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Cincuenta y un chicos para Sakuragi por Paz

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Cincuenta y un chicos para Sakuragi

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

 

By Paz

 

Capítulo 7: Quiero que seas tú

 

Una nueva semana había transcurrido y una vez más estaban a viernes, Rukawa había dejado saber que continuarían con los entrenamientos hasta el último día y que esperaba que todos ellos respondieran con igual entusiasmo a su nuevo capitán para dejar claro que el equipo Shohoku tenía que ser siempre tenido en cuenta como un poderoso rival.

 

Rukawa no era dado a las arengas, pero aquella fue recibida con entusiasmo por los jóvenes jugadores que prometieron dar todo de si y abogar para que los nuevos jugadores conocieran su espíritu de lucha.

 

Al cabo de dos horas,  aunque todos estaban agotados se veía en sus miradas un brillo de satisfacción, el juego de práctica entre titulares y reservas había quedado muy igualado y Rukawa no dudaba que esos muchachos continuarían llevando en alto el espíritu de lucha para que su equipo continuara entre los mejores.

 

Sin embargo, su orgullo no le llevaba a olvidar que se había propuesto ayudar a Sakuragi en su empresa, porque en esa ocasión solo a través de él podía conseguir dar un paso más hacia el cumplimiento de su meta.

 

Iba a mencionar a los que esa tarde se quedaban para la limpieza, cuando se fijo en el gesto negativo de Sakuragi, al tiempo que miraba hacia un lado. Siguió su mirada y se fijo que se trataba de Kuwata, alzó el ceño con gesto interrogante y vió el leve asentimiento del pelirrojo.

 

Bien, si él ya había elegido, no tenía más que hacer que esperar. Mencionó a los dos que esa tarde se quedaban para la limpieza del gimnasio mientras los demás se dirigían hacia las duchas.

 

Aunque pocas veces se dirigía a él en presencia de otros, esa tarde no pudo evitar hacerlo, él salía del área de duchas cuando él entraba.

 

-¿Todo esta bien?

 

-Si

 

-¿Nos veremos esta noche? –preguntó bajando aún más el tono de voz.

 

-¿Por qué no? –Inquirió como sorprendido Sakuragi- Ya conoces el camino a mi casa.

 

Asintió. Iba a alejarse cuando Hanamichi le miró como azorado.

 

-¿Qué hay?

 

-¿Podrías pasar por el combini?

 

-¿Qué necesitas?

 

-Una bandeja con comida… me olvidé comprarla –susurró bajando la mirada al piso- Te daré lo que gastes.

 

-De acuerdo… -acababa de recordar que la última vez que estuvo allí había visto casi vacía su nevera y de eso no hacía tanto tiempo, lo que le hizo pensar que al estar a mediados de mes posiblemente tenía problemas financieros. Considerando además que él pasaba todos los fines de semana con él y que nunca le había negado comida o bebida, sin que en ningún momento le hiciera pensar que podía estar en dificultades. Se propuso llevar alguna cosa siempre que estuviera con él.

 

-Gracias.

 

-No me las des… -reanudó sus pasos hacia las duchas.

 

Tres cuartos de hora más tarde, cuando cruzaba la salida de la preparatoria se fijo que algunos metros más adelante marchaban juntos Sakuragi y Kuwata.

 

Pedaleó y les pasó rápidamente sin mirar hacia ellos, preguntándose que les había demorado para que todavía estuvieran ahí. Llevado por la curiosidad cruzó una de las calles girando hacia la derecha y deteniéndose fuera de su vista, con un poco de suerte ellos pasarían por delante.

 

Así fue.

 

Llevaban el mismo paso y caminaban en silencio, casi hombro con hombro. Aquella calle conducía hacia la estación, pensó que posiblemente iban a tomar el tren para viajar, tal vez iban hacia la casa de Kuwata. Se quedó bastante sorprendido cuando les vió pasar de largo, enseguida supo la razón allí cerca había un hotel del amor, cuando confirmó que ese era su destino retrocedió para retomar su camino a casa.

