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Juego de Amores por Yumi de Crosszeria

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Ahora que estaba en el aeropuerto buscando la puerta para abordar mi avión comenzaba a dudar si era o no una buena idea irme a estudiar tan lejos de mi casa. Es cierto que en esta ciudad, en este país, podía hacer mi carrera perfectamente sin la necesidad de irme hasta España para así concretar mi futuro, pero la tentación de una Beca completa me habían seducido totalmente; yo no soy alguien que venga de una Familia acomodada y para mis padres era un alivio saber que yo no iba a ser un gasto más dentro de la casa, lo que no significaba que no estuviesen triste de mi partida.

Nunca me gustaron las despedidas y, por la misma razón, no quise que nadie de mi Familia fuese al aeropuerto a darme un “hasta luego”, porque de que iba a volver lo iba a hacer. Buscaba desesperado la puerta número 35 pero no la hallaba por ningún lugar, tal parece que me estaban gastando una broma porque las plataformas llegaban hasta la 34 y por un momento me empecé a imaginar que lo de la Beca era sólo una estafa para sacarme el dinero de los pasajes, porque eso sí que me los había tenido que costear yo solo. Como no encontré nada y ya me estaba dando por vencido decidí irme a sentar para descansar un poco, llevaba gran cantidad de equipaje y llevarlo de un sitio a otro me gastaba demasiado tiempo y energías. Suspiré con fuerza acariciándome la sien para calmar mis nervios y la rabia que comenzaba a generarse en mi interior ante la posibilidad de haber sido cruelmente estafado.

- ¿Primera vez que viajas? – me preguntó un hombre de larga barba blanca, “Papá Noel” fue lo primero que se me vino a la cabeza, pero me regañé mentalmente por estar pensando una estupidez como esa cuando debería estar matando al maldito estafador.

- Algo así, pero creo que ya no viajaré señor….Creo que he sido estafado y me vine a dar cuenta sólo ahora que llegué al aeropuerto…-resoplé molesto exhalando el aire que estaba en mis pulmones.

- ¿Estafado? Oh vamos chico no creo que alguien pueda querer estafar a una cara de ángel como la tuya. Cuéntale a este viejo ¿por qué piensas eso?

- Pues verá he estado casi 45 minutos buscando la puerta número 35 para poder arribar a mi vuelo, pero no la encuentro por ninguna parte. Lo que obviamente me hace pensar que me han visto la cara de idiota.

- ¿Esa cara por eso? ¡Venga tío que no has sido engañado! – el señor tenía un fuerte acento español que recién había notado y comencé a preguntarme si yo iba a terminar hablando como él a mi regreso de España-…la puerta que buscas esta bordeando el pasillo que ves en esa dirección, vengo recién de ese vuelo. Lo que pasa es que dicha puerta está algo escondida…pero tranquilo que estás a salvo…-palpó mi hombro de forma amistosa y le sonreí agradecido, cambiando notoriamente la expresión de mi rostro. Me sentía aliviado de no ser un idiota después de todo-…curioso…

- ¿el qué? – comenté algo nervioso al sentir como me miraba en detalle, como si me estuviese escaneando con esa mirada penetrante que tenía en esos ojos azules.

- Tienes un futuro incierto allá en la madre patria, pero creo que te hará bien volver a tus raíces…- ¿raíces? ¿madre patria? ¡quién era este viejo loco!-…aunque ten cuidado, jugar a dos bandos es el peor error que puedes cometer. Decídete sólo por uno, no el que tenga dinero ni conocimiento, sino que aquel hombre que te ame por lo que eres….-definitivamente este viejito tenía que tener algún clavo suelto o algo, ¿acaso me estaba llamando homosexual?

- Disculpe yo creo que usted se está confundiendo. Verá señor, yo no soy gay…-me sonrío aún más y allí sí que comprendí que era mi momento de correr.

- Claro que no lo eres hijo, pero te vas a enamorar de dos hombres allá en España. Recuerda muy bien mis palabras Cedric…-volvió a palpar mi hombro alejándose de mí a paso lento. 

Se escuchó entonces la voz por el alto parlante diciendo que era la última llamada para los pasajeros del vuelo a España y que el ingreso era por la puerta número 35. Me apresuré para llegar hasta la dicha puerta y, tal como me había dicho el viejo, la ubicación estaba detrás del pasillo que me había señalado. 

