¿cómo reaccionó Sasuke cuando descubriste que tenía ese collar?

-Creo que se sintió avergonzado, aunque también se impresionó mucho cuando le mostré mi espiral.

-Entonces seguramente en estos momentos él también debe estarse quebrando la cabeza intentando descifrar qué significa todo esto.

-… ¿Tú crees?

-Por supuesto –sonrió con ironía-. Ustedes dos tienen más en común de lo que se imaginan –se puso de pie y acarició la cabeza de su sobrino-. Piensa bien cómo serán las cosas de ahora en adelante, pero no te mortifiques demasiado. Y si me necesitas, ya sabes dónde encontrarme.

-… -sonrió levemente-. Muchas gracias, oji-san.

 

Justo como Nagato mencionó, Sasuke se encontraba en su consultorio leyendo unas investigaciones. O al menos eso intentaba, sin embargo toda su concentración seguía desviándose hacia unos luminosos ojos azules. De acuerdo, admitía que debía existir alguna razón por la que guardó durante tantos años ese pequeño abanico. ¿Cuál era esa razón? Ni él mismo se lo explicaba (o no quería aceptarla del todo). Lo que sí le sorprendió fue que Naruto todavía conservara la espiral que ganó para él cuando niños. Todavía recordaba claramente ese festival y la carita triste del pequeño rubio por no conseguir el collar que quería. Al Uchiha no le agradaba verlo de esa manera, prefería cuando lo retaba e incluso insultaba, por eso no lo pensó dos veces para animarlo.

-¡Maldición! –gruñó lanzando al aire las hojas que leía y bufó- ¿Qué rayos me estás haciendo, dobe irritante?

Ver triste a Naruto era algo que detestaba, eso no podía negarlo. Claro que primero se paraba en lo alto del hospital y gritaba que Itachi era el mejor hermano del mundo antes que aceptar frente al rubio esa pequeña debilidad que le despertaba.

-Creo que si le doy un buen puñetazo a ese usuratonkachi podría tranquilizarme –suspiró-. Lástima que sea doncel. E incluso si eso no me importa y lo golpeo, él no se quedaría de brazos cruzados para desquitarse.

Recargó la cabeza en la superficie de su escritorio y de un bolsillo sacó el tan mencionado collar de abanico. Lo contempló unos minutos antes de arrugar el entrecejo.

-Todo es tu culpa y la de esa espiral. ¿Por qué los hemos guardado tantos años, Naruto? Tal vez me vendría bien escuchar algún consejo de Gaara –suspiró-... Mala idea, eso sólo le daría más armas con las cuales chantajearme.

 

Gaara llegó a la galería cerca del mediodía. Faltaban pocos días para el gran evento y, como el perfeccionista que era, deseaba que todo saliera de acuerdo a sus planes. Caminaba por los pasillos cuando al frente se encontró con Sai quien contemplaba fijamente la pintura de unas sombras sujetándose las manos. La expresión del pelinegro era una mezcla de tristeza y melancolía, lo cual no le gustó al pelirrojo. Se había acostumbrado a ver la sonrisa de Sai incluso en los momentos más estresantes.

-¿Sucede algo? –preguntó acercándosele

El pintor se sobresaltó y volteó a mirarlo con sorpresa. Gaara arqueó una ceja porque no entendía la razón para que el otro reaccionara y lo contemplara así.

-G-Gaara-kun…

-Sí. ¿Estás bien? Luces extraño –se atrevió a tocarle la frente-. Mmm… No tienes fiebre, ¿serán nervios?, ¿dormiste suficiente?, ¿acaso tuviste pesadillas?

-Esas son muchas preguntas, jeje, pero sí, algo así –contestó sonriendo levemente-. Eres muy amable, Gaara-kun.

-… N-No es cierto –con rapidez apartó la mano y desvió la mirada-. Eh… tengo cosas que terminar, tú trata de descansar un poco.

-De acuerdo –sin poder evitarlo le acarició la cabeza con dulzura-. Gracias.

Con las mejillas rojas el Sabaku dio media vuelta y se alejó a toda velocidad mientras el corazón le latía al cien. Por lo mismo no se percató de la forma en que Sai lo contemplaba marcharse. Nuevamente su expresión se tornó afligida.

