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Hagane no neko por kitsunengel

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Notas del fanfic:

Demás esta decir que nada de esto me pertenece, nada más hay que ver el titulo de la página para saberlo. Esta traducción está autorizada por la autora [esto es, ya está informada] y, finalmente, recalacar que el fanfic es un Universo Alterno, asi que nada de cosas como :"esto no calza" y cosas así. Advierto que habrá spoilers, serán pocos, pero los habrá. y, sin más, aquí tienen esta humilde traducción.

Notas del capitulo:

Holas!!

Si, yo aquí otra vez, dando la lata ^^, nada más vean a que extremo me lleva la prepa y las fuciones en mates ¬¬#. 

espero y disfruten con esta traducción, uno de los pocos fics de Chimera!Ed que se pueden encontrar y aviso de antemano que este es un proyecto larguito, asi que dense por servidas.

Viernes: Neko-Chan (Fullneko)

 

"Adiós, hermano! Nos vemos en dos semanas!" Al gritó con su voz metálica en el tren. Le despidió con la mano y su hermano le devolvió el gesto.

 

"Nos vemos, Al!" Dijo Ed. El tren se alejaba poco a poco, a gran velocidad hasta que, finalmente se perdió de vista. El adolescente suspiró y luego se dirigió al Cuartel General.

 

"Otra misión?" Ed preguntó con calma, cruzando los brazos. Roy estaba sentado en su escritorio, las manos cruzadas sobre la mesa, con esa sonrisa suya.

 

"Sí. Hay un hombre loco que está llevando a cabo la alquimia de manera peligrosa, amenazando a las personas." dijo el coronel. "Está suelto, y tu misión es intervenir mientras los demás evacuan a los civiles." El joven alquimista se quedó en silencio. Un alquimista que utilizaba a la alquimia para el mal. Usarla para lastimar a la gente.

 

"Dejando eso de lado, hoy estás muy tranquilo, Fullmetal. ¿Pasó algo?”, preguntó.

 

"No, señor, mi hermano acaba de salir para Resembool. Sólo estoy pensando en él, eso es todo." Le respondió, ojos mirando fijamente la ventana.

 

"Bueno, yo creo que deberías centrarte más en la misión". El coronel se levantó. "La dirección está en esta hoja." le entregó al rubio un pedazo de papel. "Ten cuidado. No sabes que es lo

que puede ocurrir”. Finalizó.

 

 

Ed miró la dirección mientras caminaba por la calle. Seguro que era la dirección correcta, ya que los números de las casas con que se encontraba se aproximaban cada vez más al del papel, y así llegó a una casa de color gris. El pasto estaba seco y las malas hierbas habían brotado. Era algo extraño que, mientras el resto de las casas colindantes mostraban una fachada alegre, esta era la única que parecía una casa embrujada. Edward miró en la dirección, y vio que el número del papel coincidía con el de la casa.

 

"Bueno, Hombre loco, es hora de llevarte con los militares." se dijo mientras caminaba hacia la puerta. Llamó a la puerta un par de veces y esperó. Nadie le respondió. Ed jugó con la perilla de la puerta un rato mas, no pensó que esta haya estado abierta. La puerta se abrió y él entró.

 

El interior de la casa estaba mucho peor que  el exterior. No había en esa casa más que tablas rotas, densas telarañas y un asfixiante olor a polvo. Ed se paseó por la planta baja, mas no vio a nadie, así que subió por las escaleras.

 

A medida que subía, las tablas de la vieja escalera crujían con su peso, y aunque quería subir sin hacer el más mínimo ruido, se convenció de que era imposible. Llegó arriba, luego de sortearse el paso por un agujero en el piso, y respiró hondo. Había un pasillo delante de él, que lo llevó a una puerta.

