Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Romeo v/s Romeo por Higary

[Reviews - 507]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! ¡Odio los frentes fríos! >.< Cofcof, disculpen, desvarié XD (Kyuu: Nadie lo notó ¬¬). El día de hoy les traigo la tan esperada continuación de este loco fic. Ah, por cierto, sobre los reviews del capítulo anterior… (Llega Sai todo golpeado) (Sai: La mayoría no tuvo piedad de mí ¬¬) Te lo mereces por Gaarita TT//TT (Kyuu: Desvarías de nuevo, Higa-chan. Como sea, creo que no hay mucho qué agregar por hoy, sólo que disfruten este capítulo porque a partir de ahora las cosas se agilizarán… creo O.O). Cofcof, ah, y perdonen los horrores ortográficos, no revisé bien el capi porque me dieron más horas de trabajo, eso significa más dinero (wiii) pero menos tiempo para los fics y las transcripciones (nooo!!). Ahora sí pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Pared de honor: Shikaku_Sama_1995, gemma, Linsxa, fercita1997, Melody, susi-kun, yukki_00, lunablanca, Zanzamaru, Sabaku no Akemi, Angelux, HanaKuroi, yume hinamori, Gato Negro, Michi De Leon, Izumi_sakachita, KAISER, Sunaru, KIRAdesu, cynthiachan (por partida doble), ponyshan, Sayumi_Uchiha, marizu194, goten trunks5, LEGNAEL, sayu-san, Quiimiie, pau love, nyappysays (por partida doble) y Bethany Black.

 

Disclaimer: La trama está inspirada en la vieja película mexicana Como perros y gatos. Hacerla versión yaoi utilizando los personajes de Kishimoto y con más de una pareja protagonista fue idea de mi fumado cerebro.

CAPÍTULO 9: BRINCANDO OBSTÁCULOS... LITERALMENTE

 

-¿Cómo rayos no te fijaste qué camino tomamos, teme?

-¡Tú tampoco lo hiciste, usuratonkachi!

Sasuke y Naruto se encontraban discutiendo a la mitad de una oscura calle. Estaban tan ocupados en su duelo de miradas que no se percataron del momento en que un grupo de cuatro sujetos con pinta de delincuentes los rodearon.

-Vaya, vaya, miren lo que nos acabamos de encontrar.

-Parecen dos niños con dinero.

De inmediato Sasuke jaló al rubio para colocarlo detrás suyo, así era siempre debido a su instinto protector sin embargo ninguno de los dos se dejaba amedrentar. Los delincuentes intercambiaron risas burlonas y uno de ellos se les acercó, extendiendo un brazo hacia Naruto.

-Deberíamos quitarle su lindo doncel a este mocoso.

Antes de poder tocarlo si quiera, el ojiazul le dio varios puñetazos tanto en el rostro como en el estómago. Sasuke se limitó a suspirar mientras negaba con la cabeza. Sentía algo de pena por ese pobre sujeto; él ya estaba acostumbrado a que Naruto reaccionara así cuando lo trataban como doncel delicado.

-¡Vuelve a insinuar que soy débil, imbécil! –gritó mientras lo jaloneaba ya medio inconsciente

Los otros tres individuos se sorprendieron por su reacción, pero de inmediato se le arrojaron encima. El Namikaze reaccionó y se dispuso a recibirlos, sintiendo de inmediato la presencia del Uchiha a su lado para respaldarlo.

-No acapares toda la diversión, dobe irritante.

Entre los dos fue fácil derrotar a aquellos sujetos. Desde niños habían practicado combates (enseñanzas cortesía de Bee), incluso a veces peleaban entre sí. Nunca llegaban a sacarse sangre porque Sasuke siempre mantuvo presente que  a pesar de ser fuerte, idiota y escandaloso, Naruto seguía siendo doncel, por eso no dejaba de ser algo precavido con él y no dudaba en apoyarlo en situaciones como esa.

-A ver, ¿a quién iban a robarse, idiotas? Jajaja –se burlaba el rubio y volteó a ver a su acompañante-. Vaya, teme, parece que hacemos buen equipo después de todo.

