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Cincuenta y un chicos para Sakuragi por Paz

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Notas del capitulo:

Estoy de vuelta con un nuevo capítulo esperando que lo disfruteis.

Os deseo a todos/as que hayais tenido una buena entrada de año y que en este nuevo tiempo se cumplan todos vuestros deseos.

Cincuenta y un chicos para Hanamichi

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

 

By Paz

 

Capítulo 12: ¿Por qué todos vienen a mí?

 

No es que le resulte molesto, al contrario, le evitaba tener que buscar excusas para acabar en la cama con sus ex compañeros, pero si había algo que le sorprendía y que le llevaba a preguntarse

 

-¿Por qué todos vienen a mi? ¿Qué es lo que ven en mí para que todos se confíen? ¿Acaso piensan que soy un benefactor? ¿Que puede salvarles de las desgracias ajenas? Indudablemente me adoran, porque todos ellos me dan esa impresión, estoy convencido de ello, ninguno de ellos se ha negado a ser cogido por mí, -escuchó una tos ahogada, pero no desvió su atención de lo que decía- hasta he llegado al extremo de abusar de su confianza y aún así cuando vuelvo a verles me miran como si realmente fuera su salvador. –En la sala solo se escuchaba su voz, ninguno de los presentes parecía dispuesto a darle las respuestas que necesita- ¿Tu que dices? –pregunta mirando hacia el muchacho que parecía más entretenido intentando dormir que en escucharle.

 

-¿Qué digo a que? –preguntó porque estaba medio dormido cuando Sakuragi comenzó a divagar sin llegar a comprender adonde quería llegar con sus cavilaciones. Era evidente que todos le adoraban, pero eso ya pasaba mucho antes que comenzara con su apuesta. Si eso lo ignoraba ya era hora que abriera los ojos a la realidad, hasta él lo sabía.

 

-¿Y tú? –miró a Takamiya que ahora pasaba más tiempo en su casa que en la propia.

 

-Yo qué… -estaba perdido en sus propios pensamientos y no había escuchado gran cosa.

 

Sakuragi dio un bufido, al parecer ninguno de los dos había escuchado gran cosa.

 

-Quiere saber porque tiene tan buena imagen entre sus ex compañeros –le informó Rukawa que había empezado a tomar cierto sentimiento de amistad hacia el gordo Takamiya. No se podía ignorar la presencia del chico cuando ahora se le encontraba casi siempre en casa de Sakuragi.

 

-¡¡Oh… eso!!

 

-¡¡Eso!! ¿Cómo que eso? Explícate. –al menos Rukawa no estaba tan dormido como aparentaba.

 

-No necesitamos decírtelo, tienes que verlo por ti mismo –dijo Rukawa dando por terminado ese asunto al levantarse sacudiéndose de encima la modorra que estaba invadiéndole. Me voy… Vamos "Pinky" hora de marchar.

 

Takamiya desde que había tomado la costumbre de estar en casa con Sakuragi, necesitaba que le empujaran hasta la calle para no pasar allí la noche, en cambio, en ese instante como si temiera un interrogatorio por parte de Hanamichi y no tuviera el respaldo de Rukawa se levantó con presteza.

 

-Me voy con mi madre.

 

Sakuragi se quedo sin palabras en mitad de la sala. En poco más de una semana esos dos empezaban a compartir no solo silencios. Sonrió al verles marchar juntos. El gordo y el flaco, menuda pareja formaban cuando se les veía caminar uno al lado del otro, lo que últimamente ocurría muy seguido.

 

Eran las nueve de la noche. Tomaría un baño antes de acostarse.

 


 

Shiozaki Tetsushi había salido de casa a primera hora de la tarde, estuvo caminando durante largo rato hasta que sus pasos se detuvieron ante un concurrido parque, ni los juegos de los niños ni las conversaciones de las madres o padres o hermanos que les cuidaban conseguían apartarle de sus pensamientos.

 

Cualquiera que le hubiera visto se daría cuenta que estaba preocupado por algo y que no debía ser ninguna minucia.

 

Y hubieran acertado.

