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Cincuenta y un chicos para Sakuragi por Paz

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Notas del capitulo:

Cursiva: Pensamientos

Entre paréntesis: Su conciencia.

 

Cada nuevo capítulo se me hace más díficil, espero que este sea de vuestro agrado.

Cincuenta y un chicos para Hanamichi


Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen


By Paz


Capítulo 15: ¿Rivales o amantes?


Estaba preparado…


Decidido a emprender un nuevo fin de semana.


La cita esta fijada de antemano.


Solo había un inconveniente.


¿Sabía Kiyota que no se trataba de cita casual? ¿Sabía que esa tarde pretendía tener sexo con él? ¿Qué espera Kiyota de ese encuentro entre ambos? ¿Acaso buscaba lo mismo? ¿Era gay o buscaba experimentar? ¿Si era hetero porque se había prestado a intervenir en su juego? Bueno, no solo él sino todos los nombres que figuraban en su libreta.


Se llevó la mano a la cabeza pasando sus dedos entre sus cabellos, sin darse cuenta que era observado por sus amigos. Se habían reunido ese sábado para estudiar juntos y acabaron dándose cuenta que Hanamichi estaba abstraído en sus pensamientos porque llevaba un largo rato sin pasar de hoja del libro que tenía delante de si, ni hacer comentarios de protesta por los trabajos que tenía pendientes de realizar para la semana entrante.


Catorce de cincuenta y uno. ¿Cómo había permitido que sus amigos le metieran en esa faena? "Porque te conocen –sonó una vocecilla en su mente- sabes que nunca rechazas un reto". Debería aprender a oponerse a esos astutos retos y no meterse en sus intrigantes juegos, aún cuando lo hicieran por tu bien. De acuerdo, que su propuesta fue muy atractiva. Él mismo comenzaba a ser consciente que empezaban a serle más atrayentes los churros* que los bollos*.


Su pecho se ensanchó en un hondo suspiro de resignación.


Seguro que mañana se me ocurrirá algo, solo tengo que ir preparado para conseguir sobrepasar ese encuentro. Con un poco de suerte, me estoy preocupando sin razón. No quería quedar mal con su compañero, después de todo estaban en el mismo equipo y bien sabía lo malo que sería compartir ese tiempo de cometer un error en su relación con él. Tenía que ir con cuidado.


Sonrió al recordar el primer encontronazo que tuvo con Kiyota en la duela, ambos discutiendo sobre quien era el mejor y como se sentían por encima de Rukawa, hasta que sus capitanes les dieron un coscorrón y los sacaron del medio de la duela para que pudiera comenzar el juego. Una rivalidad que prosiguió durante esos años siempre que tuvieron ocasión de encontrarse, sin embargo, ahora estaban del mismo lado, jugaban juntos y no podía dejar de reconocer que era bueno, claro que él tampoco se quedaba atrás. Su juego había mejorado mucho, al punto que durante el último campeonato en Shohoku fue nominado entre los cinco mejores jugadores, lo que le llenó de orgullo.


Por ese motivo, porque el basquetball seguía siendo importante en su vida, decidió hacer un esfuerzo y conseguir una universidad que tuviera un equipo de basquetball, ahora comprendía que la que había elegido anteriormente habría sido un grave error, porque lo hubiera lamentado toda su vida. Además, se había encontrado con rostros conocidos y supo que su decisión fue acertada, de haber estado solo le hubiera costado más adaptarse a su nueva vida estudiantil, así no solo estaban sus amigos, sino también ex compañeros de Shohoku y de otras preparatorias de la prefectura de Kanagawa con las que había compartido duelos a nivel de juego y que ahora podía decir sin equivocarse que los antiguos rivales eran amigos. Esa había sido una decisión aceptable.


-¿Te preocupa algo, Hanamichi? –inquirió Yohei tras verle con una expresión inquieta en el rostro.


Al sentir su nombre se volvió mirándole casi sin verle, luego sacudió la cabeza y una sonrisa asomó en sus labios.


-No, no…, solo me he distraído.


-¿Quieres que salgamos a dar una vuelta? –preguntó Ookus.


-Todos necesitamos despejarnos… -intervino Noma.


-Llevamos muchas horas encerrados –Takamiya no quiso quedarse atrás.


