Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cincuenta y un chicos para Sakuragi por Paz

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Cincuenta y un chicos para Hanamichi

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

 

By Paz

 

Capítulo 14: Rebelión en la duela

 

 

 

Los jugadores titulares y los reservas estaban realizando un partido de practica entre ellos sin que nadie les dijera que hacer, indudablemente conocían bien a su entrenador y lo que esperaba de ellos, los demás los que deseaban estar entre los elegidos estaban ubicados fuera del campo de juego viéndoles entrenar.

 

Había escuchado decir que el equipo constaba de diez titulares y veinte reservas, que rotaban continuamente según como jugaran, podía darse el caso que un titular por su mal juego pasara a la reserva y también lo contrario y aunque eran muchos los aspirantes de ese año, eran conscientes que tenían mejores oportunidades para jugar con ellos.

 

Sakuragi, disimuladamente se acercó hasta ubicarse a las espaldas de Rukawa, que estaba posicionado detrás de todo el grupo.

 

-¿Estas nervioso? –preguntó susurrando cuando se cansó de ser ignorado.

 

-No.

 

-¿Ni un poquito? –insistió.

 

-¿Por qué iba a estarlo? –Respondió con otra pregunta- ¿Acaso tú si?

 

-No –negó, aunque su tono no era muy convincente.

 

-Bien… porque no hay motivo para estarlo.

 

-Nunca me han gustado las selecciones.

 

-Somos demasiados, algunos tendrán que quedarse fuera –dijo práctico- Eso es algo que no debe preocuparnos.

 

Su seguridad le tranquilizó. Últimamente se estaba apoyando demasiado en su compañero. Su presencia y sus palabras conseguían que se sintiera mejor.

 

La disciplina era primordial por ello apenas el entrenador entró en el gimnasio todos dejaron de jugar y se ubicaron en fila, los mas altos detrás y los medianos delante.

 

Los demás siguieron su ejemplo, formando un grupo aparte.

 

-Buenos tardes… -saludó el entrenador.

 

-Buenos tardes, entrenador… -respondieron todos con una reverencia.

 

Estaban todos reunidos en la duela esperando que el entrenador diera los nombres de los había sido elegido para formar parte del equipo. Al tratarse de un equipo universitario  todos eran conscientes que tenían muchas más oportunidades para jugar con otras universidades.

 

-Primeramente quiero agradecer la asistencia de todos vosotros, es para nosotros un placer que quieran formar parte del equipo universitario. Hemos tenido treinta nuevas solicitudes este año y lamentablemente todos no pueden quedarse. No quiero decir con esto que sean malos jugadores, he quedado impresionado con la calidad de juego de cada uno de vosotros -miró a todos los novatos de primer año ya que sus palabras estaban dirigidas principalmente a ellos- Quienes sean nombrados se pondrán a mi derecha.

 

Y los nombres comenzaron a dejarse oír, uno tras otro el grupo se iba reduciendo y fuera de la duela cada vez quedaban menos novatos

 

 

 

-Abiko Osami.

 

-Bunya Goushi.

 

-Fukui Hajami.

 

-Gensai Mamoru.

 

-Kiyota Nobunaga.

 

-Matsuyama Kotaro.

 

-Naito Tetsuya.

 

-Nango Koichiro.

 

-Oda Tatsumasa.

 

-Rukawa Kaede.

 

-Shimamura Isato.

 

-Yoshida Masao.

 

-Los que no he mencionado pueden marcharse. –dijo perdiendo todo interés en ellos.

 

Cinco de los titulares se quedaron mirándose desconcertados, así también como los novatos que le conocían, sus miradas convergieron en Sakuragi que al igual que los demás estaba confuso.

 

De pronto, hubo un espontáneo, Rukawa salió del grupo y se acercó hacia Sakuragi.

 

-Salgamos de aquí –le dijo- No es esta la única universidad que tiene equipo de basquetball.

