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Notas del capitulo:

Hola, aquí de nuevo, agradeciendo a los que siguen esta historia y para los que han leído ¿Casados? ¿Pero, cuando? También.

Descargo de responsabilidades: Naruto y sus personajes son propiedad de Kishimoto

Por favor lean notas finales

Capitulo 5: Complejo de mártir

 

 – Vaya, por lo que veo ya se han visto – exclamó llamando la atención de aquel que en esos momentos  mantenía la vista apuntando hacía las estrellas.

Obito no había podido apartar la mirada de la figura de su amigo desde que la rubia pareja de su primo se hubiese presentado ante ellos.

Durante años le sirvió de confidente a Kakashi, aun incluso antes de que éste iniciara una relación amorosa con Minato. Aseguraba sin temor a equivocarse, haber sido el primero a quien el de pelo parecido a la plata le contó sus inquietudes sobre el naciente amor prohibido.

Hatake quedó huérfano a muy temprana edad; su madre murió en el parto y su padre se suicidó diez años después, pues nunca pudo superar la perdida de su amada esposa; sumándole a esto que debido a la depresión descuidó las empresas y cayó en la quiebra. Asumiendo que ya nada le quedaba e importándole poco el futuro de su hijo, terminó con su vida en una noche de tormenta.

Minato era un socio y amigo de la antigua familia Hatake, recién casado y con un hijo que estaba por cumplir un año, se conmovió con la desventura del pequeño Kakashi y le convirtió en su protegido; ciertamente fue mas un guía y amigo que un padre, ninguno de los dos se forzó a verse de otra manera, pues, aunque fueron pocos años y de una manera un tanto alejada, aun así, Kakashi contó con un padre una vez, guardaba los pocos buenos momentos con Sakumo en su corazón y jamás intentó remplazarlo. Vivió con los Namikaze hasta cumplir los dieciséis años; entonces reclamó lo poco que quedó del patrimonio familiar y se buscó un departamento de soltero; Minato y Kushina trataron de convencerlo para que no lo hiciera, les parecía demasiado pronto y joven para que abandonara el hogar, además de que el pequeño Naruto de tan sólo cinco años había volcado todo su amor fraternal en el de cabellos plata; sería una perdida muy grande para la familia.

A pesar de las peticiones, Kakashi no dio marcha atrás; no podía, pues contrario a sus principios, había terminado enamorándose de Minato, su benefactor, sabía que esos sentimientos no eran correctos, el hombre rubio le había tendido la mano cuando más lo necesitó y la esposa de éste le trató como a otro de sus hijos; se sentía sucio, vil y mala persona, resolvió que terminaría por olvidar los sentimientos que hasta ahora quemaban en su pecho, poniendo espacio de por medio.

Por los siguientes diez años, las visitas a los Namikaze se hicieron más espaciadas, sólo fechas festivas o algún evento especial. Kakashi intentó olvidar el amor hacía Minato frecuentando a otras personas, pero eran relaciones vacías que no llegaban mas allá de algo carnal.

Al cumplir los veinticinco años, la noticia de la enfermedad de Kushina le cayó como bomba, a pesar de ser la dueña de amor del rubio, nunca le guardó rencor, a ella si que llegó a verla como una segunda madre, le quería profundamente, le respetaba y jamás deseó algún mal para la pelirroja; pues la mujer era un sol que ganaba el aprecio de sus semejantes con tan sólo una sonrisa. La enfermedad de la Uzumaki la consumió durante un año; cáncer de seno que no fue detectado a tiempo.

Los Namikaze sufrieron lo indecible al ver como la luz de su hogar se iba apagando; las agresivas terapias que al final fueron desechadas por la pelirroja, pues quería morir dignamente y no convertida en una masa de piel y huesos. La última visita de Kakashi a los Namikaze cuando Kushina aun vivía fue memorable, las palabras dichas por la mujer aun resonaban en su mente como si se las hubiera dicho apenas ayer.

 

FLASH BACK*-*-*

Era como si la propia casa transpirara tristeza, el silencio envolvía el lugar, volviéndolo lúgubre, el hogar antes siempre lleno de risas ahora lucía muerto.