 

Deidara se encontraba en su oficina haciendo unas llamadas cuando vio a Itachi entrar a la habitación cargando una bolsa. De inmediato colgó el teléfono y sus ojos brillaron mientras extendía las manos.

-¡Mi emparedado doble con mucha mostaza!

-Hola, cariño, yo también te extrañé y gracias por traerme el almuerzo –dijo el moreno en tono sarcástico

-No seas exagerado, Itachi. No sé qué haríamos mi bebé y yo sin ti.

-Claro, dudo que Sasuke accediera encantado a cumplir tus antojos –le entregó la bolsa y le besó la cabeza mientas el escultor ya degustaba su comida-. ¿Ya está todo listo para el viernes?

-Sí, saldrá perfecto.

-Eso espero –sonrió con diversión-. Porque de camino acá miré algo bastante interesante.

-¿Uh? –lo miró con la boca llena

-Olvídalo, Dei, yo sé de lo que hablo.

Por la escena que vio minutos atrás, estaba seguro de que a Sai también le gustaba Gaara, así que haría lo posible para que la noche del viernes su amigo hablara con el pintor. Lo conocía demasiado bien y por lo mismo sabía de qué forma incitarlo para hacer las cosas.

 

Por la noche los matrimonios Uchiha y Namikaze se encontraban reunidos en el bar de un hotel. Nagato los había citado ahí para darles un pequeño informe sobre la situación de sus hijos. Apenas les contó un breve resumen de la plática con Naruto (tampoco iba a romper la promesa hecha a su sobrino), ambas mujeres soltaron gritos de emoción.

-¡Lo sabía! –declaró Kushina- El amor está ahí, siempre lo ha estado.

-Ojalá nuestros niños no fueran tan obstinados –dijo Mikoto

-Esto de separarlos realmente está funcionando –aceptó Fugaku

-¡Fuga-kun! ¿Acaso no confiabas en mi plan? ¡Eres cruel!

-Tranquilízate, Kushina –pidió Minato-. Lo importante es que Naruto y Sasuke se están volviendo conscientes de sus sentimientos por el otro.

-¿Ahora qué planean para proseguir? –preguntó Nagato bebiendo de su copa con vino

-Necesitamos presionar más –contestó su prima-, que esto de la prohibición parezca muy en serio.

-Tengo una idea –intervino la morena-. Ya que les prohibimos no verse, si nos enteramos de que ellos dos se encontraron, tendríamos qué castigarlos, ¿cierto?

-Creo que sé hacia dónde te diriges –comentó su amiga-. Primo, para que esto resulte necesitaremos de tu apoyo nuevamente.

-No me queda opción –murmuró resignado

-¿Dijiste algo, Naga-chan?

-Que escucharé lo que digan, Kushina-san.

 

Unos días después, Sasuke se encontraba en la cafetería del hospital comiendo. Había intentado concentrarse de lleno en el trabajo y así alejar “dobes” pensamientos. Estaba tan sumido en saborear la comida que se desconcertó cuando una alta sombra se paró frente a él. Alzó la vista y se sorprendió por encontrarse con Uzumaki Nagato.

-Nagato-san, ¿qué hace aquí? Se supone que nuestras familias no pueden verse.

-Eso es entre Uchiha y Namikaze, pero yo soy Uzumaki, así que no hay problema –sonrió un poco y tomó asiento sin ser invitado-. ¿Qué tal llevas el no poder ver a Naruto?

-Soy sumamente feliz por ello –contestó mientras todavía comía

El pelirrojo trató de contener la risa, ya que se notaba que el chico estaba mintiendo con toda la convicción posible. Bueno, no le insistiría demasiado en ese asunto, pero debía lograr el objetivo por el que lo mandaron ahí.

-Sasuke, vine a tu trabajo porque necesito entregarte un mensaje de mi sobrino –notó que obtuvo la atención del otro aunque tratara de aparentar lo contrario-. Este viernes él irá a la exposición de Sai; ya que uno de los organizadores del evento es tu cuñado no sería raro que ustedes se encontraran ahí. Naruto quiere hablar contigo, no me dijo sobre qué, sólo me pidió que te convenciera de ir.