 

Sakuragi ha quedado tan impresionado que parecía no tener voluntad para reaccionar. De pronto, comprendió lo que Rukawa le decía y sus ojos se abrieron mucho. Él estaba de su lado.

 

Sendoh no podía creer que el entrenador le hubiera ignorado.

 

Estaban a punto de salir del gimnasio cuando el entrenador pareció  darse cuenta que le faltaba un jugador, se volvió mirando alrededor viéndole junto a la puerta de salida.

 

-Rukawa… -Al escuchar su nombre se detuvo- ¿A dónde cree que va?

 

Rukawa se volvió y con él lo hicieron los que marchaban queriendo ver en que acababa aquella desconcertante situación. Todos ellos se consideraban buenos jugadores, pero nadie ignoraba que Sakuragi y Rukawa habían llevado a ganar el campeonato nacional a Shohoku durante dos años consecutivos.

 

-Si Sakuragi no se queda, tampoco lo haré yo. –dijo con un tono firme de voz.

 

-No sea tonto, ¿acaso vas a tirar por la borda todos sus esfuerzos?

 

-No me conoce, ni sabe lo que quiero, pero si lo plantea así, si. –dijo con firmeza.

 

Todos estaban sorprendidos por la reacción de Rukawa, ninguno de los que le conocían podían comprenderle. La mayoría de aquellos muchachos sabían de su enemistad con Sakuragi, que ahora se pusiera de su parte era incomprensible, ninguno de ellos estaba al tanto de la amistad que los unía.

 

Sendoh se fijo que Sakuragi le decía algo y él sacudía la cabeza negando. No podía creer que se hubiera equivocando tanto con el entrenador. Creía que era capaz de saber que la Dupla de Oro no podía ser separada, porque juntos eran invencibles.

 

-Esperad, voy con vosotros –dijo al ver que Rukawa se giraba para marchar definitivamente.

 

Sendoh se abrió paso entre sus compañeros.

 

-Sendoh este no es buen momento para bromas –dijo el entrenador.

 

-No estoy bromeando…-camino hasta ubicarse al lado izquierdo de Sakuragi, al llegar a su lado murmuró- Lo lamento, te hice ilusionar.

 

Kenji Fujima dio un paso adelante, tras él lo hizo Hanagata, donde iba uno, el otro le seguía.

 

Souichirou Jin supo que solo estaban haciendo presión y sin dudarlo también él se incorporó al pequeño grupo que iban creciendo a medida que se les unían.

 

Kiyota que estaba dudando al ver a su ex compañero del Kainan apartó de él cualquier reparo, después de todo jugar sin el pelirrojo y Rukawa no tenía ningún aliciente aunque estuvieran en el mismo equipo, podía seguir compitiendo para demostrarle que él era el mejor.

 

Se unió al grupo y tras él lo hizo Oda decidiendo que todos o ninguno, después de todo si el entrenador no era capaz de reconocer el excelente juego de Sakuragi, no merecía serlo y él no se quedaría a las órdenes de un incompetente.

 

Los ex jugadores del Shoyo, Kainan, Ryonan y Takezono se habían unido a favor de la Dupla de Oro.

 

-¿Qué significa esto? ¿Una rebelión? –Exclamó con cara de pocos amigos- Si os vais me encargare de que no podáis volver a jugar en ningún equipo.

 

-Formaremos nosotros uno –dijo Sakuragi con una amplia sonrisa. Saber que tenía tantos aliados le reconfortaba.

 

-Ho ho ho ho ho ho ho.

 

La risa llamó la atención de los que allí estaban. El entrenador Anzai avanzaba hacia ellos balanceando su enorme humanidad, la expresión de su rostro era de satisfacción.

 

-¿Te has convencido Joshuya? –le trato con familiaridad.

 

Sakuragi fue al lado del gordito saludándole eufórico, enseguida dio paso a su asombro.

 

-¿Le conoce?