Sasuke se le quedó mirando fijamente, provocando que el de ojos azules se sonrojara un poco al darse cuenta de sus palabras. Al parecer el Uchiha también sintió lo raro que se puso el ambiente porque desvió la mirada.

-Oye, tú –se agachó y sujetó a uno de los hombres-, ¿cómo demonios salimos de aquí? Habla de una vez.

-Creo que está desmayado, teme. Mejor vayámonos antes de que la policía llegue y terminemos otra vez en la cárcel.

-¿Y por dónde iremos, usuratonkachi? Te recuerdo que estamos perdidos.

-Sigamos todo derecho –se encogió de hombros-. Tenemos que llegar a alguna parte.

-… Hum, supongo que no nos queda de otra.

Se alejaron como si nada en medio de alegatos y reclamos, dejando a sus cuatro atacantes tirados en el suelo. De seguro ellos lo pensarían dos veces antes de volver a agredir a alguien más.

 

El Sol comenzó a filtrarse a través de las cortinas, dando en el rostro de Gaara. El pelirrojo se removió incómodo en la cama hasta que abrió los ojos. Parpadeó confundido y se incorporó despacio, llevándose una mano a la cabeza. Le dolía un poco y no se acordaba de cómo es que llegó a noche a su departamento. Lo último que recordaba era estar bebiendo en el bar de Kisame.

-¿Qué rayos pasó después de eso?

Escuchó la puerta abrirse y en cuestión de segundos hizo acto de presencia en su habitación. De inmediato el moreno se acercó a su amigo y con brusquedad comenzó a examinarle.

-¿Te encuentras bien? –preguntó abriéndole los párpados para revisar sus ojos

-Auch, sí. Espero que no trates de esta forma a tus pacientes –contestó y lo miró arqueando una ceja-. ¿Qué haces aquí y cómo rayos entraste a mi casa?

-Itachi me envió, él tenía tus llaves.

Ahora las dudas del Sabaku quedaban despejadas. Seguramente Kisame había llamado a Itachi para que fuera por él, no sería raro ya que el Uchiha mayor y el barman eran viejos y muy cercanos amigos. Genial, ahora tendría un nuevo motivo para ser molestado por el pelinegro.

-Mi aniki dijo que debería pasar a ver cómo estabas, mapache.

-Vaya, ahora eres un otouto obediente –dijo con burla, pero luego suspiró-. Ese idiota se preocupa demasiado.

-Cierto, pero no me habría enviado aquí únicamente a molestarte –se cruzó de brazos y lo miró con seriedad-, así que escupe lo ocurrido.

-No te matará ser un poco más amable –volvió a suspirar y desvió la mirada-. Bien, seguro Itachi te envió para ver si no estaba deprimido o algo así, ya que ayer me rechazaron.

-¿Eh?

-Queme rechazaron, torpe, no me hagas repetirlo.

-¿Pero quién…? –guardó silencio unos instantes y entrecerró los ojos- El pintor.

-Eres más observador de lo que creí –sonrió un poco de forma vacía-. Sí, fue él. Anoche.

Sasuke se percató de la expresión de su amigo. No se veía triste, pero seguro que por dentro se sentía mal. Conocía al pelirrojo desde que tenía memoria, sólo una vez lo había visto así y fue cuando rompió con Itachi. Se molestó tanto porque pusiera tal expresión que incluso golpeó a su hermano.

-Voy a darle una lección a ese italiano –declaró, levantándose

-Eso no es necesario, Sasuke

El azabache no le hizo caso y siguió caminando hacia la puerta de la recámara, pero antes de poder cruzarle oyó una seria y decidida voz a sus espaldas.

-Si lo golpeas por esto, Naruto se enterará de esa semana en la que tú…

-¡Cállate, ya entendí! ¡No le haré nada, pero no digas ni una sola palabra sobre eso!

Gaara sonrió triunfante ante la expresión irritada de su amigo. Por fortuna el Uchiha era un orgulloso y todavía contaba con ese as bajo la manga para chantajearlo.