 

Tenía que hacer algunas cosas antes de encontrarse con Sakuragi.

 


 

Recuerdo de Hanamichi

 

Fue un golpe de suerte cuando Kuwata se le acercó la tarde anterior.

 

-¿Tienes unos minutos para escucharme?

 

-Todo el tiempo que quieras –respondió sorprendido por su acercamiento.

 

-Necesito que hablemos en un lugar tranquilo.

 

-¿Ahora?

 

-Mañana a la salida del entrenamiento.

 

-De acuerdo. Quien acabe antes espera al otro. ¿Te importa si vamos a un hotel junto a la estación?

 

-No.

 

-Quedamos en eso... –no le apremió para saber de que deseaba hablar, esa era una buena ocasión para llevar a cabo una parte de su apuesta. Mejor oportunidad que esa no la tendría y el chico sin saberlo se había puesto a su alcance.

 

Fin del recuerdo de Hanamichi

 


 

Pensaba en ello mientras se dirigían al hotel, notaba nervioso a Kuwata, pero en ningún momento hizo intención de iniciar una conversación con él, por lo que prefirió dejarle que fuera él quien se explicara.

 

Cuando se detuvieron ante el panel con la información de las habitaciones disponibles comentó.

 

-Supongo en menos de tres horas me dirás el motivo de nuestra presencia aquí… -dijo eligiendo los servicios mínimos.

 

Kuwata asintió ruborizado.

 

Fingió no advertirlo, preguntándose que le pasaba a su compañero para que un simple comentario le hiciera reaccionar así.

 

Cuando estuvieron dentro de la habitación evitó mirar alrededor o hacer algún comentario gracioso, su compañero parecía estar cada vez más nervioso, ahora restregaba las palmas de sus manos contra el costado de su pantalón, como si le estuvieran sudando las manos.

 

-Tú dirás… -y al decirlo se sentó en la cama y al hacerlo notó que en el interior hacia mucho calor y así lo expresó, volvió a levantarse quitándose la chaqueta de su uniforme de la preparatoria- ¿Te molesta si me meto en la tina? –Preguntó quitándose el resto de su ropa- Acompáñame o acabaras todo sudado. –propuso sin esperar su respuesta.

 

Su carita de niño bueno enrojeció con cada uno de sus movimientos, dudando en seguirlo, pero el calor que sentía era fuerte y no estaba seguro que era lo que lo producía, finalmente se decidió a seguir los pasos de su compañero.

 

Se ubicó en el otro extremo, lo más alejado posible, aunque la tina no permitía excesiva distancia entre ellos.

 

-Aquí estamos mejor –dijo Sakuragi al notar que la tibieza del agua aplacaba el calor exterior, consciente que el termostato debía tener una graduación alta justamente para que su primer pensamiento fuera aliviarse del calor y que mejor lugar que en la tina, después de ese paso, llegar a más era fácil de conseguir, se había fijado en el chico mientras se desnudaba y tenía que reconocer que su cuerpo no desmerecía en nada.

 

-Kentarou...

 

Alejó sus pensamientos al oírle mencionar a Ishi.

 

-¿Si? –preguntó al ver que titubeaba.

 

-Me gusta un chico y quisiera saber como llegar hasta él. –dijo de un tirón.

 

-Díselo…

 

-Lo hice…, salimos juntos, pero noto que algo falta y no se que puede ser.

 

-¿Por qué crees que yo lo sabría?

 

-No pienses que me dedico a escuchar conversaciones ajenas, fue sin querer. Estaba viajando en tren y detrás estaban conversando dos chicos,  mencionaron tu nombre, al parecer también ellos habían sorprendido una conversación de unos chicos del Ryonan.

 

-¿Y que decían de mi?

 

-Que si necesitaban ayuda amorosa acudieran a ti. Disculpa si te he molestado, realmente necesito tu ayuda, si tú puedes… -levantó la mirada que había permanecido fija en el agua y no vió molestia en el rostro de su compañero.