 

-Si. Me pidió opinión sobre vosotros y le dije lo que pensaba, no me creyó. Tengo que reconocerlo, ni siquiera yo pensé en el alcance que podía tener este experimento. Eres un buen chico Sakuragi y te mereces los amigos que tienes y sentirte orgulloso de su amistad, te la han dado incondicionalmente, sin un titubeo, sin una duda y sabes ¿Por qué?

 

Sacudió la cabeza negando.

 

-Tampoco te lo diré, tienes que verlo por ti mismo. –y su carcajada volvió a oírse con diversión.

 

-Volver todos a vuestros puestos –vió nadie se movía y añadió- Tú también, Sakuragi, a los demás les pido que no se desanimen, el próximo año pueden conseguirlo.

 

Todos obedecieron con presteza, la rebelión en la duela había concluido.

 


 

-Gracias, Rukawa –dijo Hanamichi cuando le despedía a la puerta de su casa.

 

-¿Por qué?

 

-Por lo que hiciste esta tarde.

 

-Sin tí me hubiera aburrido –dijo con un encogimiento de hombros y sin darle mayor importancia.

 

-Somos los mejores… -canturreó Hanamichi.

 

-Si, los mejores.

 

Se quedo un instante viéndole marchar. Se fijo que echaba la cabeza hacia atrás y saludaba, siguió su mirada y vió a Takamiya apoyado en la barandilla de su terraza. Se despidió también de él con un gesto, no era cuestión de molestar a sus vecinos con su vozarrón.

 


 

Minutos después dormía plácidamente.

 


 

A la mañana siguiente despertó y lo primero que vieron sus ojos al abrirse fue el calendario pegado en la pared, el mes de abril mostraba cuatro círculos rojos. Eran las citas que tenía programadas para ese mes, dos de ellas ya se habían realizado, las otras continuaban pendientes, una con Jin, la otra con Kiyota.

 

Se quedo pensativo, empezaba a arrepentirse de haber demorado su encuentro con Sendoh, la tarde anterior se había comportado de un modo que bien merecía su agradecimiento, sabía que la actitud de Sendoh había motivado a los demás a seguirle, dándole todo el merito.

 

Había quedado en encontrarse con Jin en la cafetería del campus y de ahí si les apetecía acercarse hasta la playa.  

 

Ya no podía cambiar los encuentros porque posiblemente, Sendoh ya tenía planificadas sus salidas.

 

Se apresuró a levantarse. Tenía cosas que hacer esa mañana, y si planeaba salir por la tarde tenía que dejarlo todo recogido y limpiado.

 

Puso agua a calentar para preparar té, puso una medida de arroz y agua en la arrocera que conectándola a la electricidad. En el interior de la nevera aún le quedaban algunos restos del día anterior, lo sacó dejándolo sobre la mesa, cuando el té estuvo listo, apagó el fuego y lo dejo reposando.

 

Aprovecho para acabar con su aseo y vestirse. Al terminar volvió a la cocina, lleno de arroz su bol y se sirvió el té. Se sentó a la mesa, junto las manos e inclinando el rostro dio las gracias por la comida, tomó los palillos y comenzó a comer, estaba hambriento porque se había saltado la cena, pero aún así no exageró atiborrándose de comida.   

 

Una hora después llegaba al conbini más cercano a su casa y comenzó a recorrer los diferentes pasillos, al pasar por el stand de los medicamentos, se fijo en una cajas de diversos colores, lo que le hizo recordar que hasta ese momento no había tomado ningún tipo de precaución y podía exponerse a contagiarse, con sus ex compañeros se sentía tranquilo, porque se podía decir que había sido el primer hombre en sus vidas. Miró a derecha e izquierda y tras comprobar que nadie le veía, comenzó a leer los diferentes tamaños murmurando bajo y avanzando algunos pasos.