-¿Tu que dices, Rukawa? –miró al chico silencioso, en el otro extremo de la habitación y que había llegado a pasar desapercibido para el resto de los chicos, excepto Takamiya, que se había sentado a su lado y estaban compartiendo libros y apuntes.


"Pinky" dio un alegre ladrido apoyando la moción.


-De acuerdo, fuera libros… -dijo cerrando el suyo y estirando los brazos por encima de su cabeza sin importarle que no estaba solo.


-Podemos ir hacia Danny's –propuso Ookus cuando estuvieron en la calle decidiendo hacia donde ir.


Era una buena caminata, lo que ayudaría a que sus mentes se despejaran, para que cuando volvieran a tomar los libros se sintieran mejor.


Los demás asintieron apoyándole. Hanamichi se adelantó poniéndose al mismo nivel que Rukawa, no vió la mirada de Mito puesta sobre ellos, ni la que dirigió interrogante a Noma, quien se encogió de hombros, ninguno de ellos sabían que eran amigos hasta esa tarde, lo que le hizo recordar que Takamiya fue el único que no se sorprendió cuando apareció con su perra y los libros de estudio en casa de Sakuragi.


Mito se retraso para ponerse a la altura de Takamiya.


-¿Cuéntamelo todo? –le susurró.


-Yohei, no molestes a Taka-kun –dijo Hanamichi como si desde donde estaba le hubiera escuchado.


-No lo hago –se apresuró a decir sin sorprenderse, a veces pensaba que Hanamichi tenía ojos detrás de la cabeza, como en esa ocasión. Al tiempo que le hacia un gesto a Takamiya como dándole a entender que volvería a insistir.


Takamiya como si le tuviera miedo, no era así, pero dio esa impresión se acercó más a la espalda de Sakuragi. Sabía que allí estaba a salvo del interrogatorio de Mito. Últimamente estaba más sensible y la protección de su amigo le ayudaba a sentirse mejor.


La perra giró la cabeza hacia atrás y enseguida fue a ubicarse al lado del gordito, quien en ese instante estaba abriendo una bolsa de dulces que comenzó a comer, compartiendo de tanto en tanto algún dulce con su amiga, olvidando el regaño que tuvo en una ocasión por hacerlo.


-¿Qué le pasa? –preguntó muy bajo Rukawa.


-Se ha enterado que su padre esta saliendo con otra mujer.


-¡¡Ah!!


-Él confiaba que sus padres se arreglaran y volvieran a vivir juntos. Ahora tiene la certeza que no será así, al parecer va en serio con la otra porque Takamiya va a tener un hermanito.


Toda la conversación se llevó en un tono tan discreto que ninguno la escuchó ni siquiera el interesado.


-Takamiya necesita el apoyo de todos sus amigos –afirmó Rukawa echando una breve mirada hacia el chico, sorprendiéndole dándole dulces a su perra. Se hizo el desentendido cuando el gordito detuvo su ademán un segundo, al no ver su reacción acabo dándole el puñado de dulces que sostenía en su mano.


-¿Qué hace? –preguntó


-Atiborrando de dulces a mi perra –dijo dando un suave bufido.


Hanamichi no pudo evitar reír.


-No es divertido.


-Disculpa…




Su amigo era muy ruidoso y alborotador, sin embargo, en aquella ocasión le constaba que estaba conversando con Rukawa pero ni una sola palabra llegaba hasta sus oídos.


Ambos eran muy discretos. Estando en la universidad, les había visto un par de veces hablando, una en el campus, otra en los pasillos, sin embargo, en ningún momento llegó a pensar que hubiera una firme amistad en ellos. Al parecer estaba equivocado.


Sentía curiosidad acerca de lo que hablaban, porque lo estaban llevando muy en secreto, cuando Rukawa medio se volvió y se fijo en Takamiya apenas unos segundos, creyó comprendió la razón, Takamiya caminaba un par de pasos por detrás de ellos y él debía ser el tema de su conversación.