Los dos rubios de la familia fueron a recibirle hasta la puerta y él les saludó con un fuerte abrazo, no había necesidad de palabras, podían comunicarse claramente con tan sólo una mirada, Naruto era ya un jovencito de dieciséis años, en plena flor de la juventud y su rostro siempre alegre y risueño se mostraba ahora descompuesto, con los ojos rojos y grandes ojeras; de Minato no se podía decir cosa contraria, parecía haber envejecido unos cuantos años y la desolación era palpable en sus facciones.

 – El medico dijo que es cuestión de tiempo – informó el mayor apesadumbrado, mientras se encaminaban a la habitación de la enferma –, ella pidió hablar contigo, dijo que era muy importante.

El de cabellos plata sólo asintió, no sabía que más decir.

Caminaron otro tanto hasta llegar a la puerta de una habitación, los rubios se quedaron afuera y él entró con sigilo; las cortinas se mantenían cerradas, era poco mas de medio día y el exceso de luz molestaba a los sensibles ojos de la enfermita; tan sólo una lamparilla de buró se encontraba encendida, dejándolo todo a media luz.

Cauteloso se encaminó hasta el lecho, donde un bulto se divisaba bajo las mantas, se detuvo al lado de la cama y se sentó en una silla que al parecer llevaba días en esa posición.

 – Madre – llamó como un murmullo.

Los ojos de la amada mujer se abrieron enfocando al recién llegado, no cambió su postura, lucía cansada, la palidez mortuoria cubriendo sus facciones; pómulos hundidos y labios secos, la cabellera recogida en una trenza y una disimulada sonrisa maternal surcando su rostro.

I– Kakashi – respondió muy lucida, estaba en las ultimas y aun así podía verse el animo en esos ojos bonitos –, te estaba esperando.

 –Ya estoy aquí, madre.

– Me gusta cuando me llamas así…  –  sonrió débil – Siempre te considere como un hijo, y te ame como tal.

 –Yo también te quiero – habló quedito, le costaba mantener la voz sin que sonara quebrada y los ojos comenzaban a escocerle – eres la segunda mujer que más e amado.

 – Mi niño – musitó levantando su mano hasta la mejilla del otro.

El de cabellos plata llevaba su inseparable pañoleta cubriendo la parte inferior de su cara, desde muy niño había optado por usarla, los psicólogos decían que era una manera de protección sentimental, algo parecido a un TOC* que sería difícil de remover.

Kakashi tomó la delgada mano entre la suya, manteniéndola un rato más en esa posición; luego la bajó hasta la cama, conservando el agarre.

 – Yo no tengo como agradecerte todo lo que has hecho por mí durante todos estos años.

 – Lo harás cariño, precisamente por eso te eh llamado.

Hatake le miró confundido, el tono de la pelirroja era serio, pero sin perder la dulzura.

 – Puedes pedirme lo que quieras, si en mis manos está cumplirlo, no dudes que lo hare.

 – Kakashi, hijo, quiero que me escuches, por favor no me interrumpas, se que lo que te voy a pedir es muy egoísta, pero me veo forzada a hacerlo.

 – Te escucho – pidió ansiosos.

– No quiero que te avergüences por lo que te voy a decir, no es mi intención el ponerte incomodo y tampoco es un reclamo, te quiero y nada cambiara ese hecho, sé que nunca actuaste ni actuarías para causarme un daño, pero ahora yo me voy, y… –  suspiró haciendo una pausa, tomando valor para lo que venia. Kakashi estaba expectante, su corazón martilleando fuertemente – Sé cuales fueron los motivos de tu partida hace diez años.

Hatake entró en pánico; Kushina sabía su sucio secreto y él no podía mas que sentirse avergonzado.

 – Yo no… - quiso soltar la mano de la mujer, pero ésta no se lo permitió, al contrario, estrechó más el agarre.

 – Tranquilo, hijo – sonrió conciliadora –; no te exaltes, no es ningún reclamo; no puedo ni imaginar lo difícil que ah sido para ti; fue egoísta de mi parte el insistir en que siguieras frecuentándonos, muchas veces note tu incomodidad, pero la deje pasar porque Naruto y yo te amamos como otro miembro de la familia; nos era difícil dejarte ir –. Kakashi respiraba entrecortado, la presión en su pecho era monstruosa y no podía mas que callar y escuchar lo que la mujer a pesar del cansancio luchaba por decirle –. Minato es tan despistado que nunca se dio cuenta de lo que sientes por él, porque sé que aun lo amas. Y es aquí donde yo egoístamente voy a aprovecharme de ese sentimiento.