 

Tenía un problema y no sabía a quien recurrir para solucionarlo, a sus padres era impensable, a sus nuevos amigos no tenía sentido, ni tampoco suficiente confianza para contarles algo semejante. Fue un idiota, solo a él podía ocurrírsele tal memez.

 

Estaba inquieto por unos sentimientos que le alteraban más que hacerle feliz y queriendo quitárselos de encima hizo lo que hizo y ahora estaba metido en un lio muy gordo, aparte de acabar descubriendo que era lo que era y no había más vueltas que darle.

 

Era demasiado joven para casarse.

 


 

Esa mañana Sakuragi despertó temprano decidido a dar una vuelta y buscar la solución al enigma que su vida le estaba planteando, dirigió sus pasos hacia la costa. Cuando llegó, se subió al muro que bordeaba la playa y estuvo caminando sobre él mientras por encima de su cabeza escuchaba el graznido de las gaviotas.

 

-¿Por qué? ¿Por qué confían en mi?, no les he dado motivos para hacerlo, se que desde el principio he intentado reformarme, dejar de ser el pandillero que era para poder seguir dentro del equipo y que desde entonces me he comportado bien con todos, al menos mientras no estuvo de por medio esta apuesta. No he sido legal con ninguno de ellos, me he aprovechado de sus diversas circunstancias para tener sexo con ellos, porque no puedo negarlo, eso es lo único que han conseguido de mi, no importa que lo enmascaré con falsas ayudas, ni que parezca desinteresada mi ayuda. ¿Lo fue realmente? No, no lo fue, tuve de todos ellos lo que buscaba, sin tener en cuenta sus sentimientos. Ahora sé que Akagi sentía por mí un sentimiento completamente distinto al compañerismo y nunca me ha reprochado dejar al descubierto su amor, aún sabiendo ahora que lo que hubo entre nosotros no ha tenido ningún significado para mí. ¿Por qué entonces no me odia? Desde esa tarde hemos vuelto a vernos un par de veces y él sigue comportándose conmigo igual que siempre, sin reproches, sin malas miradas. ¿Y los demás? ¿Acaso los años que han transcurrido como compañeros de equipo han forjado entre ellos un vínculo que va más allá de la amistad? Si es así que vaya alguien y se lo explique, porque él se siente tan perdido en sus pensamientos que no acierta a dar con el punto que al parecer Rukawa y Takamiya han sido capaces de comprender.

 

Se detiene al final del muro, se da cuenta que esta hambriento y bajándose dirige sus pasos hacia las calles de la ciudad, buscando un lugar adecuado para saciar su hambre.

 

Se detiene ante un puesto callejero, se sienta en el taburete y tras el saludo mira el menú allí expuesto.

 

La caminata ha despertado su apetito por lo que después de tres cuencos de ramen se siente suficientemente saciado como para reanudar sus pasos y sus cavilaciones.

 

Han transcurrido horas de caminata sin conseguir sacar nada en claro, de pronto se da cuenta que sus pasos le han llevado hasta un conocido parque y es allí donde su mirada se detiene en un chico que sentado muestra todo él un aspecto abatido.

 

Dirige sus pasos hacia él, camina seguro nunca ha rechazado un reto o una ayuda y viéndole no tuvo ninguna duda acerca de esto último.

 

Se detuvo ante él, como si hubiera sabido que ya no estaba solo le oyó decir.

 

-¿Cómo puedo salir de este lío?

 

-Si puedo serte útil, aquí me tienes –dijo aún cuando comprendió que su pregunta no estaba dirigida a él.

 

Shiozaki levantó la cabeza, el desconcierto y el dolor que veía en su mirada le dejo perplejo durante los primeros segundos, después como si pensara que no era una alucinación, el joven se levantó eufórico.

 

-¿Eres tú? ¿Realmente eres tú, Sakuragi? –sus manos se posaron en sus brazos como si quisiera cerciorarse que realmente era el pelirrojo- ¡¡Kamisama!! –exclamaba llevado por la emoción de ver un rostro amigo, el de alguien especial, ya no estaba tan preocupado, Sakuragi siempre tenía un recurso para cualquier dificultad que se le presentará.

 

-¿Qué es eso que te tiene así? –preguntó a su vez.

