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Aquello que sentí por Konosuke

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Notas del capitulo:

En fin. Tardé siglos en terminar el segundo capítulo. ¿Por qué? La inspiración. Cuando esta de buenas es una diosa, pero cuando esta enfadada es una perra bastarda. Lamento las groserias, pero así me siento al respecto. Sin embargo, les aseguro que este capítulo salió bien, como me lo esperaba. Y hay muchas diferencias respecto a cierto borrador del mismo que hice hace tiempo atras (nunca publicado). las diferencias de escenario son pocas, pero las de narrativa si que variaron significativamente. Espero les agrade.

Si les gusta mi FF de Danny Phantom, les pido sean amables en ayudarme a dar a conocer el fiction, y darle like a una pagina de FB que tengo. La intención: soy bueno trabajando bajo presión y su apoyo y presencia me alentarian sin duda a continuar y no volver a dejar varado mi proyecto.

https://www.facebook.com/Kono-Kono-580040442127325/

La jaqueca con la que despertó, era monumental. Solo una vez sintió algo similar, y eso fue cuando él y Tucker, confundieron una botella de jugo, con vodka. Les supo raro, pero vamos, recién había terminado de ejercitar y la sed apremiaba sin importar nada. Menuda sorpresa la que recibió después cuando al recuperar la conciencia noto que ambos se hallaban abrazados. De no ser por el hecho de que tenían ropa, habría sufrido un trauma irreversible según él. Por supuesto, durante un par de meses, Sam estuvo jodiendoles la vida con una fotografía tomada al par de tortolos durmientes.

 

Sin embargo, aquel recuerdo era en lo que menos pensaba. Recorrió la habitación con la vista y de inmediato supo que no estaba en territorio conocido. Se levantó con algo de esfuerzo y caminó hasta llegar a la puerta. ¿Dónde diablos estaba y… porque no recordaba nada del día anterior? Se sentía mareado, la cabeza le dolía y pese a las horas de sueño, se sentía tan agotado que no podía dejar de bostezar, los parpados le pesaban y los ojos le ardían si veía hacia el exterior a través de las ventanas. “Espera ¿Donde estoy? Algo definitivamente no esta bien aquí”. Caminó largo trecho entre varios pasillos y bajó un par de pisos buscando alguna respuesta clara, perdiendose de paso entre recamaras, balcones y una hortaliza de lechugas. No fue hasta oír el alboroto armado por la fuerte voz de su padre que se sintió aliviado. Enfiló sus pasos al origen y dio con el comedor, donde su familia estaba despreocupada frente a una mesa repleta de manjares.

 

—Oh Danny, que bueno que llegas, pensé que dormirías el resto de la tarde— su madre se levantó para tomar un plato y un cuchillo con el que cortó una parte de un jugoso pavo y le sirvió.

 

—Mamá, ya hemos hablado sobre dejar que los hombres se atiendan solos— Jazmine apuntaba su tenedor con toque esgrimista hacia progenitor y hermano.

 

—Oh si, pero son un poco tontos— le susurró discretamente de manera que solo ella pudiera entenderlo.

 

— ¿Qué? — pregunto curioso Jack.

 

—Nada amor, nada.

 

—De verdad, gracias por la comida, pero… ¿donde está nuestra casa? —la pregunta que el menor lanzo desconcertó al resto. Se lo quedaron viendo sin parpadear, como búhos en caza.

 

—Jaa~ jaa~, mi hermanito siempre queriendo hacerse el gracioso— se burló Jazz.

 

—Es en serio— refunfuñó molesto.

 

—Nos preocupas… ¿olvidaste que ayer venimos al castillo del señor Vlad por la locura de tu padre?

 

Aquel nombre resonó en su mente, produciéndole una extraña sensación incomoda. Algo debió de pasar como para que la sola mención lo estremeciera. Pero era cierto que no recordaba muchas cosas. ¿Estaba huyendo de alguien antes de salir de clases? Solo podía verse a sí mismo corriendo por los pasillos de la escuela. Lo más probable es que fuera algún bully suyo, Dash, lo apostaba. Ah sí, el rubio. Pensó en ese descerebrado y su “nutria” la cual quería que fuera a parar a su “cueva” para retozar un poco y… nada. No sintió nada. Generalmente a esa altura, Danny ya se estaba frotando inconscientemente, lleno de libido. Pero ahora solo podía pensar como un estúpido capitán del equipo de americano que de futuro no tenía nada. “Dios mío ¿qué rayos me pasa?” Cierto tiempo después, justo cuando acababa de dar su último bocado, la puerta se abrió, dejando pasar al dueño que lucía tan jovial y animado que parecía chiquillo.

