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Cincuenta y un chicos para Sakuragi por Paz

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Notas del capitulo:

Aquí tenéis la nueva conquista de Hanamichi, no perdona a ninguno de sus amigos.

Cincuenta y un chicos para Hanamichi

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 14: Mi amigo Ookus

Ha pasado su primera semana, en la que ha tomado nota de horarios y cursos a realizar, además ha pedido la admisión en el club de basquetball, cuando se acercó al gimnasio recibió una inesperada sorpresa, entre los novatos, si se les podía llamar así a los que iniciaban su primer año de estudios, encontró rostros conocidos, lo que más llamó su atención entre los titulares encontrar jugadores que años atrás eran grandes rivales, como  el Kainan y el Shoyo, porque allí estaban Fujima Kenji y Souichirou Jin, además de Sendoh Akira. Formar parte de ellos iba a ser interesante, sobre todo considerando que iba a estar muy ocupado si Yohei tenía razón y muchos de ellos mostraban cierto interés por él.

No tardó mucho en confirmar cuanta razón tenía, cuando terminó la selección de los jugadores que iban a ser admitidos no le sorprendió que Sendoh fuera el primero en acercársele para saludarle y menos aún que fuera tan directo pidiéndole una cita.

Haciendo caso a Rukawa llevaba consigo la libreta que le había obsequiado, por lo que cuando le escuchó pedírselo, se quedo como pensativo, luego la sacó del bolsillo de su pantalón de deporte y paso algunas páginas como si estuviera buscando un hueco en su agenda de citas.

-Durante la semana me es imposible, con los estudios y el entrenamiento –comentó pasando hoja tras hoja sin dejar que el viera el contenido. No iba a darle la impresión que deseaba esa cita tanto como él y aunque era el primero en solicitarle le dio un largo plazo- Podemos vernos un sábado o tal vez el domingo, como tú prefieras, pero tiene que ser en mayo. –le miró esperando su decisión.

-El cinco de mayo me parece bien.

-Quedamos en eso, -sacó el lápiz que llevaba adjunto con la libreta y escribió su nombre- Te llamaré durante la semana para decidir donde vamos.

-De acuerdo. Me alegro que esta vez juguemos en el mismo equipo –dijo Sendoh.

-Aún no esta decidido, el entrenador parece excesivamente serio. No estoy seguro de haberle gustado.

-No te dejes llevar por esa primera impresión. Es un excelente entrenador y enseguida detecta donde hay un buen jugador y seguro que mañana cuando saque la lista de los que se quedan, estarás en ella.

-Así lo espero.

-Animó, ya verás que si. –y Sendoh se despidió.

Cuando entró en el vestuario para darse una ducha y vestirse para marchar, le salió al encuentro Fujima para felicitarle por la actuación que había tenido esa tarde, durante la practica de los titulares contra los novatos, en tanto el entrenador tomaba notas, posiblemente ya estaba seleccionando a quienes iban a quedarse.

Le agradeció sus palabras, interactuando un poco más, hasta que Fujima debió de tomar valor y saco a relucir lo que verdaderamente quería. Él ya tenía claro a quienes quería primero, por lo que le puso la misma excusa que a Sendoh, Fujima accedió a verle la semana siguiente al pelopincho. Después de eso ya no quedaba más que decir y Fujima se despidió pidiéndole disculpas por entretenerlo.

Una hora después coincidió con Rukawa por uno de los paseos del campus. Tuvo que llamarlo para obtener su atención.

-¡¡Ey Rukawa!!

Más de un rostro se volvió para conocer a uno de los cinco mejores jugadores de Kanagawa.

-Quería agradecerte otra vez tu obsequió… -le mostró la libreta- Me esta siendo muy útil. Ya tengo concertado dos meses de citas.

Rukawa no fue capaz de ocultar su sorpresa, esperaba que tuviera éxito pero no tan rápido, era aquel el segundo día que estaban en la universidad.