 

-¿Qué clase de ayuda necesitas de mi? –deseaba que el chico tomara la iniciativa.

 

-¿Cómo… cómo es que…? ¿Qué se tiene que…? -turbado, su rostro enrojecía ante cada frase sin concluir- ¿Qué tengo que hacer? –tomó valor para expresar lo que deseaba saber.

 

-Dime Kuwata o ¿puedo llamarte Toki.?

 

-Me honras llamándome Toki… -dijo el muchacho.

 

-Dime Toki… ¿eres seme o uke? –Al ver la mirada interrogante del chico preguntó- ¿Alguna vez has leído revista de hombres o visto algunas películas gays?

 

-No. –su mirada era sincera.

 

-Entonces no sabes cual es tu rol sexual, ¿sabes si tu pareja tiene alguna preferencia?

 

-Nunca hablamos de sexo.

 

-Comprendo. Se te ha ocurrido pensar que si te enseño lo que sé estarás engañando a tu novio.

 

-Pero… -titubeo como si esa idea no hubiera pasado por su mente- tú serías como un profesor, lo que tu me enseñes es algo que necesito saber, si no lo aprendo nunca sabré si eso es lo que falta en nuestra relación –razonó.

 

-De acuerdo… -sabía desde el principio que llegarían a ese punto. Así que se lo tomó con calma- Te enseñaré todo lo que sé.

 

-Gracias, te quedo agradecido.

 

-Empezaremos por los besos… -el rubor que vió en sus mejillas se intensificó, supo que tenía que acercarse al chico, la tensión  que veía en sus hombros era de inseguridad- Para besar a un hombre no es lo mismo que a una mujer, no necesitas ser suave, aunque tampoco brusco o en exceso fuerte a menos que tu pareja lo quiera así, con la practica te iras dando cuenta de esos detalles ¿comprendes? –Estaba a horcajadas entre las piernas estiradas del chico, sin llegar a tocarle- No me veas como a tu superior, en estos momentos como dijiste soy tu profesor ¿si?

 

Asintió viendo como el rostro de Sakuragi se acercaba al suyo, al contacto de sus labios no pudo evitar sentir un estremecimiento, y cuando estos presionaron los suyos y masajearon sintió el deseo de abrazarle, de estrecharse la caricia, un gemido escapó por entre sus labios apretados.

 

-Separa los labios y abre la boca –le pidió casi sin romper la caricia, y cuando así lo hizo, su lengua se metió dentro de su boca, lo hizo despacio, se deslizó por ella con cuidado para no asustarle aún más, lo veía en el temblor de sus labios, y si sus manos le hubieran tocado hubiera sentido como todo él se estremecía- Mueve tu lengua, intenta rozarla con la mía –le daba instrucciones cada segundo que pasaba saboreándole sorprendido por la respuesta del chico, prolongó la caricia algunos minutos más y luego se apartó- ¿Has comprendido como hacerlo?

 

-Podríamos repetir… no estoy seguro… -su rostro al decirlo volvía a ruborizarse.

 

-Por supuesto, estoy aquí para enseñarte todo lo que quieras saber y lo repetiremos las veces que sean necesarias para que no tengas ninguna duda al respecto.

 

-Gracias.

 

Después de ese hubo mucho más besos entre ambos, Toki se estaba revelando como un aventajado alumno, sus besos cada vez eran más profundos, mas intensos y ambos acababan sin aliento cuando finalmente se separaban.

 

Sakuragi decidió que había llegado el momento de enseñarle algo diferente.

 

-Tu siguiente lección son las caricias, tus manos tienen que aprender a conocer cada centímetro de su cuerpo, caricias que pueden ir acompañadas de besos o lamidas, tu boca y tu lengua también tienen que conocerlo, solo así sabrás cuales son puntos erógenos de tu pareja.

 

-¿Puntos erógenos? –preguntó Toki.