-Hum… ¿Y por qué habría de hacerlo?

-Porque no querrás hacerme enfadar y llevarte ahí a rastras de ser necesario.

Sasuke tragó saliva, aunque siguió aparentando calma. Por lo general Nagato era un hombre tranquilo, pero enojado era de temer. Además aunque odiara aceptarlo, tenía curiosidad por saber de qué quería hablar Naruto con él. Por su parte, el pelirrojo ya intuía que su sutil amenaza había surtido efecto. Le costó manipular a Naruto para convencerlo de que debía hablar con el Uchiha para tratar de aclarar lo que estaba ocurriendo entre ambos, así que haría hasta lo imposible por reunirlos, ya que era una parte muy importante del plan.

 

De esa manera llegó la tarde del viernes y la galería estaba abarrotada de gente, tanto críticos, artistas, periodistas y público en general. Sai estaba bastante nervioso a pesar del apoyo de Naruto quien trataba de relajarlo, sin embargo el rubio tuvo que ir a saludar a algunos socios de su familia, dejando al pintor solo.

-No pongas esa cara, tus obras son realmente buenas.

El pelinegro volteó, encontrándose con un Gaara elegantemente vestido. Ahí en medio de todo el Sabaku parecía tan tranquilo y confiado que logró calmarlo un poco.

-Ah, Gaara-kun. Gracias por tus palabras, eres muy amable.

-Me parece que te desvaloras mucho, Sai. Mis palabras no son por lástima ni amabilidad, si lo digo es porque realmente pienso que es así. De modo que relájate, sonríe y disfruta tu momento.

El pintor abrió los ojos de sobremanera y agachó la cabeza unos instantes, pero cuando volvió a alzarla, tenía la sonrisa más radiante y alegre que había puesto hasta el momento, lo que provocó que Gaara se sonrojara, sobre todo cuando Sai le sujetó las manos con ternura.

-Sí, muchas gracias por todo.

Antes de poder contestar algo, Deidara llegó con ellos.

-Ven, Sai, quiero presentarte a algunas personas realmente interesadas en ti.

-Muy bien, Deidara-san. Nos vemos en un rato, Gaara-kun.

Gaara los observó marcharse todavía con las mejillas rojas. Reaccionó cuando sintió una mano posarse sobre su cabeza, aunque no necesitaba voltear para saber de quién se trataba. Sólo una persona se atrevía a hacer algo así.

-La forma en que lo miras habla por sí misma, rojito.

-N-No digas tonterías.

-Es verdad, estás siendo demasiado evidente con respecto a él. Deberías decirle lo que sientes. ¿Qué?, ¿por qué pones esa cara? Ese chico te gusta, así que no tiene nada de raro que lo diga.

-P-Pero de eso a confesárselo es distinto –inconscientemente hizo un puchero

-Oye, el Sabaku no Gaara que yo conozco no es ningún cobarde, de modo que no me decepciones, rojito, o me burlaré de ti toda la vida.

-Grr, idiota.

-Sin embargo así me quieres y soportas. Anda, ve y da tu mejor esfuerzo.

 

Sasuke llegó por la noche a la galería. Debía admitir que las pinturas de Sai realmente eran buenas, con razón su cuñado decidió promoverlo. Estaba distraído contemplando los cuadros cuando sintió que alguien lo pateó.

-¡Tardaste mucho, bastardo! Creí que ya no vendrías.

-A diferencia tuya, no tengo tanto tiempo libre, usuratonkachi –replicó, pero se dio unos segundos para contemplar cómo lucía el rubio aquella noche

-¿Qué?, ¿por qué me miras de esa manera?

-No es nada, dobe. ¿Y?, ¿de qué querías hablarme?

-Bueno, yo –se mordió los labios-… De nuestros padres, de qué otra cosa podría ser, jajaja.

-Actúas más raro de lo habitual.

-Ignoraré eso porque no te golpearé en la noche importante de mi amigo. Vamos a la cafetería que está aquí cerca para hablar con más tranquilidad.

-Hum, pues ya qué.