 – ¿A que te refieres? – preguntó si era posible aun más contrariado.

 – Estoy dejando a mis dos amores en tus manos, mi muerte les dejara devastados, sé que no están preparados para mi partida y lo entiendo, pero quiero que sigan adelante, necesitaran mucho amor y cariño. Naruto es joven, soy su madre y me echara de menos, pero es la ley de la vida y tarde o temprano se resignará, me guardará en su corazón como un recuerdo bello; sin embargo Minato, él más que nadie necesitará alguien que le tienda la mano, que le mire con amor y camine junto a él; Naruto querrá ser su apoyo, pero no será suficiente, necesita de alguien más y quiero pedirte que seas tú quine le sane; bríndale todo el amor que sientes por él, enamórale y has que no se estanque; quiero que viva plenamente, que experimente nuevamente esas cosquillas en el estomago y que sean provocadas por ti; eres la única persona en la que puedo confiar, sólo a ti puedo entregarlos.

 – Me pides demasiado, Kushina – habló ahora cambiando el mote de madre, le costaba asimilar todo lo expresado –, estoy de acuerdo contigo, eres egoísta al querer decidir el rumbo de sus vidas, si bien Minato quedará destrozado, no creo que sea correcto que yo me aproveche de su vulnerabilidad para metérmele por los ojos; es una cruz muy grande la que pretendes que lleve a cuestas, pues si Minato acepta una relación conmigo en esas condiciones, nunca sabré si lo hace por verdadero interés en mi persona o si sólo me ve como su bálsamo de salvación.

– Tú puedes ganártelo Kakashi, yo de verdad agradezco el respeto que tuviste para conmigo y mi familia, el alejarte sin intentar nada hace diez años, sólo me confirmó lo valioso que eres, cualquiera podría enamorarse de ti y estoy segura de que Minato lo hará.

Para esos momentos Kushina se expresaba con nuevos bríos, necesitaba convencer al de pelo plata, era imperante que aceptara su propuesta, pues sólo así descararía en paz.

 – ¿Te has puesto a pensar lo que Naruto sentirá con todo esto? No creo que él lo acepte, corremos el riesgo de que se haga ideas equivocadas.

– Mi hijo es muy joven, probablemente mal interprete tus acciones.

 – Él podría pensar que Minato y yo te engañábamos, que tu marido te a sido infiel ¿Te has planteado esa posibilidad?

 – Sí – contestó apenada –, lo mas seguro es que no tome muy bien el que quieras enamorar a su padre.

 – ¡¿Y aun así quieres que lo haga?!

 – Kakashi, estoy desesperada, estoy consciente de que no es justo lo que te pido, pero no encuentro otra solución, no quiero irme dejándolos desamparados; Naruto crecerá y hará su vida, no se dejará vencer, pero Minato se marchitará, se querrá morir y si nadie le ayuda, logrará su cometido, tú tienes precedente sobre eso, pasó lo mismo con tu padre.

Kakashi le miró dolido, tragando saliva, pues le seguía siendo difícil recordar como Sakumo se consumió en su desdicha.

 – ¿Crees que podría pasar lo mismo con él?

Kushina inhalaba y exhalaba con dificultad, el hablar tanto le estaba agotando demasiado y los sentimientos expresados en ese momento no ayudaban a mejorar.

 – Lo puedo asegurar completamente.

Hatake se quedó en silencio, analizando los escenarios, él al igual que Kushina sabía que Minato era un hombre fuerte, pero que esa perdida indudablemente le hundiría profundamente.

 – Si lucho por el amor de Minato… también estaré ganándome el desprecio de Naruto – dilucidó con tristeza – creerá que me aprovecho de la situación, yo le quiero como a un hermano, no sé si soportare que me guarde rencor.

 – Escribí una carta, la tengo guardada en el buró – señaló el mueble al lado de la cama – ahí le explico nuestras razones, el apoyo que me estas brindando y te desligo de responsabilidad.

– ¿Por qué no lo hablas con él? – Sugirió esperanzado – así como lo haces conmigo, entenderá…

 – No, Kakashi, no lo entenderá ahora, yo lo conozco bien, a pesar de la edad que tiene, mi hijo aun sigue siendo un niño, así le explique una y otra vez, no lo entenderá, el dolor no le dejará hacerlo, se encerrará y no podremos llegar hasta él; igual la carta no podrás entregársela recién, pasaran años para que adquiera la madurez y pueda comprendernos, hasta entonces podrás dársela.