 

-Humm… pequeño…, mediano…, normal…, grande... y extra grande…, llevaré este –iba leyendo mentalmente las cajetillas que allí estaban expuestas. Se encontraba tan entretenido que cuando escuchó pasos ya los tenía su lado, miró a su izquierda con sobresalto, pillándole con la mano estirado para agarrar la caja que le interesaba, la desvió apresurándose a tomar lo primero que tuvo a mano.

 

-Por mi no te cortes –dijo una voz con un tono divertido, parándose a su lado y fijándose en el producto que había evitado al sentirle llegar- Extra grande, sabor cereza, tiene que saber muy rico.

 

-Si quieres puedes probarlo… -dijo olvidando el sobresalto recibido.

 

-¿Hoy? –preguntó sorprendido. No creía que fueran ciertos los rumores que había estado escuchando, pero al parecer algo de verdad debía haber en ellos.

 

-Algún día… -tenía los dos próximos meses completos, de querer hacerlo tenía que ser para junio, pero no se lo dijo.

 

-Esto te será útil –dijo metiendo en el canastillo que llevaba un tubo de un gel al agua.

 

-Gracias… -le echó un vistazo- No sabía que vivías por aquí –dijo para apartar su atención del contenido de su futura compra.

 

-He venido a echarle una mano a mi tío, me lo pidió y no pude negarme, me alegro de haber venido –y su mirada le recorrió evaluando lo que veía- Tengo que volver a la caja. Nos veremos cuando acabes tu compra.

 

Sakuragi aprovechó para mirarle ahora que él estaba de espaldas.  Era una verdadera sorpresa ver el estirón que había dado Maki. Si no se equivoca ha debido crecer unos diez centímetros y también su peso ha aumentado, pero eso no impide que se le vea con una figura imponente, el "viejo" esta apetecible y por su actitud tiene muchas posibilidades de conseguir su propósito sin excesivo esfuerzo. Una sonrisa ensancha sus labios.

 

Mientras le atendía en la caja, aprovechando que no venía nadie se quedo un rato departiendo con él. Ninguno de los dos hizo mención al contenido de su compra.

 


 

A las cinco de la tarde, con puntualidad, Hanamichi estaba esperándole sentado en los escalones que conducían al interior de la cafetería, aun siendo fin de semana, la mayoría de los estudiantes preferían estudiar en la biblioteca universitaria, por eso no era raro ver los estudiantes que atravesaban el campus llevando sus bolsos con sus libros de estudios o aquellos que preferían no llevar peso y sacaban de las estanterías lo que necesitaban. Él se encontraba entre estos últimos. Cualquier duda que tuviera la consultaba en la biblioteca, además estudiar durante la semana le dejaba libres los sábados y domingos para cumplir con el propósito que sus amigos le habían impuesto.

 

Al costado había dejado su bolso, prácticamente iba vacía, solo contenía lo necesario para una sesión intensa de sexo y un lienzo para secarse si acababan yendo a la playa y un balón por si les apetecía hacer algunos tiros.

 

-Disculpa mi demora…

 

Levantó la mirada y ahí estaba Jin, con expresión abochornada por llegar tarde.

 

-Te lo cobraré mas tarde –dijo con una sonrisa maliciosa consiguiendo que el rostro aniñado de Jin se ruborizara.

 

Se levantó recogiendo su bolso. En ese momento cambio sus planes con Jin.

 

-Te apetece un uno a uno.

 

-El gimnasio esta cerrado a esta hora.

 

Ambos sabían que el entrenamiento de los reservas se llevaba a cabo los sábados y acababa a las cuatro de la tarde. Los titulares quedaban exentos de ese entrenamiento, lo que era de agradecer porque en caso contrario estaría falto de tiempo para llevar a cabo sus tareas domésticas.

 

-Eso no es problema para mí.

 

Jin pudo ver algunos minutos después la razón de sus palabras. Sakuragi con ayuda de un gancho consiguió abrir la puerta sin que pareciera que había sido forzada.