 

-He hecho algo que no debí hacer… -bajó la mirada avergonzado.

 

Sakuragi le miró descartando en su mente que podía haber hecho Shiozaki para que presentara un aspecto tan preocupante, drogas no decidió, su mirada no tenia rastros de ellas, tampoco creía que pudiera haberse metido en líos de bandas callejeras, él no era de esos, amistades peligrosas tampoco, aunque tenía amigos de la primaria, no era dado a entregar su amistad a cualquiera, así pues no encontraba una razón valida para se mostrara tan consternado y abatido. Sabía por terceros que se le había visto en compañía de chicos y chicas en un conocido local, pero todos ellos llevaban encima sus libros por lo que tenían que ser estudiantes universitarios como él. Entonces, ¿Qué problema tenía?

 

-No creo que sea tan terrible… ¿puedes contármelo?

 

Shiozaki miró a derecha e izquierda, como si quisiera cerciorarse que estaban solos.

 

-Aquí no…

 

-¿Quieres un lugar más tranquilo? ¿Podríamos ir a Danny's? pero a esta hora ya hay bastante animación –titubeó en pronunciar las siguientes palabras, finalmente lo hizo- ¿Tal vez un hotel…?

 

-Me parece bien…, no quiero que otros puedan oír lo que hice. Tu eres diferente, se que puedo confiar en tu discreción. Además en esos momentos estaba pidiendo que alguien me fuera enviado y apareciste tú. Ahora lo se, solo tú puedes sacarme de esta complicación en la que me veo inmerso. –y como si quisiera durante unos momentos olvidar su problema añadió- Hay cerca de la estación un hotel, podemos ir ahí.

 

-De acuerdo…, -no le dijo que conocía el camino, se dejo llevar por él.

 

Iban uno al lado del otro, al principio hablando de banalidades, el tiempo y cosas así, después sus respectivos estudios les distrajeron durante algunos minutos, si bien no iban a la misma universidad, Shiozaki podía darle una idea de cómo podía llegar a ser su primer año.

 

Al traspasar el umbral del hotel, Shiozaki fue derecho a la maquina donde estaban señaladas las habitaciones libres.

 

-Yo me haré cargo del gasto –dijo el joven marcando el tiempo que deseaban ocuparla- ¿Te parece bien dos horas?

 

-Decídelo tú. –no sabía cuanto tiempo le demoraría y tampoco quería mostrarse ansioso. Esa vez la idea de ir a un hotel había sido del otro muchacho.

 

-Creo que será suficiente. –decidió.

 

Minutos después cruzaban el pasillo hasta alcanzar la puerta de la habitación que tenían asignada, traspasaron el umbral, Sakuragi cerró a su espalda.

 

-¡¡Que espantoso calor hace!! –exclamó sacándose la chaqueta y dejándola junto al respaldo de una silla.

 

Sakuragi siguió el ejemplo de su ex compañero de equipo, se volvió a mirarle, estaba sentado en la cama y se le veía nervioso. En su mirada ya no había preocupación, ni ningún otro sentimiento de pesar, ahora en cambio no sabía como plantearle lo que le había inquietado hasta ese instante.

 

Se miraron en silencio.

 


 

Shiozaki Tetsushi se estaba preguntando si había sido acertado ir a un lugar así. Miraba a su alrededor con curiosidad, nunca antes había estado en un hotel del amor, en cambio, Sakuragi aparentaba estar muy relajado, como si estuviera en un lugar conocido.

 

Todo lo que veía a su alrededor daban una clara señal que allí se hacia algo más que conversar, tenía que haber elegido una habitación menos cargada de objetos sexuales.

 

Bajo la mirada al suelo, pensó que si no veía lo que allí había podía hablar tranquilo.

 

Sintió un movimiento en la cama y apartó la mirada para fijarla en Sakuragi. Se había sentado con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en el cabecero.

 

-Si miras hacia aquí te sentirás más cómodo. –dijo Sakuragi dándose cuenta de la inquietante mirada de su compañero.

 

Asintió sentándose frente a él, en idéntica posición.

 

-Gracias, es la primera vez que vengo a un lugar así.

 

-Puedes decirme que es eso que te tiene tan contrariado.