 – No hay otra forma ¿Verdad?

 – No cariño, lamentablemente no la hay – Kakashi asintió resignado.

 – Prometo cuidar de ellos y buscar el amor de Minato.

– Es una promesa de vida, Kakashi y estoy segura que te será recompensada.

– Sólo espero que queriendo hacerles un bien, no les estemos causando mas daño.

 – Al principio parecerá así, pero ya veras que con el tiempo, todo tomara su curso.

Después de la intensa platica, Kakashi se despidió de la pelirroja dejándole un beso en la frente, ésta le dio la bendición deseándole lo mejor y entregándole la carta que le daría a Naruto cuando fuese correcto. Dos días después Kushina murió y una nueva fase de tormento comenzó para el Hatake.

 

FIN DEL FLASH BACK*-*-*

 

– Si te refieres a Naruto – contestó volviendo la mirada hasta posarla en el de cabellos negros – así es, ya nos vimos las caras.

Kakashi le tenía tanta confianza a su amigo, que era el único que estaba enterado sobre la platica con Kushina antes de morir.

 – ¿Y que tal te trató?

– Saludó fingidamente a Minato e hizo como si yo fuera un simple mueble – contestó con aparente tranquilidad.

El Uchiha podía leer más allá de esas palabras, veía el dolor en esos ojos negros y le molestaba profundamente.

 – ¿Hasta cuando dejaras que te pisoteen, Kakashi? ¿No crees que a sido suficiente lealtad para con la muerta?

 – Las oportunidades se están dando, Minato hablará con él y yo le entregare la carta que su madre le dejó.

– Y todos serán felices por siempre ¿No? – acotó con ironía.

 – No entiendo lo que quieres decirme.

Obito se puso serio – Es muy probable que ellos se reconcilien, es lo que sin duda Minato busca, pero no estoy seguro de que tú puedas formar parte de esa familia, ¡Por Dios, Kakashi! Ese hombre nunca te ha dado tu lugar.

 – Lo hará – habló tratando de sonar convencido – cuando arregle las cosas con Naruto, lo hará.

 – Eso es muy triste – dijo con pena – tú nunca fuiste tan apocado, el único beneficiado con esta relación a sido Minato, le has dado todo de ti, recibiendo muy poco a cambio. Sinceramente creo que lo mejor sería que esos dos arreglaran sus problemas y que tú salieras de sus vidas; sólo así podrías retomar tu autoestima; pero no lo harás, por que sigues amando a ese tonto rubio que no te valora lo suficiente ¡Con un demonio, Kakashi! – Suspiró negando con la cabeza -  si sintieras por mí, una decima parte de lo que sientes por Minato, ya te habría raptado, alejándote de todo lo que te hace daño.

 – No me gusta que sientas pena por mi – acotó ofendido.

 – Pues tampoco haces mucho para que no la sienta – replicó defendiendo su punto de vista – el día que te pongas los pantalones y exijas tus derechos o en su defecto abandones tu plan de mártir sacrificado y dejes de lado esa codependencia destructiva, entonces podre verte con otros ojos.

Kakashi se mordió la lengua y frunció el ceño, Obito era el único que se atrevía a decirle sus verdades de frente; tenia conocimiento del mote al que era merecedor en esa sociedad, las personas le veían como la puta, propiedad de Minato Namikaze, el que le calentaba el lecho, pero que no alcanzaba un titulo mas formal.

Él trataba de justificar las acciones de su amado (No amante, pues su amor no era sucio, era mas profundo). Sabía que el momento había llegado, próximamente se sabría si todos esos años compartiendo con el Namikaze sirvieron de algo, o si tenía que alejarse de una vez por todas para crearse un futuro digno.

 – Tengo que volver – se dirigió al otro que esperaba una respuesta clara – Minato debe estarse preguntando donde me metí, le dije que iba al baño y ya me estoy tardando.

 – Eso es Kakashi, huye una vez más, sólo recuerda que no podrás hacerlo por siempre.

 – Obito, por favor, no me lo hagas más difícil.