-Enhorabuena…, me alegro por ti…, -bajo el tono de voz aun más, veía las fugaces miradas que les dirigían- ¿alguno de ellos es el siguiente? –sentía curiosidad.

-Nop, y ya que lo mencionas, podrías hacerme un favor.

-Lo que quieras.

-El domingo, intenta convencer a Takamiya para que vaya contigo. Si le invitas a comer dulces, te seguirá sin dudarlo.

-¿Hasta que hora quieres que le entretenga? –no se cuestionó tal petición.

Se quedo un rato pensativo.

-Después de las nueve podéis venir.

Rukawa asintió e hizo ademán de seguir su camino.

-Kaede… -hizo una pausa- gracias.

Oír su nombre si que le descolocó, aún así no se volvió, solo levantó la mano a modo de respuesta.


Esa tarde, cuando salieron del campus para tomar el autobús que les llevaría hasta las proximidades de su barrio, todos regresaban bastante serios.

-Esa semana no ha sido demasiado complicada –dijo Mito expresando lo que todos ellos callaban, porque se temían que no siempre sería así- Este fin de semana será posiblemente el último que pueda acompañar a mis padres en sus salidas.

-Fuimos afortunados que nos admitieran a todos en la misma universidad –comentó Takamiya, no quería pensar que hubiera sido de él de estar solo, se consolaba sabiendo que podía contar con sus amigos.

-¿Alguno tiene plan para estos dos días? –preguntó Noma.

-Aprovecharé para ir con mis padres –repitió Yohei- ¿Y tú, qué harás?

-No me apetece salir, pero si alguno quiere me ofrezco a acompañarlo.

-Ven el sábado y me ayudas con la compra y la limpieza –pidió Hanamichi obteniendo una mala mirada, supo que recelaba de sus peticiones de ayuda, la última vez que estuvo solo en su casa le hizo tomar parte en la apuesta. Le dirigió una mirada de sincera inocencia.

-Pídeselo a Ookus o a Takamiya –dijo Noma sin pensar que sus amigos podían pasar por idéntica situación a la que el experimentó- O si no dile a Rukawa que te acompañe, últimamente se os ve más tranquilos.

-Será que nos sentimos adultos… -dijo con expresión como dolida por esa circunstancia.

-Eso no es malo…-dijo Ookus- Por de pronto, yo me quedaré tranquilamente en casa, mis padres decidieron salir y no volverán hasta la tarde del domingo. ¿Tú que harás Takamiya?

-Mi madre quiere que le acompañe mañana durante todo el día, al parecer ha quedado en verse con una amiga a la que no veía desde hacia mucho y quiere hacerle un obsequio, así que el domingo no tengo nada mejor que hacer que jugar online.

-Eso quiere decir que ya has pensado en llenar tu habitación de una desmedida cantidad de dulces –dijo Yohei.

-¿Qué mal pensados sois? No habéis notado que ha bajado de peso –dijo Hanamichi rodeando el cuello de su amigo con su brazo, mientras el otro palpaba su barriga y mostraba enseguida como la cinturilla del pantalón estaba floja- Por lo menos ha bajado cinco milímetros –continuó serio, mientras los demás volvían el rostro hacia otro lado para ocultar sus risas- No les tomes en serio Takamiya, tú y yo sabemos que estas haciendo un gran esfuerzo para controlarte, ¿na?

Takamiya solo pudo asentir, no muy seguro si lo decía en serio o no.

Acabaron de cruzar el puente y a poco Yohei se despidió al llegar a su casa, al llegar al cruce de la siguiente calle, Noma y Ookus tomaron hacia la izquierda, mientras Takamiya y Hanamichi fueron hacia la derecha, despidiéndose con el gesto.

Se detuvo delante de la casa de su amigo, desde la calle se veía luz a través de la ventana, su madre ya había regresado del trabajo que había conseguido tras su separación.

-Pásalo bien mañana –le deseo sincero- Takami-kun… ¿puedo pedirte un favor? –dijo cuando su amigo se volvió al escuchar el cariñoso apelativo que solo le daba cuando estaban solos.