 

Mientras tanto en la mansión Namikaze, Naruto deambulaba por los pasillos todavía en pijama. A través de las ventanas alcanzó a divisar a Sai dibujando en el jardín, así que corrió a su encuentro. No había podido hablar con él desde la noche anterior.

-¡Sai!

-Buenos días, Naruto. ¿Qué tal dormiste?

-Muy bien, gracias. ¡No me desvíes del tema! Venía a disculparme contigo, Sai. Siento mucho haber desaparecido a mitad de tu exposición. De todos modos fue un gran éxito –le sonrió, animado

-Gracias, cariño.

El rubio se percató de la rara expresión de su amigo, además lucía como si no hubiera descansado nada. En absoluto parecía que la noche anterior disfrutara de una exhibición de sus pinturas recibiendo maravillosas críticas.

-Oye, ¿qué ocurrió?

-… Creo que deberías visitar a Gaara-kun –sonrió con una mezcla de tristeza y melancolía-. Seguro se alegrará de verte –le revolvió el cabello y se marchó del jardín sin añadir nada más

-Qué raro. Mmm… Gaara no va a dejarme con la duda.

 

Un rato después en un pequeño restaurante se encontraban los matrimonios Uchiha, Namikaze y Nagato, quien parecía un poco extrañado por la maligna sonrisa que su prima tenía cuando le avisó que iban a reunirse porque tenía nueva información para continuar con el plan.

-¿Cómo han visto a Sasuke con todo esto? –preguntó Minato

-Trata de actuar como siempre –respondió Fugaku-, pero lo he notado más malhumorado que de costumbre y de repente se queda con la mirada perdida.

-A Naruto le pasa igual –dijo el rubio

Nagato bebía su café mientras intentaba reprimir una sonrisa. Seguro los chicos se estaban comportando así por lo de los collares. No había tenido oportunidad de hablar con su sobrino esa mañana para preguntarle cómo le fue en su reunión secreta con Sasuke la noche anterior, pero esperaba algún avance entre ellos.

-Por cierto, Kushina-san –llamó el pelirrojo-, ¿qué era lo que debías mostrarnos?

-Ah, claro. Como saben, anoche fue la exhibición de Sai-kun –los vio asentir-. Nagato convenció a los niños que se reuniera ahí, así que me puse a pensar y utilizando la idea de Mikoto sobre lo del castigo –colocó unas fotografías sobre la mesa-… No sería extraño castigar a Naruto debido a esto, ¿verdad?

Los demás adultos observaron las imágenes: ahí se mostraba al Namikaze y al Uchiha sentados en una especie de cafetería. El pelirrojo miró a la sonriente mujer, sorprendido.

-¿Contrataste a alguien para que los espiara, Kushina-san?

-Por supuesto que no, Naga-chan. No confío en esos reporteros de las revistas y periódicos de sociales –amplió su sonrisa-. Así que envié a Bee para que consiguiera fotos de su encuentro. Aunque dijo que los perdió de vista cuando abandonaron el local.

-¿Y a qué te refieres con lo del castigo? –preguntó su primo

-En la obra de Shakespeare, Romeo llega al balcón de Julieta para visitarla a pesar de estar prohibido. Así que se nos ocurrió que, castigando a Naruto con no salir ni poder contactarse con el mundo por algún medio, te será más fácil convencer a Sasuke-kun de que debe ir a verlo de cualquier forma, Naga-chan.

-Claro, y también Naruto-chan pensará con más intensidad en mi hijo –comentó Mikoto, emocionada

-Un momento, Kushina-san –el Uzumaki se frotaba la sien-, ¿debo ser yo el que convenza a Sasuke de colarse en la mansión?

-Ellos confían en ti, Nagato –dijo Minato-. Serás algo así como su cupido.

-… Eso no me hace mucha ilusión, Minato-san.

-Lo de meterse en secreto a la habitación de un doncel no es propio de un caballero –opinó Fugaku-, pero si de esa forma logramos unirlos, de acuerdo.