El pelinegro le devolvió una mirada triste, no le gustaba herir a su amigo con esas filosas palabras, pero le daba mucho coraje que éste se mostrará tan sumiso, cuando antes nunca lo fue, a su parecer la promesa hecha a la muerta sólo había destruido tres vidas y la de Kakashi era la más afectada.

– Perdón, me es difícil controlarme ¿Me buscaras si necesitas ayuda?

El de cabellos color plata asintió con una sonrisa no visible debido a la pañoleta y se retiró del lugar.

Obito se le quedó viendo hasta que la estilizada figura desapareció por completo. Convirtiendo sus labios en una línea se lamentó por no poderlo ayudar como quisiera; como Kakashi había dicho, las cartas estaban echadas y él esperaba que su amigo resultara ganador.

 

N&S

 

Naruto reía con todo el cuerpo, los espasmos en sus hombros eran completamente visibles y su risa cantarina escuchada por los que le rodeaban.

 – ¿De verdad? – preguntó directamente a la mujer que en esos momentos ostentaba el titulo de suegra.

Sasuke y él habían terminado de saludar a los invitados, el Uchiha no había olvidado las reglas de etiqueta, se detuvieron unos instantes con cada uno y luego se dirigieron a la mesa que era compartida por Nagato, Itachi, Minato, Kakashi, Mikoto, Fugaku y ellos dos.

Naruto decidió que se enfocaría en su tío Nagato y en los Uchiha, sería un poco cortes con su padre, sólo para evitar inconvenientes.

– Sí, cuando tu madre conoció a Sasuke, aun estaba embarazada de ti – comentaba Mikoto – lo primero que me dijo es que mi niña era muy hermosa.

 – ¡Mamá! – siseó Sasuke avergonzado.

– Pero si sólo estoy diciendo la verdad – se defendió la mujer de la mirada matadora que su hijo le dedicaba.

 – Eso suena claramente a un comentario hecho por mamá – expresó con un brillo especial en sus ojos.

Inconscientemente llevó su mirada hasta conectarla con los ojos de su padre, éste también sonreía, al parecer recordando a la mujer pelirroja, el contacto duró muy poco entre ellos, pero fue agradable.

– Y cuéntanos Naruto ¿Cómo fue que Sasuke y tú se conocieron? Como ya sabrás, mi hijo es demasiado hermético y realmente conozco demasiado poco sobre su relación.

 – Pues fue un poco extraño – comenzó dedicándole una mirada picara a su supuesta pareja, los otros acompañantes no aportaron nada, se dedicaron a escuchar atentamente la historia – yo estaba como becario en el área de administración en la televisora,  hasta ese momento no había tenido ningún contacto con Sasuke aunque ya escuchaba rumores sobre él, principalmente referente a su apariencia física, en ese aspecto Sasuke siempre a sido muy "llamativo" – el aludido frunció el ceño, hasta ahora había permitido que el rubio se explayara, no tenia idea de lo que diría, pero esperaba que no se saliera mucho de lo ya antes previsto.  – Como sabrán, la navidad en el occidente se celebra por todo lo alto y en esa ocasión la empresa organizó una fiesta a la que fuimos invitados todos los trabajadores, yo no dude en asistir y pasármela bien, la noche transcurría tranquilamente hasta que a mis oídos llegó una letanía de maldiciones en japonés; como imaginaran, eso llamó mucho mi atención, pues donde todos hablan ingles, el escuchar a alguien hablar en mi lengua materna, atrapó mi interés inmediato; me fui acercando mas hasta la persona que por cierto me daba la espalada y al verle al rostro.

<<Quede prendado de esos expresivos ojos negros. Sasuke se sonrojó completo pues yo le dije que no sonaban nada bien esas palabrotas saliendo de esa boquita – sonrió como si estuviera recordando el momento exacto y los que le escuchaban se mantenían muy interesados, pues el rubio movía las manos y gesticulaba con cada frase que decía – creo que nunca debí decir eso, pues él lo tomó como una ofensa y me dijo que era un "dobe" entrometido, por supuesto que me ofendí y le dije que él era un "teme" demasiado pagado de si mismo. La gente comenzó a rodearnos, pues les parecía extraño el escucharnos discutir en japonés, probablemente no entendieron ni la decima parte de lo que nos decíamos, pero nuestro tono de voz y facciones nos delataban; tuvieron que separarnos, pues era obvio que ninguno de los dos se iba a rendir; a mi me llamaron la atención los directivos, no entendían como me atrevía a ofender a Sasuke que es una de las figuras mas importantes de la empresa, yo apenas estaba empezando, creí que me echarían a la calle, pero en un acto de buena voluntad, Sasuke  intercedió por mi, me dijeron que estaría a prueba y que a la próxima no tendrían contemplaciones para conmigo. Me vi forzado a agradecerle a Sasuke y aunque al principio quiso desquitarse de mi impertinencia, yo no se lo permití, creo que eso fue lo que le atrajo de mí, que podía hacerle frente sin temor. En el mundo en que se desenvuelve  abundan los lame botas y que yo no le rindiera pleitesía me hizo ganar puntos, a partir de ahí parecía que teníamos radar y nos encontramos mas seguido por los pasillos de la empresa, un día decidí invitarlo a un café y él aceptó; todo comenzó a fluir – terminó encogiéndose de hombros.