 

— ¡Que tal, adorada familia! ¿Cómo pasaron su noche? —exclamó abrazando a los padres.

 

— ¡Fantástico! —exclamaron.

 

—Oh, lo sé, esos jacuzzis son tan relajantes que el sueño se vuelve profundo y exquisito. ¡Familia Fenton! perdonen mi actitud vespertina de ayer, no consideré su necesidad de buena y sana iluminación pese al temporal. Las ventanas ya han sido limpiadas y removidas además... oh ¿qué sucede joven Fenton? — preguntó al verlo tan decaído.

 

—Nada, me siento un poco… indispuesto. Siento nauseas ¿tendrá algún medicamento?

 

— ¡Permítame examinarlo por favor! –la distancia que los separaba se redujo de manera que ambos podían examinar con amplio escrutinio su mirada y la de Vlad era realmente intensa, atemorizante, pero suave— Ya sé que pasa, espera un poco, te traeré algo.

 

Caminó hacia una puerta contigua y regresó –demasiado rápido- con una charola, la cual sostenía una copa con un líquido de brillante tono escarlata.

 

—Tómalo, te repondrá.

 

—Disculpe señor Masters, pero mi hijo no toma alcohol— intervino Maddy algo escandalizada.

 

—No se preocupe joven dama —tal alago le provoco una sonrisa y un sonrojo— es un jugo de algunas verduras, sumamente revitalizante.  Me temo que su pequeño tiene principios de anemia, le recomiendo encarecidamente que consuma con rutina esto para reponerse en cuestión de días.

 

—Vaya, en ese caso adelante— “Wow que rápido cambió de parecer” hasta su hijo se sorprendió.

 

Tomó sus precauciones, sin embargo el jugo le pareció inofensivo y lo ingirió. Tenía un toque dulzón que le agradó y efectivamente, lo hizo sentirse mejor. Sin embargo, el ligero sabor metálico que detectó le resultó extraño. Se lo adjudicó a algún complemento. Ah sí, el hierro de las verduras. Su piel adquirió vivacidad y sintió como volvía su energía en todo el cuerpo.

 

Unos cuantos minutos después, Masters les hacia una invitación a divertirse un rato en el campo de golf, el mayordomo les esperaba en el recibidor con los palos y pelotas. ¿Esperen, un mayordomo? ¿Cuándo llegó allí y cómo? Como si le leyera la mente, el “madurito inglés” tomó ventaja y con una vuelta grácil y elegante –no se esperaba menos de él- lo presentó a la familia. Recién contratado y con buenas referencias del sindicato de mayordomos.

 

— ¿Señor Vlad, no me siento con ánimos de jugar afuera, le molestaría si vuelvo a mi habitación?

 

“Ya empezó Danny el aguafiestas”. Oportuno y mordaz comentario de su hermana, la que lo adora con efusividad.

 

—Pero con toda libertad jovencito. Le sugiero algo mejor ¿gusta usted de la lectura?

 

— Oh sí, claro ¿cuenta usted con libros interesantes?

 

Danny se sintió ligeramente estúpido. Era un castillo, claro que había libros, es más, por ley debía haber alguna biblioteca en aquel edificio enorme. Tras despedirse de la familia y haber dado claras instrucciones a su empleado, el mayor se sintió con la libertad de tomar de los hombros al menor y dirigirlo hacia uno de tantos pasillos, el cual destacaba por el piso de ajedrez, blanco y negro. Tras un par de minutos de conversación banal, una puerta con intrincados y notoriamente antiguos grabados, se abrió de par en par, dejando ver una serie de pasillos dispuestos alrededor de una sala de lectura que unía a todos por el centro. Como el sol y sus ardientes rayos. La iluminación, pese a las nubes acumulándose (aun todavía, lo que podía indicar que se aproximaba la madre de todas las tormentas, o la madrastra, peor aún) era lo suficiente como para poder observar con suma calma el texto de aquellos especímenes que seguro aguardaban tanta información como polvo mismo.

