~Flash back~
Sus miradas curiosas se posaban en aquella gran mansión, con grandes jardines tétricos que quedaban a la perfección con la fachada de la casa, donde según dicen están enceradas las cosas mas atroces del mundo, pero por cosas se refieren a personas, cuentan que todas las personas que están dentro, no son humanas, ni siquiera tienen alma, eso tiene a terradas a todas las comunidades que la rodean, los ciudadanos tienen prohibido acercarse a esa cárcel, por que eso era, una prisión, donde no existe la palabra libertad, ni la esperanza de ver la luz del día de nuevo, la seguridad era tan exagerada, que daban por milagro que el oxigeno saliera y entrara naturalmente como en cualquier lugar.
-Creen… ¿que todo lo que dicen es verdad? – dice un chico rubio con peinado de pico mirando a sus compañeros.
-yo creo que solo exageran- el chico con asentó extranjero se encogió de hombros, como restándole importancia – nunca hemos visto, que los prisioneros que salen en las noticias entren a esta prisión.
- mi abuela decía que aquí solo tienen encerados a los que no deberían estar en este mundo- comento un chico alto, con pinta de modelo.
-de que hablas Minhyun?... no queras decir que aquí tiene a fantasmas y todas esas idioteces?- dijo sorprendido el extranjero.
- hay no se Aron hyung, eso era lo que me decía ella- dijo mirando al mayor algo molesto.
-y… si… entramos?
-que? – exclamaron los dos pelinegros sorprendidos ante el comentario, del rubio que miraba atentamente la casa esa.
- estas loco Baekho! Ese lugar es una fortaleza!!! jamás lograremos entrar!!! – gritaba Minhyun exaltado, mientras movía sus manos de un lado a otro como para hacer entrar en razón a su amigo.
- pero… cabe la posibilidad que si podamos entrar- dijo Baekho con una sonrisa en sus labios.
-y que luego ya no podamos salir – dijo el mayor de los tres con seriedad, haciendo que la sonrisa del rubio se borrara de sus labios.
Y no sabía cuanta razón tenia al decir aquellas palabras.
~Fin del Flash Black~
Ya no podía mas, pero igual acomodo aquel chico que llevaba en su espalda, para que no callera, voltio su mirada viendo cálidamente como ese rostro de porcelana dormía plácidamente recargado en su hombro, sonrió tontamente, esa era una de las pocos ocasiones que lo podía ver así en paz, un ruido lo saco de sus pensamiento, asiendo que apresurara el paso, desechando la dulce idea de parar y descansar un poco, a lo lejos podía ver esa estructura vieja en forma de cubo donde quedo de encontrarse con sus amigos, la verdad ya ni sabia cuanto tiempo llevan hay, había sido una idiotes como el mismo pensaba desde el primer momento entrar, pero su maldita curiosidad lo llevo a donde esta parado en ese mismo momento, aun que no se arrepentía del todo, si no fuera por eso, nunca hubiera conocido aquel niño, unos cuantos años menor que el, ahora era su deber el sacarlo de hay, a el y a sus amigos, era su deber como el buen hyung que debía de ser, esa era la meta que se había propuesto kwak Aaron, y no descansaría hasta lograrlo.