Estaba arriba del avión y comenzaba a sentir esa nostalgia de dejar a mi Familia, la iba a extrañar y mucho, dado que yo era uno de esos chicos caseros que vivían apegado a la Familia fuertemente. La mía no era muy numerosa en general, sólo tenía una hermana que ya bordeaba los 16 años y era un hermosa dama, así yo le llamaba. Con Ratzel teníamos una conexión muy especial y yo la protegía contra todo lobo que quería lanzársele, pues al contrario del prototipo de hermano yo sí que encontraba a mi hermana una belleza andante. Un porte de 1.70 y una figura casi perfecta, cabello color cobre y unos deslumbrantes ojos verdes que dejaban sin aliento a varios jotes que la merodeaban. Ya no estaría para cuidarla, pero para eso tenía a mi padre que físicamente era parecido a mi hermana en cuanto a sus características secundarias, pero su cuerpo y altura de 1.85 me las había heredado a mí. Mi madre era mi confidente casi tanto como mi hermana, cabello castaño claro y ojos azules como el mar los había heredado de ella, al igual que su personalidad que era reservada y del tipo poco sociable. Así era yo, aunque a eso tenía que añadirle que era un romántico de primera y un seductor innato, de hecho, tuve que cortar con mi novia Liliana con quien llevaba más de dos años de relación para que ella no se sintiese amarrada a mí. Me dolió, no voy a negarlo, pero ella merecía estar con alguien que sí pudiese corresponderle allí a su lado, no me sentía capaz de manejar una relación con tantos kilómetros de distancia.

Me pasé la mayor parte del vuelo durmiendo. Para cuando me desperté vergonzosamente era uno de los últimos pasajeros, aunque la azafata parecía bastante contenta de ver que estaba yo con ella a solas. Cuando me quitaba el cinturón de seguridad me entregó un papel donde encontré su número de teléfono y dónde podía ubicarla cuando ella se quedase en España. Sonreí para mí mismo y fui por mis maletas antes de que se me ocurriese invitar a la chica a salir por ahí antes de conocer la pensión donde me iba a quedar.

Era una pensión donde sólo habían chicos, puesto que querían evitar noche de sexo y ruidos molestos a la hora de estudiar, aunque sí todos eran gay no me ayudaría en nada esa propaganda que mi madre se tragó al pagarme la renta de los primeros meses. Tenía habitación compartida, pero cuando llegué mi compañero aún no lo hacía, por lo que decidí darme una ducha para intentar descansar del largo viaje que me había tomado el llegar hasta Madrid. El agua resbalaba por mi cuerpo como si suaves caricias me recorrieran y me relajé por completo, así que me salí antes de que me quedase dormido allí bajo el agua que caía en mi cara. Tan cansado estaba que me quedé tumbado en la cama boca abajo con sólo la toalla cubriendo mis partes bajas hasta que finalmente me quedé dormido.

Sentía unas suaves manos recorrer mi cuerpo y me di cuenta que estaba soñando con Liliana. Su largo cabello rubio cubría sus senos que me impedían verla a plenitud. La tomaba entre mis brazos y nos besábamos de esa manera que lograba prenderme sólo a base de besos, recordándome que la primera vez que lo habíamos hecho fue por culpa de que ella diese besos tan fogosos. “Lilly”, me escuchaba a mí mismo pronunciar su nombre entre suaves jadeos que daba contra su cuello besándolo de a poco para seguir bajando hasta que la imagen cambió de golpe y fue que sentí unas caricias en mi trasero, pero algo no iba bien....las manos de Lilly estaban en mi cuello ¡¿de quién eran esas manos?!
Me desperté entonces de golpe y me vi debajo de un hombre de cabello azabache y ojos grises con tonalidades celestes, ojos como los de un lobo que estaban a punto de devorar a su presa-…hasta que despiertas bello durmiente….-me sonrío ladinamente. Aún estaba medio somnoliento que no atinaba a quitarme al desconocido de encima que tenía su rostro a sólo centímetros del mío.

- ¡¿Qué demonios?!....¡suéltame bastardo pervertido! – el toque de sus manos en mi entrepierna bastó para que lo alejara de mí con un puñetazo en el rostro dejándole el pómulo algo rojo por el impacto. De haber estado despierto totalmente le hubiese partido el labio o dejado el ojo morado-… ¡¿quién te crees que eres para andarme manoseando cuando estoy durmiendo?!

- Ya vale lo siento….no grites. Joder tienes un humor de perros…-su acento era español, pero sentía cierto toque italiano también-….es sólo que te veías exquisito allí tumbado en la cama y yo no tengo tanto autocontrol.

- Pues vas a tener que tenerlo amigo, porque número uno: no puedes andar tocando a cualquiera con la excusa de tu precario autocontrol y, segundo y más importante, no soy gay. Así que vamos dejando las cosas claras…

- ¿No eres gay? Dios mi amigo te has metido en la peor pensión de todas. Todos los inquilinos de aquí lo somos…-mi cara debió de parecer un verdadero poema porque su risa hizo eco entre las paredes y sus ojos se tornaron algo más celestes-…Hubieses visto tu cara, joder debí de haberte fotografiado…-fruncí el ceño molesto cruzándome de brazos dispuesto a darle otro puñetazo-…lo siento no te enojes. Tienes mal humor mi amigo. Fue sólo una broma, la mayoría de los chicos de aquí de la pensión son heterosexuales, otros bisexuales y otros homosexuales, tienes de todo tipo para escoger y yo mi amigo soy Dante Di Santis, tu compañero de habitación….-extendió su mano en forma amistosa y se la estreché con tranquilidad soltándole al poco tiempo.

- Cedric Rumsfeld… ¿eres gay?