 

-Son aquella parte de su cuerpo que experimenta sensaciones de placer y que tú tienes que conocer para excitarle aún más. –dijo echando mano de toda su paciencia, ¿se podía llegar a ser tan inocente? ¿O acaso estaba fingiendo? –se fijo en su carita de niño bueno, decididamente era tan ingenuo que sería sencillo inducirle a tener sexo a modo de lecciones practicas.

 

-¿Excitarle?

 

-Toki ¿te has masturbado alguna vez?

 

-No…

 

-¿Qué haces cuando te pones duro? –preguntó sorprendido ante la respuesta del chico.

 

-Me doy una ducha fría.

 

-Por de pronto olvidemos las caricias, te enseñaré a masturbarte, eso es algo importante para un chico, darte placer a ti mismo te enseña como hacérselo a los demás y en tu caso me refiero a tu novio. –cuando su mano descendió a su entrepierna y lo toco, le vió tan excitado que se preguntó como era que no había salido corriendo a darse esa ducha fría que había mencionado- Lo haremos al mismo tiempo, -al fijarse que no le entendía, tomó su mano y la llevó a su entrepierna, para que sintiera que el suyo también estaba duro- Mueve tu mano con suavidad, eso es, a lo largo y ancho, si lo crees conveniente dale algunos tirones, pero nunca tan fuerte como para lastimar, eso es lo estas haciendo muy bien, con el tiempo aprenderás a hacértelo a ti mismo y sabrás como te gusta más. Si estas haciéndoselo a tu pareja, puedes acompañar tus movimientos con besos, -al fijarse que el chico alzaba el rostro hacia él comprendió- ahora nos centraremos exclusivamente en lo que estamos haciendo.

 

Toki aprendía rápido, sin embargo, siempre quería repetir escudándose en que no estaba seguro de hacer lo correcto. Eso le hacia pensar si realmente era tan cándido como aparentaba ser. Cualquiera de las dos opciones eran validas.

 

-De acuerdo, pero no aquí, iremos a la cama y te pondrás de rodillas dándome la espalda, apoya las manos en el borde del cabecero y mantente sujeto. –el chico no se lo hizo repetir, se ubicó detrás suyo- separa un poco las piernas –le pidió- ahora tienes dos opciones para masturbar a tu chico, por delante o por detrás –al decirlo llevo una mano a su entrepierna cerrando sus dedos alrededor de su miembro que pulsaba excitado, el chico se había venido un par de veces y aún así volvía a estar en forma en pocos minutos, lo que él podía  tardar en darle una corta explicación, su otra mano acarició sus nalgas prietas, blancas como la leche y paso sus dedos abriéndose paso por entre ellas rozando su ano que se contrajo a su contacto, el gemido del chico le satisfecho su sensibilidad era notoria, podía explorar a gusto ese punto haciéndole que el deseo se incrementara hasta conseguir que gimiera y pidiera más, alcanzó su bolsa flácida y masajeó tus testículos consiguiendo que el chico se retorciera por lo que estaba experimentando- ¿Lo sientes?

 

-Si…, aaahgg –gimió cuando el placer que estaba sintiendo sacudía su cuerpo, nunca antes había pensado que podía ser así, temblaba. Apretaba sus manos donde se sujetaba y sus nudillos blanqueaban.

 

-Ahora pasaremos a la fase que te había comentado antes, las caricias, recuéstate de espaldas… -dijo dejándole libre, no deseaba que se corriera tan rápido, esta vez iría a un ritmo más lento- Tu pareja o tu vais a desear lo mismo, dar placer y solo se consigue si eres capaz de entregarte por completo a él.

 

-¿Cómo me entrego a él?

 

-Dejando que el tome posesión de tu cuerpo, pero espera, esa será nuestra próxima lección.

 

-Hare todo lo que tu digas. Quiero saberlo todo.