-¿Quieres que te acompañe mañana? –pensó que se trataba de eso.

-No, no…, no puedes decirle a tu madre que no iras con ella. –negó con enérgico gesto, viendo alivio en la mirada de su amigo- Se trata  de Rukawa…

-¿Le sucede algo malo? –le había tomado simpatía y comenzaba a sentir hacia él amistad.

-No estoy seguro…, -cruzó los dedos a su espalda- Creo que quiere pedirte que le acompañes el domingo.

-¿¿¡¡A mí…!!?? –Exclamó sorprendido- Pero…, pero si siempre esta metido en tu casa.

-Por eso quiero que si te lo pide, trates de saber si le pasa algo… ¿Lo harías por mi?

Takamiya asintió.

-Gracias, Takami-kun, sabía que podía contar contigo, eres un magnífico amigo.

Sakuragi se despidió satisfecho, había conseguido que Rukawa y Takamiya pasaran juntos la tarde del domingo, con tiempo más que suficiente para convencer a Ookus de lo que iban a hacer iba a disfrutarlo, después de lo que había comentado ya no tenía que llamarlo para que fuera a su casa, bastaba con que se presentara en la de sus padres y cogerle en su propia habitación.


Llego a la esquina donde vivía su amigo. Se trataba de una vivienda de doble planta, la de abajo estaba ocupaba por los abuelos por parte de su padre, en el piso de arriba los padres de Ookus, por lo que subió las escaleras y llamó a la puerta, al verle se le quedo mirando sorprendido.

-¿Qué hay? –dijo mirando hacia abajo, por si estaban los demás.

-Recordé que dijiste que estabas solo, y como yo me estaba aburriendo de no hacer nada interesante, pensé que podía acercarme a saludarte. –Mostró una bolsa que llevaba- Traigo refrescos.

Ookus se hizo a un lado, en parte, agradecía que apareciera por allí, estaba cansado de estar solo, había repasado los horarios de sus próximas clases y repasado lo que en esos días les habían enseñado. Todo tiene un límite, Hanamichi llegaba en el momento que más necesitaba compañía, se sentía tan desesperado que estaba a punto de llamar a Takamiya, justo cuando escuchó la llamada a la puerta.

-Estabas estudiando –comentó al entrar en su dormitorio y ver los libros dispersos sobre la cama y la mesa de estudios.

-Ya había terminado… -dijo apresurándose a recoger todo y guardarlo en la mochila- ¿Tu has repasado algo?

-La noche del viernes y ayer por la tarde hasta el momento de acostarme. Voy a proponerme ir al día con todos los cursos, no faltar a las clases y tomar apuntes de todo lo que nos digan –dijo Hanamichi- No quiero perder la beca.

-Tú lo tienes más complicado… -dijo sentándose en el suelo, junto a la mesilla baja.

Sakuragi le pasó uno de los botes, cada uno abrió el suyo y comenzaron la beber.

Aún se mantenía fría y se agradecía su frescor. Paso el bote húmedo por las mejillas para aliviar el calor que se sentía en la habitación.

-¿Tienes puesto demasiado alto el calor? –preguntó mirando hacia el aparato.

-Se estropeó hace un par de días, hemos llamado pero aún no han venido. No hay modo de cerrarlo. Suelo dormir con la ventana medio abierta para que se refresque un poco el ambiente. Por ese motivo mis padres han preferido pasar estos días fuera de aquí.

-Y han dejado que tú te achicharres… -comentó con una sonrisa.

-Iban a llevarme con ellos, pero al final preferí adelantar trabajo. –dijo mirando hacia su mochila.

-Me parece una idea excelente…

-¿Lo dices en serio? –preguntó como sorprendido.

-¿Alguna vez he dicho algo que no fuera en serio? –preguntó a su vez con expresión ofendida.