-¡Sí! –gritaron las dos mujeres con alegría

Nagato se limitó a suspirar. Ya hasta Killer Bee estaba involucrado en todo ese embrollo. Ahora a ver cómo reaccionaban los chicos: Naruto cuando le prohibieran salir y Sasuke cuando supiera que debería visitarla a escondidas.

 

Era cerca del mediodía cuando Naruto irrumpió en casa de Gaara. Antes le había enviado un mensaje y el pelirrojo les escribió que se tomaría el día libre porque estaba cansado. Gaara lo invitó a pasar, guiándolo a la sala.

-Me sorprendió cuando dijiste que debías verme con urgencia, Naruto.

-Sí, es que hablé con Sai en la mañana, pero no me dijo nada claro, sólo que debería venir a visitarte.

-Hum –arrugó el ceño y bufó con fastidio-… Todos deben pensar que estoy con el corazón roto y llorado desconsoladamente, o algo así. Incluso el idiota de Itachi envió aquí a Sasuke a comprobar que siguiera vivo.

-¿Eh?, ¿por qué?

-Sai me rechazó anoche –bebió de su taza de té con calma-. Supongo que se siente culpable o alguna tontería de esas y por eso te pidió que me visitaras.

-Ah, ya veo. Sí, eso debe ser… ¡¿Qué?! –se exaltó, sorprendido- ¿Cómo que te rechazó? Para empezar, ¡ni siquiera sabía que él te gustaba!

-Tranquilízate, Naruto, no es para que te pongas así.

-¡Claro que sí! ¡Mi mejor amigo rechazó a mi otro mejor amigo! –respiró profundamente y fue a sentarse junto al pelirrojo- Gaara, ¿cómo te sientes?

-Mentiría si dijera que me da igual, pero él tiene sus motivos –agachó la cabeza-. Aunque precisamente son esos motivos los que me ponen molesto.

Naruto le acarició la mejilla con cariño y ternura. El Sabaku le sujetó la mano y sonrió agradecido.

-No pongas esa cara, Naruto.

-Es que me siento entre la espada y la pared. Sai es mi amigo, pero en este momento tengo deseos de golpearlo.

-Tú y Sasuke se parecen tanto –sonrió ligeramente-. Aunque lo nieguen y renieguen tienen muchas cosas en común.

-¡Claro que no! –se sonrojó e hizo un puchero

-Algún día superarás esa fase de negación, ya han pasado más de veinte años. ¿Quieres comer helado mientras maldecimos a esos morenos?

-Me parece bien. ¡Pero no será porque me guste el teme ni nada de eso!

 

Un rato después Naruto regresó a casa más animado y aliviado por ver que Gaara se estaba tomando las cosas con tranquilidad. Caminó decidido por los pasillos en busca de Sai cuando una de las sirvientas le salió al paso indicándole que sus padres lo esperaban en la sala. Confundido, el rubio se dirigió hacia allá y se encontró con los rostros serios de sus progenitores.

-¿Tou-chan, kaa-chan, qué sucedió?

-Naruto –llamó Minato-, recuerdas que te prohibimos volver a relacionarte con los Uchiha, ¿cierto?

-Eh… sí, claro.

-Siendo así, explícanos esto, por favor –pidió Kushina

Le extendió una fotografía que el rubio tomó y abrió sus ojos de sobremanera, pues en esa imagen aparecían él y Sasuke durante su reunión de anoche. Se suponía que le habían quitado todas las evidencias al reportero que persiguieron. Trataría de mantener la calma y tantear el terreno antes de echarse de cabeza por sí solo.

-Eh… ¿d-de dónde sacaron esto? –lástima que era tan malo para mentirles

-Un conocido te miró en ese lugar en compañía de Sasuke –explicó su padre-. Como sabe de nuestra disputa con los Uchiha, tomó la foto para mostrárnosla.

-Deliberadamente desobedeciste nuestras órdenes, hijo.

-¡No fue así, kaa-chan! Yo sólo…

-Naruto –llamó Minato con seriedad-, tienes prohibido salir de la mansión hasta nuevo aviso a menos que sea estrictamente necesario, y de ser así serás acompañado por Bee.