Viéndoles tan amigables, olvidadas las rencillas del pasado, sintió curiosidad por saber como sucedió ese prodigio. ¿Tal vez ellos dos? ¿Lo habrían echo? ¿Acaso Hanamichi lo hizo con él y de ahí surgió su amistad? Decididamente no, ninguno de los dos mostraba una actitud que le diera la certeza de esa realidad. Entonces, ¿Cómo ha sido posible que sean amigos? No es que me moleste que lo sean, solo es curiosidad. Takamiya lo sabe, él me lo dirá. Esta noche le emboscaré antes que entre en su casa.




-¿En que piensas? Das la impresión que vas a realizar una travesura –Ookus se acercó a Mito.


-¿No sientes curiosidad? –preguntó al ver al chico a su lado.


-¿Curiosidad? –Preguntó sin comprender a que se refería, volvió la mirada siguiendo la de Mito- ¡Ah! Ellos. En realidad no, era algo que se veía venir.


-¿Cómo es eso? –se retrasó para hablar con mayor tranquilidad.


-Siempre hubo demasiada tensión entre ellos, siempre pensé que acabarían follando o siendo amigos, al parecer es lo segundo.




De manera que es eso, ¿Cómo no fui capaz de verlo? Tenía que haberlo pensado antes, no es esta la primera vez que Rukawa entra en casa de Hanamichi, ¿Con que frecuencia se verán? Tienen que verse a menudo, solo así se entiende la confianza que hay en ellos. Rukawa ni siquiera se molesta en llamar a la puerta, pasa al interior como si estuviera en su casa y Hanamichi le recibe con una sonrisa. Posiblemente Ookus este equivocado y hay algo más profundo en ellos, si me pongo a meditarlo hasta Takamiya se ha hecho su amigo. ¿Cómo ha conseguido Rukawa hacerse con la amistad de sus amigos? El chico frío y antisocial, ¿Qué ha encontrado en ellos que finalmente se ha abierto hacia los demás? Bueno, eso es un decir, dos chicos no son todos, pero… por ahí se empieza. ¿Oh no?




Danny’s estaba medianamente vacío. Al ser fin de semana, los estudiantes y asiduos no solían ir tan a menudo como si estuvieran saliendo de sus estudios y se detuvieron unos momentos de relax en el local, por ese motivo no tuvieron inconveniente en encontrar mesas vacías para elegir.


La favorita de Hanamichi estaba desocupada, por lo que allí se dirigió el pelirrojo con su tropilla detrás.


La camarera se acercó saludándoles con una agradable sonrisa. Les dirigió una mirada cálida y luego preguntó


-¿Queréis de lo siempre?


Todos fueron asintiendo, excepto Rukawa. Él aparecía por allí algunas mañanas para reponerse bebiendo un botellín de agua después de un intenso entrenamiento.


-Una soda… -pidió.


A través del ventanal observó que un perro parecía estar observándoles.


-¿Es vuestro? –En ese instante Rukawa hizo un gesto con la mano y la perra se tumbó- Le tienes bien enseñado –dijo con admiración- Disculpar, voy por vuestras bebidas y se apresuró a volver al mostrador, donde habló unos minutos con la persona que estaba del otro lado.


Como si se hubieran puesto de acuerdo, Rukawa, Takamiya y Sakuragi estaban a un lado de la mesa, Noma, Ookus y Mito enfrente de ellos, la conversación derivó hacia sus estudios y durante un par de horas estuvieron hablando sobre economía y recesión hasta que el debate generó un cambio de impresiones en el que ninguno de ellos estaba de acuerdo, sin que en ningún momento llegaran a discutir sobre ello.


Eran las ocho de la noche cuando se separaron, Takamiya y él tomaron el mismo camino, Rukawa les acompañaba para recoger su bolso que había dejado en su casa.




Se había levantado temprano para hacer limpieza, no deseaba que la suciedad y el polvo se acumularan por no hacerlo. A las diez había terminado y salió a hacer comprar comida fresca para esa semana. Una hora más tarde, ya de regreso se preparó la comida comiendo solo. En realidad no esperaba a nadie, por ello fue una sorpresa cuando primero llegó Takamiya, luego el resto de la Gundam y cuando pensó que ya estaban solos, lo hizo Rukawa acompañado de su mascota.


Dejo escapar un suspiro de resignación. Tenía que encontrar el modo de distraerlos para poder marchar a su cita. Las cartas era una perfecta opción, durante un par de horas estuvo jugando, después se levantó y les dejo solos, Rukawa estaba con un libro abierto, fue el único que le vió marchar.