 

-De acuerdo…, cuando salgamos de aquí sabrás tanto como yo. ¿Es eso lo que quieres? –fijo su mirada  en la suya, sus ojos muy abiertos y de un tono café asintieron- Empezaremos con un beso.

 

Inclinó su torso hacia abajo y su boca tomo posesión de la suya que se le entregó con una dulzura embriagante, el chico aprendía demasiado rápido y su caricia se volvía demandante. Toki llevó sus manos hacia su cuello, las separó y las llevo hasta ubicarlas bajo su cabeza, dándole a entender con su gesto, que allí debían permanecer, en tanto él no dijera lo contrario.

 

Toki comprendió y se mantuvo alerta, todos sus sentidos pendientes de lo que estaba sintiendo, gimió al sentir que su boca se separaba de la suya, pero enseguida quedo sobrecogido cuando sus labios, su boca y su lengua recorrían su garganta y cuello, bajando hacia su pecho, dejando un rastro caliente y húmedo que se enfriaba cuando se apartaba para seguir su recorrido, su espalda se arqueo cuando sintió sus dientes tironeando de su tetilla derecha, no era doloroso, sino excitante y cuando su lengua lamió alrededor creyó que eran unas sensaciones enloquecedoras las que le invadían, todo su cuerpo temblaba, se agitaba, cuando tomó su otra tetilla entre sus labios creyó que era demasiado, que el placer que estaba sintiendo dejaban sus músculos sin fuerza, lasos, estaba seguro que no hubiera podido sostenerse sobre sus pies de tener que estar levantado, mientras Sakuragi le hacia sentir todo eso se preguntaba si estar con Kiyonobu sería tan excitante. Pensar en su novio le hizo comprender que solo por él estaba en esa habitación, en esa cama, con su superior haciéndole aquellas cosas tan increíbles supo que nunca se arrepentiría de haber acudido a él para que le enseñara como estar con su novio, si Kiyonobu le hacia sentir lo mismo tendrían una vida en común muy placentera porque él estaba muy enamorado y solo deseaba saber como corresponder a su amor.

 

En ese momento, solo podía gemir, sus manos, su boca, sus labios y dientes estaban haciéndole desear que ese placer nunca acabara, un jadeo entrecortado escapó de sus labios al dejar de sentirle.

 

-¿Qué… sucede? ¿Es todo? –preguntó perplejo.

 

Sakuragi se permitió una suave sonrisa ante su inocencia, no había doblez en su actitud, era mucho más inocente de lo que había sido él cuando comenzó esa maratón sexual en busca de su pareja. Toki era ideal para cualquiera, pero no para él, necesitaba algo diferente, saberlo no le impedía llegar hasta el final con él, necesitaba su prueba e iba a obtenerla como las otras que ya guardaba bajo un archivo con clave para que nadie pudiera abrirlo, excepto él.

 

-Estas tan excitado que te correrías con solo tocarte, -vió el rubor de sus mejillas. Su mano dio una leve sacudida a su miembro que estaba soltando unas gotas de presemen, el gemido del chico le animó a continuar con su lección- Esto que hare ahora te gustará y si se lo haces a tu novio o él te lo hace a ti –tenía la seguridad que seria eso último- comprenderás que es lo más importante para una relación, para quedar seguro que lo has comprendido cuando termine contigo, harás lo mismo hasta estar seguro que serás capaz de hacerlo sin instrucciones. –dijo Sakuragi que pensaba que alguna recompensa se merecía por sus lecciones además de la foto que conseguiría como prueba- Ahora si quieres podrás tocarme, échate un poco hacia atrás, apoya la espalda en el cabecero así podrás ver lo que hago contigo.

 

Toki asintió sin sentirme muy seguro de lo que se esperaba de él.

 

Sakuragi se inclinó entre sus piernas abiertas, tomó unos cojines y los puso debajo de sus caderas, manteniéndole en una posición adecuada para lo que se proponía hacer, se ubico su rostro a la altura de su entrepierna, tomo su miembro en su mano empuñada para mantenerlo firme, luego se inclinó hacia él y sin dejar de mirar hacia Toki sacó su lengua dándole una lamida a su punta y arrastrando el reguero que salía de su hoyito.

