Después de Musashi había dejado el equipo y la escuela , todo lo que quedaba de él y de sus propios deseos eran las noches con Hiruma.
Cada noche, alrededor de las 10pm, el rubio se paraba delante de su puerta, usando una máscara ilegible y su uniforme escolar como si se estuviera burlando de él. Ellos se miraban algo molestos el uno al otro desde el marco de la puerta por un tiempo, hasta que Hiruma explotaba una burbuja con su goma de mascar. Eso era el comienzo afuera.
No hablaban mucho, todo lo que se oia desde la habitación de Musashi eran gruñidos y gemidos e incluso a veces un grito de placer de Hiruma.
Todo era tan aburrido.
No hay nada como lo que solía ser antes.
Poco a poco comia internamente esta situacion a Musashi. Como si él no tuviera ningún otro tipo de preocupaciones! , con su padre en el hospital y los de negocios de su familia a punto de romperse.
se arrastraba a trabajar todos los días, hacer el trabajo de su padre y el suyo propio , después comer un poco con sus compañeros de trabajo , sólo para volver a casa y ver a un rubio delante de su puerta.
Hiruma nunca lo admitiría, pero él se aferraba a Musashi. No podía explicarlo de otra manera, a pesar de que trató de decir que era solo sexo y era demasiado vago para encontrar a alguien más para satisfacer sus necesidades. No importa cuántas veces se dijo que no iria a la casa del pateador, se encontraba de pie frente a su puerta. A veces ni siquiera sabía lo que hacía antes de eso.
Por suerte el otro era capaz de leer sus deseos - o tal vez se trataba de los suyos ? - Y pronto se encontrarían en la cama, en el suelo, contra la pared, en el sofá, la mesa de la cocina, la bañera o, a veces ni siquiera llegaban tan lejos dentro de la habitación y lo hacian en la entrada de la sala .
Su sexo era duro y áspero, de una forma en que hiruma solo podía expresarse hacia el, pero ni siquiera se daban cuenta de que faltaba algo. Sus movimientos eran desesperados, mecánicos y hasta un poco tiesos, como si hubieran sido más que seguir una secuencia de comandos secretos que les decían como tener sexo salvaje.
Hubiera sido genial, si es que no te sintieras tan vacío.
En un primer momento, se quedaba en la noche, se abrazaba a Musashi en su futón, porque lo había extrañado demasiado ese día. Pero una noche, el otro lo despertó, porque se aferraba con tanta fuerza a él, que casi lo asfixia.
Aterrado, se levantó, se puso su ropa y prácticamente huyó sin decir una palabra.
Al día siguiente, se preguntó por qué había hecho eso, ¿por qué iba a hacer algo tan ridículo como aferrarse a alguien en su sueño. Y Musashi de todas las personas! Él había logrado casi convenciéndose de que él estaba usando al otro, que sólo necesitaba su cuerpo y que los sentimientos que tenía eran más que sombras del pasado.
De hecho, estaba tan dolido por la acción tonta de Musashi que tenía que ir a verlo todas las noches, en un ritual de enfermos que sólo sirvió para castigarse a sí mismo, para adormecer el dolor que sentía cada vez que tocaba un balón de fútbol Americano.
Pero él sabía que no podía continuar así. Se destruian lentamente él y Musashi y si todavía quería convencer al otro para reunirse con los devil bats en algún futuro cercano, tenía que tener cuidado de que no hubiera resentimientos entre ellos. No muchos, de todos modos.
Mejor ahora que nunca.
Musashi se preguntó por qué Hiruma había venido tan temprano ese sábado, Por lo general, vendría después de las 8pm, al igual que un vampiro, no importaba el qué día fuera, pero ese día no estaba afuera,el cielo ni si quiera estaba oscuro e incluso ya había tomado una ducha.
Sin saber qué otra cosa hacer, ya que youichi había traído comida de una tienda(N/T:esas como el oxxo XD) para la cena, Musashi preparo una cama, con adición de otra manta por si hiruma se tenia algo en mente ese dia…
Pero de alguna manera ese dia se sentía…..raro
No era ese tipo de tensión entre ellos que chisporroteaba de la frustración a la ira reprimida, y todas esas emociones negativas, pero algo más oscuro, algo que había estado acechando en las sombras todo el tiempo. Ambos acababan de hacer un gran trabajo haciendo caso omiso de ello. Pero ahora era tan eminente, que no se podía ignorar más.