 – Vaya – exclamó Itachi – eso suena claramente a como mi hermano se comportaría; tenias que conocer al amor de tu vida en esas circunstancias – sonrió dirigiéndose al menor.

– Bueno, no esperabas que fuera algo trillada y romántica – se defendió.

– Sí, tienes razón.

– ¿Y ustedes como se conocieron, tío? – preguntó Naruto con curiosidad.

– Tampoco fue una historia romántica si es lo que esperabas, fue una cena de negocios.

– No conozco a Itachi, pero a ti sí – develó el rubito – con tu timidez seguro te tardaste una eternidad en decidirte.

– De hecho, Itachi tampoco se queda atrás – intervino Sasuke – es tan sociable como un mudo, así que no entiendo cómo es que están juntos.

– Creo que se lo debemos a mi suegra – confesó Nagato  sonriendo –, las mujeres siempre son mas observadoras y perceptives, ella seguramente nos descubrió desde un principio, se las arregló para organizar eventos y dejarnos solos, poco a poco fuimos rompiendo el hielo.

 –  No es que yo sea entrometida – se escuchó un carraspeo, pero fue bastante disimulado, era obvio que los hombres de esa familia no coincidían con lo que la mujer llamaba discreción –… está bien – siseó mirándoles con reproche – deberían agradecerme, yo sólo velo por su felicidad.

– Yo le agradezco infinitamente, suegra.

-Yo tampoco me quejo madre, al contrario.

– Tranquila, querida, te aseguro que apreciamos el amor que nos brindas – concilió Fugaku, tomando delicadamente una de las manos de la mujer.

Ésta no pudo más que sonreír por las atenciones.

La platica continuó con una que otra banalidad; Minato y Kakashi no aportaron mucho, sus respuestas eran mas bien monosilábicas; el de cabellos color plata se encontraba muy incomodo, nunca antes se había sentido tanto como un parche mal pegado, las emociones del rubio mayor se contraponían entre la tristeza por la poca o nada atención que su hijo le brindaba y la felicidad de poder verlo de nuevo, le tenia embobado su desenvolvimiento ante los demás y moría por poder hablar con él; se hizo el firme propósito de buscar la oportunidad; aclararían las cosas por fin, estaba seguro que Naruto ya tendría la suficiente madurez, para entender lo que realmente pasó.

La velada continuó con un discurso por parte de Fugaku, donde felicitó a los futuros contrayentes, dio la bienvenida pública a su hijo menor y al novio de éste; Itachi y Nagato agradecieron la asistencia de sus invitados así como sus buenos deseos.

La fiesta terminó ya muy entrada la madrugada; al día siguiente se organizaría una comida, pero en está ocasión serian pocos los invitados, entre ellos se encontraban Minato y Kakashi, el primero se despidió reticente, pues hubiese querido permanecer ahí, cerca de su esquivo hijo.

 – Es hora de irse a descansar – comentó Mikoto, dirigiéndose a Itachi, Nagato,              Fugaku, Sasuke y Naruto.

 – Me parece bien, estoy ya muy cansado – confesó Sasuke tratando de no estirarse como un gato, pues seguramente su padre le reprendería al considerarlo de mal gusto – si me dices cual es la habitación que dispusieron para Naruto, yo puedo guiarlo hasta ahí.

El silencio se hizo y todos se le quedaron viendo raro al pequeño Uchiha.