 

Deidara había organizado una pequeña fiesta en honor a Sai en otro salón del lugar. El pintor se sentía realmente feliz, conmovido y halagado, eran demasiadas emociones por un día. Salió al jardín trasero de la galería para tomar un poco de aire fresco y saborear ese gran momento.

-Necesito hablar contigo –oyó a sus espaldas

-¡Gaara-kun! –le sonrió- Adelante, puedes decirme lo que quieras.

El Sabaku apretó los puños y lo miró, decidido. Las palabras de Itachi habían logrado picar su orgullo; él no era ningún cobarde y lo iba a demostrar. Estaba convencido de lo que iba a hacer.

-Yo… Me gustas –soltó de golpe con seguridad-. Y no me refiero a como artista ni como amigo. Realmente me gustas, Sai.

El aludido abrió los ojos de sobremanera y sus mejillas se tiñeron de carmín. Tener enfrente a ese atractivo y serio pelirrojo confesándole sus sentimientos era más de lo que merecía. Gaara era un chico maravilloso y eso Sai ya lo sabía demasiado bien.

-M-Muchas gracias, Gaara-kun. Realmente me siento halagado de que alguien como tú se fije en alguien como yo y no voy a negar que me atraigas demasiado –agachó la cabeza-. Sin embargo lo siento, no puedo permitirme corresponderte.

-Pero si acabas de decir que…

-Verás, cuando tenía diecisiete años, yo amaba a una chica unos años mayor que yo. Su nombre era Rei. Siempre se comportaba amable y me animaba en todo. Yo deseaba tanto estar con ella, pero eso no podía ser porque era la novia de Shin nii-san, mi mejor amigo y algo así como un hermano mayor. Ambos hacían una pareja maravillosa y como los quería tanto, sólo podía callar mis sentimientos. Entonces una noche, regresando de un viaje en carretera, tuvieron un accidente automovilístico. Shin nii-san falleció al instante y Rei quedó gravemente herida. Fui corriendo al hospital a verla, tenía múltiples heridas internas y su novio acababa de morir, incluso así ella me recibió con la sonrisa de siempre. En ese momento lloré y le confesé mi amor a pesar de la situación y que estaba traicionando la memoria de mi mejor amigo. Ella me dio las gracias, sin dejar de sonreír, y se disculpó porque sólo amaba a Shin nii-san, a nadie más. Falleció poco después de eso y durante su entierro lloré hasta quedarme sin lágrimas –miró fijamente al Sabaku-. Mi amor por ella es demasiado profundo todavía y me juré que nadie podría remplazarla. Por eso lo siento mucho, Gaara-kun. No soy un buen hombre para ti porque seguiría pensando en Rei.

Gaara agachó la cabeza y apretó nuevamente los puños.

-¿De modo que planeas seguir aferrado al recuerdo de ella toda la vida? Pues adelante –lo miró con enojo-. Yo siempre he creído que no sirve de nada vivir en el pasado, se debe tener valor para seguir adelante. Tú estás haciendo todo lo contrario, te escondes tras tus recuerdos –le dio la espalda-. Vive sumido en ellos sin aprender a superarlos y dejarlos atrás. Esa coraza te protegerá para que nunca nadie se te pueda acercar realmente.

Dicho eso se marchó a toda velocidad. Sai tuvo el impulso de detenerlo, pero se contuvo de inmediato. Si lo hacía sólo provocaría falsas esperanzas para él y para sí mismo. Como se lo dijo, no podía negar la atracción que le despertaba y por lo mismo los celos que sentía cada vez que lo miraba con Itachi. Pero se prometió no darse ilusiones en vano. Gaara merecía a alguien que sólo tuviera ojos para él.

-Perdóname… Pero no tengo la confianza de poder hacerte tan feliz como quisiera, Gaara-kun.

 

Yendo a la cafetería, para no variar Sasuke y Naruto ya estaban discutiendo pues como ambos iban elegantemente vestidos, llamaban demasiado la atención en ese pequeño local.

-¿Y qué esperabas, tarado?, ¿que trajera otro cambio de ropa bajo el saco?

-Podríamos haber ido a cualquier otro lugar solitario, usuratonkachi.