 

El gimnasio estaba en un lugar apartado del campus, razón por la cual podían estar en su interior jugando sin que fueran interrumpidos, sobre todo porque nadie pasaba en las proximidades del mismo.

 

Sakuragi sacó del bolso su balón, se quitó la chaqueta que llevaba y también el jersey, quedando solamente con una camiseta de tirantes. Dobló su ropa dejándola encima del bolso.

 

-Estoy listo… -dijo avanzando hasta el centro de la duela con el balón bajo el brazo- ¿Qué aro prefieres? –preguntó.

 

-Derecho… -dijo tras mirar en ambas direcciones, a través de las ventanas del piso superior estaba entrando los rayos solares, que podían deslumbrarle al intentar marcar, por ello prefirió no darle ninguna oportunidad dejándole a él ese.

 

-Muy bien… -aceptó con una sonrisa- Empiezas tirando tú –le pasó el balón lanzándoselo al pecho con ambas manos- Doscientos puntos para el ganador.

 

Jin lo agarró antes que le diera y se situó delante de Sakuragi. Le parecía justo que fuera así.

 

-La lanzaré a la de tres… uno… dos… tres.

 

El balón se alzó por encima de sus cabezas, al tiempo que ambos dieron un salto para hacerse con el balón. Lo consiguió Sakuragi que botando el balón comenzó a acercarse hasta su aro marcando los primeros puntos.

 

Después de esa primera jugada los dos se concentraron en el juego de manera que llevaron a cabo un reñido partido, en el que ambos lo dieron todo de si, hasta que el agotamiento comenzó a minar las fuerzas de Jin que perdió un par de buenas oportunidades para marcar y finalmente Sakuragi se alzó con la victoria.

 

-Estoy muerto… -gimió Jin.

 

-A mi no me lo parece –dijo divertido, girando la cabeza en su dirección, ambos se habían quedado tumbados bajo el aro apenas marcó los últimos puntos- Voy a darme una ducha ¿vienes?

 

Se levantó y estiró su mano para ayudarle a levantarse. Jin la aceptó.

 

Dejo que Jin se le adelantará, se retraso unos segundos para recoger su bolso, de su interior sacó un par de condones, estando bajo el agua no iba a necesitar el gel, el mismo jabón serviría para dilatarle, pero si contaba con repetir la experiencia.

 


 

Había tomado la costumbre de ir durante una hora al gimnasio para practicar tranquilo, después iría a su casa para recoger a "Pinky" para ir junto al pelirrojo y enterarse como le fue con su último ligue. Se había vuelto un adicto a sus aventuras como mentalmente las denominaba. Sakuragi no le decía el nombre de los interesados, por lo que ignoraba con quienes estaba, aunque últimamente era bastante escueto en sus apreciaciones.

 

Se había vuelto un experto forzando la cerradura, por lo que no tuvo inconvenientes para entrar, cerró la puerta a su espalda y caminando por el exterior, dejo su bolso en el piso. Se quitó la chaqueta y los pantalones que llevaba, quedándose con su uniforme de Shohoku, se sentía cómodo con él y además lo consideraba como un amuleto de buena suerte.

 

Durante poco más de una hora, agotó sus fuerzas, desplazándose por la duela de un aro a otro, dribleando, corriendo y haciendo distintas fintas como si estuviera esquivando a sus contrarios, imaginándoselos delante suyo queriendo impedir su avance.

 

Cuando dio por concluido su entrenamiento, estaba sudado, se pasó el envés del brazo para sacarse el sudor de su frente y que le impedía la visión. Solo entonces recogió su bolso, tras guardar su balón y se dirigió hacia el vestuario, para sacarse de encima el pegajoso sudor que cubría sus miembros, torso y espalda.

 

Apenas abrió la puerta interrumpió su movimiento al escuchar los gemidos que procedían de su interior, comprendiendo que debían estar muy entretenidos cuando no le habían escuchado. Iba a cerrar para darles la intimidad que habían buscado allí cuando un nombre pronunciado en el ardor de la pasión le hizo conocer la identidad de quien estaba ahí.