-Pero…

-Y tienes prohibido usar tu celular y la computadora –añadió Kushina extendiendo la mano, pidiéndole el teléfono

Molesto, frustrado y con muchas sensaciones más, Naruto le entregó su celular y sin decir nada más se encaminó a su recámara. No quería provocar más peleas entre sus padres y los Uchiha por su encuentro con Sasuke, eso arruinaría los intentos para reconciliarlos.

 

Antes de llegar a su puerta se encontró con Sai quien lo mira fijamente y de inmediato se le acercó para ponerle una mano sobre el hombro.

-Escuché todo lo que te dijeron. ¿Estás bien, cariño?

-Hum… Sobreviviré. Vamos a mi habitación.

Ingresaron a la recámara del rubio quien se dejó caer sobre su cama, cubriéndose el rostro con los brazos. El pintor seguía de pie a su lado, observándolo.

-Puedes sentarte sin miedo, Sai. Le prometí a Gaara no golpearte.

-… ¿Él está bien? –preguntó sentándose a su lado y agachó la cabeza

-¿Te preocupa? –lo vio asentir- Descuida, Gaara es muy fuerte y no se deja abatir tan fácilmente. La verdad es que me sorprendió mucho cuando me dijo que lo rechazaste porque creí que te atraía.

-Nunca he dicho que Gaara-kun no me atraiga.

-Ya veo –suspiró y se incorporó para quedar frente al moreno-. Sai, ¿es por aquella chica?

-Todavía la recuerdo con fuerza, cariño.

-Eso lo entiendo, ¿pero realmente no sientes algo más que atracción por Gaara?

-Lo conozco desde hace muy poco tiempo.

-Sin embargo ahí hay algo, ¿verdad? Desde que nos volvimos amigos, jamás te había visto sonreír y tratar a alguien como lo haces con él.

-… Por favor, de momento no quisiera seguir hablando de esto, Naruto.

-Mmm… Está bien, pero no te dejaré en paz tan fácilmente, idiota.

-Claro –sonrió un poco más animado tras el insulto-. Oye, ¿y qué harás ahora para comunicarte con tu príncipe? Aquí encerrado no lograrás que reconcilien a sus padres.

-Lo sé, tal vez podría… Un momento, ¡ese teme no es mi príncipe! –exclamó, sonrojándose levemente

-Siendo así, cariño, entonces supongo que somos tal para cual. Ambos preferimos negar lo que sentimos.

-¡Eso dilo por ti!

 

Itachi se encontraba en su oficina revisando unos gráficas en su computadora. Su celular comenzó a sonar y sonrió al leer en la pantalla el nombre de quien le llamaba.

-¿Qué tal amaneciste, rojito?

-Bien. Uhm… Lamento que hayas tenido que ir por mí anoche.

-Lo hice con gusto, no creo que sea algo que se vuelva a repetir pronto.

-Muy gracioso, idiota. Sólo quería decirte que no te preocupes innecesariamente, ya no soy ningún niño. Mejor preocúpate por tu empresa y tu familia.

-Como tú digas, rojito. Nos vemos luego.

Gaara cortó la llamada. El Uchiha se frotó la barbilla al tiempo que su mirada se tornaba maliciosa.

-Descuida, Gaara. Ni siquiera te darás cuenta de lo que tenga planeado para atormentar a tu querido pintor.

 

Un par de días después en el hospital, Sasuke se dirigía rumbo a la cafetería, pues una de las enfermeras le avisó que Uzumaki Nagato lo estaba esperando. Encontró al pelirrojo ocupando una mesa bebiendo café. Desconcertado por su visita, Sasuke ocupó la silla frente a él.

-¿Para qué necesitaba verme, Nagato-san?

-Directo al tema como siempre, Sasuke –sonrió levemente, pero al cruzar miradas se puso serio-. Vine a visarte que Minato-san y Kushina-san le han prohibido a Naruto salir de la mansión.

-¿Qué?