-Ahora mismo no las recuerdo, pero si me dejas pensarlo seguro que doy con unas cuantas –dijo con una sonrisa- Hanamichi… ¿no te molestarás si te hago una pregunta?

-Dispara…

Ookus levantó la mano derecha con el dedo índice señalándole y haciendo ademan de gatillar, Hanamichi siguió la broma agarrándose el pecho y dejándose caer hacia atrás. Al instante las risas de ambos llenó la habitación.

-¿Qué es eso que quieres saber? –pregunto volviendo a sentarse.

-La apuesta…, no la estas haciendo ¿verdad?

-¿Qué te hace pensar que no? –no mostró sorpresa al oírle mencionarla.

-Todos hemos escuchado rumores sobre ti, pero son tan inverosímiles que son imposibles que sean reales. Cada uno de ellos te ubica en una parte distinta de la ciudad.

-¿Que dicen los muchachos o tú?

-Yohei me da la razón, se habla tanto de ti que comienza a arrepentirse de haberte propuesto esa apuesta. Takamiya se encoge de hombros y no dice nada y Noma permanece mudo. A veces su actitud me resulta extraña.

-A mi no… -dijo rotundo.

-¿Acaso saben algo que los demás ignoramos? –preguntó un tanto perplejo.

-Saben lo mismo que pronto vas a saber tú –dijo Hanamichi.

-¿Yo? –Preguntó desorientado por el curso de la conversación- ¿Qué voy a saber?

-Que la apuesta sigue adelante y esta tarde tú eres el favorecido –dijo Hanamichi con calma.

-¿Qué yo… que? –creyó haber escuchado mal.

-Lo que has oído.

-¿Bro…bro…meas? –tartamudeó mientras retrocedía apartándose de la mesa.

-No… y tampoco puedo decir que lo siento, fuisteis vosotros quienes plantearon las reglas del juego, yo solo las sigo.

Se incorporó intentando poner distancia entre ellos.

-Nosotros no estábamos incluidos –terció chocando contra la pared, al ver como se aproximaba más a él Hanamichi con una expresión tan decidida que supo que no tenía otra alternativa que transigir.

-Tampoco lo aclarasteis…, o ¿acaso lo hicisteis y no me enteré?

-No, no lo hicimos -tuvo que reconocerlo.

-Eso me parecía… -apoyó las palmas de las manos en la pared dejando dentro del cerco a Ookus.

-Soy hetero… -dijo como si se sintiera iluminado por una gran idea.

Sakuragi sonrió al oírle.

-Todos decís lo mismo y luego lo disfrutáis.

-¿En serio? –preguntó sorprendido.

-No me gusta que se marchen disconformes…

-Me refiero a ser hetero…

-¡¡Ah eso!! No eres el primero en decirlo.

Ookus abrió mucho los ojos.

-¿Dime que no lo hiciste con ellos?

-¿Ellos? –sabía que al final acabaría dándose cuenta. Le divertía que creyera que le estaba distrayendo de su propósito.

-Noma y Takamiya.

-Ah, ellos. Creo recordar que al final lo pasaron bien. –El gemido de Ookus, resultó estremecedor y fue como el pistoletazo de salida de los corredores en una pista- No creas que has conseguido engañarme.

-¿Qué quieres decir? –le miró desconcertado.

-Se que te gusta un chico, solo que él no esta aquí, sino yo, tendrás que conformarte conmigo. Por lo menos, esta tarde, después ya se verá. Puedes empezar a hacerte a la idea que tú podrías ser el elegido de mi corazón –dijo acercando sus labios a su oído susurrándole esas palabras- o tal vez me guste más el chico en el que te has fijado y lo quiera para mí.

-No…

-¿No qué?

-Eres demasiado leal con los amigos, aunque ahora empiezo a dudarlo… ¿vas en serio?

Le miró a los ojos.

-En cuestiones de amor, a menudo los amigos te fallan y si voy en serio.

-¿Le quieres para ti, si es así me apartaré?