-Arg, no sé por qué me esfuerzo en reunirme contigo de nuevo –bufó-. Tan sencillo que sería ser un buen chico, obedecer a mis padres y no volver a vernos en lo que nos resta de vida.

-Eso significaría adiós discusiones, insultos, golpes, visitas a la cárcel y demás tonterías.

Ambos guardaron silencio y se observaron, incómodos. Sin importar cuánto lo dijeran, aquella perspectiva de ya no verse no terminaba por gustarles. Estaban demasiado acostumbrados a tener al otro como rival, se conocían de toda la vida.

-Cofcof –tosió el Uchiha-, dijiste que íbamos a hablar de nuestros padres, ¿no? ¿Averiguaste algo nuevo?

-¿Eh? Ahh, cierto, nuestros padres. Pues se me ocurrió que podríamos hacer que se reunieran tou-chan con Fugaku ji-san y kaa-chan con Mikoto ba-san en lugares distintos para que hablen. Tal vez verse cara a cara los haga darse cuenta de que se extrañan.

-Mmm… No suena descabellado. Quizá de esa manera aclaren las cosas y terminen con esta estúpida pelea de una vez por todas. Vaya, tu cerebro funciona, dobe.

-¡¿Qué insinúas, imbécil?! ¡Por supuesto que funciona!

Lo amenazó con un puño, pero justo en ese momento con su agudo oído escuchó sonar el flash de una cámara. Al parecer Sasuke también se percató de ello, porque de inmediato comenzó a buscar a su alrededor.

-¡Ahí, usuratonkachi!

Señaló a un hombre vestido con una gabardina café y lentes oscuros que aún sostenía la cámara en una mano. Al verse descubierto el sujeto se asustó y salió corriendo del local.

-¡No podemos dejar que esa foto llegue a los medios! –gritó el rubio jalándose el cabello- ¡Si nuestros padres se enteran, será un desastre!

-¡Hay que detenerlo!

Tanto el Namikaze como el Uchiha se pusieron de pie, dejaron unos billetes en la mesa y se fueron a toda velocidad persiguiendo al hombre de la cámara el cual les llevaba sólo dos calles de ventaja.

-¡Vuelve acá, maldito! –gritaba el moreno

-¡¿Por qué me siguen?! ¡Yo no hice nada malo!

-¡Claro que sí! ¡Danos esa cámara!

-¡Ni creas que te dejaremos escapar! –añadió el ojiazul

Aquél maratón parecía no tener fin. Los jóvenes intercambiaron miradas y asintieron. Sasuke giró en otra calle mientras Naruto aún perseguía al espía y al doblar en una esquina, el Uchiha lo interceptó lanzándosele encima. Mientras ellos caían al suelo, el rubio se apresuró en recuperar la cámara y le quitó la tarjeta de memoria.

-Eso es mío –dijo el hombre, pero calló al sentir las miradas asesinas de sus persecutores

-Eres uno de esos estúpidos reporteros de sociales, ¿no? –preguntó el rubio

-Más te vale que nada de esto aparezca en los periódicos o cualquier otro medio –advirtió el médico-, o de lo contrario utilizaré todos mis contactos para arruinar tu carrera, ¿entendido?

-S-Sí…

-Bien, ahora desaparece de nuestra vista.

El fotógrafo volvió a huir, despavorido. Mientras Sasuke se sacudía el polvo de la ropa, Naruto suspiró, guardándose la memoria de la cámara en un bolsillo.

-Esto de vernos en secreto es peligroso –comentó el ojinegro-. Pareciera como si fuéramos criminales o algo parecido.

-Oye, teme… ¿sabes dónde estamos?

-¿Hum?

Sasuke volteó a su alrededor y entendió por qué la pregunta del Namikaze. Se encontraban en una oscura calle que no reconocía en absoluto. Genial, lo único que le faltaba era perderse en medio de la noche en compañía de un irritante rubio doncel con el que ni siquiera debía verse. Mejor se apresuraban en averiguar dónde rayos terminaron gracias a su persecución y regresaban a casa.