-Sí, al parecer alguien les tomó una foto cuando tú y mi sobrino se reunieron después de la exhibición de Sai y se la mostró a ellos. Sasuke, te lo estoy diciendo porque mi sobrino luce demasiado deprimido. Sai y yo hemos intentado animarlo, pero no está resultando como quisiéramos.

-Entiendo eso, pero no sé qué espera que haga con esa información.

-Lo que te voy a pedir es muy arriesgado, soy consciente de ello, pero quisiera que fueras a visitar en secreto a Naruto.

-¡Tiene que estar bromeando, Nagato-san! Si entro en la mansión sin permiso, seguro que Killer Bee me destrozará lenta y dolorosamente.

-No te lo pediría si no lo considerara necesario, Sasuke –dijo con aflicción-. El encierro le está sentando muy mal a Naruto porque no puede hacer nada para resolver la situación de sus padres. Tengo la confianza de que tú lo ayudarías bastante.

Sasuke se quedó callado y desvió la cara. El hecho de imaginar al rubio encerrado en casa, deprimido y angustiado, no le agradó para nada. Esos días que no se habían encontrado para discutir lo estaban haciendo sentir como si algo le faltara. La presencia de Naruto le importaba más de lo que quisiera.

-… Prometo que lo pensaré, Nagato-san.

-Muchas gracias –se puso de pie y le colocó una mano sobre el hombro-. Aunque él no lo diga, sé que mi sobrino te extraña mucho.

Dicho eso el pelirrojo se marchó sonriendo con victoria. Conocía bien al ojinegro, estaba seguro de que sus palabras lo incitarían a que infiltrarse secretamente en la mansión Namikaze era su única opción. Unos empujoncitos más y podría liberarse de ese trabajo como intento de cupido.

 

Aquella noche en la vivienda de los Uchiha, Itachi y Deidara se encontraban en la sala revisando unas revistas para escoger la decoración de la habitación para su bebé. Sasuke también estaba con ellos, pero no prestaba atención a su alrededor.

-Sasuke –llamó Deidara-, ¿te sientes mal?

-¿Eh? –reaccionó- No me pasa nada.

-Pues no podemos creerte, otouto –contestó Itachi-. Desde que regresaste del hospital has estado muy distraído.

-Hum… De acuerdo –bufó-, sí pasó algo.

Sin muchos detalles les contó su plática con el Uzumaki. Al terminar el relato, la pareja intercambió miradas ante la frustración del menor. Itachi sonrió levemente y le hizo un gesto afirmativo a su esposo para que hablara.

-¿Y ya decidiste si irás a verlo? –preguntó el rubio

-No lo sé. ¡Rayos! –se desordenó el cabello, frustrado

-Creo que deberías hacerlo, Sasuke –intervino Itachi-. Por más que lo niegues, tú y Naruto son una excelente combinación cuando dejan de lado las peleas. Además estoy seguro de que será benéfico para ambos verse, ya que siempre hacen que el otro aterrice mejor sus ideas.

El azabache lo miró fijamente. Las palabras de su hermano mayor tenían mucho sentido, lo aceptaba. Quizá yendo a ver cómo se encontraba Naruto podría liberarse de la sensación de culpa que le embargaba tras la charla con Nagato, pues tenía parte de la responsabilidad por el castigo. Claro que entrar de incógnito en su mansión sin tener ayuda sería una tarea imposible. El pelirrojo le pidió que fuera a visitar a su sobrino, pero nunca le ofreció su ayuda para ingresar. Sólo quedaba una persona a la que podría recurrir (aunque tal vez luego se arrepintiera).

-Deidara –miró a su cuñado-, necesito que me des el número telefónico del pintor estúpido.

 

Entrada la noche Sai se encontraba sentado sobre su cama. En sus manos sostenía un dibujo de Gaara leyendo unas hojas. Lo había hecho a escondidas mientras preparaban juntos la exhibición. Durante esas semanas se acostumbró tanto a su presencia que lo extrañaba muchísimo.