 

Edward se acercó a ella, y se abrió. Oyó el sonido familiar de una transmutación, y sonrió. Había encontró al hombre que estaba buscando. Corrió hacia la habitación, y vio a un hombre muy flaco, que parecía que no se había afeitado o bañado en las últimas semanas. Su hirsuto cabello castaño le cubría la mitad superior de sus ojos. Estaba inclinado sobre un círculo de transmutación que brillaba intensamente, que Ed no había visto en la vida real, sólo en los libros que había leído. Un gato estaba sentado en él, sin darse cuenta de lo que estaba pasando. El hombre levantó la mirada, sorprendido de ver interrumpido su trabajo gracias a un inesperado visitante. Sus ojos se abrieron.

 

"¡Alto!" gritó Edward, corriendo hacia él, sin reparar en lo irregular del suelo que pisaba, tropezó y cayó justo en medio de la transmutación. Ya no había manera de parar ahora, el hombre había sido sorprendido por el chico y solo terminó con lo que había comenzado. Hubo una repentina ráfaga de viento, como un pequeño tifón, y el polvo y los papeles del cuarto volaron. La luz dorada del círculo de transmutación se transformó en un tétrico color violeta, que emanaba del piso, elevándose hasta la mitad del cuarto. Alguien noqueó al hombre por la espalda.

El viento se calmó, y se desvaneció la luz. Se oyeron pasos pesados, subiendo por las escaleras. Parecía que los hombres de Roy habían seguido a Ed hasta allí.

 

Riza, Havoc, y Armstrong irrumpieron en la habitación, completamente armados y listos para disparar a cualquiera que se interpusiera en su camino.

 

"¡Alto!" le gritó Riza al hombre que estaba listo para salir corriendo.

 

"Eh, teniente? Mayor? Ven a ver esto..." Havoc dijo. Los otros dos agentes se acercaron al círculo de transmutación. Vieron a una pequeña criatura humana, que tenía singulares rasgos felinos y que se encontraba justo dentro del círculo. Tenía el cabello de Edward, su ropa y automail, pero también tenía orejas de gato, una cola, y tres largos bigotes a ambos lados de la cara. El adolescente abrió los ojos, pensando en qué ahora podía oler mucho mejor que antes. Los tres oficiales miraban sorprendidos a los dorados ojos del joven, con una clara apariencia felina. Ed se levantó y se frotó la cabeza, dándose cuenta de que ahora tenía un “extra” en la cabeza: orejas de gato. Miró hacia arriba.

 

"Um... Ed? ¿Eres tú?" Armstrong le preguntó.

 

"Por supuesto que soy yo! ¿Quién crees que soy?" Riza se agachó y le rascó el lóbulo de las orejitas, haciendo que el gato soltara un largo ronroneo.

 

Roy se quedó en shock. Y se quedó. Y se quedó. ¿Era sólo él, o realmente Fullmetal lucía increíblemente adorable? Sus pequeñas y lindas orejitas, la colita de gatito que asomaba tras su espalda, los pequeños ronroneos que estaba haciendo. Esto hizo que el coronel tuviera enormes deseos de abrazarlo. Y es que Fullmetal se veía tan adorable, abrazable y dulce. Aunque , de ser que tuviera garras y colmillos, hacía que la perspectiva esa de apachurrarlo fuera bastante menos agradable.

"Así que ... ¿qué pasó?" Roy le preguntó  a Riza. La teniente suspiró.

 

"Señor, ¿dónde tiene la cabeza? Le dije lo que había pasado por lo menos siete veces ." Dijo esta, cruzando los brazos.

 

"¡Lo siento! ¡Lo siento! Voy a prestar más atención esta vez." Roy se sentó en su silla. Riza le explicó lo que había sucedido en la casa del criminal y cómo era que ahora el alquimista de acero parecía [o era] un animal doméstico. Cuando terminó, Roy se puso de pie.

 

"No podemos permitir que nadie sepa acerca de esto." dijo. "Tenemos que poner a Fullmetal en la clandestinidad hasta que podamos encontrar una manera de regresarlo a la normalidad."

 

"Bueno..."dijo Havoc. "Sabemos que las mascotas no están permitidas en los dormitorios."