 

Durante unos minutos permaneció parado delante de la puerta entreabierta, después la curiosidad pudo más y dejando su bolso fuera, entró sigiloso hasta asomarse al área de las duchas desde donde procedían los gemidos y jadeos con mayor intensidad.

 

Lo que vio lleno de calor todo su cuerpo, concentrándose en su entrepierna, su mano se deslizó dentro de su pantalón y acunó su miembro al ritmo de las embestidas de Sakuragi, apretando los labios para no dejar escapar un gemido que alertara de su presencia allí. Muchas veces se había masturbado en la soledad de su habitación, pero aquello era demasiado, hacerlo sabiendo que Sakuragi estaba a pocos metros de él. Se dejaba llevar por sus gemidos, por los jadeos entrecortados, las sensaciones que estaba experimentando eran tan intensas que no deseaba que acabaran.

 

Cuando les escuchó decir que se corrían, apresuró los movimientos de su mano alrededor de su miembro y con un último tirón, sintió que derramaba su semen al mismo tiempo que ellos. Se limpió la mano con el mismo pantalón y así pegajoso por su propia corrida, se marchó antes de ser descubierto.

 

Al cerrar la puerta se escucho un pequeño chirrido.

 


 

-¿Qué ha sido eso? –Preguntó Hanamichi- ¿Lo has escuchado?

 

-Solo escucho mi propia respiración –dijo Jin derrumbado en el suelo.

 

Sin preocuparse por su desnudez, Sakuragi cruzó el vestuario y abrió la puerta asomándose fuera, en la duela no había nadie.

 

-Todo esta tranquilo… ha debido ser fuera de aquí. –dijo metiéndose en una de las duchas y abriendo el paso del agua- ¿Vas a quedarte mucho tiempo ahí? –preguntó al ver que no tenía intención de levantarse.

 

-No estoy seguro de poder sostenerme de pie –gimió medio incorporándose.

 

-Tu novio no te da una buena cogida ¿eh? –preguntó

 

-¿Cómo sabes que tengo novio?

 

-Solo lo supuse porque no te imagino haciéndolo con cualquiera, por como lo has disfrutado, imagino que te tiene descuidado.

 

-Has acertado… -no lo negó- Esta estudiando en Keio y solo nos vemos una vez al mes –confesó- hablamos todas las noches, pero no es lo mismo que cuando estamos juntos. Hoy podíamos habernos visto, pero me dijo que su tío le llamó para atender su negocio.

 

Al oírle Sakuragi se sorprendió al conocer la identidad de su novio, así que Maki era su novio. Menuda sorpresa, y esa mañana no había tenido ningún inconveniente en mostrarse interesado en él. Si así iban a ser las parejas de enamorados, prefería continuar solo.

 

Acabo de ducharse y sin cubrirse porque había dejado dentro del bolso su lienzo fue a recogerlo.

 

-¿Podemos vernos otra tarde?  -preguntó Jin.

 

Sabía lo que se pregunta ocultaba, el deseo de tener sexo, pero después de esa tarde, él ya sabia lo que buscaba y Jin no era la persona indicada.

 

-Nos veremos muchas tardes, pero es mejor que hables con tu pareja y le digas como te sientes. Seguro que te comprenderá.

 

-Gracias, eres un buen amigo…

 

-Si no te hace caso, dímelo y encontraremos la formula necesaria para que regrese a tus brazos. –propuso.

 

Jin asintió.

 

Cuando ya estuvieron vestidos, dejaron el edificio.

 

La noche ya oscurecía el cielo.

 

Se despidieron junto a la parada del autobús, en las proximidades del campus, pues Jin tenía que ir a la estación de trenes.

 

-Buena suerte, Jin –se despidió al poner el pie en el primer escalón del autobús.

 

Jin asintió con una inclinación.