-Te agradezco lo que dices, pero todavía es pronto para decidir algo así.

-¿Cuándo podré saberlo con certeza?

-Ni siquiera yo lo se.

-Debería golpearte…

-Puedes hacerlo…, pero no antes que yo haya acabado contigo –y al decirlo movió sus caderas hacia delante, presionando las de su amigo y haciéndole sentir que esa conversación acerca de Yohei les había excitado por igual.

Después Ookus tuvo la confirmación práctica de que su amigo no bromeaba cuando se trataba de ganar una apuesta y también confirmó sus palabras, cuando acabó con él, estaba más que satisfecho.

Su amigo Hanamichi le había demostrado que como amante no tenía quien le igualara, claro que tampoco podía compararlo con otros, porque esa tarde era la primera vez que lo hacia con alguien de su mismo sexo y que fuera él quien le iniciara en esas lides le hacia sentirse mejor. Porque en parte le asustaba hacerlo con un desconocido para saber como era y que se sentía. Hacerlo con Hanamichi fue tranquilizador.


Quería hacerle el favor a Sakuragi, pero no encontraba la forma de presentarse ante Takamiya y conseguir retenerlo durante más de tres horas.

Para evitar ser visto, después de cruzar el puente, dio un rodeo metiéndose por la calle que bordeaba el canal hasta alcanzar el final de la misma torciendo a su izquierda para tomar la calle que transcurría paralela con la de Sakuragi y Takamiya, siguiendo ese camino, solo tenía que llegar a la siguiente calle y tras atravesarla, volver a desandar el camino, desde donde estaba la tercera casa era la de Sakuragi y dos más allá el apartamento donde vivía Takamiya con su madre.

Estaba por entrar al pequeño jardín, cuando se fijo en una figura que giraba en una calle, a menos de cien metros de donde estaba. Supo así que se había entretenido demasiado, Sakuragi, porque era él, ya no estaba para darle una idea de cómo presentarse en casa de Takamiya.

En ese mismo instante lo supo y decidido anduvo los pocos pasos que le separaban, en el portal se fijó en las etiquetas con los nombres de los inquilinos, decidido subió las escaleras y llamó a la puerta.

-Ru…Ru.. –tartamudeó al verle allí parado, la puerta volvió a cerrarse con excesiva brusquedad.

Rukawa ni se inmuto, aún cuando el aspecto del chico era un desastre total, aparecía despeinado, una camiseta demasiado estrecha para su talla y unos pantalones cortos excesivamente grandes, mostrando su abultado abdomen.

Al cabo de unos minutos, la puerta volvió a abrirse.

-Disculpa no esperaba visitas. –dijo con expresión compungida- He estado recogiendo un poco mi habitación. –esa era la excusa perfecta.

-Fui donde Sakuragi y no estaba… discúlpame tú a mí por venir sin avisar.

-Pasa, no te quedes ahí parado.

-En realidad, yo venía a invitaros a conocer mi casa, comprendo que no quieras venir, si él no esta…, deje a "Pinky" sola y si se impacienta es capaz de comerse todos los dulces… -vió como su mirada brillaba- es la  única perra que conozco que sea tan golosa- Aunque las bolsas no están a la vista es capaz de husmear hasta dar con ellas. –mentalmente pedía disculpas a la buenaza de su perra por los malos hábitos que estaba cargando sobre ella. Creo que compre en exceso pensando que estaríamos los tres, sería una lastima que tuviera que tirarlo.

-¡¡Oh no puedes hacer eso!! En realidad, aquí estaba aburriéndome –retrocedió un paso- Voy a recoger las llaves y voy contigo.

Rukawa asintió. Había sido mucho más fácil de lo que había pensado, creía que necesitaría algún otro tipo de persuasión, evidentemente, Sakuragi le conocía bien, su perdición eran los dulces. Así se comprendía su aspecto.

-¿Vives lejos? –preguntó cuando Rukawa dirigió sus pasos hacia el puente para cruzarlo.