- Qué directo….quizás sí, quizás no, aún soy capaz de apreciar la belleza femenina cuando la tengo en frente, pero disfruto más en la cama con un buen hombre. Aunque calma que no eres mi tipo y me quedó claro que no quieres que te meta mano….no te haré nada Cedric, a menos que me vuelvas a presentar tu cuerpo de esa manera…. ¿eres atleta?

- Práctico gimnasia: suelo, salto, argollas y todas las disciplinas en realidad. Aunque he venido a España a estudiar Nutrición…

- ¿Es cierto? ¡Qué suerte tío! Yo he venido a estudiar lo mismo y al igual que tú es mi primer año, aunque antes estudiaba Ciencias químicas, pero creo que no se me dio muy bien….ahora iré por lo grande y lo que quiero. Seremos buenos compañeros…-sonrío con calidez volviendo a pasear su vista por mi cuerpo-… ¿me haces un favor? Vístete o no me aguantaré más…-se rascó un poco la mejilla y me di cuenta entonces que estaba completamente desnudo frente a él, la toalla se me debió de caer cuando le di el puñetazo. Atiné a tomar el cojín y tapar mis partes nobles-…iré a buscar algo de comer en lo que tú te vistes y yo me enfrío….-tomó su chaqueta y salió entonces cerrando la puerta detrás de sí. Yo por mi parte era un tomate.

Me terminaba de vestir cuando mi celular comenzó a vibrar, miré la pantalla y me acordé que no había llamado a mi Familia cuando les había prometido que sí lo haría. Tragué hondo y contesté.

- ¡CEDRIC RUMSFELD! – tuve que alejarme el auricular de la oreja para evitar quedar sordo y en eso volvió Dante mirándome divertido al escuchar los gritos de mi madre.

- Linda madre…

- Cállate idiota…-murmuré dándole la espalda para poder hablar con mi madre-…perdón mamá, es que llegué muerto y me he quedado dormido, por eso no había podido llamarte…

- Lo sé…- ¿lo sabía?- tu amigo Dante se tomó la molestia de explicarme porque no contestabas. Agradezco que tengas un compañero como él, es todo un caballero…-así que este sujeto había contestado la llamada de mi madre. Al menos estaba tranquila-…de todos modos jovencito tendrías que haberme llamado.

- Ya te expliqué madre y lo siento de verdad, te llamaré seguido como lo había prometido. Ratzel debe aún estar en clases ¿verdad? Dale mis saludos a ella y a papá cuando lleguen, diles que estoy bien y que no se preocupen…-me dio unas cuantas indicaciones “técnicas” y luego me cortó. Miré a Dante y antes que pudiese reclamarle se adelantó.

- Vamos a comer y luego me golpeas ¿de acuerdo? Tengo hambre y necesito algo en el estómago para resistir tus golpes ahora que estás lúcido…-cuando sonreía me hacía sentir raro porque me gustaba la felicidad que irradiaba como si nada le preocupase.

- De hecho no iba a golpearte sino que agradecerte Dante, por calmar a mi Familia y decirle que estaba bien y todo….gracias de verdad - le sonreí agradecido mirando los platillos- ¡wooow! ¿dónde compraste todo esto? – murmuré asombrado, parecía comida de un restaurante cinco estrellas.

- ¿Comprar? No que va, la he cocinado yo mismo. Tenemos una cocina común aquí en la pensión. La hice hace unas horas y aún quedaba bastante, así que sólo la he recalentado. Espero que eso no te moleste…

- ¿Molestarme? ¡Dante esto se ve delicioso! Creo que deberías ser chef…

- Lo intenté, pero tampoco me gustó cuando lo estudié….-murmuró con una sonrisa apoyando sus codos en la mesa mirándome fijamente-…ya sé que te estarás preguntando. Tengo 21 años y esta es la tercera carrera que pruebo para estudiar, espero atinarle a esta ¿no?

- ¡¿Tres carreras?! – no pude evitar mostrarme asombrado-….vaya, tú sí que tienes problemas de decisión…

- Los tenía, con un chico tan lindo como tú como mi compañero de cuarto y carrera me quedaré en definitiva en Nutrición… ¿puedes creer que en nuestra malla curricular halla Literatura? No me lo creo…-bofó molesto.

- ¿No te agrada? A mí en realidad me gusta mucho leer y disfrutar de las letras, pero no lo he estudiado porque….bueno ya sabes no es algo muy rentable. Quiero tener un futuro –comenté seguro probando los espaguetis que Dante había preparado-… ¡está riquísimo! Dante, eres un gran cocinero…

- Me dicen que soy un mejor amante, pero de eso ya te hablaré. En cuanto a la Literatura….cuando conozcas a Agustín Dunant quiero que me sigas diciendo lo mismo…-nos quedamos hasta largas horas conversando, pero en mi mente daba vuelta el nombre de ese hombre: Agustín. Sonaba genial.




continuara.....

Notas finales:

Espero que les halla gustado, edito capítulo en un par de días.

kiss~


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