 

"Ya tengo un perro a cuidar. Explicó Riza. "Yo no quiero más pelo que el que puedo tolerar." Todo el mundo estaba en silencio. ¿Quién sería capaz de hacerse cargo de Edward sin tener que preocuparse por los pelos (que si los habría, y bastantes), y sin el riesgo de meterse en problemas con las personas a cargo de los dormitorios? Todos pensaban, buscaban una solución para el problema, hasta que...

 

"Señor, ¿y usted?" Fuery preguntó, mirando a Roy.

 

"Em, yo?" el pelinegro se sobresaltó un poco.

 

"Sí, usted no vive en los dormitorios, y no tiene otra cosa que hacer en casa." Havoc se quitó el cigarrillo de su boca. Roy miró a Ed, que yacía en el sofá, acostado como un gato. Veamos… si decía que no, entonces no podría abrazar [secretamente]al pequeño y lindo. . . alquimista. Si él dijera que sí, entonces. . . Sí.

 

"Bien". Roy suspiró.

 

 

 

"AAAWWW!" Edward se quejó en el asiento trasero. Roy se sentó junto a él, mirando por la ventana, ignorándolo. "¿Por qué tengo que vivir con Taisa Baka?"

 

"Él es el único disponible para cuidar de usted, jefe." Havoc respondió, conduciendo el coche. "Además, como probablemente el se ira de citas con alguna chica o algo así, usted será libre de mandar su casa al demonio."

 

"Havoc". Roy dijo en un tono peligroso. Havoc gritó y luego se quedó en silencio.

 

Se dirigieron hasta una mansión, y Roy salió.

 

"Aquí es donde vives?" Ed se quedó boquiabierto.

 

"¿Y qué?" Roy dijo aburrido, como si no fuera nada especial.

 

"P-, pero si es una mansión! Y tu una sola persona!" el niño-gato chilló.

 

"No contigo corriendo suelto por ahí."Dijo, señalándole el interior para que pasara. El suelo estaba todo cubierto por una alfombra blanca, y había unos pocos pasillos escaleras arriba. Eduardo quedó asombrado con la grandeza y espacio de las habitaciones. Roy se acercó a una de las escaleras sin hablar, y el joven alquimista decidió que sería divertido que sería divertido seguirla. Así lo hizo.

 

Ed se arrastró por las escaleras a cuatro patas. Llegó a la cima, y r03;r03;vio varias puertas.

 

¿A dónde se habrá metido ese Taisa Baka? pensó para sí mismo. Una de las puertas se abrió, y Roy salió, había un poco de ropa en sus manos.

 

"Aquí, Fullneko." dijo con una sonrisa y le dio al alquimista su ropa.

 

"Gracias,Cor. ..FULLNEKO?" el adolescente comenzó a gritar, presa de la indignación, pero al final, tomó la ropa que el superior le ofrecía.

 

" Puedes cambiarte en el baño." Roy le señaló una habitación. "Voy a ordenar comida rápida, Fullneko." Ed entró en el cuarto de baño, y hubo un silencio.

 

"Deja de llamarme FULLNEKO!"

 

 

Edward se sentó en el sofá, su pijama tenía un montón de gatos en forma chibi, bueno, al menos eso era de su talla. Roy se sentó en el sofá frente, leyendo el periódico de la tarde. El alquimista más joven no se dio cuenta de que el coronel lo miraba por encima del diario varias veces, frenando el impulso de abrazarlo.

 

Hubo una cosa que nunca Roy dejó escapar en el público. Amaba las cosas lindas/mullidas/abrazables. En serio.

 

El timbre sonó, y Roy se levantó a abrir la puerta. El olor de los fideos chinos llenó el aire de la habitación, y el coronel volvió a entrar con unos paquetes.

 

"Es hora de la cena,Fullneko." dijo con calma, antes de entrar en la cocina. Edward movió reprobatoriamente la cabeza, y dejó escapar un gemido de derrota. Mustang nunca iba a dejar de llamarlo así.

 

Continuará...

 

Notas finales:

Listo, ahi está el primer capítulo y ojalá tenga una respuesta tan buena como la del original. quizás suba la conti más ratito, ya que lo tengo hasta el capi cinco.. qien sabe, eso depende de los Review. Nos vemos!


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