 – No seas anticuado, Sasuke – apostilló su padre con un toque de burla nada común en  él –, ni nos tomes por santurrones o persignados, sabemos que no te has pasado estos  años de manita sudada, no nos escandalizaremos por que compartas la cama con tu novio, es obvio que dormirá contigo ¿Dónde sino?

Sasuke se quedó azorado ¿Cuándo es que su padre se volvió tan liberal? No recordaba que ese hombre se mostraba tan abierto, claramente su madre había ganado batalla en el osco carácter de Fugaku.

 – Sí hijo, vayan, vayan, seguro que Menma ya llevó las cosas de Naruto a tu recamara.

Sasuke ya no pudo replicar nada, con un ademan de su mano derecha indicó a Naruto el camino y ambos se dirigieron hasta ahí.

Al entrar el rubio detalló disimuladamente el espacio, contrario a lo que esperaba la decoración era bastante occidental, una mullida cama matrimonial vestida con un edredón de color azul rey; un par de buros de madera labrada a los lados del lecho, en una esquina una mesilla con dos sillas donde probablemente el moreno realizaba sus tareas en sus años mozos, también contaba con un gran armario empotrado en la pared y una puertilla que seguro conducía al baño; sencilla pero cómoda.

 – Desde ahora te advierto que no dormiré en el suelo – acotó al darse cuenta de que no había otro espacio donde quedarse mas que una cama.

– ¡Yo tampoco, está es mi habitación! – reclamó con seriedad.

 – Tu madre dijo que podía sentirme como en casa, por lo tanto esta también es mi habitación y no dormiré en el suelo – recalcó, pues no estaba dispuesto a negociar con su comodidad.

Sasuke suspiró resignado – Podemos compartir la cama, es lo suficiente amplia.   – Naruto sonrió socarrón, Sasuke se dio cuenta de esto – Ni te hagas ideas equivocadas, sólo dormiremos…

 – Que aburrido – reprochó haciendo un gracioso puchero – podría hacerte una rebajita ¿sabes? – y para acompañar sus palabras comenzó a desabrocharse el kimono con movimientos estudiados y sensuales.

El pelinegro se quedó tieso, la tela iba dejando los anchos y bronceados hombros al descubierto; eso no podía ser normal, lo que el rubio le hacia sentir "no" era normal, el cosquilleo se instaló en su estomago y claramente descubrió que tenía la boca seca, cada que se ponía nervioso, una extraña punzada le atenazaba en las palmas de las manos; no podía alejar su mirada de aquella visión, sus ojos seguían como hipnotizado aquellas manos, bajando, bajando hasta que desataron el obi que le llevaría hasta la gloria, fue ahí cuando tomó consciencia, saliendo del transe sacudió su cabeza; cogió uno de las almohadas de la cama y se la aventó por el rostro al exhibicionista.

 – ¿Por qué te desnudas aquí? Para eso está el baño – le regañó tratando de ocultar su sonrojo.

– ¿Hum? – Exclamó con fingida inocencia – no quiero ir hasta el baño, estoy cómodo aquí.

-Pues entonces me voy yo – masculló girándose hasta su maleta, la abrió con rudeza y sacó una de los pijamas, sin voltear a ver de nuevo al rubio se metió rápidamente al baño para cambiarse.

Naruto sonrió satisfecho, sería muy divertido trabajar para Sasuke, no podía esperar para que el día de mañana llegara…

 

 

Continuara…

Notas finales:

*TOC o trastorno obsesivo compulsivo

Hola Chicos, lamento si Kakashi me está quedando tan OOC, lo creo un poco necesario, a final de cuentas es mas parecido al que describe Pierrot. Tenia ya un buen rato que no me daba una vuelta por las nuevas creaciones del fandom en Naruto, a pesar de que escribo para él, y hace apenas tres días descubrí que en amor-yaoi se está llevando una adaptación de la misma película, yo no lo sabía, de verdad que no y entre en conflicto, pues la chica la empezó un mes antes que yo, me tuve que leer la otra historia por encima, pues es Sasunaru y ese orden de pareja no me gusta, según lo que note, el desarrollo y descripciones si varían lo suficiente, y ahora replanteándome mas la trama, es por eso que incluí mas peso a los personajes de Kakashi y Minato, que agregue drama jejeje, por favor díganme si está quedando muy forzado y tratare de bajarle a la intensidad. ¿Creen que debería dejarle una nota aclaratoria a la otra autora?


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