 

Toki se estremeció dejando escapar un gemido, sus sentidos se veían arrastrados por el deseo que Sakuragi provocaba en su cuerpo que se estremecía y cuando su boca húmeda se lo metió entonces si no pudo menos que jadear demasiado sorprendido para hacer otra cosa, no esperaba algo así y menos aún que se sintiera tan… tan… su mente se negaba a coordinar, solo podía gemir, sus manos se movieron como llevadas por un resorte y se posaron en la cabeza de Sakuragi, lo que estaba sintiendo era tan placentero que no deseaba que acabara, por ello sus manos le incitaban a que continuara. Lo que sentía era demasiado y cuando sintió una presión en ese lugar tan privado, se tensó asustado.

 

No había podido evitar sentir su reacción, por ello, comenzó a chuparle con mayor energía haciéndole olvidar su movimiento, era delicioso tener ese trozo de carne suave y cálida, un pequeño miembro henchido por el placer, pero por el momento ya estaba bien, apuró más sus lamidas y chupadas hasta sentir como su cuerpo se tensaba, su espalda se arqueaba y dulces espasmos recorrían su órgano que mantenía dentro de su boca para recibir todo su dulce néctar que trago hasta que dejo de brotar, aspiro su punta para asegurarse que nada quedaba.

 

Se apartó, inclinando hacia delante, fijándose en su rostro enrojecido, en su boca entreabierta, en su pecho que se alzaba y bajaba, en su respiración aún alterada.

 

Cuando Toki abrió los ojos, le vió muy cerca suyo, lo que había sentido era demasiado bueno, debía estar soñando. Pero aquello nunca había pasado, sus sueños eran más tranquilos, nunca había soñado algo tan intenso, tan… increíble.

 

-¿Te sientes mejor? –preguntó mirándole con curiosidad.

 

Solo pudo asentir, su garganta parecía haberse cerrado por la impresión.

 

-¿Crees que podrás hacer lo mismo? –inquirió.

 

-Lo intentaré… -y su voz le sonó extraña a sus oídos.

 

Sakuragi se tumbó en la misma posición que había tenido el chico, con las piernas abiertas lo más posible para que Toki se ubicara en medio de ellas.

 

-Tienes que tener en cuenta que no todos los miembros son iguales, es como el carácter de las personas, por eso considera que si tu novio lo tiene grande o pequeño, corto o largo, tu boca tiene que abrirse más o menos, necesitas estirar los labios lo más que puedas, en mi caso, es demasiado grueso para que te lo puedes meter todo, así que limítate a chupar y lamer alrededor, luego si crees que puedes meterlo en tu boca hazlo. –explicó ante un atento Toki.

 

Toki siguió todas sus instrucciones y tuvo que reconocer que el chico se esforzaba al máximo, le chupaba como si tuviera un helado, desde la base hasta la punta, su lengua le producía escalofríos de placer y no podía evitar gemir placenteramente, cuando sus labios se cerraron en torno a su cabeza y su lengua le chupaba, no pudo menos que posar sus manos en su cabeza e incitarle a seguir haciéndole eso, cuando vió que intentaba metérselo por completo en la boca, supo que no era capaz y le apartó de su lado.

 

Toki le miró desconcertado.

 

-¿No lo hice bien? –preguntó perturbado.

 

-Al contrario, eres muy bueno y estoy seguro que tu novio disfrutara contigo –le acercó hasta su rostro y le besó suavemente- Toki, no conozco a tu pareja, pero después de estar contigo puedo afirmar que eres un alumno muy aventajado, lo que haremos ahora será la culminación de toda unión y puedes estar seguro que él nunca se sentirá defraudado contigo. Existen diferentes posturas para realizar este último paso, vosotros encontrareis posiblemente la que os resulte más cómoda. Ponte de espaldas, -Toki que le escuchaba atentamente se apresuró a obedecerle.