Musashi se preguntó que era lo que debía decirle ahora, nunca habían hablado mucho durante los últimos meses. De hecho, ni siquiera dijeron una sola palabra de despedida en la mañana, aunque no es que lo hicieran.
Pero Hiruma tomó la decisión de sus manos.
"... ¿Por qué no rompemos?" dijo en silencio, sin mirarlo a los ojos sin embargo.
Musashi había previsto estas palabras, si era honesto consigo mismo, en el fondo de su mente. Aunque no evito que su corazón sintiera dolor al por fin escucharlas. Años de práctica, sin embargo hicieron posible que él no mostrara su veradera reaccion. Todo lo que hizo fue apretar los ojos hasta cerrarlos y exhalar el humo de su cigarrillo.
"..."
Podía sentir la mirada helada de Hiruma en la parte posterior de su cuello y sabía que el demonio estaba esperando una respuesta. Sin embargo, Musashi se dijo que el rubio iba a encontrar la respuesta por sí mismo, porque él siempre lo hacia.
"¡Vete al diablo!" finalmente maldijo y arrojó la toalla húmeda a la cara del expateador de los deimon.
Musashi se estremeció un poco, pero todavía dijo nada. En su lugar, fumo su cigarrillo, como si Hiruma ni siquiera estuviera allí. Todo en él gritaba para detener esta fachada, para decirle a Hiruma que aún lo amaba, que él no quería que todo terminara asi, que ni siquiera quería salir del equipo. Pero no tenia opción.. y no importaba lo bueno que el sexo era entre ellos - que definitivamente no era lo mismo desde que abandono la escuela - que no iba a volver a Deimon pronto. Y todo esto fachada estaba matando, así que estaba realmente contento de que Hiruma dijo que había que romper. Eso significaba que no tenía que hacerlo él mismo.
Hiruma se estaba realmente enojando . Estaba tan enojado consigo mismo y con Musashi que quería matar a alguien. No solamente disparar sus armas a alguien al azar, pero en realidad matar a alguien con sus propias manos, preferiblemente musashi.
¿Cómo se atrevia a no decirle nada? ¿Cómo se atrevia a apenas sentarse allí e ignorarlo como si fuera sólo una de las nubes de su cigarrillo? Ya era bastante malo que dejara el equipo, pero esta indiferencia hacia él ... lo estaba matando! Maldita sea, que sólo quería patear algo tan fuerte que se fracturara un pie o algo así. Simplemente cualquier cosa que pudiera justificar las lágrimas demasiado ardientes en sus ojos que no fueran por el dolor que estaba sintiendo por la ruptura.
Enojado,con el olor del shampoo de musashi en su cuerpo se levanto y se vistió furiosamente y agarro su maleta con vigor, no muy suavemente echo una mirada rapida hacia donde estaba musashi, quien todavía no se había movido un centímetro.
Por un momento se paró en la puerta y fulmino con la mirada al hombre sentado en el suelo, antes de que él tirara su mochila al suelo y se acercara a él. Sus ojos se estrecharon un poco dándole un aspecto inocente mientras lo miraba, antes de agarrar la parte delantera de la camisa de Musashi, levantarlo un poco y estrellar sus labios hacia los suyos.
Él derramó su corazón entero en ese beso, hasta la última gota de frustración y esperanza, todo lo que él sentía hacia Musashi, o por lo menos esperaba que ese mensaje llegara. El efecto de costumbre no se hizo pasar y sintió que algo revolvía en su estómago, su corazón desgarrarse y que casi no podía respirar más, sobre todo cuando una mano mas fuerte envolvió su cuello .
Solo entonces se soltaron, provocando un sonido protestante de parte de musashi, causando que hisruma sacara una suave sonrisa,las lagrimas en sus ojos ya no dolían tanto, incluso pensó que no importaba si musashi pudiera verlas...
"Nos veremos despues", riendo de su característica manera, sabiendo que no perdia su efecto en el tampoco.
Joder, si tan solo pudiera fácilmente soltar a musashi!
Así que se puso de pie de nuevo, tomó su bolsa de nuevo y se fue solo, cerrando la puerta detrás de él sin mirarlo ni una sola vez.no importaba si oyo la voz de Musashi en voz alta, exigiendo que lo mirara, que podían hablar de ello, él siguió caminando.
Era sábado, después de todo.
Habia mucha gente alla afuera.
Las suficientes para distraerlo de Musashi.