Mi nombre es Matsumoto Takanori. Tenía una vida normal junto a mi familia, amigos y a mi amado Suzuki Akira. Como todos los día, iba al instituto y estudiaba para sacar buenas notas y poder entrar en la universidad de Tokio. Estaba en Bachillerato cuando un fatídico día mi infierno comenzó...
Miro a mi alrededor y solo veo oscuridad. Siento como el frío atraviesa cada poro de mi piel llegando hasta mis huesos. No sé donde estoy, tengo miedo. Intento enfocar mi vista en algún detalle que me permita reconocer el lugar en el que me encuentro y lo único que veo es un cuartucho sin luz, frío y con una pequeña ventanita casi a la altura del techo con unas rejas. Busco algo con lo que poder escapar, corro hacia la pequeña puerta que se encuentra frente a mis ojos pero unas cadenas me lo impiden. Mis muñecas empiezan a arder, escuecen demasiado. No puedo seguir forcejeando, es imposible soltar mis manos de los grilletes que me retienen en ésta habitación. Intento tranquilizarme, no llorar, pensar con claridad...
Un cielo invernal y los faroles de las calles rotos, el viento frío.
Una sombra desconocida, la huella del abandono.
La libertad fue arrebatada.
Unas voces al otro lado de la puerta hacen que abra mis ojos asustado. Esas voces... Puedo reconocerlas facilmente. Son ellos, lo sé. Fueron tantas las veces que quisieron tener algo más allá de una simple amistad conmigo... Tantas como las veces que fueron rechazados. Ahora que me encuentro aquí, en medio de esta fría y lúgubre habitación, sin posibilidad de escapar, solo puedo pensar en él. Akira, mi vida... Espero que estés bien. Solo tú eres la luz que alumbra mi vida en estos horribles momentos. Las voces al otro lado de la puerta se escuchan cada vez más cerca. Veo como el pomo de la puerta comienza a girar y un pánico inmenso se hace presente en mi cuerpo y mi alma. Ahí están ellos. Los conozco bien, me harán sufrir, lo sé. Comienzan a insultarme, a golpearme duramente, a reírse ante mis súplicas. Me tocan, de una maneran tan repugnante que siento que vomitaré en cualquier momento. De nada me vale gritar, pedir ayuda. De nada me vale llorar en estos momentos. Comienzan a llover golpes y más golpes mientras siento las manos de todos ellos en mi cuerpo. Después de dos agonizantes horas me encuentro tirado en el suelo con las muñecas sangrando. Me doy cuenta de que sangro por más partes de mi cuerpo. Pero me siento aliviado. Por hoy se saciaron. Despues de haber sido brutalmente violado y golpeado, me dejaron en paz por hoy.
Se levanta un techo tenebroso.
Una voz que se ríe se pierde en los tímpanos, están sucios.
Y la violencia me viola.
Intento recordar el motivo por el cual me encuentro aquí. Nadie me lo ha dicho aún y, por mucho que pida respuestas, nadie me las dará. No entiendo que fue lo que hice mal. Me siento desfallecer. Necesito a mi familia, a mis amigos... Te necesito a tí, mi vida... Tu recuerdo es lo único que me mantiene cuerdo en medio de éste infierno. Solo quiero dormir y esperar a que mañana todo vuelva a ser como hace unos días y darme cuenta de que todo esto es solo una pesadilla...
Un entendimiento es imposible
¿Por qué fuí elegida? Alguien debe responder...
Por favor, dime que esto es un horrible sueño.
Un fuerte golpe en mi cabeza me hace reaccionar y abrir los ojos. Son ellos de nuevo pero ahora puedo distinguir a lo lejos las siluetas de más hombres. Comienzan a tocarme todos ellos, sé lo que vendrá ahora. Me golpean brutalmente, introducen cosas dentro de mi cuerpo que me lastiman profundamente y me hacen sangrar. De nada me sirve llorar y suplicar por un poco de compasión. Los golpes continúan al igual que las risas de todos ellos y la brutalidad con la que juegan con mi cuerpo de una manera realmente asquerosa y horrible. En estos momentos recuerdo cómo era mi vida hace unos días. Recuerdo a mi familia, las peleas con mis primos, el amor de mi madre, los momentos de diversión con mis amigos, cuando conocí al amor de mi vida... No puedo evitar que las lágrimas escapen de mis ojos. Pero ellos solo ríen aún con más fuerza ante ellas e intensifican la brutalidad de los golpes y las vejaciones contra mi cuerpo.