 

Se ubico a horcajadas de él, a la altura de sus rodillas, le puso un cojín debajo para elevar sus caderas, se inclinó hacia delante comenzando a darle suaves besos y lamidas, en hombros y cuello, sus labios fueron marcando su columna vertebral, escuchó los gemidos del chico cuando separó sus nalgas y sus pulgares masajearon su ano, veía como su piel se fruncía alrededor de su abertura, siguió friccionando alrededor, hasta sentirle relajado, su piel se estiraba alisando el contorno, comenzó a frotarse entre sus nalgas, haciéndole sentir la dureza de su miembro, al mismo tiempo que se inclinaba hacia delante y llevaba sus dedos hacia su boca, le susurro junto al oído.

 

-Chúpalos…. –y le metió tres de ellos dentro de su boca hasta sentirlos chorreantes de saliva, solo entonces los dirigió hacia su ano metiéndole despacio el dedo medio, al sentir como se cerraba su anillo alrededor de su dedo, su otra mano comenzó a masturbarlo para aligerar la tensión del cuerpo del chico, cuando lo consiguió le metió otro, volvió a sentir que el dolor le contraía, le sentía muy estrecho, tenía que dejarle bien preparado porque corría el riesgo de lastimarle.

 

Distraía su dolor masturbándole y dejando besos y bocados suaves para distraerle mientras sus dedos le preparaban a conciencia. Solo cuando le sintió jadear y su cuerpo se sacudía con espasmos, supo que el chico estaba nuevamente llegando al orgasmo, apretó su punta impidiéndole derramar su simiente en su mano.

 

-Esta vez lo haremos juntos, Toki –susurró junto a su oído- Aguanta un poco más y lo disfrutaras doblemente.

 

-No se… si podré –musitó, su rostro estaba enrojecido y sus ojos velados por lo que estaba experimentando.

 

-Veras que si…, recuerda que a tu pareja puede agradarle que os vengáis al mismo tiempo.

 

-Lo… intentaré.

 

-Buen chico… -aprobó Sakuragi- Lo que haré ahora será doloroso, te he preparado lo mejor posible, por ello, si no puedes resistirlo, me lo dices y paramos. ¿De acuerdo?

 

-Si.

 

-Echa hacia atrás las caderas y levántalas un poco más. –ubicó su órgano y presionó levemente para afianzarlo en su abertura, apenas había conseguido empujar un poco más adentro cuando los gemidos del chico se hicieron audibles aunque su rostro estaba hundido en la almohada. Se detuvo para que fuera acostumbrándose a su tamaño, cuando observó que el chico estaba más tranquilo continuó su avance, Toki aguantaba estoico el dolor, sabía que iba a ser difícil metérselo, podía intentarlo con una sacudida de sus caderas, pero eso aunque consiguiera penetrarle hasta el fondo, provocaría en el chico un dolor innecesario. Aunque él quería acabar lo que había comenzado, no deseaba provocar más dolor- ¿Quieres que lo dejemos? –preguntó.

 

-Sigue… -dijo con un gemido angustioso, la presión en su cuerpo era algo inimaginable, sabía que su novio la tenía más pequeña y con toda seguridad que no sería tan doloroso. Aquella era su prueba de fuego y tampoco deseaba decepcionar a su capitán.

 

En ese momento su mirada se posó en su reloj, viendo que les quedaba solo quince minutos de tiempo. Se habían entretenido en exceso.

 

-Toki, el tiempo se nos acaba, voy a tener que ir más rápido.

 

-Hazlo…

 

-Te dolerá… -le avisó.

 

-Podré soportarlo… -dijo apretando los dientes.

 

Se apartó dejando al chico perplejo.

 

-Date la vuelta.