Fue un encuentro de lo más inusual. Ambos estaban nerviosos.


Se habían citado en las proximidades del campus universitario, aún sabiendo que no podían entrar porque las entradas estaban bloqueadas por una barra y un guarda de seguridad permanecía en su caseta cuidando que nadie se introdujera al interior del campus o los edificios cuyos accesos a ellos también permanecían bloqueados.


Sin embargo, ellos no pretendían entrar, ni escurrirse por fuera de la vista delos vigilantes, hubiera sido un suicidio académico y ninguno de ellos quería algo semejante.


Al llegar al lugar de la cita comprobó que todavía no había llegado, al mirar su reloj supo que se había adelantado por algunos minutos.


Se metió las manos en los bolsillos de su pantalón, sintiendo en uno de ellos el suave crujido de la envoltura de los condones que llevaba como medida de seguridad y el pomo con un gel al agua para no hacer más doloroso ese trance a su compañero. Iba preparado por si Kiyota no estaba dispuesto a ir a un hotel. Lo que dificultaría su propósito, a menos que su compañero tuviera un apartamento propio. Lo que facilitaría todo.


-Hola…


Levantó la mirada y ahí estaba Kiyota. Se había distraído y no le escuchó llegar, respondió a su saludo con una sonrisa.


Comenzaron a caminar sin intercambiar palabras, aunque a veces disimuladamente dirigía su mirada hacia el chico que caminaba a su lado y la apartaba rápido cuando Kiyota se volvía hacia él. Sus miradas fugaces era lo más que podían hacer, le notaba tan nervioso como lo estaba él.


-Kiyota… -noto el sobresalto que sintió al escuchar su nombre- ¿Te apetece tomar algo? –se había detenido ante un local abierto.


Por respuesta, el chico se dirigió hacia la puerta atravesándola, fue tras él con una suave sonrisa en sus labios.


Aunque ninguno de los dos tenía la mayoría de edad, las bebidas les ayudaron a relajarse, centrando su conversación en sus estudios o en las practicas, con lo que al cabo de media hora estaban relajados y fueron capaces de derivar hacia otros temas más espinosos, como el porque Kiyota había buscado ese encuentro.


-El campus es un hervidero de rumores y chismes –musitó Kiyota como si temiera ofenderlo.


-Demasiados chicos o chicas sin otra cosa que hacer que despellejar al prójimo –dijo admitiendo sus palabras- Es de esperar algo así y ¿qué dicen de mí? –supuso que la curiosidad había llevado a Kiyota hasta él.


-¿No te molesta que hablen de ti a tus espaldas? –preguntó mirándole fijamente.


Hanamichi se encogió levemente de hombros, él mismo había escuchado muchos de esos rumores y ninguno de ellos llegaba al punto de ser ofensivos, por lo que no se molestaba en cortarlos de raíz. Sabia que en algún momento dejaría de ser el foco de interés, por de pronto le eran muy útiles, si habían conseguido que Kiyota estuviera sentado frente a él mirándole con admiración y en ese instante supo que no importaba si su compañero era hetero o gay, porque veía en sus ojos que buscaba lo mismo que él. Sus dudas quedaron despejadas.


-Salgamos… -propuso.


Le llevó hasta un hotel que frecuentaba con asiduidad desde que esa apuesta había comenzado sin que Kiyota retrocediera. No le interesaba conocer los motivos de él, porque le constaba que su compañero tampoco se los diría. De mutuo acuerdo harían lo que fuera necesario para pasar el resto de la tarde de un modo agradable y él estaba dispuesto a que Kiyota disfrutara las horas que pasarían entre aquellas cuatro paredes de un cuarto, excesivamente sobrecargado para un encuentro que se anunciaba muy sensual, lo supo cuando Kiyota comenzó a gemir al toque de sus manos y boca.


No hubo besos entre ellos, no eran necesarios, pero su boca, sus labios y sus dientes arrancaban en el chico gemidos de placer, estremecido ante su toque, sus manos se movían en aquellos lugares de su cuerpo que reaccionaban a sus caricias. Sabía que sitios tocar, después de todo era un chico como él y conocía donde experimentaba placer, por lo que tocarle era placentero para ambos.