 

-He dejado embarazada a una chica. –dijo llevándose las manos al rostro para ocultarlo. Se dio cuenta que había soltado de improviso el final de su historia. Debería haber empezado por el principio, por sus dudas e interrogantes.

 

-Comprendo que trastoca tu futuro…, tendrás que aceptar tu responsabilidad.

 

-Soy demasiado joven para casarme, además…, estoy seguro que no debo hacerlo.

 

-¿Por qué no? –preguntó acercándose y cambiando de postura para mirarlo más de cerca.

 

Shiozaki ni siquiera fue consciente de su movimiento, estaba inmerso en sus pensamientos, los que enseguida expresó.

 

-Todo comenzó hace poco más de dos meses, llegó a una de las clases un joven de intercambio de estudios, nos sorprendió que fuera admitido a finales del último semestre, pero así fue, la mayoría admitió su presencia como un mal menor, a mi particularmente no me afectaba que estuviera o no. Hasta que comprendí que estaba intentando ignorarle. Él parecía querer llamar mi atención, se había sentado un par de bancos por delante y si apartaba la mirada del frente me cruzaba con la suya. Siempre me consideré heterosexual, por lo que no comprendía que eran esas sensaciones que sentía cuando nuestras miradas se cruzaban o cuando él se acercaba a hablarme de lo que se estuvo desarrollando en la clase.

 

-Posiblemente buscaba tu amistad… -intercaló cuando se detuvo como para tomar aliento- Si es extranjero podía bien creerse que se sentía solo.

 

-Eso quería creer, pero lo que me hacia sentir me asustaba y más aún cuando una tarde a la salida de la biblioteca me salió al paso... y lo que me dijo me perturbo al extremo que salí corriendo sin mirar atrás.

 

-Se te declaró…

 

-¿Cómo sabes? –alzó la mirada asombrado.

 

-Solo lo he supuesto. ¿Así que lo hizo?

 

-Si. –no tenía sentido negarlo, cuando lo acababa de admitir- No quería reconocer que lo que las sensaciones que despertaba en mi formaban parte de la atracción que experimentaba hacia él. Me negué siquiera a pensar que no era derecho, mis dudas y mis cavilaciones me llevaron a tomar el único camino que considere necesario. Probarme a mi mismo que estaba equivocado.

 

-Fuiste en busca de una chica y te acostaste con ella.

 

-Si.

 

-¿Lo disfrutaste? ¿Conseguiste quitarte las dudas?

 

-Al contrario, ahora estoy peor que antes.

 

Sakuragi dejo escapar una suave carcajada.

 

-No es cosa de risa…

 

-Disculpa…, como has llegado a la conclusión que esta embarazada, ¿te lo dijo ella?

 

-No exactamente, me llamó hace dos días y me dije que tenía un retraso de dos semanas y que estaba preocupada porque era muy regular y que solo quería decir una cosa.

 

-O sea, que ella planto esa certeza en tu mente. Ni siquiera sabe si lo esta.

 

-Pero, estuvimos juntos hace tres semanas y si ella me dijo eso es porque tiene que estar segura.

 

-Las mujeres en esas cuestiones fallan tanto como nosotros. Posiblemente este estresado por diversas causas ajenas a ti y eso ha provocado su retraso. Mantente tranquilo y espera que vuelva a llamarte, con toda probabilidad lo hará apenas se de cuenta de su error.

 

-¿Lo crees así? –preguntó mirándole esperanzado.

 

-Si.

 

-Gracias, me doy cuenta que necesitaba hablarlo con alguien más y tu llegada ha sido providencial. Ahora me siento más tranquilo.

 

-Me alegro haberte servido de ayuda y amigo, la próxima vez que quieras confirmar tu sexualidad, hazlo con el objeto de tus dudas, así te evitaras sobresaltos. –Salió de encima de la cama- Nuestro tiempo se acaba. –Fue a recoger su chaqueta- Ha sido un placer hablar contigo.

 

-Sakuragi…

 

-Si… -se volvió.

 

-Intercambiemos número de teléfono

 

Asintió dándole su número, enseguida, escuchó la llamada, dejo que sonara, poco después lo guardaba en sus contactos.