 

Por otra parte, Gaara se hallaba en un bar bebiendo una botella de licor. Estaba tan molesto, decepcionado, herido y un montón de emociones más por lo ocurrido con el pintor, que lo único que se le ocurrió para olvidar todo eso fue ingerir alcohol. Había entendido los motivos de Sai para rechazarlo, pero precisamente eran esos motivos los que lo tenían tan furioso.

-Oye, Gaara  -llamó el barman, un hombre con aspecto de tiburón-, deberías tranquilizarte un poco.

-Cállate y déjame beben en paz, Kisame.

El aludido suspiró y negó con la cabeza. Kisame era viejo amigo de Itachi, por lo mismo conocía a Gaara desde muchos años atrás y sabía perfectamente que al pelirrojo no le gustaba beber alcohol debido a cierto incidente. Debía haberle ocurrido algo serio para que llegara a esos extremos.

 

No pasó mucho rato después para que Itachi llegara al bar. Había estado acompañando a Deidara durante la fiesta por el éxito en la exposición de Sai cuando recibió la llamada de Kisame quien le informó sobre cierto cliente pelirrojo que tenía en la barra. El Uchiha mayor se acercó para mover a Gaara quien estaba demasiado ebrio y semidormido.

-Rojito, la botella está vacía, ya suéltala –se la quitó

-Hum… Déjame seguir bebiendo y no molestes, hic.

-Ni hablar. Prometiste que no volverías a emborracharte así y mírate ahora. ¿Qué ocurrió?

-Estaba enojado, hic –intentó mirarlo, pero estaba mareado-. ¿Por qué me tengo que fijar en tipos enamorados de otra persona? Mi primer amor quería a alguien más y por eso rompí con él, hic. Y ahora resulta que a mi segundo amor le gusto pero él sigue aferrado al recuerdo de la mujer que amaba. ¡Maldición! –intentó levantarse, pero se tambaleó así que Itachi lo sostuvo para que no se cayera- Si mi oponente es una persona, pues bien, hic, lo acepto, pero dime, ¿cómo rayos me enfrento a un fantasma? –se recargó en el pecho del moreno y lo rodeó con sus brazos- Sai es un idiota, hic, pero no puedo odiarlo. Por eso estoy enojado conmigo…

-Se quedó dormido –avisó Kisame tocando la frente del menor

-Lo llevaré a su casa –lo abrazó y gruñó, entornando la mirada

Gaara por ninguna razón jamás había llegado a ese punto, hasta que cierto pintor apareció en su vida. Se atribuía parte de la culpa por impulsarlo a declararse, sin embargo ahora, viendo los resultados y el estado en que su amigo terminó, no se lo iba a perdonar. Haría que Tokiya Sai se retorciera por haber lastimado de esa manera a su rojito.

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

Si alguien además de mí quiere golpear a Sai, adelante, esta es su oportunidad >.< (Sai: ¡Pero si eres tú quien escribe la historia! O.O) (Llega Gaara todo ebrio y con una botella en la mano) (Gaara: Uhh, fiesta, hic, ¡hay que bailar!) (Kyuu: ¿No se supone que lo que iba a beber sería sólo agua? O.o) (Sasu: Esto pasa cuando envías al dobe a comprar la utilería ¬¬) (Naru: Pensé que así sería más realista, jejeje n.n0 ¡Gaara, ya deja esa botella!) Cofcof, volviendo al tema, ¿quieren avances del próximo capi? Sólo les diré que uno de nuestros protagonistas tendrá que entrar a escondidas a la casa del otro XD Como siempre esperaré sus comentarios con saludos, pedradas, golpes, flores, abrazos, jitomatazos, felicitaciones, cebollazos, bombas, amenazas y demás. La próxima semana les traigo la tercera parte de Ayuda demoniaca 2.0 y en dos semanas volveremos con este fanfic. Mis queridos lectores, que pasen un feliz fin de año y que el comienzo del que sigue sea excelente, yo espero seguir por aquí durante el 2013 dándoles lata un ratito con más de mis fumadas historias para hacerles reír un poco ^u^ (Kyuu: Hasta que escriba otro drama para hacerles llorar) Sí, eso también, muajajaja. Se me cuidan muchísimo, si toman no manejen y les mando un fuerte abrazo a cada uno de ustedes. Bye byeeee!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).