 

Toki así lo hizo, alzó sus piernas apoyándolas en sus hombros, se ubicó en su ano presionándolo para asegurándolo para no perder el contacto, sus manos abarcaron su rostro, se inclinó hacia el chico y sus labios se posaron en los suyos, el chico respondió a la caricia con ardor, movió sus caderas hacia delante, hundiéndose profundamente dentro del chico, sus manos se cerraron con fuerza en su cintura donde se habían apoyado y sus uñas le dejaron la marca en su piel.

 

Su boca se contrajo bajo la suya y su gemido de dolor quedo sofocado por su boca, su cuerpo se estremeció, se quedo quieto unos minutos, luego comenzó a embestirlo hasta sentir que su rostro tomaba un aspecto menos doloroso, el placer le invadía, fue capaz de golpear su próstata un par de veces consiguiendo así que el chico disfruta después del doloroso instante.

 

Sus jadeos y gemidos se escuchaban nítidamente, la estancia estaba insonorizada y en el exterior no llegaban a oírse, Sakuragi se complacía con la respuesta del chico. Realmente iba a complacer plenamente a su novio, no tenía ninguna duda si con él se entregaba como lo hacia en esos momentos.

 

Comenzó a masturbarle ayudándole a correrse al mismo tiempo que él lo hacia dentro suyo.

 

Se derrumbó al costado intentando no hacerlo encima de él. Sus respiraciones aceleradas se fueron calmando, y sus jadeos se volvieron menos audibles.

 

-Ten la seguridad que complacerás a tu novio.

 

-¿Lo hice bien? –preguntó

 

-Mucho más que bien… lamento haber sido tan brusco.

 

-No necesitas disculparme… te pedí que lo hicieras.

 

Sakuragi se levantó dispuesto a vestirse, al ver que él iba a levantarse le hizo seguir acostado.

 

-Aún quedan unos minutos, reposa tranquilo, cierra los ojos.

 

Se vistió apresuradamente y sacó del bolsillo de su bolso su móvil, lo preparó y acercándose al chico le enfoco sacando la fotografía.

 

Toki abrió los ojos al oír un sonido extraño.

 

-Ya es hora. Disculpa no quise sobresaltarte –dijo apresurándose a ocultarle el móvil.

 

Mientras Toki se aseaba rápidamente, él se sentó en la cama y mientras le observaba en silencio, decidió darle un consejo más que una lección.

 

-Toki… -llamó su atención- Quiero que recuerdes esto que voy a decirte y que no lo olvides. Si tu novio es activo como yo, seguramente se preocupara de saber que has buscado mi ayuda, posiblemente, él no ignoraba lo que pasa entre dos hombres y tal vez no te lo dijo para no inquietarte. Has sido un alumno muy aplicado y sabrás complacerlo pero recuerda que eres virgen y que al ser tu primera vez tiene que dolerte.

 

Toki quedo sorprendido por su aseveración.

 

-¿Comprendes lo que te estoy diciendo? –insistió ante su silencio.

 

-Si. Te agradezco tu consejo y también tu ayuda. Yo… -titubeó- no sabía que podía ser tan placentero. Gracias.

 

Minutos después se despedían llevando caminos diferentes.

 

 

 


 

 

 

-Habrá sido una lección muy instructiva para él –comentó Rukawa cuando Sakuragi le dijo que solo buscaba que le diera algunas lecciones.

 

-No puedo quejarme, ha sido un alumno muy aplicado y me ha quedado la sensación que le gustaría repetir, le dije que para eso tenía a su novio, que esta vez era él quien seria su profesor, aunque me temo que nada de lo que yo haya podido enseñarle le será de utilidad. Por su carácter, será un uke muy entregado.

 

-Y tú… ¿Qué has decidido? –preguntó no deseando mostrarse excesivamente ansioso.

 

-Seguiré buscando…

 

Rukawa comprendió.

 

El juego continuaba.

 

Continúa en el próximo capítulo…

Notas finales:

He acabado los capítulos que tenía terminados, con el siguiente voy a medias, procuraré acabarlo antes de la siguiente actualización. Gracias a todas por vuestros comentarios.


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