 

—Pareciera que todos los libros son sobre temas relacionados a la filosofía, la geografía y el arte- murmuró Danny- y no quisiera ofenderlo, pero esos temas en particular me son algo repelentes, señor Vlad. Con esfuerzo y logro lidiar con mi vida de adolescente.

 

—Debo reconocer que es usted increíblemente encantador joven Daniel, en el sentido anglosajón de la palabra- “¿Existe ese sentido?” pensó contrariado el menor- pero soy también un lector asiduo de las aventuras y de la tragedia, del drama y de la pasión desenfrenada. ¿Le agrada Cervantes o Lovecraft? ¡Aquí están! ¿Prefiere a Wells, a King, a Marquez, a Grim… a Stoker?

 

—Me siento un poco mareado…— exclamó el chico mientras sostenía su cara entre manos. Era como si una niebla espesa invadiera su mente, impidiéndole articular oraciones complejas y sumiéndolo en un sopor impertinente. No sabía en qué momento aquel refinado tipo se había colocado tras suyo, y tampoco sabía cuándo se había acercado a él, al grado de estar con la piel temblándole tras sentir aquel aliento mentolado susurrar en su cuello, cerca de su oreja. ¿Esa humedad, era acaso una lengua recorriendo el lóbulo? Un gemido, fuerte y sonoro se escapó de su boca, dejándolo escandalizado con notoria evidencia. Ese mordisco le dolió, le punzó, pero le encantó.

 

—S-señor Masters— casi juraba poder ver el vapor de su aliento mezclarse con el aire enrarecido del lugar.

 

—Dime pequeño Daniel… ¿Prefieres que sea yo quien te lea estas historias? Historias de dragones, de príncipes y princesas abnegadas, de héroes griegos y su Odisea, de catacumbas, de monstruos primigenios, de leyendas de espectros, de criaturas de la noche… vampiros.

 

“Diossss” Siseó en su mente. Esa maldita lengua atrevida se había ido de lo auditivo a su cuello. Y mordía tan suave su piel, la succionaba y jalaba de tal forma, que sus ojos se perdían entre las nubes que casi podía vislumbrar.

 

—…Manchas— se alcanzó a oír. ¿Esa era su voz? Juraba que lo había dicho su alma en un rincón apartado de aquel lugar.

 

—No pequeño, no dejaré nada, aun no nos pueden arruinar la fiesta, tu cuello permanecerá intacto en la medida de lo posible.

 

—…Frio.

 

—Sí, aquí está la yugular, una de las principales… venas o arterias, no lo sé, mea culpa, demonios de la estupidez, que desobligado me he vuelto en mi conocimiento -una lagrima salió de su mirada nítida. ¿Tanto se culpaba el no poder recordar algo tan trivial?- pero ¿sabías que de esta misma, puede salir tanta sangre como para acabar con tu vida en cuestión de breve tiempo? No mi niño, no temas, que tu vida es más valiosa que la de toda la existente en este planeta.

 

Dos frías punzadas en su garganta y lejos de retirarse, hizo su cabeza hacia atrás, dejando expuesta toda aquella piel blanca. Otro gemido. Que más daba ya si lo oían hasta el mismísimo cañón de Colorado. Dos manos fuertes y firmes en sus pectorales. Menudo sonrojo y tremendo arqueo el que hizo con su espalda, buscando el encuentro entre cierta intimidad y su privacidad. Un jadeo que simulaba el quedarse sin respiración, pero que solo gritaba desenfrenada pasión. Sentía su mente desvanecer. Un familiar sueño se aproximaba. Lo odió con toda su alma. ¿No podía acaso permitirse más tiempo disfrutando? La respuesta era clara al parecer. Sintió parte de su vida ser drenada a un punto más allá de la existencia, del bien y del mal, sintió que se volvía uno a través de aquellos labios en su ser con aquel hombre que parecía estar tomando algún liquido... ¿sangre?

Notas finales:

Imaginen, en vez de la biblioteca iba a ser un acantilado. Y el desarrollo era peor. Creo que valio la pena la espera, pese a lo corto de lo mismo. Cuento con ustedes, dejen reviews. Muchas gracias <3


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