El tiempo se les hizo corto.


-Eres mucho mejor de lo que dicen –musitó cuando quedo desmadejado sobre el lecho con los ojos cerrados, intentando recuperar el aliento. Su pecho subía y bajaba acelerado por el latido su corazón.


Hanamichi solo sonrió, al ver que comenzaba a quedarse medio adormilado. Se estiró hacia la mesilla donde había dejado su celular y le sacó una foto, una nueva prueba para su colección.


Le dejo dormir mientras él se duchaba y se vestía, después se inclinó sobre él y apoyó su mano en su hombro.


-Despierta, Kiyota. –la mirada desconcertada del chico se posó en él, luego un rubor cubrió sus mejillas al darse cuenta que estaba desnudo sobre la cama deshecha, en tanto él ya estaba vestido. Se apartó para darle espacio- Tienes tiempo para darte una ducha. –apartó su mirada para no avergonzarle, yendo a sentarse en una silla para darle privacidad.


Media hora después se despedían en la estación, la última mirada que ese atardecer hubo entre ellos fue desde diferentes andenes, enseguida llegó un tren y Hanamichi quedo con la mirada en el vacío andén.


Algunos minutos después él también ascendía al vagón del tren que le llevaría hasta las inmediaciones de su casa.




Hanamichi se detuvo un segundo al ver que Rukawa estaba solo.


-¿Y los demás?


-Se cansaron de esperarte y se fueron… -dijo Rukawa cuando regresó de su cita y se lo encontró estudiando en su sala.


-Les dijiste que iba a tardar.


-No me preguntaron.


-¿Dónde está tu perra? –preguntó extrañado al no ser recibido por ella.


-Takamiya se ofreció a sacarla a dar un paseo.


Sakuragi lo dejo solo unos minutos cuando volvió se había cambiado de ropa por otra más cómoda.


-¿Cómo te fue? –sentía curiosidad acerca de la identidad del chico con el que estuvo, pero había aprendido a no preguntarle con quien estuvo. Suponía que era alguien cercano a ambos, porque había dejado de decírselo, desde el momento que comenzaron la universidad.


-Mejor de lo que esperaba. Estoy hambriento –se dirigió a la cocina para preparar la cena- ¿Sabes si Takamiya se queda?


-Comentó que va a acompañar a su madre. Al parecer, también ella está afectada por la noticia. No quiere dejarla sola.


-Seremos dos. –dijo abriendo la nevera para ver que podía preparar.


-¿Necesitas ayuda? –preguntó.


Hanamichi miró por encima de la puerta abierta.


-No…, se te agradece. Si te aburres puedes poner la televisión.


-Dijiste que estaba estropeada.


-El padre de Noma se pasó por aquí una tarde y la dejo funcionando.


Rukawa se apoyó en el marco de la puerta viéndole moverse de un lado a otro de la cocina, para luego de tener todo dispuesto, encender el fuego y disponer todo para cocinarlo.


El regreso de Takamiya con su perra distrajo su atención del pelirrojo.


-Ya estamos de vuelta.


Rukawa asintió.


-Gracias por ocuparte de ella.


-No me las des. Hola… -saludó al ver a Hanamichi- … los chicos se sorprendieron porque te fuiste sin decir nada.


-Estabais muy entretenidos y no quise distraeros… -había aprovechado que estaban jugando con las cartas y que no prestaron atención a su salida. Se habían presentado inesperadamente y no podía decirles que iba a encontrarse con un amigo, comenzarían a hacerle preguntas que no podía contestar.


-Me voy…, nos vemos mañana… -la perra fue tras él- Ahora no, tienes que quedarte –le dijo al animal, pasando su mano por el lomo.


Como si le comprendiera, “Pinky” se quedó quieta, tumbándose a los pies de su amo, volvía a poner toda su atención en el pelirrojo, que de espaldas a él era ajeno a las miradas de Rukawa.


Media hora después, Rukawa comenzó a disponer todo sobre la mesa, Sakuragi estaba terminando de cocinar.




Continúa en el próximo capítulo…



Notas finales:

*churros: eufemismo por masculinidad en España entre muchos otros términos.

* bollos: eufemismo por vagina en España entre muchos otros términos.


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