 

-Te llamare cuando sepa en que ha quedado todo, si se confirma, tendrás que sacarme del apuro.

 

-Ten la seguridad que lo intentaré, aunque no puedo prometerte conseguirlo.

 

-Me daré por satisfecho con ello.

 

Poco después se despedían en la calle.

 


 

-Tendrías tú también que encontrar quien te sacara de tus dudas… -pensó parado en mitad de la calle viendo alejarse a su compañero, de pronto le vió detenerse y volver sobre sus pasos- ¿Has olvidado algo? –preguntó cuando le tuvo a su altura.

 

-No…, me preguntaba si tú quisieras hacerme otro favor.

 

-Si esta a mi alcance ¿Por qué no? ¿De que se trata?

 

-¿Me ayudarías a resolver mis dudas? –pregunto mirándole de frente.

 

-Solo si tu resuelves las mías –respondió a su vez sin sorprenderse de su petición.

 

-Lo hare si puedo.

 

Acepto.

 

Volvieron a entrar al hotel y en el interior de la habitación ambos resolvieron sus respectivas dudas.

 


 

No se sorprendió cuando a las nueve y media llegó a su casa y escuchó voces que provenían de la sala,

 

-Estoy en casa –dijo cuando escuchó que dejaban de hablar, estaba descalzándose cuando "Pinky" salió a recibirle.

 

Se detuvo sorprendido al ver allí a toda la tropa, sentados alrededor de la mesa, mientras bebían refrescos y Takamiya se atiborraba de dulces.

 

-¡Vaya sorpresa! –y miró hacia el otro extremo donde Rukawa permanecía indiferente a lo que estaba haciendo allí sus amigos.

 

-¿Dónde has estado? –preguntó Noma

 

-Por ahí.

 

-¿Aun estas tratando de resolver "eso"? –inquirió Takamiya dando muestras de conocerle bien.

 

-¿Eso? –preguntó perplejo Mito.

 

Sakuragi dio una alegre carcajada.

 

-"Eso" ya esta resuelto y no gracias a vosotros dos –dijo dirigiendo su mirada hacia los interesados.

 

-¿Quién te lo resolvió? –preguntó inesperadamente Rukawa, dejando a tres de los chicos bastante sorprendidos porque desde que llegaron eran sus primeras palabras después del saludo.

 

-Shiozaki Tetsushi, ¿le recuerdas? –dando su nombre no estaba rompiendo su promesa de silencio.

 

-Huuujummm…. –fue la respuesta de Rukawa.

 

Sakuragi sonrió haciéndole saber que sus pensamientos seguían el camino correcto, no solo había conseguido resolver sus dudas, sino que ayudo a Shiozaki a tener la certeza que necesitaba.

 


 

Le despertó el soniquete del móvil y adormilado contesto.

 

-Moshi… moshi…

 

-Lamento haberte despertado, pero ¿Sabes la hora que es? Ya pasa de mediodía.

 

-Me acosté tarde… -los muchachos no se fueron a sus respectivas casas antes de la medianoche, excepto Rukawa que se quedo, al pensar en él miró hacia el futón, había sido recogido y no solo estaba él en la habitación- ¿Qué quieres?

 

-Deseaba darte las gracias, tenias razón. La chica me llamó, todo fue una falsa alarma.

 

-Me alegro por ti, ahora solo tienes que ir a buscar a ese chico que te gusta y mientras puedas no le dejes escapar. –le aconsejó.

 

-Lo hare. Lo pasé bien contigo. Nunca pensé que podía ser tan placentero.

 

-Me alegro que lo disfrutaras. Yo también lo pase bien contigo.

 

-Si se diera el caso, ¿repetirías?

 

-Solo si no tengo ningún compromiso previo.

 

-Eso pensaba…, gracias nuevamente, por todo….-la llamada se cortó.

 

Al levantar la mirada vió a Rukawa parado en el umbral.

 

-Escuche que hablabas con alguien, ya tienes el desayuno en la mesa.

 

-Gracias… ahora mismo voy.

 

Minutos después se reunía con Rukawa en la cocina.

 


 

Continúa en el próximo capítulo…

 



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