 

Hanamichi se dirigió al fondo del autobús, antes de sentarse miró por la ventanilla trasera, Jin continuaba parado en el mismo lugar donde le dejo. Inquieto por su seguridad, estaba dispuesto a bajarse cuando le vió moverse y comenzar a alejarse en la dirección correcta. Se sentó con un suspiro de alivio.

 

Durante el tiempo que había comenzado a tratarle no había visto en él indicios que estuviera teniendo problemas personales. Tener una relación a distancia no era bueno, sobre todo porque la soledad era mala consejera. Cierto que había disfrutado con Jin, pero él solo fue un desfogue para su compañero, indudablemente tampoco deseaba que le tomara en serio, porque no quería que ninguno de ellos sufriera por su causa.

 


 

Estaba entrando en su casa cuando escuchó que sonaba el teléfono, se apresuró a ir a levantar el tubo.

 

-Moshi… moshi…

 

-Sakuragi…

 

Al oír la tenue voz de Rukawa pensó que estaba enfermo y se preocupó.

 

-¿Te has resfriado? –Preguntó- ¿Quieres que vaya a tu casa a prepararte un caldo caliente?

 

-No, no… estoy bien. Solo quería avisarte que no me esperes esta noche.

 

-¿Seguro que no quieres que vaya? Takamiya me indicó bien donde vives, además que tu también me dijiste como llegar. ¿Lo recuerdas?

 

-Si…, te llame hace un rato…

 

-Acabo de llegar… me entretuvo más de lo que deseaba. –no era totalmente cierto pero él no podía saberlo.

 

-¿Cómo fue? –inquirió deseando conocer su opinión.

 

-Bien… -sabia que no podía engañar a Rukawa negando haberse encontrado con un chico, aunque ignoraba con quien estuvo.

 

-¿Solo bien? ¿Tan malo era? –insistió.

 

-Fue... –titubeó un segundo- increíble. … -la falta de respuesta le hizo creer que había colgado, quiso asegurarse- ¿Rukawa?

 

-Sigo aquí… solo me estoy quedando dormido –se disculpó.

 

-Descansa y cuídate.

 

-Lo haré…

 

Antes de colgar creyó escuchar como un gemido. No lo dudo más, si Rukawa estaba enfermo, él se ocuparía de su amigo. No pensaba dejarle solo en ese trance.

 

Como no estaba dispuesto a revolver en busca de los alimentos que iba a necesitar, paso por su despensa recogiendo lo necesario para prepararle un okayu para ayudarle a reponerse pronto. Su madre se lo preparaba cuando estaba resfriado y conseguía reponerse en unas pocas horas y eso es lo que necesitaba Rukawa, alguien que se preocupara de cuidarle cuando estuviera enfermo.

 

Por eso sin un titubeo salió de su casa y se dirigió hacia la de Rukawa, no le resultó difícil identificarla, estaba al costado derecho del puente, al borde del canal. Un cartel anunciador ocupaba el techo de la fachada, una rejilla simulaba un balcón ocupando un par de ventanas, separadas por un muro de unos diez centímetros, una de ellas de doble ventana, debajo, al ras de la calle una entrada a un local, Rukawa no le había dicho nada respecto a esa tienda por lo que supuso que no le pertenecía aunque ocupaba parte de la vivienda.

 

Al acercarse observó que en el lateral de la construcción había un pequeño pasillo, y supuso que ahí estaba la entrada, por lo que lo tomó descendiendo un par de metros, levantó la mirada fijándose que sobre la puerta la vivienda tenía como un añadido con un tejadillo a dos aguas, siguiendo la misma arquitectura que el resto la vivienda, solo que un tamaño más reducido.

 

Una barandilla metálica protegía a quienes por allí se desplazaban para evitar caer al canal, aquel tramo estaba ocupado por barcazas que se balanceaban en el centro con el movimiento del agua y entrechocaban entre si produciendo un sonido constante. Aunque estaba oscureciendo y allí las luces eran muy tenues alcanzó a ver unas escalerillas que descendían hasta perderse dentro del nivel del agua. Posiblemente desde allí tomaban posesión de sus barcazas para transportar mercancías. Ya que había notado la cantidad de fabricas que había en la zona.