-Gaara-kun… -murmuró

Justo en ese momento su celular comenzó a sonar. No reconoció el número que aparecía en la pantalla, pero de todas formas decidió contestar.

-¿Diga?

-Soy yo, italiano.

-Ah, Sasuke-kun, qué raro recibir una llamada tuya.

-... Hum… escuché que los padres del dobe irritante le prohibieron salir de su casa.

-Es cierto y también le prohibieron los teléfonos y computadoras. Pero no creo que dejaras de lado tu orgullo al hablarme únicamente para preguntar eso –sonrió al no oír sonido del otro lado de la línea-. ¿Qué puedo hacer por ti?

-Rayos –se oía frustrado-. De acuerdo, no quiero burlas ni me pidas detalles de para qué. Necesito que me… ayudes –gruñó un poco al decir eso-… a entrar a escondidas en la mansión Namikaze.

 

Unos días más tarde, aprovechando que Minato y Kushina habían ido a visitar a unos conocidos y Nagato trabajaría hasta tarde, Sai contactó a Sasuke indicándole que lo esperara a las afueras de la mansión (el pintor no sabía que Nagato fue quien le dio la idea al Uchiha). Sai salió a la calle y fue hacia un enorme árbol donde se ocultaba el azabache.

-Eres realmente puntual, Sasuke-kun.

-Borra esa sonrisa o te la borro a golpes –amenazó

-Tranquilo, no quería molestarte. Escucha, apagaré las cámaras de seguridad rumbo a la habitación de Naruto durante cinco minutos, en ese tiempo debes poder llegar ahí o se darán cuenta de que algo anda mal. En esa zona no hay guardias vigilando, me aseguré de ello, de modo que en no habrá problemas. ¿Qué?, ¿por qué me miras así?

-¿Cómo apagarás las cámaras? –preguntó con desconfianza

-Jejeje, he hecho muy buena amistad con los empleados y gracias a eso fue  fácil conseguir esto –le mostró un pequeño control remoto-. Llamaré a tu celular cuando las cámaras estén apagadas, no contestes, sólo corre como si no hubiera mañana hasta llegar a tu Julieta.

-¡Cállate, idiota! –gritó sonrojándose un poco

 

Naruto se encontraba en su habitación cambiando los canales del televisor con aburrimiento. Sai le había pedido que se quedara ahí un rato, no entendía para qué, pero como no tenía ganas de hacer nada más, pues decidió obedecerlo. Salió de su ensoñación al escuchar unos ruidos desde el balcón y al voltear se encontró con Sasuke quien terminaba de trepar hasta su dormitorio.

-¡Teme! –gritó, sorprendido

-Cierra la boca, usuratonkachi, o harás que se den cuenta.

El rubio se puso de pie y continuó sin quitarle los ojos de encima al moreno ni cuando éste se detuvo frente a él y le soltó un golpe en la cabeza.

-Sé que soy atractivo, no es necesario que comiences a babear.

-Ni quién babeara por ti, bastardo –hizo un puchero-. ¿Y?, ¿qué haces aquí? Espera, primero dime cómo rayos entraste a mi casa.

-Eso es lo de menos –desvió la cara-. Nagato-san estaba preocupado por ti y pues… me pidió que viniera a ver si seguías vivo e impedir que te suicidaras debido al encierro.

-Dudo que él haya dicho eso –murmuró, pero no pudo evitar sonreír ligeramente

Mentiría si negaba que la imprevista aparición del moreno le hubiera levantado el ánimo. Sasuke difícilmente hacía caso u obedecía a alguien distinto de sus padres. O su tío era muy convincente o la terquedad de Sasuke se estaba aplacando un poco.

-Ahora Sai no me dejará en paz diciendo que Romeo subió hasta mi balcón para visitarme o algo así.

Sasuke bufó y se desordenó el cabello. De modo que no era el único que había tenido que soportar esos comentarios del pelinegro.

-Hum… Con razón estuvo encantado en ayudarme a entrar –arrugó el ceño-. Hablando de tu idiota amiguito, ¿sabes que rechazó a Gaara?