¿Cuánto más tengo que gritar, retorcerme y sufrir?
Grité muchas veces con mi voz perdida.
No hay una mano preparando el desordenado cabello.
Por fin me dejaron solo de nuevo. Siento como mis huesos están quebrados al igual que mi alma. El frío me impide sentir el dolor de todos los huesos fracturados, al menos eso es un punto algo positivo en medio de todo este infierno. Tu recuerdo me mantiene vivo. En medio de toda esta pesadilla, tú eres mi guía, mi esperanza, mis ganas de sobrevivir, mi deseo de salir de aquí y volver a la felicidad que encontraba entre tus brazos. Saldré adelante, saldré de aquí. Lo haré por tí, mi vida.
Una voz que se ríe se pierde en los tímpanos, una débil temperatura es mezclada en medio del invierno.
Me persuado a mi misma, quién tiene una agonizante voz y que empieza a retorcerse.
Nada que perder para vivir.
Ya perdí la cuenta de las veces que me violaron, golpearon y torturaron sin piedad alguna. Perdí también la cuenta de los días que llevo aquí, así como de los hombres que me forzaron e hicieron de mi cuerpo lo que quisieron. Ahora me encuentro atado de manos al techo. Mi cuerpo cuelga en el aire y mis muñecas cada vez escuecen más por soportar el peso de mi cuerpo. Siento como en cualquier momento se romperán. De nada me ha servido pedir que terminen con mi vida de una vez. Hace ya varios días que perdí la esperanza de volver a verte, mi amor. Ahora sé que todo está perdido. No tengo fuerzas ni para ponerme en pie. Ya no puedo controlar los impulsos de mi cuerpo, a penas y puedo seguir mandando las órdenes a mi cerebro para que mi corazón siga latiendo y mis pulmones sigan recibiendo oxígeno.
Estaba sumergida en la oscuridad cuando tuve miedo y mi voz se quebró.
Por favor, perdona mi agonizante respiración.
Por favor, dime que esto es un horrible sueño.
Vuelvo a escuchar esas voces detrás de la puerta. Ya no tengo miedo, siento que mi final está cerca. Solo tengo que ser fuerte y soportar las múliples torturas un poco más. Con suerte, hoy todo terminará y por fin seré libre y podré esperarte en el más allá. Seré feliz velando por tí hasta que ese momento llegue Akira, mi amor. El pomo de la puerta comienza a girar y mis ganas de vivir salen huyendo por la minúscula ventanita del techo. Los golpes vuelan de nuevo contra mi muy lastimado cuerpo. Me golpean con objetos extraños y pesados en la cabeza, cada vez me cuesta más mentenerme con vida. Mi consciencia se va apagando. Noto como un líquido recorre mis brazos, mis piernas y mi pecho. Veo como encienden cerillas y las arrojan sobre mi cuerpo. Grito desesperado pero ellos solo se ríen y me llaman exagerado. Comienzo a convulsionar, siento como mi piel se quema, se va encogiendo debido a las llamas y mis músculos quedan al descubierto. Mi sistema nervioso actúa por sí solo. La agonía que siento en estos momentos es indescriptible... Ya llevo dos horas soportando todo esto. Mis lastimados párpados cada vez pesan más. Mi mente deja de funcionar poco a poco y noto como todo va perdiendo color y luz. Por fin a llegado el momento de terminar con todo esto e irme lejos de aquí. Mi corazón deja de latir poco a poco y mi alma se apaga por completo.
¿Cuánto más tengo que gritar, retorcerme y sufrir?
Por favor, dime que esto es un horrible sueño.
Deseo sonreir nuevamente al final.
Después de 44 horribles días siendo torturado en las mismísimas entrañas del infierno, por fin pude sentir como la paz me llena de nuevo. Velaré por tí, mi vida. Te esperaré todo lo necesario hasta que pueda tenerte a mi lado nuevamente. Entre tanto, vive la vida feliz y ama de nuevo como alguna vez me amaste a mí. Yo cuidaré de tí desde aquí.