 

Ninguna de las ventanas de la casa tenían luz, por lo que supuso que Rukawa estaba reposando en su cuarto, posiblemente hasta estuviera dormido, despertarle iba a ser un problema.

 

Retroceder no formaba parte de su vocabulario, de modo que sacó una pequeña linterna y dirigió su haz de luz hasta la cerradura de la puerta. Era sencilla de manipular. En segundos sintió el sonido que abría la puerta. Giro el pestillo y abrió deslizando la hoja el espacio suficiente para poder pasar. Cerró a su espalda. Dejo escapar un gruñido de frustración al darse cuenta que había dejado del otro lado, el paquete que llevaba, volvió a abrir procurando no hacer ningún ruido que alertara a Rukawa, estaba inclinado para recogerlo cuando escuchó una voz amenazante.

 

-No se mueva, he llamado a la policía. –al tiempo que unos brazos intentaban inmovilizarle.

 

Se quedo quieto divertido por la situación, después de unos minutos cuando al parecer nadie venía decidió que ya estaba bien de jugar con él.

 

-Al parecer nadie viene…, que poco caso te hacen. –el calor de sus brazos le abandonó.

 

-¡¡Sakuragi!! –se apartó de su lado como si su contacto le abrasara-¿Qué haces aquí? Me has dado un susto de muerte.

 

-Vengo a cuidarte, así que mejor te vuelves a la cama y se tapas bien –dijo acercando su mano a su frente para comprobar su temperatura.

 

-Te dije que no era necesario…. –pero al mismo tiempo sentía un calorcillo en su pecho que le reconfortaba.

 

-Déjame que sea yo quien lo decida. Te haré un okayu para chuparte los dedos –dijo con una sonrisa.

 

-De acuerdo…, es la segunda puerta –dijo subiendo al piso superior después de encender la luz que correspondía a la cocina. No es que lo necesitara, pero saber que Sakuragi se preocupaba por él, le hacia sentirse bien.

 

Volvió a acostarse.

 

Cuando poco después Sakuragi subió con su preparación le encontró profundamente dormido. Dejo el humeante caldo sobre una mesa próxima, la claridad de la luna se reflejaba en el rostro del durmiente, llevado por el cariño que comenzaba a sentir por su compañero, acarició con ternura su mejilla apartando hacia atrás sus cabellos.

 

-Felices sueños, Kaede. –musitó.

 


 

Continúa en el próximo capítulo…

 


Notas finales:

Conbini: tiendas que venden todo tipo de productos. He leído en alguna parte que pueden identificarse también como los bazares de "todo a cien"

 Okayu: Consiste en arroz y agua, y se le conoce popularmente como “comida para enfermos”, siendo el equivalente de la sopa de pollo en América, se le conoce también con otro nombre, el congee Es un plato de arroz y pasta de avena servido en varios lugares de Asia (en Japón el tipo de congee que se come es el okayu).

Ejemplo: Se da cuando estas en cama resfriado.

 

 Es mi deseo poder continuar los demás tics pero mi tiempo no da para más además que estas últimas semanas ando de médicos y tampoco mi ánimo colabora conmigo. Por eso pido paciencia a quienes me están pidiendo la continuación de Amnesia y también Diario secreto de un adolescente pervertido, en el primero deseaba ahondar en la relación de Sakuragi con el padre de Kaede y en la segunda tengo una sobredosis de lemon y al mismo tiempo necesitaba relajarme un poco, después las cosas se han ido complicando, solo quiero que sepáis que no están abandonadas. Os quedo agradecida por vuestros comentarios que contestaré después de las actualizaciones. Gracias por todos ellos y también va mi saludo y agradecimiento a quienes los leen anónimamente.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).