-Sí, ambos ya me lo dijeron.

-Gaara no me quiso dar detalles, pero por la actitud de Itachi respecto al tema parece que el italiano lo lastimó.

-… -no contestó porque no quería volver a estar entre la espada y la pared

-Sólo por eso sería capaz de romperle la cara, pero de momento me contendré a menos que Gaara diga lo contrario o cambie de opinión.

El azabache volvió a bufar. A la renuencia del pelirrojo a los golpes tenía qué sumarle su chantaje. Algún día se desquitaría de lo lindo por ello.

-La mayor parte del tiempo serás un idiota, teme –sonrió divertido el ojiazul-, pero eres un idiota muy protector.

-Es sólo que al mapache lo conozco de toda la vida.

-Entonces si alguien me rompiera el corazón, ¿actuarías igual?

Sasuke abrió los ojos de sobremanera sin querer verle a la cara. Al pensar en la posibilidad de encontrar a Naruto llorando por culpa de alguien más, apretó los puños con fuerza. Esa idea le parecía abominable.

-… Dudo que lo necesites. Estoy seguro de que tú sólo te encargarías de hacerlo pagar trapeando el suelo con ese sujeto, usuratonkachi.

-Jejeje, supongo que tienes razón. Pero, ¿sabes? –su expresión se tornó profunda- Si alguien te rompiera el corazón, el puñetazo te lo daría a ti sin dudarlo.

-¿Qué¡ -lo miró, extrañado

-Sí, para distraerte con el dolor, teme. Jajaja.

A pesar de lo ofensivo del comentario, el Uchiha no pudo reprimir una diminuta sonrisa. Se suponía que se encontraba ahí porque el ojiazul se sentía deprimido, sin embargo ahora era ser consciente de que en esos días sin verlo ni pelear con él lo echó de menos. Apenas terminó de maquinar esos pensamientos, quiso golpearse mentalmente.

-Auch –el rubio se sobó la cabeza y lo miró con enfado-. ¿Por qué me pegas, bastardo?

-Por invadir terrenos que no te corresponden.

-¿Eh? No tengo idea de qué rayos hablas.

Quedaron sumidos en un extraño silencio. No era incómodo, al contrario. Y precisamente por eso resultaba inquietante para ambos.

-Uh… ¿has pensado en algo nuevo para que nuestros padres hagan las paces, teme amargado?

-No. ¿Y tú?

-Tampoco.

-Realmente no me sorprende, usuratonkachi.

-Estás haciendo que me den ganas de avisarle a Bee que estás aquí sin permiso intentando propasarte conmigo.

-¡No estoy intentando tal cosa!

Iniciaron un duelo de miradas y sin poder evitarlo rompieron a reír, el rubio de manera más escandalosa. Por más que lo negara, las cosas entre ellos ya habían cambiado y no tenían marcha atrás. Y mucho menos con todas las personas empeñadas en unirlos.

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

Parece que los sentimientos comienzan a aflorar entre nuestros protagonistas XD (Kyuu: Después de nueve capítulos y a cinco del final, ya era hora ¬¬0). Les adelanto que durante el siguiente capi le daremos un descanso a Sasu-gruñón y Narutito pues nos enfocaremos en Sai y Gaara, especialmente en el rojito consentido quien contará cómo fue su relación con Itachi *o* (Sai: ¡Me opongo! >.<) (Gaara: No te hará caso para nada, idiota ¬¬0). Pero de momento esperaré sus comentarios con saludos, pedradas, golpes, jitomatazos, cebollazos, flores, amenazas, felicitaciones, bombas y demás. La siguiente semana comenzamos la segunda etapa de Ayuda demoniaca 2.0 en el tiempo presente con la aparición de Lee y Neji TT_TT (Kyuu: Creí que eso ya lo estabas superando, Higa-chan) y en dos semanas volvemos con la continuación de esta fumada historia. Ah, sí, y estoy preparando algunas sorpresas para el blog, próximamente les iré dando más detalles, jejeje. Se me cuidan mucho y nos leemos luego, bye byeee!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).