-Al sur. Es una casa pintada de verde, junto a la fábrica de lemon pie. –apuntó con la seguridad que sabía donde se ubicaba.

-Te refieres a la que esta en las proximidades del puente del canal que une Yamanouchicho, la que tiene a su espalda el canal.

-Si. Ahí mismo. –le dio esa indicación porque con lo goloso que era cabía la posibilidad que conociera la zona.


-¿Cómo te fue? –preguntó cuando les abrió la puerta y Takamiya se fue recto hacia la cocina, donde le escucharon abrir la nevera.

-Mejor de lo que esperaba. ¿Qué le dijiste a él?

-Que intentara averiguar que te pasaba –no intento ocultarlo- ¿Estuvo muy pesado?

-Para nada… solo que no dejaba de mirarme.

-Aunque no lo parezca, Takamiya es tímido por naturaleza. -Rukawa le lanzó una mirada dudosa- “Pinky” tú también vienes. –le dio unas palmadas en el lomo para apartar la atención de Rukawa en él.

La perra alcanzó su mano lamiéndola a modo de saludo.

Rukawa avanzó hasta la sala, dejándose caer sentado en el suelo, su mascota le siguió, tumbándose al lado de Takamiya, mirándole con atención.

-No se te ocurra darle más de comer –dijo serio cuando le vió alargar la mano con un trozo de pescado.

Takamiya se apresuró a metérselo en su boca, masticarlo rápido y tragándolo enseguida con dificultad.

-Toma… -le acercó un vaso con soda- ¿Qué es lo que has hecho? –quiso saber.

-Me dijiste que le gustaban –miró a Rukawa al decirlo.

Kaede dio un suspiro de resignación. El único culpable era él.

-Si, lo dije… -reconoció.

Hanamichi esperaba que le aclararan que había pasado durante el tiempo que estuvieron juntos, tal vez había cometido un error al pretender que congeniaran. En aquel momento creyó que era lo mejor para ambos, estaban solos y se harían mutua compañía, los se necesitaban o al menos eso pensó él. Si se había equivocado, sería más complicado solucionarlo.

-¿Qué hizo exactamente?

-Estuvo todo el tiempo dándole dulces a "Pinky" y ahora seré yo quien tenga que sufrirla durante el resto de la noche pedorreando. –dijo Kaede serio.

-¿Hiciste eso? –miró a Takamiya intentando no reír.

-Si.

Hanamichi comenzó primero a sonreír, después sus carcajadas eran notorias al punto que provoco la risa de Takamiya, Kaede les miro serio, enseguida se dio cuenta de lo que había dicho y río con ellos. Takamiya y Hanamichi se quedaron sorprendidos con la cantarina risa de Kaede, fue entonces cuando un sonoro petardeo se dejo oír por encima de sus risas y un tufo asqueroso se dejo sentir en la habitación cortando su alegría.

"Pinky" brincaba alegre a su alrededor y en su alegría dejo constancia de sus excesos durante la tarde.

La alegría de los jóvenes se cortó al instante.

-¡¡¡Puuaggg!! –dijo Takamiya tapándose la nariz- ¡¡¡Que asqueroso!! Lo lamento. –se disculpo.

Hanamichi más práctico fue a abrir las ventanas para ventilar la sala.

-Me la llevaré a casa… Vamos "Pinky"

-No te vayas –pidio Hanamichi.

-Es mejor que nos vayamos…, mañana estará bien. –miró a Takamiya al decirlo, porque se le veía con una expresión compungida.

Hanamichi y Takamiya se quedaron un rato en la calle viéndoles irse.

-Me voy yo también… Mi madre ya debe estar en casa. No quiero que este sola, ahora…

-Eres el hombre de la casa. –concluyó Hanamichi.

-Si.

Apenas la vió entrar en su edificio, Sakuragi entro en su casa, cerró la puerta y fue directamente a su habitación. Sorprendentemente, no estaba hambriento.


Continúa en el próximo capítulo…


 


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